Álbum Ilustrado
Ainhoa Rodz, David y Sergio Gómez y ‘Bruno y (mi otro) yo’

‘Bruno y (mi otro) yo’ es una historia que nos ayuda a entender la realidad del autismo en el entorno escolar, y nos recuerda la importancia de comprender, respetar y acompañar los ritmos y formas de cada persona. Con estas palabras La Maleta Ediciones nos presenta este álbum ilustrado, un trabajo de David y Sergio Gómez junto a Ainhoa Rodz. Con ellos charlamos en las siguientes líneas sobre su trabajo.
La historia está narrada por Oliver, un niño con autismo que, junto con sus compañeros Gael y Bruno, asisten a un aula específica para niños y niñas con necesidades relacionadas con el espectro autista. Bruno, recién llegado, tiene dificultades para adaptarse al nuevo entorno, lo que lo lleva a comportarse de manera impulsiva y disruptiva. Oliver, con una gran sensibilidad a los ruidos y muy poca tolerancia a los conflictos, se enfrenta a importantes retos para manejar sus propias emociones frente a estas situaciones. A través de diferentes incidentes y momentos de reflexión, junto a su madre, profesoras y terapeuta, Oliver aprende a aceptar esa sensibilidad como parte de su identidad, mientras que Bruno también comienza a sentirse integrado y regular su comportamiento.
“Con ‘Bruno y (mi otro) Yo’ pretendemos ayudar a romper estereotipos, mostrando que las personas con autismo no son todas iguales y que tienen sentimientos, emociones y aspiraciones como cualquier otra persona”, nos indica Ainhoa Rodz.

Habladnos un poco del origen de este proyecto. “Este proyecto nació de una forma muy natural -nos cuenta David Gómez-. Sergio venía trabajando en terapia aspectos relacionados con sus emociones: cómo se siente, cómo gestiona sus conflictos cotidianos. Al finalizar una de las sesiones, su terapeuta me enseñó un dibujo que él mismo había hecho sobre una situación que le estaba incomodando en el instituto. Sergio se expresa mucho a través de las imágenes, ya que en su caso, como en el de muchas personas con autismo, lo visual juega un papel fundamental. Ese dibujo en particular reflejaba su lucha interna con lo que él llama su “yo sensible”. Una parte de sí mismo que se ve muy afectada, por ejemplo, por el ruido, y que, al no poder gestionarlo, le lleva en ocasiones a tener comportamientos disruptivos. Lo que para otros puede ser un estímulo menor, para él puede resultar abrumador”.
“Cuando vi ese dibujo, supe que ahí había una historia que necesitaba ser contada -continúa David Gómez-. Nuestra aportación a la literatura infantil ha venido por caminos distintos, pero complementarios. Yo, por mi parte, llevo tiempo escribiendo historias en las que los protagonistas tienen características propias del espectro autista, con el objetivo de naturalizar diferentes formas de ser y estar en el mundo (‘El vuelo de Sofía’, editado por Cuento de Luz; ‘Leo no es un extraterrestre’, editado por Libre Albedrío; ‘¡Ana, dónde vas!’, editado por La Estrella Azul). Sergio, en cambio, comparte su maravilloso universo creativo a través de cuentos muy suyos, con un estilo surrealista propio en el que todo tiene cabida. En su mente creativa no hay límites (‘Mi universo azul: de zombies, monstruos y personajes imaginarios’, editado por Allanamiento de Mirada)”.
“En este caso en concreto, sentí que podíamos cerrar un círculo y comenzar a colaborar desde un lugar nuevo. Mostrar cómo un chico con autismo, ya con conocimiento de su condición, percibe y se relaciona con su entorno. Me parece un testimonio valiosísimo. Y llevarlo al formato de álbum ilustrado me pareció una bonita manera de seguir sensibilizando y generando conciencia sobre el autismo. Además, para mí tiene un valor añadido muy importante: es una historia contada desde dentro. La voz que narra es la de un chico con autismo, en este caso, Sergio, que tiene casi 17 años”, asegura David Gómez.

¿Cómo llega a tus manos este proyecto? “El texto de ‘Bruno y (mi otro) yo’ me llegó a través de David Gómez -afirma Ainhoa Rodz-. Es una historia autobiográfica de su hijo Sergio, centrada en los conflictos que vive en un aula de educación especial de la ESO y en la manera que encuentra para resolverlos. El hecho de que la historia esté contada en primera persona por un adolescente con autismo me fascinó, así que no dudé en embarcarme con ellos y con La Maleta Ediciones en este proyecto. El álbum es excepcional porque apenas encontramos ejemplos en la literatura infantil y juvenil historias escritas por niñas, niños o adolescentes, y menos aún que hablen de las percepciones, experiencias y desafíos que conlleva vivir con diversidad sensorial en esta sociedad. Además del autismo, que no se nombra de manera explícita, en el álbum aparecen temas universales como el autoconocimiento y la autoaceptación personal, la empatía, la búsqueda de apoyo y comprensión, valor de la amistad, la paciencia y el esfuerzo colectivo para superar dificultades”.
¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “En esta historia, los lectores y lectoras van a encontrarse con una situación que, en principio, podría ocurrirle a cualquier persona. Aunque parte de un contexto muy particular, lo que plantea tiene un alcance universal, porque todos y todas, en algún momento, nos hemos visto envueltos en conflictos internos parecidos donde la empatía y la impotencia chocan de frente”, asegura David Gómez. “Como decía en mi respuesta anterior, el valor añadido de esta historia es que nos permite asomarnos a cómo un chico con autismo vive y gestiona sus emociones y conflictos. Y ese enfoque, contado desde dentro, a mí me resulta muy revelador. La trama se sitúa en un contexto educativo. Llega un chico nuevo a clase, pero no consigue adaptarse bien. ¿Qué ocurre entonces? Que otro compañero, Oliver -que representa al propio Sergio-, quiere ayudarlo. Tiene la intención, pero no sabe cómo hacerlo. Esa incertidumbre, esa tensión, empieza a generarle estrés y ansiedad”
“Y lo que en un principio era un gesto empático, termina por volverse en su contra. Al no saber gestionar la situación, Oliver también comienza a tener dificultades y comportamientos que no son adecuados. Esto complica más el conflicto y, además, despierta en él un sentimiento de impotencia y culpabilidad. No solo siente que no ha podido ayudar al compañero, sino que además cree que ha empeorado todo. Es un conflicto doble, pero muy bonito en el fondo, que viene a poner de manifiesto que la empatía, el compañerismo, el sentimiento de amistad, la conciencia social y la autopercepción también están presentes en las personas con autismo. A lo largo de la historia, Oliver va trabajando en ello y comprendiendo lo que le pasa, para intentar encontrar maneras de afrontar sus emociones y, al final, llega a la conclusión de que, aunque no siempre haya una solución inmediata, al menos podemos entender lo que está sucediendo y empezar a gestionar la situación desde el respeto a los demás y con la conciencia de quienes somos. Ese es, para mí, un mensaje muy potente”, confiesa David Gómez.

Háblanos un poco del trabajo con David y con Sergio… “Con David había colaborado hace dos años en el álbum ‘La compañía de Nicoleta’. Me gusta trabajar con él porque dialogamos frecuentemente sobre nuestras respectivas tareas y aprendemos juntos -nos cuenta Ainhoa Rodz-. Fue él quien me dio a conocer los cuentos fantásticos de Sergio, algunos publicados en ‘Mi universo azul de zombis, monstruos y personajes imaginarios’. Admiro su libertad creativa y expresiva, también en su faceta de dibujante de cómic. Ha sido, además de un honor, un reto poder ilustrar una historia tan suya. Tratar de ponerme en la piel de un chico con autismo y representar la temática sin caer en estereotipos que pudieran alimentar el estigma no es fácil. A mí, por ejemplo, me encantaba la fuerza y espontaneidad de las primeras versiones de la historia de Sergio, pero contenían expresiones que corrían el riesgo de ser mal interpretadas por un público no especializado, aquí fue David el que se encargó de matizar y pulir el texto definitivo. Además de su experiencia, consultó para ciertas partes del texto a una psicoterapeuta. En la presentación de este libro en Granada tuve la oportunidad de conversar con ella y me reconfortó saber que algunas de las ilustraciones se parecen a los dibujos que hacen sus pacientes y que otras ha logrado llamar poderosamente su atención”.
¿Cómo ha sido el trabajo con Sergio? Imaginamos que muy especial… Háblanos un poco de ese trabajo de colaboración entre los dos para el texto de esta historia. “Trabajar con Sergio siempre es muy especial, la verdad. Pero en este caso concreto, ha sido algo diferente -asegura David Gómez-. Normalmente cuando trabajamos juntos suele ser para escribir sus propias historias inventadas, esas que va creando en su cabeza con todas sus influencias: su vida, sus lecturas, sus intereses… y que, cuando las tiene listas, necesita pasarlas al papel. Ahí es cuando intervengo yo. En esos casos, básicamente actúo como su escriba. Me siento frente al ordenador y escribo lo que él me va contando”.
“Como te decía, esta vez fue distinto, porque la historia que queríamos contar era algo que le había sucedido realmente. Era una vivencia que había trabajado previamente en terapia y que quisimos convertirla en una historia para compartirla con el mundo. Para eso, necesitábamos hacerla un poco más universal y también proteger la privacidad de las personas que aparecen en ella, ya que todos los personajes están basados en personas reales. Ahí es donde empezó lo realmente interesante del proceso. Cuando yo intervenía como coautor para incorporar situaciones que eran necesarias para dar a la historia ese carácter más universal, Sergio a veces no lo entendía. Le costaba aceptar que modificáramos detalles o incorporáramos elementos nuevos. Él entiende el mundo de una forma muy literal, y si lo que estaba contando es algo que vivió, le resultaba difícil aceptar cambios en la narrativa, aunque estos fuesen clave para darle coherencia o mayor profundidad a la historia”.
“Tuvimos que gestionar eso juntos, con mucho diálogo y paciencia. Pero al final, todo fue muy bien. Sergio entendió cuál era el proceso, y creo que también fue muy enriquecedor para él ver cómo una experiencia personal puede transformarse en una historia con la que muchas personas pueden sentirse identificadas”.

¿Y el trabajo con Ainhoa? “Trabajar con Ainhoa es una auténtica maravilla -continúa David Gómez-. Además de compartir la pasión por el álbum ilustrado, somos compañeros de trabajo desde hace muchos años. En los últimos tiempos, a través de la literatura infantil -yo desde la escritura y ella desde la ilustración-, hemos desarrollado una conexión muy especial. Ainhoa es una persona con mucha sensibilidad y muy comprometida con lo social, y eso se refleja claramente en sus ilustraciones y en la forma en que interpreta los textos que ilustra. En nuestro caso, además, ella ya tenía un interés muy particular por las historias que escribe Sergio, esas historias tan suyas, tan creativas”.
“Cuando le hablé de este proyecto y le propuse la posibilidad de que fuera ella quien diera forma a los personajes y pusiera imagen a la historia, le entusiasmó la idea. Conoce el día a día de Sergio y su relación con la literatura desde hace tiempo, porque suelo compartirlo con ella. Y fue muy bonito ver cómo conectaron también a través de lo creativo. Ainhoa es una ilustradora en constante crecimiento. Siempre está formándose, investigando, probando estilos, evolucionando. No se detiene. Creo sinceramente que es una artista con mucho talento, y deseo de corazón que se le abran muchas puertas en este mundo, porque tiene mucho que aportar”.
Una vez más, el álbum ilustrado como recurso para poder abordar cualquier tema, darlo a conocer, reivindicar… “Una vez más, el álbum ilustrado… pues sí. La verdad es que en el álbum ilustrado cabe todo. Es un formato que me tiene completamente enamorado desde hace muchísimo tiempo, porque -como he dicho mil veces- reúne en un solo objeto dos de mis grandes pasiones: la literatura y el arte. Además, es un formato sin edad. Va dirigido de 0 a 99 años… por no decir 100, 101, 102… Es un vehículo perfecto para llegar a personas de cualquier edad. En nuestro caso, seguiremos apostando por él. Es un formato que nos ayuda a transmitir, de forma muy natural y visual, que hay muchas formas de entender el mundo y muchas maneras de relacionarse con los demás. Ninguna es mejor que otra. Todas son distintas, y precisamente en esa diferencia está la riqueza. Cuanto más diversos seamos, más rica será la sociedad en la que vivimos”, asevera David Gómez.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? “Son ilustraciones particularmente coloridas, con una paleta reducida y contrastada de naranjas, azules, amarillo y negro. Pensé mucho en el color a nivel simbólico y psicológico -asegura Ainhoa Rodz-. Por ejemplo, el principal contraste cromático se da entre Óliver y Bruno, los protagonistas del conflicto. El resto de personajes mantienen una armonía convivencial con Óliver (el narrador) representada mediante una analogía cromática. Bruno es azul y no solo porque este sea el color representativo del autismo. También disfruté mucho creando el personaje de Gael. Como no está determinada su personalidad en el texto, me permitió romper estereotipos de género y mostrar la diversidad sexual y de género como algo relativamente frecuente en las personas con autismo”.
“Volviendo a la pregunta, otra característica de las ilustraciones de este libro es la búsqueda de un equilibrio entre la mirada externa (lo realista) y las sensaciones internas (lo fantástico o imaginado). Hay una metáfora principal que atraviesa todo el libro, que es la representación gráfica de las sensaciones y emociones a través de las plantas. Algunas tienen pinchos, otras son trepadoras o cuelgan, algunas hasta tienen frutos, hay plantas que crecen en los bolsillos, en la cabeza o en otros lugares. También aparecen animales simbolizando emociones intensas, incluso una locomotora para mostrar la hiperacusia”.

¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? Al menos respecto a nuestra última entrevista sobre ‘Climática’, sí que a simple vista se trata de proyectos muy diferentes… Efectivamente, este álbum es muy diferente a ‘Climática’ en el color, en la atmósfera, en los fondos, en las metáforas visuales, etc., y no tanto, por ejemplo en las proporciones anatómicas, aunque en esta ocasión he preferido romper (no eliminar) la línea que delimita a los personales. La historia se desarrolla en el ámbito escolar, sin embargo he preferido abstraer a las personas de este entorno, que solo aparece dibujado en las dos primeras páginas del libro y en la última. En este libro tienen más peso los vacíos y el blanco del papel, lo que permite una mayor focalización en los personajes”, afirma Ainhoa Rodz.
¿Con qué técnicas trabajaste en este libro? “Para ilustrar este álbum realicé numerosos bocetos con pasteles al óleo, lápices de colores, témperas en barra y tinta china. Finalmente, orientada por el editor, volví a la técnica digital, que es la que utilizo con mayor frecuencia”.
¿Cómo fue la reacción tuya (David) y de Sergio al tener el libro en la mano? “La reacción al ver el álbum ya impreso fue muy emocionante, aunque muy diferente en ambos casos. En mi caso, trabajo con Ainhoa, somos compañeros de oficina y, quieras o no, yo ya había ido viendo parte del proceso de ilustración. Ella compartía conmigo el avance del trabajo. La forma en la que solemos trabajar -no es la primera vez que colaboramos en un proyecto- es muy colaborativa, y eso, sin duda, hace que el proyecto crezca y se enriquezca. Así que, en mi caso, ya tenía una idea bastante clara de cuál había sido la paleta de colores elegida, cómo iban quedando la historia, los personajes,… Aun así, cuando lo vi finalmente en papel, me pareció maravilloso. La edición que ha hecho La Maleta Ediciones es fantástica, y estamos encantados con el resultado”.

“En el caso de Sergio, fue muy curioso -prosigue David Gómez-. Como comentaba antes, Sergio entiende todo de forma muy literal. Le chocó bastante ver que los personajes tenían colores de piel poco convencionales: uno era amarillo, otro azul, otro naranja… También le desconcertó que los personajes no se parecieran físicamente a las personas reales en las que están inspirados. Por ejemplo, no entendía por qué al personaje de Oliver le habían puesto gafas si él no usa gafas. Todo eso le llamó mucho la atención al principio, pero cuando le expliqué que la historia estaba pensada para que cualquier persona pudiera sentirse identificada, y que por eso no podíamos representar a las personas reales tal cual -para proteger su identidad, entre otras cosas-, lo entendió perfectamente. Lo cierto es que le gustó mucho. De vez en cuando coge el álbum y lo hojea. Pero también es verdad que, una vez que el proyecto ha salido de su cabeza y lo ve terminado en papel, pasa rápidamente a otra cosa. Necesita dejar hueco libre. Es muy práctico en ese sentido: “Vale, esto ya está listo. Ahora, a otra cosa”.

Seguro que ya tenéis más proyectos en mente… “Te mentiría si dijera que no tengo proyectos en mente. Y, de hecho, algunos de ellos ya están bastante avanzados en lo que a redacción se refiere -afirma David Gómez-. Por un lado, sigo escribiendo historias en las que el autismo está presente en los personajes. Hay una muy avanzada que espero poder terminar pronto para compartirla con una persona con la que voy a colaborar. La idea es que, entre los dos, podamos sacarla adelante y encontrarle una casa editorial. Además, tengo otras historias en marcha, sobre temas diferentes, que también espero seguir desarrollando. Y, sobre todo, confío en que, una vez finalizadas, puedan interesar a alguna editorial. Sabemos que publicar no es fácil, a veces resulta desalentador ver que las puertas no se abren, pero seguimos intentándolo. Si salen, estupendo; y si no, las guardamos en un cajón hasta que llegue su momento. Y ya está”.
“En cuanto a mi colaboración con Sergio, ya hay una segunda historia escrita, con el mismo protagonista, en la misma línea de la que acabamos de publicar juntos. Espero que también encuentre editorial pronto. Además hay otra historia más, aún en fase de germen, que nació a partir de otro dibujo suyo. Creo que hay mucho que contar en esta línea que hemos abierto Sergio y yo. Y confío en que el mercado editorial la reciba, la acoja y le dé el espacio que merece”.
“Pues me han invitado a participar con otras ilustradoras en un libro de poemas ilustrados de grandes mujeres poetas -nos cuenta Ainhoa Rodz-. También sigo formándome y trabajando en proyectos personales. Ahora estoy cerrando el storyboard de un álbum en el que aparecen multitud de animales con alta capacidad crítica. A ver si encuentro una editorial interesada en publicarlo”.
Álbum Ilustrado
David Lorenzo y Lucía Belarte nos abren las puertas de ‘La panadería’

‘La panadería’ es una historia de tolerancia y solidaridad con unas sorprendentes ilustraciones que invitan a disfrutar de hasta el más mínimo detalle. Frente a los recelos y la desconfianza hacia quien es diferente o de procedencia foránea, esta fábula actual promueve la tolerancia, la diversidad, la integración y la ayuda mutua en aras de una sociedad mejor. Así nos presenta la editorial Kalandraka este álbum ilustrado de David Lorenzo y Lucía Belarte.
Buscando un lugar donde desarrollar su oficio como panaderos y formar parte de la comunidad, una familia de lobos deja la ciudad -un espacio hostil habitado por distintas especies de fauna salvaje que deambulan con rostro serio- para instalarse a las afueras de un pueblo cuyo vecindario está formado por animales domésticos. Aunque allí tampoco son bien recibidos, los protagonistas tratan de ganarse la confianza de la población. Ante un gran temporal que inunda las calles y las casas, la familia de lobos se une a todo el pueblo para colaborar en la limpieza del lodo, un gesto solidario que cambia la consideración negativa que les tenían.

‘La panadería’ se presentó al XVII Premio Internacional Compostela de Álbum Ilustrado y su creación fue muy anterior a la trágica Dana de 2024 en Valencia. Desde un prisma infantil, el hijo mayor es el narrador de este relato emotivo que, a modo de flashback, describe las peripecias de la familia para salir adelante.
Lo primero, contadnos cómo nace este proyecto. Lucía Belarte: “Hace unos años surgió una idea en común con David sobre la historia de una familia de lobos que se debía mudar a una villa habitada por animales domésticos, en la que, al principio, no eran bienvenidos. En 2024 decidimos presentar el proyecto al Premio Compostela para álbumes ilustrados bajo el título de ‘La panadería’. Cuando salió el fallo del jurado y pedimos cita para ir a recoger los originales, nos informaron de que los tenía la editorial Kalandraka en su sede en Pontevedra. En una reunión con los editores nos dijeron que podrían estar interesados en publicarlo”.
¿Qué encontrarán los lectores en las páginas de este libro? Lucía Belarte: “Es una fábula sobre la tolerancia y la aceptación del diferente, una invitación a no dejarnos llevar por los prejuicios. Una muestra de la solidaridad humana cuando se produce un desastre natural y también un homenaje a todas esas personas autónomas que saben lo difícil que es sacar un negocio pequeño adelante”.

David Lorenzo: “Respecto a la ilustración quiero indicar que he incluido muchos ‘easter eggs’ escondidos en las páginas, para que los más curiosos hagan descubrimientos en cada nueva lectura. Es algo que me encanta hacer, creo que se debe a mi pasión por el cine”.
¿Cómo fue el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “Mi investigación fue sobre la labor de los panaderos, sus horarios, vocabulario preciso de la profesión, etc.”, nos cuenta Lucía. Para David Lorenzo “el proceso de creación de personajes fue bastante rápido, ya que Lucía y yo teníamos la misma idea en relación a la familia lobo. Traté de reflejar la ternura y el amor entre padres e hijos, el dolor y la nostalgia del viaje, el empezar de cero en un lugar diferente, la esperanza de un nuevo comienzo hacia un futuro mejor… Quería darle un trasfondo mayor a este relato, así que incluí pequeños retazos en las ilustraciones de la obra de Keith Haring. Meterme de lleno en su universo me sirvió para ahondar aún más en la idea de la tolerancia y la aceptación de lo distinto”.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? “Creo que me decantaría por lo que me parecía todo un reto, que era darles vida a los protagonistas. Quería conseguir que, a pesar de ser animales antropomorfos, cualquiera de nosotros pudiese sentir el calor de esa familia e identificarse con las cosas que les ocurren”, asegura David Lorenzo.
¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Diría que realizar un álbum completo a grafito. -continúa David Lorenzo-. Es algo que he disfrutado a pesar de la cantidad de trabajo que supuso, debido a las dimensiones de las dobles páginas, así como a la cantidad de escenarios, personajes, textura del pelo/plumaje de los animales, etc. Había trabajado esta técnica con anterioridad, pero en ilustraciones independientes, nunca durante tanto tiempo seguido”.

¿Con qué técnicas trabajaste entonces? “Está elaborado íntegramente a lápiz de grafito y podéis creerme que he gastado unos cuantos lápices. Elegí el grafito porque siento que dota a las ilustraciones de cierta ambientación y nostalgia. Me gusta cambiar de técnica pictórica según el proyecto, porque creo que cada obra pide su propio medio. La historia, los personajes, el contexto… me condicionan mucho a la hora de decantarme por una u otra. Concibo la creación como un juego que despierta a ese niño interior que todos tenemos, y ¿a qué niño no le gusta jugar?”

Dadnos algunas pinceladas sobre el proceso de realización de este libro. “Primero me centré en diseñar los personajes. Una vez que los tuve, creé el storyboard, donde Lucía participó activamente. Después de varias versiones y revisiones, amplié las imágenes de este storyboard para pasarlo al papel. Me gusta pasar las imágenes directamente del storyborad porque considero que conservan mayor frescura y espontaneidad. Ya en grande, detallé el dibujo, planteé la iluminación de cada escena y aquí comenzaría el proceso de sombreado a grafito”, asegura David Lorenzo.

¿En qué trabajáis ahora? ¿Algún proyecto nuevo? Lucía: “Sigo formándome, experimentando y escribiendo nuevas historias. Espero que alguna vea la luz el próximo año”.
David: “Estoy trabajando en un cómic/trilogía que verá la luz como obra completa y en un nuevo proyecto personal con Lucía del que todavía no podemos hablar”.
Álbum Ilustrado
Albert Asensio nos presenta a ‘La hija luminosa’

La Luna siempre está ahí, aunque no la estés mirando. Pero ¿cómo surgió? ¿Qué relación tiene con nuestro planeta? ¿Cómo conseguimos llegar a pisar su superficie? ¿Lo volveremos a hacer? Descubre el origen de nuestro satélite natural, sus características, la influencia que ejerce en la Tierra, y muchas anécdotas y misterios lunares más. ‘La hija luminosa’ es un álbum ilustrado de Eva van den Berg y Albert Asensio, editado por Flamboyant. Con Albert hablamos un poco más sobre este libro.

¿Cómo nació todo este proyecto? “El proyecto surgió de la propuesta de la editorial Flamboyant de poner imágenes a un libro didáctico que invita a descubrir los secretos y misterios de la Luna. La idea de acompañar a los lectores en un viaje por su historia y su simbolismo me resultó muy atractiva desde el inicio”.
¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Se encontrarán con un recorrido por la historia y las características de la Luna: su origen, su relación con la Tierra, sus fases, las misiones espaciales que la han explorado y también anécdotas y referencias sobre la influencia que ejerce en los seres humanos, los animales y la vida en general”, nos cuenta Albert Asensio.

¿Qué te parecieron los textos de Eva la primera vez que los leíste? “Me cautivó la capacidad de Eva para convertir un tema científico en una narración cercana y accesible. Esa cualidad narrativa ofrecía un terreno muy interesante para explorar con la ilustración, pues aborda temas diversos y sugerentes en cada página”.
¿Cómo ha sido el trabajo previo al libro? “Fue un proceso de documentación exhaustivo, consultando fuentes científicas y materiales gráficos: fotografías satelitales, imágenes de misiones espaciales, atlas lunares, entre otros -continúa Albert Asensio-. Paralelamente, fui desarrollando bocetos de las imágenes que surgían al leer el texto, procurando mantener un estilo y una narrativa gráfica coherentes tanto en el uso del color como en la composición”.

Esta es una temática que ya habías tocado en algún trabajo anterior… “Había trabajado anteriormente en proyectos vinculados con la naturaleza y el universo en ilustración para prensa, pero este es el primero en el que la Luna se convierte en la protagonista absoluta y en el marco de un libro didáctico”.
¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “En estas páginas busqué un lenguaje visual marcado por una paleta de tonos que dialogara con el texto, la época y el contexto espacial, incorporando además un color de contraste que aportara un aire contemporáneo: en este caso, el magenta”, asegura Albert Asensio.

¿Con qué técnicas trabajaste? “ Trabajé con una combinación de técnicas tradicionales y digitales. Comencé con lápiz para captar texturas y matices orgánicos, y posteriormente integré esos elementos en un proceso digital que me permitió refinar la composición y añadir el color”.



Cuéntanos un poco más sobre el trabajo de elaboración de este libro. “Algunas ilustraciones surgieron de manera inmediata, mientras que otras requirieron varias fases de experimentación. Mi intención fue transmitir, por un lado, la atmósfera de la época a la que alude el texto -por ejemplo, los años setenta, con un aire retro-, y, por otro, reflejar gráficamente esa sensación de fascinación que provoca contemplar la Luna desde la Tierra”, afirma Albert Asensio.
¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Actualmente estoy trabajando en un proyecto para prensa sobre el futuro de la energía nuclear. Además, hacia finales de este año comenzaré a ilustrar dos nuevos títulos de la colección Hábitats, que publicamos junto con la editorial Juventud”.
Álbum Ilustrado
Marta Ponce da a conocer a las ‘Mujeres tatuadas’

Tatuarse la piel ha despertado fascinación y curiosidad desde los orígenes de la humanidad. Mucho más que un adorno, los tatuajes han tenido significados diversos según el contexto cultural y la época. Pero ¿qué ocurría con las mujeres que se tatuaban? ‘Mujeres tatuadas’ recorre la historia del tatuaje femenino, donde el cuerpo se convierte en un lienzo vivo y tridimensional. Conocerás a la mujer de Gebelein, la momia tatuada más antigua; a Maud Wagner, la primera tatuadora profesional; a Betty Broadbent, la mujer más tatuada del mundo; o a Olive Oatman, marcada por los mojaves en el siglo XIX. Vidas intensas y sorprendentes que revelan cómo el tatuaje ha sido, y sigue siendo, una huella de identidad y rebeldía. Un trabajo de Marta Ponce que edita Avenauta. Con Marta hemos hablado un poquito más sobre su trabajo en este libro.
¿Dónde está el origen de este proyecto? “Hace un año me tocó planear una exposición de obra original en la galería Creatitis de Madrid y quise hacer algo diferente a lo que suelo hacer. En ese momento estaba leyéndome un artículo sobre Chas Wagner, un conocido tatuador estadounidense de principios de siglo XX, y quedé tan fascinada por ese mundo de artistas, circos, tatuadores y tatuados rebeldes, que decidí hacer una investigación acerca de las mujeres en ese ámbito para darles visibilidad y unir tres de mis grandes pasiones: mujeres, historia y tatuajes. Así fue como presenté la propuesta a la galería para hacer la exposición: «Mujeres tatuadas». La exposición tuvo muy buena acogida y me apasionó tanto la investigación que había hecho que decidí ampliarla y presentar un proyecto de libro ilustrado”.

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Encontrarán un viaje a través de 20 vidas fascinantes. Un recorrido cronológico a través de 20 mujeres cuya piel es un lienzo que nos contará muchas historias -nos cuenta Marta Ponce-. Porque el tatuaje ha sido y es mucho más que un adorno y ha tenido significados diversos según el contexto cultural y la época. Desde las primeras momias tatuadas del Antiguo Egipto hasta las célebres «Venus tatuadas» de los siglos XIX y XX que desfilaban en circos y freak shows con rocambolescas historias sobre sus tatuajes. También conoceréis a la muchacha raptada y tatuada por indios, a la mujer más tatuada del mundo, a la primera mujer tatuadora o a la primera aristócrata en lucir tatuajes en una época donde una mujer debía ser recatada y discreta”.
¿Cómo ha sido el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de documentación… “Soy de ideas fijas, y cuando me obsesiono con un tema tengo que saberlo absolutamente todo sobre él, incluyo si no hay demasiada información -confiesa Marta Ponce-. Leí mucho, me pasé meses leyendo, investigando en libros, en internet, en artículos periodísticos. Encontré mucha información sobre la historia del tatuaje en términos generales, pero muy poca sobre las mujeres. Eso sí, el poco registro fotográfico que había me pareció fascinante. Partí de muchas fotografías icónicas de esas grandes rebeldes para las ilustraciones del libro, dándoles mi toque personal. Lo disfruté en grande”.

¿Cuál fue tu mayor descubrimiento tras toda esa investigación? “Me sorprendió que no se hubiera hablado más de todas esas mujeres, que de alguna manera fueron tan pioneras no solo en el mundo del tatuaje, sino en proclamarse dueñas de su cuerpo y su vida en unas épocas donde la mujer estaba muy encorsetada. ¡Incluso hablando de la segunda mitad del siglo XX! Me siento muy satisfecha y orgullosa de haber sacado a la luz a esas mujeres para el mundo las conozca a través de este libro”.
¿Con qué figura de las que aparecen en el libro te quedas o te identificas más? “¡Que difícil! Me resulta muy complicado decidirme por una, pero me sorprendió especialmente la historia de Olive Oatman, la muchacha raptada y tatuada por los indios. Y la apasionada tenacidad de Jacci Gresham, la primera mujer tatuadora afroamericana, un gran ejemplo de que el arte del tatuaje también puede servir para romper barreras raciales y de género”, asegura Marta Ponce.

¿De dónde viene esa atracción por el tatuaje? “Desde pequeña sentía fascinación por los tatuajes. Siempre iba llena de calcomanías cuidadosamente escogidas, luego de más mayor empecé a tatuarme con henna y ahora soy portadora de varios tatuajes que pese a no ser muy visibles, tienen significados muy potentes para mí. Mi afición por el tatuaje sigue y estoy diseñando mis próximos tatuajes”.
¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Creo que este libro va a sorprender porque he hecho una apuesta estética algo diferente de mis trabajos publicados hasta la fecha. Además se trata de mi primer libro como autora y con una temática más atrevida”, afirma Marta Ponce.

¿Con qué técnicas trabajaste? “En este libro he trabajado en técnicas exclusivamente analógicas: acrílico, tinta, grafito, collage”.
Cuéntanos un poco más sobre el trabajo de elaboración de este libro. “Desde que surgió la idea de la exposición hasta que entregué las ilustraciones estuve trabajando 9 meses en «Mujeres tatuadas», como una gestación. Fue un proceso muy ameno, en enero (con motivo de la exposición) ya tenía casi la mitad del libro hecho. Recuerdo que cada semana me «obsesionaba» con una de las mujeres y recopilaba toda la información que podía sobre ella, miraba sus fotografías una y otra vez y me empapaba de su contexto social y cultural”, cuenta Marta Ponce.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Estoy diseñando un mural para la ciudad de Fuenlabrada (Madrid) que me llevará todo el mes de octubre (sí, ¡también soy muralista!). A la vez me encuentro inmersa en un proyecto personal de libro ilustrado que me llevará bastante tiempo y estoy creando merchandising y productos con mis ilustraciones para presentar y vender en las próximas ferias de arte y Navidad”.
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