Álbum Ilustrado
María J. Cisneros ilustra las aventuras de ‘Leona y Anita’
¿Te atreves a viajar a través del tiempo y el espacio para resolver el más misterioso de los misterios? En la Granada de 1830, Jacinto Roque, un niño huérfano del Hospital Real, se siente perdido tras extraviar su más preciado tesoro. Por suerte, Leona, una niña de ocho años con más energía que un cohete, y su fiel compañera Anita, una traviesa perra adolescente, acudirán en su ayuda. Las dos son agentes de la Liga de los Guardianes de la Memoria y ¡están listas para resolver el enigma! Con estas palabras la editorial Baker Street nos presenta ‘Leona y Anita. El misterio de los juguetes desaparecidos’, un trabajo de Clara Peñalver y María J. Cisneros. Con ésta última charlamos un poquito más sobre este libro.

¿Cómo nace este proyecto? “Recibí con muchísima alegría el encargo de ilustrar «Leona y Anita y el misterio de los juguetes desaparecidos». Me llamó una persona de la Universidad de Granada para preguntarme si estaba interesada en el proyecto y me pidió que compartiera mi contacto con la autora del texto. En cuanto me contaron de qué se trataba, acepté sin dudarlo -confiesa María J. Cisneros-. Este proyecto nació con motivo del quinto centenario de la Universidad de Granada, con el objetivo de dar a conocer su valioso patrimonio. Es una iniciativa a cinco años que contempla exposiciones en edificios históricos vinculados a la UGR, dirigidas tanto al público adulto como infantil. Cada exposición irá acompañada de actividades, talleres, charlas y una colección de cuentos, «Lo que hacéis cuenta», ambientada en esos espacios, con un misterio por resolver como hilo conductor. Es una forma de despertar en los niños y niñas, la curiosidad por la historia, para iluminar las vidas de otras personas —otros niños y niñas— que habitaron esos lugares tan emblemáticos, y así hacerlos más conscientes de la ciudad en la que viven y de la riqueza de su entorno”.

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Los textos son de Clara Peñalver, una autora con un sólido recorrido y un estilo muy particular, que conecta fácilmente con el público. Su narrativa es desenfadada, accesible y con un toque de humor que la hace muy atractiva. Es una manera divertida de descubrir lugares icónicos de Granada, cargados de historia y anécdotas. La historia gira en torno a un misterio que deben resolver las protagonistas: Leona, una niña muy pizpireta y con personalidad, y su perra Anita. Además, las misiones les llegan a través de una misteriosa «Liga de la Memoria», que les permite viajar en el tiempo”, continúa María J. Cisneros.

¿Qué te pareció la historia de Clara la primera vez que la leíste? “Nunca olvidaré nuestra primera reunión. Quedamos en el patio de la capilla del Hospital Real. Allí perfilamos las ideas clave: lo que se quería contar, cuántos personajes habría, en qué época se ambientaba la historia y el rango de edad del público al que se dirigía el libro. Como licenciada en Historia y enamorada de la historia de Granada, me fascinó la idea de ilustrar un cuento ambientado en un edificio tan significativo como el Hospital Real. Lo había visitado muchas veces, pero hacerlo ahora como ilustradora, me ofrecía una mirada completamente nueva y estimulante. Me enfrentaba a un reto importante: dar continuidad a varios personajes a lo largo de una colección, lo que implicaba trabajar con mucha inventiva para abordar cada escena de forma distinta, pero sin perder la idea principal, el estilo… También sentí una gran responsabilidad: el proyecto está respaldado por la UGR y por Clara Peñalver, y yo quería estar a la altura. Cuando la autora me explicó el tono que buscaba y el tipo de ilustración que imaginaba, comencé a sentirme mucho más cómoda, nos entendimos enseguida”.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente respecto a otros trabajos? “Lo más distinto respecto a mi trabajo anterior fue la paleta cromática -asegura María J. Cisneros-. Una de las particularidades de esta colección es que cada volumen se ilustra con solo dos colores: el negro y otro que cambia en cada libro. En este primer cuento, los colores eran el negro y el amarillo. Fue un reto, ya que suelo trabajar con ilustraciones muy coloridas, con tonos saturados y apenas uso el negro. Pero decidí lanzarme, y con cada ilustración fui ganando confianza. De hecho, ahora empiezo a incorporar el negro en otros proyectos, algo que antes nunca hacía. Lo más bonito de todo esto es que, a pesar de esa limitación cromática, siento que mi personalidad aflora en cada ilustración. Este proyecto no solo me ha hecho crecer como ilustradora, también me ha dado seguridad y me ha permitido explorar y divertirme”.
¿Con qué técnicas trabajaste? “Principalmente con técnica digital, usando mi tablet y programas como Procreate. Por cuestiones de tiempo, no pude incluir elementos hechos a mano, aunque me habría gustado para aportar texturas más orgánicas. Aun así, estoy muy contenta con el resultado: utilicé pinceles digitales tipo lápiz o gouache que aportaron esa calidez que estaba buscando”, afirma María J. Cisneros.

Cuéntanos un poco más sobre el proceso de elaboración del libro. “Ilustrar un texto ajeno no siempre es sencillo. Es fundamental entender las ideas del autor y establecer una comunicación directa entre dos tipos de imaginación: la escrita y la visual. Un escritor trabaja con palabras, ritmo y estructura; el ilustrador, con color, trazo y composición. Fue un proceso muy intenso por los plazos ajustados, pero también muy enriquecedor. Hubo una importante labor de documentación para poder representar con fidelidad los espacios y los detalles históricos. Además, trabajar con Clara ha sido un placer: tiene una visión muy práctica y, al mismo tiempo, sabe dar espacio para que cada parte del equipo aporte su creatividad. Supo entenderme y sacar lo mejor de mí, especialmente en aquellas escenas que requerían más matices. Me ha encantado la historia que hemos contado. Acabamos de lanzar la segunda edición, lo que me hace pensar que también está conectando con el público infantil, los verdaderos protagonistas de este proyecto”.

¿En qué estás trabajando ahora? ¿Tienes algún nuevo proyecto en marcha? “Sí, acabo de terminar un manual ilustrado sobre el mundo textil romano que espero se publique después del verano. Ha sido el proyecto más largo y complejo en el que he trabajado hasta ahora, una auténtica obra faraónica con textos de la doctora Macarena Bustamante-Álvarez, del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UGR. Actualmente estoy en la fase de documentación del segundo volumen del cuento ‘Bajo nuestros pies: un paseo por Florentia’, una colección de cuentos sobre la historia de Granada. Es una etapa que disfruto mucho, porque me permite explorar en profundidad la realidad que rodeó a los personajes y nutrirme de ella para crear. Este fue mi primer libro ilustrado y le tengo un cariño especial. Me hace muy feliz continuar con esta colección que ha tenido tan buena acogida, ya que el primer volumen trata sobre la Granada romana. Iluminar con mis lápices un periodo tan desconocido, en una ciudad donde tiene tanto peso la Edad Media, fue una aventura preciosa”.
Álbum Ilustrado
Marcelo Tolentino nos descubre el proceso de ‘Domingo’
Los domingos todo transcurre de la misma forma en la familia de Martín. La tranquila rutina de sus padres y sus abuelos es siempre igual y predecible. ¡Pero este domingo Martín quiere hacer algo diferente! ¡Ni más ni menos que dar la vuelta al mundo! Su fiel perro, Fubá, será su único compañero de expedición. Juntos cruzarán desiertos abrasadores y helados parajes, se enfrentarán a peligros, a monstruos y piratas. Aquel domingo aburrido para el niño se transforma en una diversión inesperada. Hasta que, al fin, la nostalgia le hará regresar. Pero entonces, al volver a casa y relatar sus emocionantes aventuras a la familia… Con estas palabras la editorial Kókinos nos presenta ‘Domingo’, un álbum ilustrado de Marcelo Tolentino, con el que hemos charlado un poquito más sobre este trabajo.

¿Cómo nace este trabajo? “La idea de ‘Domingo’ surgió en un contexto muy específico. Estábamos en plena pandemia de COVID-19 y yo estaba a punto de convertirme en padre. Mis pensamientos estaban totalmente enfocados en la infancia y en cómo sería ese comienzo en un escenario tan desafiante de confinamiento e incertidumbres. Durante una de esas reflexiones, imaginé a un niño que, al mirar las líneas de su palma, las interpretaba como un mapa y decidía emprender un viaje. En ese momento, empecé a pensar en otras partes del cuerpo que podrían funcionar como metáforas de un recorrido, y surgieron algunas imágenes interesantes, como el ojo-galaxia y la cabeza calva-desierto”, nos cuenta Marcelo Tolentino.

“Poco a poco fui ampliando la idea e, inspirado por el relato de un viaje solitario de Amyr Klink, me di cuenta de que el recorrido del niño podía incluir elementos de la casa, no solo partes del cuerpo. La casa donde transcurre la historia es la misma en la que pasé toda mi infancia y juventud, así que fue muy divertido revisitar mis juegos y fantasías infantiles para crear cada paso del viaje del protagonista”.

¿Cómo fue ese trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de documentación, investigación, de desarrollo de los personajes y de la historia… “Esta fue una de las partes más desafiantes y agradables del proceso. El retrato siempre ha formado parte de mi práctica artística y, a lo largo de mi vida, he dibujado con frecuencia a mis familiares más próximos. Al estructurar el libro, quise combinar algunas características de mis parientes para construir cada uno de los personajes. La abuela es una mezcla de mi madre y mi propia abuela, y el abuelo combina rasgos de mi padre y de mi abuelo. Aunque no tengo un tatuaje de dragón, el padre es un autorretrato, y la madre es mi esposa”, asegura Marcelo Tolentino.

“Crear al niño, Martín, fue un ejercicio encantador que implicó revisar muchas fotografías de mi infancia e imaginar cómo podría ser mi hijo a esa edad. También considero la casa como un personaje de la historia. Fue dibujada de memoria y, como yo estaba en aislamiento en casa, conté con la ayuda inestimable de mi madre, quien tomó fotos de varias partes de la casa según yo se las iba pidiendo”.
¿Qué fue lo más complicado en todo ese proceso? “Encontrar de qué trataba realmente esta historia no fue fácil. A menudo siento que trabajo como un paleontólogo: descubro fragmentos, los anoto, los dibujo. A veces no llevan a nada más, pero otras veces logro reunir todo el esqueleto. (Creo que esta metáfora me vino a la mente porque actualmente estoy intentando desarrollar un libro sobre dinosaurios). En el caso de ‘Domingo’, la historia empezó a fluir cuando entendí la casa como el elemento central de la narrativa”, continúa Marcelo Tolentino.


“Sin duda, la parte más gratificante fue sentir que había creado una historia que, si no es universal, se acerca bastante. Personas de edades y contextos completamente distintos me contaron lo conectadas que se sintieron, cómo les recordó los domingos en familia y sus relaciones con sus abuelos. Al final, saber que el libro encontró a sus lectores es siempre profundamente gratificante”.

¿Con qué técnicas trabajaste? “La primera versión del libro fue dibujada con rotuladores finos en una libreta Moleskine de bolsillo. Como mi hijo estaba recién nacido, esta era la forma más práctica de mantener el trabajo a mano durante sus siestas. Probé colorear digitalmente esos bocetos para presentarlos a la editorial y me encantó el resultado. Para la versión final del libro, volví a dibujar cada escena con tinta a una escala mayor para añadir más detalle mediante el rayado cruzado (cross-hatching) y mantuve la idea del color digital. Adopté una paleta que le diera a la historia un aire vintage/atemporal”, afirma Marcelo Tolentino.


“Disfruto mucho trabajar los volúmenes en mis dibujos mediante el cross-hatching. Sin embargo, en general uso muy poco la computadora en mi trabajo, ya que prefiero colorear con métodos tradicionales como la acuarela, la témpera o procesos manuales similares. También me gusta tener la libertad de explorar distintas técnicas y estilos según el libro en el que estoy trabajando. Creo que la elección de materiales y técnicas cuenta su propia historia, y siempre intento recordar que la mayor parte de mi público está formada por niños. Si quiero que se diviertan leyendo, yo también necesito divertirme creando”.

¿En qué estás trabajando ahora? ¿Hay algo que puedas mostrarnos? “En este momento, estoy trabajando en algunos proyectos diferentes. Sigo dando clases de arte en una escuela, publiqué un libro recientemente y estoy finalizando otros dos. El que salió recientemente es un proyecto de autor que presenta a un niño de la edad de Martin, que está atravesando el fin de una amistad. Los otros dos son colaboraciones con escritores. Para uno de ellos, he estado realizando una investigación extensa sobre el sertón del nordeste brasileño para crear las ilustraciones. El segundo es un cuento acumulativo en el que estoy trabajando con mi amigo Yuri de Francco, con quien publiqué otro libro a finales de 2024”.


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Luciano Lozano nos enseña ‘Cinco palabras mágicas’
¿Conoces las palabras mágicas? ¡Son increíbles! ¡Sirven para todo lo importante! Pero recuerda, las palabras mágicas te tienen que salir del corazón. ¡Y tienes que saber cuándo usarlas! Porque si no… ‘Cinco palabras mágicas’ es un cuento divertido y tierno al mismo tiempo. Un libro de palabras mágicas contadas con mágicas ilustraciones. Una historia con la que tanto los niños y niñas como los papás y mamás se sentirán identificados. Los sentimientos a veces son difíciles de expresar. Hay palabras que abren todas las puertas… Sobre este álbum ilustrado de José Carlos Andrés y Luciano Lozano hemos charlado con éste último. Un libro que edita Apila Ediciones.

Lo primero, cuéntanos cómo nace este proyecto. “Hacía tiempo que quería trabajar con Apila Ediciones. Los conocí en Zaragoza en los Encuentrazos, que organizan ellos en la Escuela Superior de Diseño, y que son muy recomendables, un fin de semana de charlas alrededor de la ilustración y el diseño. Estuvimos barajando varios textos hasta que llegó éste de José Carlos Andrés, que me encantó”.
¿Qué encontrarán los lectores en las páginas de este libro? “Un libro muy divertido, con muchas capas de lectura, que puede gustar a un niño y a un adulto, porque los dos se verán muy reflejados”, asegura Luciano Lozano.

¿Qué te pareció el texto de José Carlos la primera vez que lo leíste? “Me reí mucho. Me pareció muy redondo. Se nota que José Carlos tiene muchísima experiencia narrando, porque el texto es muy fluido. Me han ofrecido textos supuestamente divertidos que a mí no me hacían gracia. En esos casos, tengo que rechazarlo aunque me guste la editorial, porque el sentido del humor es algo muy personal. Si a mí no me hace gracia, no hay manera de que pueda entrar en el texto. Aquí fue muy fácil”.
¿Cómo fue el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de documentación, de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “Como son sólo dos personajes, casi en tiempo real, me centré mucho en los personajes y en sus expresiones, porque creo que es lo mejor del texto, y es lo que te hace entrar en el libro -continúa Luciano Lozano-. Aquí he tenido la sensación de que más que ilustrador, era director de cine dirigiendo a dos actores. Como si lo único que hubiera tenido que hacer era elegir el encuadre y dejarlos a ellos solos. Me lo he pasado muy bien con ellos”.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Siempre me gusta jugar con el blanco, pero creo que aquí ha ido un paso más allá. Las ilustraciones respiran mucho, y lo he contrastado con algunos fondos de color naranja para que tuviera ritmo. Y a nivel técnico, he prescindido de la línea que suelo usar para resaltar a los personajes. Me da la sensación de que es más pictórico y menos gráfico, aunque es un cambio que igual no es tan obvio”.
¿Qué nos puedes contar de esas dos figuras que aparecen sobre el mueble, que se supone que estaban junto al jarrón, y que también aparecen en las guardas? “Pues son dos perros Foo chinos que tengo en mi casa -afirma Luciano Lozano-. Se usan para atraer la energía positiva en los templos. Como me encanta el interiorismo, siempre busco referencias, igual que el aparador midcentury que también aparece en el libro. Es mi época favorita en mobiliario. Empezaron siendo un motivo secundario, pero me di cuenta de que tienen una bola a sus pies, y como todo el libro va sobre una pelota, me pareció divertido jugar con esa metáfora visual”.

¿Con qué técnicas trabajaste? “Todo el libro es digital. Lo hice con mi iPad, que es la técnica que uso los últimos años, aunque intento trabajar como si lo dibujara a mano con acrílicos”.
Danos algunas pinceladas más sobre el proceso de realización de este libro. “Me pasa con este libro como con alguno más que he hecho últimamente, que mientras lo estoy haciendo me da la sensación de que me sale tan fácil que no está lo suficientemente trabajado. Es como si sólo valoráramos lo que cuesta trabajo y es laborioso. En otro momento, hace tiempo, habría añadido más elementos, pero ya me he dado cuenta de que una vez acabado, es de los que más me gusta como espectador”, confiesa Luciano Lozano.

“La afinidad con el texto y unos buenos editores hacen que las cosas sean muy fáciles. Y creo que a eso es a lo que hay que tender. El postit de las guardas del final con las 5 palabras escritas por la niña se me ocurrió cuando el libro estaba a punto de entrar en imprenta. Le pregunté a los editores y me dijeron que estaba a tiempo de incluirlo. Me gusta jugar con las guardas, y que la última tenga algún detalle diferente. Creo que aquí tiene mucho sentido que la niña se apunte las palabras en un postit”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Sí. Estoy con varios proyectos para editoriales francesas. Uno es la continuación de uno que he hecho este año sobre un gato viajero que envía cartas reales a unos niños, ‘Mon chat autor du monde’, de la editorial Didier Jeunesse. Y tengo dos proyectos empezados como autor, que espero que se editen el año que viene. Los títulos no son definitivos todavía”.
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Dibujando la resistencia antimicrobiana: EU-JAMRAI 2
La Acción Conjunta EU-JAMRAI 2 presenta Sketching Antimicrobial Resistance (Dibujando la Resistencia Antimicrobiana), una iniciativa que sitúa a la ilustración en el centro de una estrategia europea de sensibilización sobre la resistencia antimicrobiana (RAM), combinando creatividad, divulgación científica y un enfoque colaborativo entre 30 países.
El proyecto convoca a 30 ilustradores, uno por cada Estado participante, para crear un repertorio visual inédito que explora desde los retos que plantea la resistencia a los antimicrobianos a la diversidad estética y cultural europea. Las obras abordan temas como el uso responsable de antibióticos, la salud humana y animal, la relación con el medio ambiente, la confianza en la ciencia o el enfoque One Health, que integra todas estas dimensiones. La campaña se articula en varios ejes complementarios que conectan el arte con la ciudadanía, desde lo digital a las calles.

Una campaña online que celebra el poder de la ilustración
Sketching Antimicrobial Resistance arranca como una campaña digital. Desde su lanzamiento en el marco del Día Europeo para el Uso Prudente de los Antibióticos, EU-JAMRAI 2, de manera conjunta con todos los ilustradores, están desvelando una ilustración al día en sus redes sociales. Cada obra se acompaña de una breve explicación sobre diferentes aspectos que tejen el problema de la resistencia antimicrobiana y cómo se aborda desde la perspectiva del artista.
Esta estrategia convierte el proyecto en una galería virtual en evolución, que permite al público descubrir diariamente nuevas piezas, seguir el proceso creativo de los ilustradores y ampliar la conversación digital en torno a la resistencia antimicrobiana. La colaboración de los propios artistas -todos ellos con una presencia destacada en redes sociales- amplifica el alcance y la diversidad de las audiencias.

Un álbum ilustrado y exposiciones al aire libre en 5 ciudades europeas
Cada artista ha desarrollado una pieza original en su propio idioma, respetando su estilo y lenguaje narrativo. El resultado es un álbum ilustrado colectivo que reúne 30 visiones distintas sobre un mismo desafío global. El volumen será distribuido como herramienta educativa y estará disponible también para descarga libre en formato digital.

Las ilustraciones se exhibirán además en 5 ciudades europeas, en espacios públicos abiertos, reforzando el vínculo entre arte, ciudadanía y ciencia. Estas exposiciones permitirán acercar la ilustración contemporánea a audiencias amplias y diversas, invitando a reflexionar sobre la RAM a través de un lenguaje visual accesible y evocador. En España, podrá visitarse en Madrid en 2026, estando aún por confirmar el lugar y la fecha.
Arte y ciencia para transformar la comunicación en salud
La iniciativa apuesta por un enfoque comunicativo positivo, alejado de imágenes alarmistas o bélicas, y centrado en la capacidad del arte para generar empatía, comprensión y compromiso social. Los artistas han colaborado estrechamente con el equipo científico y de comunicación de EU-JAMRAI 2 para garantizar que las obras combinan libertad creativa y precisión conceptual.

Un proyecto europeo de amplia escala
EU-JAMRAI 2 reúne a más de 120 socios de 30 países, respaldados por unas 40 entidades colaboradoras, y está cofinanciado por el programa EU4Health. Su misión es reforzar la respuesta europea frente a la RAM, responsable de más de 35.000 muertes al año en la UE/EEE.
La campaña Sketching Antimicrobial Resistance se lanzó en el marco del Día Europeo para el Uso Prudente de los Antibióticos y de la Semana Mundial de Concienciación sobre el Uso de los Antibióticos, en noviembre de 2025.

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