Entrevistas
Jorge e Itziar Miranda y Lola Castejón (Thilopía) nos hablan de ‘Miranda’, la colección de Edelvives que nos acerca a personas como Marie Curie, Frida Kahlo y Juana la Loca

Miranda tiene ocho años. Le gustan las pompas de jabón, el olor de las tardes de lluvia y los pájaros que le caben en la mano. Le gustan los caramelos de violeta y también jugar con las teclas negras del piano que hay en casa de su abuela porque siempre suenan bien. Le gusta subir montañas y bañarse en los lagos helados, aunque a veces se le corte un poco la respiración. Pero, en realidad, lo que más le gusta del mundo es que le cuenten historias, y más si son de verdad.
Edelvives nos presenta estos nuevos relatos sobre las vidas de mujeres destacadas de la Historia contadas desde la ocurrente visión de Miranda: Cleopatra, Coco Chanel y Billie Holiday. Detrás de estos títulos, el trabajo de Jorge Miranda e Itziar Miranda y de la ilustradora Lola Castejón (Thilopía). Con los tres hemos hablado un poquito más sobre este proyecto.
¿Cómo surgió este proyecto? Jorge Miranda: “Desde pequeños en nuestra familia siempre nos han inculcado, tanto a Itziar como a mí, la importancia de la escritura y el poder de cambio que tienen las palabras en el mundo. De hecho, mi imagen de la infancia es ver a mi madre escribiendo en su vieja máquina de escribir. Por ello, fue muy natural que Itziar y yo nos juntáramos alrededor de una copa de vino para, en realidad, hacer lo que habíamos mamado desde niños. Lo que empezó siendo una excusa para vernos, fue tomando cuerpo hasta crear un pequeño mundo, cuyo centro es la niña Miranda y gracias a la cual podemos narrar biografías desde un punto más cercano a los niños, bajo el prisma de alguien de su edad”.
Itziar Miranda: “Desde pequeña soñaba con contar historias, quizá por eso me hice actriz. Nuestra madre es escritora y a nosotros siempre nos ha apasionado leer y escribir. Esta colección empezó como un juego para pasar más tiempo con mi hermano y volver a recuperar al niño que llevamos dentro, con esa inocencia y esa curiosidad por aprender que se va perdiendo cuando nos hacemos mayores”.
Lola Castejón: “Itziar lleva pensando en esta colección desde muy pequeña, escribe desde niña. Al poco tiempo de conocernos, en 2005 , a mi vuelta de Nueva York, donde comencé mi carrera profesional, cuando coincidimos y casi desde ese momento empezamos a pensar en Miranda como una colección. Lo siguiente fue cuestión de decidirnos por Edelvives y trabajar en presentar nuestro proyecto, en 2013”.
¿Cual es el objetivo de estas historias? Jorge: “El objetivo principal es acercar a los niños a personajes que han supuesto un antes y un después en nuestro mundo, pero de una forma divertida y diferente. Además, la voz de Miranda les aporta un punto de vista que ellos pueden entender, porque todo lo que cuenta lo lleva a sus vivencias, a su experiencia personal. Por otra parte, queríamos ser partícipes de que padres y niños tuvieran momentos de calidad juntos. A veces, con el estrés y el trabajo que nos rodea, es difícil encontrar tiempo para estar con los hijos, lo que nosotros humildemente pretendemos es que ese tiempo, por poco que sea, sea de calidad”.
Itziar: “Visibilizar a todas esas mujeres que fueron tan importantes en la historia y de las que muchas veces sabemos muy poco o nada. Nos dimos cuenta de que a través de la voz de Miranda era más fácil no juzgarlas, ponernos en su lugar, aprender de ellas y divertirnos con sus historias. Queríamos, además, que se lo pasaran bien tanto los padres como los niños. Que toda la familia aprendiera algo y que ese tiempo que pasan juntos fuera de calidad, que luego en la cena pudieran comentar el libro que se estaban leyendo, cada uno desde su mirada”.
¿Cómo es el proceso de elaboración de cada libro? Lola: “Lo primero es elegir la mujer de la que nos apetece hablar, en esta fase la mayor parte del trabajo recae sobre Itziar y Jorge, que son los responsables de, hacer una selección, investigar, documentarse, escribir y ponerle voz a Miranda”.
¿Cómo es la selección de esos nombres que van a protagonizar cada libro? Jorge: “La selección es muy dura, porque hay tantas mujeres que es difícil elegir. Siempre nos intentamos guiar por un par de parámetros para no ser repetitivos. Por ejemplo, procuramos no repetir mucho un mismo país u oficio, incluso buscamos contextos históricos diferentes. Pero al final, lo más importante es que la historia nos apasione”.
Itziar: “Nosotros tenemos una lista muy larga de mujeres increíbles, hemos empezado por las más conocidas, Marie Curie, Frida Kahlo, Juana la Loca, Cleopatra, Coco Chanel,… pero poco a poco los lectores se van enganchando a cómo cuenta las historias Miranda y nos podemos permitir hablar sobre mujeres no tan conocidas como Billie Holiday, Amelia Earhart o Indira Gandhi”.
¿Qué tiene de característico las ilustraciones? ¿Qué hay de diferente respecto a otros trabajos? ¿Con qué técnica trabajas en esta colección? Lola: “Como diría Miranda, es guay salirse de las rayas. En mis ilustraciones, eso se traduce en una mezcla de acuarela, ilustración digital, collage… Es mi primer trabajo como ilustradora infantil, no sabría cómo compararlo. Estoy aprendiendo tanto con el proceso que prefiero no sentirme condicionada investigando a otros ilustradores”.
¿En quién te inspiraste para crear a Miranda? Lola: “¿Conoces a Itziar? Yo creo que ella debía ser muy parecida”.
¿Cómo es el trabajo con Lola? Jorge: “Trabajar con Lola es una maravilla, tiene muchísima paciencia con nosotros porque a veces somos muy pesados. Tiene una capacidad increíble para plasmar todas las imágenes que se nos pasan por la cabeza. Además, su estilo es tan personal y único, que le da a las biografías un valor casi de obra de arte. Gracias a sus dibujos, las personas que abren nuestros cuentos saben que no están delante de un libro infantil cualquiera”.
Itziar: “Delicioso. Lola tiene una forma de expresarse con el pincel que es exactamente cómo nosotros imaginamos el mundo de Miranda. Eso es un regalo y creo que la clave del éxito. A Lola le pasamos la historia y ella la completa con esa delicadeza y sensibilidad que caracterizan sus ilustraciones”.
De los personajes abordados hasta el momento, ¿con cuál has disfrutado más? ¿con quién te sientes más identificada? Lola: “No puedo elegir favorita, por ahora, con quien menos me identifico es con Coco Chanel”.
¿Cuántas historias de mujeres habéis contado hasta el momento y cuántas quedan por contar? Jorge: “Por ahora hemos publicado 6 biografías: Juana la Loca, Frida Kahlo, Marie Curie, Cleopatra, Billie Holiday y Coco Chanel. Para otoño saldrán otras tres: Amelia Earhart, Indira Gandhi y Jane Goodal, la única mujer viva de la que hemos escrito hasta ahora. Por contar quedan muchas, la lista de mujeres interesantes es infinita”.
¿Sobre qué mujer te gustaría ilustrar una de estas historias? Lola: “Hay muchas mujeres desconocidas, o no tan conocidas que entrarían en esa lista…pero todo llegará”.
¿Cómo abordáis estas ‘biografías’? Jorge: “Lo primero que hacemos es empaparnos del personaje, documentándonos todo lo que podemos a través de libros, documentales, películas, etc. Después Itziar y yo ponemos en común los hitos más importantes, tanto del personaje como del contexto histórico (por ejemplo, el crack del 29 en el caso de Billie Holiday) y, con ello, hacemos una especie de escaleta, como los guionistas, donde separamos qué queremos contar en cada capítulo. Nos vamos turnando para escribir dichos capítulos y, cuando ya lo tenemos más o menos armado, nos juntamos a reescribir y corregir como locos durante varios días, dándole vueltas a cada expresión, frase o coma. Después de acabar, la primera que lo lee es Lola, que nos da su opinión y con la que discutimos sobre las imágenes más potentes para hacer las ilustraciones”.
Itziar: “Hacemos primero un trabajo de investigación muy meticuloso porque queremos que todos los datos sean muy fieles a lo que pasó. Leemos mucho sobre ellas, vemos documentales, buscamos cartas,… y luego nos sentamos a trabajar como si fuéramos guionistas. Escaletamos por capítulos, dejamos muy claro qué queremos contar en cada uno de ellos y empezamos a escribir. Una vez terminado, Jorge y yo, nos encerramos durante unos días para leer y releer hasta sacar una primera versión. La verdad es que nos lo pasamos pipa”.
Álbum Ilustrado
Kike Ibáñez y su trabajo en ‘El diablo sobre ruedas’

Lucía Fernanda es una niña lista e intrépida que ama con locura su bicicleta. ¿Tiene algún problema? Lucía Fernanda no sabe lo que es la paciencia, sobre todo si el tráfico de la ciudad le impide llegar a tiempo a la fiesta de carnaval. Y si además una furgoneta cargada de mercancía peligrosamente radioactiva está a punto de chocar con ella y su madre… No veas el pandemonio que es capaz de desatar. Kike Ibáñez en ‘El diablo sobre ruedas’ celebra la lucidez del pensamiento infantil dando vida a un personaje provisto de una personalidad irresistible que le ha llevado a ganar el premio del Concurso Internacional de la Biblioteca Insular de Gran Canaria. Un álbum ilustrado editado por A buen paso sobre el que hablamos con su autor.

¿Dónde está el origen de este libro? “El diablo sobre ruedas nace de un enfado. A mí me gusta moverme en bicicleta, me desplazo diariamente al estudio en bici, es una media hora de trayecto y la mitad es por carril bici. Un día iba yo tan tranquilo por el carril cuando de repente aparece un coche circulando por el carril bici hacia mí. Yo me quedé sorprendido, no porque hubiera un coche invadiendo el carril sino porque es un carril segregado, es decir, está aislado de la carretera y es difícil meterse en él si eres un coche -nos cuenta Kike Ibáñez-. Bien, pues yo me bajo de la bici y salgo del carril para que el coche pueda pasar y el conductor, un tipo muy calvo, muy gordo y con un enorme puro al llegar a mi altura me dice un insulto que no puedo reproducir, pero imagínate el insulto más asqueroso que hayas oído, yo me quedo más sorprendido aún, el tipo encuentra un hueco, da la vuelta y se incorpora a la carretera, y al volver a pasar a mi altura me vuelve a decir el insulto más repugnante que hayas podido imaginar. Yo aluciné y de la alucinación pasé al enfado, y del cabreo empecé a imaginar diferentes maneras de venganza. Cuando llegué al estudio empecé a dibujar El diablo sobre ruedas”.

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Los lectores se encontrarán una historia que está pensada para divertir, hice este libro para los niños, no sé qué les parecerá a los padres que la madre muera al principio y ese no sea el tema del libro, pero estoy seguro que a los niños les encantará porque aunque parece un disparate, en realidad todo tiene sentido”.
¿Qué nos dices del humor como herramienta de denuncia social? “La denuncia social es necesaria pero también es aburrida. Si cuentas lo mismo pero con gracia probablemente te escuchen más -asegura Kike Ibáñez-. Y no solo me refiero al humor, el arte como medio de comunicación y de entretenimiento llega más lejos que cualquier queja en una reunión familiar, en una cola de supermercado o en un atasco”.

¿Qué hay de Kike en la protagonista de esta historia? “La historia nace de mi experiencia personal y de cómo digiero esa vivencia, pero también el estilo gráfico bebe de mi mirada más limpia, es decir, de aquellas cosas que me gustaban cuando era niño, y muchos de esos referentes se pueden encontrar literalmente en las ilustraciones del libro: Superman, Pipi Calzaslargas, Mortadelo y Filemón, Bola de dragón, Wally…”.
¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Estoy en mi momento profesional más sólido, siempre he variado el estilo en función del proyecto porque me parecía coherente, pero ahora he dado con una manera de dibujar con la que me siento muy identificado, las imágenes del diablo son lo más Kike que he hecho hasta ahora, inspirado por esa mirada infantil y sobre todo por una mirada a mi yo más profundo. Puede que mirar dentro de uno mismo parezca dramático, pero en realidad es bastante divertido”, confiesa Kike Ibáñez.

¿Con qué técnicas trabajaste? “Todas las imágenes las hice sobre una cuadrícula, construyendo a partir de formas geométricas muy básicas, con un software de dibujo vectorial que no controlo demasiado, por que pensé que esa limitación podría dar un resultado interesante, al final trabajar así fue un infierno, ideal para esta historia”.

Cuéntanos un poco más sobre el proceso de elaboración de este libro. “Algo que me parece interesante de este proyecto es que primero fueron las imágenes, hice tres dibujos que no sabía si se convertirían en unas pinturas, unas láminas o una historia; ni siquiera sabía si esa historia sería un cómic o el álbum que al final salió -afirma Kike Ibáñez-. Y fue un álbum porque me quise presentar al Concurso de Álbum Ilustrado de la Biblioteca Insular de Gran Canaria, y entre todos los proyectos que tenía, generar una historia sobre ese diablo me parecía que era lo que mejor encajaba con A Buen Paso que es quién edita el libro si ganas el premio. La historia que envié al concurso era un delirio, en algunas fases un sin sentido, pero gustó mucho al jurado y con la ayuda de Arianna (A Buen Paso) mantuvimos el delirio pero creamos un libro”.


¿En qué estás trabajando ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Estoy trabajando en varios proyectos muy diferentes: una serie de cuadros, un libro para niños muy pequeños, un ABC book, un libro informativo y unas ilustraciones para un juego de cartas”.
Álbum Ilustrado
Luciano Lozano nos invita a seguir ‘La línea amarilla’

Mientras pasea, una niña descubre una línea amarilla y decide seguir su rastro. Sin saberlo, está a punto de recibir un regalo único que la acompañará para siempre. Con estas palabras la editorial Tres Tigres Tristes nos presenta ‘La línea amarilla’, un álbum ilustrado de Fernanda de Oliveira y Luciano Lozano. Con éste último hemos charlado un poco más sobre este libro.

¿Dónde está el origen de este proyecto? “Parte de un texto de Fernanda. Habíamos trabajado en otro proyecto con Véronique Kirchhoff para Brasil y me lo enseñó. Se lo enviamos a Tres tigres tristes y les gustó y nos propuso editarlo”.
¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Un viaje de conocimiento y aprendizaje con un texto corto y profundo como un haiku”, afirma Luciano Lozano.

¿Qué te pareció la historia de Fernanda la primera vez que la leíste? “Me encantó. Me pareció muy profunda. El texto que explicaba lo que pasaba en la historia era mucho más largo que el texto que aparece escrito. Me encantan estos proyectos, que dejan mucho peso a la imagen, y el texto está reducido al mínimo. Se parecen mucho a los proyectos que hago como autor”.
¿Cómo ha sido el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “Ha sido un proceso diferente al de otras veces. Más orgánico. Como el texto explicativo era tan largo, lo hice directamente casi sin bocetos para ver cómo funcionaban las imágenes -continúa Luciano Lozano-. A Tres Tigres Tristes les envié el libro hecho sin bocetos. Luego limamos algunas cosas, sobre todo la portada, y una vez que teníamos la narrativa en imágenes y se entendía bien, rehice los personajes, pero el resto se mantuvo más o menos como lo hice al principio”.

Esta línea amarilla, ¿es una especie de camino de baldosas amarillas? “Bueno, es algo más cotidiano. Es como la típica frase de Cavafis que dice que lo más importante no es la meta sino el camino. Es poner el foco en el camino personal de cada uno. Aunque es verdad que la imaginación también tiene un papel importante. Ahora que lo pienso, el tema sería conocerse a uno mismo a través del otro, que la verdad, es un tema muy profundo para un libro infantil. Aunque el libro es divertido, no es un ladrillo. Tiene muchas lecturas”.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Tiene un aire retro, que es muy mío. Es un poco atemporal, aunque está muy despojado de elementos superfluos. Es un poco más gráfico porque he jugado con la línea para que no fuera una línea fina homogénea de principio a fin, sino que se deformara, que se acercara y se alejara -confiesa Luciano Lozano-. Al principio lo visualicé todo en blanco y negro y con colores neutros para que la línea amarilla resaltara, pero luego fui añadiendo colores, aunque tampoco muchos. Creo que estoy en una etapa personal más colorista”.

¿Con qué técnicas trabajaste? “Este libro es 100% digital. Últimamente todos los libros los hago así. Aunque elijo pinceles que tengan afinidad con mi trazo y que sean irregulares para que tengan un aire más artesanal. Me gusta usar lo digital como una herramienta y no como un fin”.

Cuéntanos un poco más sobre el trabajo de elaboración de este libro. “Ha sido un proceso muy fluido. Los editores veían muy claro el formato, que me encantó -asegura Luciano Lozano-. Y hablando con ellos por Skype se nos ocurrió la trama para la cubierta y las guardas. Fernanda ha sido muy flexible, y tanto ella como los editores y yo hemos aportado nuestra visión. Ha sido un trabajo en equipo muy enriquecedor. Me encanta trabajar así. Creo que es como mejor salen las cosas. Aunque para eso tienes que tener afinidad con la gente con la que trabajas y confiar en su criterio. Si eso coincide, el libro sale solo. Al final, los libros son como los hijos, cada uno tiene su propia personalidad. No hay dos libros iguales”.
Álbum Ilustrado
Elena Val y la espera de ‘El hijo del astronauta’

‘El hijo del astronauta’ hace tiempo que no ve a su papá: está en una misión espacial. «Cuando papá regrese, habrá una gran fiesta. La gente orbitará a su alrededor para decir: “¡Bienvenido a casa! ¡Bienvenido a casa!”. Solo yo diré casa de verdad». Con estas palabras la editorial Ekaré nos presenta este álbum ilustrado, un trabajo de Elena Val, con la que hemos charlado sobre este proyecto.
¿Cómo nace este proyecto? “Nace de pequeñas ideas que van germinando, se van sumando, solapando, empujando, ¡también boicoteando! Hasta que, por suerte, todo encaja. Una de ellas sería el trasfondo de la figura del héroe -nos cuenta Elena Val-. Me refiero a lo que hay detrás de ese momento de valentía en el que el héroe (ficticio o real) lleva a cabo su cometido, el acto heroico en sí, en el que es capaz de sacrificarse por los demás. Y como que suele tratarse de unos “demás” genéricos, me pregunté por cómo viven esa heroicidad sus seres queridos, que inevitablemente quedan relegados por debajo del rango de prioridades y responsabilidades del héroe”.

“Eso por un lado. Otras ideas surgen de todo un background personal. Un chup-chup de fondo que se fue cocinando entre tantos amigos y conocidos hijos de padres ausentes de mi generación y que a su vez crecimos alucinando con las noticias sobre alunizajes y la fantasía de los viajes interestelares. Y así un buen día, pum, apareció el astronauta como un heroico profesional y como la figura paterna más alejada del planeta. Y a partir de ahí, un boceto de un sofá flotando en la nada y un niño sentado junto a un traje vacío”.

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Puede haber diferentes interpretaciones, pero en cualquier caso los lectores compartirán la espera larga, entretenida y paciente de un niño que imagina, planea, proyecta, se hace preguntas y sueña despierto, pendiente del regreso de su papá -asegura Elena Val-. El niño vive en esa especie de paréntesis temporal continuo sin ser muy consciente de la soledad que siente, y tampoco de lo bien acompañado que está”.


En ‘Nubes en la cabeza‘ ya abordabas un tema de calado como la demencia. ¿Qué importancia tiene para ti el álbum ilustrado para abordar cualquier tema posible? “Si vemos los libros ilustrados como pequeñas ventanas por las que se asoma el mundo (bajo unas reglas determinadas), me parece lógico que contengan toda una gran variedad de temas propios del pensamiento humano con sus infinitos modos de enfocarlos. Pueden mostrar situaciones más o menos reconocibles o también sorprendentes, muy extrañas o completamente ajenas. Como formato es genial porque, entre otras cosas, la relectura tiene el súper poder de convertir lo extraño en reconocible. Aunque “reconocer” no tiene porqué significar “entender”.
“A mí, en particular, me parece interesante que la puerta de la interpretación quede entreabierta. De hecho, me gusta mucho pensar en la lectura del álbum ilustrado como un viaje a través del tiempo y el espacio, en el que simplemente nos dejamos seducir por la forma y el contenido tanto de la imagen como del texto. Pienso que hay mucho potencial en todo ese juego, tanto para los lectores como para los autores”, afirma Elena Val.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Para este libro usé una gama cromática un poco distinta con predominio de colores primarios tradicionales (sobre todo el azul). Además de ser una paleta sencilla típica de los juegos infantiles, son tonos que me recuerdan a los colores corporativos de la carrera espacial (los símbolos, los logos, las banderas, las naves, también el cielo y el sistema solar). Combinados con grises y negros generan un contraste que me encaja con el tono del argumento, con las luces y las sombras del espacio y de alguna manera también con el contraste de conceptos opuestos que se pueden encontrar entre líneas como por ejemplo el héroe y el padre ausente, lo cotidiano y lo excepcional, la fama y la familia, la admiración y la confusión, el pensamiento y la realidad, la celebración y el silencio… También es verdad que en este álbum en concreto, el color destaca en todas las páginas como mancha plana y simplifica bastante las formas si se compara con otras ilustraciones en las que empleo más lápiz o tinta y juego más con gradientes y volúmenes. Pero aunque el resultado pueda parecer algo distinto a trabajos anteriores, siempre me ha gustado alternar las dos cosas”.

¿Con qué técnicas trabajaste? “Gouache y algo de lápiz. Un par de ilustraciones tienen algún ajuste de color o algún retoque de fondo digital. El rojo es acrílico mate”, relata Elena Val.
Cuéntanos un poco más sobre el trabajo de elaboración de este libro. “Igual que en “Nubes en la cabeza”, después de la primera imagen (la del sofá), fueron surgiendo otras ideas encadenadas, sobretodo visuales, que describían el día a día y el contraste social en la vida de un niño con un padre astronauta. Ahí ya tenía claro de qué iba a hablar y también el tono que quería utilizar. Encontrar un orden y un propósito para unir todos los puntos me resultó más difícil».


«Recuerdo investigar mucho sobre la vida en el espacio y encontrarme dándoles vueltas a pensamientos en principio inútiles como “Y en el espacio ¿se sentirá agorafobia o claustrofobia?” En esa fase mis proyectos suelen ser muy caóticos, pero preguntas como ésta son las que después me sirvieron para decidir explicar la historia a través del diálogo interior del protagonista. Me encantó trabajar en equipo con Cecilia Silva-Díaz e Irene Sabino de Ekaré que me hicieron tomar consciencia de mi forma de narrar y me ayudaron a ajustar y pulir el texto. Guardaré muy buen recuerdo del proceso de este libro”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Ahora mismo acabo de entregar unas páginas para una revista infantil. Es fantástico investigar y aprender mientras se ilustra. En breve empiezo con un trabajo colaborativo de no ficción. Pero aún está todo muy verde. Por cierto, un color difícil de encontrar este libro”.
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