Gardinella emprende un viaje abandonando el desierto de los Silencios con su pueblo, los citintos. Hay todo tipo de citintos, algunos se alegraban al emprender el Gran Viaje… otros no tanto. En su camino, deben quemar algún objeto personal, dejar algo atrás para conseguir pasar al otro lado. Un viaje metafórico que utiliza el recurso de lo fantástico para contar una historia universal llena de emoción utilizando el color como elemento narrativo. Al comienzo todo es blanco y negro, hasta que Gardinella y los citintos encuentran un oasis donde establecerse y convertirse en hogar para generaciones venideras. Así nos presenta la Editorial Libre Albedrío “una historia de actualidad para explicar desde la perspectiva de la infancia la realidad de los refugiados y las migraciones”. Gardinella y el Gran Viaje no solo nos habla de migraciones, también de hogar y familia. Detrás de este proyecto, Daniela Godel, con la que hemos charlado un poco más sobre su trabajo.
¿Cómo surge este proyecto? Daniela Godel: “Hace seis años dejé mi casa en Barcelona y me fui a París para estudiar cine de animación. Siempre me había sentido un poco extranjera (es algo de familia, mis padres también fueron extranjeros a lo largo de sus vidas), pero vivir en un contexto exclusivamente francés me hizo reflexionar sobre las lenguas, las migraciones, las culturas y el hogar. Tenía ganas de contar una historia migratoria positiva y universal, y de allí me vino la idea de Gardinella y el Gran Viaje”.
¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Encontrarán a los citintos, seres altos, bajos, gordos, flacos, puntiagudos… y a Gardinella, una pequeña citinta muy curiosa. El libro relata la migración de este pueblo, desde el Desierto de los Silencios hasta la Floresta Serpenteante, y cuenta las diferentes transformaciones que vivirán en su viaje”.
¿Cómo valoras el álbum ilustrado como herramienta para abordar cualquier tema? “Creo que álbum ilustrado, el cine de animación o la novela gráfica comparten esa característica: al alejarse de la realidad nos permiten hablar de temas que podrían ser muy duros tratados de otra forma (me viene en mente Persépolis, de Marjane Satrapi, que con el dibujo consigue hablarnos de su vida en un Irán posrevolucionario). Crean una cierta distancia entre el sujeto y su representación, y al mismo tiempo permiten una identificación mucho más fuerte -asegura Daniela Godel-. Por otra parte, el humor y la poesía presentes en ese tipo de relatos son esenciales para tratar todo tipo de temas. En mi opinión, la particularidad del álbum ilustrado es que a menudo es una experiencia compartida (por ejemplo, los padres que leen a sus niños antes de irse a dormir). La lectura puede dar lugar a un intercambio, a una experiencia que va más allá del libro y que puede enriquecer su mensaje”.
¿Qué importancia tiene el uso del color en este trabajo? “¡Primordial! Suelo jugar mucho con el color como elemento narrativo, y en este cuento quería que el color apareciera al final, como una revelación. Todo el principio está en escalas de gris, y el color entra en la página para simbolizar la interacción entre los citintos y su entorno, entre la naturaleza y la construcción de una ciudad”.
¿Qué diríais que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Aunque haya hecho otros proyectos de álbumes ilustrados, acostumbro más hacer cortos de animación, por lo que la manera de trabajar es totalmente diferente: aquí mis dibujos adquieren detalle, puedo crear imágenes complejas sin miedo a confundir el espectador -nos cuenta Daniela Godel-. Creo que es la primera vez que me paso tanto tiempo trabajando en cada ilustración, porque normalmente dibujo bastante rápido, y el proceso me pareció casi meditativo”.
¿Con qué técnicas trabajaste? “He trabajado con tinta china, que he utilizado para el dibujo y la aguada. Los colores fueron realizados en acuarela (acuarelas en pastilla y líquidas)”.
Cuéntanos algo del proceso de elaboración del mismo. “He pensado el texto y las imágenes más o menos al mismo tiempo… algunas ilustraciones que tenía en mente me decían qué escribir, y otras veces frases que componía creaban una ilustración. Hice una especie de storyboard con todas las ilustraciones del libro en pequeñas viñetas de 5 cm. x 4 cm. más o menos para ver si el ritmo me convencía y luego empecé a pintar. Trabajé de forma cronológica, doble página por doble página, en un formato A3”, asegura Daniela Godel.
¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Estoy realizando un cortometraje de animación que retoma esta historia de manera diferente y un poco más profundizada, y para eso he tenido que encontrar una técnica que me permitiese conservar este resultado tradicional. En paralelo estoy empezando un pequeño documental de animación sobre el estudio de la fauna en Inglaterra. También estoy trabajando en un pequeño libro ilustrado sobre la experiencia de estudiantes internacionales en París y en un álbum ilustrado ambientado en la noche sobre un poema que estoy escribiendo”.