Entrevistas
Enrique Benítez Bellón y ‘Los monstruos de casa’
Hola, me llamo Kike y soy un niño con muuucha imaginación. Esta es la historia de cómo mi mamá me enseñó a divertirme con lo que antes me daba miedo. Una vuelta de tuerca a los cuentos de monstruos y los libros sobre miedos con un toque intimista de superación y de normalización de la discapacidad de un niño que tuvo que hacerse amigo de sus muletas. Así presenta Thule Ediciones ‘Los monstruos en casa’, un álbum ilustrado de Enrique Benítez Bellón, con el que hemos charlado un poquito más sobre este trabajo.
¿Cómo nace este proyecto? Enrique Benítez Bellón: “Hace años que me hacía ilusión crear un Álbum ilustrado y siempre me decía que no podía porque no tenía suficiente tiempo. Desde que me jubilé, me quedé sin excusas para hacer este proyecto, así que me puse manos a la obra y en unos meses nació «Los monstruos de casa».

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Quería transmitirle a mis lectores lo importante que es el juego y el valor para superar todos los miedos en nuestras vidas. Divertirse y atreverse, algo que me inculcaron de pequeño y me ayudó muchísimo para tener una vida mejor”.
¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? “Desde un principio me planteé que quería que las ilustraciones tuvieran claroscuros, que fuesen muy contrastadas, con partes sombrías y otras vívidas. Que se reflejase la dualidad que experimentamos todos con nuestra imaginación, por un lado el temor al imaginar cosas que nos asustan y por otro la alegría de fantasear sobre temas que nos divierten o nos entretienen. Luz y oscuridad”, nos cuenta Enrique Benítez Bellón.
¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Este es mi primer álbum ilustrado. Yo he trabajado desde el 92 como creativo publicitario y diseñador gráfico en mi propia empresa. He hecho las ilustraciones para el merchandising (camisetas, tazas, gomas…) de todos los Museos, Conjuntos Arqueológicos y Parques Naturales de La Junta de Andalucía durante casi veinte años. Este tipo de ilustraciones son mucho más sencillas y esquemáticas. Además, por producción, tenían como mucho cuatro o cinco colores -continúa Enrique Benítez Bellón-. Por primera vez desde hace muchos años le he dedicado bastantes horas a cada ilustración”.

¿Con qué técnicas trabajaste? “El álbum ilustrado está hecho íntegramente en un iPad Pro con Procreate. He utilizado algunas brochas del programa, otras compradas, pero la mayoría de ellas han sido hechas por mí. Intenté hacer un trampantojo imitando diferentes técnicas pictóricas. Oleos, ceras en los dibujos del cuento y acuarelas en el catálogo final de monstruos. Dibujo a lápiz digital el boceto y voy añadiendo capas de colores y capas de textutas. Tengo brochas para hacer las pinceladas de una en una en sitios elegidos. Luego añado ruido (arañazos, salpicaduras…). Dependiendo lo que quiera imitar las técnicas son más o menos complejas”.

Háblanos un poco del proceso de elaboración de este libro. “Quería que este proyecto fuera una especie de homenaje «regalo» para mi madre. Así que busqué un tema que nos unió mucho cuando yo era un niño, la superación de los miedos de infancia. Ella me enseñó a disfrutar imaginando cosas y me lo fomentaba contándome historias y jugando mucho conmigo. En general es un cuento autobiográfico, aunque mi madre jamás ha sabido dibujar, eso es una licencia artística”.
¿Cuál es tu monstruo preferido? “Todos esos monstruos están basados en miedos «auténticos» que tenía de pequeño. Tal vez el mayor de ellos era el miedo a lo que hubiese debajo de la cama. Yo pensaba que había algo muy malo bajo ella. Cuando empecé a dibujar esa página primero dibujé al niño acostado, después la pompa y después un pequeño gnomo con pijama. Me hace pensar muchas cosas sobre por qué los pinté así y por eso es mi ilustración favorita del álbum”.

El libro se lo dedicas a todas las madres con hijos con alguna discapacidad. Y de hecho en algunas ilustraciones aparecen unas muletas… “Aparecen muletas o su sombra o partes, en casi todas las ilustraciones, pero de forma muy discreta y aparecen pompas (imaginación) en todas las páginas, por si queréis buscarlas -afirma Enrique Benítez Bellón-. Yo tuve la polio a los siete meses de edad y esto me produjo una cojera con la que he convivido toda mi vida. Pienso que estos miedos que tenía se produjeron en gran medida por la cantidad de operaciones a las que me sometieron de pequeño. Durante mucho tiempo tuve una movilidad muy reducida y esto hizo que desarrollara mucho la imaginación. La imaginación es una herramienta muy potente pero peligrosa, si piensas que lo imaginado es real. Cuando entendí que sobre todo servía para jugar con ella me fue mucho mejor y por eso quise hablar sobre este tema. Hay muchos niños con graves problemas físicos a los que se le cierran muchos caminos laborales y sociales. Para todo el mundo, pero en especial para ellos, la imaginación puede ser un arma magnífica con la que defenderse e integrarse en esta sociedad. A mi me ayudó decisivamente a hacerlo”.
¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Estoy trabajando en un álbum ilustrado sin texto sobre la alegría de recuperar la salud”.
Cómic
Cecilia Vårhed nos habla de su trabajo en ‘Santa Carencia’
A Amor acaban de ponerle los cuernos y tiene que ser ella misma quien rompa con su novio por teléfono porque él es demasiado cobarde para hacerlo. Además, no tiene ni casa ni trabajo ni dinero. Lo que sí tiene es un grupo de amigos en los que no se puede confiar demasiado, pero que han creado una extraña dependencia entre sí y, a pesar de todo, permanecen juntos. Quizá lo que los une es que ninguno parece capaz de hacer otros amigos, y que tampoco están mucho mejor que ella. Entre fiestas decadentes, videojuegos, citas fallidas, sueños frustrados y mucho autodesdén, Amor hará todo lo que la procrastinación le permita para sobrellevar su pena. Con estas palabras La Granja Editorial nos presenta ‘Santa Carencia’. Con Cecilia Vårhed charlamos en las siguientes líneas sobre este cómic.

¿Cómo nació este proyecto? “Alquilé una habitación en una casa que pertenecía a un «grupo de medicina alternativa». Eran como una secta. Los coches aparcaban afuera todos los lunes y realizaban exorcismos en la planta baja, justo debajo de mi habitación, así que oía cánticos, toses, gemidos y gritos. Cada semana había una nueva catástrofe con mis amigos y nunca supimos por qué. Fue una época miserable y cómica. He hecho cómics sobre mis amigos toda mi vida, así que se ha convertido en una especie de hábito”.
¿Qué encontramos en este cómic? “Santa Carencia trata sobre unos amigos que tienen una dinámica de grupo muy extraña: creen que todos los demás son unos perdedores, como una forma de defenderse de ser ellos mismos los verdaderos perdedores. No soportan la idea de que alguien se separe del grupo y triunfe por sí solo. Dentro del grupo hay amor, pero es indistinguible del odio”, nos cuenta Cecilia Vårhed.

¿Cómo fue el trabajo previo al libro? Me refiero a la fase de investigación, la documentación, las pruebas, quizás incluso los dibujos en un cuaderno… “Solía hacer fanzines sobre cosas que me sucedían la semana anterior, y cuando tuve cinco, ¡sentí que debía rehacerlos en un libro! Fue genial porque a todos les pareció bien que los usara como personajes de cómic. Zack dijo que le hacía sentir «como una persona real». Algunos eventos reales se edulcoraron en la versión de cómic, y no al revés”.

“También se hicieron algunos cambios entre los fanzines y el libro. Alfons solía ser humano, pero muchos personajes humanos resultaban espeluznantes. Además, los hice mucho más atractivos en el libro que en los fanzines. En Suecia, los personajes suelen ser muy feos. Incluso los dibujantes más atractivos se hacen ver muy feos en sus cómics. Entiendo que es una representación del yo interior del artista. Y eso suma; cuando hice los fanzines estaba muy agotada y ansiosa, pero cuando hice el libro me sentí genial. Por eso Amor solía parecer anémica y ahora parece que le han hecho una transfusión de sangre”, asegura Cecilia Vårhed.
¿Cómo nacieron estos personajes? ¿Por qué son diferentes? Cuéntanos tu enfoque al crearlos. “Originalmente tenía más personajes, pero el editor sueco Fredrik Jonsson me recomendó este ejercicio narrativo genial: escribir cinco adjetivos para cada personaje, que no se puedan superponer con los de ningún otro. Así defines a los personajes con mayor claridad. Todos provienen en mayor o menor medida de personas que he conocido, pero me aseguro de que sean arquetípicos para poder seguir inspirándome en ellos, independientemente de quién esté o no en mi vida. Quiero que los personajes crezcan conmigo para poder seguir usándolos incluso cuando tenga 100 años y esté en una residencia de ancianos. Siempre habrá un Alfons o una Guerrera del Amor en algún lugar”.

¿Con qué personaje te identificas más? ¿O cuál tiene más en común con Cecilia? “Es una mezcla entre Amor y Alfons… Amor tiene más de mi historia, pero temperamentalmente soy más colérica, como Alfons. Aunque gran parte del personaje de Alfons depende de que sea un hombre. Hay muy pocas mujeres que puedan ser mujeres como Alfons”, continúa Cecilia Vårhed.
Cuéntanos algo sobre las ilustraciones. “¡Me encantan los estilos de dibujo que cambian mucho! Muchos dibujantes de cómics de mi generación en Suecia empezaron a leer manga en la biblioteca del colegio, así que tenemos esta raíz en común. Cuando una chica del instituto empezó a darme la lata con la anatomía, dejé de dibujar manga y aprendí cómics alternativos. Entonces quise volver a hacer algo bonito y lo mezclé todo”.

¿Con qué técnicas trabajaste en este libro? “El libro está hecho digitalmente, lo cual tiene un estatus bastante bajo en la comunidad artística. En el futuro podría volver al dibujo tradicional por un tiempo, o tal vez no. Para mí, lo más importante es la narrativa, y cualquier método que me permita hacerlo y, al mismo tiempo, tener tiempo para mi trabajo en la fábrica de cajas prevalecerá”, confiesa Cecilia Vårhed.
¿Cómo fue el proceso de creación de este libro? “Fue muy largo, ya que hice los fanzines hace algunos años. Tuve que encajar todo en una historia coherente. Sabía que quería seguir usando a los personajes durante mucho tiempo, y como esta es su historia, tuve que empezar el primer libro como en los fanzines”.

¿En qué estás trabajando ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “¡La secuela saldrá en Suecia dentro de un año aproximadamente! En el nuevo libro, la pandilla se ha separado por el tiempo y parece que a todos les va bastante bien. Pero, a medida que avanza, todo se desmorona y se ven obligados a reencontrarse con la amistad. Se embarcan en un viaje para ver si el destino existe y, sobre todo, si está de su lado o no. Ha sido genial escribir algo completamente nuevo con todo lo que sé sobre el mundo ahora y que antes desconocía. El proceso ha sido divertidísimo, como bajar una montaña en coche”.
Álbum Ilustrado
Antonio Lorente y su versión personal de ‘El Principito’
En esta edición ilustrada, la célebre narración ‘El Principito’ vuelve a latir con fuerza gracias al talento del reconocido artista Antonio Lorente. Su trazo delicado y expresivo aporta una nueva mirada al pequeño príncipe venido de otro planeta, cuyas preguntas ingenuas desvelan las verdades más hondas sobre la vida, la amistad y el amor. Con estas palabras nos presenta la editorial Edelvives este proyecto, sobre el que hablamos con su autor, Antonio Lorente.

¿Cómo surge este proyecto? “Fue una propuesta mía. Sabíamos que la obra iba a estar libre de derechos. Hace un par de años lo comenté con mi editora, y en realidad estábamos pensando en lo mismo, íbamos todos al unísono”.
¿Cuándo fue la primera vez que leíste ‘El Principito’? “Yo tuve dos lecturas importantes de ‘El Principito’ en mi vida. Luego la he leído otras muchas, pero la más importante y, digamos, la que me ha marcado en mi vida, fue cuando era un niño. Igual tendría 8 o 9 años. No le vi la profundidad que realmente tiene, sino que me pareció como un libro de aventuras, ¿no? Y me marcó, me encantó -confiesa Antonio Lorente-. Pero después tuve una segunda lectura cuando fui a vivir a Londres, a buscarme la vida. Lo leí en inglés, quería un libro sencillo, un libro que no fuese muy denso para aprender inglés y para hacerme con el idioma, y me leí ‘El Principito’. En esa segunda lectura ya empecé a comprender lo que era esta obra, qué es lo que te quiere decir. La magia de este libro es que cada vez que te lo lees le sacas una lectura diferente”.

¿Cómo ha cambiado un poco esa visión? Ahora que lo has trabajado más en profundidad, por decirlo de alguna manera. “He llegado a hacerlo propio, y eso está muy guay. Al final he construido mi propio universo de ‘El Principito’. Me headentrado tanto, tanto, que al final lo he hecho muy mío, que era de lo que se trataba. Respetando todo lo que viene siendoel libro, lo que es la historia, intentando siempre respetar al máximo su imaginario. Pero en este caso me he permitido incluso algunas licencias”.
“Tienen bastante similitud, si te das cuenta, porque tiene mucho espacio blanco. Era difícil intentar hacer un libro con mi estilo de algo tan sencillo. Esas pequeñas líneas del autor, y hacerlas de repente tan barrocas… Entonces, ahí tuve un poco de miedo al principio, pero luego pensé que era una idea bastante buena, hacer una nueva versión”, asegura Antonio Lorente.

¿Has disfrutado este proyecto? “Un montón, lo he disfrutado muchísimo. Empecé con miedo, pero me suele pasar en muchos proyectos, sobre todo con proyectos que tienen una iconografía tan marcada, como el caso de ‘El Principito’. Esemiedo fue desapareciendo conforme humanicé a Mi Principito, y estoy súper contento, la verdad, con lo que he realizado”.
Recuero, por ejemplo, cuando hablábamos sobre tu trabajo en ‘Peter Pan’, como le habías dado también tu toque al personaje… ¿Cómo es El Principito de Antonio? “Yo quería que fuese muy especial. Muy especial ya desde ese primer impacto visual. Y al principio empecé a inspirarme un poco, no en el personaje en sí de Eduardo Manos Tijeras, pero sí en esa sensación que transmite de pureza, de nobleza, de un punto lunático. Por eso, cuando empecé a crear ‘El Principito’, en los primeros pasos, le di muchas vueltas, hasta que llegué al que quería. “Al principio lo hice como muy repeinado, y empecé como a desmelenarlo, a sacarle mechones más largos, a darle ese punto más lunático que yo considero que tiene, hasta que dije: “lo tengo”, este es El Principito que tiene que salir”, afirma Antonio Lorente.

Si hablamos de técnicas, imagino que está en la misma línea que los últimos proyectos… “Sí, es cierto que estoy retrocediendo, estoy volviendo a las bellas artes… pero luego, como todo, lo termino digitalizando, dándole toques de color digital, pero sí que hay mucho de gouache, de óleo, de técnica artesanal tratada con alguna pintura digital o con toques concretos”.

¿Qué hay de Antonio Lorente en este Principito? “Pues yo diría que todo, tiene todo de mí, porque he intentado volcar todo lo que sé en este libro y la verdad que viendo el resultado final estoy súper contento, he salido de mi zona de confort también, porque es algo muy diferente a lo que suelo hacer, imágenes sin fondo. “No me habría imaginado nunca hacer un libro prácticamente sin fondo, y que a la vez funcione como esa sensación de espacio. Todo lo conceptual que he metido en este libro creo que ha funcionado, y como objeto final estamos muy contentos”.
Cómic
Fran Mariscal une problemas sociales y fantasía en ‘Moribundo’
Novelista de terror en cierne, Egon trata de mantenerse a flote mientras su vida entera se va a pique. La causa de su caída se llama Liz Tombstone y es la única heredera del antiquísimo clan de vampiros que gobierna la localidad de Hollow Hill. Juntos, Liz y Egon han establecido una relación tóxica que solo puede conducir a un destino peor que la muerte. Fran Mariscal debuta con una historia angustiosa y sobrenatural a medio camino entre el horror y el delirio, una historia que expresa al mismo tiempo el miedo a la separación y la esperanza de construir una vida mejor. Norma Editorial publica este cómic. Sobre ‘Moribundo’ hablamos en las siguientes líneas con su autor.

¿Dónde está el origen de este proyecto? “Nace, precisamente, de una depresión que tuve a raíz de una ruptura de pareja que fue muy nociva, y que termina en una depresión. Estuve yendo a una psicóloga, con terapia, rodeado de la familia, todo para salir del bache. Y fue durante estas sesiones donde la propia psicóloga me sugirió la idea de que yo expresara, purgara ese malestar que tenía, mediante la escritura. Como la escritura no era mi medio de expresión, decidí hacerlo mediante el dibujo. Hice algunas páginas, pero no lo continué porque no estaba en condiciones en ese momento de hacer realmente nada”.
“Pasó el tiempo, me recuperé, rehice mi vida, con todo lo que conlleva una recuperación, que es un proceso lento. Cuando ya me vi más capacitado, retomé aquellas páginas y sentí la necesidad de terminar ese tebeo para ya purgar del todo lo que tenía ahí dentro. También para utilizarlo a modo de cuento, como podría ser un cuento de los hermanos Grimm, con metáforas y con alegorías de los peligros que de adultos nos podemos encontrar, por ejemplo, lo que puede ser una depresión, o una relación de pareja tóxica y relaciones, en general, nocivas”, nos cuenta Fran Mariscal.

“Yo no quería hacer una crónica ni una historia autobiográfica, así que me lo llevé a mi terreno y encontré la figura del vampiro, un ejemplo perfecto para hablar de esto mismo que he comentado, y así nace Moribundo”.
Si tuvieras que definirlo en una o dos frases, ¿qué se van a encontrar los lectores en las páginas de este cómic? “Se van a encontrar una historia con tintes góticos sobrenaturales, con una estética que bebe mucho de autores como Dave McKean, como Bill Sinclair, como Jorge González, y que bebe mucho, sobre todo, de esa gran época que fueron los cómics de vértigo, en mi opinión, y van a encontrar una historia con una doble lectura”, asegura Fran Mariscal.
Si hablamos del dibujo, de las ilustraciones, ¿qué dirías que tienen de característico? A simple vista con ilustraciones como desdibujadas… “Sí, y creo que también está entrando por los ojos precisamente por el apartado gráfico. Sí que es mi primera obra como autor completo, pero con el tema de los lápices, sí que tenía más seguridad en mí mismo. Entiendo que gráficamente pueda sorprender, porque se ve diferente a lo que hay ahora”.

Has hablado de que te sientes cómodo con los lápices, ¿con qué técnicas sueles trabajar o con qué técnicas has trabajado en concreto en este proyecto? “Vengo de darle mucha caña a lo que es el tema tradicional y de mancharme las manos con pintura y técnicas mixtas, pero sí que es verdad que en ‘Moribundo’ y en los últimos trabajos que he ido realizando he optado por trabajar en digital, más que nada por la versatilidad y por la velocidad con la que se puede trabajar -continúa Fran Mariscal-. Siendo Moribundo un cómic tan extenso, haberlo hecho todo en tradicional habría sido muy laborioso y, sobre todo, que me habría llevado mucho más tiempo. Entonces opté por hacerlo en digital. El que me conoce sabe que yo trabajo el digital de la misma manera que en tradicional, voy pintando encima y voy aplicando mis texturas, uso mis pinceles, o sea, que más o menos es lo mismo, solo cambia el medio, la herramienta”.

Hay una cosa que me ha llamado mucho la atención, y es ese recurso que utilizas cuando rompes en pedazos la línea que separa las viñetas. “No puedo decir que sea original, no lo es, ya había un cómic de Batman, en el que cuando las cosas se iban poniendo un poco tensas o desagradables, pues las viñetas se rompían y parecían que formaban parte de la propia ilustración, como si fuera un collage, y eso en su día me sorprendió bastante. En Moribundo lo vi como un recurso que podía ir bien y que le podía aportar un punto más interesante, eso de romper lo que son las viñetas, al final las viñetas separan las acciones de la historia y muchas veces son elipsis de tiempo”, asegura Fran Mariscal.
“Entonces, siendo un cómic, digamos, tan onírico y tan personal, me parecía interesante que se rompieran todos los esquemas posibles y que precisamente el lector, cuando ve una página en la que se están rompiendo esas celdas que encasillan las acciones, se quede desconcertado también, y creo que eso sí que lo he conseguido”.

Me estás contando que al final es un proyecto que es bastante personal. ¿Es más fácil de trabajar con ello, porque es algo que evidentemente has vivido, o es más difícil porque realmente te expones al lector? “Creo que un poco de ambas, la verdad. Creo que no sería capaz de contar una historia de algo que no conozco, de lo que no tengo información o algo con lo que no me sienta cómodo. Pero, por otro lado, también durante el proceso de la creación del cómic, sí que había momentos en los que me incomodaba un poco contar alguna cosa, porque al final sí que eran muy parecidas a como realmente a mí me ocurrieron. Tenía que buscar alguna manera de contar cosas sin entrar en el morbo, porque es algo que a mí no me interesaba, yo realmente con esta historia no quería hablar de mí, ni de mi expareja, ni de nadie, al final quería hacer algo lo más genérico posible, pero teniendo alma, que no quedara un producto vacuo, y que, sobre todo, el lector se pudiera sentir identificado o que le pudiera ayudar si está pasando por algo parecido o conoce a alguien que haya vivido algo parecido”, nos cuenta Fran Mariscal.

Ahora estás volcado con la promoción de Moribundo, que acaba de salir, como quien dice, pero no sé si tienes algún proyecto ya en mente y no sé hasta dónde nos puedes contar. Pues sí, ahora estoy volcado con esto, pero sí que ya empecé con otro proyecto, que es un western. Es un género que a mí me gusta mucho y creo que se pueden contar historias también crudas e historias de violencia, de venganza, pero quiero darle mi toque de terror, volcar mis inquietudes ahí. De momento lo tengo en pausa. Ahora toca Moribundo”.
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