‘Los martes, mi tío y los extraterrestres‘ es una historia de Dídac Micaló que ilustra Roger Ballabrera y que publica Tramuntana Editorial. Un libro que nos sorprendió mucho cuando lo vimos por primera vez, pero que nos sorprendió aún más cuando nos sumergimos en él. Del universo que hay alrededor de este libro quisimos hablar con su ilustrador, con Roger, y este es el resultado…
¿Cómo surgió este proyecto? “El proyecto surgió a raíz de un concurso literario convocado por la Associació de Bipolars de Catalunya. Buscaban un modo de hacer más visible el trastorno bipolar y de facilitar a sus asociados, ya fueran afectados o familiares, herramientas que ayudaran a explicar en qué consiste este trastorno, especialmente a los más pequeños”.
“El ganador resultó ser Dídac Micaló Rebaque con el cuento “Los martes, mi tío y los extraterrestres” y, cuando se tomó la decisión de ilustrarlo, éste pensó en mi para encargarme de las imágenes. En esa época yo compartía estudio con más gente y Dídac, que solía visitar el local, había visto muestras de mi trabajo colgadas en la pared”.
¿Qué te pareció la historia la primera vez que la leíste? “Me pareció un texto muy bueno, imaginativo y con mucho potencial a nivel gráfico. Además ofrecía la oportunidad de trabajar con un tema poco común, del cual en ese momento no sabía prácticamente nada”.
¿Supuso un reto por su contenido? “Nada más leer el texto me di cuenta que se trataba de un tema muy sensible y que había que tratar con delicadeza. Algo que confirmó Dídac en nuestra primera reunión de trabajo, que por experiencias personales conocía bien el tema. Entre los dos se estableció un largo diálogo, que duró meses, y durante el cual Dídac me ayudó a entender mejor la temática y a ubicar ciertos límites que había que respetar. En este sentido, la ayuda de Dídac fue inestimable, siempre es un lujo contar con el punto de vista del autor de texto, cosa que no siempre es posible”.
¿Qué fue lo más difícil de ilustrar? “Lo más difícil fue encontrar el tono visual. Dado el tema, lo fácil hubiera sido dejarse llevar y caer en el tópico visual. Todos tenemos presente el arquetipo de loco con el embudo en la cabeza o la mano en el pecho que se cree Napoleón y si algo teníamos muy claro es que no queríamos acercarnos a eso ni de lejos. En primer lugar, porque este modo de visualizar este tipo de afecciones nada tiene que ver con la realidad y, en segundo lugar, porque sería una falta de respeto”.
“Los trastornos mentales están más presentes en nuestra sociedad de lo que creemos, pero insistimos en caer en el tópico y en el chiste porque los desconocemos y no sabemos como afrontarlos. Como dijo en la presentación del cuento el Dr. Francesc Colom, autor de la revisión pedagógica del libro, la mayoría somos unos completos analfabetos emocionales, de ahí la incapacidad y la inseguridad con las que nos enfrentamos a los trastornos que escapan a nuestra lógica. Partiendo de esta base, el tono visual fue surgiendo poco a poco, probando varias opciones hasta encontrar una con la que tanto autor como ilustrador nos sintiéramos cómodos”.
Háblanos un poco de las ilustraciones, ¿qué dirías que tienen de característico? ¿Qué hay de nuevo o diferente respecto a otros proyectos? “Intenté hacer mucho hincapié en la composición y en el ritmo que ésta generaba narrativamente. La idea era evitar la monotonía y darle mayor fluidez a la historia. Con Dídac hablamos mucho sobre la idea de que se estableciera un diálogo entre texto e imagen, de modo que las ilustraciones intentaran enriquecer el texto sin tener que reflejar literalmente lo que este contaba. Salvando alguna excepción, donde el texto ya no se podía mejorar, se trabajó de esta manera”.
¿Con qué técnica trabajaste para este libro? “Todo partía de un dibujo a lápiz más o menos limpio y tras un escaneo se pasaba al ordenador. Luego le daba una base de color y a partir de ahí añadía texturas, ya fueran papeles, manchas o trazos”.
¿Cómo fue el proceso de elaboración del mismo? “Fue un proceso largo. En principio, estaba previsto que su difusión se limitara a la Associació de Bipolars de Catalunya y a su entorno, por lo que la fecha de entrega no era tan estricta como puede serlo en un proyecto comercial. Esto nos permitió pensar, meditar y reelaborar ciertos aspectos con calma y sin presión. Y eso es un lujo”.
“A pesar de ello, aprovechamos la apuesta de Tramuntana Editors para elaborar una nueva edición y hacerla llegar a librerías para mejorar todavía más algunas ilustraciones y sobretodo ciertos aspectos de la primera edición que no nos convencieron, especialmente aquellos relacionados con maquetación, que escaparon a nuestro control en su día”.
Me gustaría que nos comentaras algo sobre la portada, porque nos parece muy gráfica, sobre todo después de leer el libro… “Lo cierto es que es una de la imágenes de las que estoy más satisfecho. Creo que es un buen resumen del cuento, una descripción sencilla y fácil de entender de la afección bipolar. Además lo del tobogán conecta muy bien con el paisaje cotidiano del público infantil que al fin y al cabo es a quien va dirigido el cuento”.
¿Estás trabajando en algún proyecto nuevo? ¿Qué nos puedes contar? “Tengo algunos proyectos pendientes en fase embrionaria. El problema, como siempre, es encontrar el tiempo suficiente para poder desarrollarlos, así que de momento, nada que se pueda concretar”.