Cómic

Teresa Valero y ‘Contrapaso: Mayores, con reparos’

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Teresa Valero vuelve a demostrar su talento como creadora de cómics con la esperada segunda entrega de su trilogía en clave de ‘thriller’ ambientada en el franquismo ‘Contrapaso. Mayores, con reparos’. Después de asombrar a propios y extraños con la primera entrega de ‘Contrapaso’, una impecable novela gráfica ambientada en los duros años 50 en España, la dibujante madrileña Teresa Valero regresa con ‘Contrapaso: Mayores, con reparospublicada como la anterior entrega por NORMA Editorial.

Una nueva peripecia en clave de thriller que parte del mundo periodístico del momento para reflejar toda una época tremendamente dura de la historia de España, tomando como protagonistas a unos redactores de sucesos y una ilustradora ya familiares para el público lector. La acción se ubica en Madrid en 1956, cuando comienza el deshielo del aislamiento internacional del país, que ingresa en la ONU y acoge las primeras bases estadounidenses. La inflación desorbitada, la corrupción institucionalizada y los primeros conflictos laborales y estudiantiles contrastan con un hecho novedoso: el desembarco de Hollywood en un territorio subdesarrollado, pero de enorme potencial turístico. 

Emilio Sanz, periodista en permanente regate a la censura, falangista de vieja escuela, sigue investigando una serie de crímenes contra mujeres junto a su joven compañero, León Lenoir, francés, joven e inexperto, enamorado de su prima, Paloma Ríos, que destaca como ilustradora en las páginas de la revista ‘Mujer de verdad’. En esta nueva historieta, un censor de la Iglesia aparece muerto en la butaca de un cine con un rollo de celuloide en la boca. Esa primera pista llevará al inquieto trío a asomarse a oscuros manejos donde se mezclan estraperlistas, hombres de negocios sin escrúpulos, gente del cine, jerarcas del régimen e idealistas de variado pelaje, con la compra fraudulenta de terrenos y la especulación como telón de fondo.

La propia Valero confiesa rendir homenaje en esta esperada entrega a “dos formas de expresión que explican muy certeramente este país extraño, dispar, tremebundo y seductor que es España: el Esperpento de Valle-Inclán y el Berlanguianismo de Berlanga y Azcona. Hay en este ‘Contrapaso’ situaciones absurdas, rocambolescas o que parecen increíbles que, en la mayoría de los casos, tienen una base real”. 

¿Dónde está el embrión de este cómic? ¿Empezó a rondarte la cabeza nada más terminar la primera entrega de Contrapaso? ¿Dónde está un poco el origen de este libro? “Sí, pues un poco ahí, ¿sabes? Cuando terminé sí que tenía claro que quería hacer algo que tuviera que ver con la censura de cine, y luego a partir de esa primera idea fue creciendo un poco, buscando más información -nos cuenta Teresa Valero-. También me interesaba mucho la situación de la vivienda en España y cómo, además a raíz de la película ‘El inquilino’, se mezclaban muy bien ambas cosas, pues empecé a tirar del hilo por un lado y del hilo por otro, a darle forma, y es lo que ha quedado al final”.

Háblame un poco de todo ese proceso de documentación, de investigación. Al final del libro lo explicas, das algunas pinceladas y apuntas a algunos de esos hechos que son reales… “Algunas historias las llevas oyendo un montón de tiempo, como por ejemplo la del abuelo de mi marido, ¿no? Que vivió en una cueva y cómo consiguió una puerta que venía de la finca de Franco y que estaba prevista para sus perros, y al final pues acaba siendo la puerta de una cueva en la que tú te tienes que refugiar porque no encuentras vivienda. Y esa historia que siempre me ha fascinado, pues bueno, si quería incluirla sin que fuera la historia real. Y con otras pues vas dando en el viaje de investigación, por ejemplo, con la de la hermana de Franco y unos terrenos, un plano catastral que era falso, y que fue modificándose y haciéndose cada vez más grande, y acaba siendo comprado por la hermana de Franco y el ayuntamiento la tiene que indemnizar cuando van a expropiar los terrenos. Pues todo eso que es tan fascinante, te lo vas encontrando y es lo que va dando forma finalmente. Tienes que crear un caso, una investigación en la que tiene que haber muchos puntos de giro, tiene que haber diferentes sospechosos y tratar de que todo tenga un poquillo de aliciente y sea interesante. De todo lo que lees para documentarte, hay ideas que vas guardando y otras por las vas desechando”, asegura Teresa Valero.

Hay mucho de cine en este cómic. “Pues sí, yo creo que el cine era un poco lo que mejor reflejaba cómo eran los años 50, incluido todo el peso de la censura y cómo tenían que andar evitándola. Si vemos las películas, por ejemplo, de Berlanga, pues son un reflejo impresionante, o ‘Muerte de un ciclista’ también de Bardem. Son un reflejo de la sociedad, y no digamos ya las de Nieves Conde, como ‘Surcos’ o ‘El inquilino’, que eran críticas muy directas a cómo se vivía y a cómo las autoridades ayudaban o dejaban de ayudar a poder vivir mejor. Entonces es una fuente de documentación muy importante de qué es lo que pasaba entonces y cómo vivía la gente, qué aspiraciones tenía y cuáles eran sus dificultades”. 

Y lo mismo que el cine, el periodismo también está muy presente en el libro y además en los agradecimientos también te refieres a varios fotoperiodistas… “Eso fue un poco la génesis de la trilogía. El hablar de la prensa y del poder de la prensa como contrapoder. Y también cómo la prensa puede ser libre en un régimen que no la deja ser libre. La prensa, que de hecho tiene que ser por definición objetiva y tratar de buscar la verdad, ¿no? Cómo puedes existir en un régimen en el que desde el ministerio se están controlando los medios de comunicación y se dice que deben de ser un servicio público al servicio del gobierno. Entonces todo eso me gustaba mucho, me fascinaba y quería ver cómo transmitirlo. Y después de muchas entrevistas con periodistas de la época y cómo me explicaban cómo se habían enfrentado a la censura, cómo habían intentado mantenerse un poco libres, pues la verdad es que todavía me dieron más ganas porque ellos te contaban un montón de anécdotas y un montón de cosas interesantes de cómo se ejercía el periodismo en aquella época, y era algo épico totalmente”, afirma Teresa Valero.

¿Qué se va a encontrar el lector cuando empiece a pasar las páginas de este cómic? “Yo creo que en principio te encuentras una historia de género negro. Un crimen que hay que resolver, y te vas a encontrar también a dos periodistas de sucesos que son los que van a intentar resolver ese crimen en un entorno político y social en el que la censura prácticamente llega a todo. Hay un gobierno que está vigilando todas las costumbres, todo lo que se hace, toda la transmisión de la información y luego creo que también te vas a encontrar muchos contrastes y unos personajes interesantes que nos van a indicar un poco cómo han vivido la generación de nuestros padres. Cómo vivió la generación que fue joven en los años 50 y 60 y qué aspiraciones tenían y cómo intentaban buscarle las vueltas a ese régimen que asfixiaba un poco las ansias de libertad de los más jóvenes”. 

¿Qué hay de Teresa en cada uno de esos tres personajes principales? Pues en Sanz me imagino que un poco lo de ser muy testaruda y la tendencia a enfadarme, y a ser un poco irracional cuando me enfado. Es un rasgo de carácter del que no estoy muy orgullosa, pero que sé que tengo, que cuando me enfado soy verdaderamente una máquina de matar, un poco -continúa Teresa Valero-. Pero en cuanto a León, que es un personaje que es muy vulnerable, es un poco el más sensible de ellos, pues yo creo que esa inseguridad de hacer las cosas y luego preguntarte si realmente estás actuando bien o no. Y en Paloma es en quien me reconozco más a nivel profesional. Porque todavía en mi generación era muy raro que tú quisieras dedicarte a ser dibujante o a contar historias. Y tenías que empeñarte demasiado, porque la gente te preguntaba ¿por qué? ¿Por qué quieres hacer algo como esto? Entonces, en ese tipo de mujeres que a pesar del entorno dijeron, no, yo es que quiero hacer esto y lo hago, aunque lo pase mal, aunque me cueste, aunque sea el camino difícil, pues ahí sí que me gusta pensar que tiene bastante mío, que me empeñé mucho, mucho, mucho, en llevar este camino. Y ahora es cuando mis padres dicen, jo, pues mira, tenías razón, ¿no? Ya has podido vivir bien de ello y merecía la pena. Pero en un principio no estaban nada convencidos”. 

Si hablamos un poquito de las ilustraciones, de los dibujos, ¿qué dirías tú que tienen de característico esas ilustraciones para este libro? O quizás, ¿qué hay de diferente, si hay algo distinto, con respecto a otros trabajos? “Bueno, yo creo que ahora estoy más suelta con el dibujo. Es verdad que cuando hice el primer tomo de Contrapaso, salía de un periodo grande de dibujar muy poco, porque había dejado un poco mi carrera de lado para ser mamá y criar a mis niños. Y entonces, pues sí que al final esto es como tocar un instrumento, ¿no? Es una habilidad que vas perdiendo si no la practicas mucho tiempo. Tienes que estar siempre como en lo alto, siempre practicando, siempre practicando. Eso unido además a que eran personajes de nueva creación, que normalmente necesitan un rodaje, ¿no?” 

“Los primeros tomos de Asterix o de cualquier cosa que cojas que sea una serie y ves cómo empieza, ves que luego hay una evolución de personaje hasta que el personaje se define a sí mismo. Entonces, en este segundo yo creo que ya está todo eso mucho más consolidado, los personajes más enteros -asegura Teresa Valero-. Yo estoy más suelta con el dibujo, no he sufrido tanto, podríamos decir. Y creo que todo eso sí se nota, que es un estilo un poco más depurado y sigue siendo un estilo de dibujo muy detallista, semirealista, ¿no? Que intenta reflejar cómo era la época, cómo eran todos los coches, los vestidos. Entonces es un dibujo muy trabajado y también con un color narrativo que tiene mucho que ver con la luz, que tiene una iluminación dramática. Que va acompañando a la acción y a lo que se está contando en el libro”. 

Si hablamos de técnicas, ¿con qué técnicas has trabajado en este proyecto? No sé si es con las que venías trabajando o has introducido algo nuevo. “Yo trabajo digitalmente y trabajo con acuarela digital. Lo que pasa que trabajo todo como si lo hiciera sobre papel. O sea, el color lo utilizo por veladuras, igual que si lo hiciera sobre papel. De hecho, para mí ha supuesto un entrenamiento, trabajar la acuarela así, digitalmente, porque luego cuando pasó al papel, pues se comporta más o menos de forma muy parecida. El digital me da la oportunidad de poder corregir más y no tener que tirar la página si me equivoco. Pero siempre añoro el poder trabajar en papel, porque a nivel físico, incluso a nivel intelectual, la aproximación del dibujo en papel es otra cosa, es otra experiencia. Y entonces siempre ando diciendo, venga, este voy a tratar ya de arriesgarme y lo hago en papel en vez de en digital. Y a ver si con el siguiente, yo creo que haré otro intento, no sé si al final me quedaré en el digital o lo haré algún día en papel, pero es algo que me gustaría”. 

Y por último, Teresa, imagino que ahora estarás volcada con la difusión de este libro y será un poco lo que te ocupe más a corto plazo, pero no sé si estás pensando ya un poco en el siguiente trabajo. “Sí, sí. Tengo ya un poco las primeras directrices, tengo ya construido y escrito en mi cabeza toda la parte final, quiero que haya un epílogo, así pasados unos años ya, cuando estamos entrando en democracia. Ver qué ha sido de todos estos personajes y ando ya dándole vueltas. Lo que pasa que es verdad que ahora estoy metida en la promoción en España. En verano, a finales de verano o septiembre sale en Francia, que también, como ha funcionado muy bien, quieren darle también mucha promoción, y entonces al final, quieras que no, se te va casi un año, en viajes, en salones, pero bueno, aprovecho los viajes y eso para irme documentando, para ir escribiendo un poquito de guión y en esas estoy”, concluye Teresa Valero.

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