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Entrevistas

Concha Pasamar ilustra los poemas de ‘Fleco de nube’

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Obra poética repleta de musicalidad que ensalza la belleza de las cosas pequeñas e invita al disfrute de los sentidos. Así describe Kalandraka ‘Fleco de nube’, el poemario de Fabiana Margolis ganador del Premio de Poesía para Niñas y Niños Ciudad de Orihuela que ilustra Concha Pasamar. Con ella charlamos sobre este precioso libro, y esto es lo que nos cuenta.

Concha Pasamar

“Recuerdo que, al darse a conocer la obra ganadora del Premio de Poesía Ciudad de Orihuela, pensé que sería un libro que me iba a gustar. La noticia, de finales de octubre de 2022, contenía esta apreciación: “Fleco de nube es un poemario que ensalza la belleza de las cosas pequeñas desde una mirada infantil. Repleto de musicalidad y lirismo, sus imágenes invitan al disfrute de los sentidos y a una observación serena de la naturaleza”. Una descripción así era muy acorde con mis intereses y con los temas que yo misma había abordado, por ejemplo, en Tiempo de otoño (bookolia)”. 

“En noviembre Kalandraka se puso en contacto conmigo para proponerme ilustrar este poemario, pensando que podría encajar conmigo -continúa Concha Pasamar-. Recuerdo también que junto a la ilusión del encargo me acechó el temor de no poder acometerlo por el estrecho plazo. Pero tras haber hablado con Manuela Rodríguez y haber leído el texto, me pareció que las vacaciones de Navidad me proporcionarían un tiempo de concentración en este proyecto cuya lectura me había encantado”.

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Creo que no puedo añadir mucho más a la respuesta anterior, porque, efectivamente, el libro es un canto lírico y ligero a la belleza y el misterio de aquello que nos rodea a lo largo del año. He intentado acompañar los textos también de una manera sutil, sin buscar representar las imágenes que suscitan los poemas, para interferir mínimamente en su lectura”.

Concha Pasamar

¿Qué te parecieron los poemas de Fabiana la primera vez que los leíste? “Como decía, sentí que conectaban con mi manera de mirar el mundo, no solo ahora, sino especialmente con mi mirada infantil sobre la naturaleza, que creo que sigue viva en mí -nos cuenta Concha Pasamar-. Son poemas que hablan en primera persona de ese encuentro con lo cotidiano: el árbol “que vive cerca de la escuela”, el ciempiés, la nube, el viento, la arena, la lagartija… El tiempo presente que se emplea acerca al lector al momento de la experiencia: habla de la confluencia que sucede a cada momento entre el sujeto y el mundo, con palabras sencillas, en plena consonancia con el contenido”.

¿Con cuál te quedas? “No sabría decirlo: son todos bellos y encierran en su mayoría, además del momento de la contemplación, el mundo paralelo que se suscita en la imaginación del o la protagonista: creo que esa capacidad de vivir al mismo tiempo la realidad y lo recreado es muy propia de la infancia o, al menos, yo reconozco a la niña que fui en ese desdoble simultáneo”. 

Concha Pasamar

Igual ya te lo he preguntado en alguna ocasión pero, ¿cómo es ilustrar este tipo de textos con respecto a un álbum ilustrado? “Como siempre que ilustro textos de otras personas, intento hacerlos míos, prestar atención a lo que despiertan particularmente en mí -afirma Concha Pasamar-. Sin embargo, hay diferencias, desde luego: aunque hay una búsqueda de elementos que otorguen unidad formal a las imágenes, suele darse una mayor libertad en la poesía en la medida en que, salvo que haya un hilo narrativo, con frecuencia se puede prescindir de mantener unos personajes. En este caso se podría haber dado esa unidad, puesto que hay un recorrido a través de todo el año, pero preferí, puesto que el poemario lo hacía posible, dibujar distintos protagonistas de esos pequeños momentos, para transformar ese “yo” de cada poema en un “nosotros”. Por otro lado, hay distintos modos de abordar la ilustración de poesía: se pueden representar literalmente una o más figuras retóricas, se puede ofrecer una imagen que amplíe o restrinja lo que el poema propone o sugiere, se puede tirar de un hilo personal que evoque el texto y realizar una ilustración “en paralelo”… Nunca hay una manera única ni mejor”.

¿Qué diríais que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “En este caso, como decía, elegí no interferir en las imágenes a las que los poemas apuntan y preferí dejar que las palabras surtieran su propio efecto en los lectores: por ejemplo, si la niña subida al ombú se siente capitana o astronauta -experimenta la emoción de la aventura que proporciona la altura, la envergadura el árbol-, me pareció oportuno respetar que cada imagen concreta se dibujase a su modo en la mente de cada lector: pirata, capitana con tricornio o con gorra, actual o libresca… La concreción, si la hay, depende de cada experiencia vital, de nuestros referentes personales”, asegura Concha Pasamar.

“¿Cómo ilustrar, entonces? Tomé la decisión de ser “literal” en el sentido de representar cada encuentro: el personaje con lo observado o vivido, y elegí expresar la maravilla o lo extraordinario de ese encuentro mediante la mancha de color. Realmente, no sé qué hay de diferente con respecto de otros trabajos: tal vez exista una diferencia de grado, en el sentido de que me he permitido -me han permitido también- un grado máximo de espontaneidad: en la mancha, en el dibujo, en el color… Una vez acordada que esa sería la línea, mi sensación ha sido de ligereza máxima, como cuando me permito dibujar en el cuaderno sin ninguna presión. Y creo que es una ligereza acorde con el contenido del libro”.

Concha Pasamar

¿Con qué técnicas trabajaste? “Bueno, yo suelo decir que, aparte del estarcido, tengo tres técnicas básicas: zaszás (técnica húmeda suelta), racarraca (lápiz o técnica seca, normalmente también suelto, porque tengo un trazo natural quebrado) y racazás (una mezcla de las anteriores). Yo diría que aquí hay sobre todo racazás, pero voy a intentar concretar, jeje”.

“Hice fondos de acrílico blanco y utilicé tinta para dibujar; sobre el dibujo uso pincel con agua para crear sombras y volumen. El acrílico de la base crea un efecto algo diferente, porque se diluye también un poco. Por otro lado, en las manchas de color empleé acuarela y pinturas secas (lápiz de color, pastel o tiza) y monté luego ambas capas con Photoshop. El resto del color lo añadí digitalmente, en principio, pensando en probar y pintar después manualmente, pero al final se decidió en el proceso de edición pulir un poco las pruebas y mantener así también parte de la espontaneidad que transmite el dibujo”.

Háblanos un poco del proceso de elaboración de este libro. “Bueno, aunque finalmente me decidiera por una manera de hacer que siento muy mía, la responsabilidad del encargo -un premio Orihuela no es cualquier cosa- me había llevado previamente a probar otros materiales y otras técnicas, pero no terminaban de satisfacerme, así que, tras varios intentos, decidí hacer caso a la sugerencia de Manuela, porque en la editorial les habían gustado unas ilustraciones que mostraba en mi web en las que, sobre otro tipo de papel, había usado algo parecido -ya he dicho que aguar los dibujos a tinta es algo que hago a menudo, por ejemplo, en cuadernos de viaje, o dibujo de músicos en vivo-. Lo cierto es que, frente a esta manera de hacer tan mía, encontré las pruebas previas forzadas, menos ligeras, y ligereza es lo que el texto me sugería. Creo que en Kalandraka también lo habían visto así, sabiamente, y tras contrastarlo con Manuela y con Fabiana Margolis, la autora, me sentí muy cómoda en el desarrollo del libro, que disfruté mucho”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Afortunadamente, siempre tengo proyectos en marcha en distintas fases, algunos solamente en la cabeza, en embrión. Acabo de entregar a Bookolia las ilustraciones de un libro propio, que en realidad ya había escrito hacía un par de años: surgió de un ejercicio de uno de los cursos de Marián Lario que terminó derivando en un álbum. Lo he podido dibujar tras la entrega de Fleco de nube y lo he disfrutado mucho. Tengo también comenzada hace tiempo una versión de un clásico. Por otra parte, parece que habrá una nueva ocasión de colaborar con Kalandraka, con quien ha sido un placer trabajar en este libro. Otros proyectos o propuestas irán, si el tiempo me lo permite, encontrando sus momentos poco a poco…”.

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Álbum Ilustrado

Marcelo Tolentino nos descubre el proceso de ‘Domingo’

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Marcelo Tolentino

Los domingos todo transcurre de la misma forma en la familia de Martín. La tranquila rutina de sus padres y sus abuelos es siempre igual y predecible. ¡Pero este domingo Martín quiere hacer algo diferente! ¡Ni más ni menos que dar la vuelta al mundo! Su fiel perro, Fubá, será su único compañero de expedición. Juntos cruzarán desiertos abrasadores y helados parajes, se enfrentarán a peligros, a monstruos y piratas. Aquel domingo aburrido para el niño se transforma en una diversión inesperada. Hasta que, al fin, la nostalgia le hará regresar. Pero entonces, al volver a casa y relatar sus emocionantes aventuras a la familia… Con estas palabras la editorial Kókinos nos presenta ‘Domingo’, un álbum ilustrado de Marcelo Tolentino, con el que hemos charlado un poquito más sobre este trabajo.

Marcelo Tolentino

¿Cómo nace este trabajo? “La idea de ‘Domingo’ surgió en un contexto muy específico. Estábamos en plena pandemia de COVID-19 y yo estaba a punto de convertirme en padre. Mis pensamientos estaban totalmente enfocados en la infancia y en cómo sería ese comienzo en un escenario tan desafiante de confinamiento e incertidumbres. Durante una de esas reflexiones, imaginé a un niño que, al mirar las líneas de su palma, las interpretaba como un mapa y decidía emprender un viaje. En ese momento, empecé a pensar en otras partes del cuerpo que podrían funcionar como metáforas de un recorrido, y surgieron algunas imágenes interesantes, como el ojo-galaxia y la cabeza calva-desierto”, nos cuenta Marcelo Tolentino.

Marcelo Tolentino

“Poco a poco fui ampliando la idea e, inspirado por el relato de un viaje solitario de Amyr Klink, me di cuenta de que el recorrido del niño podía incluir elementos de la casa, no solo partes del cuerpo. La casa donde transcurre la historia es la misma en la que pasé toda mi infancia y juventud, así que fue muy divertido revisitar mis juegos y fantasías infantiles para crear cada paso del viaje del protagonista”.

Marcelo Tolentino

¿Cómo fue ese trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de documentación, investigación, de desarrollo de los personajes y de la historia… “Esta fue una de las partes más desafiantes y agradables del proceso. El retrato siempre ha formado parte de mi práctica artística y, a lo largo de mi vida, he dibujado con frecuencia a mis familiares más próximos. Al estructurar el libro, quise combinar algunas características de mis parientes para construir cada uno de los personajes. La abuela es una mezcla de mi madre y mi propia abuela, y el abuelo combina rasgos de mi padre y de mi abuelo. Aunque no tengo un tatuaje de dragón, el padre es un autorretrato, y la madre es mi esposa”, asegura Marcelo Tolentino.

Marcelo Tolentino

“Crear al niño, Martín, fue un ejercicio encantador que implicó revisar muchas fotografías de mi infancia e imaginar cómo podría ser mi hijo a esa edad. También considero la casa como un personaje de la historia. Fue dibujada de memoria y, como yo estaba en aislamiento en casa, conté con la ayuda inestimable de mi madre, quien tomó fotos de varias partes de la casa según yo se las iba pidiendo”.

¿Qué fue lo más complicado en todo ese proceso? “Encontrar de qué trataba realmente esta historia no fue fácil. A menudo siento que trabajo como un paleontólogo: descubro fragmentos, los anoto, los dibujo. A veces no llevan a nada más, pero otras veces logro reunir todo el esqueleto. (Creo que esta metáfora me vino a la mente porque actualmente estoy intentando desarrollar un libro sobre dinosaurios). En el caso de ‘Domingo’, la historia empezó a fluir cuando entendí la casa como el elemento central de la narrativa”, continúa Marcelo Tolentino.

Marcelo Tolentino

Marcelo Tolentino

“Sin duda, la parte más gratificante fue sentir que había creado una historia que, si no es universal, se acerca bastante. Personas de edades y contextos completamente distintos me contaron lo conectadas que se sintieron, cómo les recordó los domingos en familia y sus relaciones con sus abuelos. Al final, saber que el libro encontró a sus lectores es siempre profundamente gratificante”.

Marcelo Tolentino

¿Con qué técnicas trabajaste? “La primera versión del libro fue dibujada con rotuladores finos en una libreta Moleskine de bolsillo. Como mi hijo estaba recién nacido, esta era la forma más práctica de mantener el trabajo a mano durante sus siestas. Probé colorear digitalmente esos bocetos para presentarlos a la editorial y me encantó el resultado. Para la versión final del libro, volví a dibujar cada escena con tinta a una escala mayor para añadir más detalle mediante el rayado cruzado (cross-hatching) y mantuve la idea del color digital. Adopté una paleta que le diera a la historia un aire vintage/atemporal”, afirma Marcelo Tolentino.

Marcelo Tolentino

Marcelo Tolentino

“Disfruto mucho trabajar los volúmenes en mis dibujos mediante el cross-hatching. Sin embargo, en general uso muy poco la computadora en mi trabajo, ya que prefiero colorear con métodos tradicionales como la acuarela, la témpera o procesos manuales similares. También me gusta tener la libertad de explorar distintas técnicas y estilos según el libro en el que estoy trabajando. Creo que la elección de materiales y técnicas cuenta su propia historia, y siempre intento recordar que la mayor parte de mi público está formada por niños. Si quiero que se diviertan leyendo, yo también necesito divertirme creando”.

Marcelo Tolentino

¿En qué estás trabajando ahora? ¿Hay algo que puedas mostrarnos? “En este momento, estoy trabajando en algunos proyectos diferentes. Sigo dando clases de arte en una escuela, publiqué un libro recientemente y estoy finalizando otros dos. El que salió recientemente es un proyecto de autor que presenta a un niño de la edad de Martin, que está atravesando el fin de una amistad. Los otros dos son colaboraciones con escritores. Para uno de ellos, he estado realizando una investigación extensa sobre el sertón del nordeste brasileño para crear las ilustraciones. El segundo es un cuento acumulativo en el que estoy trabajando con mi amigo Yuri de Francco, con quien publiqué otro libro a finales de 2024”.

Marcelo Tolentino

Marcelo Tolentino
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Álbum Ilustrado

Luciano Lozano nos enseña ‘Cinco palabras mágicas’

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Luciano Lozano

¿Conoces las palabras mágicas? ¡Son increíbles! ¡Sirven para todo lo importante! Pero recuerda, las palabras mágicas te tienen que salir del corazón. ¡Y tienes que saber cuándo usarlas! Porque si no… ‘Cinco palabras mágicas’ es un cuento divertido y tierno al mismo tiempo. Un libro de palabras mágicas contadas con mágicas ilustraciones. Una historia con la que tanto los niños y niñas como los papás y mamás se sentirán identificados. Los sentimientos a veces son difíciles de expresar. Hay palabras que abren todas las puertas… Sobre este álbum ilustrado de José Carlos Andrés y Luciano Lozano hemos charlado con éste último. Un libro que edita Apila Ediciones.

Luciano Lozano

Lo primero, cuéntanos cómo nace este proyecto. “Hacía tiempo que quería trabajar con Apila Ediciones. Los conocí en Zaragoza en los Encuentrazos, que organizan ellos en la Escuela Superior de Diseño, y que son muy recomendables, un fin de semana de charlas alrededor de la ilustración y el diseño. Estuvimos barajando varios textos hasta que llegó éste de José Carlos Andrés, que me encantó”.

¿Qué encontrarán los lectores en las páginas de este libro? “Un libro muy divertido, con muchas capas de lectura, que puede gustar a un niño y a un adulto, porque los dos se verán muy reflejados”, asegura Luciano Lozano.

Luciano Lozano

¿Qué te pareció el texto de José Carlos la primera vez que lo leíste? “Me reí mucho. Me pareció muy redondo. Se nota que José Carlos tiene muchísima experiencia narrando, porque el texto es muy fluido. Me han ofrecido textos supuestamente divertidos que a mí no me hacían gracia. En esos casos, tengo que rechazarlo aunque me guste la editorial, porque el sentido del humor es algo muy personal. Si a mí no me hace gracia, no hay manera de que pueda entrar en el texto. Aquí fue muy fácil”.

¿Cómo fue el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de documentación, de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “Como son sólo dos personajes, casi en tiempo real, me centré mucho en los personajes y en sus expresiones, porque creo que es lo mejor del texto, y es lo que te hace entrar en el libro -continúa Luciano Lozano-. Aquí he tenido la sensación de que más que ilustrador, era director de cine dirigiendo a dos actores. Como si lo único que hubiera tenido que hacer era elegir el encuadre y dejarlos a ellos solos. Me lo he pasado muy bien con ellos”.

Luciano Lozano

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Siempre me gusta jugar con el blanco, pero creo que aquí ha ido un paso más allá. Las ilustraciones respiran mucho, y lo he contrastado con algunos fondos de color naranja para que tuviera ritmo. Y a nivel técnico, he prescindido de la línea que suelo usar para resaltar a los personajes. Me da la sensación de que es más pictórico y menos gráfico, aunque es un cambio que igual no es tan obvio”.

¿Qué nos puedes contar de esas dos figuras que aparecen sobre el mueble, que se supone que estaban junto al jarrón, y que también aparecen en las guardas? “Pues son dos perros Foo chinos que tengo en mi casa -afirma Luciano Lozano-. Se usan para atraer la energía positiva en los templos. Como me encanta el interiorismo, siempre busco referencias, igual que el aparador midcentury que también aparece en el libro. Es mi época favorita en mobiliario. Empezaron siendo un motivo secundario, pero me di cuenta de que tienen una bola a sus pies, y como todo el libro va sobre una pelota, me pareció divertido jugar con esa metáfora visual”.

Luciano Lozano

¿Con qué técnicas trabajaste? “Todo el libro es digital. Lo hice con mi iPad, que es la técnica que uso los últimos años, aunque intento trabajar como si lo dibujara a mano con acrílicos”.

Danos algunas pinceladas más sobre el proceso de realización de este libro. “Me pasa con este libro como con alguno más que he hecho últimamente, que mientras lo estoy haciendo me da la sensación de que me sale tan fácil que no está lo suficientemente trabajado. Es como si sólo valoráramos lo que cuesta trabajo y es laborioso. En otro momento, hace tiempo, habría añadido más elementos, pero ya me he dado cuenta de que una vez acabado, es de los que más me gusta como espectador”, confiesa Luciano Lozano.

Luciano Lozano

“La afinidad con el texto y unos buenos editores hacen que las cosas sean muy fáciles. Y creo que a eso es a lo que hay que tender. El postit de las guardas del final con las 5 palabras escritas por la niña se me ocurrió cuando el libro estaba a punto de entrar en imprenta. Le pregunté a los editores y me dijeron que estaba a tiempo de incluirlo. Me gusta jugar con las guardas, y que la última tenga algún detalle diferente. Creo que aquí tiene mucho sentido que la niña se apunte las palabras en un postit”.

Luciano Lozano

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Sí. Estoy con varios proyectos para editoriales francesas. Uno es la continuación de uno que he hecho este año sobre un gato viajero que envía cartas reales a unos niños, ‘Mon chat autor du monde’, de la editorial Didier Jeunesse. Y tengo dos proyectos empezados como autor, que espero que se editen el año que viene. Los títulos no son definitivos todavía”.

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Cómic

Cecilia Vårhed nos habla de su trabajo en ‘Santa Carencia’

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Cecilia Vårhed

A Amor acaban de ponerle los cuernos y tiene que ser ella misma quien rompa con su novio por teléfono porque él es demasiado cobarde para hacerlo. Además, no tiene ni casa ni trabajo ni dinero. Lo que sí tiene es un grupo de amigos en los que no se puede confiar demasiado, pero que han creado una extraña dependencia entre sí y, a pesar de todo, permanecen juntos. Quizá lo que los une es que ninguno parece capaz de hacer otros amigos, y que tampoco están mucho mejor que ella. Entre fiestas decadentes, videojuegos, citas fallidas, sueños frustrados y mucho autodesdén, Amor hará todo lo que la procrastinación le permita para sobrellevar su pena. Con estas palabras La Granja Editorial nos presenta ‘Santa Carencia’. Con Cecilia Vårhed charlamos en las siguientes líneas sobre este cómic.

Cecilia Vårhed

¿Cómo nació este proyecto? “Alquilé una habitación en una casa que pertenecía a un «grupo de medicina alternativa». Eran como una secta. Los coches aparcaban afuera todos los lunes y realizaban exorcismos en la planta baja, justo debajo de mi habitación, así que oía cánticos, toses, gemidos y gritos. Cada semana había una nueva catástrofe con mis amigos y nunca supimos por qué. Fue una época miserable y cómica. He hecho cómics sobre mis amigos toda mi vida, así que se ha convertido en una especie de hábito”.

¿Qué encontramos en este cómic? “Santa Carencia trata sobre unos amigos que tienen una dinámica de grupo muy extraña: creen que todos los demás son unos perdedores, como una forma de defenderse de ser ellos mismos los verdaderos perdedores. No soportan la idea de que alguien se separe del grupo y triunfe por sí solo. Dentro del grupo hay amor, pero es indistinguible del odio”, nos cuenta Cecilia Vårhed.

Cecilia Vårhed

¿Cómo fue el trabajo previo al libro? Me refiero a la fase de investigación, la documentación, las pruebas, quizás incluso los dibujos en un cuaderno… “Solía hacer fanzines sobre cosas que me sucedían la semana anterior, y cuando tuve cinco, ¡sentí que debía rehacerlos en un libro! Fue genial porque a todos les pareció bien que los usara como personajes de cómic. Zack dijo que le hacía sentir «como una persona real». Algunos eventos reales se edulcoraron en la versión de cómic, y no al revés”. 

Cecilia Vårhed
Imagen de uno de los fanzines anteriores

“También se hicieron algunos cambios entre los fanzines y el libro. Alfons solía ser humano, pero muchos personajes humanos resultaban espeluznantes. Además, los hice mucho más atractivos en el libro que en los fanzines. En Suecia, los personajes suelen ser muy feos. Incluso los dibujantes más atractivos se hacen ver muy feos en sus cómics. Entiendo que es una representación del yo interior del artista. Y eso suma; cuando hice los fanzines estaba muy agotada y ansiosa, pero cuando hice el libro me sentí genial. Por eso Amor solía parecer anémica y ahora parece que le han hecho una transfusión de sangre”, asegura Cecilia Vårhed.

¿Cómo nacieron estos personajes? ¿Por qué son diferentes? Cuéntanos tu enfoque al crearlos. “Originalmente tenía más personajes, pero el editor sueco Fredrik Jonsson me recomendó este ejercicio narrativo genial: escribir cinco adjetivos para cada personaje, que no se puedan superponer con los de ningún otro. Así defines a los personajes con mayor claridad. Todos provienen en mayor o menor medida de personas que he conocido, pero me aseguro de que sean arquetípicos para poder seguir inspirándome en ellos, independientemente de quién esté o no en mi vida. Quiero que los personajes crezcan conmigo para poder seguir usándolos incluso cuando tenga 100 años y esté en una residencia de ancianos. Siempre habrá un Alfons o una Guerrera del Amor en algún lugar”.

Cecilia Vårhed

¿Con qué personaje te identificas más? ¿O cuál tiene más en común con Cecilia? “Es una mezcla entre Amor y Alfons… Amor tiene más de mi historia, pero temperamentalmente soy más colérica, como Alfons. Aunque gran parte del personaje de Alfons depende de que sea un hombre. Hay muy pocas mujeres que puedan ser mujeres como Alfons”, continúa Cecilia Vårhed.

Cuéntanos algo sobre las ilustraciones. “¡Me encantan los estilos de dibujo que cambian mucho! Muchos dibujantes de cómics de mi generación en Suecia empezaron a leer manga en la biblioteca del colegio, así que tenemos esta raíz en común. Cuando una chica del instituto empezó a darme la lata con la anatomía, dejé de dibujar manga y aprendí cómics alternativos. Entonces quise volver a hacer algo bonito y lo mezclé todo”.

Cecilia Vårhed

¿Con qué técnicas trabajaste en este libro? “El libro está hecho digitalmente, lo cual tiene un estatus bastante bajo en la comunidad artística. En el futuro podría volver al dibujo tradicional por un tiempo, o tal vez no. Para mí, lo más importante es la narrativa, y cualquier método que me permita hacerlo y, al mismo tiempo, tener tiempo para mi trabajo en la fábrica de cajas prevalecerá”, confiesa Cecilia Vårhed.

¿Cómo fue el proceso de creación de este libro? “Fue muy largo, ya que hice los fanzines hace algunos años. Tuve que encajar todo en una historia coherente. Sabía que quería seguir usando a los personajes durante mucho tiempo, y como esta es su historia, tuve que empezar el primer libro como en los fanzines”.

Cecilia Vårhed

¿En qué estás trabajando ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “¡La secuela saldrá en Suecia dentro de un año aproximadamente! En el nuevo libro, la pandilla se ha separado por el tiempo y parece que a todos les va bastante bien. Pero, a medida que avanza, todo se desmorona y se ven obligados a reencontrarse con la amistad. Se embarcan en un viaje para ver si el destino existe y, sobre todo, si está de su lado o no. Ha sido genial escribir algo completamente nuevo con todo lo que sé sobre el mundo ahora y que antes desconocía. El proceso ha sido divertidísimo, como bajar una montaña en coche”.

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