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Entrevistas

Victoria Semykina y Truffaut, el niño que amaba el cine

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“Un hombre se forma entre los siete y los dieciséis años. Después vivirá de todo lo que ha asimilado entre esas dos edades”. Para François Truffaut, tan solo el cine iluminó ese período de crecimiento y formación. La Editorial Libre Albedrío nos presenta este álbum ilustrado, ‘François Truffaut, el niño que amaba el cine’, un viaje fascinante y emotivo por la infancia de uno de los directores de cine más relevantes de la historia. Su vida está marcada por su amor por el cine. En este álbum encontramos un homenaje no solo a la vida de su protagonista, también al cine y a las películas que amaba, y que le convirtieron en el genio contemporáneo que hoy recordamos». 

«Premio Andersen 2021 al mejor álbum ilustrado. Por sus ilustraciones vivas y elegantes, nerviosas y musicales, siempre marcadas por un dominio seguro de las técnicas. Acompaña brillantemente un diálogo ameno y cercano que se desarrolla página tras página entre la historia escrita con palabras y las imágenes. Una narrativa eficaz, envolvente y emotiva que atrapará al lector desde su portada hasta la última página. Un trabajo de Luca Tortolini y Victoria Semykina. Con ésta última mantuvimos la siguiente conversación en torno a su trabajo en este maravilloso libro.

Victoria Semykina

¿Cómo nace este proyecto acerca de Truffaut? Victoria Semykina: “Recibí una carta del escritor, Luca Tortolini, en la cual me proponía hacer un libro para niños sobre Truffaut. Esta idea me pareció totalmente loca, porque hoy día tenemos libros para niños, como libros biográficos, sobre David Bowie, pero el tema era tan extraño, nouvelle vague para niños, en un libro ilustrado. Pensé que era completamente loco, y tenía previsto rechazar el proyecto, pero por suerte, soy una gran fan de la nouvelle vague y recuerdo que me fui a la cama y soñé con este libro toda la noche. Y cuando desperté, decidí que no podía rechazarlo porque era un desafío, iba a ser muy difícil, en particular vender este libro. Lo podía hacer, pero encontrar un editor…”.

“Y otro tema que es muy complicado, y pensé en esto al principio, es que hablamos de cultura francesa, y los franceses en general son muy celosos en cuanto a su cultura. Y un autor italiano que escribe una historia en italiano con una chica rusa que ilustra esta historia, pensé que iba a ser muy difícil publicar este libro en francés. Y de hecho, no encontramos editorial en francés. La mayoría de las editoriales francesas interesadas nos decían abiertamente: “Si fuesen ustedes franceses, el libro ya estaría publicado. Pero como no son franceses, tenemos miedo de publicarlo, a pesar de que nos gusta mucho. Entonces cuando desperté, me di cuenta que el libro sería ideal en términos de los hechos de nouvelle vagueporque somos extranjeros y no tenemos derecho a equivocarnos. Entonces tenía que estudiar muy en profundidad toda la historia, toda la biografía de Truffaut, nouvelle vague y todo. Y otra cosa, también me di cuenta que no podía ser sólo para niños, y tampoco podía ser solo para aficionados al cine, tenía que ser dos cosas reunidas. Así fue como empezó”, nos relata Victoria Semykina.

Victoria Semykina

¿Qué encontramos en este libro? “Cuando decidí ilustrar este libro, decidí meter dentro muchas referencias a diferentes películas. Entonces encontraremos referencias a películas de Truffaut, y las películas que Truffaut pudo haber visto cuando era niño, porque era un loco del cine, intentaba escapar del cole, te acordarás de ‘Los 400 golpes’ por supuesto. Y cuando trabajaba para “Cahiers du Cinéma” como crítico de cine, sé que adoraba a Hitchcock, entonces encontraremos algunas referencias a Hitchcock y el mismo Hitchcock. Casi todas las películas están aquí en lengua original, decidimos no traducirlas, los aficionados al cine podrán encontrarlas. Estas películas son películas que Truffaut vio cuando trabajaba como crítico y director de cine. Y pensé que podría ser buena idea poner las referencias para que todo el mundo las pueda reconocer, como Chaplin. Todo el mundo conoce Chaplin, incluso alguien que no tiene ni idea de cine. Nosferatu es un poco más complicado pero aun así es fácil de reconocer. Y otros caracteres como Doctor Caligari son para un público un poco más sofisticado. Intenté hacer varios niveles de aficionados al cine, por decirlo de alguna manera. Y pregunté a mis lectores y seguidores si habían comprado este libro para niños, para ellos mismos o para aficionados al cine. El resultado fue muy sorprendente porque casi el 90% de ellos compraron este libro para ellos mismos y no para sus niños. Es un poco decepcionante. Pero es importante que funcione”, asegura Victoria Semykina.

Victoria Semykina

¿Qué sabías de Truffaut antes del proyecto? Y ahora, ¿cual es tu visión sobre este cineasta ? “Evidentemente me encanta Truffaut. No había visto todas sus películas, pero había visto ‘Los 400 golpes’, y algunas de las películas que hizo más tarde, pero soy una gran fan de ‘Los 400 golpes’. Y he leído el libro, me han impresionado mucho las entrevistas que hizo Truffaut a Alfred Hitchcock. Estudié la historia del cine en la escuela de arte, no era una asignatura obligatoria, la escogí porque me encanta el cine, y recuerdo que mi profesor me habló de este libro. Lo encontré en una edición muy bonita, grande, con fotos e instantáneas de películas. Me impresionó mucho cómo redescubrió a Hitchcock para los amantes del cine. Eso es lo que conocía de Truffaut”.

“Por supuesto -continúa Victoria Semykina-, tuve que ver todas sus películas, tuve que estudiar sus libros biográficos, las fotos. De hecho es casi imposible encontrar fotos de su niñez. Hay tres o cuatro imágenes, muy borrosas, donde casi no se ve nada. Entonces recreé esta visión de él, porque nadie sabe cómo era de niño. Y fue muy interesante y cada vez que empiezo un libro, estoy intentando crecer y descubrir algo nuevo para mí. Y siempre es un desafío y es muy interesante”.

Me gustaría que nos contaras algo sobre tus ilustraciones para este libro. “Usé una gama de colores muy limitada porque nos preguntamos con Luca Tortolini si debíamos enseñar qué ocurría durante la segunda guerra mundial, porque en esta época, Francia estaba bajo la ocupación nazi. Y recuerdo que me preguntó: “¿Piensas dibujar a los nazis?” Y le dije: “No, creo que es demasiado para este libro”. Y dije: “¿Sabes? Voy a usar una paleta de colores muy limitada, colores fríos, muchos azules, para que se pueda sentir que es una época muy dura. Recuerdo que, cuando terminé el libro, lo llevé a la feria del libro de Bolonia y algunos editores dijeron que los colores era un poco deprimentes y los editores franceses dijeron que era un poco glamuroso. Y pensé que probablemente había encontrado el equilibrio perfecto, no es demasiado deprimente y no se parece demasiado a la visión europea de la cultura francesa, si podemos decirlo así. Espero que sea un buen equilibrio”, asegura Victoria Semykina.

Victoria Semykina

Y, ¿en cuanto a la técnica? “Lo que descubrí, cuando estaba trabajando en este proyecto, es que es mejor para mí dibujar varias versiones de una ilustración en vez de trabajar en una sola versión. Por ejemplo, la doble página con la vista de París, la hice en un par de horas. Para todas las páginas que dibujé, como ésta, hice muchas versiones, por lo menos tres o cuatro, pero todas bastante rápido porque la frescura de la imagen, para mí, es crucial, y el único método para lograr esta frescura, es cuando vuelvo a dibujar una cosa una vez tras otra. Y una de las veces, hay un clic y funciona. Este fue el método. Es muy difícil trabajar de esta manera, necesita mucha energía porque tienes que estar muy concentrada durante un par de horas. Normalmente me siento exhausta y tengo muchísima hambre, puedo comerme un elefante después de dibujar una imagen -bromea Victoria Semykina-. Esto fue lo que descubrí cuando trabajaba en este libro porque me dí cuenta que tenía que trabajar de esta forma. Algunos artistas pueden trabajar en el mismo dibujo durante una semana o más, para dibujar pequeños detalles. Para mí, no funciona así, necesito poner toda mi energía en un par de horas. Y si no funciona, debo volver al empezar desde el principio”.

Victoria Semykina
Victoria Semykina

Una película de Truffaut… Aunque después de escucharte igual nos lo podemos imaginar… “Los 400 golpes sin duda. Tuve la suerte de verla dos veces en pantalla grande, una vez en el museo del cine y otra vez en Bolonia, donde tenemos un festival increíble de cine al aire libre en la plaza principal de la ciudad. Tenemos la pantalla más grande de Europa. Todas las películas se proyectan en lengua original. Y cuando la vi, fue increíble porque ves las estrellas, ves la arquitectura del Renacimiento y mucha gente, miles de personas viendo esta película. Recuerdo que lloré al final como si la viera por primera vez. Me encanta de verdad esta película. Es genio en estado puro. Y creo que es la mejor película de Jean-Pierre Léaud, el actor protagonista”.

Y finalmente, ¿en qué estas trabajando ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Es un secreto porque, sabes, tengo la experiencia de que, si digo algo acerca de mi proyecto en curso, no se materializa nunca. Entonces prefiero guardarlo secreto. A lo mejor podemos hablar de esto en un par de años, ya lo verás”, afirma Victoria Semykina.

Una última pregunta. ¿Cual es la experiencia de este libro con los lectores? Vi en las redes sociales una exposición en Salerno con las ilustraciones de este libro. Vi una reproducción de las ilustraciones en formato grande. “Sí. Hay una asociación cultural “Tempi moderni”, y decidieron hacer una gran exposición, íntegramente dedicada a la nouvelle vague, es muy bonita, con fotografías muy raras, impresas en muy buena calidad y en tamaño enorme. Y sencillamente invitaron a nuestro libro a formar parte de ello. Estaba muy sorprendida, pregunté: “¿Dónde nos encontrásteis?” El director de la exposición dijo: “En la librería, compré vuestro libro”. Fue increíble, ¡alguien compra tu libro y te invita a una exposición! Llevé los originales a esta exposición y los imprimieron en tamaño enorme, como un mural, de tres metros por cuatro. Nunca había visto una calidad de impresión tan buena. Esto crea una atmósfera muy especial. Entras en la exposición y te envuelve instantáneamente. Hice una pequeña serie de estos dibujos, de los objetos, como si fueran de Truffaut. Dibujé viejos zapatos, un lápiz, un libro, una llave, y los puse todos juntos en una pared para retratarlo a través de estos objetos. Esta exposición va muy bien y los comentarios fueron muy buenos y calurosos, estoy muy contenta con ello. También fue muy sorprendente. No me esperaba que hubiera tantos fans de la nouvelle vague en el sur de Italia”.

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Cómic

Fran Mariscal une problemas sociales y fantasía en ‘Moribundo’

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Fran Mariscal

Novelista de terror en cierne, Egon trata de mantenerse a flote mientras su vida entera se va a pique. La causa de su caída se llama Liz Tombstone y es la única heredera del antiquísimo clan de vampiros que gobierna la localidad de Hollow Hill. Juntos, Liz y Egon han establecido una relación tóxica que solo puede conducir a un destino peor que la muerte. Fran Mariscal debuta con una historia angustiosa y sobrenatural a medio camino entre el horror y el delirio, una historia que expresa al mismo tiempo el miedo a la separación y la esperanza de construir una vida mejor. Norma Editorial publica este cómic. Sobre ‘Moribundo’ hablamos en las siguientes líneas con su autor.

Fran Mariscal

¿Dónde está el origen de este proyecto? “Nace, precisamente, de una depresión que tuve a raíz de una ruptura de pareja que fue muy nociva, y que termina en una depresión. Estuve yendo a una psicóloga, con terapia, rodeado de la familia, todo para salir del bache. Y fue durante estas sesiones donde la propia psicóloga me sugirió la idea de que yo expresara, purgara ese malestar que tenía, mediante la escritura. Como la escritura no era mi medio de expresión, decidí hacerlo mediante el dibujo. Hice algunas páginas, pero no lo continué porque no estaba en condiciones en ese momento de hacer realmente nada”.

“Pasó el tiempo, me recuperé, rehice mi vida, con todo lo que conlleva una recuperación, que es un proceso lento. Cuando ya me vi más capacitado, retomé aquellas páginas y sentí la necesidad de terminar ese tebeo para ya purgar del todo lo que tenía ahí dentro. También para utilizarlo a modo de cuento, como podría ser un cuento de los hermanos Grimm, con metáforas y con alegorías de los peligros que de adultos nos podemos encontrar, por ejemplo, lo que puede ser una depresión, o una relación de pareja tóxica y relaciones, en general, nocivas”, nos cuenta Fran Mariscal

Fran Mariscal

“Yo no quería hacer una crónica ni una historia autobiográfica, así que me lo llevé a mi terreno y encontré la figura del vampiro, un ejemplo perfecto para hablar de esto mismo que he comentado, y así nace Moribundo”. 

Si tuvieras que definirlo en una o dos frases, ¿qué se van a encontrar los lectores en las páginas de este cómic? “Se van a encontrar una historia con tintes góticos sobrenaturales, con una estética que bebe mucho de autores como Dave McKean, como Bill Sinclair, como Jorge González, y que bebe mucho, sobre todo, de esa gran época que fueron los cómics de vértigo, en mi opinión, y van a encontrar una historia con una doble lectura”, asegura Fran Mariscal.

Si hablamos del dibujo, de las ilustraciones, ¿qué dirías que tienen de característico? A simple vista con ilustraciones como desdibujadas… “Sí, y creo que también está entrando por los ojos precisamente por el apartado gráfico. Sí que es mi primera obra como autor completo, pero con el tema de los lápices, sí que tenía más seguridad en mí mismo. Entiendo que gráficamente pueda sorprender, porque se ve diferente a lo que hay ahora”. 

Fran Mariscal

Has hablado de que te sientes cómodo con los lápices, ¿con qué técnicas sueles trabajar o con qué técnicas has trabajado en concreto en este proyecto? “Vengo de darle mucha caña a lo que es el tema tradicional y de mancharme las manos con pintura y técnicas mixtas, pero sí que es verdad que en ‘Moribundo’ y en los últimos trabajos que he ido realizando he optado por trabajar en digital, más que nada por la versatilidad y por la velocidad con la que se puede trabajar -continúa Fran Mariscal-. Siendo Moribundo un cómic tan extenso, haberlo hecho todo en tradicional habría sido muy laborioso y, sobre todo, que me habría llevado mucho más tiempo. Entonces opté por hacerlo en digital. El que me conoce sabe que yo trabajo el digital de la misma manera que en tradicional, voy pintando encima y voy aplicando mis texturas, uso mis pinceles, o sea, que más o menos es lo mismo, solo cambia el medio, la herramienta”.

Fran Mariscal

Hay una cosa que me ha llamado mucho la atención, y es ese recurso que utilizas cuando rompes en pedazos la línea que separa las viñetas. “No puedo decir que sea original, no lo es, ya había un cómic de Batman, en el que cuando las cosas se iban poniendo un poco tensas o desagradables, pues las viñetas se rompían y parecían que formaban parte de la propia ilustración, como si fuera un collage, y eso en su día me sorprendió bastante. En Moribundo lo vi como un recurso que podía ir bien y que le podía aportar un punto más interesante, eso de romper lo que son las viñetas, al final las viñetas separan las acciones de la historia y muchas veces son elipsis de tiempo”, asegura Fran Mariscal.

“Entonces, siendo un cómic, digamos, tan onírico y tan personal, me parecía interesante que se rompieran todos los esquemas posibles y que precisamente el lector, cuando ve una página en la que se están rompiendo esas celdas que encasillan las acciones, se quede desconcertado también, y creo que eso sí que lo he conseguido”. 

Fran Mariscal

Me estás contando que al final es un proyecto que es bastante personal. ¿Es más fácil de trabajar con ello, porque es algo que evidentemente has vivido, o es más difícil porque realmente te expones al lector? “Creo que un poco de ambas, la verdad. Creo que no sería capaz de contar una historia de algo que no conozco, de lo que no tengo información o algo con lo que no me sienta cómodo. Pero, por otro lado, también durante el proceso de la creación del cómic, sí que había momentos en los que me incomodaba un poco contar alguna cosa, porque al final sí que eran muy parecidas a como realmente a mí me ocurrieron. Tenía que buscar alguna manera de contar cosas sin entrar en el morbo, porque es algo que a mí no me interesaba, yo realmente con esta historia no quería hablar de mí, ni de mi expareja, ni de nadie, al final quería hacer algo lo más genérico posible, pero teniendo alma, que no quedara un producto vacuo, y que, sobre todo, el lector se pudiera sentir identificado o que le pudiera ayudar si está pasando por algo parecido o conoce a alguien que haya vivido algo parecido”, nos cuenta Fran Mariscal.

Fran Mariscal

Ahora estás volcado con la promoción de Moribundo, que acaba de salir, como quien dice, pero no sé si tienes algún proyecto ya en mente y no sé hasta dónde nos puedes contar. Pues sí, ahora estoy volcado con esto, pero sí que ya empecé con otro proyecto, que es un western. Es un género que a mí me gusta mucho y creo que se pueden contar historias también crudas e historias de violencia, de venganza, pero quiero darle mi toque de terror, volcar mis inquietudes ahí. De momento lo tengo en pausa. Ahora toca Moribundo”.

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Cómic

Agustina Guerrero nos invita en ‘Hoy’ a cambiar la mirada

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Agustina Guerrero

¿Qué pasaría si una mañana decidieras cambiar el rumbo de tu día? Si por una vez dejaras de lado todos los planes que has ido elaborando en tu cabeza con milimétrica perfección. Si te propusieras huir de la hiperconectividad, de las prisas y de las tareas que te autoimpones.

A veces es necesario bajar el ritmo: detenerse, caminar sin destino, sumergirse en el presente y mirar. Mirar es una elección, nos recuerda Agustina Guerrero en esta novela gráfica que transcurre en una transformadora jornada en Barcelona: un día dedicado a dejarse llevar, a escuchar las historias que la ciudad tiene que contarle y a abrirse a que surja lo inesperado. Porque son precisamente esos momentos en los que uno se permite observar, sentir e improvisar los que dejan una mayor huella en la memoria y le dan sabor y sentido a la vida. En las siguientes líneas charlamos con Agustina sobre ‘Hoy’, su último trabajo, que edita Lumen.

Agustina Guerrero

¿Cómo surge la idea de las diapositivas? “Pues, porque sucedió. Me las encontré y me dije, tengo que hacer algo con este tesoro. A la hora de escribir y de dibujar, siempre parto de hechos reales. Me cuesta mucho escribir ficción. Y están en el libro, estas diapositivas, que además son maravillosas, están también manifestando en cierto modo el paso del tiempo, y que el personaje esté caminando por esas calles y por esos lugares, y reconociéndolos, pero 50 años después. Me parecía que era como tener presente el paso del tiempo, y también utilizar estas diapositivas como mapa, que la vayan guiando”.

Tanto el título como, bueno, un poco a donde nos va llevando también la historia en este libro, se habla de aprovechar y de disfrutar el ahora, el presente. Y que muchas veces, como le pasa a la protagonista, como te pasa a ti, empiezas a pensar mucho en todo lo que hay que hacer, en el futuro, en cosas que pasarán o no pasarán, y hay que pararse más y disfrutar del presente, ¿no? “Sí, de hecho, es la intención del libro. El libro no se iba a llamar así, se iba a llamar de otro modo. Y dándole vueltas también a la historia y a la esencia que tiene el libro, que es justamente esto, disfrutar, darle valor a lo cotidiano, a cada día. No sé, me da la sensación de que vivimos cada día tan aceleradamente, siempre esperando las vacaciones, siempre esperando el fin de semana para descansar… Y me parece que los días van pasando, que esto no es para siempre”, asegura Agustina Guerrero.

Agustina Guerrero

“Y la finalidad del libro es esta, es como que estar bien de vacaciones, en un lugar bonito, es relativamente fácil. Pero me parece más interesante cómo cada uno habita lo cotidiano, y con qué ojos, y con qué mirada lo hace. Entonces, para mí, la intención del libro es esta”.

Hay una frase en el libro, de Gloria Fuertes, que es magnífica, me parece magnífica. Dice así: «O te subes al carro o tendrás que empujarlo. Ni me subí ni lo empujé. Me senté en la cuneta y alrededor de mí, a su debido tiempo, brotaron las amapolas». “Maravillosa, sí, es maravillosa esa frase. De hecho, creo que encaja a la perfección con el libro, es bellísima. Y además me encanta Gloria Fuertes también, así que, es fantástico que esté en las páginas de este libro”, afirma Agustina Guerrero.

¿Con qué técnicas has trabajado en este libro? “Yo desde hace ya muchos años trabajo en digital. Mis primeros libros eran todos analógicos, pero llegó un momento en el que empecé ya a trabajar más en digital. Es un proceso largo, porque al principio es como que trabajo en el ordenador, dibujando y escribiendo a la vez, como que las historias, lo que escribo y lo que dibujo, tienen que ir a la vez. No es que yo hago el guión y luego dibujo. Voy dibujando los bocetos, y luego una vez que está toda la página acabada, con su texto, con sus dibujos, lo traslado al iPad. Entonces ahí empieza el siguiente paso, que es pasar a limpio, de bocetos que están muy acabados. Muchas veces mi editora dice: bueno, pero Agustina, esto ya se puede publicar. Y digo, no, que ahora hay que pasarlo a limpio. Es como que lo rehago, pero puliendo mucho los detalles, los colores”. 

Agustina Guerrero

Háblame un poco del uso del color en este libro, que sí que es súper llamativo. “La verdad que respecto a la paleta de colores, al principio yo tenía claro que quería que estuviese el azul. Me traslada a Barcelona, a ese ambiente marítimo, y el rosa tan potente, que para mí el rosa simboliza la felicidad, la alegría -continúa Agustina Guerrero-. De hecho, el rosa está presente cuando el personaje está bien. Porque el libro comienza con todos los colores fríos, con los azules. Y solo el rosa aparece cuando el personaje se siente en calma, cuando se siente bien. Cuando empieza a dar el paseo, el rosa ya es protagonista. Como que siento que los colores también comunican, se relacionan entre sí, y me parece que no se ponen al azar”.

Agustina Guerrero

“En este caso los he pensado mucho. Y bueno, el amarillo que solo sale prácticamente en su camiseta, que es esa luz, que sale como de su pecho, ¿no? Que dentro de esa ropa oscura que lleva, pues adentro tiene un brillito. Y el rojo, que aparece con otro carácter, en detalles, pero creo que muy acertados para mí”. 

En el libro aparecen diferentes espacios de Barcelona, por donde vas paseando. No sé si ahí aparece alguno de tus sitios favoritos, o quizá hay alguno que no aparece y donde también te gusta escaparte, a descansar, a mirar, a observar, a escuchar… “Para mí uno de mis sitios favoritos, que aparecen en el libro, son los Jardines del Larival, donde está el Teatro Grec. Para mí recorrer esos jardines es como salir del bullicio y meterte como en una selva, porque está llena de plantas diferentes, de silencio. Pero bueno, intenté mostrar una Barcelona más de barrio, como que son los espacios que yo recorro cuando estoy bien, cuando me apetece. No suelo ir al centro y meterme allí, por esas calles”, nos cuenta Agustina Guerrero.

Agustina Guerrero

Al final hablas de vivencias, de cosas que son reales, que han pasado de verdad. ¿Es más fácil cuando hablas de algo que has vivido, que conoces perfectamente, o al mismo tiempo quizá es más difícil porque te expones también más al lector, te abres más al lector? “Sí, ahora, a día de hoy, me resulta fácil. Todos mis libros son autobiográficos. Tuve como mucho temor a dar este paso, abrirme. Pero con el libro ‘El viaje’, creo que hubo un cambio respecto a todos los libros que venía haciendo. En ‘El viaje’ el personaje, mi manera de contar, cogió otra dirección”.

“Tengo que reconocer que antes de lanzar ese libro tenía mucho miedo. Mis anteriores libros surgían más desde el humor, y aquí dí un giro. De todos modos la forma de exponerme no deja de ser algo que yo voy controlando. No deja de ser también poner en duda qué existe, qué no, en lo que cuento. No deja de ser una novela gráfica en donde voy explicando y contando lo que a mí me apetece. Te digo que me cuesta más exponerme en persona, ir a presentaciones, entrevistas, y hablar de ello, que dibujarme desnuda, por ejemplo. Poner mi cuerpo real frente a las personas y tal, es algo que había evitado. Bueno, ahora me estoy animando más, pero ese tipo de exposición es la que más me cuesta y la que más cuido también. De hecho, en mis redes prácticamente no salgo, muestro solo mis dibujos, porque eso lo quiero preservar, porque eso sí que me da más vértigo”, confiesa Agustina Guerrero

Agustina Guerrero

Volviendo un poco a los dibujos, me gustaría que me hablaras también un poco del uso de diferentes perspectivas, no sé si hablar de planos cinematográficos de alguna manera… “Sí, mi amiga me dice: “juegas mucho con la cámara, como los encuadres”. Tú piensa que en este libro aparece prácticamente siempre el mismo personaje, entonces el ritmo también se va ganando y generando a través de los encuadres, porque si no, resultaría un libro muy monótono”.

Agustina Guerrero

“Además también para mí el mostrar las ilustraciones desde diferentes ángulos, es hacer una especie de guiño a que cuando uno pasea, cuando tienes los ojos puestos en mirar los detalles, miras para arriba, miras para abajo, miras para el costado, como que hay toda una mirada de 360 grados que quise también plasmarla en el libro. También con los detalles, que es un libro que tiene mucho detallito, que mi intención es que te den ganas, al cerrar el libro, de decir: quiero ir a mirar mi barrio con otros ojos. Es como un entrenamiento, una entrada en calor de la mirada. Yo siempre digo que este libro hay que mirarlo lento, para que cuando lo cierres digas, ostras, nunca me había percatado de este árbol que hay aquí. Como que la mirada se entrena también”, comenta Agustina Guerrero

Agustina Guerrero

Hay muchas ilustraciones que nos encantan, que es verdad que te atraen, que te quedas mirándolas, observándolas. Hay una página en concreto en la que estás como dentro de una burbuja. Es como una pompa, como una pompa de jabón. Estás como en tu mundo y de pronto la cotidianidad o el día a día, rompe esa burbuja… “Sí, esta doble página me gusta mucho. En el libro yo no quiero demostrar que uno tiene que dejar de ser lo que es. Yo, por ejemplo, soy una persona que soy muy controladora, que me anticipo, que me gusta tenerlo todo organizado, saber lo que va a suceder. Ya forma parte de mí eso. Pero sí que es verdad que, claro, cuando ya se pasa al exceso, y cuando ya controla toda tu vida y tu cabeza no para de pensar y de analizar y de planear, es tóxico, me resulta tóxico a mí. Entonces, es la idea de buscar esos espacios o esas cosas que te hagan anclarte en el presente, como por ejemplo en este caso las plantas, que me llevan a esta burbujita, o salir en furgoneta, que me ponen a una Agustina que se deja fluir, digamos, que se deja improvisar. Y es lo que yo intento hacer ahora, como recuperar esas burbujitas, y que haya muchas a lo largo de la semana”.

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Álbum Ilustrado

Ana Santos y la vida en el bosque de ‘Bambi’

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Ana Santos

La novela ‘Bambide Felix Salten, es un canto a la vida a la vez que la historia de aprendizaje y de superación de un cervatillo que, desde que nace, se enfrenta a las dificultades y peligros que acechan en el bosque. El animal se encuentra inmerso en un majestuoso entorno, poblado por otras especies que cohabitan en aparente armonía, pero en lucha constante por sobrevivir. A esto se le une la presencia humana que irrumpe en su hábitat con nuevas y mortíferas amenazas… A la vez que refleja el comportamiento animal y el mundo natural de manera extremadamente vívida y realista, Salten hace reflexionar al lector en torno al crecimiento, a las relaciones, a los miedos… en definitiva, construye una bella y profunda metáfora de la condición humana. Lunwerg publica una nueva edición de este clásico atemporal, ilustrada por la artista Ana Santos, con la que charlamos en las siguientes líneas sobre este proyecto.

Ana Santos

Lo primero, cuéntanos cómo nace este proyecto. “Este proyecto nace de la propuesta de Lunwerg para ilustrar ‘Bambi, una vida en el bosque’, el clásico de Felix Salten. Desde el principio me pareció un reto precioso, sobre todo porque es una historia que todos creemos conocer, pero el cuento original tiene una profundidad y una sensibilidad muy distintas. Me ilusionó poder reinterpretarlo desde mi mirada, con respeto por su esencia, pero aportando también mi propio enfoque visual. Fue una oportunidad para trabajar en un proyecto distinto a lo que habitualmente suelo hacer”, nos cuenta Ana Santos.

¿Qué encontrarán los lectores en las páginas de este libro? “Van a encontrarse con la historia original de Bambi, no con la versión que tenemos tan asociada al imaginario de Disney. Es un relato más realista, más cercano a la naturaleza, al paso del tiempo y a la vida misma. Pero también es una historia llena de ternura, de aprendizaje y de conexión con lo salvaje. En cada capítulo hay dos ilustraciones que acompañan el tono del texto y busca reflejar esa atmósfera del bosque y sus personajes, sin edulcorarla, pero desde la belleza real y la sensibilidad”.

Ana Santos

¿Cómo te enfrentas a un clásico tan universal? “Con mucho respeto e incluso, ¡algo de miedo! -confiesa Ana Santos-. Cuando una historia ha sido tan retratada y tan reconocida, parece difícil aportar algo nuevo. Pero decidí no pensar tanto en eso y centrarme en lo que yo podía contar, en cómo sentía a los personajes y los paisajes. Más que intentar competir con otras versiones, traté de entender la historia desde dentro, conectar con su mensaje y dejar que eso guiara las imágenes. No quería centrarme solo en Bambi y darle protagonismo también a muchos de los personajes que salen en el libro”.

¿Cómo era tu relación con esta historia antes del proyecto y cómo ha cambiado después? “Antes conocía lo básico y lo que todos conocemos: la muerte de la madre de Bambi y poco más. Aunque me encantan los clásicos de Disney, reconozco que Bambi nunca la había visto, porque me daba mucha pena, (no quería pasarlo tan mal como con la muerte de Mufasa…). Tampoco conocía el cuento original y pensaba que era una historia más infantil, pero al leer el clásico me encontré con una obra muy profunda, que habla del ciclo de la vida, de la pérdida, del aprendizaje, del respeto por la naturaleza, de la valentía. Ahora la siento como una historia muy humana, con un gran mensaje de fondo”.

Ana Santos

¿Cómo fue el trabajo previo al libro? “La primera fase fue leer el cuento, tomar notas y simplificar la idea principal de cada capítulo -continúa Ana Santos-. Luego hice una recopilación grande de referencias visuales, de ciervos, otros animales del bosque, paisajes. Me gusta crear carpetas con muchas imágenes de apoyo, y desde ahí empiezo los bocetos digitales. A partir de esos bocetos selecciono las ideas”. 

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? “Creo que tienen un tono más sobrio y naturalista que en otros trabajos míos. He querido alejarme de lo decorativo o dulce para buscar algo más real, más “terrenal”. Me apetecía que el lector sintiera el bosque, las texturas, la atmósfera, y que los animales transmitieran emociones auténticas. Ha sido un trabajo más narrativo y emocional que otros, y eso me ha gustado mucho”.

Ana Santos

¿Con qué técnicas trabajaste? “Al principio de cada proyecto hago algunas pruebas y exploro qué puede encajar mejor. Tras probar entre acrílico y óleo me decanté por éste último, y en algunas ilustraciones utilizo tinta. Suelo trabajar en técnica mixta, pero en este caso el libro me pedía algo más matérico y profundo -asegura Ana Santos-. El óleo me permitió crear texturas, luces y ambientes muy orgánicos”.

Ana Santos

¿Podrías contarnos algo más sobre el proceso de realización? “Después de la fase de documentación y bocetos, pasé a la pintura al óleo, trabajando cada ilustración de manera independiente, incluso en algunas en las que hay varios personajes, los suelo pintar de manera independiente a un tamaño grande que me permite detallar mejor al óleo. Por último, finalizo la composición en Photoshop. Intenté mantener coherencia entre todas, pero también que cada una tuviera su propia atmósfera según el momento del libro. Fue un proceso largo, de mucha observación”.

Ana Santos

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún nuevo proyecto? “Ahora mismo estoy empezando un nuevo libro junto a otra autora. Estamos en la fase de documentación y bocetos, que es la que más disfruto, porque todo está por construir. Si todo va bien, se publicará el próximo año”.

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