Entrevistas
‘Cinematográfico’, de Ana Pez y Gema Sirvent

Descubre de la mano de la primera directora de cine de la historia, Alice Guy-Blanché, los entresijos de la creación del séptimo arte. Desde la invención del Cinematógrafo de los Hermanos Lumière hasta el cine de hoy en día. Te mostraremos los secretos que se esconden en los planos y las angulaciones, y descubrirás los principios del lenguaje cinematográfico. Si te gusta el cine este libro no puede faltar en tu biblioteca o tu filmoteca… porque éste no es un libro cualquiera, es una experiencia cinematográfica. Así nos presenta la editorial Libre Albedrío este maravilloso trabajo de Gema Sirvent y Ana Pez. Con ellas hemos charlado un poquito acerca de este libro.

¿Cómo nace este proyecto? Gema Sirvent: “Siempre me ha fascinado el cine, desde niña he sido muy cinéfila, pero no fue hasta que llegué a la universidad y estudié Lenguaje fílmico, que empecé a entender de dónde venía esta fascinación. El cine tiene su propio abecé y este libro surge de la intención de hacerle un pequeño homenaje a mi profesor de esta asignatura que falleció hace unos años, Fernando Embid. Él fue quien me enseñó a entender el cine y a valorarlo como el arte que es”. Ana Pez: “La propuesta vino de Gema en una Feria de Bolonia hace unos cuatro años”.
¿Qué te pareció la propuesta de este proyecto? Ana: “Como Gema, soy una gran apasionada del cine desde niña. Como para ella, para mí es un placer y una pequeña guía para entender el mundo. Hacer un libro sobre cine me parecía un regalo”.

¿De dónde viene esa pasión por el cine y el audiovisual? Gema: “Creo que es una pasión heredada de mi padre, él fue quien me introdujo en el cine de Chaplin, los clásicos, el musical y por supuesto el cine fantástico (mi género de cabecera). Mi padre me llevaba mucho al cine. Me encantaban las antiguas salas que había en Alicante cuando era pequeña, y al lado de mi casa había un cine de verano donde proyectaban clásicos. Allí vi, por ejemplo, el Mago de Oz, siendo muy pequeña, y creo que me fui enamorando de este arte”.
En el libro se hace un repaso a la historia pero hay un personaje destacado, ¿quién es Alice? Gema: “Alice Guy-Blanché fue la primera persona en dirigir una película narrativa de ficción. Cuando yo estudiaba hablábamos de Georges Méliès como el primer director de cine de la historia, y más tarde descubrí que la figura de Alice fue relegada de los libros teóricos por el simple hecho de ser mujer. Una auténtica injusticia, pues fue una mujer extraordinaria, pionera en muchas de las técnicas y efectos especiales que hoy conocemos, creó la profesión de productor, fundó su propio estudio cinematográfico, Solax Company, y rodó películas de todos los géneros. Vivió de su profesión. Y aunque en su época fue reconocida y admirada por sus compañeros de oficio, más tarde desaparecería de los libros de historia siendo sustituida por su coetáneo Georges Méliès como primer cineasta. Desde finales del siglo pasado se está reivindicando su figura y me parecía importante que fuera ella la protagonista de esta historia, nuestra maestra de ceremonias, guiándonos por las páginas de este libro”.

¿Qué nos puedes contar de las ilustraciones para este trabajo? Ana Pez: “Fue muy divertido hacerlas. He trabajado con una amplísima libertad y confianza que Gema me ha dado, y he podido mezclar libremente estilos gráficos haciendo un libro muy rico y dinámico, creo. Para cada cosa, usaba el estilo de dibujo que creía era necesario. Por ejemplo, a la hora de retratar a personajes emblemáticos del cine, he usado un dibujo muy realista, para evitar el uso de fotografías, pero que los retratados fuesen rápidamente identificados. Pero también he usado un trazo mucho más suelto e incluso salvaje y naif para el personaje de Alice y su animal de compañía, y para otra partes del libro. He puesto el lenguaje gráfico al servicio de la narración. Aderezado con una gama de colores muy pop”.
¿Con qué técnicas trabajaste? Ana: “Mezclé técnicas analógicas con digitales. Dibujos a lápiz, tinta china y texturas con tinta, y recortes de formas y color con photoshop”.

¿Cómo ha sido el proceso de investigación/documentación para este libro? Ana Pez: “De ensueño. Ver películas e investigar sobre cine para hacer un libro son como los deberes ideales. Además de poder incluir guiños a películas que Gema y yo adoramos”.
De todo lo que cuenta el libro, ¿qué parte de la historia, herramienta o recurso audiovisual es el que más os gusta o llama la atención? Gema: “A mí me fascina cómo colocando la cámara en una angulación o escala determinada puedes cambiar por completo el sentido de lo que se está contando en la pantalla, y cómo este lenguaje ha ido evolucionando a lo largo de la historia y cada director lo ha adaptado a su forma personal de narrar”. Ana: “Yo estoy muy contenta con el metalenguaje que he creado con las imágenes durante todo el libro, especialmente notable en algunas páginas. Los personajes nos cuentan cosas sobre la historia o el lenguaje del cine, pero a la vez viven su propia relación con el tema o entre ellos a lo largo del libro. Para mi era muy importante no descuidar la propia vida del libro, su propio camino y alma, sin que dejase de aportar la parte informativa”.

Una película (no tiene por qué salir en el libro). Gema: “Es muy difícil elegir una sola película, soy muy de seguir a directores, pero bueno si tengo que elegir, te podría decir “Blade Runner”, es una de mis muchas favoritas, y “Cantando bajo la lluvia” siempre me pone de buen humor. Ana Pez: “’Caras y lugares’ de Agnès Varda y JR. Es un documental maravilloso de estos dos artistas, que se llevan unos cincuenta años de diferencia, viajando por toda Francia llevando a cabo proyectos artísticos, poniendo el foco en las personas más que en el artista. Creo que es una peli genial para una cuarentena, o para cualquier momento”.
¿Cómo es el papel de editora y autora? Gema: “Para este libro he contado con la mirada de Roger Alemany que ha hecho un poco de editor por parte del texto y del talentoso Kike Ibañez que nos ha prestado su visión de la obra. Como autora soy muy insegura, cosa que no me pasa cuando edito que suelo tener muy claro el planteamiento del libro antes de empezar a trabajarlo. Creo que es imprescindible tener una mirada externa y formada que edite el libro y en este caso he contado con dos fantásticos asesores”.

¿Qué supone el reconocimiento de Bolonia? Gema: “La Feria del Libro de Bolonia es la más importante de nuestro sector, obtener un reconocimiento allí es alucinante porque compites con libros de todo el mundo. Esta mención es un gran privilegio. Me siento muy afortunada”. Ana Pez: “Pues es una maravilla y un honor, también es una lástima que por las circunstancias generadas por el coronavirus no va a tener ni de lejos la repercusión que habría tenido si la Feria de Bolonia se hubiese realizado. Nuestros ánimos y atención están puestos en otra cosa, es normal. Pero nosotras vamos a seguir trabajando y, para terminar con una frase de cine: Definitivamente, mañana será otro día”.
Álbum Ilustrado
Elena Val y la espera de ‘El hijo del astronauta’

‘El hijo del astronauta’ hace tiempo que no ve a su papá: está en una misión espacial. «Cuando papá regrese, habrá una gran fiesta. La gente orbitará a su alrededor para decir: “¡Bienvenido a casa! ¡Bienvenido a casa!”. Solo yo diré casa de verdad». Con estas palabras la editorial Ekaré nos presenta este álbum ilustrado, un trabajo de Elena Val, con la que hemos charlado sobre este proyecto.
¿Cómo nace este proyecto? “Nace de pequeñas ideas que van germinando, se van sumando, solapando, empujando, ¡también boicoteando! Hasta que, por suerte, todo encaja. Una de ellas sería el trasfondo de la figura del héroe -nos cuenta Elena Val-. Me refiero a lo que hay detrás de ese momento de valentía en el que el héroe (ficticio o real) lleva a cabo su cometido, el acto heroico en sí, en el que es capaz de sacrificarse por los demás. Y como que suele tratarse de unos “demás” genéricos, me pregunté por cómo viven esa heroicidad sus seres queridos, que inevitablemente quedan relegados por debajo del rango de prioridades y responsabilidades del héroe”.

“Eso por un lado. Otras ideas surgen de todo un background personal. Un chup-chup de fondo que se fue cocinando entre tantos amigos y conocidos hijos de padres ausentes de mi generación y que a su vez crecimos alucinando con las noticias sobre alunizajes y la fantasía de los viajes interestelares. Y así un buen día, pum, apareció el astronauta como un heroico profesional y como la figura paterna más alejada del planeta. Y a partir de ahí, un boceto de un sofá flotando en la nada y un niño sentado junto a un traje vacío”.

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Puede haber diferentes interpretaciones, pero en cualquier caso los lectores compartirán la espera larga, entretenida y paciente de un niño que imagina, planea, proyecta, se hace preguntas y sueña despierto, pendiente del regreso de su papá -asegura Elena Val-. El niño vive en esa especie de paréntesis temporal continuo sin ser muy consciente de la soledad que siente, y tampoco de lo bien acompañado que está”.


En ‘Nubes en la cabeza‘ ya abordabas un tema de calado como la demencia. ¿Qué importancia tiene para ti el álbum ilustrado para abordar cualquier tema posible? “Si vemos los libros ilustrados como pequeñas ventanas por las que se asoma el mundo (bajo unas reglas determinadas), me parece lógico que contengan toda una gran variedad de temas propios del pensamiento humano con sus infinitos modos de enfocarlos. Pueden mostrar situaciones más o menos reconocibles o también sorprendentes, muy extrañas o completamente ajenas. Como formato es genial porque, entre otras cosas, la relectura tiene el súper poder de convertir lo extraño en reconocible. Aunque “reconocer” no tiene porqué significar “entender”.
“A mí, en particular, me parece interesante que la puerta de la interpretación quede entreabierta. De hecho, me gusta mucho pensar en la lectura del álbum ilustrado como un viaje a través del tiempo y el espacio, en el que simplemente nos dejamos seducir por la forma y el contenido tanto de la imagen como del texto. Pienso que hay mucho potencial en todo ese juego, tanto para los lectores como para los autores”, afirma Elena Val.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Para este libro usé una gama cromática un poco distinta con predominio de colores primarios tradicionales (sobre todo el azul). Además de ser una paleta sencilla típica de los juegos infantiles, son tonos que me recuerdan a los colores corporativos de la carrera espacial (los símbolos, los logos, las banderas, las naves, también el cielo y el sistema solar). Combinados con grises y negros generan un contraste que me encaja con el tono del argumento, con las luces y las sombras del espacio y de alguna manera también con el contraste de conceptos opuestos que se pueden encontrar entre líneas como por ejemplo el héroe y el padre ausente, lo cotidiano y lo excepcional, la fama y la familia, la admiración y la confusión, el pensamiento y la realidad, la celebración y el silencio… También es verdad que en este álbum en concreto, el color destaca en todas las páginas como mancha plana y simplifica bastante las formas si se compara con otras ilustraciones en las que empleo más lápiz o tinta y juego más con gradientes y volúmenes. Pero aunque el resultado pueda parecer algo distinto a trabajos anteriores, siempre me ha gustado alternar las dos cosas”.

¿Con qué técnicas trabajaste? “Gouache y algo de lápiz. Un par de ilustraciones tienen algún ajuste de color o algún retoque de fondo digital. El rojo es acrílico mate”, relata Elena Val.
Cuéntanos un poco más sobre el trabajo de elaboración de este libro. “Igual que en “Nubes en la cabeza”, después de la primera imagen (la del sofá), fueron surgiendo otras ideas encadenadas, sobretodo visuales, que describían el día a día y el contraste social en la vida de un niño con un padre astronauta. Ahí ya tenía claro de qué iba a hablar y también el tono que quería utilizar. Encontrar un orden y un propósito para unir todos los puntos me resultó más difícil».


«Recuerdo investigar mucho sobre la vida en el espacio y encontrarme dándoles vueltas a pensamientos en principio inútiles como “Y en el espacio ¿se sentirá agorafobia o claustrofobia?” En esa fase mis proyectos suelen ser muy caóticos, pero preguntas como ésta son las que después me sirvieron para decidir explicar la historia a través del diálogo interior del protagonista. Me encantó trabajar en equipo con Cecilia Silva-Díaz e Irene Sabino de Ekaré que me hicieron tomar consciencia de mi forma de narrar y me ayudaron a ajustar y pulir el texto. Guardaré muy buen recuerdo del proceso de este libro”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Ahora mismo acabo de entregar unas páginas para una revista infantil. Es fantástico investigar y aprender mientras se ilustra. En breve empiezo con un trabajo colaborativo de no ficción. Pero aún está todo muy verde. Por cierto, un color difícil de encontrar este libro”.
Cómic
Verónica Álvarez nos cuenta su trabajo en ‘Las Hericornias’

Cada cien años, el reino de Lemuria envía a su heredera al templo de la diosa Aurora para pedirle protección y formular un deseo. Celeste ni siquiera tenía que haber sido la heredera, pero la débil salud de su hermana impide que ella tome el mando y, ahora, el futuro del reino está sobre sus hombros. ¡Y encima tiene que ir sola hasta el templo! Sabe que el viaje será largo y que estará sembrado de obstáculos, puede que hasta peligros… Aunque, por suerte, podrá contar con las armas de Lemuria y con su unicornia, Sadalbari. Cuando su camino se cruce con el de otras cuatro Hericornias, herederas unicornias de otros reinos, Celeste se dará cuenta de que su glorioso destino no tiene nada de único… Pero, también, de que no tiene que cumplirlo sola.
Con estas palabras la editorial Astronave presentaba la primera entrega de ‘Las Hericornias’, un trabajo de Kid Toussaint y Verónica Álvarez. Con ésta última hemos charlado sobre su trabajo en estos cómics.

¿Cómo nace este proyecto? ¿Cómo cobraron vida sus personajes? “El proyecto nació en Le Lombard, cuando le ofrecieron a Kid Toussaint hacer una historia sobre unicornios guerreros. Él creó el concepto de las ‘Hericornias‘ basándose en las historias de magical girls y creando y un universo lleno de magia y aventura. Kid y yo nos conocimos unos años antes en Angôuleme y durante ese tiempo había trabajado en la peli de ‘Mi pequeño Pony’, así que cuando surgió esta proyecto teníamos la excusa perfecta para trabajar juntos”, nos cuenta Verónica Álvarez.
¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Una historia llena de aventuras llenas de fantasía y humor, un grupo de chicas muy fuertes pero muy distintas entre sí que tendrán que aprender a trabajar juntas en equipo, y sobretodo, ¡un montón de unicornios con poderes únicos!”

¿Cómo es el trabajo con Kid Toussaint? “Una vez tiene el guión completo de cada libro nos reunimos para resolver dudas y hablar de cómo nos imaginamos ciertos personajes, escenarios, situaciones, estilo… Le mando mi propuesta de story y una vez que vemos que la lectura y el ritmo funcionan me pongo a trabajar en el acabado final en digital. La verdad es que da gusto trabajar con él, y me ha ayudado mucho a la hora de entender cómo se trabaja en el mundo del cómic”, asegura Verónica Álvarez.
¿Cuántos libros de Las Hericornias podemos encontrar en el mercado? “En el mercado franco/belga sale el tercer libro de la serie el 25 de abril, y en España tenemos de momento de la mano de Astronave el 1 y el 2 y próximamente el tercero”.


¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para estos libros? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Mi estilo es una mezcla de Disney, con algo de manga, con algo de videojuego, con algo de lo que aprendí mientras trabajaba en animación… Un popurrí de todo lo que me gusta y todo lo que visto y leído y jugado durante mi infancia, que creo que pega con la historia y conecta con el público a quien va dirigida -continúa Verónica Álvarez-. En mi caso que he trabajado en más sectores, la diferencia principal con el cómic es el nivel de creatividad que puedes aportar, desde la creación de los personajes, el universo, la narrativa, el color… tienes el control de todo, y eso hace que sea algo muy personal y especial con lo que estoy disfrutando un montón”.


¿Con qué técnicas trabajas? “Quitando el story a mano en una libreta, lo demás es digital. Organizo las páginas en clipstudio, pero para el acabado final uso photoshop”.
Danos algunas pinceladas sobre el proceso de elaboración de estos libros. “Una vez me he leído todo el guión, me pongo a trabajar en el story. Ahí básicamente me hago un resumen de una frase de lo que se quiere transmitir en esa página, e intento diseñar toda la página para que la narrativa ayude todo lo posible para transmitir esa idea, dejando más espacio a las viñetas dónde quiero que el lector permanezca más tiempo o en las que quiero destacar más porque sucede algo importante -relata Verónica Álvarez-. Dentro de cada viñeta siempre tengo en cuenta dónde irán colocados los bocadillos y con el espacio que me queda intento elegir el plano que me ayude a situar la acción o a ver más las reacciones de los personajes, o el detalle de aquello que quiera destacar… siempre teniendo en mente el concepto que quiero transmitir en la página”.

“Después paso a limpio la línea y finalmente con el color, intento trabajar por escenas y que cada escena tenga una paleta de color con la que se pueda identificar rápido lo que está pasando y que además en cada viñeta ayude a poner el foco de atención en las cosas que me interesa resaltar en la página para que la idea llegue clara al lector. Al final es usar cada paso y cada herramienta de las que disponemos como un refuerzo para transmitir ese concepto inicial”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Estoy trabajando en ‘ Las Hericornias’ 4, en ‘A bailar’ 4 (de María Menéndez-Ponte para editorial SM) y próximamente empezaré un proyecto nuevo junto a Giovanni Di Gregorio. Tengo entretenimiento para rato”.
Álbum Ilustrado
Daniel Piqueras Fisk nos sitúa ‘A vuelo de pájaro’

¡La naturaleza es tan alucinante! No soy lo que se dice un valiente, pero, aún sin saber de dónde, nació de mí un instinto protector desconocido hasta entonces. Embárcate con nosotros en un viaje por el mundo, que nos llevará por cielos, valles, mares y montañas. A la búsqueda de la bandada perdida. Con estas palabras la editorial Tramuntana nos presenta ‘A vuelo de pájaro’, un trabajo de Daniel Piqueras Fisk, con el que charlamos un poco más sobre este libro.

¿Dónde está el origen de este proyecto? “En la observación y el pensamiento libre, como siempre. Los que contamos historias estamos siempre con una alerta puesta. Observamos la realidad, sensibles a cualquier estímulo que despierte una idea. Siempre andamos buscando, aunque no seamos conscientes de ello. Es un modo de ver el mundo, a veces un poco incómodo”.
“A Vuelo de Pájaro no fue una excepción -continúa Daniel Piqueras Fisk-. Miraba una enorme bandada de estorninos, danzando de modo imposible, cuando me surgió una pregunta: ¿nunca se chocan?, ¿no hay ningún accidente? Seguro que sí y, si no fuera así, ¿qué pasaría si alguno de estos pajarillos chocara con otro y perdiera a su bandada? Y a partir de ahí empieza a crecer una historia, por delante y por detrás. La aventura no para de rumiar en mi cabeza hasta que la llevo al papel y empiezo a ver sus posibilidades. Algunas historias se quedan en esta primera fase, otras se materializan en un libro terminado”.

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Un viaje, un reto y mucha emoción. Dibujo lleno de movimiento con un final incierto”.
¿Cómo ha sido el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “Tampoco he investigado mucho, es más un impulso -asegura Daniel Piqueras Fisk-. La lógica y la coherencia de todos los elementos de la historia es lo más importante… lo demás, te lo puedes inventar”.
¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? “Siguen la línea de álbumes anteriores. Dibujo limpio, trazo ágil y utilización de color de manera muy selectiva”.

El uso del color me parece que vuelve a tener un papel destacado. “Utilizo poco el color porque tiene mucha importancia. Lo reservo para elementos que quiero resaltar o cuando el dibujo lo pide. Es parte de un estilo que he desarrollado durante estos años”, afirma Daniel Piqueras Fisk.
Y viendo el título, la perspectiva seguro que también. “Me gustan las historias donde pueda trasmitir emoción a mis lector@s”.
¿Con qué técnicas trabajaste? “Intento ser lo más fiel posible al trazo directo, al rotulador sobre el papel. Intento utilizar lo menos posible las técnicas digitales, reservadas para la inclusión del color. El trazo de un lápiz o un rotulador sobre el papel es una sensación única. Dibujar con un lápiz digital, en mi caso, nunca podrá sustituir el placer del trazo directo, su sonido, olor y vibración”.

Cuéntanos un poco más sobre el trabajo de elaboración de este libro. “No soy dibujante de gran producción, no saco más de dos libros al año. Podría hacerlo pero, seguramente, tendría que sacrificar algo de calidad. En cada libro me implico y necesito estar contento con el resultado final -confiesa Daniel Piqueras Fisk-. Me siento muy afortunado por seguir publicando y el nivel de exigencia que me impongo creo que es lo que me mantiene ahí. Le doy muchas vueltas a la historia, al texto, los protagonistas crecen conmigo durante el proceso y no doy por terminado un trabajo hasta que no estoy realmente convencido de haber hecho algo bueno”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Estoy terminado una novela gráfica. Es un salto que llevo tiempo queriendo dar. El paso del álbum a la novela gráfica es importante. Es mucho trabajo, hablamos de una obra de 250 páginas y 2 ó 3 años de desarrollo. Hay que prepararse, entrenar la paciencia y ejercitar la moral y el ánimo. Siempre hay que estar preparado para que sea un fracaso. No todo acaba cuando se termina de dibujar una historia, hay que buscar una editorial valiente que te lo publique… y eso nunca es fácil. Es la parte menos agradecida de este sector pero necesaria”.
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