He de reconocer que lo había visto varias veces en algunas librerías y sólo me llamaba la atención porque su autor es Hervé Tullet, y lo iba a escuchar y a conocer en una charla en Valladolid, dentro de las jornadas de Ilustratour. Estoy hablando de “Un libro”, y tenía muy claro que nunca me compraría ese libro. Hoy, no muchas semanas después, es el “cuento” favorito de mi hijo y no hace otra cosa que pedirme que le cuente el cuento de los colores, como él lo llama. Sí, ha sido todo un descubrimiento, como lo ha sido también su autor.
A Hervé Tullet le gusta denominarse, más que ilustrador, creador de libros. “Los niños lo entienden todo. No hay nada que ellos no puedan transformar en otra cosa”, asegura en la pequeña entrevista que le hacemos tras concluir su charla. Sólo basta verlo unos segundos en acción y te arrastra. Lo hizo con los asistentes a su charla en Valladolid y con los niños y mayores que participaron en su taller, en Ilustratour Familiar, y al que ya dedicamos un reportaje.
En el escenario, bajo luces de colores, están sus libros, en pie, abiertos para que no se caigan. Él se pasea con alguno de ellos bajo el brazo. Lo primero que hace es leer algunos de ellos. Pero sus libros son interacción, de eso se trata, y lo pone en práctica con el público, que lo mismo recrea el sonido de un atasco, que repite frases cortas en japonés o se imagina que es un pez que se va comiendo a otro pez… Ya nos tiene ganados y la diversión está garantizada. Pero tras el hecho de pasarlo bien, encontramos interesantes reflexiones.
“Experimentar y vivir mi libro”, dice Tullet. “Hay muchos espacios en blanco en mis libros. Y con estos espacios en blanco yo experimento y aprendo cómo jugar con los niños con estos libros. Fue un proceso muy largo lo que me llevó a comprender esto”.
Más adelante un oyente le preguntará lo siguiente: “¿Por qué están sus libros llenos de agujeros?¿Son presiones del editor para ahorrar papel?”
Hervé bromea: “Con los agujeros es más barato”. Hervé, habla en serio: “el primer factor es el de la sorpresa. Tienes algo intrigante, y al pasar página hay como una revelación. El agujero también plantea una pregunta, ¿qué va a pasar?, y además es un espacio vacío que hay que rellenar”. Pone entonces como ejemplo su “libro mordisco”.
“Cuando empecé la colaboración con las escuelas, yo no quería que dibujaran, me parecía que era demasiado fácil. Quería que ellos pensaran lo que nos gustaría hacer a todos juntos. Sacarles ideas. A veces llegaba y hacía un garabato. Llamaba a un niño y le pedía que me ayudara a hacerlo. Para mí era una forma de divertirme e involucrar a todos los niños, con los garabatos”.
“Mi objetivo no era hacer un libro con garabatos, no tenía esta idea en mente, aunque finalmente sí que lo hice. Me divertía porque ellos encontraban formas en aquellos garabatos, lo comprendían todo muy rápidamente”.
“Mi forma de hacer los libros es descubrir cómo lo voy a hacer mientras lo hago, no quiero tenerlo todo planeado, quiero ir descubriendo cosas sobre la marcha. Hay muchos libros en los que el orden de las páginas se estableció después”. Y llegamos a “Blop”, para volver a jugar con el público. “Esta es la mejor forma de hacer dibujos, cuando uno no sabe lo que está haciendo”.
Hervé Tullet nos cuenta que el origen de todo está, en parte, en su primer libro, “Cómo papá encontró a mamá”. “En este libro podemos encontrarlo todo, los puntos, hay también una interacción, varias voces, hay sorpresa cuando uno pasa de página. Cuando se publicó este libro, me dí cuenta de que a los adultos les gustaba, les gustaba leerlo a los niños, al niño le gustaba, y al niño también le gustaba la forma en la que el adulto le leía el libro. Yo creo que yo no sabía lo que era un libro, y después de este libro me di cuenta, y descubrí esta interacción y el lugar de un libro, entre un adulto y un niño, y especialmente un niño que todavía no sabe leer”.
Y para el final dejo una de las reflexiones que más me gustaron de Hervé. Una chica del público le preguntó sobre las tabletas, los libros electrónicos, …. ¿Su respuesta? Coge “Un libro” en sus manos, lo abre, y dice: “este libro es una aplicación, no sé si lo conocen. Si se presiona aquí, y se presiona otra vez, y otra vez -esto mientras presiona sobre los puntos en las páginas del libro- ¿lo conocen?”
Entonces hace bajar a la chica que ha preguntado. Junto a ella, saca una tableta y le pregunta: ¿no lo conoce? Hay que presionar. Es táctil, tócalo como quieras”. Y entonces disfrutan entre risas de esta aplicación para Ipad que cuenta con unos 15 o 20 juegos.
Lo que a mí no me interesa es el debate sobre estos dispositivos. Siempre hay debate acerca del futuro de los libros, y yo odio este debate. Creo que con esta aplicación ya lo he explicado. Los libros son los libros y las aplicaciones, aplicaciones. Está relacionado con el libro, porque también hay puntos, pero esto no es el libro convertido en una aplicación.
Y ya nos tenéis a todos buscando en nuestras tabletas la aplicación. Nos despedimos de Hervé con su recomendación para los ilustradores que se intentan abrir camino. “En realidad yo estoy al tanto de muchas otras cosas, de otros lenguajes, y traer esos lenguajes al mundo del libro es muy enriquecedor. Creador de libros más que ilustrador.”