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Entrevistas

Segunda jornada del Encuentro Internacional de Ilustración Vilustrado 2019 en Valladolid.

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Segunda jornada de Vilustrado 2019. Arrancó con la charla de Francesca Sanna, que nos habló de inmigración, viaje y miedos, y cómo se reflejan en sus álbumes ilustrados. Siguió con Milimbo y Tres Tigres Tristes como ‘editores valientes’ y terminó la mañana con la trayectoria de Júlia Sardà a través de sus ‘crisis’.

Francesca Sanna

Francesca nos habla de su álbum ilustrado ‘El viaje’, que aborda el tema de la inmigración. «Empecé a preguntarme cómo podía enfocarlo, centrarme en un aspecto concreto. Concentré mis energías en el viaje, en la experiencia de la inmigración, en particular el viaje de un refugiado».

Vilustrado

«En historias como la de El mago de Oz, o Alicia en el país de las maravillas, el viaje es un proceso de transformación, es un viaje entendido como metáfora. El personaje crece a lo largo del viaje. El punto de vista del personaje es un punto de vista activo, un personaje que va superando obstáculos hasta llegar a un final».

«Hay una conexión que me interesa en particular en este tema. Los inmigrantes italianos que se desplazaban a América. Los italianos se encontraban en el otro lado de la historia. Por tanto, después de toda la búsqueda de historias para encontrar mi historia, empecé a buscar los personajes. De los personajes que realizan el viaje, el principal es una madre. No tengo hijos, no soy madre, por eso este personaje de alguna manera es mi mamá. Y de hecho la librería que ella tiene en casa es la que aparece en el libro».

«Dentro de los personajes, hay dos niños en la historia, un niño y una niña. La historia se cuenta en primera persona, el yo, en realidad no sabemos quién está hablando, si el niño o la niña, pero el punto de vista es el de uno de los niños. Se cuenta la historia a través de sus ojos. Mi punto de referencia, mi inspiración, una película, ‘La vida es bella’.

«El niño o la niña habla y en determinados momentos se siente muy pequeño respecto a otros personajes. Me preguntaba si alguien vería algún día estas ilustraciones y vería la relación que existe entre estos tamaños. En todo el libro está presente este juego, jugar con el significado de la inmigración. Una vez más el viaje entendido como metáfora. A veces el texto y las imágenes rompen esta relación, no siempre la imagen traduce lo que se lee en el texto». 

«Otro aspecto con el que he jugado bastante en este libro es el formato y la orientación de las ilustraciones. Es un formato horizontal, nos solemos mover de ese modo, aún no viajamos a la luna, así que no viajamos de forma vertical», cuenta Francesca. «Nuestro modo de leer las historias es de izquierda a derecha». Un problema cuando se publicó en árabe o en japonés… le dieron la vuelta a las imágenes… «Hay partes en las cuales el viaje se realiza hacia delante, pero también hacia atrás, reflejando ese sentido del viaje».

«La ansiedad, el miedo, siempre me ha gustado trabajar alrededor de esto. Y me preguntaba si podría hablar de estos temas, y estos dos aspectos se encontraron. Es difícil entender cómo se siente una persona que viene de fuera, pero todos hemos pasado por situaciones parecidas, en menor medida, claro, cuando hemos estado en una situación nueva», afirma Francesca en Vilustrado.

‘Io e la mia paura’ (‘Mi miedo y yo’) es el libro que surgió tras estos pensamientos. «No me gusta pensar que es una continuación de ‘El viaje’, porque a nadie la gustan las continuaciones. Pero sí me gusta el término compañeros, como si los dos libros fueran amigos. Aún teniendo formatos diferentes, el personaje es el mismo, la niña de ‘El viaje’.

Francesca Sanna en Vilustrado

Nos habla de sus investigaciones, con dibujos de niños, en este caso, por ejemplo, sobre a qué tienen miedo o qué les da miedo. Una de las respuestas más comunes era: el primer día de colegio. «Les enseñé a los niños mi storyboard, la historia que estaba construyendo, y hablamos de algunos aspectos de la misma. Uno de los puntos clave de estos debates fue lo difícil que es salir e ir a explorar el barrio en el que se vive, salir de casa…». Otra cosa, «además del miedo normal a la oscuridad, a la noche, el estar en un dormitorio nuevo, una habitación nueva, donde no tenemos nuestras cosas. Es una capa de miedo más que se añade», nos relata.

El miedo como personaje de Francesca se hace más pequeño, y otras veces más grande, en su historia. Un miedo de rostro amable, blanco, que abraza a su personaje, unas veces más fuerte que otras.

Y termina su charla en Vilustrado con su libro publicado en alemán. Yo misma me desplacé de una isla a un país lleno de montañas (Suiza). Empecé a pensar mucho en las montañas como personajes. Hay un combate entre la montaña y el tiempo, la meteorología.

Editores valientes

La segunda jornada de Vilustrado prosiguió con el encuentro titulado ‘Editores valientes’, con Milimbo y Tres Tigres Tristes, representados por Juanjo G. Oller y por Guillermo Pérez y Bárbara Centorbi respectivamente.

Vilustrado

Detrás de Tres Tigres Tristes están Guillermo y Bárbara. Son pareja y decidieron emprender con lo que les apasionaba, que era la ilustración. Empezaron con sus ‘Cuentos por correo’, con Raquel Díaz Reguera. Acordeones ilustrados… formatos diferentes. «Llegamos al álbum ilustrado de forma muy natural, pasando por juegos ilustrados, un libro de actividades con Guridi…».

Cuentos por correo

«Nacimos fruto de las ganas de editar otras cosas, que se acrecentó con la participación en el Festival ‘Como Pedro por su casa’ en Barcelona», nos cuenta Juanjo de Milimbo. «Estamos encima del proceso, desde la creación, hasta la impresión, la difusión, el acompañamiento en ferias… Hago libros porque lo necesito».

«El álbum es un objeto vivo, si hay personas que se van a estar relacionando, que van a intervenir en ese proyecto, debe haber una cierta química», afirma Bárbara en su intervención en Vilustrado. «Así sale mejor». «Nos llegan portfolios, los estudiamos, y hablamos con el ilustrador o la ilustradora, y los mejores libros que hemos hecho han salido así, dialogando», asegura Guillermo. «Si algo define nuestro catálogo es ese desarrollo conjunto con el ilustrador. A nosotros nos gusta trabajar así».

«Hay un vínculo. Cuando te llega un proyecto que te es afín, es un regalo del cielo», relata Juanjo. «Trabajamos muy juntos. Y nosotros también somos dos, somos pareja, y es muy vocacional. A veces incluso el autor ha venido a casa a pasar una temporada. Al final estamos remando juntos en ese proyecto. El libro ha sido el hilo conductor, y nos ha indicado que se pueden hacer otras cosas. Lo nuestro es casi un laboratorio. Un amigo nuestro me dice: «Todo lo que haces tiene tu ADN, porque lo tocas todo».

«Hay un cambio brutal, y hay librerías en las que el librero propone cosas que el lector no conoce. Un trabajo para que esas nuevas cosas lleguen a las librerías», comenta Juanjo. «Se están moviendo cosas», afirma Guillermo. «Poco a poco se está consiguiendo esa difusión». Para Juanjo «no hay nada como lo presencial. Hace mucho. Y el feedback que tienes, de escuchar a la gente, de ver cómo lo manipulan… Y os propongo ferias con otras perspectivas, con gente que tiene ganas de ver, no de vender. Y prefiero las pequeñas». «Bolonia es una Feria a la que hay que saber a qué se va», asegura Bárbara. «Nuestra primera visita fue decepcionante. Este año ya fuimos mejor, y de hecho tuvimos muchos encuentros y salió algún proyecto de allí».

«Entendemos el libro como algo abierto. Igual que empezamos a hacer libros y objetos, las instalaciones y otras creaciones han llegado de ahí. Salirse del libro es una vía muy potente de trabajo. Y hay muchísimas posibilidades», asegura Juanjo G. Oller en Vilustrado. «Nos interesa crear una herramienta que en manos de un lector, de un usuario, se puede transformar. Intentamos provocar al usuario para que haga sus propias cosas».

Júlia Sardà

La ilustradora Júlia Sardà cerraba la mañana de charlas en Vilustrado 2019. Con la frase «Everyday is Like Sunday» encabezando su charla, nos contaba que su interés era trabajar en algo que fuera vocacional. «Pero la libertad, tiene muchos aspectos. La libertad está muy bien si haces algo que te gusta, pero no está nada bien si no te gusta».

Vilustrado

«Yo siento que me expongo. Cuando dibujo y hago una ilustración considero que estoy haciendo algo íntimo. Lo vivo así, muy cercano», nos advierte Júlia antes de entrar de lleno en su charla. «Se necesita pasión para que esto funcione, es como mi gasolina».

Las crisis de Júlia son el hilo argumental de su intervención. Su primera crisis, en Bellas Artes, «porque yo llegaba con la idea de que quería dibujar, y me enseñaban otras cosas». La segunda crisis, la publicidad y los yogures. Entró en la Escuela Joso, «donde dibujaba mucho y aprendía un montón. Fueron cuatro años. Mis inspiraciones eran muy asiáticas. Era bonito porque trabajabas para descubrir qué querías decir». Terminaba el cole, y llegaba el abismo, el mundo laboral.

Empezó haciendo storyboards para anuncios de publicidad de los yogures Activia. «Pero no era feliz. Y en vacaciones hice mi proyecto fin de curso con el objetivo de salir de ese trabajo. Lo envié a todas las editoriales de España. Llegó un mail de una persona que trabajaba para la línea de merchandising editorial de Disney/Pixar. Lo dejé todo y llegué allí. Llegó la siguiente crisis, ‘The Disney Magic’. Hacíamos los libros que salían de forma paralela a las películas, pero mi ritmo no era el idóneo. Estábamos haciendo por entonces ‘Cars 2’. Empecé a encontrar el ritmo. Y yo hacía el color. El primero que hice fue un capítulo inédito de ‘Up’. No era vida, pero tenía la sensación de que conseguía lo que quería. Me fueron dando trabajos más complicados. Pero a nivel artístico era un aburrimiento. Ya no recordaba ni cómo dibujaba yo, todo era poner color, iluminar,… el trabajo que hacían otros», confiesa Júlia en Vilustrado.

«Y lo dejé todo y llegó la siguiente crisis. Empecé desde 0. Y un proyecto pequeñito que llegó me ilusionó un montón. Y después me llegó ‘El mago de Oz’ para el Círculo de Lectores. Y después llegó ‘Mary Poppins’. Me sentía muy feliz. Fue una época muy prolífica y era lo que me apetecía hacer».

«Me gustan los estampados, generar puntos de interés con la luz,… Me di cuenta de que mi criterio era importante. Si no se le pone amor no vale la pena nada de esto». Y termina su charla en Vilustrado con su último libro: ‘DUCKWORTH. The difficult child’.

Tenéis toda la información de Vilustrado en su web.

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Cómic

Joaquín López Cruces, Enrique Bonet y ‘El otro mundo’

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Joaquín López Cruces y Enrique Bonet

Verano de 1933. Un reducido grupo de estudiantes y maestros llega a Neveros, una remota aldea de la Alpujarra, enviados por el gobierno de la Segunda República para desarrollar allí uno de sus proyectos culturales más ambiciosos: las Misiones Pedagógicas, con las que quiere hacer llegar a los campesinos un inmenso patrimonio cultural al que nunca han tenido acceso -la música, el teatro, la poesía, el arte…-. En sesiones cargadas de magia, les descubrirán el cine y sus asombrosas proyecciones; les ofrecerán charlas sobre sus derechos y deberes como ciudadanos de la República, y les dejarán el rastro imperecedero de una biblioteca de libros y discos de pizarra. Con mucho esfuerzo, los viajeros se irán ganando la complicidad y el entusiasmo de los aldeanos, especialmente de los niños; pero también la hostilidad y la desconfianza de quienes ven amenazadas sus ideas, sus creencias y sus formas tradicionales de vida…

Joaquín López Cruces y Enrique Bonet

El otro mundo’, editado por Astiberri, se inspira en la experiencia real de la Misión Pedagógica desarrollada en varios pueblos de la Alpujarra granadina en agosto de 1933, entre cuyos miembros se encontraban el cineasta José Val del Omar y el escritor y poeta Antonio Sánchez Barbudo. Enrique Bonet Joaquín López Cruces indagan en los efectos del choque cultural entre dos mundos que siempre se habían dado la espalda, y en el enfrentamiento entre los anhelos de transformación social y la feroz resistencia al cambio y la pérdida de privilegios. Con ellos hablamos una mañana, en una cafetería junto al Arco de Elvira, en Granada, en una cafetería con libros que gestiona una familia gazatí. En las siguientes líneas tenéis algunas pinceladas y reflexiones alrededor de este trabajo.

¿Cuántos encuentros como este, aunque solo entre los dos, ha habido? “Alguna que otra, pero también muchas digitales, evidentemente, con mucho WhatsApp y mucho correo electrónico”, comenta Enrique Bonet. “Recuerdo que tuvimos la primera reunión, eso ya lo hemos contado varias veces, y esto fue por culpa de Munuera, fue el que nos lió. Fue en una reunión con varios dibujantes y cerveza -continúa Joaquín López Cruces-. Llevaba tiempo queriendo hacer un cómic largo, porque desde el primero que hice, hace más de 30 años, solo había hecho cosas más pequeñitas. Tenía mi propio proyecto, pero nada, eso de trabajar en solitario es muy complicado. Y fue Munuera el que me dijo que Enrique tenía un proyecto muy interesante”.

‘Le pedí a Enrique que me contara, pero me extrañó también un poco, porque siendo dibujante, y le dije: “¿no lo quieres hacer tú?” Y me dijo, no, no, estupendo”. “Yo llevaba tiempo dándole vueltas a la cabeza, con esta idea, con este proyecto de las misiones. Llevaba casi un año reuniendo documentación, pero no arrancaba con el guión”, apunta Enrique. “Si lo dibujas tú, no me lo pienso.Porque Joaquín, él lo sabe, ha sido uno de mis referentes o de mis maestros”.

Joaquín López Cruces y Enrique Bonet

¿El proceso de documentación? Enrique Bonet: “Yo había reunido mucha documentación escrita, empecé a informarme sobre las misiones, porque en internet había muchísima información, muchos artículos, y luego un libro que fue la fuente fundamental de información, tanto para mí como para Joaquín, que es un catálogo de una exposición que hizo la Residencia de Estudiantes hacia 2006, muy rico en imágenes y fotos. Es un libro muy bien editado. Fue un incentivo también para empezar a meterme en el mundo gráfico. Porque a mí esta idea surge gráficamente. La primera idea fue viendo imágenes que encontré por casualidad, y vi las primeras imágenes de un pequeño documental rodado por Val del Omar. Y esas primeras imágenes fueron las que me abrieron la pista y lo que me motivó a hacer la historia”. 

“También unida al tema de la Alpujarra -continúa Joaquín López Cruces-, que es un mundo que conozco bastante. He ido muchas veces y me parece también muy sugerente para dibujarlo”. En este momento comentamos cómo se refleja la singularidad de esta comarca granadina en una doble página, en la que Joaquín nos traslada casi a vista de pájaro a la plaza del pueblo… “Sí, eso fue gracioso, hacer la doble página fue una sugerencia de un amigo, de Javier de Isusi, el dibujante. Le enseñé las páginas que llevaba, y esa ilustración era una media página. Y me dijo, “estás loco, ponlo más grande, eso merece más”. Entonces, empecé a pensar, hice la prueba, y claro, tenía razón. Pero eso me obligó a retroceder, para que eso fuera una doble página, tuve que volver al principio y rehacer muchas cosas. Pero se lo agradezco, porque es una doble página que le gusta mucho a la gente. Además al lector le ayuda a descansar un poco, a situarse, a entender ese momento, hay como un cambio de ritmo, narrativamente funciona muy bien”. 

Joaquín López Cruces y Enrique Bonet

Una de las esencias de la historia es ese momento previo a la Guerra Civil, en el que ya algo se palpa en el ambiente. “Realmente el objetivo de la historia es contar ese momento en el que ya la gente no se ponía de acuerdo, la gente no hablaba, sino que empezaba a haber un enfrentamiento en el que el diálogo parece que era imposible”, señala Enrique Bonet. Y, claro, el papel de las misiones era todo lo contrario, era la idea de llevar la cultura, el diálogo, la razón, de extenderla a todos los rincones, y te encuentras con esa realidad donde el país ya empezaba a estar dividido y partido. Que, además, tiene unas lecturas muy contemporáneas también, desgraciadamente. Quizás no era la intención, alprincipio, no teníamos esa idea, pero luego te das cuenta de que estamos casi reflejando un momento”. 

“Una cosa que me ha gustado mucho, a la hora de todo el desarrollo del libro, es que muchas de las cosas que han ido ocurriendo con el libro han sido, no digo casuales, sino que la propia estructura de la historia, los propios elementos que Joaquín iba aportando, van construyendo la historia. Al final, es todo como muy orgánico”. 

Joaquín López Cruces y Enrique Bonet

“No había cosas premeditadas, sino que han sido hallazgos que hemos ido encontrando, conforme el guión se iba construyendo y la historia iba creciendo también gráficamente. Aparte que yo he hecho una cosa que creo que no hay que hacer, que es que lo he dibujado por orden y página por página, y la primera parte incluso sin que se hubiera acabado el guión. Por eso, quizás, tiene ese aspecto orgánico, que ha ido desarrollándose”, indica Joaquín López Cruces.

“Él me ha sugerido cambios de dibujo, yo le he sugerido cambios de guión… Yo tenía una estructura básica desde el principio, que fueran tres días, tres actos, sabía cómo empezaba, cómo acababa, sabía más o menos lo que pasaba en medio, pero el desarrollo de todo eso lo fui desgranando poco a poco. Lo del color, también fue surgiendo. Me gustó mucho cuando Álex Romero dijo que parecía hecho por una sola persona, lo lees y no se nota que hay dos autores, y eso me encanta porque yo también lo veo así, y además pienso que esa es la magia de trabajar con alguien”.

Joaquín López Cruces y Enrique Bonet

Después hablaremos un poco más del uso del color, pero me gustaría también que habláramos de la figura del maestro. “Hay una frase cuando llegan al pueblo y los recibe el maestro, es el que recibe a la misión, porque las autoridades estaban en otras cosas, y uno de los componentes de la misión dice: “nadie mejor que un maestro para representar a la República”. Creo que esa es una de las claves también de la historia, el papel que hizo la República en ese sentido”, nos comenta Enrique Bonet. “Era un apoyo, todo ese suministro de libros, era para apoyar a la escuela y al maestro, para que tuviera herramientas. Las misiones, yo las veía como una extensión de la escuela pública, de ese intento que hizo la República y en el que invirtió muchísimo esfuerzo en dignificar el papel de los maestros, en crear escuelas, y que esas escuelas enseñaran de una determinada manera. Y las misiones eran un poco una extensión de esa política”.

Joaquín López Cruces y Enrique Bonet

“A mí lo que me gustaba de los proyectos de las misiones, entre otros, como el de La Barraca, que es más conocido, es que éste era un plan sistemático y un plan muy bien pensado, muy bien programado, muy planificado, y con una intención a muy largo plazo -continúa Enrique-. Lo que siempre pedimos en las políticas culturales, que no se suele hacer, aquí era una cosa muy a largo plazo, sabiendo que esto no iba a dar un resultado inmediato. Eran semillas. Y lo que contamos nosotros, la misión ha pasado por ese pueblo, ha dejado una semilla, y algo va a pasar ahí, personificado en esta niña, en Lucía, lo que recibe, pero no solo ella, porque el resto de los niños también, al final cambia su vida”. 

Joaquín López Cruces y Enrique Bonet

Vamos con el color, que lo marcan la niña, Lucía, el pelo de María y el fantasma… “Es como una V, porque es Lucía la que se relaciona con las otras dos -nos cuenta Joaquín López Cruces-. Fíjate que ni siquiera en el guión estaba eso, tampoco son exactamente protagonistas, porque María es una más de las misiones. Pero a mí me gustó, ya que teníamos una pelirroja, que es la que da ese color rojo, unirla con las otras, me parecía que era interesante. Al principio, yo pensaba hacerlo en blanco y negro, pero claro, una pelirroja en blanco y negro, cómo se indica, cómo se cuenta, es relevante que sea pelirroja, porque también añade ese punto de extrañeza a los lugareños… Pensé hacerla a dos tintas, hice bastantes pruebas, a ver cómo quedaba, pero en el fondo era como un reto para mí, porque siempre he sido más dibujante de líneas, de blanco y negro. Al final me obligué a trabajar con una paleta pequeña. Que no fuera blanco y negro, pero mitigarlo de manera que el rojo destacara”. 

Joaquín López Cruces y Enrique Bonet

¿Y las técnicas? “Hice bocetos a lápiz, pero en una libreta aparte, y luego las páginas están dibujadas directamente en un iPad. A veces fotografiaba los bocetos con el mismo iPad o escaneaba alguna cosa, si lo tenía muy trabajado prefería escanearlo y lo calcaba”, afirma Joaquín López Cruces.

¿Y el fantasma? “Bueno, esta es una historia de ficción, estamos fabulando, estamos en un mundo donde se van a mezclar elementos mágicos con elementos reales y quería jugar desde el principio en ese terreno, no de la fantasía, pero sí donde, como fabulador, nos permitía hacer cualquier otra cosa. Y si conseguíamos que el lector ya desde el principio entrara en ese juego, pues ya eso nos daba una herramienta. Tenía claro desde el principio que quería mezclar el tema de la magia, quería que aparecieran elementos mágicos y en la Alpujarra eso también estaba muy presente”, asegura Enrique Bonet. “Y en ese mundo pensé rápidamente en este fantasma, que nos permitía, por un lado, tener el contacto con la niña, como la niña era muda, la niña no hablaba, el único personaje con el que mantiene cierto diálogo es con este fantasma, aunque ella no habla, pero hay un diálogo entre las dos, y permitía introducir esas pinceladas de lo que está por venir, del futuro y también esa referencia al pasado sangriento de la Alpujarra. Con todas esas claves se va construyendo ese personaje. Y luego la aportación de Joaquín, que fue fundamental, a la hora de darle forma a ese fantasma, que yo lo había imaginado de una manera totalmente distinta…”.

Joaquín López Cruces y Enrique Bonet

“Yo, en vez de poner a una señora andando, la envolví en sudarios, me documenté en esculturas griegas, porque era lo que me sugería a mí alguien envuelto así, en vendas, no iba a poner a la momia, pero tampoco a una señora muy bien arreglada. Esta mujer se ha despertado, la han sacado de ahí, pues estará envuelta así… Y luego, no sé, la primera vez que la puse andando, la subí unos centímetros por encima del suelo, y ya la hice que volara y todo. Pero yo pienso que sí, que si eres un fantasma, qué menos que puedas volar, no tienes esas limitaciones que tenemos en vida”, sonríe Joaquín López Cruces.

El otro mundo’ cuenta además con un sugerente apéndice de 16 páginas escrito por Enrique Bonet, que incluye diverso material gráfico y ubica lo que fueron las Misiones Pedagógicas que se desarrollaron en la Segunda República española. Un extra sobre el qué, y el quién es quién de aquel proyecto de promoción de la cultura que llegó a miles de pueblos y aldeas de España y que se desmanteló con la instauración de la dictadura franquista al fin de la guerra civil. También en esta parte del libro podemos disfrutar de los bocetos de Joaquín… “Tenía claro que quería meter algún tipo de complemento, de contextualización de las misiones -afirma Enrique Bonet-. Porque eso me permitía, también, no tener que explicar cosas en el tebeo. Habrá gente que se lea esto y quiera saber algo más, pero no se lo voy a contar en la historia”.

Joaquín López Cruces y Enrique Bonet
Joaquín López Cruces y Enrique Bonet

“La mayoría de bocetos son de la libreta, claro. Así es como yo trabajo, subo aquí las paginitas que hago antes de meterme en faena. Primero los hago sin páginas ni nada para ver si funciona la lectura de las viñetas, luego ver cómo encajan en la página… Tiene una parte que siempre es más rica el boceto”, añade Joaquín López Cruces.

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Cómic

Marina Velasco y su trabajo en ‘Mientras sea verano’

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Marina Velasco

El verano es una época de oportunidades, capaz de crear situaciones que en ningún otro momento se darían. En Almajadilla, un pequeño pueblo ficticio que aúna la cultura mudéjar aragonesa y la herencia andalusí del sur, coinciden dos mujeres de generaciones y vidas muy distintas. Lejos de chocar, crean un fuerte vínculo gracias a la búsqueda conjunta del amor propio: Fina, vecina y trabajadora del pueblo, nunca lo ha conocido; a Berta, recién llegada de la ciudad, se le ha arrebatado a la fuerza. ‘Mientras sea verano’, editado por Salamandra Graphic, es una historia que homenajea la cultura popular, celebra la diversidad y pone en valor el conocimiento transmitido entre mujeres. Con su autora, Marina Velasco, hablamos en las siguientes líneas.

Marina Velasco

¿Dónde está el origen de este proyecto? “El proyecto surge de las ganas de reflexionar sobre las posibles relaciones que se darían si nos detuviéramos a conocer verdaderamente a las personas de nuestro entorno (compañeras de trabajo, vecinas, etc…). Personas con las que compartimos gran parte de nuestro día y, sin embargo, apenas conocemos”.

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Encontrarán dos historias de crecimiento. Dos mujeres, totalmente opuestas, que coinciden en un pueblo recóndito de España. Movidas por su necesidad mutua de compañía, entablan una relación que les hace reflexionar y aprender sobre el cuidado. Todo ello contado desde la cotidianeidad y el humor. Acompañado de las sorpresas, el color y la magia que una DragQueen inesperada trae a sus mundos”, nos cuenta Marina Velasco.

Marina Velasco

¿Cómo fue el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “Esta obra se aleja del carácter documental de «Que no se olvide«, introduciéndose en la ficción. Por ello el inicio del proceso tuvo que ser muy diferente. El primer trabajo era dar vida y personalidad a los personajes. Algo que, para mí, empieza en mi mente: creé tres personajes que dejé habitar mis pensamientos a su modo; observando la manera en que interactuarían unos con otros en la vida real y planteando situaciones ficticias con las que ir desarrollando su personalidad y su forma de expresarse -continúa Marina Velasco-. Una vez tuve los personajes y las motivaciones de la historia claras, llegó la hora de materializarlo. Para ello tengo un cuaderno, reservado exclusivamente a esta obra, que fui llenando de bocetos, ilustraciones, anotaciones de guion, etc.”.

Háblanos un poco más sobre cómo nacen estos personajes. “A pesar de ser personajes o historias ficticias, me gusta que mi trabajo nazca siempre de la realidad y de mi percepción del mundo. Observo el entorno, buscando detalles y fragmentos de historias que llamen mi atención y las anoto en mi cuaderno. Los personajes de «Mientras sea verano» nacieron de una de esas observaciones. Una breve situación en la que pude ver cómo el mundo de una mujer rural, que apenas conocía lugares fuera de su pueblo, se puso patas arriba al chocar, de manera inocente y genuina, con la comunidad LGTB”

Marina Velasco

¿Con cuál te identificas más? o ¿Qué hay de Marina en estos personajes? “Por edad, me es más fácil identificarme con Berta. Pero tengo un cariño enorme a Fina. Podría afirmar que Fina ha ido absorbiendo su ternura desbordante de mujeres imprescindibles en mi vida. Creo que es imposible descubrir a Fina y no quererla”, confiesa Marina Velasco.

¿Qué relación tienes (si la hay) con ese mundo rural que se muestra en el cómic? “Los veranos de mi infancia han trascurrido en un pequeño pueblo aragonés. Un lugar perdido en el monte, en el que la vida sucede ajena a la velocidad y la locura de las ciudades. Conforme crecí, mi vida se desplazó a Madrid y ninguno de los pueblos que yo veía a su alrededor se parecía a los pueblos de mi memoria. Eran grandes, con carreteras recorriendo sus calles y con tantos habitantes que no podían conocerse todos entre ellos. Por trabajo, me marché una temporada a la zona rural de Almería. Y para mi sorpresa, allí, en la otra punta de la península, los pueblos eran iguales a los que tanto conocía. Pueblos pequeñitos, llenos de cuestas, de rincones en los que ni los coches ni las prisas pueden entrar, con una historia propia en la que todos sus habitantes son protagonistas. De esa gran sorpresa surge el pueblo de esta historia, Almajadilla. En el que se mezcla la herencia Andalusí con la Mudéjar, el sur con el norte y nos da como resultado un lugar que podría estar en todos y en ningún sitio de España”.

Marina Velasco

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Mis ilustraciones están siempre marcadas por la búsqueda de la expresividad. No pretenden ser anatómicamente correctas o fieles a la realidad, sino que deforman la perspectiva y las proporciones para ganar expresividad y narrar a través de los cuerpos. En esta obra, busco además explorar con mayor profundidad el lenguaje del cómic. Parto de las composiciones de viñetas más clásicas y juego con ellas para crear páginas dinámicas llenas de color y movimiento”, afirma Marina Velasco.

¿Con qué técnicas trabajaste? “Al igual que en mi obra anterior, parto del dibujo analógico. Me gusta mucho la fuerza y la expresividad que los materiales dejan sobre el papel. Creo todas las ilustraciones en papel, empleando lápiz y manchas de tinta. Seguidamente escaneo los dibujos y les añado el color de manera digital”.

Marina Velasco

Nos ha llamado mucho la atención y nos ha encantado ese recurso que has utilizado en algunas viñetas para describir algunas acciones o movimientos, a través de flechas discontinuas, y nos gustaría que nos hablaras un poco de este recurso. “Ese recurso viene de mi pasión por el movimiento. Me encanta jugar con las diferentes maneras de representarlo -comenta Marina Velasco-. Por ello, en la obra podemos ver figuras que se duplican, como si se superpusieran los fotogramas de una animación tradicional. O cuerpos de los que salen numerosos brazos, siguiendo el movimiento que realizan cuando gesticulan al hablar. Las flechas acompañan estas estrategias. En algunos casos enfatizan el dinamismo y guían el movimiento de la propia ilustración. En otros, adquieren un valor más irónico, recalcando detalles que ya son obvios para el espectador”.

Marina Velasco

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Después de haber publicado dos libros en 2025 («Mientras sea verano» y «Luna por encima de todo«), ahora estoy tomándome un pequeño descanso antes de ponerme manos a la obra con los siguientes proyectos editoriales que tengo en mente. Mientras tanto, sigo trabajando en proyectos artísticos de otra índole, como mi colaboración con La Pulpería, espectáculo de la DragQueen Lucy Octopussy, que dibujo en directo y para el que realizo toda la cartelería; el diseño del cartel del XXIV Salón del Cómic de Zaragoza; o intervenciones artísticas para el Festival Asalto de arte urbano”.

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Álbum Ilustrado

David Lorenzo y Lucía Belarte nos abren las puertas de ‘La panadería’

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David Lorenzo

La panadería’ es una historia de tolerancia y solidaridad con unas sorprendentes ilustraciones que invitan a disfrutar de hasta el más mínimo detalle. Frente a los recelos y la desconfianza hacia quien es diferente o de procedencia foránea, esta fábula actual promueve la tolerancia, la diversidad, la integración y la ayuda mutua en aras de una sociedad mejor. Así nos presenta la editorial Kalandraka este álbum ilustrado de David Lorenzo y Lucía Belarte.

Buscando un lugar donde desarrollar su oficio como panaderos y formar parte de la comunidad, una familia de lobos deja la ciudad -un espacio hostil habitado por distintas especies de fauna salvaje que deambulan con rostro serio- para instalarse a las afueras de un pueblo cuyo vecindario está formado por animales domésticos. Aunque allí tampoco son bien recibidos, los protagonistas tratan de ganarse la confianza de la población. Ante un gran temporal que inunda las calles y las casas, la familia de lobos se une a todo el pueblo para colaborar en la limpieza del lodo, un gesto solidario que cambia la consideración negativa que les tenían.

David Lorenzo

‘La panadería’ se presentó al XVII Premio Internacional Compostela de Álbum Ilustrado y su creación fue muy anterior a la trágica Dana de 2024 en Valencia. Desde un prisma infantil, el hijo mayor es el narrador de este relato emotivo que, a modo de flashback, describe las peripecias de la familia para salir adelante.

Lo primero, contadnos cómo nace este proyecto. Lucía Belarte: “Hace unos años surgió una idea en común con David sobre la historia de una familia de lobos que se debía mudar a una villa habitada por animales domésticos, en la que, al principio, no eran bienvenidos. En 2024 decidimos presentar el proyecto al Premio Compostela para álbumes ilustrados bajo el título de ‘La panadería’. Cuando salió el fallo del jurado y pedimos cita para ir a recoger los originales, nos informaron de que los tenía la editorial Kalandraka en su sede en Pontevedra. En una reunión con los editores nos dijeron que podrían estar interesados en publicarlo”.

¿Qué encontrarán los lectores en las páginas de este libro? Lucía Belarte: “Es una fábula sobre la tolerancia y la aceptación del diferente, una invitación a no dejarnos llevar por los prejuicios. Una muestra de la solidaridad humana cuando se produce un desastre natural y también un homenaje a todas esas personas autónomas que saben lo difícil que es sacar un negocio pequeño adelante”. 

David Lorenzo

David Lorenzo: “Respecto a la ilustración quiero indicar que he incluido muchos ‘easter eggs’ escondidos en las páginas, para que los más curiosos hagan descubrimientos en cada nueva lectura. Es algo que me encanta hacer, creo que se debe a mi pasión por el cine”.

¿Cómo fue el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “Mi investigación fue sobre la labor de los panaderos, sus horarios, vocabulario preciso de la profesión, etc.”, nos cuenta Lucía. Para David Lorenzo “el proceso de creación de personajes fue bastante rápido, ya que Lucía y yo teníamos la misma idea en relación a la familia lobo. Traté de reflejar la ternura y el amor entre padres e hijos, el dolor y la nostalgia del viaje, el empezar de cero en un lugar diferente, la esperanza de un nuevo comienzo hacia un futuro mejor… Quería darle un trasfondo mayor a este relato, así que incluí pequeños retazos en las ilustraciones de la obra de Keith Haring. Meterme de lleno en su universo me sirvió para ahondar aún más en la idea de la tolerancia y la aceptación de lo distinto”.

David Lorenzo

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? “Creo que me decantaría por lo que me parecía todo un reto, que era darles vida a los protagonistas. Quería conseguir que, a pesar de ser animales antropomorfos, cualquiera de nosotros pudiese sentir el calor de esa familia e identificarse con las cosas que les ocurren”, asegura David Lorenzo.

¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Diría que realizar un álbum completo a grafito. -continúa David Lorenzo-. Es algo que he disfrutado a pesar de la cantidad de trabajo que supuso, debido a las dimensiones de las dobles páginas, así como a la cantidad de escenarios, personajes, textura del pelo/plumaje de los animales, etc. Había trabajado esta técnica con anterioridad, pero en ilustraciones independientes, nunca durante tanto tiempo seguido”.

David Lorenzo

¿Con qué técnicas trabajaste entonces? “Está elaborado íntegramente a lápiz de grafito y podéis creerme que he gastado unos cuantos lápices. Elegí el grafito porque siento que dota a las ilustraciones de cierta ambientación y nostalgia. Me gusta cambiar de técnica pictórica según el proyecto, porque creo que cada obra pide su propio medio. La historia, los personajes, el contexto… me condicionan mucho a la hora de decantarme por una u otra. Concibo la creación como un juego que despierta a ese niño interior que todos tenemos, y ¿a qué niño no le gusta jugar?”

David Lorenzo

Dadnos algunas pinceladas sobre el proceso de realización de este libro. “Primero me centré en diseñar los personajes. Una vez que los tuve, creé el storyboard, donde Lucía participó activamente. Después de varias versiones y revisiones, amplié las imágenes de este storyboard para pasarlo al papel. Me gusta pasar las imágenes directamente del storyborad porque considero que conservan mayor frescura y espontaneidad. Ya en grande, detallé el dibujo, planteé la iluminación de cada escena y aquí comenzaría el proceso de sombreado a grafito”, asegura David Lorenzo.

David Lorenzo

¿En qué trabajáis ahora? ¿Algún proyecto nuevo? Lucía: “Sigo formándome, experimentando y escribiendo nuevas historias. Espero que alguna vea la luz el próximo año”.

David: “Estoy trabajando en un cómic/trilogía que verá la luz como obra completa y en un nuevo proyecto personal con Lucía del que todavía no podemos hablar”.

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