Laia Domènech y “La Zanahoria”: “Como era un proyecto personal, yo decidí el formato, y enseguida lo tuve claro; sería un libro estrecho y largo como una zanahoria”

Laia Domènech y “La Zanahoria”: “Como era un proyecto personal, yo decidí el formato, y enseguida lo tuve claro; sería un libro estrecho y largo como una zanahoria”

“La zanahoria” es una versión de un cuento tradicional chino que ganó el primer premio Eva Tolrà de ilustración 2014. En un bosque inexplorado, un conejo encuentra un día una enorme zanahoria. Pero precisamente ese día el conejo está satisfecho y no tiene hambre. ¿Qué puede hacer con su magnífico hallazgo?

Así nos presenta la editorial Mil Razones este libro de Laia Domènech con el que hemos disfrutado mucho y que sorprende desde el primer momento que llega a tus manos, empezando por su formato. Con Laia quisimos desvelar algo más de información sobre este proyecto, y esto es lo que nos ha contado.

¿Cómo surgió este proyecto? ¿De dónde sale este cuento? “Hace un par de veranos hice un taller de ilustración para niños, era un taller de dos sesiones. Me puse a buscar un cuento corto y sencillo para poder trabajarlo con ellos y buscando por internet, en una página de viajes y cuentos de todo el mundo encontré una versión de la zanahoria. En ese momento estaba preparando el proyecto de fin de ciclo de ilustración y estaba encallada en otra historia. Poco a poco empecé a visualizar y esbozar algunas ilustraciones de la zanahoria y a pensar en la posibilidad de presentarlo como proyecto de ciclo”.

La primera cosa que nos llama la atención es el formato… ¿de quién fue la idea y por qué? “Como era un proyecto personal, yo decidí el formato, y enseguida lo tuve claro; sería un libro estrecho y largo como una zanahoria. Estuve varios días para decidir exactamente la medida, incluso empecé una de las ilustraciones en un formato algo distinto del definitivo”.

Respecto a las ilustraciones, ¿qué nos cuentas de ellas? ¿qué dirías que tienen de característico? “Una de mis mayores preocupaciones o intenciones era tratar de dar unidad al proyecto. Cada vez que terminaba una ilustración pensaba que si tenía tiempo la repetiría, y al final, por suerte no tuve tiempo de repetir ninguna. La mayoría de páginas tienen espacios en blanco, las composiciones son muy planas, sin apenas profundidad,  aunque lo más característico creo que es el trabajo de texturas y repetición.  Es una parte del proceso que disfruto, cuando tengo que llenar una página de hojas, pequeñas briznas de hierba… entonces me relajo y dejo de pensar en si está bien o mal lo que hago”.

Cuéntanos algo del uso del color. Aquí la que manda es la zanahoria, ¿no? “Si, claro, el protagonista es el naranja, rodeado de grises, un poco de azul… Está claro que con una paleta reducida de color pones atención a lo que quieres destacar”.

¿Con qué técnica las trabajaste? “Siempre me ha gustado mucho el acabado de algunas técnicas de grabado, la pena es que no tengo infraestructura ni lo más importante: “un tórculo”. Aún así  experimenté con las más básicas y rudimentarias; utilicé tampones, plantillas, planchas de cartón, además del collage.  La pintura es óleo, una caja de madera vieja de óleos que heredé de un amigo pintor, grafito y un poco de lápiz de color”.

¿Cómo fue el proceso de elaboración del libro? “Estuve un tiempo tratando de encontrar la técnica que me convenciera y esbocé muchos conejos hasta que encontré el mío.  Hice un pequeño story para las composiciones, y aunque me encallé en algunos momentos, ahora pienso que fue un proceso bastante fluido”.

 ¿Trabajas en algún nuevo proyecto? ¿Qué nos puedes contar? “Tengo una idea en la cabeza que debo tratar de ordenar y escribir un primer borrador. Por otro lado he empezado a hacer nuevas pruebas técnicas y esbozos, tratando de encontrarme en lo que hago. Y además encantada de colaborar con una ilustración en un nuevo proyecto de libro de la Editorial Morsa”.