Entrevistas
Concha Pasamar y los ‘Romances de la rata sabia’
La recientemente elegida académica de la Lengua Paloma Díaz-Mas nos ofrece en estos ‘Romances de la Rata Sabia’ una versión renovada del romancero. Es este el primer acercamiento de la prestigiosa autora a la literatura infantil y ha elegido para ello el campo en el que es especialista (durante años ha investigado en el CSIC sobre el romancero y la literatura de tradición oral, principalmente sefardí). En los 16 romances que componen el libro se tratan temas de diferente índole, todos actuales y destinados a la infancia, con un lenguaje contemporáneo en el que se entremezclan los recursos y giros del repertorio tradicional, siempre reconocibles. En un juego con este tono clásico y a la vez moderno que rezuma el romancero, Concha Pasamar ha elaborado para la ocasión unas preciosistas ilustraciones a base de estampaciones y estarcidos con tinta en una paleta muy reducida de colores, con un resultado que es también un guiño a la tradición impresa de los géneros populares. Con ésta última charlamos un poquito más sobre este proyecto.

¿Cómo nace este proyecto? Concha Pasamar: “Paloma Díaz-Mas ha participado en algunas ocasiones como docente en una asignatura del grado de Literatura y escritura creativa en la Universidad de Navarra, donde doy clases, y comentó a un colega de mi departamento que tenía escrito un romancero infantil. Como ella siempre había publicado para adultos, estaba algo perdida en el sector. Javier de Navascués nos puso en contacto, ella me envió el texto y hablamos, porque me encantó: me especialicé en historia de la lengua y me encanta la poesía popular, y estos romances nuevos tenían todos los ingredientes de los tradicionales, así que pensé también en una forma que les conviniera, que siendo nueva, remitiera también a viejas maneras de ilustrar. A Bookolia le interesó la propuesta y nos pusimos a ello a fondo”.
¿Qué se encontrarán los lectores en sus páginas? “Quien tome este libro en las manos se encontrará con una obra especial, en la que se aúnan lo actual y lo tradicional, tanto desde el punto de vista del texto como de la ilustración y la edición. Esto es, en realidad lo que constituye la esencia del romancero: un molde antiquísimo y natural –los octosílabos con rima asonante- y siempre flexible, porque siempre ha incorporado nuevos temas. En este caso, los romances son, además, contrafactados; es decir: en ellos son reconocibles aquellos otros más antiguos que los inspiran”.

¿Qué te parecieron los romances de Paloma? “Me parecieron maravillosos por la manera en que abordan los temas nuevos con las estructuras de siempre, y por esa mixtura que se da entre la lengua actual, con sus coloquialismos, y las viejas fórmulas estilísticas del romancero: en la introducción de los estilos directos, en la estilística de algunas formas verbales, las estructuras explicativas… Gustan a cualquier público (los he puesto a prueba con el sector infantil), y a quien ha estudiado o conoce la literatura tradicional le van a proporcionar el disfrute de la intertextualidad. Se percibe en ellos esa faceta creadora y experta de Paloma, que es una de las estudiosas del romancero”, nos comenta Concha Pasamar.
¿Con cuál te quedas? “No sabría decirte. Es que me gustan todos: los más lúdicos, por su gracia sencilla; los que tratan temas que conducen a pensar nuestro mundo, como el del país imaginario, la chica guerrera, las tres palabras o la barca que venía de lejos, porque narran y abren preguntas, pero no adoctrinan. Todos son buenos, y esa pluralidad de temas también es muy propia del romancero”.
¿Es la primera vez que ilustras este tipo de textos? “Sí, porque aunque he ilustrado narrativa y lírica, nunca había abordado estas composiciones que aúnan los dos géneros, y tampoco había ilustrado nunca un libro de poemas propiamente infantiles”, afirma Concha Pasamar.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este proyecto? ¿Qué hay de diferente respecto a otros libros? “Como apuntaba antes, he intentado que hubiera una coherencia con los textos, no solo en el sentido de que remitan a ellos, de que los ilustren, sino también de que, a su manera, la ilustración y la composición de la página fueran también una suerte de contrahechura. Revisé las antiguas impresiones de romances, desde los pliegos del XVI a las formas secuenciales, y busqué, con una técnica distinta –no son grabados, aunque he empleado algunos sellos también para la ornamentación-, hacer un guiño a esa ilustración tradicional, que unas veces presenta los personajes, otras la acción, otras la secuencia… Eran también muy comunes las cenefas ornamentales, que se han simplificado, pero están presentes”.
“Al mismo tiempo -continúa Concha Pasamar-, pensaba también en publicaciones más recientes: la ilustración de los años treinta, las de mis propios libros escolares de lectura… La edición también persigue esa coherencia, desde la cubierta, una reinterpretación muy actual de cierto estilo tradicional –con diseño final de Luis Larraza- al colofón, pasando por las iniciales o la tipografía. Creo que es un libro especial, no solo en mi producción personal –bueno, intento siempre que cada uno lo sea, a su modo-, sino en el panorama de la edición de libros infantiles”.



¿Con qué técnicas trabajaste? “Empleé el estarcido a tinta con brocha plana en las ilustraciones, y carvé algunos sellos para las cenefas. Algunas ilustraciones se han compuesto digitalmente, como las del río sucio, pero otras se han realizado de una pieza. La mayor parte del trabajo ha sido, pues, manual y minuciosa, porque implica dibujo, recorte, estarcido por partes de las figuras, para las distintas densidades… El color sí es digital, en una paleta muy reducida de corales y turquesas”.

¿Cómo fue el proceso de elaboración de este libro? “Bueno, ha llevado su tiempo, porque hablé con Paloma en febrero de 2019; ella me dijo que no tenía prisa, y no fue hasta mayo de ese año cuando vi la forma que podría tener el libro, pero entretanto estaba trabajando en otras publicaciones, y el proceso fue poco a poco al principio -nos confiesa Concha Pasamar-. Tras entregar ‘Tiempo de otoño’, pude trabajar ya a fondo en el verano de 2020 con el estarcido y luego en el color hasta la primavera de 2021. Dimos algunas vueltas al formato y Luis se encargó de la maquetación y otros aspectos de la edición, que creo que se ha hecho de manera exquisita”.


¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Afortunadamente, siempre tengo algún proyecto entre manos, a veces más de los que puedo manejar a medio plazo. Acaba de salir el álbum con Cuento de Luz para la Compañía Nacional de Danza, en el que Margarita del Mazo ha reversionado la historia de Carmen a partir de la coreografía de Johan Inger. Estoy finalizando ahora las ilustraciones para ‘Volver’, de Pablo Echart, otro álbum que editará esta primavera Triqueta, y espero poder ya entonces ponerme a un proyecto precioso con A fin de Cuentos y a otro libro propio que editará de nuevo Bookolia.
Álbum Ilustrado
Luciano Lozano nos enseña ‘Cinco palabras mágicas’
¿Conoces las palabras mágicas? ¡Son increíbles! ¡Sirven para todo lo importante! Pero recuerda, las palabras mágicas te tienen que salir del corazón. ¡Y tienes que saber cuándo usarlas! Porque si no… ‘Cinco palabras mágicas’ es un cuento divertido y tierno al mismo tiempo. Un libro de palabras mágicas contadas con mágicas ilustraciones. Una historia con la que tanto los niños y niñas como los papás y mamás se sentirán identificados. Los sentimientos a veces son difíciles de expresar. Hay palabras que abren todas las puertas… Sobre este álbum ilustrado de José Carlos Andrés y Luciano Lozano hemos charlado con éste último. Un libro que edita Apila Ediciones.

Lo primero, cuéntanos cómo nace este proyecto. “Hacía tiempo que quería trabajar con Apila Ediciones. Los conocí en Zaragoza en los Encuentrazos, que organizan ellos en la Escuela Superior de Diseño, y que son muy recomendables, un fin de semana de charlas alrededor de la ilustración y el diseño. Estuvimos barajando varios textos hasta que llegó éste de José Carlos Andrés, que me encantó”.
¿Qué encontrarán los lectores en las páginas de este libro? “Un libro muy divertido, con muchas capas de lectura, que puede gustar a un niño y a un adulto, porque los dos se verán muy reflejados”, asegura Luciano Lozano.

¿Qué te pareció el texto de José Carlos la primera vez que lo leíste? “Me reí mucho. Me pareció muy redondo. Se nota que José Carlos tiene muchísima experiencia narrando, porque el texto es muy fluido. Me han ofrecido textos supuestamente divertidos que a mí no me hacían gracia. En esos casos, tengo que rechazarlo aunque me guste la editorial, porque el sentido del humor es algo muy personal. Si a mí no me hace gracia, no hay manera de que pueda entrar en el texto. Aquí fue muy fácil”.
¿Cómo fue el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de documentación, de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “Como son sólo dos personajes, casi en tiempo real, me centré mucho en los personajes y en sus expresiones, porque creo que es lo mejor del texto, y es lo que te hace entrar en el libro -continúa Luciano Lozano-. Aquí he tenido la sensación de que más que ilustrador, era director de cine dirigiendo a dos actores. Como si lo único que hubiera tenido que hacer era elegir el encuadre y dejarlos a ellos solos. Me lo he pasado muy bien con ellos”.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Siempre me gusta jugar con el blanco, pero creo que aquí ha ido un paso más allá. Las ilustraciones respiran mucho, y lo he contrastado con algunos fondos de color naranja para que tuviera ritmo. Y a nivel técnico, he prescindido de la línea que suelo usar para resaltar a los personajes. Me da la sensación de que es más pictórico y menos gráfico, aunque es un cambio que igual no es tan obvio”.
¿Qué nos puedes contar de esas dos figuras que aparecen sobre el mueble, que se supone que estaban junto al jarrón, y que también aparecen en las guardas? “Pues son dos perros Foo chinos que tengo en mi casa -afirma Luciano Lozano-. Se usan para atraer la energía positiva en los templos. Como me encanta el interiorismo, siempre busco referencias, igual que el aparador midcentury que también aparece en el libro. Es mi época favorita en mobiliario. Empezaron siendo un motivo secundario, pero me di cuenta de que tienen una bola a sus pies, y como todo el libro va sobre una pelota, me pareció divertido jugar con esa metáfora visual”.

¿Con qué técnicas trabajaste? “Todo el libro es digital. Lo hice con mi iPad, que es la técnica que uso los últimos años, aunque intento trabajar como si lo dibujara a mano con acrílicos”.
Danos algunas pinceladas más sobre el proceso de realización de este libro. “Me pasa con este libro como con alguno más que he hecho últimamente, que mientras lo estoy haciendo me da la sensación de que me sale tan fácil que no está lo suficientemente trabajado. Es como si sólo valoráramos lo que cuesta trabajo y es laborioso. En otro momento, hace tiempo, habría añadido más elementos, pero ya me he dado cuenta de que una vez acabado, es de los que más me gusta como espectador”, confiesa Luciano Lozano.

“La afinidad con el texto y unos buenos editores hacen que las cosas sean muy fáciles. Y creo que a eso es a lo que hay que tender. El postit de las guardas del final con las 5 palabras escritas por la niña se me ocurrió cuando el libro estaba a punto de entrar en imprenta. Le pregunté a los editores y me dijeron que estaba a tiempo de incluirlo. Me gusta jugar con las guardas, y que la última tenga algún detalle diferente. Creo que aquí tiene mucho sentido que la niña se apunte las palabras en un postit”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Sí. Estoy con varios proyectos para editoriales francesas. Uno es la continuación de uno que he hecho este año sobre un gato viajero que envía cartas reales a unos niños, ‘Mon chat autor du monde’, de la editorial Didier Jeunesse. Y tengo dos proyectos empezados como autor, que espero que se editen el año que viene. Los títulos no son definitivos todavía”.
Cómic
Cecilia Vårhed nos habla de su trabajo en ‘Santa Carencia’
A Amor acaban de ponerle los cuernos y tiene que ser ella misma quien rompa con su novio por teléfono porque él es demasiado cobarde para hacerlo. Además, no tiene ni casa ni trabajo ni dinero. Lo que sí tiene es un grupo de amigos en los que no se puede confiar demasiado, pero que han creado una extraña dependencia entre sí y, a pesar de todo, permanecen juntos. Quizá lo que los une es que ninguno parece capaz de hacer otros amigos, y que tampoco están mucho mejor que ella. Entre fiestas decadentes, videojuegos, citas fallidas, sueños frustrados y mucho autodesdén, Amor hará todo lo que la procrastinación le permita para sobrellevar su pena. Con estas palabras La Granja Editorial nos presenta ‘Santa Carencia’. Con Cecilia Vårhed charlamos en las siguientes líneas sobre este cómic.

¿Cómo nació este proyecto? “Alquilé una habitación en una casa que pertenecía a un «grupo de medicina alternativa». Eran como una secta. Los coches aparcaban afuera todos los lunes y realizaban exorcismos en la planta baja, justo debajo de mi habitación, así que oía cánticos, toses, gemidos y gritos. Cada semana había una nueva catástrofe con mis amigos y nunca supimos por qué. Fue una época miserable y cómica. He hecho cómics sobre mis amigos toda mi vida, así que se ha convertido en una especie de hábito”.
¿Qué encontramos en este cómic? “Santa Carencia trata sobre unos amigos que tienen una dinámica de grupo muy extraña: creen que todos los demás son unos perdedores, como una forma de defenderse de ser ellos mismos los verdaderos perdedores. No soportan la idea de que alguien se separe del grupo y triunfe por sí solo. Dentro del grupo hay amor, pero es indistinguible del odio”, nos cuenta Cecilia Vårhed.

¿Cómo fue el trabajo previo al libro? Me refiero a la fase de investigación, la documentación, las pruebas, quizás incluso los dibujos en un cuaderno… “Solía hacer fanzines sobre cosas que me sucedían la semana anterior, y cuando tuve cinco, ¡sentí que debía rehacerlos en un libro! Fue genial porque a todos les pareció bien que los usara como personajes de cómic. Zack dijo que le hacía sentir «como una persona real». Algunos eventos reales se edulcoraron en la versión de cómic, y no al revés”.

“También se hicieron algunos cambios entre los fanzines y el libro. Alfons solía ser humano, pero muchos personajes humanos resultaban espeluznantes. Además, los hice mucho más atractivos en el libro que en los fanzines. En Suecia, los personajes suelen ser muy feos. Incluso los dibujantes más atractivos se hacen ver muy feos en sus cómics. Entiendo que es una representación del yo interior del artista. Y eso suma; cuando hice los fanzines estaba muy agotada y ansiosa, pero cuando hice el libro me sentí genial. Por eso Amor solía parecer anémica y ahora parece que le han hecho una transfusión de sangre”, asegura Cecilia Vårhed.
¿Cómo nacieron estos personajes? ¿Por qué son diferentes? Cuéntanos tu enfoque al crearlos. “Originalmente tenía más personajes, pero el editor sueco Fredrik Jonsson me recomendó este ejercicio narrativo genial: escribir cinco adjetivos para cada personaje, que no se puedan superponer con los de ningún otro. Así defines a los personajes con mayor claridad. Todos provienen en mayor o menor medida de personas que he conocido, pero me aseguro de que sean arquetípicos para poder seguir inspirándome en ellos, independientemente de quién esté o no en mi vida. Quiero que los personajes crezcan conmigo para poder seguir usándolos incluso cuando tenga 100 años y esté en una residencia de ancianos. Siempre habrá un Alfons o una Guerrera del Amor en algún lugar”.

¿Con qué personaje te identificas más? ¿O cuál tiene más en común con Cecilia? “Es una mezcla entre Amor y Alfons… Amor tiene más de mi historia, pero temperamentalmente soy más colérica, como Alfons. Aunque gran parte del personaje de Alfons depende de que sea un hombre. Hay muy pocas mujeres que puedan ser mujeres como Alfons”, continúa Cecilia Vårhed.
Cuéntanos algo sobre las ilustraciones. “¡Me encantan los estilos de dibujo que cambian mucho! Muchos dibujantes de cómics de mi generación en Suecia empezaron a leer manga en la biblioteca del colegio, así que tenemos esta raíz en común. Cuando una chica del instituto empezó a darme la lata con la anatomía, dejé de dibujar manga y aprendí cómics alternativos. Entonces quise volver a hacer algo bonito y lo mezclé todo”.

¿Con qué técnicas trabajaste en este libro? “El libro está hecho digitalmente, lo cual tiene un estatus bastante bajo en la comunidad artística. En el futuro podría volver al dibujo tradicional por un tiempo, o tal vez no. Para mí, lo más importante es la narrativa, y cualquier método que me permita hacerlo y, al mismo tiempo, tener tiempo para mi trabajo en la fábrica de cajas prevalecerá”, confiesa Cecilia Vårhed.
¿Cómo fue el proceso de creación de este libro? “Fue muy largo, ya que hice los fanzines hace algunos años. Tuve que encajar todo en una historia coherente. Sabía que quería seguir usando a los personajes durante mucho tiempo, y como esta es su historia, tuve que empezar el primer libro como en los fanzines”.

¿En qué estás trabajando ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “¡La secuela saldrá en Suecia dentro de un año aproximadamente! En el nuevo libro, la pandilla se ha separado por el tiempo y parece que a todos les va bastante bien. Pero, a medida que avanza, todo se desmorona y se ven obligados a reencontrarse con la amistad. Se embarcan en un viaje para ver si el destino existe y, sobre todo, si está de su lado o no. Ha sido genial escribir algo completamente nuevo con todo lo que sé sobre el mundo ahora y que antes desconocía. El proceso ha sido divertidísimo, como bajar una montaña en coche”.
Álbum Ilustrado
Antonio Lorente y su versión personal de ‘El Principito’
En esta edición ilustrada, la célebre narración ‘El Principito’ vuelve a latir con fuerza gracias al talento del reconocido artista Antonio Lorente. Su trazo delicado y expresivo aporta una nueva mirada al pequeño príncipe venido de otro planeta, cuyas preguntas ingenuas desvelan las verdades más hondas sobre la vida, la amistad y el amor. Con estas palabras nos presenta la editorial Edelvives este proyecto, sobre el que hablamos con su autor, Antonio Lorente.

¿Cómo surge este proyecto? “Fue una propuesta mía. Sabíamos que la obra iba a estar libre de derechos. Hace un par de años lo comenté con mi editora, y en realidad estábamos pensando en lo mismo, íbamos todos al unísono”.
¿Cuándo fue la primera vez que leíste ‘El Principito’? “Yo tuve dos lecturas importantes de ‘El Principito’ en mi vida. Luego la he leído otras muchas, pero la más importante y, digamos, la que me ha marcado en mi vida, fue cuando era un niño. Igual tendría 8 o 9 años. No le vi la profundidad que realmente tiene, sino que me pareció como un libro de aventuras, ¿no? Y me marcó, me encantó -confiesa Antonio Lorente-. Pero después tuve una segunda lectura cuando fui a vivir a Londres, a buscarme la vida. Lo leí en inglés, quería un libro sencillo, un libro que no fuese muy denso para aprender inglés y para hacerme con el idioma, y me leí ‘El Principito’. En esa segunda lectura ya empecé a comprender lo que era esta obra, qué es lo que te quiere decir. La magia de este libro es que cada vez que te lo lees le sacas una lectura diferente”.

¿Cómo ha cambiado un poco esa visión? Ahora que lo has trabajado más en profundidad, por decirlo de alguna manera. “He llegado a hacerlo propio, y eso está muy guay. Al final he construido mi propio universo de ‘El Principito’. Me headentrado tanto, tanto, que al final lo he hecho muy mío, que era de lo que se trataba. Respetando todo lo que viene siendoel libro, lo que es la historia, intentando siempre respetar al máximo su imaginario. Pero en este caso me he permitido incluso algunas licencias”.
“Tienen bastante similitud, si te das cuenta, porque tiene mucho espacio blanco. Era difícil intentar hacer un libro con mi estilo de algo tan sencillo. Esas pequeñas líneas del autor, y hacerlas de repente tan barrocas… Entonces, ahí tuve un poco de miedo al principio, pero luego pensé que era una idea bastante buena, hacer una nueva versión”, asegura Antonio Lorente.

¿Has disfrutado este proyecto? “Un montón, lo he disfrutado muchísimo. Empecé con miedo, pero me suele pasar en muchos proyectos, sobre todo con proyectos que tienen una iconografía tan marcada, como el caso de ‘El Principito’. Esemiedo fue desapareciendo conforme humanicé a Mi Principito, y estoy súper contento, la verdad, con lo que he realizado”.
Recuero, por ejemplo, cuando hablábamos sobre tu trabajo en ‘Peter Pan’, como le habías dado también tu toque al personaje… ¿Cómo es El Principito de Antonio? “Yo quería que fuese muy especial. Muy especial ya desde ese primer impacto visual. Y al principio empecé a inspirarme un poco, no en el personaje en sí de Eduardo Manos Tijeras, pero sí en esa sensación que transmite de pureza, de nobleza, de un punto lunático. Por eso, cuando empecé a crear ‘El Principito’, en los primeros pasos, le di muchas vueltas, hasta que llegué al que quería. “Al principio lo hice como muy repeinado, y empecé como a desmelenarlo, a sacarle mechones más largos, a darle ese punto más lunático que yo considero que tiene, hasta que dije: “lo tengo”, este es El Principito que tiene que salir”, afirma Antonio Lorente.

Si hablamos de técnicas, imagino que está en la misma línea que los últimos proyectos… “Sí, es cierto que estoy retrocediendo, estoy volviendo a las bellas artes… pero luego, como todo, lo termino digitalizando, dándole toques de color digital, pero sí que hay mucho de gouache, de óleo, de técnica artesanal tratada con alguna pintura digital o con toques concretos”.

¿Qué hay de Antonio Lorente en este Principito? “Pues yo diría que todo, tiene todo de mí, porque he intentado volcar todo lo que sé en este libro y la verdad que viendo el resultado final estoy súper contento, he salido de mi zona de confort también, porque es algo muy diferente a lo que suelo hacer, imágenes sin fondo. “No me habría imaginado nunca hacer un libro prácticamente sin fondo, y que a la vez funcione como esa sensación de espacio. Todo lo conceptual que he metido en este libro creo que ha funcionado, y como objeto final estamos muy contentos”.
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