Cómic
Teresa Valero y ‘Contrapaso: Mayores, con reparos’

Teresa Valero vuelve a demostrar su talento como creadora de cómics con la esperada segunda entrega de su trilogía en clave de ‘thriller’ ambientada en el franquismo ‘Contrapaso. Mayores, con reparos’. Después de asombrar a propios y extraños con la primera entrega de ‘Contrapaso’, una impecable novela gráfica ambientada en los duros años 50 en España, la dibujante madrileña Teresa Valero regresa con ‘Contrapaso: Mayores, con reparos’, publicada como la anterior entrega por NORMA Editorial.

Una nueva peripecia en clave de thriller que parte del mundo periodístico del momento para reflejar toda una época tremendamente dura de la historia de España, tomando como protagonistas a unos redactores de sucesos y una ilustradora ya familiares para el público lector. La acción se ubica en Madrid en 1956, cuando comienza el deshielo del aislamiento internacional del país, que ingresa en la ONU y acoge las primeras bases estadounidenses. La inflación desorbitada, la corrupción institucionalizada y los primeros conflictos laborales y estudiantiles contrastan con un hecho novedoso: el desembarco de Hollywood en un territorio subdesarrollado, pero de enorme potencial turístico.
Emilio Sanz, periodista en permanente regate a la censura, falangista de vieja escuela, sigue investigando una serie de crímenes contra mujeres junto a su joven compañero, León Lenoir, francés, joven e inexperto, enamorado de su prima, Paloma Ríos, que destaca como ilustradora en las páginas de la revista ‘Mujer de verdad’. En esta nueva historieta, un censor de la Iglesia aparece muerto en la butaca de un cine con un rollo de celuloide en la boca. Esa primera pista llevará al inquieto trío a asomarse a oscuros manejos donde se mezclan estraperlistas, hombres de negocios sin escrúpulos, gente del cine, jerarcas del régimen e idealistas de variado pelaje, con la compra fraudulenta de terrenos y la especulación como telón de fondo.

La propia Valero confiesa rendir homenaje en esta esperada entrega a “dos formas de expresión que explican muy certeramente este país extraño, dispar, tremebundo y seductor que es España: el Esperpento de Valle-Inclán y el Berlanguianismo de Berlanga y Azcona. Hay en este ‘Contrapaso’ situaciones absurdas, rocambolescas o que parecen increíbles que, en la mayoría de los casos, tienen una base real”.
¿Dónde está el embrión de este cómic? ¿Empezó a rondarte la cabeza nada más terminar la primera entrega de Contrapaso? ¿Dónde está un poco el origen de este libro? “Sí, pues un poco ahí, ¿sabes? Cuando terminé sí que tenía claro que quería hacer algo que tuviera que ver con la censura de cine, y luego a partir de esa primera idea fue creciendo un poco, buscando más información -nos cuenta Teresa Valero-. También me interesaba mucho la situación de la vivienda en España y cómo, además a raíz de la película ‘El inquilino’, se mezclaban muy bien ambas cosas, pues empecé a tirar del hilo por un lado y del hilo por otro, a darle forma, y es lo que ha quedado al final”.

Háblame un poco de todo ese proceso de documentación, de investigación. Al final del libro lo explicas, das algunas pinceladas y apuntas a algunos de esos hechos que son reales… “Algunas historias las llevas oyendo un montón de tiempo, como por ejemplo la del abuelo de mi marido, ¿no? Que vivió en una cueva y cómo consiguió una puerta que venía de la finca de Franco y que estaba prevista para sus perros, y al final pues acaba siendo la puerta de una cueva en la que tú te tienes que refugiar porque no encuentras vivienda. Y esa historia que siempre me ha fascinado, pues bueno, si quería incluirla sin que fuera la historia real. Y con otras pues vas dando en el viaje de investigación, por ejemplo, con la de la hermana de Franco y unos terrenos, un plano catastral que era falso, y que fue modificándose y haciéndose cada vez más grande, y acaba siendo comprado por la hermana de Franco y el ayuntamiento la tiene que indemnizar cuando van a expropiar los terrenos. Pues todo eso que es tan fascinante, te lo vas encontrando y es lo que va dando forma finalmente. Tienes que crear un caso, una investigación en la que tiene que haber muchos puntos de giro, tiene que haber diferentes sospechosos y tratar de que todo tenga un poquillo de aliciente y sea interesante. De todo lo que lees para documentarte, hay ideas que vas guardando y otras por las vas desechando”, asegura Teresa Valero.
Hay mucho de cine en este cómic. “Pues sí, yo creo que el cine era un poco lo que mejor reflejaba cómo eran los años 50, incluido todo el peso de la censura y cómo tenían que andar evitándola. Si vemos las películas, por ejemplo, de Berlanga, pues son un reflejo impresionante, o ‘Muerte de un ciclista’ también de Bardem. Son un reflejo de la sociedad, y no digamos ya las de Nieves Conde, como ‘Surcos’ o ‘El inquilino’, que eran críticas muy directas a cómo se vivía y a cómo las autoridades ayudaban o dejaban de ayudar a poder vivir mejor. Entonces es una fuente de documentación muy importante de qué es lo que pasaba entonces y cómo vivía la gente, qué aspiraciones tenía y cuáles eran sus dificultades”.

Y lo mismo que el cine, el periodismo también está muy presente en el libro y además en los agradecimientos también te refieres a varios fotoperiodistas… “Eso fue un poco la génesis de la trilogía. El hablar de la prensa y del poder de la prensa como contrapoder. Y también cómo la prensa puede ser libre en un régimen que no la deja ser libre. La prensa, que de hecho tiene que ser por definición objetiva y tratar de buscar la verdad, ¿no? Cómo puedes existir en un régimen en el que desde el ministerio se están controlando los medios de comunicación y se dice que deben de ser un servicio público al servicio del gobierno. Entonces todo eso me gustaba mucho, me fascinaba y quería ver cómo transmitirlo. Y después de muchas entrevistas con periodistas de la época y cómo me explicaban cómo se habían enfrentado a la censura, cómo habían intentado mantenerse un poco libres, pues la verdad es que todavía me dieron más ganas porque ellos te contaban un montón de anécdotas y un montón de cosas interesantes de cómo se ejercía el periodismo en aquella época, y era algo épico totalmente”, afirma Teresa Valero.

¿Qué se va a encontrar el lector cuando empiece a pasar las páginas de este cómic? “Yo creo que en principio te encuentras una historia de género negro. Un crimen que hay que resolver, y te vas a encontrar también a dos periodistas de sucesos que son los que van a intentar resolver ese crimen en un entorno político y social en el que la censura prácticamente llega a todo. Hay un gobierno que está vigilando todas las costumbres, todo lo que se hace, toda la transmisión de la información y luego creo que también te vas a encontrar muchos contrastes y unos personajes interesantes que nos van a indicar un poco cómo han vivido la generación de nuestros padres. Cómo vivió la generación que fue joven en los años 50 y 60 y qué aspiraciones tenían y cómo intentaban buscarle las vueltas a ese régimen que asfixiaba un poco las ansias de libertad de los más jóvenes”.

¿Qué hay de Teresa en cada uno de esos tres personajes principales? Pues en Sanz me imagino que un poco lo de ser muy testaruda y la tendencia a enfadarme, y a ser un poco irracional cuando me enfado. Es un rasgo de carácter del que no estoy muy orgullosa, pero que sé que tengo, que cuando me enfado soy verdaderamente una máquina de matar, un poco -continúa Teresa Valero-. Pero en cuanto a León, que es un personaje que es muy vulnerable, es un poco el más sensible de ellos, pues yo creo que esa inseguridad de hacer las cosas y luego preguntarte si realmente estás actuando bien o no. Y en Paloma es en quien me reconozco más a nivel profesional. Porque todavía en mi generación era muy raro que tú quisieras dedicarte a ser dibujante o a contar historias. Y tenías que empeñarte demasiado, porque la gente te preguntaba ¿por qué? ¿Por qué quieres hacer algo como esto? Entonces, en ese tipo de mujeres que a pesar del entorno dijeron, no, yo es que quiero hacer esto y lo hago, aunque lo pase mal, aunque me cueste, aunque sea el camino difícil, pues ahí sí que me gusta pensar que tiene bastante mío, que me empeñé mucho, mucho, mucho, en llevar este camino. Y ahora es cuando mis padres dicen, jo, pues mira, tenías razón, ¿no? Ya has podido vivir bien de ello y merecía la pena. Pero en un principio no estaban nada convencidos”.

Si hablamos un poquito de las ilustraciones, de los dibujos, ¿qué dirías tú que tienen de característico esas ilustraciones para este libro? O quizás, ¿qué hay de diferente, si hay algo distinto, con respecto a otros trabajos? “Bueno, yo creo que ahora estoy más suelta con el dibujo. Es verdad que cuando hice el primer tomo de Contrapaso, salía de un periodo grande de dibujar muy poco, porque había dejado un poco mi carrera de lado para ser mamá y criar a mis niños. Y entonces, pues sí que al final esto es como tocar un instrumento, ¿no? Es una habilidad que vas perdiendo si no la practicas mucho tiempo. Tienes que estar siempre como en lo alto, siempre practicando, siempre practicando. Eso unido además a que eran personajes de nueva creación, que normalmente necesitan un rodaje, ¿no?”
“Los primeros tomos de Asterix o de cualquier cosa que cojas que sea una serie y ves cómo empieza, ves que luego hay una evolución de personaje hasta que el personaje se define a sí mismo. Entonces, en este segundo yo creo que ya está todo eso mucho más consolidado, los personajes más enteros -asegura Teresa Valero-. Yo estoy más suelta con el dibujo, no he sufrido tanto, podríamos decir. Y creo que todo eso sí se nota, que es un estilo un poco más depurado y sigue siendo un estilo de dibujo muy detallista, semirealista, ¿no? Que intenta reflejar cómo era la época, cómo eran todos los coches, los vestidos. Entonces es un dibujo muy trabajado y también con un color narrativo que tiene mucho que ver con la luz, que tiene una iluminación dramática. Que va acompañando a la acción y a lo que se está contando en el libro”.

Si hablamos de técnicas, ¿con qué técnicas has trabajado en este proyecto? No sé si es con las que venías trabajando o has introducido algo nuevo. “Yo trabajo digitalmente y trabajo con acuarela digital. Lo que pasa que trabajo todo como si lo hiciera sobre papel. O sea, el color lo utilizo por veladuras, igual que si lo hiciera sobre papel. De hecho, para mí ha supuesto un entrenamiento, trabajar la acuarela así, digitalmente, porque luego cuando pasó al papel, pues se comporta más o menos de forma muy parecida. El digital me da la oportunidad de poder corregir más y no tener que tirar la página si me equivoco. Pero siempre añoro el poder trabajar en papel, porque a nivel físico, incluso a nivel intelectual, la aproximación del dibujo en papel es otra cosa, es otra experiencia. Y entonces siempre ando diciendo, venga, este voy a tratar ya de arriesgarme y lo hago en papel en vez de en digital. Y a ver si con el siguiente, yo creo que haré otro intento, no sé si al final me quedaré en el digital o lo haré algún día en papel, pero es algo que me gustaría”.
Y por último, Teresa, imagino que ahora estarás volcada con la difusión de este libro y será un poco lo que te ocupe más a corto plazo, pero no sé si estás pensando ya un poco en el siguiente trabajo. “Sí, sí. Tengo ya un poco las primeras directrices, tengo ya construido y escrito en mi cabeza toda la parte final, quiero que haya un epílogo, así pasados unos años ya, cuando estamos entrando en democracia. Ver qué ha sido de todos estos personajes y ando ya dándole vueltas. Lo que pasa que es verdad que ahora estoy metida en la promoción en España. En verano, a finales de verano o septiembre sale en Francia, que también, como ha funcionado muy bien, quieren darle también mucha promoción, y entonces al final, quieras que no, se te va casi un año, en viajes, en salones, pero bueno, aprovecho los viajes y eso para irme documentando, para ir escribiendo un poquito de guión y en esas estoy”, concluye Teresa Valero.
Cómic
Joaquín López Cruces, Enrique Bonet y ‘El otro mundo’

Verano de 1933. Un reducido grupo de estudiantes y maestros llega a Neveros, una remota aldea de la Alpujarra, enviados por el gobierno de la Segunda República para desarrollar allí uno de sus proyectos culturales más ambiciosos: las Misiones Pedagógicas, con las que quiere hacer llegar a los campesinos un inmenso patrimonio cultural al que nunca han tenido acceso -la música, el teatro, la poesía, el arte…-. En sesiones cargadas de magia, les descubrirán el cine y sus asombrosas proyecciones; les ofrecerán charlas sobre sus derechos y deberes como ciudadanos de la República, y les dejarán el rastro imperecedero de una biblioteca de libros y discos de pizarra. Con mucho esfuerzo, los viajeros se irán ganando la complicidad y el entusiasmo de los aldeanos, especialmente de los niños; pero también la hostilidad y la desconfianza de quienes ven amenazadas sus ideas, sus creencias y sus formas tradicionales de vida…

‘El otro mundo’, editado por Astiberri, se inspira en la experiencia real de la Misión Pedagógica desarrollada en varios pueblos de la Alpujarra granadina en agosto de 1933, entre cuyos miembros se encontraban el cineasta José Val del Omar y el escritor y poeta Antonio Sánchez Barbudo. Enrique Bonet y Joaquín López Cruces indagan en los efectos del choque cultural entre dos mundos que siempre se habían dado la espalda, y en el enfrentamiento entre los anhelos de transformación social y la feroz resistencia al cambio y la pérdida de privilegios. Con ellos hablamos una mañana, en una cafetería junto al Arco de Elvira, en Granada, en una cafetería con libros que gestiona una familia gazatí. En las siguientes líneas tenéis algunas pinceladas y reflexiones alrededor de este trabajo.
¿Cuántos encuentros como este, aunque solo entre los dos, ha habido? “Alguna que otra, pero también muchas digitales, evidentemente, con mucho WhatsApp y mucho correo electrónico”, comenta Enrique Bonet. “Recuerdo que tuvimos la primera reunión, eso ya lo hemos contado varias veces, y esto fue por culpa de Munuera, fue el que nos lió. Fue en una reunión con varios dibujantes y cerveza -continúa Joaquín López Cruces-. Llevaba tiempo queriendo hacer un cómic largo, porque desde el primero que hice, hace más de 30 años, solo había hecho cosas más pequeñitas. Tenía mi propio proyecto, pero nada, eso de trabajar en solitario es muy complicado. Y fue Munuera el que me dijo que Enrique tenía un proyecto muy interesante”.
‘Le pedí a Enrique que me contara, pero me extrañó también un poco, porque siendo dibujante, y le dije: “¿no lo quieres hacer tú?” Y me dijo, no, no, estupendo”. “Yo llevaba tiempo dándole vueltas a la cabeza, con esta idea, con este proyecto de las misiones. Llevaba casi un año reuniendo documentación, pero no arrancaba con el guión”, apunta Enrique. “Si lo dibujas tú, no me lo pienso.Porque Joaquín, él lo sabe, ha sido uno de mis referentes o de mis maestros”.

¿El proceso de documentación? Enrique Bonet: “Yo había reunido mucha documentación escrita, empecé a informarme sobre las misiones, porque en internet había muchísima información, muchos artículos, y luego un libro que fue la fuente fundamental de información, tanto para mí como para Joaquín, que es un catálogo de una exposición que hizo la Residencia de Estudiantes hacia 2006, muy rico en imágenes y fotos. Es un libro muy bien editado. Fue un incentivo también para empezar a meterme en el mundo gráfico. Porque a mí esta idea surge gráficamente. La primera idea fue viendo imágenes que encontré por casualidad, y vi las primeras imágenes de un pequeño documental rodado por Val del Omar. Y esas primeras imágenes fueron las que me abrieron la pista y lo que me motivó a hacer la historia”.
“También unida al tema de la Alpujarra -continúa Joaquín López Cruces-, que es un mundo que conozco bastante. He ido muchas veces y me parece también muy sugerente para dibujarlo”. En este momento comentamos cómo se refleja la singularidad de esta comarca granadina en una doble página, en la que Joaquín nos traslada casi a vista de pájaro a la plaza del pueblo… “Sí, eso fue gracioso, hacer la doble página fue una sugerencia de un amigo, de Javier de Isusi, el dibujante. Le enseñé las páginas que llevaba, y esa ilustración era una media página. Y me dijo, “estás loco, ponlo más grande, eso merece más”. Entonces, empecé a pensar, hice la prueba, y claro, tenía razón. Pero eso me obligó a retroceder, para que eso fuera una doble página, tuve que volver al principio y rehacer muchas cosas. Pero se lo agradezco, porque es una doble página que le gusta mucho a la gente. Además al lector le ayuda a descansar un poco, a situarse, a entender ese momento, hay como un cambio de ritmo, narrativamente funciona muy bien”.

Una de las esencias de la historia es ese momento previo a la Guerra Civil, en el que ya algo se palpa en el ambiente. “Realmente el objetivo de la historia es contar ese momento en el que ya la gente no se ponía de acuerdo, la gente no hablaba, sino que empezaba a haber un enfrentamiento en el que el diálogo parece que era imposible”, señala Enrique Bonet. Y, claro, el papel de las misiones era todo lo contrario, era la idea de llevar la cultura, el diálogo, la razón, de extenderla a todos los rincones, y te encuentras con esa realidad donde el país ya empezaba a estar dividido y partido. Que, además, tiene unas lecturas muy contemporáneas también, desgraciadamente. Quizás no era la intención, alprincipio, no teníamos esa idea, pero luego te das cuenta de que estamos casi reflejando un momento”.
“Una cosa que me ha gustado mucho, a la hora de todo el desarrollo del libro, es que muchas de las cosas que han ido ocurriendo con el libro han sido, no digo casuales, sino que la propia estructura de la historia, los propios elementos que Joaquín iba aportando, van construyendo la historia. Al final, es todo como muy orgánico”.

“No había cosas premeditadas, sino que han sido hallazgos que hemos ido encontrando, conforme el guión se iba construyendo y la historia iba creciendo también gráficamente. Aparte que yo he hecho una cosa que creo que no hay que hacer, que es que lo he dibujado por orden y página por página, y la primera parte incluso sin que se hubiera acabado el guión. Por eso, quizás, tiene ese aspecto orgánico, que ha ido desarrollándose”, indica Joaquín López Cruces.
“Él me ha sugerido cambios de dibujo, yo le he sugerido cambios de guión… Yo tenía una estructura básica desde el principio, que fueran tres días, tres actos, sabía cómo empezaba, cómo acababa, sabía más o menos lo que pasaba en medio, pero el desarrollo de todo eso lo fui desgranando poco a poco. Lo del color, también fue surgiendo. Me gustó mucho cuando Álex Romero dijo que parecía hecho por una sola persona, lo lees y no se nota que hay dos autores, y eso me encanta porque yo también lo veo así, y además pienso que esa es la magia de trabajar con alguien”.

Después hablaremos un poco más del uso del color, pero me gustaría también que habláramos de la figura del maestro. “Hay una frase cuando llegan al pueblo y los recibe el maestro, es el que recibe a la misión, porque las autoridades estaban en otras cosas, y uno de los componentes de la misión dice: “nadie mejor que un maestro para representar a la República”. Creo que esa es una de las claves también de la historia, el papel que hizo la República en ese sentido”, nos comenta Enrique Bonet. “Era un apoyo, todo ese suministro de libros, era para apoyar a la escuela y al maestro, para que tuviera herramientas. Las misiones, yo las veía como una extensión de la escuela pública, de ese intento que hizo la República y en el que invirtió muchísimo esfuerzo en dignificar el papel de los maestros, en crear escuelas, y que esas escuelas enseñaran de una determinada manera. Y las misiones eran un poco una extensión de esa política”.

“A mí lo que me gustaba de los proyectos de las misiones, entre otros, como el de La Barraca, que es más conocido, es que éste era un plan sistemático y un plan muy bien pensado, muy bien programado, muy planificado, y con una intención a muy largo plazo -continúa Enrique-. Lo que siempre pedimos en las políticas culturales, que no se suele hacer, aquí era una cosa muy a largo plazo, sabiendo que esto no iba a dar un resultado inmediato. Eran semillas. Y lo que contamos nosotros, la misión ha pasado por ese pueblo, ha dejado una semilla, y algo va a pasar ahí, personificado en esta niña, en Lucía, lo que recibe, pero no solo ella, porque el resto de los niños también, al final cambia su vida”.

Vamos con el color, que lo marcan la niña, Lucía, el pelo de María y el fantasma… “Es como una V, porque es Lucía la que se relaciona con las otras dos -nos cuenta Joaquín López Cruces-. Fíjate que ni siquiera en el guión estaba eso, tampoco son exactamente protagonistas, porque María es una más de las misiones. Pero a mí me gustó, ya que teníamos una pelirroja, que es la que da ese color rojo, unirla con las otras, me parecía que era interesante. Al principio, yo pensaba hacerlo en blanco y negro, pero claro, una pelirroja en blanco y negro, cómo se indica, cómo se cuenta, es relevante que sea pelirroja, porque también añade ese punto de extrañeza a los lugareños… Pensé hacerla a dos tintas, hice bastantes pruebas, a ver cómo quedaba, pero en el fondo era como un reto para mí, porque siempre he sido más dibujante de líneas, de blanco y negro. Al final me obligué a trabajar con una paleta pequeña. Que no fuera blanco y negro, pero mitigarlo de manera que el rojo destacara”.

¿Y las técnicas? “Hice bocetos a lápiz, pero en una libreta aparte, y luego las páginas están dibujadas directamente en un iPad. A veces fotografiaba los bocetos con el mismo iPad o escaneaba alguna cosa, si lo tenía muy trabajado prefería escanearlo y lo calcaba”, afirma Joaquín López Cruces.
¿Y el fantasma? “Bueno, esta es una historia de ficción, estamos fabulando, estamos en un mundo donde se van a mezclar elementos mágicos con elementos reales y quería jugar desde el principio en ese terreno, no de la fantasía, pero sí donde, como fabulador, nos permitía hacer cualquier otra cosa. Y si conseguíamos que el lector ya desde el principio entrara en ese juego, pues ya eso nos daba una herramienta. Tenía claro desde el principio que quería mezclar el tema de la magia, quería que aparecieran elementos mágicos y en la Alpujarra eso también estaba muy presente”, asegura Enrique Bonet. “Y en ese mundo pensé rápidamente en este fantasma, que nos permitía, por un lado, tener el contacto con la niña, como la niña era muda, la niña no hablaba, el único personaje con el que mantiene cierto diálogo es con este fantasma, aunque ella no habla, pero hay un diálogo entre las dos, y permitía introducir esas pinceladas de lo que está por venir, del futuro y también esa referencia al pasado sangriento de la Alpujarra. Con todas esas claves se va construyendo ese personaje. Y luego la aportación de Joaquín, que fue fundamental, a la hora de darle forma a ese fantasma, que yo lo había imaginado de una manera totalmente distinta…”.

“Yo, en vez de poner a una señora andando, la envolví en sudarios, me documenté en esculturas griegas, porque era lo que me sugería a mí alguien envuelto así, en vendas, no iba a poner a la momia, pero tampoco a una señora muy bien arreglada. Esta mujer se ha despertado, la han sacado de ahí, pues estará envuelta así… Y luego, no sé, la primera vez que la puse andando, la subí unos centímetros por encima del suelo, y ya la hice que volara y todo. Pero yo pienso que sí, que si eres un fantasma, qué menos que puedas volar, no tienes esas limitaciones que tenemos en vida”, sonríe Joaquín López Cruces.
‘El otro mundo’ cuenta además con un sugerente apéndice de 16 páginas escrito por Enrique Bonet, que incluye diverso material gráfico y ubica lo que fueron las Misiones Pedagógicas que se desarrollaron en la Segunda República española. Un extra sobre el qué, y el quién es quién de aquel proyecto de promoción de la cultura que llegó a miles de pueblos y aldeas de España y que se desmanteló con la instauración de la dictadura franquista al fin de la guerra civil. También en esta parte del libro podemos disfrutar de los bocetos de Joaquín… “Tenía claro que quería meter algún tipo de complemento, de contextualización de las misiones -afirma Enrique Bonet-. Porque eso me permitía, también, no tener que explicar cosas en el tebeo. Habrá gente que se lea esto y quiera saber algo más, pero no se lo voy a contar en la historia”.


“La mayoría de bocetos son de la libreta, claro. Así es como yo trabajo, subo aquí las paginitas que hago antes de meterme en faena. Primero los hago sin páginas ni nada para ver si funciona la lectura de las viñetas, luego ver cómo encajan en la página… Tiene una parte que siempre es más rica el boceto”, añade Joaquín López Cruces.
Cómic
PROFESIONALES 4 reunirá a referentes del cómic y la ilustración en Madrid

La cuarta edición de PROFESIONALES, el evento que busca poner en valor el trabajo y la trayectoria de los expertos del mundo del arte y el entretenimiento, ya tiene fechas: será del 13 al 16 de noviembre de 2025 en el Barrio del Cómic de Madrid.
PROFESIONALES 4 reunirá a lo más granado del sector del cómic, la ilustración, la animación y los videojuegos, reflejo de la diversidad de sectores en la que se mueven los profesionales, caracterizados por la versatilidad, por la disposición a tomar distintos caminos y aprender diferentes funciones, asegurándose opciones disponibles dentro de las diferentes industrias.
Con una amplia programación gratuita y abierta al público, la cuarta edición vuelve con charlas y mesas redondas donde los profesionales compartirán su trabajo, experiencias y opiniones sobre la industria, talleres, actividades infantiles, etc. y, tras la enorme acogida del año pasado, revisión de portafolios, en la que las personas interesadas podrán recibir comentarios de grandes profesionales de la industria.

Esta edición apostará, además, fuertemente por el networking entre los asistentes. Para ello, habilitará espacios durante las cuatro jornadas del evento. Asimismo, como novedad, celebrará una sesión de firmas de originales exclusivos; también, la primera de una serie de exposiciones homenaje a grandes figuras del cómic español ya fallecidas, en colaboración con Madrid Cómic Summit. Este año, en memoria del dibujante Enrique Ventura.
Recorrido
En 2017, tuvo lugar la primera edición de PROFESIONALES que consistió en una firma multitudinaria de artistas del mundo del cómic en la céntrica Omega Center, con invitados de la talla de los dibujantes David Lafuente, David López o Pepe Larraz. Lo que comenzó siendo una reivindicación de la figura de los profesionales del dibujo a nivel nacional se acabó convirtiendo en una puesta en valor de los mismos, así como la mejor forma de acercar su trabajo al público amante del cómic, interesado en adquirir su producto y obra.

Tras 6 años, y ante la insistente demanda del público, PROFESIONALES volvió a la carga el año pasado; esta vez, como un proyecto más grande y ambicioso. Se involucraron a algunas de las librerías que conforman el Barrio del Cómic de Madrid (Elektra Cómics, Atom Cómics, GenX Puebla y Omega Center) y se contó con la participación de más de 30 profesionales de diferentes sectores, sumando además del cómic, la ilustración, la animación y los videojuegos.
El resultado: un evento multidisciplinar de tres días de duración con más de 20 actividades. Como colofón, se organizó una gran sesión de revisión de portafolios para aspirantes a profesionales, respondiendo a la esencia de un evento creado por profesionales para profesionales, independientemente de la fase de su carrera se encuentren.

Tal fue la acogida del evento que, la siguiente edición, PROFESIONALES 3, cerró con una participación récord de casi mil asistentes, logrando así el objetivo de convertirse en punto de encuentro entre profesionales, aspirantes a profesionales y público general, dando respuesta a la necesidad de crear un evento de esta naturaleza.
Barrio del Cómic de Madrid
El Barrio del Cómic hace referencia a una zona céntrica de la capital conocida por concentrar numerosos establecimientos y actividades en torno a la cultura pop, geek y friki.
Este área, punto de encuentro para los aficionados de los cómics, el manga, el gaming, la literatura de fantasía y ciencia ficción, la novela gráfica, etc., se organiza en torno a la comúnmente conocida Plaza de la Luna, a tan solo unos pasos de Gran Vía, punto donde desde los años 80 establecieron campamento base la mayor parte de las tiendas especializadas en esta subcultura.

Para impulsar la zona, varios de los propietarios de los establecimientos más icónicos del barrio crearon un proyecto bajo el nombre Barrio del Cómic que ha lanzado su propio mapa para que los aficionados puedan hacer la ruta sin perderse nada.
Actualizado recientemente, cuenta ya con casi una veintena de librerías. Entre otras, Otaku Center opta por el producto japonés, Hobby Converters se centra en los productos de segunda mano frikis y Metrópolis, en cómics de Estados Unidos. También en cómics y merchandising se especializan Omega Center, Atom Cómics, Generación-X Puebla o Crisis.

Sobre Profesionales
Profesionales es un evento independiente de cómic, ilustración, animación y videojuegos que busca poner en valor el trabajo y la trayectoria de los profesionales del sector, y convertirse en punto de encuentro de referencia para expertos y aspirantes a profesionales.
Profesionales es un evento gratuito y abierto al público, creado y organizado por profesionales y dirigido a profesionales, aspirantes a profesionales y amantes de la industria del arte y el entretenimiento.
Cómic
Marina Velasco y su trabajo en ‘Mientras sea verano’

El verano es una época de oportunidades, capaz de crear situaciones que en ningún otro momento se darían. En Almajadilla, un pequeño pueblo ficticio que aúna la cultura mudéjar aragonesa y la herencia andalusí del sur, coinciden dos mujeres de generaciones y vidas muy distintas. Lejos de chocar, crean un fuerte vínculo gracias a la búsqueda conjunta del amor propio: Fina, vecina y trabajadora del pueblo, nunca lo ha conocido; a Berta, recién llegada de la ciudad, se le ha arrebatado a la fuerza. ‘Mientras sea verano’, editado por Salamandra Graphic, es una historia que homenajea la cultura popular, celebra la diversidad y pone en valor el conocimiento transmitido entre mujeres. Con su autora, Marina Velasco, hablamos en las siguientes líneas.

¿Dónde está el origen de este proyecto? “El proyecto surge de las ganas de reflexionar sobre las posibles relaciones que se darían si nos detuviéramos a conocer verdaderamente a las personas de nuestro entorno (compañeras de trabajo, vecinas, etc…). Personas con las que compartimos gran parte de nuestro día y, sin embargo, apenas conocemos”.
¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Encontrarán dos historias de crecimiento. Dos mujeres, totalmente opuestas, que coinciden en un pueblo recóndito de España. Movidas por su necesidad mutua de compañía, entablan una relación que les hace reflexionar y aprender sobre el cuidado. Todo ello contado desde la cotidianeidad y el humor. Acompañado de las sorpresas, el color y la magia que una DragQueen inesperada trae a sus mundos”, nos cuenta Marina Velasco.

¿Cómo fue el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “Esta obra se aleja del carácter documental de «Que no se olvide«, introduciéndose en la ficción. Por ello el inicio del proceso tuvo que ser muy diferente. El primer trabajo era dar vida y personalidad a los personajes. Algo que, para mí, empieza en mi mente: creé tres personajes que dejé habitar mis pensamientos a su modo; observando la manera en que interactuarían unos con otros en la vida real y planteando situaciones ficticias con las que ir desarrollando su personalidad y su forma de expresarse -continúa Marina Velasco-. Una vez tuve los personajes y las motivaciones de la historia claras, llegó la hora de materializarlo. Para ello tengo un cuaderno, reservado exclusivamente a esta obra, que fui llenando de bocetos, ilustraciones, anotaciones de guion, etc.”.
Háblanos un poco más sobre cómo nacen estos personajes. “A pesar de ser personajes o historias ficticias, me gusta que mi trabajo nazca siempre de la realidad y de mi percepción del mundo. Observo el entorno, buscando detalles y fragmentos de historias que llamen mi atención y las anoto en mi cuaderno. Los personajes de «Mientras sea verano» nacieron de una de esas observaciones. Una breve situación en la que pude ver cómo el mundo de una mujer rural, que apenas conocía lugares fuera de su pueblo, se puso patas arriba al chocar, de manera inocente y genuina, con la comunidad LGTB”

¿Con cuál te identificas más? o ¿Qué hay de Marina en estos personajes? “Por edad, me es más fácil identificarme con Berta. Pero tengo un cariño enorme a Fina. Podría afirmar que Fina ha ido absorbiendo su ternura desbordante de mujeres imprescindibles en mi vida. Creo que es imposible descubrir a Fina y no quererla”, confiesa Marina Velasco.
¿Qué relación tienes (si la hay) con ese mundo rural que se muestra en el cómic? “Los veranos de mi infancia han trascurrido en un pequeño pueblo aragonés. Un lugar perdido en el monte, en el que la vida sucede ajena a la velocidad y la locura de las ciudades. Conforme crecí, mi vida se desplazó a Madrid y ninguno de los pueblos que yo veía a su alrededor se parecía a los pueblos de mi memoria. Eran grandes, con carreteras recorriendo sus calles y con tantos habitantes que no podían conocerse todos entre ellos. Por trabajo, me marché una temporada a la zona rural de Almería. Y para mi sorpresa, allí, en la otra punta de la península, los pueblos eran iguales a los que tanto conocía. Pueblos pequeñitos, llenos de cuestas, de rincones en los que ni los coches ni las prisas pueden entrar, con una historia propia en la que todos sus habitantes son protagonistas. De esa gran sorpresa surge el pueblo de esta historia, Almajadilla. En el que se mezcla la herencia Andalusí con la Mudéjar, el sur con el norte y nos da como resultado un lugar que podría estar en todos y en ningún sitio de España”.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Mis ilustraciones están siempre marcadas por la búsqueda de la expresividad. No pretenden ser anatómicamente correctas o fieles a la realidad, sino que deforman la perspectiva y las proporciones para ganar expresividad y narrar a través de los cuerpos. En esta obra, busco además explorar con mayor profundidad el lenguaje del cómic. Parto de las composiciones de viñetas más clásicas y juego con ellas para crear páginas dinámicas llenas de color y movimiento”, afirma Marina Velasco.
¿Con qué técnicas trabajaste? “Al igual que en mi obra anterior, parto del dibujo analógico. Me gusta mucho la fuerza y la expresividad que los materiales dejan sobre el papel. Creo todas las ilustraciones en papel, empleando lápiz y manchas de tinta. Seguidamente escaneo los dibujos y les añado el color de manera digital”.

Nos ha llamado mucho la atención y nos ha encantado ese recurso que has utilizado en algunas viñetas para describir algunas acciones o movimientos, a través de flechas discontinuas, y nos gustaría que nos hablaras un poco de este recurso. “Ese recurso viene de mi pasión por el movimiento. Me encanta jugar con las diferentes maneras de representarlo -comenta Marina Velasco-. Por ello, en la obra podemos ver figuras que se duplican, como si se superpusieran los fotogramas de una animación tradicional. O cuerpos de los que salen numerosos brazos, siguiendo el movimiento que realizan cuando gesticulan al hablar. Las flechas acompañan estas estrategias. En algunos casos enfatizan el dinamismo y guían el movimiento de la propia ilustración. En otros, adquieren un valor más irónico, recalcando detalles que ya son obvios para el espectador”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Después de haber publicado dos libros en 2025 («Mientras sea verano» y «Luna por encima de todo«), ahora estoy tomándome un pequeño descanso antes de ponerme manos a la obra con los siguientes proyectos editoriales que tengo en mente. Mientras tanto, sigo trabajando en proyectos artísticos de otra índole, como mi colaboración con La Pulpería, espectáculo de la DragQueen Lucy Octopussy, que dibujo en directo y para el que realizo toda la cartelería; el diseño del cartel del XXIV Salón del Cómic de Zaragoza; o intervenciones artísticas para el Festival Asalto de arte urbano”.
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