Entrevistas
Concha Pasamar nos habla de ‘Tiempo de otoño’
Tiempo de otoño es un álbum atemporal que recorre la belleza de los momentos aparentemente insignificantes y anima a vivirlos desde una mirada atenta al presente. Esa consciencia de lo pequeño que consigue suspender la fugacidad del instante se muestra aquí en un breve itinerario por los estímulos y sensaciones que la llegada del otoño provoca en la protagonista. Los cambios en el entorno y la naturaleza, que modifican también nuestras rutinas diarias, se presentan en un lenguaje poético, con ilustraciones en las que los colores se dosifican y acompañan un dibujo suelto y expresivo a carboncillo. La paleta cálida y la técnica natural refuerzan así el sentido de los textos que, sin mencionarlo, apuntan al hecho de que vivir es un recorrido en el tiempo. Este no es sino una sucesión de pequeños presentes llenos de sentido. Con estas palabras presenta la editorial Bookolia este álbum ilustrado, un trabajo de Concha Pasamar, con la que hemos charlado.

¿Cómo nace este proyecto? Concha Pasamar: “En esto ‘Tiempo de otoño’ no difiere de mi anterior libro como autora: surgió como trabajo personal del curso de álbum ilustrado de Marián Lario y, de hecho, es anterior a ‘Cuando mamá llevaba trenzas’, aunque se haya publicado más tarde. Pasó algo parecido en este caso: dejé preparado texto, storyboard, y algunas definitivas, y ahí quedó todo. La idea de “mover” el proyecto no era entonces prioritaria, y siempre tenía algo más entre manos que me justificaba en la postergación de la tarea de enviarlo a editoriales. En fin, el libro fue también fruto de un proceso de aprendizaje en el que elegí hablar de las sensaciones que esta estación produce y producía en mí. Me apeteció más emprender un álbum íntimo que fabular. Aunque hubo algunos ejercicios más propiamente narrativos e infantiles en aquel curso, elegí como asunto del álbum aquello de lo que me apetecía hablar en ese momento -era otoño, y el cambio me encanta, pero también me pone algo nostálgica-: los momentos sencillos, su belleza y su densidad”.
¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Creo que hallarán algunos puntos de conexión en aquello que experimentamos si vivimos en un entorno con estaciones bien marcadas, pero eso es tal vez lo más superficial. Creo que encontrarán, sobre todo, una llamada a vivir con atención al detalle, a dotar de intensidad a lo cotidiano. Esa intensidad, creo, puede compensar lo fugaz del paso del tiempo; al menos, a mí me permite prolongar el tiempo de otra manera, hacia el interior. Creo que el libro puede ser como un pellizquito para que uno se detenga más a menudo a disfrutar de una luz, una sensación, una compañía… Al parecer, encontrarán también algo de poesía en la combinación de imagen y texto, pero eso no lo he dicho yo 😉.”

¿Cómo son y cómo eran tus otoños? “Bueno, eran muy normales, en realidad -nos confiesa Concha Pasamar-. Como para todos, creo, suponían la vuelta a la rutina escolar, que nunca fue un motivo de tristeza para mí: se terminaban algunos privilegios del verano, pero llegaba el reencuentro con los amigos, los cuadernos nuevos, el frío en la cara, los colores cálidos, las salidas a buscar setas, el calor del hogar…; en fin, lo que aparece en el libro. Y no son muy diferentes ahora, la verdad: mi vida ha seguido siempre el ciclo escolar. Primero como alumna y luego como profesora, el año se renueva para mí al llegar el otoño (también literalmente, porque mi cumpleaños a menudo coincide exactamente con el equinoccio)”.
¿Qué fue lo más difícil en este proyecto? “Desde el punto de vista de la creación, no recuerdo que fuera un proyecto especialmente difícil de sacar adelante…No había ninguna presión y vi la forma que quería que tuviera enseguida. En el texto sí es cierto que hubo una reelaboración, porque primero hice una versión mucho más escueta, algo poética, pero más conceptual y por ello más opaca. Creo que fue bueno que Marián me señalara que podría ganar con mayor carga narrativa -aunque realmente tampoco hay mucha en la versión final-”.
¿Cómo estás llevando este último año extraño que hemos vivido y que seguimos viviendo? “Bueno, no puedo quejarme, porque he seguido trabajando; con cambios que requieren tiempo y esfuerzo, pero trabajando y en contacto también físico con los alumnos -nos cuenta Concha Pasamar-. Eso es mucho. También me ha acompañado hasta el momento la salud, a mí y a los míos. Y eso es muchísimo. Por lo demás, tengo la paradójica sensación de que el tiempo va a la vez despacio -no hay apenas hitos que despunten en las rutinas- y deprisa -¿ha transcurrido ya un año sin hacer nada especial en todo este tiempo?-. Siento que hay aspectos positivos, que me he refugiado aún más en lo sencillo y en la naturaleza, pero es inevitable el cansancio: echo de menos la compañía de muchas personas queridas, y la sensación de libertad. No es que quiera hacer nada demasiado especial -ahora mismo encuentro especial viajar a más de 50 km de mi casa, ver a mis amigos, asistir a un concierto, celebrar con la familia- ; pero sí me gustaría recuperar esa sensación de saber que si quisiera podría hacer todo eso, que ha ganado en significado, e incluso algo más”.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? Nos llama la atención también el uso del color que has hecho… ¿Con qué técnicas trabajaste? “Tal vez su naturalidad y su calidez, en varios sentidos. Creo que dibujé este libro de una manera muy intuitiva; cuando lo hice solo había hecho un curso breve de composición (era toda mi formación en ilustración) y no había abierto nunca un programa de ilustración digital -ni tenía intención de hacerlo, qué ilusa-. El carboncillo es un material que se ajusta bien a mi dibujo suelto, que permite rápidamente contrastes, que llena y que siempre me gustó (mi madre dibujaba con carboncillo a veces y lo probé muy pronto). Este álbum fue mi primer proyecto de ilustración, y me sentía más cómoda en una paleta limitada –sigo estándolo-, así que pensé que la calidez de la estación la podría poner el papel, la expresividad el trazo del carbón y los toques de color el pastel. Me costó mucho más dar con la forma para ‘Cuando mamá llevaba trenzas’. Digamos que en el uso del color me reconozco más aquí”.
¿Qué hay de diferente respecto a otros trabajos? “Realmente, no lo sé bien. Yo lo siento un trabajo muy muy mío –en la línea de ilustración que luego tuvieron también las imágenes de 9 Lunas (Poemas para esperarte), de Mar Benegas (Litera)-. Como cronológicamente es el primero y no pensaba tampoco en su publicación, desde mi perspectiva diría que lo que este álbum tiene de especial para mí es que fue un acercamiento totalmente libre y personal al género -afirma Concha Pasamar-. Desde ese mismo punto de vista, casi diría que los diferentes son algunos de los que vinieron después, aunque se publicaran antes, sobre todo aquellos en los que utilicé una paleta amplia y viva – digital o manual-. Si hablamos del álbum en su conjunto, podría decirse que tal vez sea más sensorial -aunque igual de íntimo- que ‘Cuando mamá llevaba trenzas’”.


Háblanos un poco del proceso de elaboración de este libro. “Como he comentado, seguí a rajatabla las pautas del curso de álbum durante unas semanas en las que estudié personaje y ambientes, hice y revisé el storyboard y llegué a terminar unas siete u ocho ilustraciones. Luego el libro quedó en barbecho y seguí con mis cosas”.
“Se lo mostré a Luis Larraza, de bookolia, si no recuerdo mal, mucho después, tras terminar ‘Cuando mamá llevaba trenzas’, y lo quiso publicar –tengo que agradecer esa confianza en estos álbumes de sensaciones-. Así que tuve que retomar las ilustraciones restantes varios años después (en otoño de 2019) -continúa Concha Pasamar-. Temí que mi manera de hacer hubiera cambiado, pero creo que el propio material me condujo enseguida al mismo trazo. Como ya todo estaba planteado, fue rápido –el material se presta también a ello, creo-. A continuación replanteé las guardas, la página de créditos/portada y la cubierta. Además, preparé numerosas sugerencias para enlazar la lectura y la experiencia, que están accesibles a través del QR de la cubierta.

¿Qué dirías que has aprendido con este proyecto? “Lo aprendí casi todo sobre la elaboración de un álbum en cuanto a su estructura y su proceso, también sobre el engarce de texto e imagen en el libro álbum”.
¿En qué estás trabajando ahora? “He entregado ya las ilustraciones para un álbum de Paula Merlán con Cuento de Luz y estoy terminando de dar forma con Luis Larraza, de bookolia, a un romancero de Paloma Díaz-Mas; ambos libros verán la luz a principios de este otoño. Dos trabajos muy ilusionantes y diferentes que me han hecho disfrutar mucho, de maneras muy distintas. También estoy en fase de documentación y planificación de un libro de no ficción para A Fin de Cuentos sobre un tema apasionante -tiene que ver precisamente con el poder transformador de la palabra escrita-, y retomando un proyecto precioso -ya encauzado- con texto de Pablo Echart, que saldrá con Triqueta en 2022”.
“Y sin preverlo, resulta que de otro curso fantástico de Marián Lario ha salido una nueva idea a la que he conseguido poner palabras y un primer storyboard, y parece que ya ha encontrado casa -afirma Concha Pasamar-. Voy escribiendo también otras cosas, sin prisa…Veo con claridad que, si se riega y se cultiva con constancia, la creatividad no deja de dar brotes, aunque haya estado en letargo mucho tiempo, como en mi caso”.
“Y recibo otras propuestas interesantes e ilusionantes, pero una llega a lo que llega y debo dosificar. Mi trabajo me impone muchas limitaciones porque la docencia y la investigación –actividades que tienen también sus dosis de creatividad- terminan siempre robando espacio al tiempo libre, especialmente en estos dos últimos cursos tan extraños y demandantes, así que iremos poco a poco con unas cosas y otras, porque sencillamente vivir también es importante”.
Cómic
Carine Hinder nos presenta a ‘Bruma’ en su primera aventura
Encontrada en el bosque cuando apenas empezaba a caminar, ‘Bruma’ es hoy una niña espabilada que tiene un único sueño: ¡convertirse en bruja! El día en que su padre adoptivo le revela que la encontró con un libro secreto, un grimorio mágico, todo queda cristalino… ¿Y si Bruma fuera realmente una bruja? No se hable más, da con un caldero de segunda mano y se dispone a abrir su primera tienda de brujería. Con gran determinación, recluta por el camino a su ayudante, un cerdito negro llamado Hubert, y tiene en su amigo Hugo un compañero de aventuras encantado de ayudarla en esta empresa emocionante.
Pero Bruma no parece tener las habilidades de una bruja de verdad: sus hechizos no surten efecto y en cuanto a su primera poción, ¡acaba de dejar a todo el pueblo con una espesa niebla! No importa: convencida de la fuerza de sus poderes, decide adentrarse en el bosque prohibido para luchar contra un dragón legendario que cree que es el único causante de esta misteriosa niebla. Terca, decidida y un poco arrogante, guiará a Hugo y Hubert en una aventura salvaje que sorprenderá a muchos. ¿Y si Bruma tuviera realmente un don y un destino extraordinarios?

La editorial Astiberri lanza esta serie protagonizada por una pequeña heroína fuerte, divertida y entrañable. Los dibujos de Carine Hinder y el guión de Jérôme Pelissier la convierten instantáneamente en una lectura imprescindible. En Francia, su país de publicación original, son muchos los que han disfrutado de la lectura de este primer volumen: la crítica, que ha galardonado a ‘Bruma’ en numerosas ocasiones (premios BDGest’, Splash!, Quai des bulles, Planète BD, Bulles de cristal), el público, ya que la serie lleva unos 225.000 ejemplares vendidos, y los profesionales de la animación, dado que el estudio Folivari tiene un proyecto de adaptación audiovisual en marcha. Con Carine charlamos un poquito más sobre ‘Bruma 1. El despertar del dragón’ en las siguientes líneas.
¿Cómo nació este proyecto? ¿Cómo se creó este personaje? “Jérôme Pelissier y yo vivíamos en París cuando decidimos mudarnos al campo, a un pueblo llamado Rochefort-en-Terre. Es un lugar precioso que se cubre de niebla en otoño. Estos paisajes me inspiraron mucho y quise crear un libro ilustrado ambientado en esa atmósfera. Imaginé que mi personaje principal podría ser una bruja, ya que su silueta -con sombrero puntiagudo y ropa oscura- resaltaría con gracia en la niebla. Le pedí a Jérôme que me escribiera una historia sobre una bruja y la niebla, ¡y así nació nuestro proyecto!”, nos cuenta Carine Hinder.

¿Qué encontramos en este libro? “El pueblo de Groach siempre ha tenido una bruja para proteger a sus habitantes. Desafortunadamente, la última desapareció hace varios años, y ahora los aldeanos ya no se atreven a aventurarse más allá de los límites del pueblo. ¡Bruma, una niña traviesa, decide convertirse en la bruja del pueblo! Pero se mete en problemas constantemente y termina arrastrando a su mejor amiga y a su cerdito a una gran aventura lejos de casa. Bruma es un cómic muy divertido, lleno de aventuras y personajes entrañables”.
¿Cómo fue la colaboración con Jérôme? ¿Cómo se desarrolló el proceso creativo? “Jérôme escribe la historia y yo la dibujo. Como Jérôme también es ilustrador, ¡también se encarga del color! Somos pareja y trabajamos en el mismo estudio, lo que nos permite intercambiar ideas constantemente y consultarnos en cada etapa de la creación -continúa Carine Hinder-. Tener la perspectiva del otro es extremadamente valioso; nos ayuda a mejorar nuestro trabajo constantemente. Ya habíamos colaborado en otros libros ilustrados antes, siempre yo me encargaba de los dibujos y él de los colores: nuestros respectivos puntos fuertes”.

¿Cómo fue el trabajo previo al libro? Me refiero a la fase de investigación, la documentación, las pruebas, quizás incluso los bocetos en un cuaderno… “Crear un cómic es un poco como hornear un pastel: ¡te aseguras de tener todos los ingredientes antes de empezar la receta! Así que primero tuve que diseñar a los personajes principales. Bruma tardó tres días en crearse. Después, todo fue más rápido: los aldeanos, el dragón, la aldea, el bosque y todas las criaturas que vagaban por los alrededores… Todo se desarrolló de forma natural. Me inspiré en mi propio pueblo para los escenarios, y también en la naturaleza. ¡Tenía un montón de bocetos y fotos para guiarme! Los propios aldeanos se inspiraron en personas reales de mi pueblo. Todo este trabajo se hizo en cuadernos de bocetos y en el ordenador, y me llevó aproximadamente un mes. En ese momento, teníamos todos los ingredientes listos y pudimos empezar la «receta»… en nuestro caso: el storyboard”, asegura Carine Hinder.

¿Cómo nació este personaje? “En aquel momento, estábamos en pleno confinamiento en Francia. Fue una época difícil la que vivimos con nuestros dos hijos. Les leímos muchas historias, y les encantaban especialmente los personajes divertidos, traviesos y torpes, aquellos con personalidades fuertes, pero de buen corazón. Bruma fue concebida para ellos, para aportar un poco de ligereza durante esos momentos estresantes”.
Háblanos de las ilustraciones. “Queríamos un cómic que combinara aventuras trepidantes con momentos de tranquila contemplación: grandes páginas ilustradas para variar el ritmo de lectura. Como el dibujo lo hacemos los dos, hicimos algunas pruebas para perfeccionar nuestro dúo. Cada nuevo volumen trae nuevos retos, ¡y es una verdadera alegría trabajar en esta serie!”, afirma Carine Hinder.

Háblanos de la técnica utilizada en este libro. “Trabajamos digitalmente, tanto para el dibujo como para el coloreado. Cada paso se realiza en el ordenador con nuestras tabletas gráficas. Esto nos permite ajustar fácilmente el storyboard y realizar mejoras en el cómic cuando sea necesario”.
¿En qué estás trabajando ahora? ¿Un nuevo proyecto? “¡Acabamos de empezar a trabajar en el volumen 5 de Bruma! En Francia, acaba de publicarse el volumen 4. También hemos empezado un álbum de cómics con relatos cortos protagonizados por nuestros tres héroes, que se publicará en 2027… ¡Y tenemos un montón de sorpresas preparadas!”
Álbum Ilustrado
Carmen Segovia y los ‘Cuentos oscuros’ de Shirley Jackson
Shirley Jackson, autora de obras maestras como La maldición de Hill House y Siempre hemos vivido en el castillo, firmó también numerosos relatos; no solo «La lotería» (1948), cuya célebre aparición en The New Yorker causó tanto revuelo y que, durante décadas, fue la única obra verdaderamente conocida de una autora por lo demás relegada, durante largo tiempo, a los rincones del «género» (llámese horror gótico o terror). Autora cuyo genio literario por fin aflora con la fuerza que merece ante lectores de todo tipo.
‘Cuentos oscuros‘ es una selección, coeditada entre Libros del Zorro Rojo y la editorial Minúscula e ilustrada por Carmen Segovia que reúne once cuentos que revelan una mirada penetrante sobre la oscuridad que permea la vida cotidiana, combinada con un talento peculiar para valerse de narradores poco fiables y crear personajes tan retorcidos como aparentemente ordinarios y hasta respetables. Sobre este proyecto hablamos en las siguientes líneas con Carmen.

Lo primero, cuéntanos cómo nace este proyecto. «Para mí este libro es un proyecto muy deseado que viene de lejos. En el verano de 2018, en una conversación con las editoras de Libros del Zorro Rojo, me preguntaron a qué autor de narrativa me gustaría ilustrar, y enseguida les respondí que a Shirley Jackson. Ahí quedó la idea sobre la mesa, nada más. Tenía clara la respuesta, porque ya llevaba tiempo con esa pequeña obsesión, la de ilustrar a esta autora».
«Había descubierto a Shirley a través de otras autoras. En 2014 estaba viviendo en México. Allí había descubierto otras maneras de entender el espacio entre lo real y lo fantástico, y cómo lo representaban artistas como Leonora Carrington, Remedios Varo.. pero a raíz de un duelo buscaba literatura que explorara lo inexplicable, y así fue como me topé con la antología de cuentos “Pájaros en la boca” de Samantha Schweblin editado por Almadía. Este libro me voló la cabeza y empecé a tirar del hilo. Así fue como descubrí a Shirley Jackson, una amiga me recomendó “Siempre hemos vivido en el castillo” y ya no pude parar de leerla. Quería ilustrarla para meterme de lleno en sus historias», confiesa Carmen Segovia.

«En el 2015, cuando se iba a cumplir el centenario del nacimiento de Shirley Jackson, junto con una agente literaria, estuvimos moviendo un proyecto de su cuento “La bruja”, uno de mis favoritos, pero no prosperó. Después intenté ilustrar sus cubiertas, pero tampoco se materializó nada. Paralelamente a los proyectos con editoriales, que no había manera que salieran, su referencia me iba acompañando de una manera u otra en proyectos personales de aquella época como en los fanzines “Hiedra Venenosa” o “Haunted House”, un experimento escénico con una amiga música».
«Pero no fue hasta hace tres años que Libros del Zorro Rojo me pregunta si todavía seguía interesada en ilustrar a Shirley Jackson. La respuesta fue un sí, claro. Y el proyecto se convirtió en el libro que tenemos entre manos “Cuentos Oscuros”, publicado finalmente en 2024 en coedición con Minúscula y traducido por Maia Figueroa Evans».


¿Qué encontrarán los lectores en las páginas de este libro? «Yo creo que encontrarán el universo de una de las mejores escritoras de relatos, más allá del género con el que se la quiera etiquetar. Esta edición reúne once relatos, y cada relato contiene una ilustración a doble página, que propongo como un momento de pausa en la lectura, para poder entrar en la historia desde otro lugar. Encontrarán personajes que deambulan entre la ingenuidad y la crueldad, casas que son refugio y cárcel, escenas domésticas donde se abren grietas a lo insólito. Personajes, en su mayoría femeninos, con problemas de adaptación a una casa, a un marido, a una familia, a un pueblo, a una sociedad opresora. Historias inquietantes contadas con maestría, humor, humor negro, sutileza e inteligencia, o sea, pura diversión», afirma Carmen Segovia.
¿Que te parecieron estos cuentos de Shirley Jackson la primera vez que los leíste? «Yo los disfruté muchísimo, como la misma autora dijo “I delight in what I fear”. Creo que es una selección interesante, todos los relatos son diferentes entre sí, una buena muestra de las distintas aproximaciones al terror que tiene esta autora -nos cuenta Carmen Segovia-. Algunos ya los conocía y otros no. “Los del verano” ya estaban entre mis favoritos, pero otros no, como “Louisa, por favor, vuelve a casa” o “El desconocido”, que me dejaron KO. Los cuentos de Shirley tienen ese poder increíble de acompañarte durante mucho tiempo una vez leídos, muestran contradicciones morales sin ser moralista, propone más preguntas que respuestas».


¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? «Aunque, en su mayoría, los cuentos están ambientados en un contexto muy concreto, el de las grandes mansiones decadentes, pequeñas poblaciones y suburbios estaudounidenses de posguerra (1940-1960), mi intención no era hacer un retrato realista del mundo de Shirley Jackson, sino intentar captar la esencia de sus temas y dejarme llevar por mi propia interpretación, crear imágenes que dialogaran con los relatos desde una visión de síntesis más que mostrar escenas en particular», afirma Carmen Segovia.

«Ilustrar una antología de cuentos es diferente a ilustrar una única historia en un álbum ilustrado. Los personajes, los escenarios, son diferentes, pero los temas o el tono de la autora son recurrentes, así que hay que buscar ideas visuales que también atraviesen y cohesionen todos los cuentos y que al mismo tiempo muestren lo particular de cada historia. Después de muchas vueltas, encontré los elementos recurrentes que iba a usar: las casas, los reflejos, las flores y el contraste entre colores brillantes y oscuros. Estos elementos pretenden ser la representación visual de los temas, para mí, importantes de los cuentos de Shirley: la ambivalencia entre el bien y el mal, la crueldad cotidiana, la opresión doméstica y social, la locura…».
¿Con qué técnicas trabajaste? «Los bocetos y estudios previos a lápiz, las ilustraciones finales están realizadas con acrílico y luego intervenidas mínimamente en digital».

Danos algunas pinceladas sobre el proceso de realización de este libro. «El proceso fue todo un reto, precisamente porque me gustaba mucho y quería hacer algo que me pudiera interesar como lectora, o que le interesara a alguien que no conociese a Shirley Jackson. Aproveché para empaparme bien de la autora, biografías, películas… y de otras autoras/pintoras que me resonaban en el mismo universo, como Gertrude Abercrombie. En una libreta del proyecto iba tomando notas, bocetos… También tomo fotos y voy montando un archivo que me sirve de referencia. Ahí fui llegando a las conclusiones que os explicaba antes y ya me lancé a los bocetos más definitivos», continúa Carmen Segovia.

«Tenía claro que quería que todas las ilustraciones fueran a página doble, que no se mezclaran visualmente con el texto, para abrir un paréntesis entre las dos experiencias. Así que todas las ilustraciones tienen el mismo formato. Mi editora Diana Hernández me iba acompañando en los diferentes pasos. Luego pasé a la fase de pintura. Era verano y una parte de este proceso me tocó en la casa familiar de Galicia. Para concentrarme y no verme tentada por las tentaciones vacacionales me encerraba a trabajar en la buhardilla o fallado, como se dice allí. Un escenario muy de novela gótica. Acabaron las fiestas y la mayoría de veraneantes empezaron a irse menos nosotros. Cuando bajaba del fallado, bromeaba con risa nerviosa al observar que todo empezaba a parecerse sospechosamente a los cuentos de Shirley».
¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? «Sigo con mis encargos de ilustración y clases. En cuanto a libros, desde hace un tiempo estoy más metida en la poesía, veremos si sale algo en forma de libro».
Álbum Ilustrado
Berta Páramo nos hace viajar en el tiempo en ‘Momias egipcias’
Descubre cómo los egipcios lograban transformar un cuerpo en inmortal. Las momias no son solo cuerpos envueltos en vendas. Se forman cuando el ambiente impide la descomposición natural, conservándolos durante siglos. Los antiguos egipcios perfeccionaron la técnica de la momificación con rituales complejos para garantizar la vida eterna. En las páginas de “Momias egipcias” aprenderás cómo se preparaban para el viaje hacia el más allá. Un trabajo de Berta Páramo que coeditan Zahorí Books y la editorial del CSIC, y que cuenta con la supervisión científica del egiptólogo José Manuel Galán.

Lo primero, cuéntanos cómo nace este proyecto.“Momias egipcias” es el tercer número que hago con CSIC y Zahorí Books en coedición para la colección Mentes curiosas-Curiosas mentes y tras “Oler” y “Bichos”. La editorial del CSIC tiene varias colecciones de adultos y tenían pendiente la idea de llevar la ciencia a los más pequeños. Así se pusieron en contacto con Zahorí Books, editorial especialista en libros informativos con la que yo ya había trabajado con“Robotland”, y surgió mi nombre para comenzar. La idea además era presentar a un investigador del CSIC con cada número que es el experto que revisa mi trabajo científicamente, lo que es un lujo. Como en el CSIC investigan de todo barajamos muchos temas. Egipto me ha atraído siempre, he estado allí por turismo y trabajando como arquitecta en una excavación arqueológica, así que encantada. Además, las momias tienen algo especial y muy particular en mi familia. Entre mis primos no nos mandamos caramelos o felicitaciones al uso en los cumpleaños, nos mandamos momias. ¡Somos así! (risas)”.
¿Qué encontrarán los lectores en las páginas de este libro? “Encontrarán un pedacito del Egipto Antiguo, el origen de la momificación, de cómo se convirtieron en maestros momificadores, por qué momificaban a sus muertos y cómo lo hacían paso a paso y alguna otra curiosidad”, afirma Berta Páramo.

Como ya nos decías, no es el primer libro informativo en el que trabajas… “Por el momento todos mis libros son informativos, de alguna manera parece que me estoy especializando, aunque no descarto la ficción. El primero fue ‘Cambio climático’ (Litera Libros) para el que hice las ilustraciones con textos de Yayo Herrero y María González. El resto los ilustro y escribo: ‘Fluidoteca’ (Litera Libros) sobre los fluidos corporales que se llevó Mención Especial en la categoría de Opera Prima en los Bologna Ragazzi Awards 2022 ; ‘Robotland’ (Zahorí Books) sobre la historia de los robots; ‘Manual de supervivencia para piojos’ (Litera libros) sobre los piojos de la cabeza, un libro que me está dando muchas alegrías entre ellas el prestigioso premio Jugendliteraturpreis en la categoría de no ficción que recibí el mes pasado en la Feria de Fráncfort; ‘Oler’ (Zahorí Books y CSIC) sobre el olfato; y ‘Bichos’ (Zahorí Books y CSIC)”.
“Siempre cuento que me gusta investigar, me gusta dibujar, me gustan los libros…¡así que hago todo lo que me gusta! No está nada mal. He descubierto que con mis libros hago lo que hacía de pequeña para estudiar: buscar mi propia manera de entender las cosas. Si yo lo entiendo así pienso que otros también pueden hacerlo”, confiesa Berta Páramo.
¿Cómo fue el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de documentación, de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “Siempre comienzo mis libros investigando qué hay en el mercado sobre el mismo tema. Imagínate, de Egipto hay muchísimo. La idea es no hacer más de lo mismo. Este es un libro exclusivo sobre momias egipcias, así que es una parte muy concreta de la historia de Egipto en la que podía centrarme. José Manuel Galán, el egiptólogo que luego revisó mis textos me sugirió algunos libros con los que comenzar y luego llegaron más”.

“También busco documentales. Una vez que tengo una idea amplia del tema decido qué es lo que quiero contar y cómo. ¿Dibujos? Sí, para pensar, componer…pero como método de trabajo… En este caso no los recopilé, no suelo hacerlo”.
¿Cuál ha sido tu mayor descubrimiento tras ese proceso o qué te ha sorprendido más? “Quizá la industria que se montó en torno a la momificación. Los antiguos egipcios pensaban que el ser humano estaba formado por un cuerpo físico y unas entidades espirituales. Al morir el cuerpo esa unión se rompía. Para poder vivir en el Más Allá tenían que recomponerla. El cuerpo físico era el soporte y por eso había que conservarlo, había que momificarlo. Eso sí, existían distintos tipos de momificación según lo que pudieras pagar… así que con dinero tu supervivencia en el Más Allá era más fácil”, nos cuenta Berta Páramo.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Diría que no soy una ilustradora típica con un estilo reconocible. Seguro que se ve la misma mano en todos mis libros, pero cada proyecto, cada libro, me pide algo distinto. En este caso las ilustraciones tienen mucho que ver con el arte egipcio y la paleta de colores también. Pero, por ejemplo, la parte en la que explico los pasos de la momificación es una vista cenital. No lo he visto nunca así explicado y supongo que tiene mucho que ver con mi formación como arquitecta. Me he dado cuenta de que hay muchos “planos” en mis libros”.
“Además, siempre me gusta meter historias paralelas, cosas que a veces no son muy evidentes en una primera lectura o bien para algunos lectores, aunque los más pequeños suelen verlo. En este caso, en los pasos de la momificación hay un gato que acompaña todo el proceso y cuando ya está acabada la momia que la llevan en procesión a la tumba, aparece el gato momificado también. Resulta que también momificaban animales por diversas razones y una de ellas era llevarse a sus mascotas para seguir teniéndolas en la vida en el Más Allá”, continúa Berta Páramo.

“También introduzco elementos que muy pocos verán pero que me hacen gracia. Aquí, en los textos que lee el sacerdote lector en el ritual de la momificación escribo en jeroglíficos “¡que la fuerza os acompañe!”, que vi traducido en la cuenta de la egiptóloga Marina Escolano-Poveda por el día de Star Wars y que me parece muy propio para decir a alguien que se va a la vida de ultratumba”.
¿Con qué técnicas trabajaste? “Suelo hacer bocetos a mano y trabajar en digital. Como he dicho, no soy muy cuidadosa con los bocetos y además me he mudado, de modo que de este libro no os puedo mostrar nada del proceso”.

Danos algunas pinceladas sobre el proceso de realización de este libro. Bueno, creo que ya lo he ido desgranando un poco: primero investigo, leo, leo y leo hasta que me hago una idea del tema. Luego paro para pensar qué quiero contar y cómo, y me pongo manos a la obra. En este caso la extensión del libro está definida por la colección, así que planteo un alzado del libro completo. Escribo e ilustro al mismo tiempo porque necesito ver la página compuesta. Luego hablo con los editores y discutimos temas. La diseñadora Joana Casals maqueta. Una vez hechas correcciones editoriales se lo envían al investigador, en este caso José Manuel Galán, egiptólogo, que lo revisa. Incorporamos, si hay, correcciones y ¡a imprenta!”, asegura Berta Páramo.
¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Sí, estoy trabajando en un libro sobre el Más Allá con Zahorí Books.Me he embarcado en un proyecto titánico pero que me está gustando muchísimo y creo que será un libro que refleje mucho cómo soy como autora”.
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