Entrevistas
David y Ainhoa y ‘La compañía de Nicoleta’

Cada vez que Nicoleta aparece por la playa se produce un gran alboroto entre los guijarros. Todos quieren ser los elegidos, pero ninguno sabe a dónde los llevará. ¿Qué estará imaginando Nicoleta? Así nos presenta Pábilo editorial este álbum ilustrado. ‘La compañía de Nicoleta’ es un trabajo de David Gómez y Ainhoa Rodz, con los que hemos hablado un poquito más sobre este libro.

¿Cómo nace este proyecto? David Gómez: “El germen de este proyecto lo podemos situar en diciembre de 2021. Suelo participar como alumno en cursos de escritura; son un buen ejercicio para engrasar las manos, someterte a retos creativos y relacionarte con otros compañeros y compañeras. Por esas fechas andaba realizando uno sobre narrativa infantil impartido por Mar Benegas y Jesús Ge. En una de las actividades propuestas nos pidieron escribir una historia en la que los protagonistas fuesen guijarros. Teníamos que otorgarles vida. Conforme nos explicaron la práctica, mi cabeza, automáticamente conectó con el niño que habita en mí y que, desde bien pequeño, es un enamorado de las piedras: de sus formas, sus texturas y colores. Siempre he visualizado en ellas personajes u objetos. Me pasa igual con las nubes. Pero a las nubes no me las puedo llevar a casa. Así que, realmente, no fui yo quien escribió el primer borrador de la historia, lo hizo ese niño de finales de los 70 y principios de los 80. Nicoleta no deja de ser un álter ego. Aunque su historia es más dura que la mía, los dos supimos tirar de creatividad e imaginación en nuestra infancia”.
Ainhoa Rodz: “Fue una propuesta que me hizo David, llevábamos tiempo queriendo trabajar juntos, pero no habíamos encontrado el proyecto ideal. El hecho de que esta historia se desarrolle en un contexto de exclusión social fue esencial para decidirme a ilustrarla, llevo años investigando sobre pobreza y desigualdades en la infancia y es un tema que me preocupa”.

¿Qué se van a encontrar los lectores en sus páginas? David Gómez: “Los lectores y las lectoras de «La Compañía de Nicoleta», conforme avancen en sus páginas, van a toparse con una doble lectura: la que cuentan las palabras escritas y la que narran las magníficas ilustraciones de Ainhoa. Una doble lectura que, al final, pone de relieve la resiliencia infantil. Y es que hasta en los contextos más vulnerables, los niños y las niñas son capaces de evadirse y llenar su mundo de colores. Y no solo eso, sino que, además, son capaces también de irradiarlos hacia las personas que tienen cerca. Los niños y las niñas son eso, niños y niñas, pero en situaciones de exclusión social lo tienen más difícil y necesitan tirar de imaginación y creatividad para sobrellevar su día a día. Ojalá llegue el día en que no tengan que vivir situaciones complicadas y puedan disfrutar de sus derechos sin cortapisas ni contratiempos”.
Ainhoa Rodz: “Quienes lean y contemplen los dibujos de ‘La Compañía de Nicoleta’ van a encontrar una historia poco habitual en el mercado editorial. Es la historia de una niña romaní y de origen rumano. Vive con su padre que trabaja a veces de chatarrero y otras veces vende latas en la playa, le acompaña siempre un chihuahua. El lector o lectora va a tardar en descubrir las condiciones de vida de la niña. A pesar de las dificultades, Nicoleta es una niña querida y cuidada, autónoma y capaz de transformar su realidad y la de quienes le rodean, gracias a su imaginación y creatividad artística”.

¿Cómo ha sido el trabajo con Ainhoa? David Gómez: “El trabajo con Ainhoa ha sido estupendo. Nos conocemos de hace tiempo. Somos compañeros en el Observatorio de la Infancia y Adolescencia de Andalucía desde 2008. Los dos somos, también, grandes enamorados de la literatura infantil y del formato álbum. «La Compañía de Nicoleta» no hubiese sido lo mismo sin la visión de Ainhoa. Lo que le inspiró mi historia y las conversaciones que mantuvimos en torno a la misma, me llevó a realizar cambios en la parte final del texto. El proceso creativo ha ido de la mano en todo momento. Ha sido muy bonito y lo he disfrutado mucho”.
Háblanos un poco de esas piedras que son piedras, pero también son otra cosa… Ainhoa Rodz: “Los guijarros de la playa son un poco ingenuos, piensan que gracias a Nicoleta podrán viajar y conocer algo nuevo y mejor. Y en parte tienen razón porque, aunque acabarán en un poblado chabolista, su personalidad se va a desarrollar enormemente. A modo de metáfora, Nicoleta colorea las piedras de la playa para darles otra oportunidad, una vida menos gris, lo que a la vez hace que su propia vida de niña en condiciones difíciles, y la de las personas que le rodean, sea también menos gris. Algunas ilustraciones del álbum muestran el punto vista de los guijarros, otras la mirada imaginativa de la niña y otras reflejan la perspectiva de un observador u observadora ajenos a la historia que se narra”.

¿Qué nos puedes contar de tus ilustraciones para este libro? Ainhoa Rodz: “Para este álbum opté por una paleta de color reducida, en consonancia con las limitaciones económicas de Nicoleta. La niña viste de rojo, reflejo de su entusiasmo e imaginación desbordantes, y lleva gafas violetas, que le ayudan a ver el mundo de manera diferente. Aunque no lo explique el cuento, se peina siempre con coleta para defenderse de las burlas que algunos niños hacen con su nombre (ni-coleta). Para dibujar a la protagonista me ha sido de gran ayuda Noah, la hija de David, como referencia anatómica de una niña de seis años. Para los paisajes me he inspirado en la costa granadina, en las playas de Huelva y en atardeceres de los acantilados en el Alentejo. Para imaginar el poblado he utilizado fotografías de distintos asentamientos chabolistas en España. También he incluido algunos símbolos o referencias al origen de la familia de Nicoleta -como la Peonía, que es la flor nacional de Rumanía-, aunque con dudas sobre cómo gestionar los estereotipos”.
¿Qué hay de nuevo o diferente respecto a otros trabajos? Ainhoa Rodz: “Buena parte de mi trabajo actual, tanto en ilustración editorial como en cartelería social, está pensado para un público adulto. Aunque he ilustrado algún cuento, este es mi primer álbum infantil, lo que me ha supuesto un aprendizaje en todos los sentidos. La novedad no está tanto en la técnica como en la adaptación de la narrativa gráfica”.



¿Con qué técnicas trabajaste? “Para que el álbum mantuviese una coherencia gráfica con el texto, necesitaba crear atmósferas con herramientas humildes como el grafito, los lápices de color, la tiza o el carbón, instrumentos al alcance de niños y niñas como Nicoleta. Pero las técnicas digitales son muy prácticas para experimentar a nivel de dibujo y composición, facilita mucho poder trabajar con capas, mover, hacer y deshacer, ir probando sin miedo y, por qué no decirlo, dibujar tirada en el sofá. Usar pinceles digitales semejantes al grafito y al carboncillo, aunque no alcancen la excelencia pictórica, me han permitido dotar de la expresividad necesaria a esta historia y mantener un aspecto orgánico, algo que casi siempre busco en lo digital”.
¿Cómo es trabajar con David? “Trabajar con David en este proyecto ha sido muy fácil. Me ha dado libertad creativa para todo lo que se narra sin palabras y también mucha confianza, ha sabido escuchar mis sugerencias y ha expresado las suyas, lo que sin duda ha enriquecido el trabajo final. Además ha sido un excelente observador, algo que agradezco especialmente, porque me ha ayudado a corregir detalles en algunos dibujos”.

Ya hemos visto cómo se desenvuelve el libro en presentaciones con los más pequeños, ¿cómo es ese feedback con ellos y ellas? David Gómez: “El feedback con los niños y las niñas es una maravilla. Su imaginación no tiene límites, así que te podrás imaginar la de figuras y personajes que son capaces de visualizar en las piedras que llevamos para pintar después de contarles la historia. Ha habido niñas que nos han preguntado si habrá una segunda parte, incluso una tercera. Realmente quieren saber cuál es el futuro que le espera a Nicoleta ¿La pobreza se hereda? o ¿Nicoleta podrá salir de ese círculo y subir en el ascensor social? Las personas adultas que acuden a nuestras presentaciones también conectan muy fácilmente con Nicoleta y su manera de divertirse con tan poco. Es muy bonito ese encuentro intergeneracional”.

En la presentación utilizasteis un Kamishibai para llevar la historia a los más pequeños, ¿qué te parece esta herramienta? David Gómez: “El Kamishibai es una herramienta perfecta para captar la atención de los pequeños y pequeñas. Ese formato de pequeño «teatrillo» los mantiene absortos y absortas en todo momento. Además, les facilita seguir esa doble lectura, la que oyen y la que ven. Su uso es todo un acierto”.
Álbum Ilustrado
Elena Val y la espera de ‘El hijo del astronauta’

‘El hijo del astronauta’ hace tiempo que no ve a su papá: está en una misión espacial. «Cuando papá regrese, habrá una gran fiesta. La gente orbitará a su alrededor para decir: “¡Bienvenido a casa! ¡Bienvenido a casa!”. Solo yo diré casa de verdad». Con estas palabras la editorial Ekaré nos presenta este álbum ilustrado, un trabajo de Elena Val, con la que hemos charlado sobre este proyecto.
¿Cómo nace este proyecto? “Nace de pequeñas ideas que van germinando, se van sumando, solapando, empujando, ¡también boicoteando! Hasta que, por suerte, todo encaja. Una de ellas sería el trasfondo de la figura del héroe -nos cuenta Elena Val-. Me refiero a lo que hay detrás de ese momento de valentía en el que el héroe (ficticio o real) lleva a cabo su cometido, el acto heroico en sí, en el que es capaz de sacrificarse por los demás. Y como que suele tratarse de unos “demás” genéricos, me pregunté por cómo viven esa heroicidad sus seres queridos, que inevitablemente quedan relegados por debajo del rango de prioridades y responsabilidades del héroe”.

“Eso por un lado. Otras ideas surgen de todo un background personal. Un chup-chup de fondo que se fue cocinando entre tantos amigos y conocidos hijos de padres ausentes de mi generación y que a su vez crecimos alucinando con las noticias sobre alunizajes y la fantasía de los viajes interestelares. Y así un buen día, pum, apareció el astronauta como un heroico profesional y como la figura paterna más alejada del planeta. Y a partir de ahí, un boceto de un sofá flotando en la nada y un niño sentado junto a un traje vacío”.

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Puede haber diferentes interpretaciones, pero en cualquier caso los lectores compartirán la espera larga, entretenida y paciente de un niño que imagina, planea, proyecta, se hace preguntas y sueña despierto, pendiente del regreso de su papá -asegura Elena Val-. El niño vive en esa especie de paréntesis temporal continuo sin ser muy consciente de la soledad que siente, y tampoco de lo bien acompañado que está”.


En ‘Nubes en la cabeza‘ ya abordabas un tema de calado como la demencia. ¿Qué importancia tiene para ti el álbum ilustrado para abordar cualquier tema posible? “Si vemos los libros ilustrados como pequeñas ventanas por las que se asoma el mundo (bajo unas reglas determinadas), me parece lógico que contengan toda una gran variedad de temas propios del pensamiento humano con sus infinitos modos de enfocarlos. Pueden mostrar situaciones más o menos reconocibles o también sorprendentes, muy extrañas o completamente ajenas. Como formato es genial porque, entre otras cosas, la relectura tiene el súper poder de convertir lo extraño en reconocible. Aunque “reconocer” no tiene porqué significar “entender”.
“A mí, en particular, me parece interesante que la puerta de la interpretación quede entreabierta. De hecho, me gusta mucho pensar en la lectura del álbum ilustrado como un viaje a través del tiempo y el espacio, en el que simplemente nos dejamos seducir por la forma y el contenido tanto de la imagen como del texto. Pienso que hay mucho potencial en todo ese juego, tanto para los lectores como para los autores”, afirma Elena Val.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Para este libro usé una gama cromática un poco distinta con predominio de colores primarios tradicionales (sobre todo el azul). Además de ser una paleta sencilla típica de los juegos infantiles, son tonos que me recuerdan a los colores corporativos de la carrera espacial (los símbolos, los logos, las banderas, las naves, también el cielo y el sistema solar). Combinados con grises y negros generan un contraste que me encaja con el tono del argumento, con las luces y las sombras del espacio y de alguna manera también con el contraste de conceptos opuestos que se pueden encontrar entre líneas como por ejemplo el héroe y el padre ausente, lo cotidiano y lo excepcional, la fama y la familia, la admiración y la confusión, el pensamiento y la realidad, la celebración y el silencio… También es verdad que en este álbum en concreto, el color destaca en todas las páginas como mancha plana y simplifica bastante las formas si se compara con otras ilustraciones en las que empleo más lápiz o tinta y juego más con gradientes y volúmenes. Pero aunque el resultado pueda parecer algo distinto a trabajos anteriores, siempre me ha gustado alternar las dos cosas”.

¿Con qué técnicas trabajaste? “Gouache y algo de lápiz. Un par de ilustraciones tienen algún ajuste de color o algún retoque de fondo digital. El rojo es acrílico mate”, relata Elena Val.
Cuéntanos un poco más sobre el trabajo de elaboración de este libro. “Igual que en “Nubes en la cabeza”, después de la primera imagen (la del sofá), fueron surgiendo otras ideas encadenadas, sobretodo visuales, que describían el día a día y el contraste social en la vida de un niño con un padre astronauta. Ahí ya tenía claro de qué iba a hablar y también el tono que quería utilizar. Encontrar un orden y un propósito para unir todos los puntos me resultó más difícil».


«Recuerdo investigar mucho sobre la vida en el espacio y encontrarme dándoles vueltas a pensamientos en principio inútiles como “Y en el espacio ¿se sentirá agorafobia o claustrofobia?” En esa fase mis proyectos suelen ser muy caóticos, pero preguntas como ésta son las que después me sirvieron para decidir explicar la historia a través del diálogo interior del protagonista. Me encantó trabajar en equipo con Cecilia Silva-Díaz e Irene Sabino de Ekaré que me hicieron tomar consciencia de mi forma de narrar y me ayudaron a ajustar y pulir el texto. Guardaré muy buen recuerdo del proceso de este libro”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Ahora mismo acabo de entregar unas páginas para una revista infantil. Es fantástico investigar y aprender mientras se ilustra. En breve empiezo con un trabajo colaborativo de no ficción. Pero aún está todo muy verde. Por cierto, un color difícil de encontrar este libro”.
Cómic
Verónica Álvarez nos cuenta su trabajo en ‘Las Hericornias’

Cada cien años, el reino de Lemuria envía a su heredera al templo de la diosa Aurora para pedirle protección y formular un deseo. Celeste ni siquiera tenía que haber sido la heredera, pero la débil salud de su hermana impide que ella tome el mando y, ahora, el futuro del reino está sobre sus hombros. ¡Y encima tiene que ir sola hasta el templo! Sabe que el viaje será largo y que estará sembrado de obstáculos, puede que hasta peligros… Aunque, por suerte, podrá contar con las armas de Lemuria y con su unicornia, Sadalbari. Cuando su camino se cruce con el de otras cuatro Hericornias, herederas unicornias de otros reinos, Celeste se dará cuenta de que su glorioso destino no tiene nada de único… Pero, también, de que no tiene que cumplirlo sola.
Con estas palabras la editorial Astronave presentaba la primera entrega de ‘Las Hericornias’, un trabajo de Kid Toussaint y Verónica Álvarez. Con ésta última hemos charlado sobre su trabajo en estos cómics.

¿Cómo nace este proyecto? ¿Cómo cobraron vida sus personajes? “El proyecto nació en Le Lombard, cuando le ofrecieron a Kid Toussaint hacer una historia sobre unicornios guerreros. Él creó el concepto de las ‘Hericornias‘ basándose en las historias de magical girls y creando y un universo lleno de magia y aventura. Kid y yo nos conocimos unos años antes en Angôuleme y durante ese tiempo había trabajado en la peli de ‘Mi pequeño Pony’, así que cuando surgió esta proyecto teníamos la excusa perfecta para trabajar juntos”, nos cuenta Verónica Álvarez.
¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Una historia llena de aventuras llenas de fantasía y humor, un grupo de chicas muy fuertes pero muy distintas entre sí que tendrán que aprender a trabajar juntas en equipo, y sobretodo, ¡un montón de unicornios con poderes únicos!”

¿Cómo es el trabajo con Kid Toussaint? “Una vez tiene el guión completo de cada libro nos reunimos para resolver dudas y hablar de cómo nos imaginamos ciertos personajes, escenarios, situaciones, estilo… Le mando mi propuesta de story y una vez que vemos que la lectura y el ritmo funcionan me pongo a trabajar en el acabado final en digital. La verdad es que da gusto trabajar con él, y me ha ayudado mucho a la hora de entender cómo se trabaja en el mundo del cómic”, asegura Verónica Álvarez.
¿Cuántos libros de Las Hericornias podemos encontrar en el mercado? “En el mercado franco/belga sale el tercer libro de la serie el 25 de abril, y en España tenemos de momento de la mano de Astronave el 1 y el 2 y próximamente el tercero”.


¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para estos libros? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Mi estilo es una mezcla de Disney, con algo de manga, con algo de videojuego, con algo de lo que aprendí mientras trabajaba en animación… Un popurrí de todo lo que me gusta y todo lo que visto y leído y jugado durante mi infancia, que creo que pega con la historia y conecta con el público a quien va dirigida -continúa Verónica Álvarez-. En mi caso que he trabajado en más sectores, la diferencia principal con el cómic es el nivel de creatividad que puedes aportar, desde la creación de los personajes, el universo, la narrativa, el color… tienes el control de todo, y eso hace que sea algo muy personal y especial con lo que estoy disfrutando un montón”.


¿Con qué técnicas trabajas? “Quitando el story a mano en una libreta, lo demás es digital. Organizo las páginas en clipstudio, pero para el acabado final uso photoshop”.
Danos algunas pinceladas sobre el proceso de elaboración de estos libros. “Una vez me he leído todo el guión, me pongo a trabajar en el story. Ahí básicamente me hago un resumen de una frase de lo que se quiere transmitir en esa página, e intento diseñar toda la página para que la narrativa ayude todo lo posible para transmitir esa idea, dejando más espacio a las viñetas dónde quiero que el lector permanezca más tiempo o en las que quiero destacar más porque sucede algo importante -relata Verónica Álvarez-. Dentro de cada viñeta siempre tengo en cuenta dónde irán colocados los bocadillos y con el espacio que me queda intento elegir el plano que me ayude a situar la acción o a ver más las reacciones de los personajes, o el detalle de aquello que quiera destacar… siempre teniendo en mente el concepto que quiero transmitir en la página”.

“Después paso a limpio la línea y finalmente con el color, intento trabajar por escenas y que cada escena tenga una paleta de color con la que se pueda identificar rápido lo que está pasando y que además en cada viñeta ayude a poner el foco de atención en las cosas que me interesa resaltar en la página para que la idea llegue clara al lector. Al final es usar cada paso y cada herramienta de las que disponemos como un refuerzo para transmitir ese concepto inicial”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Estoy trabajando en ‘ Las Hericornias’ 4, en ‘A bailar’ 4 (de María Menéndez-Ponte para editorial SM) y próximamente empezaré un proyecto nuevo junto a Giovanni Di Gregorio. Tengo entretenimiento para rato”.
Álbum Ilustrado
Daniel Piqueras Fisk nos sitúa ‘A vuelo de pájaro’

¡La naturaleza es tan alucinante! No soy lo que se dice un valiente, pero, aún sin saber de dónde, nació de mí un instinto protector desconocido hasta entonces. Embárcate con nosotros en un viaje por el mundo, que nos llevará por cielos, valles, mares y montañas. A la búsqueda de la bandada perdida. Con estas palabras la editorial Tramuntana nos presenta ‘A vuelo de pájaro’, un trabajo de Daniel Piqueras Fisk, con el que charlamos un poco más sobre este libro.

¿Dónde está el origen de este proyecto? “En la observación y el pensamiento libre, como siempre. Los que contamos historias estamos siempre con una alerta puesta. Observamos la realidad, sensibles a cualquier estímulo que despierte una idea. Siempre andamos buscando, aunque no seamos conscientes de ello. Es un modo de ver el mundo, a veces un poco incómodo”.
“A Vuelo de Pájaro no fue una excepción -continúa Daniel Piqueras Fisk-. Miraba una enorme bandada de estorninos, danzando de modo imposible, cuando me surgió una pregunta: ¿nunca se chocan?, ¿no hay ningún accidente? Seguro que sí y, si no fuera así, ¿qué pasaría si alguno de estos pajarillos chocara con otro y perdiera a su bandada? Y a partir de ahí empieza a crecer una historia, por delante y por detrás. La aventura no para de rumiar en mi cabeza hasta que la llevo al papel y empiezo a ver sus posibilidades. Algunas historias se quedan en esta primera fase, otras se materializan en un libro terminado”.

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Un viaje, un reto y mucha emoción. Dibujo lleno de movimiento con un final incierto”.
¿Cómo ha sido el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “Tampoco he investigado mucho, es más un impulso -asegura Daniel Piqueras Fisk-. La lógica y la coherencia de todos los elementos de la historia es lo más importante… lo demás, te lo puedes inventar”.
¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? “Siguen la línea de álbumes anteriores. Dibujo limpio, trazo ágil y utilización de color de manera muy selectiva”.

El uso del color me parece que vuelve a tener un papel destacado. “Utilizo poco el color porque tiene mucha importancia. Lo reservo para elementos que quiero resaltar o cuando el dibujo lo pide. Es parte de un estilo que he desarrollado durante estos años”, afirma Daniel Piqueras Fisk.
Y viendo el título, la perspectiva seguro que también. “Me gustan las historias donde pueda trasmitir emoción a mis lector@s”.
¿Con qué técnicas trabajaste? “Intento ser lo más fiel posible al trazo directo, al rotulador sobre el papel. Intento utilizar lo menos posible las técnicas digitales, reservadas para la inclusión del color. El trazo de un lápiz o un rotulador sobre el papel es una sensación única. Dibujar con un lápiz digital, en mi caso, nunca podrá sustituir el placer del trazo directo, su sonido, olor y vibración”.

Cuéntanos un poco más sobre el trabajo de elaboración de este libro. “No soy dibujante de gran producción, no saco más de dos libros al año. Podría hacerlo pero, seguramente, tendría que sacrificar algo de calidad. En cada libro me implico y necesito estar contento con el resultado final -confiesa Daniel Piqueras Fisk-. Me siento muy afortunado por seguir publicando y el nivel de exigencia que me impongo creo que es lo que me mantiene ahí. Le doy muchas vueltas a la historia, al texto, los protagonistas crecen conmigo durante el proceso y no doy por terminado un trabajo hasta que no estoy realmente convencido de haber hecho algo bueno”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Estoy terminado una novela gráfica. Es un salto que llevo tiempo queriendo dar. El paso del álbum a la novela gráfica es importante. Es mucho trabajo, hablamos de una obra de 250 páginas y 2 ó 3 años de desarrollo. Hay que prepararse, entrenar la paciencia y ejercitar la moral y el ánimo. Siempre hay que estar preparado para que sea un fracaso. No todo acaba cuando se termina de dibujar una historia, hay que buscar una editorial valiente que te lo publique… y eso nunca es fácil. Es la parte menos agradecida de este sector pero necesaria”.
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