Entrevistas
Nívola Uyá nos invita a disfrutar del ‘Silencio’
El silencio me visita a la orilla del río. Luego se esconde. ¿Y si estuviera en las ondas del agua fresca? ¿O en las altas montañas? ¿O en el interior de los árboles? ¿Y si pudiera ir a buscarlo? Un río, la mirada de una niña y el mundo natural sabio en silencios nos invitan a escuchar lo que no se oye. Las ilustraciones con recortes de papel y luz de caramelo, crean una sugerente aventura entre el sueño y la realidad. Un álbum ilustrado sin palabras realmente inspirador y evocador, donde el juego y un sinfín de narraciones son posibles. Un viaje en silencio por diferentes paisajes del mundo natural donde todo es posible. Abre este libro y déjate inspirar por narraciones interminables y aventuras inspiradoras.
Así nos presenta la editorial Cuento de Luz este libro, ‘Silencio’, un maravilloso trabajo de Nívola Uyá, con la que charlamos en las siguientes líneas en torno a este proyecto.

¿Cómo surge este proyecto? Nívola Uyá: “Hacía tiempo que les echaba el ojo a los libros sin palabras. Libros en los que se pueden adentrar por igual adultos, niños y niñas de cualquier idioma o cultura, libros perennes, que perduran, que nos pueden ofrecer lecturas diferentes en cada momento. Me atrapó la idea de que el silencio es un lenguaje universal, presente en la comunicación, en las artes plásticas, audiovisuales, en la música, en la naturaleza…”.
“Así me entró el gusanillo y empecé a empaparme de lecturas, La Historia del Silencio de Alain Corbin, con el que descubrí a Max Picard, un gran hallazgo para mí, luego Pablo D’ors con su Biografía del Silencio o La Magia del Silencio de la budista Kankyo Tannier, sus charlas TED, pelis, piezas musicales, y empecé a encontrar silencio en todas partes, mis paseos en el campo también se impregnaron… Todo esto -continúa Nívola Uyá– me llevó a explorar y profundizar en el silencio. Y cuando decidí llevarlo al terreno del álbum ilustrado, tuve claro que era una oportunidad para incluir el propio silencio de una manera radical. Y así me sumergí en el álbum silente”.

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Una invitación a viajar por un río profundo, un reencuentro con el silencio en el que nosotras somos las protagonistas. En este viaje hay una gran relación entre el Silencio y su conexión con la naturaleza, podríamos decir que el Silencio está ahí como recurso natural, igual que el agua clara o el aire fresco. El propio libro físico es muy sensorial, al pasar sus páginas de papel de piedra, las ilustraciones nos invitan a visitar ese espacio necesario de calma y atención, que nos protege del exceso de información y de la vorágine de estímulos en la que vivimos. Nos acercan al lugar interior del que surge la palabra, la creación y la imaginación”.
“Encontrarán mucha fantasía, es un libro soñador, para explorar los caminos del silencio: la contemplación, la atención, la creación, el interior, la unicidad con la natura…. Y lo que cada lectora/a quiera hallar”, nos cuenta Nívola Uyá.

El título igual nos da alguna pista pero, ¿por que un libro sin palabras? Para hablar del silencio me parecía interesante prescindir de la palabra escrita. Siempre me ha fascinado como una “misma ilustración evoca sensaciones y conceptos dispares en las personas. Lo bonito es que el lector/a vuelca su universo en la lectura, y Silencio nos estimula a crear un relato propio tantas veces como lo queramos “leer”. Me parece muy oportuno acercar espacios y momentos de silencio a la infancia y de rebote a todos aquellos adultos que quieran sumarse”.
¿Es la primera vez que te aventuras en un proyecto así? Entiendo que sí. “Si, sí, y repetiría, el proceso creativo es muy rico, y la ventaja es que al final la responsabilidad de la narración la compartes con lectoras y lectores, y esto genera mucha complicidad. En esta aventura Ana Eulate, editora de Cuento de Luz, depositó una confianza increíble en el proyecto. Compartimos muchas horas intercambiando reflexiones, citas y libros sobre el Silencio, y aún continuamos. Es como una ventanita abierta”, confiesa Nívola Uyá.

¿Qué diríais que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto otros trabajos? “La atmósfera que se respira, la lírica, eso creo que es lo característico, son ilustraciones que apelan a las sensaciones, sentimientos y pensamientos subjetivos. Fundación Cuatro Gatos comentó que las imágenes resultaban hipnóticas, también Miquel Rayó escritor, naturalista y crítico de LIJ hace mención a una atmósfera balsámica”.
“Y si me preguntas por algo nuevo y diferente te diría que la luz, trabajé con ella físicamente, iluminé la caja de luz con diferentes focos que también iba moviendo. Para hablar de Silencio quería incorporar la Luz como un personaje más, también la profundidad, la perspectiva, todos estos eran ingredientes de la narración. Tenían que estar ahí. De esta necesidad, surge la idea de trabajar con la caja de luz”.



¿Con qué técnicas trabajaste entonces? “Ya me había avanzado a la pregunta, jaja. Es una técnica experimental, completamente artesanal con ilustraciones pintadas a mano y recortadas. Trabajé en tres dimensiones, creando las diferentes escenas del libro con esas ilustraciones recortadas, superponiendo capas, como si fuera un teatrillo. También trabajé los fondos, los escenarios y la iluminación. Las escenas las montaba en una caja de luz construida artesanalmente, donde las iba fotografiando. Cuando terminaba una escena, retiraba todo el material y montaba la siguiente escena. Al final del recorrido, hay unos 400 elementos pintados y recortados y más de 3.000 fotografías para las 40 páginas del libro”, nos cuenta Nívola Uyá.
“Para las ilustraciones utilicé acrílicos, acuarela líquida, alcohol, también me apoyé en una gran diversidad de papeles, que han tenido un rol importantísimo, desde el papel de acuarela a papeles sintéticos, papel piedra, translúcidos o papeles de seda. La verdad que ha sido un gran reto, es poner el coco a pensar todo el día hasta dar con la clave de lo que buscas; reflejos del agua, luz de caramelo, personajes que vuelan, raíces bajo el agua…”.

Cuéntanos algo del proceso de elaboración del libro. “La idea inicial que tenía en mente no se materializó durante las primeras semanas de trabajo, ni atisbo. Es duro ver pasar una semana y dos y sentir que no tienes ni una ilustración, ni estás cerca. Invertía en el proceso con una tenacidad que ahora me sorprende. Esperaba de una manera íntima que, si esas imágenes o esa atmósfera existían en mi mente, habría una forma de llevarlas al papel”.
“El proyecto fue seleccionado con una ayuda a la Creación del Institut d’Estudis Baleàrics, lo que me permitió investigar sobre la técnica de una manera más relajada y sin el agobio de cómo se pagarían las facturas, los autónomos y todo lo que implica el trabajo por cuenta propia, y ya no te cuento si quieres invertir en tu propio I+D+I en el mundo de la microcreación”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Estoy trabajando con Arte y Naturaleza, otro camino precioso de experimentación. Investigando con técnicas, materiales y herramientas para crear inspiradas en la naturaleza y con materiales naturales -afirma Nívola Uyá-. Junto con Marc Ayats, con quien hicimos juntos Un Baño de Bosque, hemos realizado un ciclo de talleres de Arte y Naturaleza inspirados en las cuatro estaciones, llevando el espacio físico del taller al bosque, con diferentes propuestas artísticas para ser realizadas según cada estación. Por ejemplo, el invierno es el fuego, el carbón y la lana o el negro en la naturaleza, y a partir de aquí hemos desarrolla una cuidada selección de propuestas y actividades”.
“Y personalmente, estoy maridando estas técnicas con la ilustración, de momento desarrollando un proyecto de álbum sobre la historia de un luthier. Ojalá algún día llegue a nuestras manos, porque es una historia preciosa, y podamos charlar sobre él. ¡¡Y quería acabar con un gracias!! Este año celebro 10 años en la ilustración, y aún recuerdo, cuando empezaba, que te fijaste en un videoclip con recortes de papel que estaba preparando para un grupo irlandés (exacto, he vuelto a los recortes), gracias por acompañarnos estos años, dando luz a tantos procesos, a ilustradoras/es, libros… este blog es una ventana magnífica”.
Cómic
Cecilia Vårhed nos habla de su trabajo en ‘Santa Carencia’
A Amor acaban de ponerle los cuernos y tiene que ser ella misma quien rompa con su novio por teléfono porque él es demasiado cobarde para hacerlo. Además, no tiene ni casa ni trabajo ni dinero. Lo que sí tiene es un grupo de amigos en los que no se puede confiar demasiado, pero que han creado una extraña dependencia entre sí y, a pesar de todo, permanecen juntos. Quizá lo que los une es que ninguno parece capaz de hacer otros amigos, y que tampoco están mucho mejor que ella. Entre fiestas decadentes, videojuegos, citas fallidas, sueños frustrados y mucho autodesdén, Amor hará todo lo que la procrastinación le permita para sobrellevar su pena. Con estas palabras La Granja Editorial nos presenta ‘Santa Carencia’. Con Cecilia Vårhed charlamos en las siguientes líneas sobre este cómic.

¿Cómo nació este proyecto? “Alquilé una habitación en una casa que pertenecía a un «grupo de medicina alternativa». Eran como una secta. Los coches aparcaban afuera todos los lunes y realizaban exorcismos en la planta baja, justo debajo de mi habitación, así que oía cánticos, toses, gemidos y gritos. Cada semana había una nueva catástrofe con mis amigos y nunca supimos por qué. Fue una época miserable y cómica. He hecho cómics sobre mis amigos toda mi vida, así que se ha convertido en una especie de hábito”.
¿Qué encontramos en este cómic? “Santa Carencia trata sobre unos amigos que tienen una dinámica de grupo muy extraña: creen que todos los demás son unos perdedores, como una forma de defenderse de ser ellos mismos los verdaderos perdedores. No soportan la idea de que alguien se separe del grupo y triunfe por sí solo. Dentro del grupo hay amor, pero es indistinguible del odio”, nos cuenta Cecilia Vårhed.

¿Cómo fue el trabajo previo al libro? Me refiero a la fase de investigación, la documentación, las pruebas, quizás incluso los dibujos en un cuaderno… “Solía hacer fanzines sobre cosas que me sucedían la semana anterior, y cuando tuve cinco, ¡sentí que debía rehacerlos en un libro! Fue genial porque a todos les pareció bien que los usara como personajes de cómic. Zack dijo que le hacía sentir «como una persona real». Algunos eventos reales se edulcoraron en la versión de cómic, y no al revés”.

“También se hicieron algunos cambios entre los fanzines y el libro. Alfons solía ser humano, pero muchos personajes humanos resultaban espeluznantes. Además, los hice mucho más atractivos en el libro que en los fanzines. En Suecia, los personajes suelen ser muy feos. Incluso los dibujantes más atractivos se hacen ver muy feos en sus cómics. Entiendo que es una representación del yo interior del artista. Y eso suma; cuando hice los fanzines estaba muy agotada y ansiosa, pero cuando hice el libro me sentí genial. Por eso Amor solía parecer anémica y ahora parece que le han hecho una transfusión de sangre”, asegura Cecilia Vårhed.
¿Cómo nacieron estos personajes? ¿Por qué son diferentes? Cuéntanos tu enfoque al crearlos. “Originalmente tenía más personajes, pero el editor sueco Fredrik Jonsson me recomendó este ejercicio narrativo genial: escribir cinco adjetivos para cada personaje, que no se puedan superponer con los de ningún otro. Así defines a los personajes con mayor claridad. Todos provienen en mayor o menor medida de personas que he conocido, pero me aseguro de que sean arquetípicos para poder seguir inspirándome en ellos, independientemente de quién esté o no en mi vida. Quiero que los personajes crezcan conmigo para poder seguir usándolos incluso cuando tenga 100 años y esté en una residencia de ancianos. Siempre habrá un Alfons o una Guerrera del Amor en algún lugar”.

¿Con qué personaje te identificas más? ¿O cuál tiene más en común con Cecilia? “Es una mezcla entre Amor y Alfons… Amor tiene más de mi historia, pero temperamentalmente soy más colérica, como Alfons. Aunque gran parte del personaje de Alfons depende de que sea un hombre. Hay muy pocas mujeres que puedan ser mujeres como Alfons”, continúa Cecilia Vårhed.
Cuéntanos algo sobre las ilustraciones. “¡Me encantan los estilos de dibujo que cambian mucho! Muchos dibujantes de cómics de mi generación en Suecia empezaron a leer manga en la biblioteca del colegio, así que tenemos esta raíz en común. Cuando una chica del instituto empezó a darme la lata con la anatomía, dejé de dibujar manga y aprendí cómics alternativos. Entonces quise volver a hacer algo bonito y lo mezclé todo”.

¿Con qué técnicas trabajaste en este libro? “El libro está hecho digitalmente, lo cual tiene un estatus bastante bajo en la comunidad artística. En el futuro podría volver al dibujo tradicional por un tiempo, o tal vez no. Para mí, lo más importante es la narrativa, y cualquier método que me permita hacerlo y, al mismo tiempo, tener tiempo para mi trabajo en la fábrica de cajas prevalecerá”, confiesa Cecilia Vårhed.
¿Cómo fue el proceso de creación de este libro? “Fue muy largo, ya que hice los fanzines hace algunos años. Tuve que encajar todo en una historia coherente. Sabía que quería seguir usando a los personajes durante mucho tiempo, y como esta es su historia, tuve que empezar el primer libro como en los fanzines”.

¿En qué estás trabajando ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “¡La secuela saldrá en Suecia dentro de un año aproximadamente! En el nuevo libro, la pandilla se ha separado por el tiempo y parece que a todos les va bastante bien. Pero, a medida que avanza, todo se desmorona y se ven obligados a reencontrarse con la amistad. Se embarcan en un viaje para ver si el destino existe y, sobre todo, si está de su lado o no. Ha sido genial escribir algo completamente nuevo con todo lo que sé sobre el mundo ahora y que antes desconocía. El proceso ha sido divertidísimo, como bajar una montaña en coche”.
Álbum Ilustrado
Antonio Lorente y su versión personal de ‘El Principito’
En esta edición ilustrada, la célebre narración ‘El Principito’ vuelve a latir con fuerza gracias al talento del reconocido artista Antonio Lorente. Su trazo delicado y expresivo aporta una nueva mirada al pequeño príncipe venido de otro planeta, cuyas preguntas ingenuas desvelan las verdades más hondas sobre la vida, la amistad y el amor. Con estas palabras nos presenta la editorial Edelvives este proyecto, sobre el que hablamos con su autor, Antonio Lorente.

¿Cómo surge este proyecto? “Fue una propuesta mía. Sabíamos que la obra iba a estar libre de derechos. Hace un par de años lo comenté con mi editora, y en realidad estábamos pensando en lo mismo, íbamos todos al unísono”.
¿Cuándo fue la primera vez que leíste ‘El Principito’? “Yo tuve dos lecturas importantes de ‘El Principito’ en mi vida. Luego la he leído otras muchas, pero la más importante y, digamos, la que me ha marcado en mi vida, fue cuando era un niño. Igual tendría 8 o 9 años. No le vi la profundidad que realmente tiene, sino que me pareció como un libro de aventuras, ¿no? Y me marcó, me encantó -confiesa Antonio Lorente-. Pero después tuve una segunda lectura cuando fui a vivir a Londres, a buscarme la vida. Lo leí en inglés, quería un libro sencillo, un libro que no fuese muy denso para aprender inglés y para hacerme con el idioma, y me leí ‘El Principito’. En esa segunda lectura ya empecé a comprender lo que era esta obra, qué es lo que te quiere decir. La magia de este libro es que cada vez que te lo lees le sacas una lectura diferente”.

¿Cómo ha cambiado un poco esa visión? Ahora que lo has trabajado más en profundidad, por decirlo de alguna manera. “He llegado a hacerlo propio, y eso está muy guay. Al final he construido mi propio universo de ‘El Principito’. Me headentrado tanto, tanto, que al final lo he hecho muy mío, que era de lo que se trataba. Respetando todo lo que viene siendoel libro, lo que es la historia, intentando siempre respetar al máximo su imaginario. Pero en este caso me he permitido incluso algunas licencias”.
“Tienen bastante similitud, si te das cuenta, porque tiene mucho espacio blanco. Era difícil intentar hacer un libro con mi estilo de algo tan sencillo. Esas pequeñas líneas del autor, y hacerlas de repente tan barrocas… Entonces, ahí tuve un poco de miedo al principio, pero luego pensé que era una idea bastante buena, hacer una nueva versión”, asegura Antonio Lorente.

¿Has disfrutado este proyecto? “Un montón, lo he disfrutado muchísimo. Empecé con miedo, pero me suele pasar en muchos proyectos, sobre todo con proyectos que tienen una iconografía tan marcada, como el caso de ‘El Principito’. Esemiedo fue desapareciendo conforme humanicé a Mi Principito, y estoy súper contento, la verdad, con lo que he realizado”.
Recuero, por ejemplo, cuando hablábamos sobre tu trabajo en ‘Peter Pan’, como le habías dado también tu toque al personaje… ¿Cómo es El Principito de Antonio? “Yo quería que fuese muy especial. Muy especial ya desde ese primer impacto visual. Y al principio empecé a inspirarme un poco, no en el personaje en sí de Eduardo Manos Tijeras, pero sí en esa sensación que transmite de pureza, de nobleza, de un punto lunático. Por eso, cuando empecé a crear ‘El Principito’, en los primeros pasos, le di muchas vueltas, hasta que llegué al que quería. “Al principio lo hice como muy repeinado, y empecé como a desmelenarlo, a sacarle mechones más largos, a darle ese punto más lunático que yo considero que tiene, hasta que dije: “lo tengo”, este es El Principito que tiene que salir”, afirma Antonio Lorente.

Si hablamos de técnicas, imagino que está en la misma línea que los últimos proyectos… “Sí, es cierto que estoy retrocediendo, estoy volviendo a las bellas artes… pero luego, como todo, lo termino digitalizando, dándole toques de color digital, pero sí que hay mucho de gouache, de óleo, de técnica artesanal tratada con alguna pintura digital o con toques concretos”.

¿Qué hay de Antonio Lorente en este Principito? “Pues yo diría que todo, tiene todo de mí, porque he intentado volcar todo lo que sé en este libro y la verdad que viendo el resultado final estoy súper contento, he salido de mi zona de confort también, porque es algo muy diferente a lo que suelo hacer, imágenes sin fondo. “No me habría imaginado nunca hacer un libro prácticamente sin fondo, y que a la vez funcione como esa sensación de espacio. Todo lo conceptual que he metido en este libro creo que ha funcionado, y como objeto final estamos muy contentos”.
Cómic
Fran Mariscal une problemas sociales y fantasía en ‘Moribundo’
Novelista de terror en cierne, Egon trata de mantenerse a flote mientras su vida entera se va a pique. La causa de su caída se llama Liz Tombstone y es la única heredera del antiquísimo clan de vampiros que gobierna la localidad de Hollow Hill. Juntos, Liz y Egon han establecido una relación tóxica que solo puede conducir a un destino peor que la muerte. Fran Mariscal debuta con una historia angustiosa y sobrenatural a medio camino entre el horror y el delirio, una historia que expresa al mismo tiempo el miedo a la separación y la esperanza de construir una vida mejor. Norma Editorial publica este cómic. Sobre ‘Moribundo’ hablamos en las siguientes líneas con su autor.

¿Dónde está el origen de este proyecto? “Nace, precisamente, de una depresión que tuve a raíz de una ruptura de pareja que fue muy nociva, y que termina en una depresión. Estuve yendo a una psicóloga, con terapia, rodeado de la familia, todo para salir del bache. Y fue durante estas sesiones donde la propia psicóloga me sugirió la idea de que yo expresara, purgara ese malestar que tenía, mediante la escritura. Como la escritura no era mi medio de expresión, decidí hacerlo mediante el dibujo. Hice algunas páginas, pero no lo continué porque no estaba en condiciones en ese momento de hacer realmente nada”.
“Pasó el tiempo, me recuperé, rehice mi vida, con todo lo que conlleva una recuperación, que es un proceso lento. Cuando ya me vi más capacitado, retomé aquellas páginas y sentí la necesidad de terminar ese tebeo para ya purgar del todo lo que tenía ahí dentro. También para utilizarlo a modo de cuento, como podría ser un cuento de los hermanos Grimm, con metáforas y con alegorías de los peligros que de adultos nos podemos encontrar, por ejemplo, lo que puede ser una depresión, o una relación de pareja tóxica y relaciones, en general, nocivas”, nos cuenta Fran Mariscal.

“Yo no quería hacer una crónica ni una historia autobiográfica, así que me lo llevé a mi terreno y encontré la figura del vampiro, un ejemplo perfecto para hablar de esto mismo que he comentado, y así nace Moribundo”.
Si tuvieras que definirlo en una o dos frases, ¿qué se van a encontrar los lectores en las páginas de este cómic? “Se van a encontrar una historia con tintes góticos sobrenaturales, con una estética que bebe mucho de autores como Dave McKean, como Bill Sinclair, como Jorge González, y que bebe mucho, sobre todo, de esa gran época que fueron los cómics de vértigo, en mi opinión, y van a encontrar una historia con una doble lectura”, asegura Fran Mariscal.
Si hablamos del dibujo, de las ilustraciones, ¿qué dirías que tienen de característico? A simple vista con ilustraciones como desdibujadas… “Sí, y creo que también está entrando por los ojos precisamente por el apartado gráfico. Sí que es mi primera obra como autor completo, pero con el tema de los lápices, sí que tenía más seguridad en mí mismo. Entiendo que gráficamente pueda sorprender, porque se ve diferente a lo que hay ahora”.

Has hablado de que te sientes cómodo con los lápices, ¿con qué técnicas sueles trabajar o con qué técnicas has trabajado en concreto en este proyecto? “Vengo de darle mucha caña a lo que es el tema tradicional y de mancharme las manos con pintura y técnicas mixtas, pero sí que es verdad que en ‘Moribundo’ y en los últimos trabajos que he ido realizando he optado por trabajar en digital, más que nada por la versatilidad y por la velocidad con la que se puede trabajar -continúa Fran Mariscal-. Siendo Moribundo un cómic tan extenso, haberlo hecho todo en tradicional habría sido muy laborioso y, sobre todo, que me habría llevado mucho más tiempo. Entonces opté por hacerlo en digital. El que me conoce sabe que yo trabajo el digital de la misma manera que en tradicional, voy pintando encima y voy aplicando mis texturas, uso mis pinceles, o sea, que más o menos es lo mismo, solo cambia el medio, la herramienta”.

Hay una cosa que me ha llamado mucho la atención, y es ese recurso que utilizas cuando rompes en pedazos la línea que separa las viñetas. “No puedo decir que sea original, no lo es, ya había un cómic de Batman, en el que cuando las cosas se iban poniendo un poco tensas o desagradables, pues las viñetas se rompían y parecían que formaban parte de la propia ilustración, como si fuera un collage, y eso en su día me sorprendió bastante. En Moribundo lo vi como un recurso que podía ir bien y que le podía aportar un punto más interesante, eso de romper lo que son las viñetas, al final las viñetas separan las acciones de la historia y muchas veces son elipsis de tiempo”, asegura Fran Mariscal.
“Entonces, siendo un cómic, digamos, tan onírico y tan personal, me parecía interesante que se rompieran todos los esquemas posibles y que precisamente el lector, cuando ve una página en la que se están rompiendo esas celdas que encasillan las acciones, se quede desconcertado también, y creo que eso sí que lo he conseguido”.

Me estás contando que al final es un proyecto que es bastante personal. ¿Es más fácil de trabajar con ello, porque es algo que evidentemente has vivido, o es más difícil porque realmente te expones al lector? “Creo que un poco de ambas, la verdad. Creo que no sería capaz de contar una historia de algo que no conozco, de lo que no tengo información o algo con lo que no me sienta cómodo. Pero, por otro lado, también durante el proceso de la creación del cómic, sí que había momentos en los que me incomodaba un poco contar alguna cosa, porque al final sí que eran muy parecidas a como realmente a mí me ocurrieron. Tenía que buscar alguna manera de contar cosas sin entrar en el morbo, porque es algo que a mí no me interesaba, yo realmente con esta historia no quería hablar de mí, ni de mi expareja, ni de nadie, al final quería hacer algo lo más genérico posible, pero teniendo alma, que no quedara un producto vacuo, y que, sobre todo, el lector se pudiera sentir identificado o que le pudiera ayudar si está pasando por algo parecido o conoce a alguien que haya vivido algo parecido”, nos cuenta Fran Mariscal.

Ahora estás volcado con la promoción de Moribundo, que acaba de salir, como quien dice, pero no sé si tienes algún proyecto ya en mente y no sé hasta dónde nos puedes contar. Pues sí, ahora estoy volcado con esto, pero sí que ya empecé con otro proyecto, que es un western. Es un género que a mí me gusta mucho y creo que se pueden contar historias también crudas e historias de violencia, de venganza, pero quiero darle mi toque de terror, volcar mis inquietudes ahí. De momento lo tengo en pausa. Ahora toca Moribundo”.
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