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Entrevistas

Victoria Semykina y Truffaut, el niño que amaba el cine

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“Un hombre se forma entre los siete y los dieciséis años. Después vivirá de todo lo que ha asimilado entre esas dos edades”. Para François Truffaut, tan solo el cine iluminó ese período de crecimiento y formación. La Editorial Libre Albedrío nos presenta este álbum ilustrado, ‘François Truffaut, el niño que amaba el cine’, un viaje fascinante y emotivo por la infancia de uno de los directores de cine más relevantes de la historia. Su vida está marcada por su amor por el cine. En este álbum encontramos un homenaje no solo a la vida de su protagonista, también al cine y a las películas que amaba, y que le convirtieron en el genio contemporáneo que hoy recordamos». 

«Premio Andersen 2021 al mejor álbum ilustrado. Por sus ilustraciones vivas y elegantes, nerviosas y musicales, siempre marcadas por un dominio seguro de las técnicas. Acompaña brillantemente un diálogo ameno y cercano que se desarrolla página tras página entre la historia escrita con palabras y las imágenes. Una narrativa eficaz, envolvente y emotiva que atrapará al lector desde su portada hasta la última página. Un trabajo de Luca Tortolini y Victoria Semykina. Con ésta última mantuvimos la siguiente conversación en torno a su trabajo en este maravilloso libro.

Victoria Semykina

¿Cómo nace este proyecto acerca de Truffaut? Victoria Semykina: “Recibí una carta del escritor, Luca Tortolini, en la cual me proponía hacer un libro para niños sobre Truffaut. Esta idea me pareció totalmente loca, porque hoy día tenemos libros para niños, como libros biográficos, sobre David Bowie, pero el tema era tan extraño, nouvelle vague para niños, en un libro ilustrado. Pensé que era completamente loco, y tenía previsto rechazar el proyecto, pero por suerte, soy una gran fan de la nouvelle vague y recuerdo que me fui a la cama y soñé con este libro toda la noche. Y cuando desperté, decidí que no podía rechazarlo porque era un desafío, iba a ser muy difícil, en particular vender este libro. Lo podía hacer, pero encontrar un editor…”.

“Y otro tema que es muy complicado, y pensé en esto al principio, es que hablamos de cultura francesa, y los franceses en general son muy celosos en cuanto a su cultura. Y un autor italiano que escribe una historia en italiano con una chica rusa que ilustra esta historia, pensé que iba a ser muy difícil publicar este libro en francés. Y de hecho, no encontramos editorial en francés. La mayoría de las editoriales francesas interesadas nos decían abiertamente: “Si fuesen ustedes franceses, el libro ya estaría publicado. Pero como no son franceses, tenemos miedo de publicarlo, a pesar de que nos gusta mucho. Entonces cuando desperté, me di cuenta que el libro sería ideal en términos de los hechos de nouvelle vagueporque somos extranjeros y no tenemos derecho a equivocarnos. Entonces tenía que estudiar muy en profundidad toda la historia, toda la biografía de Truffaut, nouvelle vague y todo. Y otra cosa, también me di cuenta que no podía ser sólo para niños, y tampoco podía ser solo para aficionados al cine, tenía que ser dos cosas reunidas. Así fue como empezó”, nos relata Victoria Semykina.

Victoria Semykina

¿Qué encontramos en este libro? “Cuando decidí ilustrar este libro, decidí meter dentro muchas referencias a diferentes películas. Entonces encontraremos referencias a películas de Truffaut, y las películas que Truffaut pudo haber visto cuando era niño, porque era un loco del cine, intentaba escapar del cole, te acordarás de ‘Los 400 golpes’ por supuesto. Y cuando trabajaba para “Cahiers du Cinéma” como crítico de cine, sé que adoraba a Hitchcock, entonces encontraremos algunas referencias a Hitchcock y el mismo Hitchcock. Casi todas las películas están aquí en lengua original, decidimos no traducirlas, los aficionados al cine podrán encontrarlas. Estas películas son películas que Truffaut vio cuando trabajaba como crítico y director de cine. Y pensé que podría ser buena idea poner las referencias para que todo el mundo las pueda reconocer, como Chaplin. Todo el mundo conoce Chaplin, incluso alguien que no tiene ni idea de cine. Nosferatu es un poco más complicado pero aun así es fácil de reconocer. Y otros caracteres como Doctor Caligari son para un público un poco más sofisticado. Intenté hacer varios niveles de aficionados al cine, por decirlo de alguna manera. Y pregunté a mis lectores y seguidores si habían comprado este libro para niños, para ellos mismos o para aficionados al cine. El resultado fue muy sorprendente porque casi el 90% de ellos compraron este libro para ellos mismos y no para sus niños. Es un poco decepcionante. Pero es importante que funcione”, asegura Victoria Semykina.

Victoria Semykina

¿Qué sabías de Truffaut antes del proyecto? Y ahora, ¿cual es tu visión sobre este cineasta ? “Evidentemente me encanta Truffaut. No había visto todas sus películas, pero había visto ‘Los 400 golpes’, y algunas de las películas que hizo más tarde, pero soy una gran fan de ‘Los 400 golpes’. Y he leído el libro, me han impresionado mucho las entrevistas que hizo Truffaut a Alfred Hitchcock. Estudié la historia del cine en la escuela de arte, no era una asignatura obligatoria, la escogí porque me encanta el cine, y recuerdo que mi profesor me habló de este libro. Lo encontré en una edición muy bonita, grande, con fotos e instantáneas de películas. Me impresionó mucho cómo redescubrió a Hitchcock para los amantes del cine. Eso es lo que conocía de Truffaut”.

“Por supuesto -continúa Victoria Semykina-, tuve que ver todas sus películas, tuve que estudiar sus libros biográficos, las fotos. De hecho es casi imposible encontrar fotos de su niñez. Hay tres o cuatro imágenes, muy borrosas, donde casi no se ve nada. Entonces recreé esta visión de él, porque nadie sabe cómo era de niño. Y fue muy interesante y cada vez que empiezo un libro, estoy intentando crecer y descubrir algo nuevo para mí. Y siempre es un desafío y es muy interesante”.

Me gustaría que nos contaras algo sobre tus ilustraciones para este libro. “Usé una gama de colores muy limitada porque nos preguntamos con Luca Tortolini si debíamos enseñar qué ocurría durante la segunda guerra mundial, porque en esta época, Francia estaba bajo la ocupación nazi. Y recuerdo que me preguntó: “¿Piensas dibujar a los nazis?” Y le dije: “No, creo que es demasiado para este libro”. Y dije: “¿Sabes? Voy a usar una paleta de colores muy limitada, colores fríos, muchos azules, para que se pueda sentir que es una época muy dura. Recuerdo que, cuando terminé el libro, lo llevé a la feria del libro de Bolonia y algunos editores dijeron que los colores era un poco deprimentes y los editores franceses dijeron que era un poco glamuroso. Y pensé que probablemente había encontrado el equilibrio perfecto, no es demasiado deprimente y no se parece demasiado a la visión europea de la cultura francesa, si podemos decirlo así. Espero que sea un buen equilibrio”, asegura Victoria Semykina.

Victoria Semykina

Y, ¿en cuanto a la técnica? “Lo que descubrí, cuando estaba trabajando en este proyecto, es que es mejor para mí dibujar varias versiones de una ilustración en vez de trabajar en una sola versión. Por ejemplo, la doble página con la vista de París, la hice en un par de horas. Para todas las páginas que dibujé, como ésta, hice muchas versiones, por lo menos tres o cuatro, pero todas bastante rápido porque la frescura de la imagen, para mí, es crucial, y el único método para lograr esta frescura, es cuando vuelvo a dibujar una cosa una vez tras otra. Y una de las veces, hay un clic y funciona. Este fue el método. Es muy difícil trabajar de esta manera, necesita mucha energía porque tienes que estar muy concentrada durante un par de horas. Normalmente me siento exhausta y tengo muchísima hambre, puedo comerme un elefante después de dibujar una imagen -bromea Victoria Semykina-. Esto fue lo que descubrí cuando trabajaba en este libro porque me dí cuenta que tenía que trabajar de esta forma. Algunos artistas pueden trabajar en el mismo dibujo durante una semana o más, para dibujar pequeños detalles. Para mí, no funciona así, necesito poner toda mi energía en un par de horas. Y si no funciona, debo volver al empezar desde el principio”.

Victoria Semykina
Victoria Semykina

Una película de Truffaut… Aunque después de escucharte igual nos lo podemos imaginar… “Los 400 golpes sin duda. Tuve la suerte de verla dos veces en pantalla grande, una vez en el museo del cine y otra vez en Bolonia, donde tenemos un festival increíble de cine al aire libre en la plaza principal de la ciudad. Tenemos la pantalla más grande de Europa. Todas las películas se proyectan en lengua original. Y cuando la vi, fue increíble porque ves las estrellas, ves la arquitectura del Renacimiento y mucha gente, miles de personas viendo esta película. Recuerdo que lloré al final como si la viera por primera vez. Me encanta de verdad esta película. Es genio en estado puro. Y creo que es la mejor película de Jean-Pierre Léaud, el actor protagonista”.

Y finalmente, ¿en qué estas trabajando ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Es un secreto porque, sabes, tengo la experiencia de que, si digo algo acerca de mi proyecto en curso, no se materializa nunca. Entonces prefiero guardarlo secreto. A lo mejor podemos hablar de esto en un par de años, ya lo verás”, afirma Victoria Semykina.

Una última pregunta. ¿Cual es la experiencia de este libro con los lectores? Vi en las redes sociales una exposición en Salerno con las ilustraciones de este libro. Vi una reproducción de las ilustraciones en formato grande. “Sí. Hay una asociación cultural “Tempi moderni”, y decidieron hacer una gran exposición, íntegramente dedicada a la nouvelle vague, es muy bonita, con fotografías muy raras, impresas en muy buena calidad y en tamaño enorme. Y sencillamente invitaron a nuestro libro a formar parte de ello. Estaba muy sorprendida, pregunté: “¿Dónde nos encontrásteis?” El director de la exposición dijo: “En la librería, compré vuestro libro”. Fue increíble, ¡alguien compra tu libro y te invita a una exposición! Llevé los originales a esta exposición y los imprimieron en tamaño enorme, como un mural, de tres metros por cuatro. Nunca había visto una calidad de impresión tan buena. Esto crea una atmósfera muy especial. Entras en la exposición y te envuelve instantáneamente. Hice una pequeña serie de estos dibujos, de los objetos, como si fueran de Truffaut. Dibujé viejos zapatos, un lápiz, un libro, una llave, y los puse todos juntos en una pared para retratarlo a través de estos objetos. Esta exposición va muy bien y los comentarios fueron muy buenos y calurosos, estoy muy contenta con ello. También fue muy sorprendente. No me esperaba que hubiera tantos fans de la nouvelle vague en el sur de Italia”.

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Verónica Fabregat nos transporta al bosque en otoño

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Verónica Fabregat

Un libro sin palabras. Un espléndido día de otoño. Siete amigos se adentran en el bosque. Cruzan arroyos, se suben a los árboles. Recogen castañas, calabazas, setas. Llueve, y se ensucian en los charcos. Vuelven a casa felices. Con estas frases la editorial Akiara Books nos presenta ‘Vamos al bosque‘, un proyecto de Verónica Fabregat, con la que charlamos un poco más en las siguientes líneas sobre este proyecto.

Hace ya tiempo hablamos aquí en el blog sobre tu trabajo en ‘Jugamos al escondite’. En ese libro aparecieron unos personajes que después han seguido juntos. ¿Cómo han ido evolucionando esos personajes y, sobre todo, su entorno? «En el primer libro no existía la idea de hacer una serie de libros, ni nada parecido. Pero cuando terminamos ‘Jugamos al escondite’, Inês Castel-Branco, editora de Akiara Books me propuso que el grupo de personajes podía ser protagonista de una nueva aventura. Así que los “enviamos” a la playa, y ahí empezó a formarse la idea de nuevos libros en diferentes estaciones y paisajes».

Verónica Fabregat

«Los personajes estaban bastante definidos desde el primer libro. Es una parte, la del estudio de personaje, que disfruto mucho. Lo que sí ha evolucionado es el dibujo, ya que han pasado 4 años y ¡aquel era mi primer libro! Así que sí noto una evolución en el dibujo y en que en cada libro me ha resultado más sencillo representarlos», nos cuenta Verónica Fabregat.

¿Con qué personaje te identificas más? «Me identifico con la niña pelirroja a nivel físico, y en cuanto a personalidad, con el niño alto moreno, que es más introspectivo».

Verónica Fabregat

Después de jugar al escondite, han estado en la playa, han jugado en la nieve y ahora van al bosque, ¿Qué encontrarán los lectores en las páginas de estos libros? «Encontrarán un grupo de niños y niñas que juegan libremente en la naturaleza, ese es el hilo conductor de los 4 libros de la colección. Pero ademas encontrarán animales y detalles para mirar, pequeñas historias que suceden paralelas a la trama principal, y libertad para inventar las suyas propias», afirma Verónica Fabregat.

Las ilustraciones hablan por sí solas, son libros sin palabras… «Sí, por eso. Pero además, permiten que los lectores creen sus propios argumentos, interpreten, o se fijen en cada momento en cosas diferentes. Permiten descubrir, esa era la intención. Al comienzo un libro sin palabras nos puede hacer sentir incómodos, especialmente como adultos mediadores. Estamos tan acostumbrados a que los libros tengan texto, que no sabemos exactamente qué hacer con ellos -continúa Verónica Fabregat-. Pero si invitamos a los niños y niñas a mirar, a sumergirse en las imágenes, ellos solos encontrarán mil argumentos  e ideas para tirar del hilo y continuar con una historia que pueden hacer suya».

Verónica Fabregat

¿Cuál es tu relación con la naturaleza? Siempre está presente en estos libros. Pero cambia según la estación, ¿con qué época del año te quedas? «Yo en la naturaleza me siento especialmente bien, me siento más conectada con las cosas esenciales para mí, entre ellas, con el dibujo. Además, disfruto mucho dibujándola, eso no lo sabía hasta que empecé con ‘Jugamos al escondite’, y me resulta instintivamente más fácil que dibujar otros entornos, como las ciudades». 

«Respecto a las estaciones, antes era fan incondicional de la alegría del verano, pero ahora le encuentro el sentido a las sensaciones que se despiertan en cada una de ellas, y me gusta que haya unas estaciones más expansivas y otras más introspectivas».

Verónica Fabregat

Verónica Fabregat

Háblanos un poco del trabajo previo al libro. Me refiero a esa fase de investigación, de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… «En este libro el proceso ha sido más sencillo, puesto que los personajes estaban desarrollados y puedo decir que los “conocía” en profundidad. Entonces, la investigación o estudios previos que realicé se centraron sobretodo en la vegetación; cuáles eran los árboles que perdían hoja, cómo representarlos… Y es que donde yo vivo no se puede ver este otoño espectacular, rojo, amarillo y marrón. Aquí la vegetación es de hoja perenne y el otoño es mucho menos evidente, visualmente. Así que tuve que trabajarlo más».

«También los animales tienen algún trabajo previo. Cómo dibujar jabalíes, corzos, hurones, jinetas… es algo que requiere un poco de investigación y varios bocetos para entender cómo son y cómo representarlos», asegura Verónica Fabregat.

Verónica Fabregat

Verónica Fabregat

¿Con qué técnicas trabajaste? «Trabajé siempre con lápices de colores. El trabajo es manual y después escaneo, limpio la imagen y retoco detalles si es necesario, pero en general los dibujos son prácticamente iguales a las ilustraciones que se pueden ver el los libros».

El color es muy importante en estos libros, pero en este último del bosque es muy singular… «Si, en este libro he potenciado los colores del otoño, en parte para hacer esta estación bien evidente, y también para diferenciarlo de ‘Jugamos al escondite’, que tenía lugar también en el bosque. Hay tanta belleza en los bosques otoñales, y nos produce tanto asombro, que me he esforzado porque esa sensación estuviera en el libro a través del color».

Verónica Fabregat

Danos algunas pinceladas sobre el proceso de realización de este libro. «Al tener ya los personajes claros, comencé con el storyboard, que preparo de manera muy sencilla en dibujos muy pequeños que me ayudan tanto a pensar qué sucederá (trama), como a componer las posibles escenas. Después, trabajo la narratividad y el ritmo armando unos pequeños libros en los que puedo probar la interacción y qué sucede al pasar página. A continuación ya dibujo cada una de las escenas con todo su detalle, primero más pequeñas, después a tamaño final. Por último, con ese último dibujo, voy a la mesa de luz y trabajo el final», relata Verónica Fabregat.

Verónica Fabregat

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? «Estoy comenzando a ilustrar un libro para bebés con un texto muy especial, que será publicado el año que viene».

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Álbum Ilustrado

Marcelo Tolentino nos descubre el proceso de ‘Domingo’

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Marcelo Tolentino

Los domingos todo transcurre de la misma forma en la familia de Martín. La tranquila rutina de sus padres y sus abuelos es siempre igual y predecible. ¡Pero este domingo Martín quiere hacer algo diferente! ¡Ni más ni menos que dar la vuelta al mundo! Su fiel perro, Fubá, será su único compañero de expedición. Juntos cruzarán desiertos abrasadores y helados parajes, se enfrentarán a peligros, a monstruos y piratas. Aquel domingo aburrido para el niño se transforma en una diversión inesperada. Hasta que, al fin, la nostalgia le hará regresar. Pero entonces, al volver a casa y relatar sus emocionantes aventuras a la familia… Con estas palabras la editorial Kókinos nos presenta ‘Domingo’, un álbum ilustrado de Marcelo Tolentino, con el que hemos charlado un poquito más sobre este trabajo.

Marcelo Tolentino

¿Cómo nace este trabajo? “La idea de ‘Domingo’ surgió en un contexto muy específico. Estábamos en plena pandemia de COVID-19 y yo estaba a punto de convertirme en padre. Mis pensamientos estaban totalmente enfocados en la infancia y en cómo sería ese comienzo en un escenario tan desafiante de confinamiento e incertidumbres. Durante una de esas reflexiones, imaginé a un niño que, al mirar las líneas de su palma, las interpretaba como un mapa y decidía emprender un viaje. En ese momento, empecé a pensar en otras partes del cuerpo que podrían funcionar como metáforas de un recorrido, y surgieron algunas imágenes interesantes, como el ojo-galaxia y la cabeza calva-desierto”, nos cuenta Marcelo Tolentino.

Marcelo Tolentino

“Poco a poco fui ampliando la idea e, inspirado por el relato de un viaje solitario de Amyr Klink, me di cuenta de que el recorrido del niño podía incluir elementos de la casa, no solo partes del cuerpo. La casa donde transcurre la historia es la misma en la que pasé toda mi infancia y juventud, así que fue muy divertido revisitar mis juegos y fantasías infantiles para crear cada paso del viaje del protagonista”.

Marcelo Tolentino

¿Cómo fue ese trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de documentación, investigación, de desarrollo de los personajes y de la historia… “Esta fue una de las partes más desafiantes y agradables del proceso. El retrato siempre ha formado parte de mi práctica artística y, a lo largo de mi vida, he dibujado con frecuencia a mis familiares más próximos. Al estructurar el libro, quise combinar algunas características de mis parientes para construir cada uno de los personajes. La abuela es una mezcla de mi madre y mi propia abuela, y el abuelo combina rasgos de mi padre y de mi abuelo. Aunque no tengo un tatuaje de dragón, el padre es un autorretrato, y la madre es mi esposa”, asegura Marcelo Tolentino.

Marcelo Tolentino

“Crear al niño, Martín, fue un ejercicio encantador que implicó revisar muchas fotografías de mi infancia e imaginar cómo podría ser mi hijo a esa edad. También considero la casa como un personaje de la historia. Fue dibujada de memoria y, como yo estaba en aislamiento en casa, conté con la ayuda inestimable de mi madre, quien tomó fotos de varias partes de la casa según yo se las iba pidiendo”.

¿Qué fue lo más complicado en todo ese proceso? “Encontrar de qué trataba realmente esta historia no fue fácil. A menudo siento que trabajo como un paleontólogo: descubro fragmentos, los anoto, los dibujo. A veces no llevan a nada más, pero otras veces logro reunir todo el esqueleto. (Creo que esta metáfora me vino a la mente porque actualmente estoy intentando desarrollar un libro sobre dinosaurios). En el caso de ‘Domingo’, la historia empezó a fluir cuando entendí la casa como el elemento central de la narrativa”, continúa Marcelo Tolentino.

Marcelo Tolentino

Marcelo Tolentino

“Sin duda, la parte más gratificante fue sentir que había creado una historia que, si no es universal, se acerca bastante. Personas de edades y contextos completamente distintos me contaron lo conectadas que se sintieron, cómo les recordó los domingos en familia y sus relaciones con sus abuelos. Al final, saber que el libro encontró a sus lectores es siempre profundamente gratificante”.

Marcelo Tolentino

¿Con qué técnicas trabajaste? “La primera versión del libro fue dibujada con rotuladores finos en una libreta Moleskine de bolsillo. Como mi hijo estaba recién nacido, esta era la forma más práctica de mantener el trabajo a mano durante sus siestas. Probé colorear digitalmente esos bocetos para presentarlos a la editorial y me encantó el resultado. Para la versión final del libro, volví a dibujar cada escena con tinta a una escala mayor para añadir más detalle mediante el rayado cruzado (cross-hatching) y mantuve la idea del color digital. Adopté una paleta que le diera a la historia un aire vintage/atemporal”, afirma Marcelo Tolentino.

Marcelo Tolentino

Marcelo Tolentino

“Disfruto mucho trabajar los volúmenes en mis dibujos mediante el cross-hatching. Sin embargo, en general uso muy poco la computadora en mi trabajo, ya que prefiero colorear con métodos tradicionales como la acuarela, la témpera o procesos manuales similares. También me gusta tener la libertad de explorar distintas técnicas y estilos según el libro en el que estoy trabajando. Creo que la elección de materiales y técnicas cuenta su propia historia, y siempre intento recordar que la mayor parte de mi público está formada por niños. Si quiero que se diviertan leyendo, yo también necesito divertirme creando”.

Marcelo Tolentino

¿En qué estás trabajando ahora? ¿Hay algo que puedas mostrarnos? “En este momento, estoy trabajando en algunos proyectos diferentes. Sigo dando clases de arte en una escuela, publiqué un libro recientemente y estoy finalizando otros dos. El que salió recientemente es un proyecto de autor que presenta a un niño de la edad de Martin, que está atravesando el fin de una amistad. Los otros dos son colaboraciones con escritores. Para uno de ellos, he estado realizando una investigación extensa sobre el sertón del nordeste brasileño para crear las ilustraciones. El segundo es un cuento acumulativo en el que estoy trabajando con mi amigo Yuri de Francco, con quien publiqué otro libro a finales de 2024”.

Marcelo Tolentino

Marcelo Tolentino
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Luciano Lozano nos enseña ‘Cinco palabras mágicas’

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Luciano Lozano

¿Conoces las palabras mágicas? ¡Son increíbles! ¡Sirven para todo lo importante! Pero recuerda, las palabras mágicas te tienen que salir del corazón. ¡Y tienes que saber cuándo usarlas! Porque si no… ‘Cinco palabras mágicas’ es un cuento divertido y tierno al mismo tiempo. Un libro de palabras mágicas contadas con mágicas ilustraciones. Una historia con la que tanto los niños y niñas como los papás y mamás se sentirán identificados. Los sentimientos a veces son difíciles de expresar. Hay palabras que abren todas las puertas… Sobre este álbum ilustrado de José Carlos Andrés y Luciano Lozano hemos charlado con éste último. Un libro que edita Apila Ediciones.

Luciano Lozano

Lo primero, cuéntanos cómo nace este proyecto. “Hacía tiempo que quería trabajar con Apila Ediciones. Los conocí en Zaragoza en los Encuentrazos, que organizan ellos en la Escuela Superior de Diseño, y que son muy recomendables, un fin de semana de charlas alrededor de la ilustración y el diseño. Estuvimos barajando varios textos hasta que llegó éste de José Carlos Andrés, que me encantó”.

¿Qué encontrarán los lectores en las páginas de este libro? “Un libro muy divertido, con muchas capas de lectura, que puede gustar a un niño y a un adulto, porque los dos se verán muy reflejados”, asegura Luciano Lozano.

Luciano Lozano

¿Qué te pareció el texto de José Carlos la primera vez que lo leíste? “Me reí mucho. Me pareció muy redondo. Se nota que José Carlos tiene muchísima experiencia narrando, porque el texto es muy fluido. Me han ofrecido textos supuestamente divertidos que a mí no me hacían gracia. En esos casos, tengo que rechazarlo aunque me guste la editorial, porque el sentido del humor es algo muy personal. Si a mí no me hace gracia, no hay manera de que pueda entrar en el texto. Aquí fue muy fácil”.

¿Cómo fue el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de documentación, de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “Como son sólo dos personajes, casi en tiempo real, me centré mucho en los personajes y en sus expresiones, porque creo que es lo mejor del texto, y es lo que te hace entrar en el libro -continúa Luciano Lozano-. Aquí he tenido la sensación de que más que ilustrador, era director de cine dirigiendo a dos actores. Como si lo único que hubiera tenido que hacer era elegir el encuadre y dejarlos a ellos solos. Me lo he pasado muy bien con ellos”.

Luciano Lozano

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Siempre me gusta jugar con el blanco, pero creo que aquí ha ido un paso más allá. Las ilustraciones respiran mucho, y lo he contrastado con algunos fondos de color naranja para que tuviera ritmo. Y a nivel técnico, he prescindido de la línea que suelo usar para resaltar a los personajes. Me da la sensación de que es más pictórico y menos gráfico, aunque es un cambio que igual no es tan obvio”.

¿Qué nos puedes contar de esas dos figuras que aparecen sobre el mueble, que se supone que estaban junto al jarrón, y que también aparecen en las guardas? “Pues son dos perros Foo chinos que tengo en mi casa -afirma Luciano Lozano-. Se usan para atraer la energía positiva en los templos. Como me encanta el interiorismo, siempre busco referencias, igual que el aparador midcentury que también aparece en el libro. Es mi época favorita en mobiliario. Empezaron siendo un motivo secundario, pero me di cuenta de que tienen una bola a sus pies, y como todo el libro va sobre una pelota, me pareció divertido jugar con esa metáfora visual”.

Luciano Lozano

¿Con qué técnicas trabajaste? “Todo el libro es digital. Lo hice con mi iPad, que es la técnica que uso los últimos años, aunque intento trabajar como si lo dibujara a mano con acrílicos”.

Danos algunas pinceladas más sobre el proceso de realización de este libro. “Me pasa con este libro como con alguno más que he hecho últimamente, que mientras lo estoy haciendo me da la sensación de que me sale tan fácil que no está lo suficientemente trabajado. Es como si sólo valoráramos lo que cuesta trabajo y es laborioso. En otro momento, hace tiempo, habría añadido más elementos, pero ya me he dado cuenta de que una vez acabado, es de los que más me gusta como espectador”, confiesa Luciano Lozano.

Luciano Lozano

“La afinidad con el texto y unos buenos editores hacen que las cosas sean muy fáciles. Y creo que a eso es a lo que hay que tender. El postit de las guardas del final con las 5 palabras escritas por la niña se me ocurrió cuando el libro estaba a punto de entrar en imprenta. Le pregunté a los editores y me dijeron que estaba a tiempo de incluirlo. Me gusta jugar con las guardas, y que la última tenga algún detalle diferente. Creo que aquí tiene mucho sentido que la niña se apunte las palabras en un postit”.

Luciano Lozano

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Sí. Estoy con varios proyectos para editoriales francesas. Uno es la continuación de uno que he hecho este año sobre un gato viajero que envía cartas reales a unos niños, ‘Mon chat autor du monde’, de la editorial Didier Jeunesse. Y tengo dos proyectos empezados como autor, que espero que se editen el año que viene. Los títulos no son definitivos todavía”.

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