Cómic
Teresa Valero y ‘Contrapaso: Mayores, con reparos’

Teresa Valero vuelve a demostrar su talento como creadora de cómics con la esperada segunda entrega de su trilogía en clave de ‘thriller’ ambientada en el franquismo ‘Contrapaso. Mayores, con reparos’. Después de asombrar a propios y extraños con la primera entrega de ‘Contrapaso’, una impecable novela gráfica ambientada en los duros años 50 en España, la dibujante madrileña Teresa Valero regresa con ‘Contrapaso: Mayores, con reparos’, publicada como la anterior entrega por NORMA Editorial.

Una nueva peripecia en clave de thriller que parte del mundo periodístico del momento para reflejar toda una época tremendamente dura de la historia de España, tomando como protagonistas a unos redactores de sucesos y una ilustradora ya familiares para el público lector. La acción se ubica en Madrid en 1956, cuando comienza el deshielo del aislamiento internacional del país, que ingresa en la ONU y acoge las primeras bases estadounidenses. La inflación desorbitada, la corrupción institucionalizada y los primeros conflictos laborales y estudiantiles contrastan con un hecho novedoso: el desembarco de Hollywood en un territorio subdesarrollado, pero de enorme potencial turístico.
Emilio Sanz, periodista en permanente regate a la censura, falangista de vieja escuela, sigue investigando una serie de crímenes contra mujeres junto a su joven compañero, León Lenoir, francés, joven e inexperto, enamorado de su prima, Paloma Ríos, que destaca como ilustradora en las páginas de la revista ‘Mujer de verdad’. En esta nueva historieta, un censor de la Iglesia aparece muerto en la butaca de un cine con un rollo de celuloide en la boca. Esa primera pista llevará al inquieto trío a asomarse a oscuros manejos donde se mezclan estraperlistas, hombres de negocios sin escrúpulos, gente del cine, jerarcas del régimen e idealistas de variado pelaje, con la compra fraudulenta de terrenos y la especulación como telón de fondo.

La propia Valero confiesa rendir homenaje en esta esperada entrega a “dos formas de expresión que explican muy certeramente este país extraño, dispar, tremebundo y seductor que es España: el Esperpento de Valle-Inclán y el Berlanguianismo de Berlanga y Azcona. Hay en este ‘Contrapaso’ situaciones absurdas, rocambolescas o que parecen increíbles que, en la mayoría de los casos, tienen una base real”.
¿Dónde está el embrión de este cómic? ¿Empezó a rondarte la cabeza nada más terminar la primera entrega de Contrapaso? ¿Dónde está un poco el origen de este libro? “Sí, pues un poco ahí, ¿sabes? Cuando terminé sí que tenía claro que quería hacer algo que tuviera que ver con la censura de cine, y luego a partir de esa primera idea fue creciendo un poco, buscando más información -nos cuenta Teresa Valero-. También me interesaba mucho la situación de la vivienda en España y cómo, además a raíz de la película ‘El inquilino’, se mezclaban muy bien ambas cosas, pues empecé a tirar del hilo por un lado y del hilo por otro, a darle forma, y es lo que ha quedado al final”.

Háblame un poco de todo ese proceso de documentación, de investigación. Al final del libro lo explicas, das algunas pinceladas y apuntas a algunos de esos hechos que son reales… “Algunas historias las llevas oyendo un montón de tiempo, como por ejemplo la del abuelo de mi marido, ¿no? Que vivió en una cueva y cómo consiguió una puerta que venía de la finca de Franco y que estaba prevista para sus perros, y al final pues acaba siendo la puerta de una cueva en la que tú te tienes que refugiar porque no encuentras vivienda. Y esa historia que siempre me ha fascinado, pues bueno, si quería incluirla sin que fuera la historia real. Y con otras pues vas dando en el viaje de investigación, por ejemplo, con la de la hermana de Franco y unos terrenos, un plano catastral que era falso, y que fue modificándose y haciéndose cada vez más grande, y acaba siendo comprado por la hermana de Franco y el ayuntamiento la tiene que indemnizar cuando van a expropiar los terrenos. Pues todo eso que es tan fascinante, te lo vas encontrando y es lo que va dando forma finalmente. Tienes que crear un caso, una investigación en la que tiene que haber muchos puntos de giro, tiene que haber diferentes sospechosos y tratar de que todo tenga un poquillo de aliciente y sea interesante. De todo lo que lees para documentarte, hay ideas que vas guardando y otras por las vas desechando”, asegura Teresa Valero.
Hay mucho de cine en este cómic. “Pues sí, yo creo que el cine era un poco lo que mejor reflejaba cómo eran los años 50, incluido todo el peso de la censura y cómo tenían que andar evitándola. Si vemos las películas, por ejemplo, de Berlanga, pues son un reflejo impresionante, o ‘Muerte de un ciclista’ también de Bardem. Son un reflejo de la sociedad, y no digamos ya las de Nieves Conde, como ‘Surcos’ o ‘El inquilino’, que eran críticas muy directas a cómo se vivía y a cómo las autoridades ayudaban o dejaban de ayudar a poder vivir mejor. Entonces es una fuente de documentación muy importante de qué es lo que pasaba entonces y cómo vivía la gente, qué aspiraciones tenía y cuáles eran sus dificultades”.

Y lo mismo que el cine, el periodismo también está muy presente en el libro y además en los agradecimientos también te refieres a varios fotoperiodistas… “Eso fue un poco la génesis de la trilogía. El hablar de la prensa y del poder de la prensa como contrapoder. Y también cómo la prensa puede ser libre en un régimen que no la deja ser libre. La prensa, que de hecho tiene que ser por definición objetiva y tratar de buscar la verdad, ¿no? Cómo puedes existir en un régimen en el que desde el ministerio se están controlando los medios de comunicación y se dice que deben de ser un servicio público al servicio del gobierno. Entonces todo eso me gustaba mucho, me fascinaba y quería ver cómo transmitirlo. Y después de muchas entrevistas con periodistas de la época y cómo me explicaban cómo se habían enfrentado a la censura, cómo habían intentado mantenerse un poco libres, pues la verdad es que todavía me dieron más ganas porque ellos te contaban un montón de anécdotas y un montón de cosas interesantes de cómo se ejercía el periodismo en aquella época, y era algo épico totalmente”, afirma Teresa Valero.

¿Qué se va a encontrar el lector cuando empiece a pasar las páginas de este cómic? “Yo creo que en principio te encuentras una historia de género negro. Un crimen que hay que resolver, y te vas a encontrar también a dos periodistas de sucesos que son los que van a intentar resolver ese crimen en un entorno político y social en el que la censura prácticamente llega a todo. Hay un gobierno que está vigilando todas las costumbres, todo lo que se hace, toda la transmisión de la información y luego creo que también te vas a encontrar muchos contrastes y unos personajes interesantes que nos van a indicar un poco cómo han vivido la generación de nuestros padres. Cómo vivió la generación que fue joven en los años 50 y 60 y qué aspiraciones tenían y cómo intentaban buscarle las vueltas a ese régimen que asfixiaba un poco las ansias de libertad de los más jóvenes”.

¿Qué hay de Teresa en cada uno de esos tres personajes principales? Pues en Sanz me imagino que un poco lo de ser muy testaruda y la tendencia a enfadarme, y a ser un poco irracional cuando me enfado. Es un rasgo de carácter del que no estoy muy orgullosa, pero que sé que tengo, que cuando me enfado soy verdaderamente una máquina de matar, un poco -continúa Teresa Valero-. Pero en cuanto a León, que es un personaje que es muy vulnerable, es un poco el más sensible de ellos, pues yo creo que esa inseguridad de hacer las cosas y luego preguntarte si realmente estás actuando bien o no. Y en Paloma es en quien me reconozco más a nivel profesional. Porque todavía en mi generación era muy raro que tú quisieras dedicarte a ser dibujante o a contar historias. Y tenías que empeñarte demasiado, porque la gente te preguntaba ¿por qué? ¿Por qué quieres hacer algo como esto? Entonces, en ese tipo de mujeres que a pesar del entorno dijeron, no, yo es que quiero hacer esto y lo hago, aunque lo pase mal, aunque me cueste, aunque sea el camino difícil, pues ahí sí que me gusta pensar que tiene bastante mío, que me empeñé mucho, mucho, mucho, en llevar este camino. Y ahora es cuando mis padres dicen, jo, pues mira, tenías razón, ¿no? Ya has podido vivir bien de ello y merecía la pena. Pero en un principio no estaban nada convencidos”.

Si hablamos un poquito de las ilustraciones, de los dibujos, ¿qué dirías tú que tienen de característico esas ilustraciones para este libro? O quizás, ¿qué hay de diferente, si hay algo distinto, con respecto a otros trabajos? “Bueno, yo creo que ahora estoy más suelta con el dibujo. Es verdad que cuando hice el primer tomo de Contrapaso, salía de un periodo grande de dibujar muy poco, porque había dejado un poco mi carrera de lado para ser mamá y criar a mis niños. Y entonces, pues sí que al final esto es como tocar un instrumento, ¿no? Es una habilidad que vas perdiendo si no la practicas mucho tiempo. Tienes que estar siempre como en lo alto, siempre practicando, siempre practicando. Eso unido además a que eran personajes de nueva creación, que normalmente necesitan un rodaje, ¿no?”
“Los primeros tomos de Asterix o de cualquier cosa que cojas que sea una serie y ves cómo empieza, ves que luego hay una evolución de personaje hasta que el personaje se define a sí mismo. Entonces, en este segundo yo creo que ya está todo eso mucho más consolidado, los personajes más enteros -asegura Teresa Valero-. Yo estoy más suelta con el dibujo, no he sufrido tanto, podríamos decir. Y creo que todo eso sí se nota, que es un estilo un poco más depurado y sigue siendo un estilo de dibujo muy detallista, semirealista, ¿no? Que intenta reflejar cómo era la época, cómo eran todos los coches, los vestidos. Entonces es un dibujo muy trabajado y también con un color narrativo que tiene mucho que ver con la luz, que tiene una iluminación dramática. Que va acompañando a la acción y a lo que se está contando en el libro”.

Si hablamos de técnicas, ¿con qué técnicas has trabajado en este proyecto? No sé si es con las que venías trabajando o has introducido algo nuevo. “Yo trabajo digitalmente y trabajo con acuarela digital. Lo que pasa que trabajo todo como si lo hiciera sobre papel. O sea, el color lo utilizo por veladuras, igual que si lo hiciera sobre papel. De hecho, para mí ha supuesto un entrenamiento, trabajar la acuarela así, digitalmente, porque luego cuando pasó al papel, pues se comporta más o menos de forma muy parecida. El digital me da la oportunidad de poder corregir más y no tener que tirar la página si me equivoco. Pero siempre añoro el poder trabajar en papel, porque a nivel físico, incluso a nivel intelectual, la aproximación del dibujo en papel es otra cosa, es otra experiencia. Y entonces siempre ando diciendo, venga, este voy a tratar ya de arriesgarme y lo hago en papel en vez de en digital. Y a ver si con el siguiente, yo creo que haré otro intento, no sé si al final me quedaré en el digital o lo haré algún día en papel, pero es algo que me gustaría”.
Y por último, Teresa, imagino que ahora estarás volcada con la difusión de este libro y será un poco lo que te ocupe más a corto plazo, pero no sé si estás pensando ya un poco en el siguiente trabajo. “Sí, sí. Tengo ya un poco las primeras directrices, tengo ya construido y escrito en mi cabeza toda la parte final, quiero que haya un epílogo, así pasados unos años ya, cuando estamos entrando en democracia. Ver qué ha sido de todos estos personajes y ando ya dándole vueltas. Lo que pasa que es verdad que ahora estoy metida en la promoción en España. En verano, a finales de verano o septiembre sale en Francia, que también, como ha funcionado muy bien, quieren darle también mucha promoción, y entonces al final, quieras que no, se te va casi un año, en viajes, en salones, pero bueno, aprovecho los viajes y eso para irme documentando, para ir escribiendo un poquito de guión y en esas estoy”, concluye Teresa Valero.
Cómic
Verónica Álvarez nos cuenta su trabajo en ‘Las Hericornias’

Cada cien años, el reino de Lemuria envía a su heredera al templo de la diosa Aurora para pedirle protección y formular un deseo. Celeste ni siquiera tenía que haber sido la heredera, pero la débil salud de su hermana impide que ella tome el mando y, ahora, el futuro del reino está sobre sus hombros. ¡Y encima tiene que ir sola hasta el templo! Sabe que el viaje será largo y que estará sembrado de obstáculos, puede que hasta peligros… Aunque, por suerte, podrá contar con las armas de Lemuria y con su unicornia, Sadalbari. Cuando su camino se cruce con el de otras cuatro Hericornias, herederas unicornias de otros reinos, Celeste se dará cuenta de que su glorioso destino no tiene nada de único… Pero, también, de que no tiene que cumplirlo sola.
Con estas palabras la editorial Astronave presentaba la primera entrega de ‘Las Hericornias’, un trabajo de Kid Toussaint y Verónica Álvarez. Con ésta última hemos charlado sobre su trabajo en estos cómics.

¿Cómo nace este proyecto? ¿Cómo cobraron vida sus personajes? “El proyecto nació en Le Lombard, cuando le ofrecieron a Kid Toussaint hacer una historia sobre unicornios guerreros. Él creó el concepto de las ‘Hericornias‘ basándose en las historias de magical girls y creando y un universo lleno de magia y aventura. Kid y yo nos conocimos unos años antes en Angôuleme y durante ese tiempo había trabajado en la peli de ‘Mi pequeño Pony’, así que cuando surgió esta proyecto teníamos la excusa perfecta para trabajar juntos”, nos cuenta Verónica Álvarez.
¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Una historia llena de aventuras llenas de fantasía y humor, un grupo de chicas muy fuertes pero muy distintas entre sí que tendrán que aprender a trabajar juntas en equipo, y sobretodo, ¡un montón de unicornios con poderes únicos!”

¿Cómo es el trabajo con Kid Toussaint? “Una vez tiene el guión completo de cada libro nos reunimos para resolver dudas y hablar de cómo nos imaginamos ciertos personajes, escenarios, situaciones, estilo… Le mando mi propuesta de story y una vez que vemos que la lectura y el ritmo funcionan me pongo a trabajar en el acabado final en digital. La verdad es que da gusto trabajar con él, y me ha ayudado mucho a la hora de entender cómo se trabaja en el mundo del cómic”, asegura Verónica Álvarez.
¿Cuántos libros de Las Hericornias podemos encontrar en el mercado? “En el mercado franco/belga sale el tercer libro de la serie el 25 de abril, y en España tenemos de momento de la mano de Astronave el 1 y el 2 y próximamente el tercero”.


¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para estos libros? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Mi estilo es una mezcla de Disney, con algo de manga, con algo de videojuego, con algo de lo que aprendí mientras trabajaba en animación… Un popurrí de todo lo que me gusta y todo lo que visto y leído y jugado durante mi infancia, que creo que pega con la historia y conecta con el público a quien va dirigida -continúa Verónica Álvarez-. En mi caso que he trabajado en más sectores, la diferencia principal con el cómic es el nivel de creatividad que puedes aportar, desde la creación de los personajes, el universo, la narrativa, el color… tienes el control de todo, y eso hace que sea algo muy personal y especial con lo que estoy disfrutando un montón”.


¿Con qué técnicas trabajas? “Quitando el story a mano en una libreta, lo demás es digital. Organizo las páginas en clipstudio, pero para el acabado final uso photoshop”.
Danos algunas pinceladas sobre el proceso de elaboración de estos libros. “Una vez me he leído todo el guión, me pongo a trabajar en el story. Ahí básicamente me hago un resumen de una frase de lo que se quiere transmitir en esa página, e intento diseñar toda la página para que la narrativa ayude todo lo posible para transmitir esa idea, dejando más espacio a las viñetas dónde quiero que el lector permanezca más tiempo o en las que quiero destacar más porque sucede algo importante -relata Verónica Álvarez-. Dentro de cada viñeta siempre tengo en cuenta dónde irán colocados los bocadillos y con el espacio que me queda intento elegir el plano que me ayude a situar la acción o a ver más las reacciones de los personajes, o el detalle de aquello que quiera destacar… siempre teniendo en mente el concepto que quiero transmitir en la página”.

“Después paso a limpio la línea y finalmente con el color, intento trabajar por escenas y que cada escena tenga una paleta de color con la que se pueda identificar rápido lo que está pasando y que además en cada viñeta ayude a poner el foco de atención en las cosas que me interesa resaltar en la página para que la idea llegue clara al lector. Al final es usar cada paso y cada herramienta de las que disponemos como un refuerzo para transmitir ese concepto inicial”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Estoy trabajando en ‘ Las Hericornias’ 4, en ‘A bailar’ 4 (de María Menéndez-Ponte para editorial SM) y próximamente empezaré un proyecto nuevo junto a Giovanni Di Gregorio. Tengo entretenimiento para rato”.
Cómic
Carla Berrocal y el amor, la tragedia y la esperanza de ‘La tierra yerma’

Una maldición asola el paisaje, la sequía es persistente. Los Ellos, unas criaturas salvajes y predatorias, se acercan ya demasiado a las zonas habitadas y al ganado. Las charras pronto deberán volver a las armas y prepararse para la guerra. En medio, dos familias enfrentadas por la tierra y su pasado: la casa de Salvatierra y la de Isla Perdida. Y en el centro de ese conflicto, el romance prohibido entre Leonor e Isabel, las herederas de cada casa, que jugará un papel fundamental. ‘La tierra yerma’ es una novela gráfica editada por Reservoir Books con aires de tragedia clásica, de western y con una poderosa historia de amor. Un trabajo de Carla Berrocal, con la que hemos hablado sobre diferentes aspectos de este trabajo.

¿Dónde está el origen de este proyecto? Carla Berrocal: “La verdad es que, bueno, después de hacer ‘Doña Concha’, estaba un poco saturada, digámoslo así, de hacer un cómic con mucha rigidez por por estar inspirada en un personaje real, en términos históricos, y con mucha documentación, y me apetecía hacer algo como más ligero, de aventuras, un poco folletinesco. En definitiva, todos los intereses que tenía en aquel momento, que eran básicamente una historia de amor, entre familias enfrentadas, con un toque rural… Y a partir de ahí fui trabajando la idea de hacer un western pero en España, porque ya sabes que a mí el tema del folklore español me interesa mucho. Ahí está la génesis de la idea. Fui trabajando, documentándome un poco desde una perspectiva un poco más ligera y divertida de lo que había sido todo lo anterior”.
¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Bueno, en ‘La tierra yerma’ encontrarán una historia de amor imposible, de tragedia, de esperanza y de duelo, que está salpicada con toques fantásticos y de realismo mágico”.

Cuéntanos algo del proceso de documentación e investigación para este cómic. “El proceso de trabajo ha sido un proceso corto en comparación con otras obras, porque ‘Doña Concha’ me llevó tres años y bueno, casi siempre mis obras han tenido como un proceso bastante largo. Y en el caso de ‘La tierra yerma’, el proceso fue corto porque pedí una ayuda, una subvención, y me la concedieron, y tenía que hacerlo muy rápido. De hecho, la obra está dibujada en apenas seis meses. El proceso de documentación es anterior, lo realicé mucho antes, ¿no? Previamente ya había visto películas, leído libros sobre el tema, porque me interesaba, y ya había escrito prácticamente el guión cuando llegó la subvención”, continúaCarla Berrocal.
“Una de los películas que más me ha influenciado para hacer esta historia es ‘Orgullo’ de Manuel Mur Oti, que es un director español de la época del franquismo. Es una historia también de amor imposible, con temas de territorio, enfrentamientos por territorio en España, y para mí fue un shock esa peli, porque fue como entender que se podían tratar los géneros que a mí me habían gustado, entre ellos el western, desde una ambientación española. No me parecía que hacer una historia así tuviera que estar ambientada en Colorado o en Texas, porque tenemos posibilidades, tenemos un territorio que es árido en algunos puntos, tenemos unas historias que pegan en ese sentido en esos territorios, y a partir de ahí pues empecé a trabajar en esa idea”.

“Todo esto junto con un viaje a la zona de Salamanca, a Salvatierra de Tormes, cuyo nombre es inspiración para la protagonista del cómic. Y a partir de aquí, de una serie de casualidades vitales, entre ellas, pues lo de Salvatierra, lo de ‘Orgullo’, lo de un viaje también que hice a la Extremadura profunda, pues ahí como que todo se gestó. Y me documenté mucho viendo sobre todo mucho cine western, algunos libros. También me interesaba reflexionar sobre cual es el sentido de la épica y desde qué formas podemos, desde el feminismo, cuestionar o renombrar lo que es la epicidad, porque es un concepto tremendamente masculino y patriarcal, y me parecía curioso como resignificar el concepto de épico y darle un punto de vista feminista”, asegura Carla Berrocal.
¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este cómic? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Yo creo que en este cómic hay un sentido homenaje al manga. Entonces eso es estilísticamente para mí un cambio. Hay un tema del blanco y negro puro que a mí también me gusta mucho, que me parece un poco homenajear al cómic clásico, así que estilísticamente digamos que es una obra distinta, que bebe mucho del manga y de la composición del manga, de pocas viñetas por página, y creo que esa es la principal diferencia de ésta con otras obras. No sé decirte muy bien qué es característico de mi estilo, podría decir que la síntesis y el minimalismo, que es una de las cosas que más me gusta, ¿no? Jugar un poco con la geometría, pero a la vez que sea algo orgánico. Básicamente diría que eso es característico de mis cómics”.

Nos gustaría que nos hablaras del uso del color en este cómic, que es, creemos, muy protagonista. ”Bueno, el color es evidente que tiene una importancia protagónica. Todo surgió porque yo tenía la idea de hacer el cómic un poco diferente -continúa Carla Berrocal. Mi idea era que empezara en amarillo y acabará en blanco por un tema argumental, por el tema de la sequía. Pero bueno, hablando con mi editor, con Jaume Bonfil, estuvimos viendo que técnicamente iba a ser muy complicado hacer el libro de esa manera. Entonces decidimos ponerlo amarillo completamente de inicio a fin y creo que la verdad es que ha sido un acierto, porque luego jugamos con algunos toques de blanco y eso produce cierta sorpresa en el lector, en la lectora, y en ese sentido estoy súper contenta. Además que da la sensación de esa opresión, de esa sequedad de ese territorio. Me parece que es una decisión bastante acertada”.
Y también del lenguaje cinematográfico del libro, del western y tus referencias en ese sentido. “Bueno, creo que hay muchas influencias y no solamente del cine o del western. Para mí también fue fundamental el cómic de ‘La Casta de los metabarones’ de Juan Giménez y Jodorowsky; películas como ‘Doña Bárbara’ con María Félix, así haciendo un papel muy empoderarte de una mujer, así como con ‘Orgullo’ de Mur Oti como ya te había comentado, o la película de Joan Crawford, ‘Johnny Guitar’, que son como Súper Clásicos, ‘Horizontes de grandeza’… Creo que hay una combinación como súper diversa de tipos y formas de entender el western”.

¿Con qué técnicas trabajas? “Trabajo sobre todo con pincel y tinta china, y luego coloreo con el ordenador. Pero bueno, depende un poco, porque hay trabajos, como los editoriales, que son más rápidos y tengo que dibujar muy rápido y uso la tablet. Pero en general suelo trabajar con papel y pincel y tinta china”, nos cuenta Carla Berrocal.
Danos algunas pinceladas sobre el proceso de elaboración de este libro. “La verdad es que en el proceso de trabajo fue más laboriosa la parte del guión que la parte de técnica de dibujo y entintado, porque eso me llevó seis meses exactos. Hacía como unas 10 páginas a la semana. Trabajé en un formato pequeño. Yo suelo trabajar en un formato A3, pero este libro lo hice en un formato pequeñito y fue un acierto porque porque iba mucho más rápido y la parte de guión fue un poco más laboriosa. Yo creo que me llevó por lo menos un par de años, pero no de forma continuada, sino pues eso, en huecos, en espacios mientras trabajaba. También fui a la zona en la que está ambientada la historia, en Salamanca, cerca de Ciudad Rodrigo, para ambientarme un poco y para conocer un poco el trabajo de las personas que trabajan en el campo”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Proyecto así personal personal lo tengo paradillo, porque hasta que no llegue el verano no me puedo poner con él. Ahora mismo estoy haciendo trabajos de encargo, pero bueno, el último proyecto que he hecho es el de Archivos Estatales, que es un cómic sobre el trabajo y los distintos archivos que existen en el Estado español, y básicamente estoy promocionando un poco eso. He acabado un libro ilustrado que se llama ‘El pozo de la soledad’, que es un una reedición de un clásico de la literatura lésbica de principios del 20 y bueno, pues más trabajillos así de ilustraciones sueltas”.
Cómic
Ana Miralles y Emilio Ruiz y la Ava Gardner menos conocida en ‘Ava’

En 1954, la estrella de cine Ava Gardner está en la cima de su carrera y acaba de estrenar una de sus obras cumbre: ‘La condesa descalza’. ‘Ava’ transcurre durante la promoción de la película en Sudamérica. Al aterrizar en Río de Janeiro, se encuentran con un país apasionado por el cine que está de luto por el reciente suicidio de su presidente, Getúlio Vargas. Un escenario y unas circunstancias extremas que sirven a los autores para descifrar las claves de la personalidad de Ava Gardner, una mujer que se enfrentó a todos en un tiempo en el que gozar de la misma libertad que un hombre suponía una verdadera transgresión. Emilio Ruiz y Ana Miralles, han buceado en memorias, biografías y documentos para tratar de reflejar con precisión a la persona detrás del mito y darle voz propia a una de las mayores estrellas de la época dorada de Hollywood en este cómic editado por Astiberri. Con Ana hemos charlado un poquito más sobre este libro, que ha obtenido el Premio Todostuslibros al mejor cómic nacional 2025.

¿Cómo nace todo? ¿Cómo empieza? Ana Miralles: “Teníamos ganas Emilio y yo de trabajar otra vez juntos. Hemos tenido un periodo en el que yo necesitaba también hacer otras cosas y me centré más en el tema de las ilustraciones, de la exposición y tal. Pero como hemos trabajado prácticamente desde el principio de mi carrera, siempre hemos hecho cosas juntos, pues pensamos que el siguiente proyecto también podría, después de ‘Djinn’, que fueron 16 años trabajando con Jean Dufault, pues pensamos que podía ser una oportunidad para hacer una historia ya más rotunda y con más tiempo y más seria. Entonces Emilio se puso a investigar y fue él quien propuso la historia, realmente. Estuvo estudiando y como los dos somos aficionados al cine, pues nos pareció muy adecuado”.
Entiendo que ha sido muy importante ese período de documentación, de investigación que hay, no sé si previo o incluso durante el proceso de elaboración de este proyecto. “Sí, bueno, las cosas no se preven así tan absolutamente rotundas, van surgiendo y es poquito a poco, Emilio y yo somos pareja, vivimos juntos y día a día vas construyendo un poco el edificio. Entonces, con ‘Ava’ pasó eso. Él, aparte del interés del cine, me dijo: “es que pienso que si alguien la tiene que dibujar, tienes que ser tú. Tú podrías abordar este problema del parecido, del aire, de darle vida a este personaje de una forma más o menos exitosa, por lo menos que se pareciera, dentro de lo que es el realismo y el registro que yo trabajo”, nos cuenta Ana Miralles.
“El tema de abordar el trabajo fue también muy paulatino, poquito a poco fuimos trabajando con mucha documentación, Emilio ha leído muchísimas, todas las biografías que le han caído en las manos y ha ido recogiendo lo que ocurre siempre con estos trabajos, un exceso de información que luego tienes que digerir y ponerlo en imágenes”.

¿Qué peso ha tenido en todo ese trabajo el cine, las películas? “Pues bueno, todo, porque ya te digo, nos gusta mucho el cine clásico y las referencias son constantes. Con ‘Ava’ teníamos también ese punto de, no sé cómo explicarlo, de decir que había que hacer un poco de justicia, aunque sea una justicia poética, porque todos los documentales que nos vimos, aparte de los libros, siempre daban la misma versión de su historia y de su vida, que es una versión que yo entiendo que ha sido la de sus supervivientes, concretamente todo el entorno de Sinatra y todo eso. Entonces se hablaba siempre más de su vida amorosa, siempre con él como protagonista y a nosotros esa versión concretamente también nos parecía sesgada, porque además se alineaba mucho con lo que sería el tratamiento que le había dado la prensa de la época al personaje. Entonces, claro, el afán de investigar un poco más en su vida nos llevó a eso. También yo intentaba a través de sus películas ver cómo actuaba ella, cómo evolucionó. También percibir un poco más de lo que era su personalidad, porque de ella no han quedado imágenes fuera de lo que es la actuación, me refiero a imágenes en movimiento. Hay muchísimas fotos, pero ella se preservó mucho lo que es su intimidad”.

“Trabajar ese personaje con esas claves, tienes que hacerlo desde el respeto y desde el cariño también -continúa Ana Miralles-. Y bueno, hemos intentado completar un poco el retrato que de ella hay, que no negamos todo lo que se dice de ella porque es cierto, que era alcohólica y que era una mujer que hacía su vida promiscua, pero como lo son muchos hombres, pero a ellos no les ponen objeciones si tienen muchas novias o no. Queríamos evidenciar la diferencia de trato al ser ella una mujer. Y como ella hizo lo que le dio la gana en esta vida, sin importar lo que dijeran de ella realmente, pues pagó por ello. Esa es la realidad. Se lo hicieron pagar y la prensa se le echó encima”.
Ana, si tuvieras que describir en unas pocas frases qué se van a encontrar los lectores cuando empiecen a pasar las páginas de este cómic… “Bueno, hemos trabajado varios niveles. Entonces, según el interés del lector, se pueden encontrar la historia de un fin de semana, de una star de la época en Río de Janeiro, con una serie de problemas que surgieron que no se esperaban y ver cómo ella reaccionaba. Y para los que están más metidos en el tema del cine, pues hay referencias. Sobre todo por las referencias que se nombran por los personajes, los enlaces que hay, los guiños, ese tipo de cosas. Entonces, yo creo que hay diferentes lecturas. También podemos hablar de la clave feminista y reivindicativa, en el sentido de que ella, con su actitud, aunque ella no era abiertamente, no se declaraba feminista, pero de facto sí que lo fue porque no permitió que nadie decidiera sobre su vida. Aunque fue una mujer que en su momento también fue maltratada y tuvo los problemas que sufren muchísimas mujeres. Pero bueno, por lo menos era alguien que tenía muy claro que era dueña de su vida. Desde ese punto de vista, yo creo que puede interesar a muchísimos tipos de lectores”.

Ana, si hablamos un poquito de las ilustraciones, de lo que es el dibujo, ¿qué dirías tú que tienen de característico tus dibujos para este trabajo? ¿Qué hay de diferente con respecto a otros anteriores? “Bueno, aquí he tenido que documentarme con muchísima aplicación, vamos a decirlo, ¿no? Porque al ser un personaje histórico no demasiado alejado en el tiempo, tampoco se podría fantasear tanto -asegura Ana Miralles-. Recuperar toda una época, que a mí es algo que me encanta, me encantan los viajes en el tiempo y de alguna forma con todas mis historias los recreo. Siempre me gusta recrear mundos perdidos y para ello hay que documentarse, hay que echar mano de todo lo que se tenga, ya sean fotos o pinturas de la época. Todo el tratamiento que le he dado tanto en el color como en el dibujo y la documentación, pues ha sido hasta donde yo he podido llegar de la forma más exhaustiva posible”.

“No me he permitido demasiadas licencias, pero vamos, para mí ha sido un verdadero placer. Desde los trajes, los personajes, los peinados, todo eso que te hace creíble una historia porque estás sintiendo un poco el aroma de la época, en todas las cosas que ellos hacen. También está, por ejemplo, el personaje de Río de Janeiro, que es una ciudad que hoy en día ya no es lo que Eva visitó, porque ella lo visitó en el año 54 y todavía tenía vestigios de una cierta arquitectura colonial. Era una ciudad muy blanca, edificios blancos, todos de los años 20, 30. Entonces, eso poco a poco en los años 60 fue desapareciendo, entró otro tipo de arquitectura y la ciudad cambió su fisonomía. Entonces, recrear esa ciudad también ha sido una búsqueda bastante interesante porque nos hemos basado en fotos, en algún documental y también hemos hecho un poco los recorridos que ella hacía”, asegura Ana Miralles.

“En la medida de nuestras posibilidades hemos intentado ser bastante exhaustivos, pero sin pasarnos. Tampoco esto es como para hacer un tratado ni de arqueología ni de arquitectura, por supuesto. Es siempre un trabajo libre y un trabajo de sugerencia más que académico. La idea era recrear el ambiente y un poco el aroma de lo que era el Río de la época”.
Y Ana, ¿con qué técnica sueles trabajar o has trabajado en este proyecto en concreto? “Yo soy, en ese sentido, fiel a lo que aprendí en su momento, y no me he reciclado con las nuevas tecnologías. Yo trabajo con lápiz y con acuarela. Y el soporte es el papel, no hago trabajo digital, porque aprendí a hacerlo de esa manera, lo hago relativamente rápido y me resulta muy satisfactorio estar en contacto con materiales físicos y palpables. Es algo que no lo puedo evitar. Necesito tocar materia y tener un soporte que sea físico, con pigmentos y con papel. A mí en las pantallas debe de ser una cuestión, ya no digo generacional ni mucho menos, pero ya debe ser algo genético. En las pantallas no veo bien los colores, no me sugieren la creatividad, tanto como coger un papel en blanco… En la pantalla parece que el medio no me favorece ese punto. Entonces, ya te digo que todos mis originales son en papel y hechos mayormente con acuarela. Los primeros que hice, en la época de los ochenta, esos también estaban hechos con tinta y con pincel. Era un paso que me alargaba mucho el proceso y con el tiempo lo he ido aligerando. Ya lo hago todo directamente con lápiz”, confiesa Ana Miralles.

Te quería preguntar por la repercusión que está teniendo el cómic, sobre todo la buena acogida, porque imagino que estáis contentos con esa recepción, con el reconocimiento que está teniendo el libro. “Eso ya es un capítulo aparte, porque ha sido una satisfacción salvaje. No nos lo esperábamos ni en nuestros mejores sueños. Lo digo en serio. No es ni falsa modestia ni nada, porque cuando haces un trabajo, y además da igual todo lo que hayas hecho antes, es que cada cosa que haces es una botella con un mensaje que lanzas al mar. No sabes si lo van a recoger o se va a perder en las profundidades. El hecho de que tú hagas algo depende de muchísimos factores. Primero, que el editor lo haga bien. En este caso lo ha hecho de maravilla. Ha hecho un libro precioso. Que salga en el momento oportuno. La fecha ha sido buena y que además no tuvieras al lado la aparición de otro autor que haya podido hacer algo dentro del mismo registro y que sea mucho mejor que tú. O que tenga más tirón comercial. Entonces, en ese sentido, hemos tenido suerte. Y después la prensa ha sido muy sensible a la historia y nos ha tratado muy bien. Ha sido bastante unánime al hablar de sus virtudes y nosotros estamos muy agradecidos. Es algo que para nosotros no era habitual, por lo menos en España. Habiendo hecho yo tanto trabajo fuera, estaba un poco desconectada de todo el sistema que hay aquí. Pero me ha sorprendido muchísimo, porque ha sido realmente muy interesante. Interesante ver cómo la prensa se ha volcado. Y luego el público, ya en las dedicatorias, pues lo veo que hay gente que está encantada y que además te lo dicen”.
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