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Cómic

De niño soldado a náufrago, una pesadilla cotidiana en viñetas

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Sergio García y Lola Moral

Además de ser una inagotable fábrica de fantasías, la novela gráfica siempre se ha caracterizado por contar lo que sucede en el mundo. La pesadilla cotidiana de los migrantes que naufragan en el Mediterráneo no ha sido una excepción, pero pocas veces se ha narrado de un modo tan impactante y conmovedor como el de ‘El cielo en la cabeza’, la obra de Antonio Altarriba, Sergio García y Lola Moral, que vio la luz en Norma editorial.

Sergio García y Lola Moral

El cielo en la cabeza’ pone nombre y rostro a la tragedia abstracta de la emigración clandestina de África a Europa: Nivek, un chico que trabaja en condiciones de esclavitud en una mina de la República del Congo, es reclutado para convertirse en kadogo, en niño soldado. Antes, será sometido a algunas crueles pruebas para despersonalizarlo y hacer de él una fría máquina de matar. Pero el muchacho logra escapar a tiempo de ese destino, y emprende una travesía a través del corazón de África erizada de peligros y de encuentros asombrosos. Así, “la peripecia del personaje central acaba siendo para el lector no solo una revelación de la realidad que viven miles de personas en este continente, sino también una ventana para descubrir su compleja diversidad y sus violentos contrastes”, nos cuenta la editorial. 

Sin embargo, la explotación, los abusos y el ejercicio de la fuerza no dejan de abatirse sobre todos aquellos que sueñan una vida mejor. Nivek consigue llegar a Libia, donde la vida humana no vale mucho más que en el lugar del que procede. Cuando el protagonista se lanza en una lancha neumática junto a otros seres desesperados con el objeto de alcanzar la orilla europea, no piensan que navegan sobre una enorme fosa común, de la que pueden formar parte en cualquier momento. 

Sergio García y Lola Moral

Sergio García y Lola Moral

Con Sergio García y Lola Moral charlamos una tarde, en Granada, sobre este trabajo. Y aunque ya lo escuchasteis en el podcast, ahora lo podéis leer y ver algunas de sus ilustraciones.

“Nace de una serie de discusiones creativas que tuvimos mucho tiempo después de terminar ‘Cuerpos del Delito’. Había una serie de proyectos que intentabamos desarrollar y no acababan de cuajar, hasta que Antonio conoció a Idoia Moreno, que es la fundadora de una ONG que se llama JambCongo, y le contó toda la historia de las minas de Coltán. Y él ahí vio una historia, claramente”, nos cuenta Sergio García

¿Cómo fue el proceso de construcción de este libro entre los tres? “Pues, en principio, él nos pasó un copión, así corto, de x páginas, con el conjunto de la historia, pero muy resumida y de forma como muy somera, con lo que iba a pasar aproximadamente. Y, a partir de ahí, ya iba pasándonos capítulo por capítulo -continúa Sergio García-. Son siete capítulos, vamos a capítulo por capítulo, con un guión bastante cerrado, de hecho. Y, entonces, llegamos al acuerdo de que yo así no podía trabajar, porque no me gusta trabajar nada con guiones cerrados, y, de hecho, yo quería aportar mi propio punto de vista a la composición de las páginas, que es justo lo que Antonio, por otro lado, buscaba”.

Sergio García y Lola Moral

“Entonces, pues era así, él me pasaba capítulo a capítulo, yo lo que hacía era que cada escena me la leía, cerraba para no dejarme influir demasiado, porque quería tener mi propia visión, y empezaba a trabajar directamente. Y luego iba colocando los bocadillos, los textos, como a posteriori. Y, entonces, ya le pasaba el trabajo ya acabado, después de chequearlo con Antonio, básicamente, por si había alguna escena que no quedara clara. Y ya pasaba a Lola que aporta el color”. 

“Bueno, yo empiezo a trabajar casi al final, porque prefiero que haya un volumen grande de trabajo, porque así, de esta forma, veo de forma global la historia, la entiendo, la conceptualizo, y, entonces es cuando yo llego -nos cuenta Lola Moral-. Empiezo a hacer las primeras pruebas de color, que van transformándose poco a poco ya en las definitivas, pero de una forma muy natural. Va entendiendo los colores porque entiende la historia, conoce los personajes, y poco a poco se van formando, van tomando forma”.

Sergio García y Lola Moral

En su trabajo, siempre nos ha gustado esa idea de salirse de la página con las ilustraciones. En esta ocasión, no hay opción de salirse de la página, pero sí la ilustración, podríamos decir, que se sale de las viñetas. “Sí, sobre todo se trataba de trabajar con la metáfora visual, porque el guión en sí era muy complejo, a niveles de violencia y de situaciones complicadas de dibujar, sobre todo si se seguía al pie de la letra lo que decía el guión -afirma Sergio García-. Entonces, algunos, porque realmente pensábamos que se podía realizar un ritmo distinto a la historia, yo le proponía a Antonio y, al final, siempre resultó, la verdad que ha sido súper generoso, y otras porque había cosas que simplemente no podía dibujar. Hay alguna escena de alguna violación, concretamente, que tal cual estaba escrito en el guión, era muy duro de dibujar. Se planteó mediante ese uso de metáforas visuales”. 

“Y, en general, si te das cuenta, casi todas las historias de combate o de dureza están resueltas así. No hay una recreación a lo Gore, en cómo se ha matado tal o cual persona, sino que hay una imagen que predomina de forma jerarquizada y luego a su alrededor orbitan el resultado de esa acción. Esa acción-reacción está de modo presente, con lo cual se plantea una forma muy distinta de generar esa narración, que suele ser viñeta 1, disparo, muere una persona, me muevo, viñeta 4, vuelvo a disparar, muere otra persona. Pone al protagonista disparando de una sola vez y luego vemos la acción de lo que ha producido su disparo”. 

“Es contar lo mismo de una forma distinta. Como ese ejemplo, hay muchísimos a lo largo del libro. Y siempre me ha gustado mucho jugar con composiciones de páginas y, curiosamente, este último libro recuerda mucho a mi primer libro, ‘Amura’, en el que ya había una gran carga de experimentación visual”, asegura Sergio García

Sergio García y Lola Moral

“Paradojicamente, pero de forma no consciente, he vuelto, en este caso, a nivel compositivo-narrativo, como a esos orígenes. Ya que no podíamos hacer formato expandido y se trataba de hacer un cómic más o menos convencional, lo que pasa es que, en nuestro caso, si alguien trabaja con nosotros sabe que eso no va a ser así. Primaba la legibilidad, ante todo, que el lector que esté leyendo el libro en todo momento comprenda qué está pasando”. 

“Así que, ese equilibrio difícil de guardar es el que ha supuesto la composición y la narrativa del libro, a partir del guión de Antonio, que es magnífico, claro”. 

Se utilizan esas metáforas visuales, esos recursos, pero, aun así, hay escenas realmente duras. “Sí, son bastante duras -afirma Lola Moral-. Lo que pasa es que yo creo que ha pasado un filtro, ha pasado un filtro, tres filtros, digamos, el filtro de Antonio para no caer en el estereotipo de la historia, y pasar, que no quedara como una historia déjà vu y más de lo mismo, demagógica y tal. Pasado ese filtro, llega Sergio, que con él dibujo ha sido una maravilla, o sea, que concentra toda la violencia en viñetas que son belleza, y ya pasa, después de ese segundo filtro, aporto el color, que intenta también huir de colores estridentes y aportar un cierto equilibrio a toda la historia, evitando, por ejemplo, la sangre, que hubiera sido un detonante horroroso, y es siempre negra, evitamos el color rojo y, luego, intentamos también que haya una coherencia en todo el libro, a pesar de que el color se adapta a todos los capítulos que hay a lo largo del libro y a los personajes y a la historia”. 

Sergio García y Lola Moral

¿Y con qué técnicas han trabajado en este libro tanto Lola como Sergio? “Yo siempre digo que uso Photoshop analógico, porque soy una matada de la informática. El programa lo conozco básicamente como lo conoce un usuario básico, Sergio me prepara las páginas y yo las coloreo de la misma forma que podría colorear una acuarela o podría fabricar otro tipo de obra, porque me fabrico una paleta de color, voy haciendo mezclas, pero siempre tengo como la mentalidad en un dibujo clásico, no parto de la base del conocimiento informático”, nos cuenta Lola Moral

“Trabajo con Procreate en el iPad, pero da igual, sí es que es lo mismo, es un lápiz que tiene una gran sensibilidad, que responde muchísimo a los impulsos que tú le das y recuerda mucho a una plumilla, de hecho, siempre cuento la anécdota que en los primeros trabajos que hice para el New York Times, me preguntaban cómo había hecho eso, que cómo se veía tan bien el lápiz y la tinta al mismo tiempo, que era muy difícil de reproducir, y ya les dije que lo hacía con iPad, porque realmente da igual, no hay una gran diferencia. Al igual que pasa con Lola, yo sigo concibiendo, y de hecho trabajo el Procreate como si fuera una plumilla tradicional, y solo trabajo con dos herramientas, bueno, en este caso con una, porque es la plumilla, en otro tipo de trabajo uso un lápiz digital, pero es que no hay más, el resto de alumnos míos o mis propios hijos, por ejemplo, trabajan con mil pinceles distintos, capas, nosotros no, tenemos una capa de boceto y una capa de dibujo, fin de proyecto. Igual que Lola, Lola usa la paleta de color, yo uso una paleta de acrílico, de guacho, de acuarela”, afirma Sergio García

Sergio García y Lola Moral

“Entonces tenemos conocimientos clásicos del dibujo y del color, que los aplicamos con nuevas tecnologías, sobre todo por la facilidad, por trabajar con el escalado. Las mesas de luz, por ejemplo, son más sencillas en digital, porque no tienes realmente que estar escalando el dibujo en la fotocopiadora y luego, no, aquí simplemente escalas el boceto base según te conviene y luego ya calca con tu propia mesa de luz, que es tu capa de dibujo, con lo cual usamos métodos muy tradicionales y no nos salimos de la tradición, pero siempre dentro de los métodos digitales”. 

“Sobre todo porque se reproduce muchísimo mejor, porque nosotros hemos hecho muchos libros, pero algunos no se han reproducido bien, porque la acuarela, el gouache… -prosigue Lola Moral-. O la propia tinta, pierde tonalidades, entonces luego para el colorista es un drama. Y la verdad es que con este último libro estamos súper contentos, porque Norma ha hecho un trabajo excelente, los colores se han reproducido perfectamente, yo estoy muy contenta, creo que es el libro que mejor se ha reproducido de todos los que hemos hecho y es un alivio, porque son muchos meses de trabajo y luego te gusta ver tu trabajo”.

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Málaga se convierte en el centro del cómic mediterráneo con la primera edición de COMICMED

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La Fundación Tres Culturas y el Polo de Contenidos Digitales de Málaga organizan la primera edición de COMICMED del 6 al 8 de marzo en las instalaciones de Tabacalera con la presencia de creadores como Benjamin Lacombe, Victoria Jamieson, Sara Varon, Pablo Berger, Nadia Hafid, Natacha Bustos, Wilfrid Lupano y Carmen Carnero.

La Fundación Tres Culturas del Mediterráneo, con la colaboración del Polo Nacional de Contenidos Digitales, del Ayuntamiento de Málaga, presenta la primera edición de COMICMED, un encuentro sin precedentes que abordará el mundo de la novela gráfica y el cómic producido o vinculado con el Mediterráneo.

La programación, plagada de importantes creadores del género, combina conversaciones con autores, tres talleres prácticos (para distintas franjas de edad: adultos, adolescentes y niños) y una innovadora propuesta que fusiona cómic con música electrónica con aires marroquíes al ritmo de la DJ Hajar Lagranja

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El cartel de esta primera edición ha sido realizado por Nadia Hafid (Tarrassa, 1990), ilustradora de ascendencia marroquí cuyas obras han sido varias veces portada en ‘El País’, además de aparecer en artículos en medios internacionales como ‘The New York Times’, ‘The Economist’, ‘The New Yorker’ y ‘The Washington Post’, entre otros. Su nuevo trabajo, ‘Mal olor’, recientemente ganador del premio Finestres, verá la luz en castellano en este mes de marzo y los asistentes a COMICMED podrán tener acceso a ella en primicia.

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Otro de los grandes nombres propios del festival es Benjamin Lacombe (París, 1982), considerado uno de los ilustradores más importantes del mundo, con un estilo muy marcado y personal que le lleva a concebir cada dibujo como una auténtica obra de arte: figuras pálidas, de grandes ojos y una mezcla de fragilidad y potencia visual.

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Siguiendo con autores de gran nivel, el festival traerá por primera vez a España a dos creadores que, sin ser de origen mediterráneo, acuden con una obra cuya temática está muy presente en este mar y que, además, entronca a la perfección con los valores que promueve Tres Culturas de solidaridad, diversidad, inclusión y esperanza. Se trata de Victoria Jamieson y Omar Mohamed, que conversarán sobre la historia que les unió: la multipremiada ‘Cuando brillan las estrellas’, inspirada en las vivencias del propio Omar Mohamed en los campamentos de refugiados de Dadaab, en Kenia.

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También habrá lugar para los cómics que dan el salto a la gran pantalla a partir del exitoso caso de Robot Dreams, el primer cómic de la escritora de libros infantiles Sara Varon que el director Pablo Berger plasmó en una inolvidable cinta que llegó a optar al Oscar como Mejor película de animación el pasado año. Ambos desgranarán los detalles de esta colaboración que ocupa un lugar de privilegio entre las producciones cinematográficas nacidas de un cómic.

Y si la historia de Robot Dreams viajó desde Estados Unidos hasta España para llegar al celuloide, el mismo trayecto, pero a la inversa, es el que realizan las obras de Natacha Bustos (nacida en Ibiza en 1981, aunque malagueña de adopción) y Carmen Carnero (Málaga, 1983), dos españolas que triunfan en Marvel y DC. La primera de ellas con cómics como Moon Girl and Devil Dinosaur, fue elegida por Marvel como una de las ocho artistas más prometedoras de la próxima generación en 2020; mientras que la segunda trabaja para esta misma compañía en exclusiva desde 2018, donde fue incluida en 2019 en el programa de artistas de élite de Marvel ‘Stormbreakers’.

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Por último, cabe destacar a Wilfrid Lupano, (Nantes, 1971), con quien analizaremos libros como ‘La bibliomula de Córdoba’, del que es guionista, y en el que muestra el poder de la cultura y el conocimiento como barrera ante los totalitarismos. Además, será uno de los protagonistas de los talleres infantiles a partir de su obra ‘El lobo en calzoncillos’ en el apartado COMICMED KIDS, donde también se ofrecerá otro taller que aúna creación con nuevas tecnologías para la creación de videojuegos (en el Campus 42) y uno para público adolescente en el que Natacha Bustos mostrará cómo dibujar superhéroes.

En resumen, una programación diversa y heterogénea en la que se hablará mucho de cómic, pero también de nuevas técnicas de creación, universos digitales y fusión con otras artes. Una iniciativa en la que, además, se han implicado otras entidades e instituciones como el Centro Andaluz de las Letras, la Fundación Telefónica, el Instituto Francés y las editoriales Maeva, Edelvives, Norma Editorial, Apa Apa Cómics y Penguin Random House.

El acceso a todas las propuestas de este festival será gratuito previa inscripción en la página web de la Fundación Tres Culturas (www.tresculturas.org). Asimismo, los interesados podrán adquirir ejemplares en el punto de venta que habilitará la tienda Cómic Stores en el mismo festival.

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Sun Bai, Lucas Burtin y ‘La playa más bonita del mar del Norte’

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Sun Bai y Lucas Burtin

“Cuando el aumento del nivel de las aguas fue dado a conocer, prácticamente todos abandonaron la Tierra… Llegué de madrugada. Estaba nublado. Aparqué frente al puerto antiguo. Aparte de un tipo de mediana edad paseando a su perro, allí solo estaban las gaviotas. Era una mañana norteña. Una mañana melancólica pero apacible. Decidí pasear un rato por el centro”. Sun Bai y Lucas Burtin se graduaron en Bellas Artes en Le Mans y viven en Lille, donde se dedican a la ilustración, el cómic y la autoedición. Juntos o en solitario, su trabajo se centra en crear espacios narrativos íntimos, surcados por una suave melancolía y un velado erotismo. En ellos enmarcan relatos que oscilan entre la ciencia ficción más elíptica y el recuento minucioso de un paseo dominical. ‘La playa más bonita del mar del Norte’ es su primer libro conjunto, y en España lo edita Fulgencio Pimentel. Con ellos hemos hablado un poquito más sobre este trabajo.

Sun Bai y Lucas Burtin

¿Cómo surgió este proyecto? Sun Bai: “Siempre quise dibujar una historia sobre el “fin del mundo”: ¿cómo sería la vida de las personas después de que todo fuera “destruido”? Pensé que esta historia debería tener lugar en un pueblo costero. La idea de esta historia ha existido durante mucho tiempo y siempre quise colaborar con Lucas en un cómic”.

Lucas Burtin: “Sentimos que nuestros dos mundos podían fusionarse. Teníamos intereses comunes: el aburrimiento, la ciencia ficción… Fue durante una tarde en Dunkerque cuando el paisaje de la historia se hizo más claro. Dunkerque es una ciudad costera reconstruida después de la Segunda Guerra Mundial. Cada año se celebra un gran carnaval donde la gente se disfraza y bebe mucho. Sin saberlo habíamos elegido ese día para ir allí. Y ese día en particular, las festividades estaban lejos del centro. La atmósfera era extraña, como un anticipo del fin del mundo. Era el final del invierno y el clima era agradable. La ciudad se había vaciado. Estábamos paseando por la ciudad y de vez en cuando aparecían personas con pelo de todos los colores, todos contentos de ir de fiesta. Quedó claro que ella albergaría nuestra historia”.

Sun Bai y Lucas Burtin

¿Qué encontrarán los lectores en estas páginas? “Encontrarás una dulce y melancólica historia del fin del mundo, donde los personajes se cruzan sin llegar a conocerse realmente”, nos cuenta Lucas Burtin. “Justo antes de que ocurra el desastre, la heroína visita a un hombre que vive en esta ciudad costera -continúa Sun Bai-. Es como una última cita antes del fin del mundo, donde descubre que él eligió quedarse cuando todos los demás se iban a ir. Podemos ver esto como una historia de “elección”: antes del fin del mundo, elegir compartir un último café juntos y aceptar la decisión del otro”.

Sun Bai y Lucas Burtin

¿Qué caracteriza las ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente respecto a otras obras? “Podríamos caracterizar el dibujo por una línea ligera pero seca y un trabajo sobre el color que busca hacer vibrar esa línea. Inicialmente, fue un proceso largo fusionar nuestros estilos de dibujo. Lo cual lo distancia de nuestras respectivas obras aunque, paradójicamente, haya incidido en mi manera de concebir posteriormente mis imágenes”, afirma Lucas Burtin. Para Sun Bai, “este libro contiene muy poco diálogo y texto. Creo que mis otros cómics son mucho más comunicativos”.

Sun Bai y Lucas Burtin

¿Con qué técnicas trabajasteis? “Primero dibujamos las líneas con lápiz y luego coloreamos todo en la computadora. Después -prosigue Lucas Burtin-, realizamos un trabajo de impresión risográfica con Fidèle éditions, que además de ser una editorial, está especializada en esta técnica de impresión”. 

“Para la edición en español hubo una gran adaptación con Fulgencio Pimentel para encontrar estas texturas en Pantone. También fue una oportunidad para explorar diferentes variaciones de color, que dan una nueva luz a este cómic”, asegura Sun Bai.

Sun Bai y Lucas Burtin

Contadnos un poco sobre el proceso de creación de este libro. “En primer lugar, hubo mucho trabajo de storytelling, como mencioné antes, que nos permitió definir los temas y asuntos que queríamos abordar. Luego pasamos mucho tiempo intentando fusionar nuestros estilos de dibujo: este fue probablemente el paso que llevó más tiempo. Al final encontramos un equilibrio: Sun Bai se encargó más de la edición y los personajes, mientras que yo me encargué de los decorados y los colores”.

“Primero tuve un borrador de la historia, luego Lucas y yo discutimos las escenas y los detalles para construir el libro juntos. En comparación con mi proceso habitual, donde hago la historia, el encuadre y los diálogos solo, fue una experiencia totalmente diferente”.

Sun Bai y Lucas Burtin

¿En qué estáis trabajando en este momento? ¿Algún proyecto nuevo? Sun Bai: “Ahora mismo estoy trabajando como ilustrador para prensa y moda, y estoy terminando un nuevo cómic de ciencia ficción con Fulgencio Pimentel que debería salir muy pronto. Es la historia de un hombre que se aburre en una estación espacial, dividido entre dos realidades: la del espacio y la de la Tierra”.

Lucas Burtin: “También dedico buena parte de mi tiempo a proyectos de ilustración, pero al mismo tiempo también estoy trabajando en una tira cómica: la historia de unos hombres olvidados al borde de un imperio, que poco a poco van perdiendo el equilibrio”.

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Lisa Wool-Rim Sjöblom da voz a los adoptados robados en ‘Tierra Excavada’

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Lisa Wool-Rim Sjöblom

Tierra excavada’ es un testimonio documental que se basa en cientos de horas de entrevistas con los adoptados y sus padres biológicos. Trata sobre la solitaria y dolorosa lucha que las víctimas de la industria de la adopción han tenido que librar sin ningún apoyo por parte de sus respectivos Estados. Un cómic de Lisa Wool-Rim Sjöblom editado por Barbara Fiore Editora. Con Lisa charlamos un poquito más sobre su trabajo en este libro.

Lisa Wool-Rim Sjöblom

¿Cómo nació este proyecto? Lisa Wool-Rim Sjöblom: “La protagonista del libro, María Diemar, se puso en contacto conmigo cuando las noticias sobre los adoptados robados de Chile estallaron en Suecia. Yo había luchado por los derechos de los adoptados durante muchos años y ella quería que compartiera mis conocimientos con ella y con la organización que acababa de fundar, llamada chileadoption.se. Nos conocimos y empezamos a hablar sobre cómo se pueden preservar los testimonios de los afectados. Nació la idea de un libro, pero no fue hasta un año después que sugerí que hicieramos una novela gráfica completa con las historias de ella y su hermano adoptivo. Me interesaba documentar cómo habían sido robados de sus familias en Chile, pero también su lucha por la justicia. Cuando los medios cubren nuestras historias, tienden a centrarse en las partes sensacionalistas y omiten todo el trabajo que los adoptados tienen que hacer por sí mismos. Cuando descubrimos que nuestras adopciones son ilegales, no solo no recibimos ninguna ayuda, sino que a menudo no nos creen o somos activamente engañados por los facilitadores de adopción, el gobierno y los padres adoptivos. Estamos muy solos en esta lucha, y para mí era importante retratar eso en este libro”.

Lisa Wool-Rim Sjöblom

¿Qué encontramos dentro de este libro? “Seguimos a María Diemar, una adoptada Mapuche que fue robada de su madre en los años 70 inmediatamente después de nacer y luego vendida para su adopción a una familia sueca blanca. También conocemos a su hermano adoptivo, que nos enteramos de que también fue robado de su madre después del nacimiento. Así que, dos hermanos de dos familias diferentes, robados de diferentes maneras y luego adoptados por la misma familia sueca. Aprendemos cómo se cometieron estos crímenes y el papel que jugó la agencia de adopción sueca Adoptionscentrum en ellos. También conocemos a otros adoptados robados y a sus familiares. También seguimos a María Diemar y su lucha por la justicia tanto en Suecia como en Chile. Cómo se entera de que su certificado de nacimiento fue falsificado para hacerla adoptable, lo que posteriormente la llevó a perder su derecho a su identidad Mapuche. Es una historia sobre el dolor, la pérdida, la trata de personas y una cínica industria de adopción con fines de lucro que separó ilegalmente a los niños indígenas de sus familias para satisfacer la necesidad de niños en Occidente”, afirma Lisa Wool-Rim Sjöblom.

Lisa Wool-Rim Sjöblom

¿Cómo fue todo el trabajo de investigación y documentación para este libro? “María Diemar compartió todo lo que tenía conmigo, tanto en sueco como en español. Afortunadamente, puedo leer español, así que pude seguir los reportajes en Chile yo misma sin necesitar la ayuda de un traductor, lo que hizo que esa parte de la investigación fuera más fácil. María había documentado mucho durante sus viajes a Chile, video, sonido y fotografías, y también ha habido reportajes bastante extensos en los medios chilenos y suecos. También realicé entrevistas tanto a adoptados chilenos en Suecia como a primeros padres y familiares chilenos. El Consejo de Artes de Suecia me dio una beca de viaje, pero no pude ir, lamentablemente, debido al Covid-19 y las restricciones de viaje. Entonces, todas las entrevistas se realizaron por Zoom y correo electrónico, pero funcionó bien. Cuando fue posible, les pedí a los entrevistados fotos de referencia para poder tener una idea de cómo dibujarlos. También hablé con investigadores y otros expertos, y conseguí documentos, correspondencia y otros textos relacionados con cómo se llevaban a cabo las adopciones en los años 70 desde Chile a Suecia”. 

¿Qué fue lo más curioso que descubriste en esa investigación? “Creo que lo más curioso fue saber que las autoridades suecas sabían de las adopciones ilegales desde Chile a Suecia desde muy temprano, y decidieron no hacer nada al respecto -continúa Lisa Wool-Rim Sjöblom-. Hoy, cuando se habla de adopciones ilegales, nos dicen constantemente que las agencias siguieron las reglas en ese momento y no tenían conocimiento de ninguna actividad ilegal, pero aprendemos una y otra vez que esto simplemente no es cierto, no solo cuando se trata de Chile, que estaba bajo el gobierno de una brutal dictadura militar en ese momento y era conocido por sus crímenes contra la humanidad, sino también de otros países de origen. También fue bastante impactante saber que la autoridad de adopción sueca actual se enteró de los adoptados robados de Chile años antes de que la noticia saliera en la televisión, y simplemente lo enterró. Todavía se niegan a informar a los adoptados chilenos que podrían ser víctimas de trata de personas, argumentando que podría ser «perturbador».

Lisa Wool-Rim Sjöblom

Cuéntanos algo sobre las ilustraciones. “Fue divertido y desafiante descubrir cómo dibujar a María y su hermano en diferentes edades, personas que nunca había conocido antes y lugares que nunca había visitado. Con respecto a todas las diferentes ubicaciones que tuve que dibujar, afortunadamente María tenía tanta documentación visual de sus muchos viajes a Chile, así que tenía muchas referencias con las que trabajar. Se suponía que viajaría a Chile, como mencioné antes, para poder tomar mis propias imágenes de referencia y dibujar en el lugar, pero al final tuve que trabajar con el material de archivo de otras personas, Google y la imaginación”.

¿Con qué técnicas trabajaste? “Los dibujos lineales están hechos con tinta sobre papel y luego escaneados. Luego coloreé y escribí texto a mano en las páginas en Photoshop”, afirma Lisa Wool-Rim Sjöblom.

Lisa Wool-Rim Sjöblom

¿Cómo fue el proceso? “Primero realicé todas las entrevistas y la investigación y luego trabajé en el manuscrito, tratando de armar una historia a partir de todo el material. Esta fue definitivamente la parte más desafiante y algo con lo que siempre lucho cuando escribo. María y yo estuvimos en constante contacto y la mantuve al tanto de mi progreso, asegurándome de capturar escenas y estados de ánimo correctamente. Después de haber hecho el trabajo de línea, envié las páginas a los retratados y verifiqué dos veces si sentían que las había capturado con precisión y luego pasé a la etapa de coloreado. Por último, envié los bocadillos de diálogo a mano y los cuadros de texto y envié todo a mi editor, quien me devolvió las páginas con comentarios y sugerencias para mejorar”.

¿En qué estás trabajando ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Estoy trabajando en mi tercera novela gráfica que esta vez se centrará en los adoptados y la salud mental. Mi objetivo es terminarla este año. También estoy involucrada en algunos otros proyectos de libros”.

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