Cómic
Goya a los ojos de Manuel Romero y Manuel Gutiérrez

Durante las saturnales, los esclavos eran liberados de sus obligaciones. Con setenta y tres años, Francisco de Goya se traslada a la Quinta del Sordo, una finca a las afueras de Madrid, donde realiza las obras más personales y enigmáticas de su vida, las llamadas Pinturas negras. Entre esas paredes, Goya cambiaría su visión de la pintura y plantaría la semilla que moldearía el futuro del arte. Así nos presenta Cascaborra ediciones ‘Goya. Saturnalia‘, un trabajo de Manuel Romero y Manuel Gutiérrez, que nos hablan de su trabajo en esta novela gráfica.

¿Cómo surge este proyecto? Manuel Gutiérrez: «Empezó casi como un encargo más de la mano de Julián Olivares, el editor de Cascaborra. Él estaba a punto de abrir una nueva línea llamada “Biografía en viñetas» y me ofreció la opción de trabajar con el personaje de Alonso Cano. Pero le propuse Goya y aceptó».
¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? Manuel Gutiérrez: «Un relato sensitivo de un momento muy concreto, especial y determinante de la vida y obra de Goya que me sirvió de excusa para hablar de otros temas relacionados: la creatividad, el arte, la poesía, el tiempo…».
Manuel Romero: «El lector encontrará una historia diferente con un tratamiento gráfico también distinto a lo que habitualmente estamos acostumbrados a encontrar en las publicaciones de cómic. Encontrarán que cada viñeta es un cuadro al servicio de una narrativa conjunta. Una historia contada a través de cuadros que nos acercan a los colores del Goya de la Quinta del Sordo».

¿Cómo fue el trabajo de documentación/investigación para este libro? M.G.: «En principio muy laborioso y concienzudo. Para una obra con base histórica intento tener una panorámica general de todo lo que hay sobre el asunto a tratar para luego centrarme en aquellos puntos concretos más relacionados con el objetivo del libro. En cualquier caso, y aunque no paré de consultar la bibliografía hasta los últimos momentos de realización del cómic, llegó un momento en que dejé de buscar documentación nueva». M.R.: «Fue un trabajo muy exhaustivo a nivel de búsqueda de referencias. Como responsable de la gráfica de este cómic tuve que verme dentro de principios del siglo XIX en España: ropajes, carruajes, estilo de decoración y toda la esencia de la época para contextualizar y captar la atención del lector».

¿Cómo ha sido la experiencia de abordar a un nombre propio como el de Goya y reflejar su trabajo y el vuestro en este cómic? M.G.: «Hay una mezcla extraña de sentimientos cuando uno se enfrenta a Goya. Hay respeto, admiración y algo de pánico pero también hay que intentar quitarle la pátina de “gran maestro” que lleva su figura para acercarse al Goya más humano. Me gustaría pensar que lo he hecho mío». M.R.: «Goya es inabarcable. Creo que ha sido una osadía codearnos con Goya pero también creo que hemos salido airosos del trance, basando todo el trabajo en el respeto profundo al personaje».
¿Qué diríais que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? M.R.: «Mis ilustraciones son el producto de muchos años de trabajo como ilustrador y como pintor. Es mi primera incursión en el mundo de la narrativa gráfica, pero en cómics cortos anteriores ya tenía perfilado este estilo que, en este caso, lo he adaptado a la paleta de color de Goya en su última etapa».
«Dada la buena aceptación que han tenido en todos los ámbitos las ilustraciones de este cómic, quiero pensar que he sabido conjugar por un lado la claridad narrativa apoyándome en la línea y la fuerza expresiva y “goyesca” apoyándome en el color», asegura Manuel Romero.

¿Con qué técnicas trabajaste? M.R.: «En principio hice apuntes a mano, al más puro estilo tradicional: líneas, manchas, acuarelas, bocetos a grafito… para pasar al escaneo y transformarlo todo en digital. Desde lo digital compongo línea y fondo, ajusto color y creo atmósfera. Para mí la técnica es digital porque el resultado final, la esencia de lo publicado, es digital».
Cuéntanos algo del proceso de elaboración del mismo. M.G.: «El proceso fue algo así: una vez pasadas las primeras fases de diseño narrativo, estructuración y escaleta, en lugar de escribir el guion, lo dibujé de manera muy esquemática».

«Con esto, hacía la “traducción” a texto convirtiéndose en el guion definitivo que es lo que leía Manuel Romero. Además, como complemento, le mandaba un layout de la estructura página a página, que le servía de guía para dibujar los artes finales».


«De esta forma, del guión en texto salieron las páginas definitivas. El proceso lo terminaba yo rotulando las páginas y preparando el archivo final para imprenta».



M.R.: «El proceso de elaboración parte de la interpretación del texto del guión. La lectura la hago por páginas enfrentadas para crear una composición armónica: equilibrio de volúmenes, tensiones, líneas de equilibrio, etc. La documentación previa es fundamental para poder introducir al lector en la época histórica. Al principio me planteé un proceso de resolución gráfica mucho más suelto, llegando incluso a la abstracción, sin apenas usar línea… pero me di cuenta de lo arriesgado que era este planteamiento para mi primera novela gráfica, y metiendo línea todo cambió. Las manchas crearon la abstracción y la línea la definición, llegando así a un punto de entendimiento».

¿En qué trabajáis ahora? ¿Algún proyecto nuevo? M.G.: «Salvo algunos encargos de ilustración sueltos y un par de capítulos para libros teóricos sobre cómic pendientes, mi objetivo es centrarme ahora, casi en exclusiva, en la realización de la tesis que empecé hace dos años. Se trata de una investigación teórica-práctica dirigida por Sergio García, donde —a muy grandes rasgos— estudio y exploro la vinculación entre el cómic y la poesía. No descarto embarcarme en un nuevo proyecto de cómic, pero no será pronto y dependerá de muchos factores tanto internos como externos».
M.R.: «Mis proyectos actuales son mayoritariamente en el ámbito de la publicidad. También estoy ilustrando dos cuentos infantiles y espero poder ver publicado pronto mi segundo cómic Entre el cielo y la tierra, con guión de Juan Alcudia y editado por Sallybooks».
Cómic
Elva Lombardía nos habla de su trabajo en ‘Roncas’

Mujer de 30 años, ilustradora de vocación, vivo en Barcelona y trabajo en un call center a media jornada para pagar las facturas del piso que comparto con una amiga (es la única forma de pagar los locos alquileres de esta ciudad). Me gusta viajar (aunque de normal me cuesta siglos ahorrar pasta para el viaje), quedar con los amigos para salir de cervezas, ir al cine y disfrutar de un buen libro o un cómic en mi sofá. ¿Qué por qué me he apuntado a “adopta a un lerdo”? Porque me apetece conocer a un tío con el que pasarlo bien, echar un buen polvo y ¿quién sabe? Quizás llegar a algo más. ¿Defectos? Pues lo de siempre, soy un poco desordenada, y cuando me enfado… Ah, sí, lo olvidaba, ronco un poco pero bueno… no creo que nadie considere que eso es un defecto ¿no?
Con estas palabras Grafito Editorial nos presenta ‘Roncas’, un cómic de Elva Lombardía. Obra ganadora del Premio “Josep Sanchis Grau” de cómic, de los XLII Premios Literarios “Ciutat de València”, y del que hablamos con Elva en las siguientes líneas.

Lo primero, cuéntanos cómo nace este proyecto. “Este proyecto nace de una recopilación de diarios personales, libretas en donde tengo anotadas cosas que me pasan, ideas, etc. En un principio iba a ser una especie de libro de viaje y a través de él, explicar una ruptura, pero luego, cambié a una cosa más biográfica y personal, ya que me resultaba más fácil y fresco”, nos cuenta Elva Lombardía.
¿Qué encontrarán los lectores en las páginas de este libro? “Las lectoras y lectores se encontrarán con una historia costumbrista, llena de humor e ironía, de las desgracias sentimentales de una treintañera milenial. Lerda, la protagonista, estará en búsqueda de pareja a través de las apps mientras lo combina con varios trabajos, comparte piso, y en ocasiones siente que no todo es como nos lo habían prometido”.

¿Qué hay de Elva en este cómic? “Prácticamente todo, es una historia autobiográfica, aunque guionizada y con pequeños cambios para que tenga una coherencia y ritmo de lectura, ya que la realidad a veces supera la ficción”, asegura Elva Lombardía.
¿Cómo fue el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de documentación, de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “El trabajo previo fue ordenar bien las libretas, la historia de Roncas son varios años de mi vida. Hice varias relecturas para extraer las situaciones que a mí me parecían más interesantes y con esto empecé un esquema del guión general de las cosas que irán pasando a lo largo del libro”.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Mis ilustraciones son sencillas y muy expresivas acorde al guión, es un estilo que ha nacido de años de búsqueda y de referentes del cómic que me encantan como Aude Picault o Guy Delisle -continúa Elva Lombardía-. La diferencia con respecto a otros trabajos, es que es mi primera historia secuencial, mi anterior cómic diario de un confinamiento de Saïm Edicions, son historias cortas sobre la pandemia, en ‘Roncas’, el libro demandaba un ritmo y cronología”.
¿Con qué técnicas trabajaste? “Ilustración digital”.

Danos algunas pinceladas sobre el proceso de realización de este libro. “Una vez hice el esquema de guión, con posits fui incorporando las situaciones que me parecían más interesantes y le di una cronología. Con esta guía empecé ya el proceso de storyboard, dibujo muy sencillo y esquemático de cómo será la página junto a la escritura del texto. El guión y el boceto nacieron a la vez, una vez terminado todo el story del libro, empecé la fase de dibujo final y posteriormente el color”, afirma Elva Lombardía.



¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Actualmente estoy con algunos encargos de libro de texto y junto a otra escritora, estamos trabajando en un álbum infantil para presentarlo a diferentes editoriales. A nivel historias mías, tengo bastantes ideas para el futuro pero todo es cuestión de tener tiempo de irlas desarrollando y combinando con el trabajo”.
Cómic
Joaquín López Cruces, Enrique Bonet y ‘El otro mundo’

Verano de 1933. Un reducido grupo de estudiantes y maestros llega a Neveros, una remota aldea de la Alpujarra, enviados por el gobierno de la Segunda República para desarrollar allí uno de sus proyectos culturales más ambiciosos: las Misiones Pedagógicas, con las que quiere hacer llegar a los campesinos un inmenso patrimonio cultural al que nunca han tenido acceso -la música, el teatro, la poesía, el arte…-. En sesiones cargadas de magia, les descubrirán el cine y sus asombrosas proyecciones; les ofrecerán charlas sobre sus derechos y deberes como ciudadanos de la República, y les dejarán el rastro imperecedero de una biblioteca de libros y discos de pizarra. Con mucho esfuerzo, los viajeros se irán ganando la complicidad y el entusiasmo de los aldeanos, especialmente de los niños; pero también la hostilidad y la desconfianza de quienes ven amenazadas sus ideas, sus creencias y sus formas tradicionales de vida…

‘El otro mundo’, editado por Astiberri, se inspira en la experiencia real de la Misión Pedagógica desarrollada en varios pueblos de la Alpujarra granadina en agosto de 1933, entre cuyos miembros se encontraban el cineasta José Val del Omar y el escritor y poeta Antonio Sánchez Barbudo. Enrique Bonet y Joaquín López Cruces indagan en los efectos del choque cultural entre dos mundos que siempre se habían dado la espalda, y en el enfrentamiento entre los anhelos de transformación social y la feroz resistencia al cambio y la pérdida de privilegios. Con ellos hablamos una mañana, en una cafetería junto al Arco de Elvira, en Granada, en una cafetería con libros que gestiona una familia gazatí. En las siguientes líneas tenéis algunas pinceladas y reflexiones alrededor de este trabajo.
¿Cuántos encuentros como este, aunque solo entre los dos, ha habido? “Alguna que otra, pero también muchas digitales, evidentemente, con mucho WhatsApp y mucho correo electrónico”, comenta Enrique Bonet. “Recuerdo que tuvimos la primera reunión, eso ya lo hemos contado varias veces, y esto fue por culpa de Munuera, fue el que nos lió. Fue en una reunión con varios dibujantes y cerveza -continúa Joaquín López Cruces-. Llevaba tiempo queriendo hacer un cómic largo, porque desde el primero que hice, hace más de 30 años, solo había hecho cosas más pequeñitas. Tenía mi propio proyecto, pero nada, eso de trabajar en solitario es muy complicado. Y fue Munuera el que me dijo que Enrique tenía un proyecto muy interesante”.
‘Le pedí a Enrique que me contara, pero me extrañó también un poco, porque siendo dibujante, y le dije: “¿no lo quieres hacer tú?” Y me dijo, no, no, estupendo”. “Yo llevaba tiempo dándole vueltas a la cabeza, con esta idea, con este proyecto de las misiones. Llevaba casi un año reuniendo documentación, pero no arrancaba con el guión”, apunta Enrique. “Si lo dibujas tú, no me lo pienso.Porque Joaquín, él lo sabe, ha sido uno de mis referentes o de mis maestros”.

¿El proceso de documentación? Enrique Bonet: “Yo había reunido mucha documentación escrita, empecé a informarme sobre las misiones, porque en internet había muchísima información, muchos artículos, y luego un libro que fue la fuente fundamental de información, tanto para mí como para Joaquín, que es un catálogo de una exposición que hizo la Residencia de Estudiantes hacia 2006, muy rico en imágenes y fotos. Es un libro muy bien editado. Fue un incentivo también para empezar a meterme en el mundo gráfico. Porque a mí esta idea surge gráficamente. La primera idea fue viendo imágenes que encontré por casualidad, y vi las primeras imágenes de un pequeño documental rodado por Val del Omar. Y esas primeras imágenes fueron las que me abrieron la pista y lo que me motivó a hacer la historia”.
“También unida al tema de la Alpujarra -continúa Joaquín López Cruces-, que es un mundo que conozco bastante. He ido muchas veces y me parece también muy sugerente para dibujarlo”. En este momento comentamos cómo se refleja la singularidad de esta comarca granadina en una doble página, en la que Joaquín nos traslada casi a vista de pájaro a la plaza del pueblo… “Sí, eso fue gracioso, hacer la doble página fue una sugerencia de un amigo, de Javier de Isusi, el dibujante. Le enseñé las páginas que llevaba, y esa ilustración era una media página. Y me dijo, “estás loco, ponlo más grande, eso merece más”. Entonces, empecé a pensar, hice la prueba, y claro, tenía razón. Pero eso me obligó a retroceder, para que eso fuera una doble página, tuve que volver al principio y rehacer muchas cosas. Pero se lo agradezco, porque es una doble página que le gusta mucho a la gente. Además al lector le ayuda a descansar un poco, a situarse, a entender ese momento, hay como un cambio de ritmo, narrativamente funciona muy bien”.

Una de las esencias de la historia es ese momento previo a la Guerra Civil, en el que ya algo se palpa en el ambiente. “Realmente el objetivo de la historia es contar ese momento en el que ya la gente no se ponía de acuerdo, la gente no hablaba, sino que empezaba a haber un enfrentamiento en el que el diálogo parece que era imposible”, señala Enrique Bonet. Y, claro, el papel de las misiones era todo lo contrario, era la idea de llevar la cultura, el diálogo, la razón, de extenderla a todos los rincones, y te encuentras con esa realidad donde el país ya empezaba a estar dividido y partido. Que, además, tiene unas lecturas muy contemporáneas también, desgraciadamente. Quizás no era la intención, alprincipio, no teníamos esa idea, pero luego te das cuenta de que estamos casi reflejando un momento”.
“Una cosa que me ha gustado mucho, a la hora de todo el desarrollo del libro, es que muchas de las cosas que han ido ocurriendo con el libro han sido, no digo casuales, sino que la propia estructura de la historia, los propios elementos que Joaquín iba aportando, van construyendo la historia. Al final, es todo como muy orgánico”.

“No había cosas premeditadas, sino que han sido hallazgos que hemos ido encontrando, conforme el guión se iba construyendo y la historia iba creciendo también gráficamente. Aparte que yo he hecho una cosa que creo que no hay que hacer, que es que lo he dibujado por orden y página por página, y la primera parte incluso sin que se hubiera acabado el guión. Por eso, quizás, tiene ese aspecto orgánico, que ha ido desarrollándose”, indica Joaquín López Cruces.
“Él me ha sugerido cambios de dibujo, yo le he sugerido cambios de guión… Yo tenía una estructura básica desde el principio, que fueran tres días, tres actos, sabía cómo empezaba, cómo acababa, sabía más o menos lo que pasaba en medio, pero el desarrollo de todo eso lo fui desgranando poco a poco. Lo del color, también fue surgiendo. Me gustó mucho cuando Álex Romero dijo que parecía hecho por una sola persona, lo lees y no se nota que hay dos autores, y eso me encanta porque yo también lo veo así, y además pienso que esa es la magia de trabajar con alguien”.

Después hablaremos un poco más del uso del color, pero me gustaría también que habláramos de la figura del maestro. “Hay una frase cuando llegan al pueblo y los recibe el maestro, es el que recibe a la misión, porque las autoridades estaban en otras cosas, y uno de los componentes de la misión dice: “nadie mejor que un maestro para representar a la República”. Creo que esa es una de las claves también de la historia, el papel que hizo la República en ese sentido”, nos comenta Enrique Bonet. “Era un apoyo, todo ese suministro de libros, era para apoyar a la escuela y al maestro, para que tuviera herramientas. Las misiones, yo las veía como una extensión de la escuela pública, de ese intento que hizo la República y en el que invirtió muchísimo esfuerzo en dignificar el papel de los maestros, en crear escuelas, y que esas escuelas enseñaran de una determinada manera. Y las misiones eran un poco una extensión de esa política”.

“A mí lo que me gustaba de los proyectos de las misiones, entre otros, como el de La Barraca, que es más conocido, es que éste era un plan sistemático y un plan muy bien pensado, muy bien programado, muy planificado, y con una intención a muy largo plazo -continúa Enrique-. Lo que siempre pedimos en las políticas culturales, que no se suele hacer, aquí era una cosa muy a largo plazo, sabiendo que esto no iba a dar un resultado inmediato. Eran semillas. Y lo que contamos nosotros, la misión ha pasado por ese pueblo, ha dejado una semilla, y algo va a pasar ahí, personificado en esta niña, en Lucía, lo que recibe, pero no solo ella, porque el resto de los niños también, al final cambia su vida”.

Vamos con el color, que lo marcan la niña, Lucía, el pelo de María y el fantasma… “Es como una V, porque es Lucía la que se relaciona con las otras dos -nos cuenta Joaquín López Cruces-. Fíjate que ni siquiera en el guión estaba eso, tampoco son exactamente protagonistas, porque María es una más de las misiones. Pero a mí me gustó, ya que teníamos una pelirroja, que es la que da ese color rojo, unirla con las otras, me parecía que era interesante. Al principio, yo pensaba hacerlo en blanco y negro, pero claro, una pelirroja en blanco y negro, cómo se indica, cómo se cuenta, es relevante que sea pelirroja, porque también añade ese punto de extrañeza a los lugareños… Pensé hacerla a dos tintas, hice bastantes pruebas, a ver cómo quedaba, pero en el fondo era como un reto para mí, porque siempre he sido más dibujante de líneas, de blanco y negro. Al final me obligué a trabajar con una paleta pequeña. Que no fuera blanco y negro, pero mitigarlo de manera que el rojo destacara”.

¿Y las técnicas? “Hice bocetos a lápiz, pero en una libreta aparte, y luego las páginas están dibujadas directamente en un iPad. A veces fotografiaba los bocetos con el mismo iPad o escaneaba alguna cosa, si lo tenía muy trabajado prefería escanearlo y lo calcaba”, afirma Joaquín López Cruces.
¿Y el fantasma? “Bueno, esta es una historia de ficción, estamos fabulando, estamos en un mundo donde se van a mezclar elementos mágicos con elementos reales y quería jugar desde el principio en ese terreno, no de la fantasía, pero sí donde, como fabulador, nos permitía hacer cualquier otra cosa. Y si conseguíamos que el lector ya desde el principio entrara en ese juego, pues ya eso nos daba una herramienta. Tenía claro desde el principio que quería mezclar el tema de la magia, quería que aparecieran elementos mágicos y en la Alpujarra eso también estaba muy presente”, asegura Enrique Bonet. “Y en ese mundo pensé rápidamente en este fantasma, que nos permitía, por un lado, tener el contacto con la niña, como la niña era muda, la niña no hablaba, el único personaje con el que mantiene cierto diálogo es con este fantasma, aunque ella no habla, pero hay un diálogo entre las dos, y permitía introducir esas pinceladas de lo que está por venir, del futuro y también esa referencia al pasado sangriento de la Alpujarra. Con todas esas claves se va construyendo ese personaje. Y luego la aportación de Joaquín, que fue fundamental, a la hora de darle forma a ese fantasma, que yo lo había imaginado de una manera totalmente distinta…”.

“Yo, en vez de poner a una señora andando, la envolví en sudarios, me documenté en esculturas griegas, porque era lo que me sugería a mí alguien envuelto así, en vendas, no iba a poner a la momia, pero tampoco a una señora muy bien arreglada. Esta mujer se ha despertado, la han sacado de ahí, pues estará envuelta así… Y luego, no sé, la primera vez que la puse andando, la subí unos centímetros por encima del suelo, y ya la hice que volara y todo. Pero yo pienso que sí, que si eres un fantasma, qué menos que puedas volar, no tienes esas limitaciones que tenemos en vida”, sonríe Joaquín López Cruces.
‘El otro mundo’ cuenta además con un sugerente apéndice de 16 páginas escrito por Enrique Bonet, que incluye diverso material gráfico y ubica lo que fueron las Misiones Pedagógicas que se desarrollaron en la Segunda República española. Un extra sobre el qué, y el quién es quién de aquel proyecto de promoción de la cultura que llegó a miles de pueblos y aldeas de España y que se desmanteló con la instauración de la dictadura franquista al fin de la guerra civil. También en esta parte del libro podemos disfrutar de los bocetos de Joaquín… “Tenía claro que quería meter algún tipo de complemento, de contextualización de las misiones -afirma Enrique Bonet-. Porque eso me permitía, también, no tener que explicar cosas en el tebeo. Habrá gente que se lea esto y quiera saber algo más, pero no se lo voy a contar en la historia”.


“La mayoría de bocetos son de la libreta, claro. Así es como yo trabajo, subo aquí las paginitas que hago antes de meterme en faena. Primero los hago sin páginas ni nada para ver si funciona la lectura de las viñetas, luego ver cómo encajan en la página… Tiene una parte que siempre es más rica el boceto”, añade Joaquín López Cruces.
Cómic
PROFESIONALES 4 reunirá a referentes del cómic y la ilustración en Madrid

La cuarta edición de PROFESIONALES, el evento que busca poner en valor el trabajo y la trayectoria de los expertos del mundo del arte y el entretenimiento, ya tiene fechas: será del 13 al 16 de noviembre de 2025 en el Barrio del Cómic de Madrid.
PROFESIONALES 4 reunirá a lo más granado del sector del cómic, la ilustración, la animación y los videojuegos, reflejo de la diversidad de sectores en la que se mueven los profesionales, caracterizados por la versatilidad, por la disposición a tomar distintos caminos y aprender diferentes funciones, asegurándose opciones disponibles dentro de las diferentes industrias.
Con una amplia programación gratuita y abierta al público, la cuarta edición vuelve con charlas y mesas redondas donde los profesionales compartirán su trabajo, experiencias y opiniones sobre la industria, talleres, actividades infantiles, etc. y, tras la enorme acogida del año pasado, revisión de portafolios, en la que las personas interesadas podrán recibir comentarios de grandes profesionales de la industria.

Esta edición apostará, además, fuertemente por el networking entre los asistentes. Para ello, habilitará espacios durante las cuatro jornadas del evento. Asimismo, como novedad, celebrará una sesión de firmas de originales exclusivos; también, la primera de una serie de exposiciones homenaje a grandes figuras del cómic español ya fallecidas, en colaboración con Madrid Cómic Summit. Este año, en memoria del dibujante Enrique Ventura.
Recorrido
En 2017, tuvo lugar la primera edición de PROFESIONALES que consistió en una firma multitudinaria de artistas del mundo del cómic en la céntrica Omega Center, con invitados de la talla de los dibujantes David Lafuente, David López o Pepe Larraz. Lo que comenzó siendo una reivindicación de la figura de los profesionales del dibujo a nivel nacional se acabó convirtiendo en una puesta en valor de los mismos, así como la mejor forma de acercar su trabajo al público amante del cómic, interesado en adquirir su producto y obra.

Tras 6 años, y ante la insistente demanda del público, PROFESIONALES volvió a la carga el año pasado; esta vez, como un proyecto más grande y ambicioso. Se involucraron a algunas de las librerías que conforman el Barrio del Cómic de Madrid (Elektra Cómics, Atom Cómics, GenX Puebla y Omega Center) y se contó con la participación de más de 30 profesionales de diferentes sectores, sumando además del cómic, la ilustración, la animación y los videojuegos.
El resultado: un evento multidisciplinar de tres días de duración con más de 20 actividades. Como colofón, se organizó una gran sesión de revisión de portafolios para aspirantes a profesionales, respondiendo a la esencia de un evento creado por profesionales para profesionales, independientemente de la fase de su carrera se encuentren.

Tal fue la acogida del evento que, la siguiente edición, PROFESIONALES 3, cerró con una participación récord de casi mil asistentes, logrando así el objetivo de convertirse en punto de encuentro entre profesionales, aspirantes a profesionales y público general, dando respuesta a la necesidad de crear un evento de esta naturaleza.
Barrio del Cómic de Madrid
El Barrio del Cómic hace referencia a una zona céntrica de la capital conocida por concentrar numerosos establecimientos y actividades en torno a la cultura pop, geek y friki.
Este área, punto de encuentro para los aficionados de los cómics, el manga, el gaming, la literatura de fantasía y ciencia ficción, la novela gráfica, etc., se organiza en torno a la comúnmente conocida Plaza de la Luna, a tan solo unos pasos de Gran Vía, punto donde desde los años 80 establecieron campamento base la mayor parte de las tiendas especializadas en esta subcultura.

Para impulsar la zona, varios de los propietarios de los establecimientos más icónicos del barrio crearon un proyecto bajo el nombre Barrio del Cómic que ha lanzado su propio mapa para que los aficionados puedan hacer la ruta sin perderse nada.
Actualizado recientemente, cuenta ya con casi una veintena de librerías. Entre otras, Otaku Center opta por el producto japonés, Hobby Converters se centra en los productos de segunda mano frikis y Metrópolis, en cómics de Estados Unidos. También en cómics y merchandising se especializan Omega Center, Atom Cómics, Generación-X Puebla o Crisis.

Sobre Profesionales
Profesionales es un evento independiente de cómic, ilustración, animación y videojuegos que busca poner en valor el trabajo y la trayectoria de los profesionales del sector, y convertirse en punto de encuentro de referencia para expertos y aspirantes a profesionales.
Profesionales es un evento gratuito y abierto al público, creado y organizado por profesionales y dirigido a profesionales, aspirantes a profesionales y amantes de la industria del arte y el entretenimiento.
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