Cómic
Jesús Orellana y la fusión de cine y cómic en ‘Juvenile’
En un futuro donde un virus mata a todos al alcanzar la edad adulta, los adolescentes son confinados en enormes instalaciones médicas. Sara está encerrada en El Castillo, una fortaleza para jóvenes problemáticos gobernada con mano de hierro por un militar retirado. Todo cambia con la llegada de un misterioso nuevo paciente que le revela un impactante secreto: el virus no los está matando, sino que les otorga habilidades telequinéticas que los adultos intentan suprimir desesperadamente mediante medicación y cirugía experimental. En una carrera contrarreloj, deciden utilizar sus nuevos poderes para escapar. Pero cuando los adultos lo descubran, se darán cuenta de que no solo están en juego sus vidas, sino también el destino de la humanidad. Jesús Orellana irrumpe en el mundo del cómic con ‘Juvenile’, una obra editada por Norma Editorial, que fusiona el lenguaje del cine y el cómic.

¿Cómo nace este proyecto? “Para explicarlo hay que remontarse un poco. Empecé mi carrera en el cómic, primero como colorista y luego como dibujante, pero siempre he sido un apasionado del cine y la animación, básicamente de todo lo que tenga que ver con la narrativa visual, por lo que en 2011 decidí liarme la manta a la cabeza y crear en solitario un corto de animación CGI de ciencia ficción llamado ‘Rosa’. El corto tuvo muy buena acogida en festivales, fue nominado al Goya e incluso abrió el festival de Sitges de ese año, lo cual para mi fue el mayor premio posible, siendo un asiduo del festival”, nos cuenta Jesús Orellana.
“Rosa llamó la atención de estudios de Hollywood y Fox acabó contratándome para escribir y dirigir una adaptación a imagen real. El principal impedimento de que la película saliera adelante era la escala del mundo y del proyecto, por lo que tras años de lucha acabó enterrándose. Tras ello la idea era hacer un proyecto de una escala mucho menor, huir de grandes presupuestos y centrarme en lo esencial, básicamente una habitación y un numero limitado de personajes. Tenía un proyecto anterior sobre niños y adolescentes con poderes telequinéticos sobreviviendo en un mundo post-apocalíptico, pensé que sería interesante ir al germen de esa historia y quedarme solo con la esencia, así fue como nació Juvenile. Tras años luchando por sacar adelante una película, sentí la necesidad vital de volver al medio del cómic, donde solo dependes de tí mismo para que una idea pueda llegar a materializarse. En lugar de un guión me propuse hacer un cómic para asegurarme que la historia viera la luz”.

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Juvenile es un thriller de ciencia ficción con acción, misterio y un toque de terror, pero también con mucho corazón -asegura Jesús Orellana-. Para mí, era clave tratar a los personajes adolescentes de manera auténtica. Quise que capturara algo del espíritu del cine de los 80 y 90, donde la acción y el peligro van de la mano con personajes con los que puedas conectar. Como curiosidad para los lectores españoles, Norma Editorial ha hecho una edición espectacular en tapa dura de la obra completa que sale a la venta antes incluso de que se publique el último numero en USA, por lo que en España se podrá leer la obra completa antes que en ningún otro lugar”.

Cuéntanos algo del proceso de investigación y documentación para este trabajo. “Para este proyecto no me he documentado en nada en concreto, pero si me ha influido la realidad del momento. La historia fue escrita hace ya diez años, aun no habíamos pasado por el Covid o el auge de ciertos extremismos, pero algo que me llamaba la atención ya entonces era que el uso de las redes sociales estaba empezando a crear una brecha generacional cada vez mas abrupta -afirma Jesús Orellana-. En ‘Juvenile’ los poderes telequinéticos son una versión amplificada de esto. Los adultos no comprenden el lenguaje que usan los jóvenes, lo cual solo genera frustración y agrava aún más la distancia entre generaciones. Me interesaba explorar esa incomunicación y cómo el miedo a lo desconocido puede llevar a la represión y a situaciones extremas”.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este cómic? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Creo que lo que lo hace diferente es el hecho de que me lo he tomado básicamente como hacer una película. Todas las páginas tienen una composición de cuatro viñetas panorámicas, similar a lo que sería un storyboard de cine. Esto me permite centrarme en que la narrativa fluya de forma constante sin tener que cambiar de formato. No es algo que suela verse porque limita las posibilidades que permite el cómic, pero en mi experiencia creo que las limitaciones son clave en cualquier creación artística”.

¿Con qué técnicas trabajas? “El cómic es 100% digital. Trabajo con iPad y ordenador. Para lo que yo busco, el medio digital me da mucho más que el tradicional: es más limpio, rápido y fácil de editar. Para mí lo importante es que la lectura y narrativa sean fluidas, más que la calidad artística del trazo, por lo que las ventajas del digital superan claramente a los inconvenientes”, confiesa Jesús Orellana.
¿Qué encontramos del lenguaje cinematográfico en este libro? “Todo. Soy un enamorado de ambos medios y para mí a la hora de afrontar una historia la línea que los divide es casi inexistente. Dicho esto, hay diferencias evidentes entre ambos, sin movimiento ni sonido en cómic se tiende más a la exageración, en cine puedes ser más sutil. En ese sentido el cómic se parece más al teatro, donde se suele tender a una actuación o diálogos más dramáticos. Otra diferencia clave es la duración, en cómic tiendo a condensar y usar más la elipsis, cosa que también me ayuda a depurar y encontrar la esencia de cada escena y momento”.

Danos algunas pinceladas sobre el proceso de elaboración de este libro. “Mi proceso es empezar con lo esencial: idea, título y estructura general. Luego creo un guión muy básico, de apenas unas pocas páginas, que solo incluye una descripción muy diáfana de cada escena y los diálogos. De ahí paso directamente al storyboard, donde reescribo si hace falta y completo o pulo los diálogos. Este es, de largo, el paso que más disfruto y donde, en mi opinión, se crea realmente el cómic. Es una fase intermedia entre escritura y dibujo, donde las posibilidades son infinitas y solo importa la narrativa visual en su estado más puro. Cuando hay una colaboración guionista/dibujante es mucho más difícil acceder a esta fase porque queda en un terreno entre ambos, por eso prefiero ser autor completo”.

“Una vez acabado el storyboard -continúa Jesús Orellana-, el resto es un trabajo más técnico y tirar de oficio: dibujo, tinta, color, rotulación, diseño, logo… Algo que no es nada habitual en la industria americana es que la misma persona se ocupe de todos los apartados. A mí me gusta aprender todos los oficios porque creo que cada uno de ellos ayuda a enriquecer la comprensión del resto”.
¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Este año estoy inmerso en un proyecto de género cyberpunk. También tengo en el horizonte la adaptación al cómic de mi guión de ‘Rosa’ para la película. La idea es ponerme con ella el año que viene”.
Cómic
Jérémie Almanza nos guía a ‘Los reinos silenciosos’
Con un toque de humor, este cómic de inspiración gótica con grandes tintes de Tim Burton invita a un fabuloso viaje a ‘Los reinos silenciosos’. Perséfone parece que murió un jueves a los doce años. Era el día del velatorio de su vecino, Víctor Columbaria, al que solo lo conocerá de verdad después de su muerte, cuando se encuentre cara a cara con su fantasma. Charles y Théophile, coleccionistas de suspiros, llegan con dos días de retraso. Así, Perséfone no duda en cruzar el umbral del más allá para ir en busca del último aliento de Víctor. Pero ¿por qué puede ver a los muertos? ¿Podrá regresar al mundo de los vivos? Así nos presenta la editorial Nuevo Nueve este cómic de Sévernie Gauthier y Jérémie Almanza. Con éste último hemos charlado un poquito más sobre su trabajo en este cómic.
¿Cómo nace este proyecto? “Este proyecto surgió de una conversación con la guionista de cómics Séverine Gauthier, quien guardaba en sus cajones una historia con esqueletos. Debo admitir que todo lo relacionado con esqueletos me atrae. Al examinar su historia con más detenimiento, descubrí un universo fascinante para explorar y crear desde cero. Crear un universo entero es, sin duda, la parte más interesante de dar vida a un proyecto, así que decidí formar parte de él”.

¿Qué encontrarán los lectores en este libro? “Descubrimos la historia de una joven aparentemente normal que descubre por accidente que puede viajar entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Esta habilidad es un misterio que intentaremos desentrañar a medida que avancen los volúmenes. Nos ponemos en la piel de la protagonista para descubrir el mundo de los muertos, una especie de distopía burocrática y fantástica gobernada por la mismísima Muerte”, nos cuenta Jérémie Almanza.


¿Cómo fue el trabajo con Séverine? “Trabajamos de una forma bastante dinámica. Séverine me propone una historia, yo le doy mi opinión y ella la adapta un poco. Luego, cuando paso a la versión gráfica, Séverine también me da su opinión, lo que modifica ligeramente el mundo que he imaginado. Todo esto es el resultado de numerosas conversaciones e intercambios de correos electrónicos. A veces hacemos pequeñas concesiones mutuas para que las ideas de los autores puedan tomar forma”.
¿Cómo fue el trabajo previo al libro? Me refiero a la fase de investigación, la documentación, las pruebas, incluso los bocetos en la libreta… “El comienzo de la creación de un libro suele ser la parte más emocionante. Hice muchos bocetos y pensé en los escenarios -continúa Jérémie Almanza-. Hubo muchísima investigación, ensayo y error que dieron como resultado el libro tal como es hoy. Por ejemplo, al principio, el cómic estaba más influenciado por el Día de Muertos mexicano, pero esta referencia se descartó en favor de una estética gótica más europea. Dicho esto, esta ligera influencia aún se puede apreciar en algunos escenarios y en algunos esqueletos”.

“Al final, resultó que el Reino de los Muertos era una especie de infierno burocrático, y pensé que sería interesante que los esqueletos llevaran trajes de oficina, como funcionarios públicos”.

“Se realizaron las mismas pruebas con los fondos. Me llevó mucho tiempo encontrar la forma adecuada de abordar el universo gráfico; lo más difícil fue distanciarme un poco de las cosas que más me inspiran. En este caso, fue el juego Grim Fandango el que me cautivó cuando salió”, asegura Jérémie Almanza.


¿Cómo nació el personaje de Perséfone? “Creo que hay varias pequeñas inspiraciones gráficas, pero diría que la más obvia es el personaje Me-Mow de Hora de Aventuras. Claro que lo he transformado por completo, pero cuando ya no sé cómo dibujar a Perséfone, miro a Me-Mow y la inspiración vuelve a mí. Al mismo tiempo, mientras veía vídeos en YouTube, me impactó un vídeo en blanco y negro de Miércoles Addams. Ella también fue una gran fuente de inspiración”.



Cuéntanos algo sobre las ilustraciones. “Al principio, me interesaba más la ilustración que el cómic. Por eso, siempre que puedo, me gusta crear viñetas muy ilustrativas que muestren los escenarios. Creo que esto me permite experimentar con un tipo diferente de narrativa: la narrativa ambiental, que me fascina, tanto en películas como en videojuegos. Por eso tardo tanto en hacer mis viñetas: quiero que cada pequeño detalle contribuya a la inmersión en el universo”, afirma Jérémie Almanza. «Normalmente, cada detalle es coherente, e imagino que hay una pequeña historia detrás de él. Este es el caso, por ejemplo, de las pequeñas imágenes que se encuentran a lo largo de la tira cómica”.

Cuéntanos algo sobre la técnica utilizada en este libro. “Utilizo tinte de nogal, pluma y tinta, y aguada. También puedo usar rotuladores Rotring. Trabajo en formatos muy grandes; algunas ilustraciones están en papel A2. Como solo tengo un escáner A4, tengo que trabajar en dos hojas A3 colocadas una tras otra, lo cual es terrible. Luego escaneo todo y añado el color en Photoshop. El objetivo es crear una colorización minimalista que deje respirar el dibujo”.
¿Cómo fue el proceso de creación de este libro? “Hubo muchos intentos fallidos, muchos ensayos y errores, pero también fue un libro que me permitió disfrutar mucho del aspecto gráfico. El universo creado por Séverine permite mucha interpretación gráfica, así que no me sentí limitado por su visión. Por otro lado, tardé muchísimo en terminarlo, principalmente por el gran formato de mis dibujos, y no le recomendaría a nadie trabajar en estas condiciones”, sonríe Jérémie Almanza.
¿En qué estás trabajando ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Tras una breve incursión en el mundo de Greenwood bajo la dirección de Barbara Canepa, actualmente estoy trabajando en el volumen 2 de ‘Los reinos silenciosos’. Aunque me prometí a mí misma que no volvería a trabajar en formatos tan grandes, sigo trabajando en formatos demasiado grandes, pero esto permite una inmersión total. Descubriremos nuevas capas de este universo, incluyendo un nivel -2 poblado por esqueletos de una clase completamente distinta a la de los funcionarios».

«Pronto empezaré a trabajar en cosas nuevas, pero aún no puedo adelantar mucho. Sin embargo, me permitirá explorar muchos mundos gráficos nuevos y más contenido para adultos”.

Cómic
Elva Lombardía nos habla de su trabajo en ‘Roncas’
Mujer de 30 años, ilustradora de vocación, vivo en Barcelona y trabajo en un call center a media jornada para pagar las facturas del piso que comparto con una amiga (es la única forma de pagar los locos alquileres de esta ciudad). Me gusta viajar (aunque de normal me cuesta siglos ahorrar pasta para el viaje), quedar con los amigos para salir de cervezas, ir al cine y disfrutar de un buen libro o un cómic en mi sofá. ¿Qué por qué me he apuntado a “adopta a un lerdo”? Porque me apetece conocer a un tío con el que pasarlo bien, echar un buen polvo y ¿quién sabe? Quizás llegar a algo más. ¿Defectos? Pues lo de siempre, soy un poco desordenada, y cuando me enfado… Ah, sí, lo olvidaba, ronco un poco pero bueno… no creo que nadie considere que eso es un defecto ¿no?
Con estas palabras Grafito Editorial nos presenta ‘Roncas’, un cómic de Elva Lombardía. Obra ganadora del Premio “Josep Sanchis Grau” de cómic, de los XLII Premios Literarios “Ciutat de València”, y del que hablamos con Elva en las siguientes líneas.

Lo primero, cuéntanos cómo nace este proyecto. “Este proyecto nace de una recopilación de diarios personales, libretas en donde tengo anotadas cosas que me pasan, ideas, etc. En un principio iba a ser una especie de libro de viaje y a través de él, explicar una ruptura, pero luego, cambié a una cosa más biográfica y personal, ya que me resultaba más fácil y fresco”, nos cuenta Elva Lombardía.
¿Qué encontrarán los lectores en las páginas de este libro? “Las lectoras y lectores se encontrarán con una historia costumbrista, llena de humor e ironía, de las desgracias sentimentales de una treintañera milenial. Lerda, la protagonista, estará en búsqueda de pareja a través de las apps mientras lo combina con varios trabajos, comparte piso, y en ocasiones siente que no todo es como nos lo habían prometido”.

¿Qué hay de Elva en este cómic? “Prácticamente todo, es una historia autobiográfica, aunque guionizada y con pequeños cambios para que tenga una coherencia y ritmo de lectura, ya que la realidad a veces supera la ficción”, asegura Elva Lombardía.
¿Cómo fue el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de documentación, de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “El trabajo previo fue ordenar bien las libretas, la historia de Roncas son varios años de mi vida. Hice varias relecturas para extraer las situaciones que a mí me parecían más interesantes y con esto empecé un esquema del guión general de las cosas que irán pasando a lo largo del libro”.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Mis ilustraciones son sencillas y muy expresivas acorde al guión, es un estilo que ha nacido de años de búsqueda y de referentes del cómic que me encantan como Aude Picault o Guy Delisle -continúa Elva Lombardía-. La diferencia con respecto a otros trabajos, es que es mi primera historia secuencial, mi anterior cómic diario de un confinamiento de Saïm Edicions, son historias cortas sobre la pandemia, en ‘Roncas’, el libro demandaba un ritmo y cronología”.
¿Con qué técnicas trabajaste? “Ilustración digital”.

Danos algunas pinceladas sobre el proceso de realización de este libro. “Una vez hice el esquema de guión, con posits fui incorporando las situaciones que me parecían más interesantes y le di una cronología. Con esta guía empecé ya el proceso de storyboard, dibujo muy sencillo y esquemático de cómo será la página junto a la escritura del texto. El guión y el boceto nacieron a la vez, una vez terminado todo el story del libro, empecé la fase de dibujo final y posteriormente el color”, afirma Elva Lombardía.



¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Actualmente estoy con algunos encargos de libro de texto y junto a otra escritora, estamos trabajando en un álbum infantil para presentarlo a diferentes editoriales. A nivel historias mías, tengo bastantes ideas para el futuro pero todo es cuestión de tener tiempo de irlas desarrollando y combinando con el trabajo”.
Cómic
Joaquín López Cruces, Enrique Bonet y ‘El otro mundo’
Verano de 1933. Un reducido grupo de estudiantes y maestros llega a Neveros, una remota aldea de la Alpujarra, enviados por el gobierno de la Segunda República para desarrollar allí uno de sus proyectos culturales más ambiciosos: las Misiones Pedagógicas, con las que quiere hacer llegar a los campesinos un inmenso patrimonio cultural al que nunca han tenido acceso -la música, el teatro, la poesía, el arte…-. En sesiones cargadas de magia, les descubrirán el cine y sus asombrosas proyecciones; les ofrecerán charlas sobre sus derechos y deberes como ciudadanos de la República, y les dejarán el rastro imperecedero de una biblioteca de libros y discos de pizarra. Con mucho esfuerzo, los viajeros se irán ganando la complicidad y el entusiasmo de los aldeanos, especialmente de los niños; pero también la hostilidad y la desconfianza de quienes ven amenazadas sus ideas, sus creencias y sus formas tradicionales de vida…

‘El otro mundo’, editado por Astiberri, se inspira en la experiencia real de la Misión Pedagógica desarrollada en varios pueblos de la Alpujarra granadina en agosto de 1933, entre cuyos miembros se encontraban el cineasta José Val del Omar y el escritor y poeta Antonio Sánchez Barbudo. Enrique Bonet y Joaquín López Cruces indagan en los efectos del choque cultural entre dos mundos que siempre se habían dado la espalda, y en el enfrentamiento entre los anhelos de transformación social y la feroz resistencia al cambio y la pérdida de privilegios. Con ellos hablamos una mañana, en una cafetería junto al Arco de Elvira, en Granada, en una cafetería con libros que gestiona una familia gazatí. En las siguientes líneas tenéis algunas pinceladas y reflexiones alrededor de este trabajo.
¿Cuántos encuentros como este, aunque solo entre los dos, ha habido? “Alguna que otra, pero también muchas digitales, evidentemente, con mucho WhatsApp y mucho correo electrónico”, comenta Enrique Bonet. “Recuerdo que tuvimos la primera reunión, eso ya lo hemos contado varias veces, y esto fue por culpa de Munuera, fue el que nos lió. Fue en una reunión con varios dibujantes y cerveza -continúa Joaquín López Cruces-. Llevaba tiempo queriendo hacer un cómic largo, porque desde el primero que hice, hace más de 30 años, solo había hecho cosas más pequeñitas. Tenía mi propio proyecto, pero nada, eso de trabajar en solitario es muy complicado. Y fue Munuera el que me dijo que Enrique tenía un proyecto muy interesante”.
‘Le pedí a Enrique que me contara, pero me extrañó también un poco, porque siendo dibujante, y le dije: “¿no lo quieres hacer tú?” Y me dijo, no, no, estupendo”. “Yo llevaba tiempo dándole vueltas a la cabeza, con esta idea, con este proyecto de las misiones. Llevaba casi un año reuniendo documentación, pero no arrancaba con el guión”, apunta Enrique. “Si lo dibujas tú, no me lo pienso.Porque Joaquín, él lo sabe, ha sido uno de mis referentes o de mis maestros”.

¿El proceso de documentación? Enrique Bonet: “Yo había reunido mucha documentación escrita, empecé a informarme sobre las misiones, porque en internet había muchísima información, muchos artículos, y luego un libro que fue la fuente fundamental de información, tanto para mí como para Joaquín, que es un catálogo de una exposición que hizo la Residencia de Estudiantes hacia 2006, muy rico en imágenes y fotos. Es un libro muy bien editado. Fue un incentivo también para empezar a meterme en el mundo gráfico. Porque a mí esta idea surge gráficamente. La primera idea fue viendo imágenes que encontré por casualidad, y vi las primeras imágenes de un pequeño documental rodado por Val del Omar. Y esas primeras imágenes fueron las que me abrieron la pista y lo que me motivó a hacer la historia”.
“También unida al tema de la Alpujarra -continúa Joaquín López Cruces-, que es un mundo que conozco bastante. He ido muchas veces y me parece también muy sugerente para dibujarlo”. En este momento comentamos cómo se refleja la singularidad de esta comarca granadina en una doble página, en la que Joaquín nos traslada casi a vista de pájaro a la plaza del pueblo… “Sí, eso fue gracioso, hacer la doble página fue una sugerencia de un amigo, de Javier de Isusi, el dibujante. Le enseñé las páginas que llevaba, y esa ilustración era una media página. Y me dijo, “estás loco, ponlo más grande, eso merece más”. Entonces, empecé a pensar, hice la prueba, y claro, tenía razón. Pero eso me obligó a retroceder, para que eso fuera una doble página, tuve que volver al principio y rehacer muchas cosas. Pero se lo agradezco, porque es una doble página que le gusta mucho a la gente. Además al lector le ayuda a descansar un poco, a situarse, a entender ese momento, hay como un cambio de ritmo, narrativamente funciona muy bien”.

Una de las esencias de la historia es ese momento previo a la Guerra Civil, en el que ya algo se palpa en el ambiente. “Realmente el objetivo de la historia es contar ese momento en el que ya la gente no se ponía de acuerdo, la gente no hablaba, sino que empezaba a haber un enfrentamiento en el que el diálogo parece que era imposible”, señala Enrique Bonet. Y, claro, el papel de las misiones era todo lo contrario, era la idea de llevar la cultura, el diálogo, la razón, de extenderla a todos los rincones, y te encuentras con esa realidad donde el país ya empezaba a estar dividido y partido. Que, además, tiene unas lecturas muy contemporáneas también, desgraciadamente. Quizás no era la intención, alprincipio, no teníamos esa idea, pero luego te das cuenta de que estamos casi reflejando un momento”.
“Una cosa que me ha gustado mucho, a la hora de todo el desarrollo del libro, es que muchas de las cosas que han ido ocurriendo con el libro han sido, no digo casuales, sino que la propia estructura de la historia, los propios elementos que Joaquín iba aportando, van construyendo la historia. Al final, es todo como muy orgánico”.

“No había cosas premeditadas, sino que han sido hallazgos que hemos ido encontrando, conforme el guión se iba construyendo y la historia iba creciendo también gráficamente. Aparte que yo he hecho una cosa que creo que no hay que hacer, que es que lo he dibujado por orden y página por página, y la primera parte incluso sin que se hubiera acabado el guión. Por eso, quizás, tiene ese aspecto orgánico, que ha ido desarrollándose”, indica Joaquín López Cruces.
“Él me ha sugerido cambios de dibujo, yo le he sugerido cambios de guión… Yo tenía una estructura básica desde el principio, que fueran tres días, tres actos, sabía cómo empezaba, cómo acababa, sabía más o menos lo que pasaba en medio, pero el desarrollo de todo eso lo fui desgranando poco a poco. Lo del color, también fue surgiendo. Me gustó mucho cuando Álex Romero dijo que parecía hecho por una sola persona, lo lees y no se nota que hay dos autores, y eso me encanta porque yo también lo veo así, y además pienso que esa es la magia de trabajar con alguien”.

Después hablaremos un poco más del uso del color, pero me gustaría también que habláramos de la figura del maestro. “Hay una frase cuando llegan al pueblo y los recibe el maestro, es el que recibe a la misión, porque las autoridades estaban en otras cosas, y uno de los componentes de la misión dice: “nadie mejor que un maestro para representar a la República”. Creo que esa es una de las claves también de la historia, el papel que hizo la República en ese sentido”, nos comenta Enrique Bonet. “Era un apoyo, todo ese suministro de libros, era para apoyar a la escuela y al maestro, para que tuviera herramientas. Las misiones, yo las veía como una extensión de la escuela pública, de ese intento que hizo la República y en el que invirtió muchísimo esfuerzo en dignificar el papel de los maestros, en crear escuelas, y que esas escuelas enseñaran de una determinada manera. Y las misiones eran un poco una extensión de esa política”.

“A mí lo que me gustaba de los proyectos de las misiones, entre otros, como el de La Barraca, que es más conocido, es que éste era un plan sistemático y un plan muy bien pensado, muy bien programado, muy planificado, y con una intención a muy largo plazo -continúa Enrique-. Lo que siempre pedimos en las políticas culturales, que no se suele hacer, aquí era una cosa muy a largo plazo, sabiendo que esto no iba a dar un resultado inmediato. Eran semillas. Y lo que contamos nosotros, la misión ha pasado por ese pueblo, ha dejado una semilla, y algo va a pasar ahí, personificado en esta niña, en Lucía, lo que recibe, pero no solo ella, porque el resto de los niños también, al final cambia su vida”.

Vamos con el color, que lo marcan la niña, Lucía, el pelo de María y el fantasma… “Es como una V, porque es Lucía la que se relaciona con las otras dos -nos cuenta Joaquín López Cruces-. Fíjate que ni siquiera en el guión estaba eso, tampoco son exactamente protagonistas, porque María es una más de las misiones. Pero a mí me gustó, ya que teníamos una pelirroja, que es la que da ese color rojo, unirla con las otras, me parecía que era interesante. Al principio, yo pensaba hacerlo en blanco y negro, pero claro, una pelirroja en blanco y negro, cómo se indica, cómo se cuenta, es relevante que sea pelirroja, porque también añade ese punto de extrañeza a los lugareños… Pensé hacerla a dos tintas, hice bastantes pruebas, a ver cómo quedaba, pero en el fondo era como un reto para mí, porque siempre he sido más dibujante de líneas, de blanco y negro. Al final me obligué a trabajar con una paleta pequeña. Que no fuera blanco y negro, pero mitigarlo de manera que el rojo destacara”.

¿Y las técnicas? “Hice bocetos a lápiz, pero en una libreta aparte, y luego las páginas están dibujadas directamente en un iPad. A veces fotografiaba los bocetos con el mismo iPad o escaneaba alguna cosa, si lo tenía muy trabajado prefería escanearlo y lo calcaba”, afirma Joaquín López Cruces.
¿Y el fantasma? “Bueno, esta es una historia de ficción, estamos fabulando, estamos en un mundo donde se van a mezclar elementos mágicos con elementos reales y quería jugar desde el principio en ese terreno, no de la fantasía, pero sí donde, como fabulador, nos permitía hacer cualquier otra cosa. Y si conseguíamos que el lector ya desde el principio entrara en ese juego, pues ya eso nos daba una herramienta. Tenía claro desde el principio que quería mezclar el tema de la magia, quería que aparecieran elementos mágicos y en la Alpujarra eso también estaba muy presente”, asegura Enrique Bonet. “Y en ese mundo pensé rápidamente en este fantasma, que nos permitía, por un lado, tener el contacto con la niña, como la niña era muda, la niña no hablaba, el único personaje con el que mantiene cierto diálogo es con este fantasma, aunque ella no habla, pero hay un diálogo entre las dos, y permitía introducir esas pinceladas de lo que está por venir, del futuro y también esa referencia al pasado sangriento de la Alpujarra. Con todas esas claves se va construyendo ese personaje. Y luego la aportación de Joaquín, que fue fundamental, a la hora de darle forma a ese fantasma, que yo lo había imaginado de una manera totalmente distinta…”.

“Yo, en vez de poner a una señora andando, la envolví en sudarios, me documenté en esculturas griegas, porque era lo que me sugería a mí alguien envuelto así, en vendas, no iba a poner a la momia, pero tampoco a una señora muy bien arreglada. Esta mujer se ha despertado, la han sacado de ahí, pues estará envuelta así… Y luego, no sé, la primera vez que la puse andando, la subí unos centímetros por encima del suelo, y ya la hice que volara y todo. Pero yo pienso que sí, que si eres un fantasma, qué menos que puedas volar, no tienes esas limitaciones que tenemos en vida”, sonríe Joaquín López Cruces.
‘El otro mundo’ cuenta además con un sugerente apéndice de 16 páginas escrito por Enrique Bonet, que incluye diverso material gráfico y ubica lo que fueron las Misiones Pedagógicas que se desarrollaron en la Segunda República española. Un extra sobre el qué, y el quién es quién de aquel proyecto de promoción de la cultura que llegó a miles de pueblos y aldeas de España y que se desmanteló con la instauración de la dictadura franquista al fin de la guerra civil. También en esta parte del libro podemos disfrutar de los bocetos de Joaquín… “Tenía claro que quería meter algún tipo de complemento, de contextualización de las misiones -afirma Enrique Bonet-. Porque eso me permitía, también, no tener que explicar cosas en el tebeo. Habrá gente que se lea esto y quiera saber algo más, pero no se lo voy a contar en la historia”.


“La mayoría de bocetos son de la libreta, claro. Así es como yo trabajo, subo aquí las paginitas que hago antes de meterme en faena. Primero los hago sin páginas ni nada para ver si funciona la lectura de las viñetas, luego ver cómo encajan en la página… Tiene una parte que siempre es más rica el boceto”, añade Joaquín López Cruces.
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