Entrevistas
Patricia Metola ilustra ‘Cartas desde mi cielo’
Inés está triste porque su perro Alfi se ha muerto. Pero un día recibe una carta desde el cielo de los perros y descubre que Alfi no está tan mal allí. Con estas palabras nos presenta SM este álbum ilustrado, ‘Cartas desde mi cielo‘, un libro de Dawn McNiff y Patricia Metola. Con ésta última hemos charlado sobre este proyecto.

¿Cómo nace este proyecto? Patricia Metola: «Estaba de paseo cuando recibí en el móvil un email de Beth Aves, directora de arte de Walker Books. En él me contaba que tenía un libro que le gustaría realizar conmigo. Me emocioné y me sorprendió, Walker Books es una editorial de muchísimo peso internacional que trabaja con autores increíbles. Aún me sucede que veo su lista de ilustradores y pienso: ¿qué es lo que hago yo aquí? Sigo un poco sorprendida después de dos álbumes con ellos. Tras esto, SM España se interesó y fueron los encargados de publicarlo aquí. Me encanta que la traducción sea de Teresa Tellechea, porque fue mi editora en SM hace muchos años y me hace ilusión volver a tener un proyecto con ella».

¿Qué se encontrarán los lectores en sus páginas? «Un cuento muy divertido y tierno, que habla sobre la amistad, sobre el amor y sobre la pérdida. El libro comienza ya en las guardas, con una escena en la que aparece Inés y su familia, en un jardín, delante de un pequeño cartel que pone «Alfi». Seguimos transitando por las ilustraciones sin palabras, paseando por la casa de Inés, observando los cuadros que hay colgados en la pared, con fotografías de Alfi (un pequeño perro) e Inés y su familia. Continuamos caminando por la casa y vemos a Inés, triste, recogiendo objetos que han pertenecido a Alfi. Hasta que su madre le entrega una carta y comienza la historia.»


¿Qué te pareció la historia la primera vez que la leíste? «Me pareció de una dulzura y ternura arrolladora -asegura Patricia Metola-. Me fascinó Alfi, era tan divertido, tan alegre. Me atrapó el manuscrito nada más empezar a leerlo, que comienza con un: «Querida Inés, ahora soy un perro del cielo porque he muerto». Pum, así, directo. Sin previos. También me encantó que fuese un texto puramente epistolar entre Inés y Alfi. El texto de Dawn McNiff es magnífico».

Háblanos un poco de cómo ves la ilustración como vía para hablar sobre temas como los que se reflejan en este libro. «Creo que mi trabajo como ilustradora en este libro facilita al lector el tránsito por el arco emocional de Inés. Las cartas de Dawn McNiff siempre nos ofrecen el punto de vista de Alfi: un pequeño perrito alegre, travieso, divertido, juguetón y extremadamente vital.»


«En el texto hasta al final no sabemos qué es lo que está ocurriendo con Inés. Era importante darle espacio a Inés e ir viviendo con ella su duelo en el paso del tiempo, que se refleja en el libro a través de las estaciones del año y de las fases lunares».

Las imágenes nos muestran cómo Inés va superando su duelo, despidiéndose poco a poco de su pequeño amigo, aceptando su pérdida hasta que, en las guardas finales, vemos a una Inés, en el mismo jardín del principio, alegre, disfrutando de la vida tanto como lo hace Alfi a lo largo del cuento en todas sus cartas -afirma Patricia Metola-. Además, hay ilustraciones a doble página sin texto, distribuidas a lo largo del libro, que permiten varias pausas. Esto era importante para dar espacio y calma a la emoción de Inés».

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este proyecto? ¿Qué hay de diferente respecto a otros libros? «Como novedad he trabajado con una fotógrafa, Elvira Megías. Quería anclar el mundo de Inés a la realidad. No sabía si las cartas de Alfi las escribían los padres de Inés, o era una ensoñación de Inés, un modo de pasar por su duelo… pero me parecía importante dotar sus ilustraciones de una realidad tangible frente al espacio de Alfi, que era un perro que ya no estaba, que había muerto. Se me ocurrió la idea de añadir a lo largo del libro objetos fotografiados: unos marcos de casas de muñecas en los que encuadrar los recuerdos de Alfi e Inés, y pequeñas plantitas del campo. Solo están en el mundo de Inés, nunca en el de Alfi».

«Otra cosa que marcó una gran diferencia fue realizar este libro con Walker Books. Ha sido un trabajo a cuatro. Por un lado, con Dawn McNiff, la autora del texto, y por otro con la gente de Walker: Beth Aves, directora de arte, y Maria Tunney, editora. Es increíble trabajar con ellas, tanto en lo personal como en lo profesional. Los dos álbumes que he hecho con ambas no habrían sido lo mismo sin su paciencia, sus sabios consejos y su aguda mirada, estoy inmensamente agradecida por la suerte que he tenido al trabajar a su lado, he aprendido muchísimo y ha sido una experiencia preciosa».

¿Con qué técnicas trabajaste? «En este libro hay lápices de colores, acuarela, témperas, fotografía y collage».

¿Cómo fue el proceso de elaboración de este libro? «Largo, bastante largo. Con idas y venidas. Pero muy bonito -confiesa Patricia Metola-. La mirada de Maria Tunney fue fundamental para dar luz y reordenar aquello que yo no terminaba de ver. Recuerdo ya al final, que estaba atascada, algo agotada y había enviado los archivos finales. En un momento Maria reorganizó mis ilustraciones de modo que todo tuvo sentido. Es como si hubiese hecho magia. Es fantástico contar con una magnífica editora como ella. Y Beth Aves… no tengo suficientes palabras para ella. ¿He dicho ya que las adoro?»


¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? «En febrero se publicará mi segundo álbum con Walker Books, Apple and Magnolia, que es un precioso y divertido libro de Laura Gehl, sobre la naturaleza y las amistades inusuales e inesperadas. Desconozco si se editará en España».

«Y antes de despedirnos de Cartas desde mi cielo me gustaría apuntar un detalle para los lectores observadores: que se fijen bien en el cielo de la escena final».
Álbum Ilustrado
Giulia Landonio y ‘El hombre que perdió la cabeza’
La mañana en que el señor F. se da cuenta de que ha perdido la cabeza, todo su mundo comienza a desintegrarse. Un escenario onírico irrumpe en la vida de un hombre atrapado en la rutina. Lo absurdo ofrece la única vía para encontrar sentido. Una historia que desconcierta y deja paso a profundas reflexiones. Así nos presenta Diego Pun Ediciones este álbum ilustrado. ‘El hombre que perdió la cabeza’ es un trabajo de Fanuel Hanán Díaz y Giulia Landonio. Con ésta última charlamos un poquito más sobre este libro.
Primero, cuéntanos cómo nació este proyecto. “Muy sencillo: la primavera pasada, Cayetano, editor de la editorial DiegoPun, con quien colaboré dos años antes en el álbum ilustrado «El Otro», escrito por Toño Malpica, me contactó para ilustrar un nuevo libro, y tras leer el texto de Fanuel, acepté”.

¿Qué encontrarán los lectores en las páginas de este libro? “Encontrarán atmósferas surrealistas, paisajes oníricos, colores vibrantes y muchos animales, todo ello aderezado con un toque de sarcasmo que, lo admito, a veces roza la tragedia. Me refiero en particular a la serie de ilustraciones en las que vemos, primero, al protagonista trabajando arduamente, empeñado en hacer aviones de papel; luego, huyendo del patio donde sus compañeros «paseaban», perseguido por las sombras de los aviones, y finalmente, engullido por una multitud que camina indiferente bajo un cielo barrido por aviones militares”, nos cuenta Giulia Landonio.

¿Qué te pareció la historia de Fanuel la primera vez que la leíste? “Me impactó el contenido escueto, seco y casi silencioso del texto, del que inmediatamente vislumbré las numerosas interpretaciones gráficas”.
¿Cuál fue el trabajo previo al libro? Me refiero a esta fase de investigación, documentación y experimentación, o dedibujar en un cuaderno… “Al principio, dibujé al personaje principal (que inicialmente era grande) en diversas situaciones en un cuaderno. Mientras tanto, vi algunas películas cuyo hilo conductor era la lucha entre el afán interno del individuo por la libertad y la presión social para ajustarse a ciertas normas de comportamiento -continúa Giulia Landonio-. Entre los títulos de las películas se incluyen: «Bartleby» (1970) de Anthony Friedman, «Bartleby» (1976) de Maurice Ronet, «El hombre elefante» (1980) de David Lynch, «La vida agra» (1964) de Carlo Lizzani, basada en la novela homónima de Luciano Bianciardi, «El desierto de los tártaros» (1976) de Valerio Zurlini, basada en la novela homónima de Dino Buzzati, y «Una giornata particolare» (1977) de Ettore Scola”.



¿Qué dirías que caracteriza tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otras obras? “El mayor reto que me planteé al crear este libro, en comparación con trabajos anteriores, fue sin duda el uso de una paleta de colores más amplia y vibrante (normalmente suelo usar menos) (anteriormente, había trabajado con tonos pastel). También intenté, basándome mucho en las películas que había visto, crear ilustraciones con tomas más cinematográficas para transmitir una mayor sensación de desorientación y alienación. La técnica (acuarela) también era nueva, ya que hasta entonces siempre había usado acrílicos, óleos muy líquidos o lápices”.

¿Entonces qué técnicas usaste? “Como mencioné antes, usé acuarela. Como fanática del trazo, no pude resistirme a añadir marcas gráficas con grafito y lápices de colores. Finalmente, para corregir cualquier imprecisión, usé pasteles secos”, afirma Giulia Landonio.


Cuéntanos algo más sobre el proceso de creación de este libro. “Como mencioné antes, la primera fase se centró en crear dibujos del personaje principal en diversas situaciones. Después de ver las películas mencionadas, procedí a crear unos tres o cuatro storyboards. Una vez que el autor y la editorial aprobaron el storyboard final, pasé a crear las ilustraciones. Primero, dibujé la imagen a lápiz en una hoja de papel fina, que luego calqué sobre papel de acuarela con una mesa de luz. Todas las láminas de acuarela se remojaron en un recipiente durante unos 30 minutos, luego se fijaron a tablas de madera con cinta adhesiva especial y se dejaron secar durante unas 12 horas. El primer paso para colorear las láminas consistió en humedecer el papel y aplicar un color muy acuoso (la técnica «húmedo sobre húmedo»). Para crear algunos fondos (aquellos que representan el elemento agua o el cielo estrellado), apliqué granos de sal al papel húmedo. Luego pasé a aplicar otras tres o cuatro capas de acuarela, a las que añadí algo de color a lápiz y/o pastel seco”, asegura Giulia Landonio.


¿En qué estás trabajando ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Desde mayo hasta mediados de octubre, trabajé como pastoraen una granja cerca del pueblo donde vivo. Hasta principios de septiembre, las largas jornadas de pastoreo se veían interrumpidas (además de mi trabajo como pastora) por la lectura, el dibujo del natural y las siestas. Durante el último mes y medio, debido al nacimiento de los corderos en la dehesa, tuve que dejar de lado estas actividades que tanto disfruto (¡incluidas las siestas en la naturaleza!), pero ahora me siento con energía para retomar nuevos proyectos. Entre mis ambiciones está crear una serie de grabados que combinen varias técnicas de grabado (aguafuerte, aguatinta, mezzotinta, fondo blando, colografía) en torno al tema de los “paisajes paradójicos”, es decir, paisajes en los que coexisten elementos de naturaleza opuesta”.
Álbum Ilustrado
David Pintor ilustra el salto de ‘Joe Rudo Paracaidista’
¿Qué harías si, en contra de toda lógica, tu paracaídas empezara a subir en lugar de bajar? A esto mismo se enfrenta Joe Rudo, el paracaidista más experimentado del mundo, hijo y nieto de paracaidistas. Acostumbrado a tenerlo todo bajo control tras más de un millón de saltos, jamás imaginó una aventura como esta. En este álbum ilustrado, Joe se verá en una situación límite que pondrá a prueba todo su ingenio. Atrapado en un ascenso imparable, deberá tomar decisiones rápidas y creativas para volver a tierra. ‘Joe Rudo Paracaidista’ es una historia llena de humor que te atrapará desde la primera página. ¿Conseguirá Joe solucionar este increíble lío aéreo? Así presenta la editorial Iglú este libro de Octavio Ferrero y David Pintor. Con éste último charlamos en las siguientes líneas un poco más sobre este proyecto.
Lo primero, cuéntanos cómo nace este proyecto. “Octavio Ferrero me pasó el texto para que le echara un vistazo y la verdad es que me pareció que yo le podía dar el frenesí y el humor que el texto necesitaba. Creo que vi en esa historia un aire de libro diferente que me atrajo y que me decidió a ilustrarlo”.

¿Qué encontrarán los lectores en las páginas de este libro? “Diversión, humor, movimiento, locura, frenesí…”, asegura David Pintor.
¿Qué te pareció el texto de Octavio la primera vez que lo leíste? “Me pareció una auténtica locura frenética y divertida. Un bombón para un ilustrador como yo de trazo también frenético”.
¿Cómo fue el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “El libro cuenta la historia de una caída en paracaídas, en la que, sorprendentemente, resulta que pasan muchas cosas”, nos cuenta David Pintor.


Háblanos del formato del libro… “Bueno, eso fue algo que se me ocurrió cuando leí el texto. Un libro que básicamente describe un descenso en paracaídas pedía un formato muy vertical. He de decir que desde la editorial me dieron carta blanca a la hora de diseñar el libro y eso es algo muy de agradecer. Una vez adoptada la idea de la verticalidad, intenté jugar y llevarla a más aspectos del libro como la tipografía o la propia maquetación del texto… La idea era intentar divertirse y hacer un libro diferente”.
¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? “El libro es puro movimiento y mi estilo se adapta muy bien a ese dinamismo. Si conseguí transmitir lo frenético de la acción a través de mi trazo, me doy por satisfecho”, confiesa David Pintor.

¿Con qué técnicas trabajaste? “Como hago desde hace unos años, los dibujos están hechos a mano con pluma y el color es digital”.
En nuestra última entrevista hablamos de tu libro de caricaturas, ¿es esta un poco una caricatura de la figura del paracaidista? “No. Este libro no tiene nada que ver con la caricatura, pero sí con estilo más propio del humor gráfico”, afirma David Pintor.
¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Acabo de terminar un libro que es una colaboración con una ONG y que saldrá a finales de este año. Una preciosa fábula ecologista en la que los protagonistas son un anciano, una urraca y un viejo árbol”.
Cómic
Elva Lombardía nos habla de su trabajo en ‘Roncas’
Mujer de 30 años, ilustradora de vocación, vivo en Barcelona y trabajo en un call center a media jornada para pagar las facturas del piso que comparto con una amiga (es la única forma de pagar los locos alquileres de esta ciudad). Me gusta viajar (aunque de normal me cuesta siglos ahorrar pasta para el viaje), quedar con los amigos para salir de cervezas, ir al cine y disfrutar de un buen libro o un cómic en mi sofá. ¿Qué por qué me he apuntado a “adopta a un lerdo”? Porque me apetece conocer a un tío con el que pasarlo bien, echar un buen polvo y ¿quién sabe? Quizás llegar a algo más. ¿Defectos? Pues lo de siempre, soy un poco desordenada, y cuando me enfado… Ah, sí, lo olvidaba, ronco un poco pero bueno… no creo que nadie considere que eso es un defecto ¿no?
Con estas palabras Grafito Editorial nos presenta ‘Roncas’, un cómic de Elva Lombardía. Obra ganadora del Premio “Josep Sanchis Grau” de cómic, de los XLII Premios Literarios “Ciutat de València”, y del que hablamos con Elva en las siguientes líneas.

Lo primero, cuéntanos cómo nace este proyecto. “Este proyecto nace de una recopilación de diarios personales, libretas en donde tengo anotadas cosas que me pasan, ideas, etc. En un principio iba a ser una especie de libro de viaje y a través de él, explicar una ruptura, pero luego, cambié a una cosa más biográfica y personal, ya que me resultaba más fácil y fresco”, nos cuenta Elva Lombardía.
¿Qué encontrarán los lectores en las páginas de este libro? “Las lectoras y lectores se encontrarán con una historia costumbrista, llena de humor e ironía, de las desgracias sentimentales de una treintañera milenial. Lerda, la protagonista, estará en búsqueda de pareja a través de las apps mientras lo combina con varios trabajos, comparte piso, y en ocasiones siente que no todo es como nos lo habían prometido”.

¿Qué hay de Elva en este cómic? “Prácticamente todo, es una historia autobiográfica, aunque guionizada y con pequeños cambios para que tenga una coherencia y ritmo de lectura, ya que la realidad a veces supera la ficción”, asegura Elva Lombardía.
¿Cómo fue el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de documentación, de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “El trabajo previo fue ordenar bien las libretas, la historia de Roncas son varios años de mi vida. Hice varias relecturas para extraer las situaciones que a mí me parecían más interesantes y con esto empecé un esquema del guión general de las cosas que irán pasando a lo largo del libro”.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Mis ilustraciones son sencillas y muy expresivas acorde al guión, es un estilo que ha nacido de años de búsqueda y de referentes del cómic que me encantan como Aude Picault o Guy Delisle -continúa Elva Lombardía-. La diferencia con respecto a otros trabajos, es que es mi primera historia secuencial, mi anterior cómic diario de un confinamiento de Saïm Edicions, son historias cortas sobre la pandemia, en ‘Roncas’, el libro demandaba un ritmo y cronología”.
¿Con qué técnicas trabajaste? “Ilustración digital”.

Danos algunas pinceladas sobre el proceso de realización de este libro. “Una vez hice el esquema de guión, con posits fui incorporando las situaciones que me parecían más interesantes y le di una cronología. Con esta guía empecé ya el proceso de storyboard, dibujo muy sencillo y esquemático de cómo será la página junto a la escritura del texto. El guión y el boceto nacieron a la vez, una vez terminado todo el story del libro, empecé la fase de dibujo final y posteriormente el color”, afirma Elva Lombardía.



¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Actualmente estoy con algunos encargos de libro de texto y junto a otra escritora, estamos trabajando en un álbum infantil para presentarlo a diferentes editoriales. A nivel historias mías, tengo bastantes ideas para el futuro pero todo es cuestión de tener tiempo de irlas desarrollando y combinando con el trabajo”.
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