Entrevistas
Manuel Marsol y el viaje interior de ‘Astro’
Manuel Marsol presenta su obra más íntima y personal hasta la fecha, un viaje al espacio que es un viaje al corazón de la infancia. Con estas palabras la editorial Fulgencio Pimentel nos presenta ‘Astro’, el último trabajo del ilustrador Manuel Marsol, con el que charlamos hace un tiempo sobre este libro.

¿Cómo nace este proyecto? Manuel Marsol: “Viene de lejos,. En realidad hubiera sido mi primer álbum si hubiese sido capaz de acabarlo, porque lo empecé en 2013. Hice unos dibujos en el verano de 2013 sobre un astronauta en un planeta y esas ilustraciones, que eran cinco, tuve la suerte que fueron seleccionadas para el catálogo de la exposición de ilustradores de Bolonia y se expuso en 2014. Algunas de esas ilustraciones están en lo que hoy es el libro pero claro, de 2013 a 2023, pues ha habido muchos momentos de abandono. Estuvo en manos de una editorial extranjera, lo veían bueno, porque es un libro, digamos, muy artístico y arriesgado. Yo soy consciente de eso, y lo veían con difícil encaje comercial. Al final no se atrevieron. Luego estuvo también en 2015, si no me equivoco, en otra editorial de aquí, y le pasó un poco lo mismo, que al final se echaron para atrás por la envergadura, porque es un libro largo. Y yo lo dejé en un cajón”.
“Después tuve la suerte de conocer a los editores de Fulgencio Pimentel, a César en concreto, César Sánchez, que bueno, me editó ‘El tiempo del gigante’ y ya empezamos a tener una colaboración en la que ellos confiaban plenamente en mi trabajo, y me daban esa confianza también para hacer proyectos personales, un poco más al margen de lo que son los cánones de lo comercial. Aunque bueno, se han vendido bien en España la verdad. Él en un momento dado conoció este proyecto y le gustó desde el primer momento y él me intentaba convencer para que lo retomase, pero yo estaba con otras cosas, estaba con ‘Yokai’, con ‘Duelo al Sol’, un montón de cosas. Y ya en 2019 César me convence, y entre finales de 2019 y la época de la pandemia trabajé mucho otra vez en ‘Astro’, aunque también se volvió a quedar en cajón a finales de 2020”.
“Lo dejamos reposar hasta que César me dijo: “Manu, esto tiene que salir”. Ambos lo vimos con nuevos ojos y la verdad que encontramos la solución. Fue todo súper rápido en el fondo. Ha sido un proceso largo, que ha llevado su maduración, pero bueno, al final hemos quedado contentos que era lo importante”, asegura Manuel Marsol.

¿Qué se va a encontrar la gente cuando abra las páginas de Astro? “Bueno, los que me conozcan van a encontrar que existe un universo mío como autor, que es algo que a mí me ha interesado trabajar. Digamos que parte de ahí, creo que hay unos lugares comunes en todos mis álbumes, por ejemplo el interés por hablar sobre lo que es el tiempo, la percepción del tiempo, cómo pasa el tiempo por nosotros y en Astro eso está. También está el viaje, también está el paisaje, la importancia del paisaje como personaje, la idea de descubrir un mundo y las preguntas metafísicas”.
“Luego por otro lado más plástico, yo quise hacer algo experimental desde el primer momento pensando en que iba a concursar en la Feria de Bolonia y que ahí se premiaban ilustraciones pues que aportasen cosas nuevas. Yo creo que desde el primer momento la estética era bastante radical, con un paisaje casi abstracto y con muchos huecos, con muchos lugares para curiosear, para encontrar secretos. Y luego se va a encontrar un astronauta que en realidad se comporta como un niño, es un niño jugando en un planeta, que va a hacer un amigo, y que esa amistad pues va a tener una trascendencia, y va a tener una serie de complicaciones, y va a ser un viaje espero que transformador, con mucha poesía y con mucho amor, la verdad”.

“Es un viaje irregular -continúa Manuel Marsol-, porque hay ilustraciones de 2013, y otras del verano de 2023, y otras muchas de 2020. Pero creo que esa irregularidad, espero y confío, que esté compensada con mucha emoción y con mucha verdad. La verdad es que sí que me está escribiendo, libreros, mediadores y también lectores que se emocionan, porque es un libro donde hay mucho sentimiento puesto, y hay gente que lo ha leído con las lágrimas en los ojos, y eso es lo más bonito”.

Hablas de sentimiento y, por ejemplo, cuando abres la página de Fulgencio Pimentel y habla un poco de este trabajo, dice que es tu obra más íntima y más personal, ¿qué hay de Manuel en este álbum? “Bueno pues el libro está dedicado a mi padre, que falleció cuando yo tenía 11 años y también está dedicado a su amigo el pintor Paco López Soldado, pintor abstracto que sigue siendo amigo nuestro de la familia. Cuando yo dejé la publicidad, antes de irme a estudiar el posgrado de ilustración, estuve pintando en su taller. Sus cuadros yo siempre los vi, siempre estuve rodeado de ellos, como yo digo, rodeado de ese universo suyo, y cuando estuve pintando con él, pues me enseñó una serie de técnicas -afirma Manuel Marsol-. Por ejemplo mezclar el óleo con el acrílico, que son dos medios distintos y no se mezclan bien, y entonces generan una serie de accidentes, texturas,… Entonces ese universo donde el niño está jugando, digamos que sale un poco de este amigo de mi padre, de Paco López Soldado, era un universo que yo tenía arraigado desde la primera infancia. En mi casa había muchos cuadros suyos, íbamos mucho a su casa, y partiendo de eso, que ya es bastante personal, más allá de descubrir un mundo como me descubrió mi padre a mí, pues sí que toca el tema de la muerte en concreto y cómo se afronta el duelo, el dolor, y cómo se intenta uno sobreponer pues a base de estar rodeado del amor y de los misterios, el misterio de la vida, de qué hacemos aquí, por qué existimos, por qué hay algo en vez de nada, y sí que es una alegoría. Pero como bien dice en la nota de prensa, el pozo no es para nada dramático, puede hacer llorar, pero la idea es que sea luminoso, que al final lo que queda es una sensación de agradecimiento por estar vivos, y por tener la suerte de existir en realidad en este universo tan vasto y tan oscuro, esa es un poco la intención”.

Has hablado antes de irregularidad, porque había ilustraciones más antiguas, más recientes, háblanos un poco de la técnica o las técnicas con las que has trabajado en este libro. “Yo empecé como decía antes intentando sorprenderme con las ilustraciones. Probaba con estas técnicas de las que hablaba de Paco López Soldado, que me han enseñado pues a utilizar manchas para crear paisajes, jugar con el accidente”.
Por otro lado, y también viene de mi padre y del propio López Soldado, que ellos cogían todo tipo de cosas de la basura, en mi casa siempre había trastos y cosas que luego ellos modificaban o pintaban, y yo tengo también ese vicio. Me acuerdo que en esa época di con una una revista antigua de los años 70 o así, que se llamaba ‘El arte de tejer’, de costura, y y empecé a hacer collage con eso mezclando mis dibujos con recortes. Hice unos dibujos que partían de recortes de esa revista, utilizando jerséis, grises del blanco y negro de la revista, que luego parecían rocas, formaciones rocosas, y entonces el universo de astro pues aparece un poco de ahí, de ir pegando esas texturas. De repente recortar un círculo de un jersei, que es un plano tan detalle que uno no tiene la conciencia de estar viendo algo figurativo, y de repente es un planeta. Y luego la parte figurativa son los seres vivos, que son una especie de alienígenas extraños entre orgánicos y minerales, porque es un planeta donde todo está mezclado”, asegura Manuel Marsol.

“Hay una mezcla de técnicas, hay pintura plástica, hay gouache, hay tinta china, hay óleo, hay acrílico, collage. Como siempre digo, todo lo que hay encima de la mesa o por el estudio, pues al final lo voy poniendo, y yo creo que toda esa parte accidental y toda esa parte un poco experimental, pues jugó a mi favor, y por ahí fue que lo seleccionaron en la Feria de Bolonia y que gustó, que sorprendió esa estética, pero también la extrañeza de una historia en el espacio con tanto color blanco, porque normalmente uno espera unos fondos muchísimo más desde oscuros a coloridos, pero esa idea del planteamiento de utilizar tanto la página en blanco, creo que también tiene su gracia y sitúa el espacio en un lugar entre lo físico y lo espiritual. Es un paisaje que es un planeta, pero también es un paisaje de la memoria es como un recuerdo, y yo creo que hay elementos y detalles que acentúan esa idea. Estamos en el terreno de la memoria de la infancia de un planeta onírico y eso, la atmósfera, siempre ha sido muy importante en mi trabajo y creo que este álbum pues también ya desde el principio estaba ahí”.
Cómic
Cecilia Vårhed nos habla de su trabajo en ‘Santa Carencia’
A Amor acaban de ponerle los cuernos y tiene que ser ella misma quien rompa con su novio por teléfono porque él es demasiado cobarde para hacerlo. Además, no tiene ni casa ni trabajo ni dinero. Lo que sí tiene es un grupo de amigos en los que no se puede confiar demasiado, pero que han creado una extraña dependencia entre sí y, a pesar de todo, permanecen juntos. Quizá lo que los une es que ninguno parece capaz de hacer otros amigos, y que tampoco están mucho mejor que ella. Entre fiestas decadentes, videojuegos, citas fallidas, sueños frustrados y mucho autodesdén, Amor hará todo lo que la procrastinación le permita para sobrellevar su pena. Con estas palabras La Granja Editorial nos presenta ‘Santa Carencia’. Con Cecilia Vårhed charlamos en las siguientes líneas sobre este cómic.

¿Cómo nació este proyecto? “Alquilé una habitación en una casa que pertenecía a un «grupo de medicina alternativa». Eran como una secta. Los coches aparcaban afuera todos los lunes y realizaban exorcismos en la planta baja, justo debajo de mi habitación, así que oía cánticos, toses, gemidos y gritos. Cada semana había una nueva catástrofe con mis amigos y nunca supimos por qué. Fue una época miserable y cómica. He hecho cómics sobre mis amigos toda mi vida, así que se ha convertido en una especie de hábito”.
¿Qué encontramos en este cómic? “Santa Carencia trata sobre unos amigos que tienen una dinámica de grupo muy extraña: creen que todos los demás son unos perdedores, como una forma de defenderse de ser ellos mismos los verdaderos perdedores. No soportan la idea de que alguien se separe del grupo y triunfe por sí solo. Dentro del grupo hay amor, pero es indistinguible del odio”, nos cuenta Cecilia Vårhed.

¿Cómo fue el trabajo previo al libro? Me refiero a la fase de investigación, la documentación, las pruebas, quizás incluso los dibujos en un cuaderno… “Solía hacer fanzines sobre cosas que me sucedían la semana anterior, y cuando tuve cinco, ¡sentí que debía rehacerlos en un libro! Fue genial porque a todos les pareció bien que los usara como personajes de cómic. Zack dijo que le hacía sentir «como una persona real». Algunos eventos reales se edulcoraron en la versión de cómic, y no al revés”.

“También se hicieron algunos cambios entre los fanzines y el libro. Alfons solía ser humano, pero muchos personajes humanos resultaban espeluznantes. Además, los hice mucho más atractivos en el libro que en los fanzines. En Suecia, los personajes suelen ser muy feos. Incluso los dibujantes más atractivos se hacen ver muy feos en sus cómics. Entiendo que es una representación del yo interior del artista. Y eso suma; cuando hice los fanzines estaba muy agotada y ansiosa, pero cuando hice el libro me sentí genial. Por eso Amor solía parecer anémica y ahora parece que le han hecho una transfusión de sangre”, asegura Cecilia Vårhed.
¿Cómo nacieron estos personajes? ¿Por qué son diferentes? Cuéntanos tu enfoque al crearlos. “Originalmente tenía más personajes, pero el editor sueco Fredrik Jonsson me recomendó este ejercicio narrativo genial: escribir cinco adjetivos para cada personaje, que no se puedan superponer con los de ningún otro. Así defines a los personajes con mayor claridad. Todos provienen en mayor o menor medida de personas que he conocido, pero me aseguro de que sean arquetípicos para poder seguir inspirándome en ellos, independientemente de quién esté o no en mi vida. Quiero que los personajes crezcan conmigo para poder seguir usándolos incluso cuando tenga 100 años y esté en una residencia de ancianos. Siempre habrá un Alfons o una Guerrera del Amor en algún lugar”.

¿Con qué personaje te identificas más? ¿O cuál tiene más en común con Cecilia? “Es una mezcla entre Amor y Alfons… Amor tiene más de mi historia, pero temperamentalmente soy más colérica, como Alfons. Aunque gran parte del personaje de Alfons depende de que sea un hombre. Hay muy pocas mujeres que puedan ser mujeres como Alfons”, continúa Cecilia Vårhed.
Cuéntanos algo sobre las ilustraciones. “¡Me encantan los estilos de dibujo que cambian mucho! Muchos dibujantes de cómics de mi generación en Suecia empezaron a leer manga en la biblioteca del colegio, así que tenemos esta raíz en común. Cuando una chica del instituto empezó a darme la lata con la anatomía, dejé de dibujar manga y aprendí cómics alternativos. Entonces quise volver a hacer algo bonito y lo mezclé todo”.

¿Con qué técnicas trabajaste en este libro? “El libro está hecho digitalmente, lo cual tiene un estatus bastante bajo en la comunidad artística. En el futuro podría volver al dibujo tradicional por un tiempo, o tal vez no. Para mí, lo más importante es la narrativa, y cualquier método que me permita hacerlo y, al mismo tiempo, tener tiempo para mi trabajo en la fábrica de cajas prevalecerá”, confiesa Cecilia Vårhed.
¿Cómo fue el proceso de creación de este libro? “Fue muy largo, ya que hice los fanzines hace algunos años. Tuve que encajar todo en una historia coherente. Sabía que quería seguir usando a los personajes durante mucho tiempo, y como esta es su historia, tuve que empezar el primer libro como en los fanzines”.

¿En qué estás trabajando ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “¡La secuela saldrá en Suecia dentro de un año aproximadamente! En el nuevo libro, la pandilla se ha separado por el tiempo y parece que a todos les va bastante bien. Pero, a medida que avanza, todo se desmorona y se ven obligados a reencontrarse con la amistad. Se embarcan en un viaje para ver si el destino existe y, sobre todo, si está de su lado o no. Ha sido genial escribir algo completamente nuevo con todo lo que sé sobre el mundo ahora y que antes desconocía. El proceso ha sido divertidísimo, como bajar una montaña en coche”.
Álbum Ilustrado
Antonio Lorente y su versión personal de ‘El Principito’
En esta edición ilustrada, la célebre narración ‘El Principito’ vuelve a latir con fuerza gracias al talento del reconocido artista Antonio Lorente. Su trazo delicado y expresivo aporta una nueva mirada al pequeño príncipe venido de otro planeta, cuyas preguntas ingenuas desvelan las verdades más hondas sobre la vida, la amistad y el amor. Con estas palabras nos presenta la editorial Edelvives este proyecto, sobre el que hablamos con su autor, Antonio Lorente.

¿Cómo surge este proyecto? “Fue una propuesta mía. Sabíamos que la obra iba a estar libre de derechos. Hace un par de años lo comenté con mi editora, y en realidad estábamos pensando en lo mismo, íbamos todos al unísono”.
¿Cuándo fue la primera vez que leíste ‘El Principito’? “Yo tuve dos lecturas importantes de ‘El Principito’ en mi vida. Luego la he leído otras muchas, pero la más importante y, digamos, la que me ha marcado en mi vida, fue cuando era un niño. Igual tendría 8 o 9 años. No le vi la profundidad que realmente tiene, sino que me pareció como un libro de aventuras, ¿no? Y me marcó, me encantó -confiesa Antonio Lorente-. Pero después tuve una segunda lectura cuando fui a vivir a Londres, a buscarme la vida. Lo leí en inglés, quería un libro sencillo, un libro que no fuese muy denso para aprender inglés y para hacerme con el idioma, y me leí ‘El Principito’. En esa segunda lectura ya empecé a comprender lo que era esta obra, qué es lo que te quiere decir. La magia de este libro es que cada vez que te lo lees le sacas una lectura diferente”.

¿Cómo ha cambiado un poco esa visión? Ahora que lo has trabajado más en profundidad, por decirlo de alguna manera. “He llegado a hacerlo propio, y eso está muy guay. Al final he construido mi propio universo de ‘El Principito’. Me headentrado tanto, tanto, que al final lo he hecho muy mío, que era de lo que se trataba. Respetando todo lo que viene siendoel libro, lo que es la historia, intentando siempre respetar al máximo su imaginario. Pero en este caso me he permitido incluso algunas licencias”.
“Tienen bastante similitud, si te das cuenta, porque tiene mucho espacio blanco. Era difícil intentar hacer un libro con mi estilo de algo tan sencillo. Esas pequeñas líneas del autor, y hacerlas de repente tan barrocas… Entonces, ahí tuve un poco de miedo al principio, pero luego pensé que era una idea bastante buena, hacer una nueva versión”, asegura Antonio Lorente.

¿Has disfrutado este proyecto? “Un montón, lo he disfrutado muchísimo. Empecé con miedo, pero me suele pasar en muchos proyectos, sobre todo con proyectos que tienen una iconografía tan marcada, como el caso de ‘El Principito’. Esemiedo fue desapareciendo conforme humanicé a Mi Principito, y estoy súper contento, la verdad, con lo que he realizado”.
Recuero, por ejemplo, cuando hablábamos sobre tu trabajo en ‘Peter Pan’, como le habías dado también tu toque al personaje… ¿Cómo es El Principito de Antonio? “Yo quería que fuese muy especial. Muy especial ya desde ese primer impacto visual. Y al principio empecé a inspirarme un poco, no en el personaje en sí de Eduardo Manos Tijeras, pero sí en esa sensación que transmite de pureza, de nobleza, de un punto lunático. Por eso, cuando empecé a crear ‘El Principito’, en los primeros pasos, le di muchas vueltas, hasta que llegué al que quería. “Al principio lo hice como muy repeinado, y empecé como a desmelenarlo, a sacarle mechones más largos, a darle ese punto más lunático que yo considero que tiene, hasta que dije: “lo tengo”, este es El Principito que tiene que salir”, afirma Antonio Lorente.

Si hablamos de técnicas, imagino que está en la misma línea que los últimos proyectos… “Sí, es cierto que estoy retrocediendo, estoy volviendo a las bellas artes… pero luego, como todo, lo termino digitalizando, dándole toques de color digital, pero sí que hay mucho de gouache, de óleo, de técnica artesanal tratada con alguna pintura digital o con toques concretos”.

¿Qué hay de Antonio Lorente en este Principito? “Pues yo diría que todo, tiene todo de mí, porque he intentado volcar todo lo que sé en este libro y la verdad que viendo el resultado final estoy súper contento, he salido de mi zona de confort también, porque es algo muy diferente a lo que suelo hacer, imágenes sin fondo. “No me habría imaginado nunca hacer un libro prácticamente sin fondo, y que a la vez funcione como esa sensación de espacio. Todo lo conceptual que he metido en este libro creo que ha funcionado, y como objeto final estamos muy contentos”.
Cómic
Fran Mariscal une problemas sociales y fantasía en ‘Moribundo’
Novelista de terror en cierne, Egon trata de mantenerse a flote mientras su vida entera se va a pique. La causa de su caída se llama Liz Tombstone y es la única heredera del antiquísimo clan de vampiros que gobierna la localidad de Hollow Hill. Juntos, Liz y Egon han establecido una relación tóxica que solo puede conducir a un destino peor que la muerte. Fran Mariscal debuta con una historia angustiosa y sobrenatural a medio camino entre el horror y el delirio, una historia que expresa al mismo tiempo el miedo a la separación y la esperanza de construir una vida mejor. Norma Editorial publica este cómic. Sobre ‘Moribundo’ hablamos en las siguientes líneas con su autor.

¿Dónde está el origen de este proyecto? “Nace, precisamente, de una depresión que tuve a raíz de una ruptura de pareja que fue muy nociva, y que termina en una depresión. Estuve yendo a una psicóloga, con terapia, rodeado de la familia, todo para salir del bache. Y fue durante estas sesiones donde la propia psicóloga me sugirió la idea de que yo expresara, purgara ese malestar que tenía, mediante la escritura. Como la escritura no era mi medio de expresión, decidí hacerlo mediante el dibujo. Hice algunas páginas, pero no lo continué porque no estaba en condiciones en ese momento de hacer realmente nada”.
“Pasó el tiempo, me recuperé, rehice mi vida, con todo lo que conlleva una recuperación, que es un proceso lento. Cuando ya me vi más capacitado, retomé aquellas páginas y sentí la necesidad de terminar ese tebeo para ya purgar del todo lo que tenía ahí dentro. También para utilizarlo a modo de cuento, como podría ser un cuento de los hermanos Grimm, con metáforas y con alegorías de los peligros que de adultos nos podemos encontrar, por ejemplo, lo que puede ser una depresión, o una relación de pareja tóxica y relaciones, en general, nocivas”, nos cuenta Fran Mariscal.

“Yo no quería hacer una crónica ni una historia autobiográfica, así que me lo llevé a mi terreno y encontré la figura del vampiro, un ejemplo perfecto para hablar de esto mismo que he comentado, y así nace Moribundo”.
Si tuvieras que definirlo en una o dos frases, ¿qué se van a encontrar los lectores en las páginas de este cómic? “Se van a encontrar una historia con tintes góticos sobrenaturales, con una estética que bebe mucho de autores como Dave McKean, como Bill Sinclair, como Jorge González, y que bebe mucho, sobre todo, de esa gran época que fueron los cómics de vértigo, en mi opinión, y van a encontrar una historia con una doble lectura”, asegura Fran Mariscal.
Si hablamos del dibujo, de las ilustraciones, ¿qué dirías que tienen de característico? A simple vista con ilustraciones como desdibujadas… “Sí, y creo que también está entrando por los ojos precisamente por el apartado gráfico. Sí que es mi primera obra como autor completo, pero con el tema de los lápices, sí que tenía más seguridad en mí mismo. Entiendo que gráficamente pueda sorprender, porque se ve diferente a lo que hay ahora”.

Has hablado de que te sientes cómodo con los lápices, ¿con qué técnicas sueles trabajar o con qué técnicas has trabajado en concreto en este proyecto? “Vengo de darle mucha caña a lo que es el tema tradicional y de mancharme las manos con pintura y técnicas mixtas, pero sí que es verdad que en ‘Moribundo’ y en los últimos trabajos que he ido realizando he optado por trabajar en digital, más que nada por la versatilidad y por la velocidad con la que se puede trabajar -continúa Fran Mariscal-. Siendo Moribundo un cómic tan extenso, haberlo hecho todo en tradicional habría sido muy laborioso y, sobre todo, que me habría llevado mucho más tiempo. Entonces opté por hacerlo en digital. El que me conoce sabe que yo trabajo el digital de la misma manera que en tradicional, voy pintando encima y voy aplicando mis texturas, uso mis pinceles, o sea, que más o menos es lo mismo, solo cambia el medio, la herramienta”.

Hay una cosa que me ha llamado mucho la atención, y es ese recurso que utilizas cuando rompes en pedazos la línea que separa las viñetas. “No puedo decir que sea original, no lo es, ya había un cómic de Batman, en el que cuando las cosas se iban poniendo un poco tensas o desagradables, pues las viñetas se rompían y parecían que formaban parte de la propia ilustración, como si fuera un collage, y eso en su día me sorprendió bastante. En Moribundo lo vi como un recurso que podía ir bien y que le podía aportar un punto más interesante, eso de romper lo que son las viñetas, al final las viñetas separan las acciones de la historia y muchas veces son elipsis de tiempo”, asegura Fran Mariscal.
“Entonces, siendo un cómic, digamos, tan onírico y tan personal, me parecía interesante que se rompieran todos los esquemas posibles y que precisamente el lector, cuando ve una página en la que se están rompiendo esas celdas que encasillan las acciones, se quede desconcertado también, y creo que eso sí que lo he conseguido”.

Me estás contando que al final es un proyecto que es bastante personal. ¿Es más fácil de trabajar con ello, porque es algo que evidentemente has vivido, o es más difícil porque realmente te expones al lector? “Creo que un poco de ambas, la verdad. Creo que no sería capaz de contar una historia de algo que no conozco, de lo que no tengo información o algo con lo que no me sienta cómodo. Pero, por otro lado, también durante el proceso de la creación del cómic, sí que había momentos en los que me incomodaba un poco contar alguna cosa, porque al final sí que eran muy parecidas a como realmente a mí me ocurrieron. Tenía que buscar alguna manera de contar cosas sin entrar en el morbo, porque es algo que a mí no me interesaba, yo realmente con esta historia no quería hablar de mí, ni de mi expareja, ni de nadie, al final quería hacer algo lo más genérico posible, pero teniendo alma, que no quedara un producto vacuo, y que, sobre todo, el lector se pudiera sentir identificado o que le pudiera ayudar si está pasando por algo parecido o conoce a alguien que haya vivido algo parecido”, nos cuenta Fran Mariscal.

Ahora estás volcado con la promoción de Moribundo, que acaba de salir, como quien dice, pero no sé si tienes algún proyecto ya en mente y no sé hasta dónde nos puedes contar. Pues sí, ahora estoy volcado con esto, pero sí que ya empecé con otro proyecto, que es un western. Es un género que a mí me gusta mucho y creo que se pueden contar historias también crudas e historias de violencia, de venganza, pero quiero darle mi toque de terror, volcar mis inquietudes ahí. De momento lo tengo en pausa. Ahora toca Moribundo”.
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