“El elefante ha ocupado la catedral”, editado por Veintisiete Letritas, es una interesante historia escrita por Juan Mayorga e ilustrada magistralmente por Daniel Montero Galán. Con este último hemos hablado sobre todo el proceso que ha rodeado a la creación de estas ilustraciones para este proyecto.
“El texto me llego a través de mi gran amigo Francisco M. Quirce -nos cuenta Daniel-. El fue el encargado de poner en marcha la maquinaria para que comenzase a rodar. Francisco conoce bien a Mayorga y confió en mi para que pusiese en escena esta obra”.
FONTANERO.- Qué misterio este elefante, ¿no?
ALCALDESA.- ¿Dónde está el misterio?
FONTANERO.- El elefante ocupa la catedral. Una de dos: o construyeron la catedral alrededor del elefante o el elefante entró en la catedral. Pero el martes, cuando entré a arreglar la cañería transversal, el elefante no estaba. O sea, que la catedral no fue construida alrededor. Por consiguiente… ¡el elefante ha venido desde fuera!
ALCALDESA.- ¡Por consiguiente!
FONTANERO.- Pero ahora no puede salir. ¿Será que ha engordado? ¿Se habrá zampado el órgano? ¿Se habrá comido a la Organista? ¿Habrá devorado al Cardenal, al Sacristán, un par de Monaguillos?
El FONTANERO saca de su maletín un aparato de esos que se ajustan al brazo para medir la tensión y lo acopla a la trompa. Silencio expectante. El FONTANERO quita el aparato de la trompa. Silencio más expectante…
Sin duda entran muchas ganas de leerlo y saber cómo continúa la historia… “En cuanto me pasó el texto me puse manos a la obra, o mejor dicho ojos a la obra, o debería decir ojos a la lectura… -continúa Daniel-. Ésta fue en voz alta y cambiando la entonación para cada personaje. El caso es que me encantó. ¡Fue un flechazo a primera vista! Estoy encantado de que me cayese encima este gran peso pesado”.
“Este libro es tan espectacular como poco cotidiano. El formato de álbum ilustrado cuenta con pocas obras de teatro. Se sube el telón, se encienden los focos y aparece en escena el gran dramaturgo Juan Mayorga, con un texto tan alocado como divertido, teatro del absurdo en estado puro. La obra es representada con mis ilustraciones, para esta puesta en escena me dejé la piel. Es el trabajo del que más orgulloso estoy hasta la fecha. El resultado: ¡Elefantástico!”
“María y Silvia (de 27 letritas) fueron las intrépidas editoras que apostaron por este proyecto y lo sacaron adelante. Se tacha de ser un libro arriesgado ya que las malas lenguas dicen que a los niños no les gusta el teatro. Cada vez soy menos tolerante ante estas generalidades. Me encuentro con adultos que de primeras se muestran a la defensiva antes de ver mi trabajo. Se creen que no les va a gustar porque es infantil y, tras verlo, se quedan con la boca abierta”.
“Seguramente hay niños a los que no les gusta alguna obra de teatro, pero este libro es una gran ocasión para que se inicien en este maravilloso mundo”.
¿Es la primera vez que ilustras una obra teatral? “Es la primera vez y espero que no sea la última, sobre todo si es con un reparto tan extraordinario como en esta ocasión”.
¿Qué fue lo más difícil de ilustrar? “Al principio me perdía en el interior del elefante. Tras adentrarme por la trompa haciendo trompos, estaba bastante mareado. Así que me hice un esquema de cómo era el elefante por dentro, una radiografía a modo de mapa para saber dónde estaban situados los personajes en cada escena”.
Para ilustrar el elefante, ¿te inspiraste en alguno en concreto? “Este paquidermo podría ser cualquier ser vivo, más o menos bestia, al cual no se le comprenda por cómo actúa. Hay que mirar en su interior para comprender su misterio… Este elefante podría ser yo o podrías ser tú. El libro se lo dedico a todos los elefantes que han tenido encontronazos con la vida “Real”.”
“Hasta realizar el encargo no conocía a Juan Mayorga. A raíz del libro descubrí su gran obra y también a su persona. Es admirable, pues a pesar del prestigio que tiene, es de las personas que más humildad y agradecimiento me han transmitido. Mayorga dijo: “Es el libro más bonito que me han hecho nunca…”. Es todo un orgullo y una alegría haber sido partícipe de ello”.
“En esta obra la protagonista es la acuarela, como ya es normal en mi estilo “Rectiforme Espiraloide con manchitas”. Además, conté con unos secundarios de lujo, la señorita témpera y los señoritos rotuladores, formaron un gran equipo sobre la cartulina. Mi gata Canica también dejó huella en las ilustraciones. Le encanta echarme una mano, o mejor dicho pata, y tumbarse sobre ellas”.
