Benjamin Chaud: “Yo no tengo las ideas y las dibujo, sino que dibujo y así llegan las ideas”

Benjamin Chaud: “Yo no tengo las ideas y las dibujo, sino que dibujo y así llegan las ideas”

Es una pasada ver cómo te dedica un libro. En la mesa en la que está sentado vemos varios lápices de colores y algún rotulador. Entre los lápices, unos muy chulos, de esos cuya punta tiene varios colores. Con uno de esos crea una obra de arte dentro de otra obra de arte, “Pomelo sueña”, uno de sus cuentos sobre Pomelo, su personaje más conocido, y al que tantas veces ha dado vida junto a la autora Ramona Badescu. Estamos hablando del joven ilustrador francés Benjamin Chaud.

Todo esto de la dedicatoria sucede después de haber escuchado cómo trabaja, cómo es su obra, y otras muchas cosas interesantes que dijo Benjamin en su charla en Ilustratour, en Valladolid.

Benjamin Chaud enseña la foto del estudio en el que se supone que trabaja, para automáticamente después mostrar una foto de un café, que como él dice, “aquí es donde trabajo. Me siento más libre de dibujar lo que quiero. Me gusta que las ideas vengan, no forzarlas. Las ideas nacen en el café, por la calle, … y se culminan en el estudio”.

Nos habla de sus bocetos llenos de color. “Tengo que llenar la página de color. Una estupidez” (risas). “Yo no tengo las ideas y las dibujo, sino que dibujo y así llegan las ideas. Ideas muchas veces que no creía que tenía. Me gusta sorprenderme a mí mismo, hacer cosas que no conozco”.

Sobre su producción, lleva 13 años ilustrando, desde 1999. “Yo siempre hago tres libros al mismo tiempo. No sé decir que no. Al final hay personajes iguales en libros distintos. Un problema para los editores (más risas)”.

Desde luego sentido del humor no le falta a este ilustrador que reconoce que es “más como un director de teatro, preparo la escenografía, hago el casting, dirijo a los actores, las luces… la página es como una escena”.

Nos habla un momento de los libros con pegatinas. “Me gustan -dice- los niños interactúan con ellos”. “Yo pongo un montón de otras cosas que suceden en un segundo plano de la historia. Es difícil dejar espacio para el texto”.

Llegamos a una historia fantástica. Hablamos de “Tout nu” (Desnudo), un cuento sobre un niño que va al cole sin ropa, pero con unas botas rojas. “Puedo dibujar lo que quiero, y no lo que espera la gente. Es difícil ser tan libre. El editor estaba contento, pero el libro no se vende. Es un tema complicado, es humor más adulto. A los profesores les gusta mucho, pero no lo enseñan a sus alumnos”.

Pomelo, el elefante minúsculo con la trompa muy grande, cuyo mundo es un jardín, y que vive sobre un diente de león. Chaud nos habla de cómo la autora, Ramona Badescu, y él, trabajan las historias. “Hacemos texto e ilustraciones juntos. Yo doy ideas de texto y ella sobre los dibujos. Las cosas más estúpidas, las que más nos hacen reír, son las que elegimos. Estamos muy compenetrados. Para expremir ideas tenemos que ser surrealistas”.

“Tengo un montón de ideas en mi cuaderno, pero esas ideas no son un libro” dice Benjamin cuando comienza a hablar de “Adiós Manoplas” y nos muestra la escena en la que el niño lleva al conejo al bosque para abandonarlo. Me gusta “provocar sentimiento de injusticia en el lector”, asegura.

Benjamin termina su exposición mostrando una serie de ilustraciones en las que aparece muchísima gente, con infinidad de detalles y de personajes. “Quiero hacer un libro con esta técnica”, concluye. ¿Lo veremos? Seguro que si. Y esperamos poder contároslo.

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