Álbum Ilustrado
Ainhoa Rodz, David y Sergio Gómez y ‘Bruno y (mi otro) yo’

‘Bruno y (mi otro) yo’ es una historia que nos ayuda a entender la realidad del autismo en el entorno escolar, y nos recuerda la importancia de comprender, respetar y acompañar los ritmos y formas de cada persona. Con estas palabras La Maleta Ediciones nos presenta este álbum ilustrado, un trabajo de David y Sergio Gómez junto a Ainhoa Rodz. Con ellos charlamos en las siguientes líneas sobre su trabajo.
La historia está narrada por Oliver, un niño con autismo que, junto con sus compañeros Gael y Bruno, asisten a un aula específica para niños y niñas con necesidades relacionadas con el espectro autista. Bruno, recién llegado, tiene dificultades para adaptarse al nuevo entorno, lo que lo lleva a comportarse de manera impulsiva y disruptiva. Oliver, con una gran sensibilidad a los ruidos y muy poca tolerancia a los conflictos, se enfrenta a importantes retos para manejar sus propias emociones frente a estas situaciones. A través de diferentes incidentes y momentos de reflexión, junto a su madre, profesoras y terapeuta, Oliver aprende a aceptar esa sensibilidad como parte de su identidad, mientras que Bruno también comienza a sentirse integrado y regular su comportamiento.
“Con ‘Bruno y (mi otro) Yo’ pretendemos ayudar a romper estereotipos, mostrando que las personas con autismo no son todas iguales y que tienen sentimientos, emociones y aspiraciones como cualquier otra persona”, nos indica Ainhoa Rodz.

Habladnos un poco del origen de este proyecto. “Este proyecto nació de una forma muy natural -nos cuenta David Gómez-. Sergio venía trabajando en terapia aspectos relacionados con sus emociones: cómo se siente, cómo gestiona sus conflictos cotidianos. Al finalizar una de las sesiones, su terapeuta me enseñó un dibujo que él mismo había hecho sobre una situación que le estaba incomodando en el instituto. Sergio se expresa mucho a través de las imágenes, ya que en su caso, como en el de muchas personas con autismo, lo visual juega un papel fundamental. Ese dibujo en particular reflejaba su lucha interna con lo que él llama su “yo sensible”. Una parte de sí mismo que se ve muy afectada, por ejemplo, por el ruido, y que, al no poder gestionarlo, le lleva en ocasiones a tener comportamientos disruptivos. Lo que para otros puede ser un estímulo menor, para él puede resultar abrumador”.
“Cuando vi ese dibujo, supe que ahí había una historia que necesitaba ser contada -continúa David Gómez-. Nuestra aportación a la literatura infantil ha venido por caminos distintos, pero complementarios. Yo, por mi parte, llevo tiempo escribiendo historias en las que los protagonistas tienen características propias del espectro autista, con el objetivo de naturalizar diferentes formas de ser y estar en el mundo (‘El vuelo de Sofía’, editado por Cuento de Luz; ‘Leo no es un extraterrestre’, editado por Libre Albedrío; ‘¡Ana, dónde vas!’, editado por La Estrella Azul). Sergio, en cambio, comparte su maravilloso universo creativo a través de cuentos muy suyos, con un estilo surrealista propio en el que todo tiene cabida. En su mente creativa no hay límites (‘Mi universo azul: de zombies, monstruos y personajes imaginarios’, editado por Allanamiento de Mirada)”.
“En este caso en concreto, sentí que podíamos cerrar un círculo y comenzar a colaborar desde un lugar nuevo. Mostrar cómo un chico con autismo, ya con conocimiento de su condición, percibe y se relaciona con su entorno. Me parece un testimonio valiosísimo. Y llevarlo al formato de álbum ilustrado me pareció una bonita manera de seguir sensibilizando y generando conciencia sobre el autismo. Además, para mí tiene un valor añadido muy importante: es una historia contada desde dentro. La voz que narra es la de un chico con autismo, en este caso, Sergio, que tiene casi 17 años”, asegura David Gómez.

¿Cómo llega a tus manos este proyecto? “El texto de ‘Bruno y (mi otro) yo’ me llegó a través de David Gómez -afirma Ainhoa Rodz-. Es una historia autobiográfica de su hijo Sergio, centrada en los conflictos que vive en un aula de educación especial de la ESO y en la manera que encuentra para resolverlos. El hecho de que la historia esté contada en primera persona por un adolescente con autismo me fascinó, así que no dudé en embarcarme con ellos y con La Maleta Ediciones en este proyecto. El álbum es excepcional porque apenas encontramos ejemplos en la literatura infantil y juvenil historias escritas por niñas, niños o adolescentes, y menos aún que hablen de las percepciones, experiencias y desafíos que conlleva vivir con diversidad sensorial en esta sociedad. Además del autismo, que no se nombra de manera explícita, en el álbum aparecen temas universales como el autoconocimiento y la autoaceptación personal, la empatía, la búsqueda de apoyo y comprensión, valor de la amistad, la paciencia y el esfuerzo colectivo para superar dificultades”.
¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “En esta historia, los lectores y lectoras van a encontrarse con una situación que, en principio, podría ocurrirle a cualquier persona. Aunque parte de un contexto muy particular, lo que plantea tiene un alcance universal, porque todos y todas, en algún momento, nos hemos visto envueltos en conflictos internos parecidos donde la empatía y la impotencia chocan de frente”, asegura David Gómez. “Como decía en mi respuesta anterior, el valor añadido de esta historia es que nos permite asomarnos a cómo un chico con autismo vive y gestiona sus emociones y conflictos. Y ese enfoque, contado desde dentro, a mí me resulta muy revelador. La trama se sitúa en un contexto educativo. Llega un chico nuevo a clase, pero no consigue adaptarse bien. ¿Qué ocurre entonces? Que otro compañero, Oliver -que representa al propio Sergio-, quiere ayudarlo. Tiene la intención, pero no sabe cómo hacerlo. Esa incertidumbre, esa tensión, empieza a generarle estrés y ansiedad”
“Y lo que en un principio era un gesto empático, termina por volverse en su contra. Al no saber gestionar la situación, Oliver también comienza a tener dificultades y comportamientos que no son adecuados. Esto complica más el conflicto y, además, despierta en él un sentimiento de impotencia y culpabilidad. No solo siente que no ha podido ayudar al compañero, sino que además cree que ha empeorado todo. Es un conflicto doble, pero muy bonito en el fondo, que viene a poner de manifiesto que la empatía, el compañerismo, el sentimiento de amistad, la conciencia social y la autopercepción también están presentes en las personas con autismo. A lo largo de la historia, Oliver va trabajando en ello y comprendiendo lo que le pasa, para intentar encontrar maneras de afrontar sus emociones y, al final, llega a la conclusión de que, aunque no siempre haya una solución inmediata, al menos podemos entender lo que está sucediendo y empezar a gestionar la situación desde el respeto a los demás y con la conciencia de quienes somos. Ese es, para mí, un mensaje muy potente”, confiesa David Gómez.

Háblanos un poco del trabajo con David y con Sergio… “Con David había colaborado hace dos años en el álbum ‘La compañía de Nicoleta’. Me gusta trabajar con él porque dialogamos frecuentemente sobre nuestras respectivas tareas y aprendemos juntos -nos cuenta Ainhoa Rodz-. Fue él quien me dio a conocer los cuentos fantásticos de Sergio, algunos publicados en ‘Mi universo azul de zombis, monstruos y personajes imaginarios’. Admiro su libertad creativa y expresiva, también en su faceta de dibujante de cómic. Ha sido, además de un honor, un reto poder ilustrar una historia tan suya. Tratar de ponerme en la piel de un chico con autismo y representar la temática sin caer en estereotipos que pudieran alimentar el estigma no es fácil. A mí, por ejemplo, me encantaba la fuerza y espontaneidad de las primeras versiones de la historia de Sergio, pero contenían expresiones que corrían el riesgo de ser mal interpretadas por un público no especializado, aquí fue David el que se encargó de matizar y pulir el texto definitivo. Además de su experiencia, consultó para ciertas partes del texto a una psicoterapeuta. En la presentación de este libro en Granada tuve la oportunidad de conversar con ella y me reconfortó saber que algunas de las ilustraciones se parecen a los dibujos que hacen sus pacientes y que otras ha logrado llamar poderosamente su atención”.
¿Cómo ha sido el trabajo con Sergio? Imaginamos que muy especial… Háblanos un poco de ese trabajo de colaboración entre los dos para el texto de esta historia. “Trabajar con Sergio siempre es muy especial, la verdad. Pero en este caso concreto, ha sido algo diferente -asegura David Gómez-. Normalmente cuando trabajamos juntos suele ser para escribir sus propias historias inventadas, esas que va creando en su cabeza con todas sus influencias: su vida, sus lecturas, sus intereses… y que, cuando las tiene listas, necesita pasarlas al papel. Ahí es cuando intervengo yo. En esos casos, básicamente actúo como su escriba. Me siento frente al ordenador y escribo lo que él me va contando”.
“Como te decía, esta vez fue distinto, porque la historia que queríamos contar era algo que le había sucedido realmente. Era una vivencia que había trabajado previamente en terapia y que quisimos convertirla en una historia para compartirla con el mundo. Para eso, necesitábamos hacerla un poco más universal y también proteger la privacidad de las personas que aparecen en ella, ya que todos los personajes están basados en personas reales. Ahí es donde empezó lo realmente interesante del proceso. Cuando yo intervenía como coautor para incorporar situaciones que eran necesarias para dar a la historia ese carácter más universal, Sergio a veces no lo entendía. Le costaba aceptar que modificáramos detalles o incorporáramos elementos nuevos. Él entiende el mundo de una forma muy literal, y si lo que estaba contando es algo que vivió, le resultaba difícil aceptar cambios en la narrativa, aunque estos fuesen clave para darle coherencia o mayor profundidad a la historia”.
“Tuvimos que gestionar eso juntos, con mucho diálogo y paciencia. Pero al final, todo fue muy bien. Sergio entendió cuál era el proceso, y creo que también fue muy enriquecedor para él ver cómo una experiencia personal puede transformarse en una historia con la que muchas personas pueden sentirse identificadas”.

¿Y el trabajo con Ainhoa? “Trabajar con Ainhoa es una auténtica maravilla -continúa David Gómez-. Además de compartir la pasión por el álbum ilustrado, somos compañeros de trabajo desde hace muchos años. En los últimos tiempos, a través de la literatura infantil -yo desde la escritura y ella desde la ilustración-, hemos desarrollado una conexión muy especial. Ainhoa es una persona con mucha sensibilidad y muy comprometida con lo social, y eso se refleja claramente en sus ilustraciones y en la forma en que interpreta los textos que ilustra. En nuestro caso, además, ella ya tenía un interés muy particular por las historias que escribe Sergio, esas historias tan suyas, tan creativas”.
“Cuando le hablé de este proyecto y le propuse la posibilidad de que fuera ella quien diera forma a los personajes y pusiera imagen a la historia, le entusiasmó la idea. Conoce el día a día de Sergio y su relación con la literatura desde hace tiempo, porque suelo compartirlo con ella. Y fue muy bonito ver cómo conectaron también a través de lo creativo. Ainhoa es una ilustradora en constante crecimiento. Siempre está formándose, investigando, probando estilos, evolucionando. No se detiene. Creo sinceramente que es una artista con mucho talento, y deseo de corazón que se le abran muchas puertas en este mundo, porque tiene mucho que aportar”.
Una vez más, el álbum ilustrado como recurso para poder abordar cualquier tema, darlo a conocer, reivindicar… “Una vez más, el álbum ilustrado… pues sí. La verdad es que en el álbum ilustrado cabe todo. Es un formato que me tiene completamente enamorado desde hace muchísimo tiempo, porque -como he dicho mil veces- reúne en un solo objeto dos de mis grandes pasiones: la literatura y el arte. Además, es un formato sin edad. Va dirigido de 0 a 99 años… por no decir 100, 101, 102… Es un vehículo perfecto para llegar a personas de cualquier edad. En nuestro caso, seguiremos apostando por él. Es un formato que nos ayuda a transmitir, de forma muy natural y visual, que hay muchas formas de entender el mundo y muchas maneras de relacionarse con los demás. Ninguna es mejor que otra. Todas son distintas, y precisamente en esa diferencia está la riqueza. Cuanto más diversos seamos, más rica será la sociedad en la que vivimos”, asevera David Gómez.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? “Son ilustraciones particularmente coloridas, con una paleta reducida y contrastada de naranjas, azules, amarillo y negro. Pensé mucho en el color a nivel simbólico y psicológico -asegura Ainhoa Rodz-. Por ejemplo, el principal contraste cromático se da entre Óliver y Bruno, los protagonistas del conflicto. El resto de personajes mantienen una armonía convivencial con Óliver (el narrador) representada mediante una analogía cromática. Bruno es azul y no solo porque este sea el color representativo del autismo. También disfruté mucho creando el personaje de Gael. Como no está determinada su personalidad en el texto, me permitió romper estereotipos de género y mostrar la diversidad sexual y de género como algo relativamente frecuente en las personas con autismo”.
“Volviendo a la pregunta, otra característica de las ilustraciones de este libro es la búsqueda de un equilibrio entre la mirada externa (lo realista) y las sensaciones internas (lo fantástico o imaginado). Hay una metáfora principal que atraviesa todo el libro, que es la representación gráfica de las sensaciones y emociones a través de las plantas. Algunas tienen pinchos, otras son trepadoras o cuelgan, algunas hasta tienen frutos, hay plantas que crecen en los bolsillos, en la cabeza o en otros lugares. También aparecen animales simbolizando emociones intensas, incluso una locomotora para mostrar la hiperacusia”.

¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? Al menos respecto a nuestra última entrevista sobre ‘Climática’, sí que a simple vista se trata de proyectos muy diferentes… Efectivamente, este álbum es muy diferente a ‘Climática’ en el color, en la atmósfera, en los fondos, en las metáforas visuales, etc., y no tanto, por ejemplo en las proporciones anatómicas, aunque en esta ocasión he preferido romper (no eliminar) la línea que delimita a los personales. La historia se desarrolla en el ámbito escolar, sin embargo he preferido abstraer a las personas de este entorno, que solo aparece dibujado en las dos primeras páginas del libro y en la última. En este libro tienen más peso los vacíos y el blanco del papel, lo que permite una mayor focalización en los personajes”, afirma Ainhoa Rodz.
¿Con qué técnicas trabajaste en este libro? “Para ilustrar este álbum realicé numerosos bocetos con pasteles al óleo, lápices de colores, témperas en barra y tinta china. Finalmente, orientada por el editor, volví a la técnica digital, que es la que utilizo con mayor frecuencia”.
¿Cómo fue la reacción tuya (David) y de Sergio al tener el libro en la mano? “La reacción al ver el álbum ya impreso fue muy emocionante, aunque muy diferente en ambos casos. En mi caso, trabajo con Ainhoa, somos compañeros de oficina y, quieras o no, yo ya había ido viendo parte del proceso de ilustración. Ella compartía conmigo el avance del trabajo. La forma en la que solemos trabajar -no es la primera vez que colaboramos en un proyecto- es muy colaborativa, y eso, sin duda, hace que el proyecto crezca y se enriquezca. Así que, en mi caso, ya tenía una idea bastante clara de cuál había sido la paleta de colores elegida, cómo iban quedando la historia, los personajes,… Aun así, cuando lo vi finalmente en papel, me pareció maravilloso. La edición que ha hecho La Maleta Ediciones es fantástica, y estamos encantados con el resultado”.

“En el caso de Sergio, fue muy curioso -prosigue David Gómez-. Como comentaba antes, Sergio entiende todo de forma muy literal. Le chocó bastante ver que los personajes tenían colores de piel poco convencionales: uno era amarillo, otro azul, otro naranja… También le desconcertó que los personajes no se parecieran físicamente a las personas reales en las que están inspirados. Por ejemplo, no entendía por qué al personaje de Oliver le habían puesto gafas si él no usa gafas. Todo eso le llamó mucho la atención al principio, pero cuando le expliqué que la historia estaba pensada para que cualquier persona pudiera sentirse identificada, y que por eso no podíamos representar a las personas reales tal cual -para proteger su identidad, entre otras cosas-, lo entendió perfectamente. Lo cierto es que le gustó mucho. De vez en cuando coge el álbum y lo hojea. Pero también es verdad que, una vez que el proyecto ha salido de su cabeza y lo ve terminado en papel, pasa rápidamente a otra cosa. Necesita dejar hueco libre. Es muy práctico en ese sentido: “Vale, esto ya está listo. Ahora, a otra cosa”.

Seguro que ya tenéis más proyectos en mente… “Te mentiría si dijera que no tengo proyectos en mente. Y, de hecho, algunos de ellos ya están bastante avanzados en lo que a redacción se refiere -afirma David Gómez-. Por un lado, sigo escribiendo historias en las que el autismo está presente en los personajes. Hay una muy avanzada que espero poder terminar pronto para compartirla con una persona con la que voy a colaborar. La idea es que, entre los dos, podamos sacarla adelante y encontrarle una casa editorial. Además, tengo otras historias en marcha, sobre temas diferentes, que también espero seguir desarrollando. Y, sobre todo, confío en que, una vez finalizadas, puedan interesar a alguna editorial. Sabemos que publicar no es fácil, a veces resulta desalentador ver que las puertas no se abren, pero seguimos intentándolo. Si salen, estupendo; y si no, las guardamos en un cajón hasta que llegue su momento. Y ya está”.
“En cuanto a mi colaboración con Sergio, ya hay una segunda historia escrita, con el mismo protagonista, en la misma línea de la que acabamos de publicar juntos. Espero que también encuentre editorial pronto. Además hay otra historia más, aún en fase de germen, que nació a partir de otro dibujo suyo. Creo que hay mucho que contar en esta línea que hemos abierto Sergio y yo. Y confío en que el mercado editorial la reciba, la acoja y le dé el espacio que merece”.
“Pues me han invitado a participar con otras ilustradoras en un libro de poemas ilustrados de grandes mujeres poetas -nos cuenta Ainhoa Rodz-. También sigo formándome y trabajando en proyectos personales. Ahora estoy cerrando el storyboard de un álbum en el que aparecen multitud de animales con alta capacidad crítica. A ver si encuentro una editorial interesada en publicarlo”.
Álbum Ilustrado
Pedro Oyarbide y su visión de ‘El Principito’

Venerado por generaciones de lectores -pequeños y grandes- en todo el mundo, ‘El principito’ es un clásico inagotable que logra conmovernos en cada lectura. La historia de Saint-Exupéry narra el encuentro, en la soledad del desierto del Sáhara, entre un aviador que ha sufrido una avería y un niño que se acerca a él para pedirle el dibujo de un cordero. Este hombrecito de cabellos dorados, que ha viajado por varios planetas antes de recalar en la Tierra, es muy sabio en su inocencia. Su capacidad para el asombro y su arrojo en las preguntas constituyen el origen de las poderosas reflexiones sobre la vida que atesoran estas páginas.

“Puede que el piloto que nos cuenta la historia no consiguiera desarrollar su talento artístico, pero sin duda sí lo ha hecho Pedro Oyarbide, que ha reinterpretado con inigualable maestría uno de los libros más entrañables de la literatura universal”, nos cuenta la editorial Lunwerg. Sus ilustraciones, vibrantes y detalladas, nos ofrecen la extraordinaria oportunidad de asomarnos a este libro como si fuera la primera vez. Este es el primer libro ilustrado de este artista español, que está detrás de las icónicas portadas de la arrolladora saga ‘Blackwater’. Con Pedro hemos charlado un poquito más sobre su trabajo en ‘El Principito’.
¿Cómo nace este proyecto? “Pues es curioso, porque yo había propuesto a Lunwerg ilustrar ‘El Principito’, pero no era posible ya que aún no estaba en dominio público. Tiempo después, me encontraba ilustrando otro título cuando mi editora me dijo que justo se habían liberado los derechos, por lo que nos pusimos manos a la obra, dejando el otro libro en standby, ya que era una oportunidad buenísima de sacar cuanto antes mi versión de El Principito”.

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Mi intención no era hacer una versión actualizada, sino ofrecer una visión en paralelo a la original aportando mi estilo y estética -nos cuenta Pedro Oyarbide-. Me he alejado del aire delicado y aniñado de las ilustraciones originales y lo he traducido a mi estilo, en muchos casos ilustrando pasajes desde otra óptica completamente diferente y en algunas ocasiones simplemente reinterpretando los originales”.
¿Cómo era tu relación con este libro antes de este proyecto? ¿Cómo ha cambiado o cómo es ahora tras este trabajo? “No lo leí de niño, siempre me causó cierto rechazo el estilo naif de las ilustraciones. No ha sido hasta meterme de lleno con el proyecto cuando he descubierto realmente todo lo que ofrece el texto, e incluso ahora las ilustraciones de Saint-Exupéryme parece que cobran sentido. Por otra parte me parece que es un libro que ya seas niño o adulto, tiene lecciones para todos. No tengo duda del porqué de su trascendencia, forma parte de la cultura popular”.

¿Cómo ha sido el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de documentación, de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “Es un tarea que a priori impone, por eso mismo, es uno de los libros más traducidos y leídos de la historia, quería hacer algo que estuviese a la altura, o al menos que yo estuviese orgulloso del trabajo -confiesa Pedro Oyarbide-. Primero de todo lo leí un par de veces y tomé anotaciones para potenciales enfoques, no había unos márgenes de tiempo demasiado grandes ya que corría prisa sacarlo cuanto antes. Fue un proceso bastante fluido y de los bocetos originales a las ilustraciones finales, apenas hubo cambios compositivos”.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Romper con la estética asociada a la obra original puede que acerque el título a otros lectores”.
¿Con qué técnicas trabajaste? “Trabajo en digital, desde el boceto al arte final”, afirma Pedro Oyarbide.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Tengo varios proyectos editoriales interesantes, por una parte sigo ilustrando portadas de Michael McDowell, el autor de Blackwater. Próximamente saldrá ‘Hija de la Venganza’ con Blackie Books. También estoy con un libro completamente ilustrado de uno de los autores más relevantes de la literatura contemporánea española, pero que desgraciadamente no puedo revelar. Saldrá en 2026. A parte de eso estoy trabajando en varios proyectos para Miller Lite y Playstation”.
Álbum Ilustrado
Fermín Solís nos presenta a ‘Las niñas intrépidas’

‘Las niñas intrépidas’ es el abecedario con las niñas más divertidas, personajes de la A a la Z que realizan las hazañas más increíbles. Un libro en mayúsculas que invita a la lectura autónoma, a jugar con los nombres propios y los pareados, y a aprender la grafía de letras. Las ilustraciones del premiado Fermín Solís juegan con personajes cómicos, un poquito gamberros y muy, muy divertidos. Con Fermín hemos charlado un poquito más sobre este proyecto que publica Editorial Libre Albedrío.

¿Dónde está el origen de este proyecto? “El origen de este proyecto está en un libro anterior llamado Los niños valientes de las mismas características, pero que mezclaba nombres tanto de niños como de niñas. Digamos que esta es una actualización, pero las protagonistas son las chicas”.
¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Se encontrarán un abecedario donde una serie de personajes realizan acciones bastante atrevidas. Algunas de ellas mejor no intentar hacerlas en casa”, asegura Fermín Solís.

¿Cómo ha sido el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “En este caso, no hay mucho trabajo de investigación, es un libro divertido sin más para primeros lectores y ya tenía la base del anterior”.
¿Cómo nacen estos personajes? “Pues al contrario que otros libros míos, donde los personajes son importantes, porque la historia gira en torno a ellos, en este caso es simplemente una serie de gags en función al nombre de la protagonista de cada página, es casi más importante la rima que el dibujo”, afirma Fermín Solís.

¿Con qué niña intrépida te quedas? “La que lee cómics en la cornisa. Felisa. Aunque es difícil elegir”.
¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Pues respecto a mis nuevos trabajo es más clásico, últimamente estoy evolucionando con la línea, haciendo cosas más atrevidas. En estas me mantuve bastante fiel al estilo del anterior libro”, nos cuenta Fermín Solís.

¿Con qué técnicas trabajaste? “En este caso, la técnica es digital”.
Cuéntanos un poco más sobre el trabajo de elaboración de este libro. “Te diría que casi lo más difícil es encontrar la rima divertida para cada nombre. A veces hay nombres difíciles de rimar. Luego me hago un boceto en un papel, y finalmente lo paso a limpio en digital”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “En noviembre aparece mi nuevo libro publicado por la editorial Salamandra. Fue el proyecto con el que gané el premio Salamandra FNAC de novela gráfica. Se trata de una historia que transcurre en un pueblecito de Extremadura llamado Deleitosa y, de nuevo, lleva como protagonista a una mujer”.
Álbum Ilustrado
Anna Pirolli nos guía en el viaje de ‘Fred y Gloria’

Fred ha recibido una carta de su amiga Gloria, que vive al otro lado del océano. Pero… ¿Dónde está el océano? ¿Cómo se llega hasta alguien a quien quieres mucho, pero no sabes dónde está? La editorial Flamboyant publica “Fred y Gloria”, escrito por Ratha Tep e ilustrado por Anna Pirolli. Una historia para leer en voz alta, compartir en silencio y soñar despiertos. Con Anna Pirolli charlamos un poco más sobre este libro.
¿Cómo surgió este proyecto? “Del encuentro entre Ratha Tep, una talentosa periodista que también escribe libros infantiles, y mi agente, Debbie Bibo. Ella me propuso el texto y acepté: me encantó de inmediato la ironía de la historia y la fuerza del personaje principal”.

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Una historia de amistad que va más allá de las apariencias, una aventura llena de desafíos y situaciones irónicas a través de lugares increíbles, encuentros con personajes extraños y un giro que asombrará a todos”, asegura Anna Pirolli.


¿Qué te pareció el texto de Ratha la primera vez que lo leíste? “Me pareció muy tierno, divertido e intenso. La elección de Fred es contundente y no teme las consecuencias. Me gusta este tipo de personaje: aparentemente pequeño, pero al final decidido e incisivo, como una cuchilla afilada. Me encanta la ironía, y este libro está lleno de situaciones divertidas que aligera el difícil viaje del protagonista. Y también me pareció curioso que la historia comience con una correspondencia. Las cartas son un medio de comunicación casi obsoleto, pero conservan un atractivo poderoso y evocador”.

¿Cómo fue el proceso previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, documentación, pruebas y quizás incluso bocetos en un cuaderno… “Me encanta interpretar textos y encontrar el registro adecuado para dar vida al contenido, a veces oculto, de la historia -confiesa Anna Pirolli-. En cuanto leo una historia, tengo impresiones visuales, pero no tengo una idea precisa de cómo será el libro terminado, así que dedico mucho tiempo a recopilar ideas e imágenes que me ayudan a adentrarme cada vez más en la atmósfera del texto. Cuando esta sensación se hace más evidente, me sumerjo y empiezo a dibujar: primero los personajes, luego los escenarios”.


¿Qué dirías que caracteriza tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otras obras? “Esta fue mi primera vez usando acuarela y me divertí mucho. Desde hace unos años, siempre que puedo (dependiendo del tiempo disponible y del coste del proyecto), dibujo analógicamente. Tras veinte años de técnicas digitales, necesitaba volver a tocar la veta del papel y a oler los colores. La satisfacción de pintar no tiene precio, y la había olvidado -continúa Anna Pirolli-. Quería que las ilustraciones de este libro contaran la historia de Fred con detalles realistas. Quería crear entornos agradables e inmersivos para los niños, retomando las imágenes «clásicas» de los libros de mi infancia, que aún recuerdo y que me transportaron a un mundo paralelo”.

¿Qué técnicas utilizaste entonces? “Acuarela, aplicada en una capa muy densa”.

Cuéntanos un poco más sobre el trabajo de elaboración de este libro. “¡Empecé a trabajar en este proyecto hace tres años! La primera versión del storyboard fue completamente diferente; me centré por completo en los personajes y casi nada en los escenarios. Mi agente se lo presentó a los editores, quienes lo apreciaron, pero con algunas reservas: parecía demasiado minimalista (¡y sin duda lo era!), y quizás el título no era apropiado. Dejé el libro a un lado por un tiempo, porque tenía otras cosas que hacer. Cuando finalmente lo retomé, dos años después, tenía una mentalidad diferente y empecé desde cero. La autora también hizo algunos cambios: dejar que el proyecto «descansara» nos ayudó a centrarnos mejor en los temas fuertes del texto. Si los lectores supieran las revoluciones que hay detrás de un libro infantil «sencillo», ¡se sorprenderían de la cantidad de trabajo!”, nos cuenta Anna Pirolli.


¿En qué estás trabajando ahora? ¿Nuevos proyectos? “Disfruto mucho dando clases, así que estoy preparando nuevos cursos para ofrecer en escuelas y por fin estoy escribiendo mi propio proyecto. Pero no te diré nada, ¡soy supersticiosa!”.

-
Álbum Ilustrado4 semanas ago
Sol Ruiz, María Belón y el viaje de ‘Kokoro y el mar’
-
Álbum Ilustrado1 mes ago
Dipacho nos plantea un montón de ‘Preguntas animales’
-
Álbum Ilustrado4 semanas ago
Raquel Catalina nos sumerge en el mar con ‘Ingrávida’
-
Álbum Ilustrado1 mes ago
Personajes, técnicas y trabajos de Rebecca Dautremer
-
Cómic1 mes ago
‘Chris Ware. Dibujar es pensar’ en el CCCB hasta el 9 de noviembre
-
Cómic1 mes ago
Pascal Rabaté y su trabajo junto a Prudhomme en ‘¡Vivan las vacas!’
-
Álbum Ilustrado4 semanas ago
Hélène Druvert y sus ilustraciones troqueladas en ‘El palacio de cristal’
-
Álbum Ilustrado2 semanas ago
Elena Odriozola, ‘Lecciones de cosas’ y alguna cosa más