Arte Urbano
Dulk y el reto que supone trabajar en un mural

Nos acercamos en las siguientes líneas al trabajo de Antonio Segura, Dulk, y lo hacemos tomando como punto de partida uno de sus últimos trabajos, que nos hace viajar hasta Australia. Se trata de ‘The bird watcher’, y en pleno proceso se encontraba cuando contactamos con él. Ahora ya de vuelta hemos charlado de este y otros trabajos.
“Era un proyecto en el cual la temática era, sobre todo, representar la fauna local. Toda la diversidad que hay allí es brutal, hay muchas aves, muchos animales australianos y tal. Entonces, por mi temática también, yo creo que presentamos una propuesta que gustó y nos seleccionaron. Estuvimos, creo, 15 días haciendo el mural, más o menos, algo así”.

Háblanos un poco de cómo es tu proceso de trabajo. ¿Cómo es un poco todo ese proceso hasta que te pones a trabajar sobre la pared? “Pues, normalmente, a no ser que esté cerca, yo no veo la pared hasta que no llego al lugar. Entonces, me envían fotos, o si no, con el Google Maps, pues me veo la calle, veo un poco todo lo que hay en la zona, y a partir de ahí, si hay una temática establecida, pues trabajo un poco sobre la temática, siempre aportando mi toque personal, mi estilo. Y si no hay temática -continúa Dulk-, pues creo algo, lo que se me ocurre o lo que quiero transmitir, pero siempre inspirándome en el lugar donde va a vivir la obra, digamos. Siempre me gusta la temática de la naturaleza, y la fauna en concreto. Siempre, dependiendo de dónde vaya a hacerlo, me gusta un poco trabajar sobre la fauna del lugar o la situación en la que se encuentran algunas especies”.
“A partir de ahí, hago como un diseño en el ordenador, muy rápido, a base de fotos y un poco de ideas que pueden ir saliendo, y luego hago un dibujo a lápiz para ya ver un poco las formas, lo llevo más a mi lenguaje, y después ya se va al lugar y se pinta”.

¿Es quizá un poco esa parte la más difícil? El pasar de un dibujo que a lo mejor tiene un tamaño, poder trasladarlo a esa grandiosidad, por decirlo de alguna manera. “Sí, sí, es la gracia al final de los murales y, bueno, yo creo que es lo que lo diferencia, sobre todo del trabajo en el estudio. Es eso, que no lo puedes tener todo controlado, hay muchas cosas que pueden pasarte con la grúa, con la climatología, con el tiempo que tienes, las horas de luz que tienes al día, no sé, son muchos factores que al final lo convierten en un reto. Y al final es lo divertido también.”
¿Y tú con qué técnicas sueles trabajar? ¿Con qué materiales? “Con pintura al agua acrílica, y luego con pincel, brocha, rodillo y ya está. Antes utilizaba spray pero hace años que ya lo dejé y porque al final la pintura plástica como que me permite hacer otro tipo de tratamiento a la obra -nos cuenta Dulk-. Se pueden conseguir texturas más ricas y mezclar los colores, y es mucho más complejo, pero a la vez es mucho más divertido para mí”.

¿Qué hay de diferente en este trabajo respecto a otros anteriores? Sigue más o menos la misma línea, ¿o al final lo diferente es quizá un poco el espacio? “Sí, en este en concreto lo diferente es la superficie, que era circular y muy grande, y nunca había pintado una superficie circular. Entonces es como muy complicado a la hora de encajar el diseño. Una vez lo tienes encajado ya es básicamente pintar como en cualquier pared, pero para encajarlo es mucho más complejo. Sobre todo cuando tú has trabajado el boceto con una forma cuadrada y de repente lo tienes que poner en una superficie circular, pero tú al final solo ves una cara cuando estás trabajando, una cara del trabajo, entonces que en todos los lados de la circunferencia del cilindro quede todo interesante… Eso fue lo más complejo, yo creo. Y un poco recomponer, tuvimos que recomponer un poco el diseño cuando fuimos a dibujarlo en el cilindro. Claro, los primeros días fueron como de mucho estrés porque es mucho trabajo, aparte tú lo ves y es muy estrecho, pero claro, vas dándole la vuelta y el dibujo continúa, continúa y se une por donde empiezas. Entonces al final esa es la gracia de este proyecto. Quedamos muy contentos cuando lo hicimos”, asegura Dulk.

Hablando un poquito en general, no solo de este trabajo, ¿cuál dirías que es el momento más satisfactorio de todo el proceso? “Más satisfactorio cuando lo terminas, sin duda. Cuando lo terminas, aparte este lo terminamos unos días antes de lo que teníamos pensado y bueno, fue un momentazo, aparte lo acabamos a última hora del día, había un atardecer espectacular, como muy mágico. Además, pues estás lejos de casa, en un país que está súper, súper lejos, y cuando lo ves todo acabado, ves la hora y dices va, se va a quedar aquí esto y nosotros nos volvemos, es como ¡guau!, ¡qué guay! Y luego ves la reacción de la gente, a la que también le gustó mucho. No sé, es un conjunto de cosas, pero sí, es el momento. Cuando llegas y lo ves por primera vez es como muy tenso todo, no te da tiempo a disfrutarlo. Claro, y luego cuando terminas lo disfrutas poco, porque te tienes que marchar cuando es lejos también”.

No sé si tú sueles trabajar solo, si tienes la ayuda o el apoyo de alguien. ¿Qué importancia tiene la colaboración con otras personas en la realización de trabajos de esta envergadura? “Sí, yo ya hace años que no pinto un mural solo. Tenemos un equipo de gente, normalmente, y el proyecto en este caso éramos tres, bueno mentira, al principio éramos cinco porque había dos personas de allí, de Australia, que nos echaron un cable, pero nosotros somos tres y al final una obra así requiere de un trabajo en equipo, así y más pequeña, porque son muchas cosas a tener en cuenta cuando estás haciendo un mural y no estás en casa -nos sigue contando Dulk-. Pues bueno, la grúa, la pintura, cargar todo, los pinceles, limpiarlos, volver, o sea, hay un montón de cosas que hay que hacer, ya no solo pintar. Y sobre todo eso, que son proyectos que al final intentas hacer en tiempo récord y solo, es imposible, es imposible. Yo lo hacía hace años, pero cuando era más joven, ahora no me veo capaz”.

“Tengo dos personas que trabajan conmigo que son muy buenas y siempre están con ganas, y nos lo pasamos muy bien. Al final yo creo que ese es el secreto del mural, porque al final yo me acuerdo siempre de la experiencia que tengo y eso es lo que hace que te acuerdes o que te quieras olvidar”.
Has comentado algunas cosas en ese sentido, pero ¿qué dirías tú que caracteriza tus trabajos en la calle? Porque sí que hablan mucho de la vida salvaje, los animales… “Yo creo que sobre todo la estética, que me gusta trabajar el tema crítico de la situación en la que se encuentran muchas especies, la naturaleza en general, pero me gusta hacerlo de una manera diferente, agradable, que al final gusta a todos los públicos. Y cuando un trabajo está en la calle y lo ven todos los públicos y gusta, pues al final llegas a más gente. Me gusta enrevesar mucho la historia que cuento para que empieces a fijarte e indagar un poco en lo que está, intentar buscar lo que está pasando y no sé, a mí me divierte mucho eso. Y crear personajes, unas veces reales, otras ficticios. Y la gente como que se empieza a perder en las obras”, afirma Dulk.

Antonio, tu trabajo se sale también un poco de la superficie plana, por decirlo de alguna manera, en algunas ocasiones. Me gustaría que me comentaras un poco tu experiencia pasada, y creo que tienes un proyecto también de futuro relacionado con las Fallas de Valencia. “Si, si. La escultura, al final lo que suelo hacer es bastante tridimensional, entonces de ahí que la escultura, desde hace años, me llamó mucho, y recuerdo que el primer paso que di de 2D a 3D fue como súper emocionante para mí. A día de hoy intento colaborar con escultores y en este caso con artistas falleros para hacer algo tan valenciano como una falla, ¿no?”

“Yo desde pequeño es algo que me ha gustado, y siempre pensaba que estaría guay llegar a hacer algo, y mira, parece que poco a poco, porque al final la escena fallera es bastante cerrada y no te dejan demasiado indagar en nuevos estilos o nuevas formas, y es una pena porque al final es una plataforma artística súper potente, está en la calle también como los murales y estaría genial, sobre todo en Valencia, que somos un montón de gente buena pintando, dibujando, pues que nos dejarán colaborar más. Yo estoy contento porque a raíz de la falla que diseñé hace años, pues parece que me metí un poco en el mundo. La verdad que disfruto mucho. Al final es como una escultura y me divierte mucho el proceso, que es un proceso largo, que va desde la fase de dibujar hasta construir, pasar al diseño 3D digital, después construir, después pintar y después montarlo en la calle y compartirlo con toda la gente y con familia y amigos, porque yo soy de Valencia. A mí me gusta mucho y ojalá se abran más puertas para poder colaborar y aportar un poco más a lo que es el tema artístico dentro de las fallas, yo creo que lo necesita”.
No sé si tienes ahí en el horizonte, volviendo un poco al tema de murales, algún proyecto a corto plazo o previsto que se pueda contar algo. “Sí, la semana que viene empiezo un mural en Valencia, en la zona del Cabañal, y lo hago en colaboración con la Fundación Oceanographic. Vamos a hacer un proyecto didáctico, y vamos a representar todas las especies que están amenazadas en el mar Mediterráneo, pero de una manera diferente, de mi estilo, y vamos a hacer un mural que será el primer mural de gran escala que haga en la ciudad de Valencia, así que estoy muy contento”.
Arte Urbano
Núria Alemany: ilustradora de palabras, poeta de la imagen

A Núria Alemany la conocimos en Barcelona, durante un foro organizado por la Asociación Del Álbum, dentro de la Semana del Álbum. Núria participó como ponente en el Foro. Hablamos de esta nueva sección del blog dedicada al arte urbano. En esa conversación se fraguó esta entrevista, que tiene su arranque en uno de los trabajos de muralismo de Núria, un mural de barrio.
¿Cómo surge ese proyecto? Núria Alemany: “Este proyecto surge mientras estaba haciendo otro mural en el barrio, reivindicativo y que resultará ser el precursor y concepto que da sentido a toda la obra. Plasmando una escena de la película de Spike Lee ,‘Do the right thing’, donde sale el personaje de Radio Raheem mostrando en sus manos la dualidad entre el Love & Hate (Amor y Odio). Mi intervención empezaba cuando interpreto la escena como la dualidad que en tiempos actuales veo reflejada de: Real o Fake (falso). Dando a entender esa búsqueda de la autenticidad en todos los sentidos y que hoy en día resulta difícil de captar”.

“Por ejemplo, la naturaleza nunca es fake: los árboles son como son, no pretenden ser otra cosa, las montañas no quieren ser unas más altas que las otras… En cambio, en cuestiones humanas, la gran mayoría de gente no se cuida de vivir desde su centro, sino que busca aprobación en los demás, fama, exhibirse como producto e intencionalmente no conecta con su parte más auténtica, sino que todo son artimañas para ganar dinero (cosa que no nos lleva nunca a esa búsqueda de la autenticidad) -continúa Núria Alemany-. Esa autenticidad es lo que yo quise reivindicar con ese mural. A partir de ahí, un par de vecinos me dijeron: ‘¿Por qué no continúas en la pared de al lado? Y yo pensé: “ok, no solo haré la pared de al lado, sino que terminaré toda la pared que hace esquina y que da toda la vuelta”.
“Para eso necesitaba ver hasta qué punto colaboraba el barrio conmigo, y entre sí, para que eso fuera posible. Tengo que decir que el hombre que me incitó a continuar el mural, murió por un accidente antes de poder ver la pieza acabada y por ese motivo el mural está dedicado a él donde el jarrón con flores pone: En memòria de Manolo”.

¿Qué has querido reflejar en este mural y dónde lo encontramos? “En el mural he querido reflejar la vida que dan los oficios en la zona de St. Pere de Galligants (barri vell Girona). La personalidad de éste y todo su carácter. Podría haber hecho una pieza para mí solamente, pero ya que pedí la colaboración de los negocios y vecinos para desarrollarlo quise pensar algo que reflejase toda su esencia. La escena, entonces, ocurre dentro de una casa cualquiera donde en el comedor, sala de estar, garaje y estudio de música hay cada uno de los oficios, aportando su valor en ellos: cada elemento tiene su importancia y su papel, desde el mueble hecho por el restaurador ‘Batlle’, hasta el vino del ‘Xiqui’ que hay en la mesa, pasando por la camilla del tatuador de ‘Asmodeo tattoo’, etc.”, nos cuenta Núria Alemany.
“La lista es tan larga como elementos hay en el mural. Además, se suman también los distintos perros del barrio que representan a vecinos que también quisieron aportar su granito de arena. En total hay más de 40 elementos identificativos que puedes ir encontrando y relacionando a lo largo del mural. Quise reflejar eso, y sobretodo, quise hacer un experimento sobre la capacidad de colaboración que podía conseguir en el propio barrio. Me sorprendió positivamente cómo fue recibida la iniciativa. Aprendieron y aprendí de todos ellos”.

Me gustaría que me hablaras de tu proceso de trabajo. No sé si sueles trabajar con algún boceto previo… “Siempre trabajo con alguna idea/frase previa en la cabeza que quiero comunicar. Parto de un concepto, de algo que tengo ganas de decir. Algunas veces hago boceto y otras parto de distintas imágenes que a la hora de ejecutar voy juntando improvisadamente. Lo importante es que tenga un sentido, más allá de lo estético, que haya mensajes y sobre todo que no sea evidente. Siempre intento jugar con el hecho de tener que descifrar o descubrir: hay que mirar más allá de lo que se ve a simple vista. Yo hace tiempo que encontré una frase que me define bastante bien y es: Ilustradora de palabras. Poeta de la imagen”, afirma Núria Alemany.

¿Con que técnicas trabajas? Y ¿materiales? “Puro spray. Me gusta el reto de conseguir lo que fácilmente haría con un pincel. La técnica del spray requiere de mucho control y precisión, ya que la herramienta conlleva un cierto poder y presión, a la vez que no permite mezclar fácilmente los colores. De pequeña me hacía yo misma los colores, no con pincel sino con ceras de colores. Pero el spray me divierte más y me permite pintar más rápido, nunca me aburre”.

¿Hay algo nuevo en este sentido en este trabajo respecto a otros? “Una de las cosas nuevas es que es totalmente autofinanciado. Fue una iniciativa propia en la que quería constatar si el barrio colaboraba y podía conseguir así este autofinanciamiento. En el fondo fue como un estudio en el que me propuse comprobar si realmente tenía sentido plasmar esa convivencia y conocimiento entre los que hacían del barrio un ente propio con carácter. Y así fue, cada uno se puso en su lugar”, asegura Núria Alemany.
¿Qué dirías que es lo más difícil a la hora de enfrentarse a una fachada en blanco? “Lo más difícil para mí, igual que lo es cuando escribo, es la impaciencia de tener la forma y la composición ya marcada en dicho canvas. Sea cual sea el tamaño. Necesito tener clara esa totalidad para luego perderme y disfrutar en los detalles de la misma”.

¿Y lo más satisfactorio? “Lo más satisfactorio de enfrentarme a una fachada en blanco es desvirgarla con el primer trazo. Es romper el blanco con la forma que agarra el color o la forma que agarran las palabras. Ahí empieza el viaje”.
¿Qué importancia tiene la colaboración con otras personas en la realización de trabajos de esta envergadura? “Depende del trabajo. En este caso, y al tratarse conceptualmente de un cuadro (muy grande claro), es como un reto que te pones a tí misma y para mí fue imposible trabajarlo con alguien, ya que lo tenía en mi cabeza y lo iba visualizando a medida que iba avanzando. No fue un trabajo en equipo aunque sí reflejaba todo un equipo de trabajo. En otras ocasiones la colaboración siempre es buena cuando hay las mismas ganas de dar y recibir a la vez. Each one teach one”.

¿Qué dirías que caracteriza tus trabajos en la calle? “El mensaje, siempre hay detrás un concepto -afirma Núria Alemany-. La estética se queda para mí en segundo plano en el sentido que puede agarrar un estilo u otro en función de lo que quiera comunicar. También está el hecho de lo escondido, lo descifrable. Siempre encubro mi nombre dándole distintos formatos o incorporándolo sutilmente en la escena. Te quedas un rato mirando la pieza y vas descubriendo cosas”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Ahora mismo estoy trabajando varios proyectos de graffiti y de rap dentro de la entidad que llevo ‘Heal Hop’ (@heal_hop / www.healhop.cat) y que da un sentido social a cada disciplina artística. Es arte comunicativo y transmite lo que es la cultura del Hip Hop: un trabajo que parte de un reto para el individuo y la comunidad. De hecho, acabo de sacar un ensayo que refleja varios aprendizajes teorizados a partir de 15 casos prácticos en ‘Heal Hop’. En ellos cuento cómo esa dimensión cultural del Hip Hop (a través de la búsqueda de referentes, de su creatividad e imaginación para proyectar y su revolución) permiten conseguir una mejora en la dimensión sistémica (factores contextuales, emocionales y psicológicos) de nuestros potenciadores sociales (individuos y grupos). Todos estos trabajos me ayudan a mejorar realidades y a hacer reflexionar a los adolescentes sobre aspectos de su vida que, de esta forma, son capaces de reinterpretar y positivizar a través de la creatividad en la educación”.

“El Hip Hop nace de las ruinas para salir de ellas y se convirtió en cultura por la interrelación entre sus componentes, por la falta de juicio y la creación constante des de la propia esencia y búsqueda de cada uno. Para que eso suceda, el individuo debe de estar en un momento en el que no tiene ni teme nada que perder y, a la vez, tener toda la fuerza para querer avanzar hacia algo totalmente desconocido, tanto personal como artísticamente”.
Arte Urbano
Vera Galindo y sus murales para la gente

A Vera Galindo la conocimos a raíz de que ganara el Premio Apila Primera Impresión 2020, que organiza la editorial Apila Ediciones. ‘¿Cómo lo ves?’ fue el resultado de aquel premio, y nuestra primera entrevista con Vera. A raíz de aquello, hemos seguido su trabajo, y en las siguientes líneas nos centramos no en las páginas, sino en las paredes, en su labor como muralista. Y lo hacemos partiendo de uno de sus trabajos, ‘Raíces del vino’.

¿Cómo surge la idea de ‘Raíces del vino’? “Raíces del vino fue un mural que se realizó para la Bodega de Maluenda, Raíces Ibéricas. La idea del diseño y su composición a fragmentos nació por la necesidad de contar muchos aspectos del vino en una sola composición y también por su formato cilíndrico. Quería que se vieran cosas desde cualquier lugar alrededor de la cuba y no centrar todo en un solo punto de vista frontal. Quería hablar de muchos de los momentos que forman parte del vino. Capturar la esencia y su recorrido, desde el momento en que la viña es plantada hasta que el vino es descorchado. Desde el punto de vista de todas las personas que forman parte de su vida, tanto quien tiene viñas o tuvo, como quien disfruta de una copa de vino en un momento especial. Todo ello dio lugar a los diferentes fragmentos que van contando los distintos aspectos que quise remarcar”, nos cuenta Vera Galindo.

¿Qué has querido reflejar en este mural? “Quería hablar de diferentes escenas del ciclo de vida del vino. Cada fragmento es una ventana que permite a los observadores entender y apreciar cada etapa del proceso, destacando todo lo que hay detrás de cada botella y el factor social y humano, porque al final, son las personas las que hacen el vino y le dan sentido al consumirlo”.
Me gustaría que me hablaras de tu proceso de trabajo. No sé si sueles trabajar con algún boceto previo… “Me gusta comenzar siempre con una buena investigación del lugar que va a acoger el mural. Si es una empresa o cliente particular, como en el caso de la bodega, hablar con ellos, que me cuenten lo que hacen, lo que hacían, lo que les motiva, lo que significa para ellos su trabajo… Intentar comprender lo mejor posible todo ello que es relevante y puede resultar interesante para el mural -continúa Vera Galindo-. Si es un encargo para un lugar público, me gusta conocer el lugar, a la gente que pasa todos los días por allí, las historias o leyendas del lugar… Poder contar un poquito de su historia. Me parece muy importante que las personas que van a vivir el mural lo puedan sentir como suyo, puedan sentirse identificados y les transmita o cuente algo de su pasado o sus orígenes, algo que sea suyo”.


¿Con que técnicas trabajas? Y ¿materiales? “Suelo trabajar con pintura plástica o esmalte aunque en algunas ocasiones también con spray o con ambos. Depende todo de la pared o el soporte. En cuanto a materiales, rodillos, brochas y pinceles de diversos tamaños y mucha cinta de carrocero”.
¿Hay algo nuevo en este sentido respecto a otros trabajos? “En ilustración solía trabajar más con técnicas digitales, aunque en «Lila y Lola«, por ejemplo, comencé las ilustraciones a mano y luego las monté en digital. Creo que el mural me ha hecho cogerle más ganas a retomar lo analógico y buscar texturas más manuales y con la saturación digital que tenemos, siempre se agradece mancharse las manos y que el lienzo sea un papel y no una pantalla más”, asegura Vera Galindo.

¿Qué dirías que es lo más difícil a la hora de enfrentarse a una fachada en blanco? “El día de encaje creo que es el más tenso para mí. Trasladar el boceto a gran escala, cuadrarlo todo bien… En «Raíces del vino», por ejemplo, contaba con la peculiaridad de que al ser un tanque de vino era cilíndrico. Había que ajustarse a unas escaleras de las que no teníamos las medidas exactas ni la diagonal y a unas zonas en las que no podría llegar con la grúa bien. Hubo que readaptar alguna parte para ajustarla mejor a la diagonal de las escaleras y a la zona en la que podía llegar con la grúa y trabajar bien. El primer día fue un reto pero una vez que todo se queda bien marcado, viene lo bueno 🙂 “.
¿Y lo más satisfactorio? “Ir viendo cómo va cogiendo forma, disfrutar el proceso, la foto que echas todos los días al final de la jornada y comparas con la del día anterior. Y bueno, verlo acabado, claro”.

¿Qué importancia tiene la colaboración con otras personas en la realización de trabajos de esta envergadura? “Si son muros grandes siempre agradeces un par de manos extra. Y no solo el par de manos, la conversación, el apoyo, también su punto de vista cuando hay algo que no te termina de convencer… Cuando estás una semana o más, está bien no estar sola todo el rato. Y en proyectos que son entre varios en colaboración, también es genial el poder fusionarse, aprender de los demás. Cada uno tenemos una manera de hacer las cosas y me parece super interesante ver cómo trabaja cada artista porque siempre aprendes algo nuevo”, afirma Vera Galindo.
¿Qué dirías que caracteriza tus trabajos en la calle? “El color y las texturas es de las cosas que más me gusta trabajar y cuidar. Que la paleta esté bien escogida, que esté bien compensado el color en la composición. Al diseño y el concepto también es algo a lo que me gusta darle mucha importancia, pero quizá como la temática varía siempre, el color y las texturas es algo que siempre los caracteriza”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo de mural? “Ahora mismo, estoy arrancando el año con muchas ganas. Preparando diferentes composiciones que me gustaría llevar a mural o lienzo. Uno de mis propósitos de este año es trabajar más obra propia, que es algo que llevo queriendo hace mucho y por unas cosas u otras he tenido menos tiempo del que me gustaría. También estoy con algún proyecto personal de álbum que me gustaría acabar y sacar a la luz… un poquito de todo”.
Actualidad
Elisa Capdevila y la inspiración en la gente de su alrededor

La artista Elisa Capdevila daba el pasado mes de noviembre de 2024 los últimos retoques del mural ‘Final de función’, de 24 metros de altura, en la avenida del Paral·lel. Esta obra producida y comisariada por Street Art Barcelona es una reivindicación del recuerdo del histórico escenario Talía inaugurado en 1900 con el nombre de Las Delicias. Luego, en los años 50, el actor Paco Martínez Soria adquirió el equipamiento, que permaneció activo hasta los 80.

Elisa Capdevila ha explicado que ‘Final de función’ representa el momento en que acaba el espectáculo, «en aquel momento nostálgico en que se han vivido muchas cosas bonitas», pero que es necesario también «para que empiecen otros», explica Capdevila. Es por eso que decidió pintar un telón bajado y una artista desmaquillándose.
Su carrera artística comienza en 2014 cuando empieza a estudiar pintura y dibujo en la Barcelona Academy of Art. En ese momento dejó inacabada una carrera de Ciencias y se metió de cabeza en el proceso de aprender a dibujar. Durante dos años estuvo pintando del natural durante unas siete horas diarias. En esa época empieza a pintar sus primeros murales, al principio como un simple ejercicio donde el lienzo fue reemplazado por una pared, pero con el tiempo se dio cuenta de sus posibilidades y decidió enfocar su trabajo a proyectos a una mayor escala.

Desde 2017, trabaja activamente en festivales de arte urbano y realiza grandes murales a nivel nacional e internacional, sin dejar de lado el trabajo de estudio en lienzo. En muchas de sus obras suele plasmar fotografías de su propio ámbito familiar en las que el mundo de la infancia es, a menudo, el protagonista.
Sus obras exploran las complejidades de las relaciones personales, la intimidad y la vida cotidiana, capturando la esencia de la experiencia humana con un estilo propio. A nivel técnico, trabaja desde una perspectiva figurativa, poniendo especial atención en la armonía cromática, así como en los recursos plásticos propios en cada material empleado.

¿Cómo empezó todo esto del muralismo? “Empecé a pintar murales por diversión, cuando un amigo que pintaba tanto en lienzo como en muro me propuso que pintásemos un mural juntos. A partir de ahí, seguí practicando”.
¿De dónde nacen tus trabajos? ¿Dónde o en qué te inspiras? “En la mayoría de mis murales las protagonistas son personas de mi alrededor, pues es donde encuentro la inspiración. Mi arte se mantiene bastante cercano a cómo yo experimento el mundo. Hablo de temas como relaciones, maternidad, infancia…”, afirma Elisa Capdevila.

Entre las satisfacciones de crear al aire libre, en los barrios de las ciudades, Elisa Capdevila piensa que ese trabajo “pasará a formar parte del día a día de aquel barrio, esto en mi opinión hace que tenga un compromiso mayor a la hora de decidir qué representar. Personalmente, también me ha nutrido mucho pintar en la calle, porque se crean muchas conexiones”.
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