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Elena Odriozola, ‘Lecciones de cosas’ y alguna cosa más

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Elena Odriozola

Un botón, un dado, el frisbee, el matamoscas, la hucha… son objetos cotidianos en los que pocas veces reparamos. Sin embargo, cuando los observamos con atención resultan verdaderamente fascinantes. ‘Lecciones de cosas’ es una invitación al juego, la especulación y la creación. Tomando como inspiración el género pedagógico de las «Lecciones de cosas», que gozó de gran popularidad a finales del s. XIX y principios del XX, en sus páginas se entrecruzan el libro informativo, el de actividades, la meditación filosófica y el humor tontorrón. Una lectura que no acaba en la última página, sino que, por el contrario, llevará a los chavales a escribir, dibujar, pensar, imaginar… Un libro de Elena Odriozola y Gustavo Puerta Leisse que edita Ediciones Modernas El Embudo. Con Elena hemos charlado un poco más sobre este proyecto, y de alguna cosilla más.

Elena Odriozola

¿Dónde está el origen de este proyecto? “Me resulta difícil decirlo. La idea surgió de Gustavo Puerta, el editor de Ediciones Modernas El Embudo. Es un libro inspirado por aquellas Lecciones de cosas que fueron habituales por los años 30. Él había tenido algún ejemplar en casa y lo leyó desde pequeño. Tengo la sensación de que es un libro que siempre quiso hacer, le hacía especial ilusión. Y luego esa ilusión me la contagió a mí. La idea del libro es que veamos los objetos cotidianos como si nunca antes los hubiéramos visto”, nos cuenta Elena Odriozola.

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Encontrarán cosas maravillosas: desde cuáles son las partes de un frisbee (y te puedo asegurar que son muchas y sorprendentes) a cómo coser un botón a cuatro manos, o cómo hacerte un amuleto egipcio con una pastilla de jabón, cómo hacer un arreglo floral… y montones de cosas más. Hice más de 600 ilustraciones. También encontraréis 10 páginas de bibliografía comentada y un bonito colofón”.

Elena Odriozola

¿Cómo fue el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “Lo más importante fue dar con los dos personajes. Estaba claro desde el principio que al ser un libro tan ilustrado, con dibujos de todo tipo, esas figuras tenían que ser muy sencillas, de líneas muy limpias -continúa Elena Odriozola-. No tengo muchas pruebas de esos personajes, la verdad. Desde el principio los tuve bastante claros. No suelo usar cuadernos para hacer pruebas, aunque tengo unos cuantos, todos están en blanco. No es mi forma de trabajar. Directamente empiezo a dibujar en el papel de boceto, de poco gramaje. Luego lo paso a limpio utilizando una mesa de luz”.

Elena Odriozola

“En cuanto a la investigación, esta se fue dando a medida que avanzábamos en el libro, e iba desde buscar los árboles con los que se pueden fabricar las cucharas de madera para hacer un bosque, a determinar cuál es la función de cada una de las herramientas de una navaja suiza, pasando por adentrarnos en la iconografía del juego de la oca”.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Son ilustraciones que están hechas a rotulador, una técnica que apenas había utilizado y que no controlaba. O que no controlo. Simplemente porque no me llamaba mucho la atención, no tenía mucho interés para mí. Estaba claro desde el principio que sería un libro a dos tintas, y creo que era la mejor forma de hacerlo. Una de ellas tenía que ser bastante oscura, sobre todo al tener que utilizarla también para el texto, y decidir que sería el color marrón fue bastante fácil. Escoger la otra tinta costó algo más, pero estaba claro que tenía que ser un color cálido -confiesa Elena Odriozola-. Resulta curioso que me acabe de dar cuenta, mientras estoy escribiendo ahora, de que el lápiz también hubiera sido una buena opción. Pero ni me lo planteé”.

Elena Odriozola

“He tenido que hacer cosas como una cesta, un cuadro de Caravaggio o del Bosco…entre otras muchas cosas, y sin un método concreto. Cada vez que empezaba a pasar a rotulador una de estas imágenes pensaba que no iba a ser capaz, pero me ponía a ello y disfrutaba mucho haciéndolo. Una de las cosas más difíciles del libro fue que requería distintos tipos y géneros de ilustración: científica, descriptiva, pictórica, humorística… y tenía que haber una coherencia entre todas ellas, de modo que nada pareciera estar fuera de lugar. Creo que para mí esto fue algo totalmente nuevo, porque nunca había hecho libros así”, asegura Elena Odriozola.

Elena Odriozola
Canestra di frutta (Caravaggio)

Cuéntanos un poco más sobre el trabajo de elaboración de este libro. “Fue un libro que nos llevó mucho tiempo hacer, creo que unos cuatro años. Yo de vez en cuando tenía que dejarlo para hacer otros trabajos. Y también hubo épocas en las que se me atascaba, me costaba muchísimo ponerme con él, para desesperación de Gustavo. No fue fácil, tuve bastantes resistencias. Pero en la etapa final, cuando todavía quedaba algo menos de la mitad para acabarlo, me metí de lleno sin darle demasiadas vueltas a la cabeza, pensando sólo que lo tenía que terminar… y la cosa cambió. A partir de ahí fue todo más rodado”.

Nos gustaría que nos contaras también algo sobre tu trabajo en ‘En el bosque’, del que la editorial ha publicado recientemente una nueva edición. “Desde la editorial Libros del Zorro Rojo me propusieron, allá por el año 2017, ilustrar un texto de Ana María Matute: el extracto del discurso leído el 18 de enero de 1998 con motivo de su ingreso en la Real Academia Española. Se titulaba ‘En el bosque’ y me pidieron que hiciera un álbum. Una vez leído, y aunque me gustó mucho, me di cuenta de que yo no era capaz de hacer un álbum con ese texto. Después de leerlo muchas veces, supe que lo que quería contar se resumía en la última frase del texto: Es la historia de todas las historias que siempre quise y quiero contar. A mi entender, la mejor forma de contar esa historia era a través de un miriorama”, afirma Elena Odriozola

Elena Odriozola

“¿Hay una fórmula mejor de contar tantas historias? Hice nueve tarjetas. Da igual en qué orden se pongan, todas juntas forman una sola ilustración. Depende de en qué orden se pongan, la historia que cuenta cambia. Las distintas combinaciones dan lugar a más de trescientas mil escenas. También hice un cuadernillo que va aparte, donde va el texto acompañado de unas pocas ilustraciones, a una sola tinta. Las tarjetas y el librito van metidos en una caja. Utilicé pinturas acrílicas para pintar la historia, sobre papel sumi-e (imprescindible para mí desde hace mucho tiempo). Lo apliqué con pincel y con el dedo (algo también habitual en mi trabajo, lo del dedo). El color dorado de fondo, el camino naranja y las copas de los árboles azules unifican todas las tarjetas. La parte trasera también está ilustrada, al modo de las cartas de una baraja. En cuanto al cuadernillo, tanto el texto como las ilustraciones las dibujé con un lápiz de color azul oscuro”.

Elena Odriozola

“Este año, coincidiendo con el 100 aniversario del nacimiento de Ana María Matute, se ha publicado una nueva edición conmemorativa. Me pidieron que renovara la portada: utilicé un color más vivo para el fondo e hice una ilustración que es una continuación de la anterior: el árbol que era un retoño ahora ha crecido, con la presencia de los mismos personajes. Para mí era importante que las dos portadas tuvieran relación, no le hubiera visto ningún sentido a hacer algo completamente distinto -asegura Elena Odriozola-. También se ha mejorado la aplicación del dorado del fondo de las ilustraciones. Es muy de agradecer que, al proponer mi visión del proyecto, la editorial me dijera “adelante”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Estoy trabajando en un nuevo libro para la editorial, todavía estamos empezando y va para largo. Tanto, que le llamamos nuestro pequeño Escorial. Aunque quiero creer que pueda salir a finales del año que viene. Por ahora sólo puedo decir que es un proyecto que me propuso Gustavo y que me entusiasmó (como tantas otras veces cuando me propone ideas y que para mí es tan necesario). Te puedo adelantar que lo estoy pintando con lápices de colores, van a ser más de 365 ilustraciones y está inspirado en los frescos de un edificio del Renacimiento”.

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Irene Bofill y su trabajo en ‘¡Ana, dónde vas!’

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Irene Bofill

Ana es una niña con un oído muy fino. Los ruidos le molestan tanto que se pone a correr sin parar cuando oye las bocinas de los coches, gritos en una película de cine… Y sus padres ¡tienen que perseguirla! Pero, ¡Ana, dónde vas! Y es que Ana sabe muy bien dónde quiere estar de verdad, el lugar del mundo en el que mejor se siente. ¿Cuál será el refugio de Ana? Con estas palabras La Estrella Azul, la editorial de Autismo Ávila, nos presenta este álbum ilustrado de David Gómez (padre de un niño con autismo y es autor de varios álbumes infantiles) e Irene Bofill. Con ella hemos charlado un poquito más sobre su trabajo en este libro.

¿Dónde está el origen de este proyecto? “Entré a formar parte de este proyecto cuando Autismo Ávila y su editorial La Estrella Azul me propusieron ilustrar un cuento escrito por David Gómez sobre Ana, una entrañable niña con autismo. El objetivo de esta y demás publicaciones de su editorial es dar a conocer y acercar el TEA (trastorno del espectro autista) a los lectores y lectoras de todas las edades”. 

Irene Bofill

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Se encontrarán con la historia de Ana, una niña con hipersensibilidad auditiva debido a su TEA. En el cuento se nos muestra cómo Ana sufre mucho viviendo en la ciudad con sus padres por la cantidad y variedad de ruidos a su alrededor que no puede soportar y le hacen salir huyendo siempre. Esta hipersensibilidad se convierte en un don cuando Ana va a casa de su abuela en la montaña, allí conecta con todos los sonidos de la naturaleza y se funde con ellos, se siente en paz”, nos cuenta Irene Bofill.

¿Qué te pareció el texto de David la primera vez que lo leíste? “Me enamoré de Ana, la comprendí perfectamente. La verdad es que conecté muy bien con su personaje porque me sentí muy reflejada. Justo empecé el proyecto en el momento en que acababa de dejar todo para iniciar un viaje en furgoneta por las isla canarias, de alguna manera también huía de ese ruido de la ciudad buscando refugio en la naturaleza. Fue una sincronía muy bonita”. 

Irene Bofill

¿Cómo ha sido el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “Lo que más me gustó de la fase de investigación fue adentrarme en el mundo de las personas con TEA, aprender sobre el tema y poder comprenderles un poquito más -continúa Irene Bofill-. Aprendí que tienen dificultades a la hora de procesar los estímulos sensoriales, los sentidos del movimiento y la propiocepción, con diferentes grados de hiper o hiposensibilidad y esta es la razón por la que rechazan o evitan determinados estímulos. Su percepción es muy diferente a la estándar y esto me pareció fascinante… Tanto David como Gerardo y Cristina de Autismo Ávila me proporcionaron mucho material valioso para hacer el estudio del personaje de Ana y el tono del cuento”.

Irene Bofill

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Algo característico en este libro fue captar y representar con imagen la sensación que causaban en Ana esos sonidos tan intensos. Intenté transmitir lo que ella sentía con cada uno de los estímulos auditivos, cómo se transformaba su realidad a través de los sonidos que entraban en su campo de percepción”.

¿Con qué técnicas trabajaste? “Técnica digital, trabajé todo en el iPad con Procreate”, afirma Irene Bofill.

Irene Bofill

Cuéntanos un poco más sobre el trabajo de elaboración de este libro. “En la creación tanto de las ilustraciones como de los personajes fue de gran ayuda todos los comentarios de David y del resto del equipo, que me ayudaron a ajustar cada detalle para que se comprendiera mejor el mensaje que se quería transmitir”.

Irene Bofill

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “En este viaje que inicié por las islas canarias acabé grabando un disco muy vinculado a la naturaleza y ahora estoy terminando unas ilustraciones que acompañarán a cada uno de los cantos. Como Ana, yo también encontré refugio en la Naturaleza”.

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Joaquín Camp nos presenta a ‘Juan Rex’

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Joaquín Camp

Pobre Juan Rex. La suya es una ilustre familia de profesionales del miedo, pero no se lo pasa muy bien cuando le llega el turno de asustar a la gente. Sus verdaderos intereses tienen que ver con el espectáculo, pero uno que se aleja de la tradición familiar. Por eso mismo, Juan Rex tiene miedo de defraudar a sus padres, así que con la ayuda de una nueva amiga y de los vecinos del barrio, intentará hacerles creer que, como todo su linaje antes que él, desde Juan Kamón y Juandertal hasta hoy, solo hay un oficio posible. Pero casi siempre es mejor la sinceridad. En este gigantesco libro que edita Libros del Zorro Rojo, en el que un héroe gigantesco ocupa el lugar de honor, Joaquín Camp juega con algunos códigos de esas películas en las que unas criaturas enormes tienen la molesta costumbre de pisotear metrópolis, y con ello y una buena dosis de ternura y humor consigue crear una oda a la diferencia; un libro repleto de alegría, libertad y poesía, sobre el que hablamos en las siguientes líneas con Joaquín.

Joaquín Camp

Lo primero, cuéntanos cómo nace este proyecto y este personaje. “Me gusta mucho coger personajes que ya tengan ciertas características y resignificar esos rasgos. Tengo un libro llamado “Oscar” en donde aparece Poseidón, el dios de los mares peleándose por un oso de peluche, ese contraste de un personaje tan elegante y fuerte peleándose por algo tan ridículo como un peluche me encanta -nos cuenta Joaquín Camp-.En el caso de Juan Rex sucede algo parecido. Lo primero que hice fue pensar en qué ocurriría si un monstruo que debería estar atormentando a una ciudad y sus habitantes tuviese problemas para lograrlo. Luego suelo comenzar a construir la historia con preguntas en base a esa premisa ¿Como podría resolver este problema? ¿Que pensarían sus padres? Si no es bueno en esto de asustar ¿en que podría ser talentoso? Una vez que ya tengo estas preguntas resueltas la historia comienza a tomar forma”.

¿Qué encontrarán los lectores en las páginas de este libro? “Encontraran mi historia más Freudiana. Un dinosaurio que piensa que por tradición debería dedicarse a una cosa para la que realmente no es muy bueno y el conflicto que esto desencadena con sus padres. Es un viaje del héroe en el que Juan Rex se ve absorbido por la ciudad y sus experiencias, una ciudad que termina siendo transformadora para él”. 

Joaquín Camp

Háblanos del formato del libro, que también contribuye a la historia… “El formato del libro es un detalle de la edición que me interesa. Es una capa más de comunicación -continúa Joaquín Camp-. Por ejemplo, si el libro es pequeño, me está hablando de algo que se puede sujetar fácilmente con las manos, me habla también de cierta calidez y ternura que producen los objetos de cierto tamaño. Los formatos se pueden dar también por la morfologia que tienen los personajes, por ejemplo en el caso de “El ladrón de sombrero” de Jon Klassen, donde el libro se adapta al largo del pez gigante. En relación a “Juan Rex” el formato está dado por el personaje, mi editor canadiense pensó que sería una buena idea que como Juan es esta especie de “Godzilla” gigante, el libro también lo sea”. 

“Este libro tiene el récord de tamaño por ahora (28.5cm X 38.5cm). Siempre bromeamos con mi editor porque el primer libro que me publicaron medía 18x18cm, un formato bastante pequeño, y ahora estamos con esta monstruosidad de tamaño. Quizás el próximo libro debería medir medio metro o algo así”, bromea Joaquín Camp.

Joaquín Camp

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? ¿Con qué técnicas trabajaste? “En principio lo más obvio, son las ilustraciones más grandes que hice. Esto quiere decir que al tener más espacio las posibilidades de detalle son mucho mayores, y si encima todo se desarrolla en una ciudad, ni te cuento. Por otro lado trabajo mucho con la línea, cosa que no suelo hacer en otros libros en donde siempre uso colores plenos y la línea para algunos pequeños detalles”. 

“Dibujé con tinta china y plumín, herramientas con las que nunca trabajé. Quería tratar de tener una línea más inexacta y a la vez más expresiva, algo que a mi entender le iba bien al personaje. Luego puse color con Procreate (que tampoco lo había usado mucho). Lo del Procreate es curioso, porque te permite dibujar donde quieras, y eso obviamente cambia la experiencia y tu modo de dibujar. De todas maneras no creo que vuelva a trabajar mucho con la tablet porque me da dolor la cabeza. Además no soy muy partidario de la posibilidad de ctrl+z que te da lo digital, a veces cambiar tanto las cosas hace que se pierda cierto error que hace ver todo más humano. Así que se podría decir que es una técnica híbrida entre lo manual y lo digital”, confiesa Joaquín Camp.

Joaquín Camp

Danos algunas pinceladas sobre el proceso de realización de este libro. “Muchas veces me preguntan si empiezo por el texto o por la imagen. Los procesos en mis libros van variando, a veces un dibujo puede sugerirme una historia, otras veces es una palabra y otras veces es una idea que sale de cualquier parte y en cualquier momento. Nada de lo que hago es matemático y todo puede variar en cualquier momento. En el caso de “Juan Rex” es un poco lo que cuento arriba, construir sobre la base de un personaje que ya tiene sus características literarias y transformarlo a mi manera. Algo que quizás sí mantengo a lo largo de todos los libros son las preguntas, me hago muchas preguntas que me terminan llevando al centro de la historia. Otra cosa que me gusta mucho a nivel proceso es jugar estructuralmente con el storyboard, suelo cambiar el orden de cómo cuento la historia, quizás algo que va en el medio lo pongo al principio o quizás meto algún elemento en la historia que cambia el resto de manera vertiginosa. Es como si el story fuese un pedazo de arcilla que puedo moldear y cambiar a gusto hasta que me quedo totalmente satisfecho”, asegura Joaquín Camp

Joaquín Camp

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Ahora mismo estoy trabajando en dos libros, me gusta trabajar en varios proyectos a la vez porque si me canso o me estanco en uno, puedo pasar al otro. A veces hasta vuelvo más fresco al primero que abandoné. Pero volviendo a la pregunta, estoy trabajando en un libro de no ficción que habla sobre un animal que me tiene bastante intrigado, un animal que tiene sus particularidades y misterios, pero tampoco puedo develar mucho. Por otro lado estoy trabajando en un libro de ficción muy importante para mí, porque reúne cosas de muchos autores que me gustan, es un poco un homenaje a todos ellos y a la vez es la primera vez que exploro la idea de la fantasía. Si bien mis libros tienen mucho de imaginativa, siempre están anclados en la realidad y en cosas que existen. En este nuevo libro me invento personajes propios y eso me tiene muy entusiasmado”. 

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Giulia Landonio y ‘El hombre que perdió la cabeza’

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Giulia Landonio

La mañana en que el señor F. se da cuenta de que ha perdido la cabeza, todo su mundo comienza a desintegrarse. Un escenario onírico irrumpe en la vida de un hombre atrapado en la rutina. Lo absurdo ofrece la única vía para encontrar sentido. Una historia que desconcierta y deja paso a profundas reflexiones. Así nos presenta Diego Pun Ediciones este álbum ilustrado. ‘El hombre que perdió la cabeza’ es un trabajo de Fanuel Hanán Díaz y Giulia Landonio. Con ésta última charlamos un poquito más sobre este libro.

Primero, cuéntanos cómo nació este proyecto. “Muy sencillo: la primavera pasada, Cayetano, editor de la editorial DiegoPun, con quien colaboré dos años antes en el álbum ilustrado «El Otro», escrito por Toño Malpica, me contactó para ilustrar un nuevo libro, y tras leer el texto de Fanuel, acepté”.

Giulia Landonio

¿Qué encontrarán los lectores en las páginas de este libro? “Encontrarán atmósferas surrealistas, paisajes oníricos, colores vibrantes y muchos animales, todo ello aderezado con un toque de sarcasmo que, lo admito, a veces roza la tragedia. Me refiero en particular a la serie de ilustraciones en las que vemos, primero, al protagonista trabajando arduamente, empeñado en hacer aviones de papel; luego, huyendo del patio donde sus compañeros «paseaban», perseguido por las sombras de los aviones, y finalmente, engullido por una multitud que camina indiferente bajo un cielo barrido por aviones militares”, nos cuenta Giulia Landonio.

Giulia Landonio

¿Qué te pareció la historia de Fanuel la primera vez que la leíste? “Me impactó el contenido escueto, seco y casi silencioso del texto, del que inmediatamente vislumbré las numerosas interpretaciones gráficas”.

¿Cuál fue el trabajo previo al libro? Me refiero a esta fase de investigación, documentación y experimentación, o dedibujar en un cuaderno… “Al principio, dibujé al personaje principal (que inicialmente era grande) en diversas situaciones en un cuaderno. Mientras tanto, vi algunas películas cuyo hilo conductor era la lucha entre el afán interno del individuo por la libertad y la presión social para ajustarse a ciertas normas de comportamiento -continúa Giulia Landonio-. Entre los títulos de las películas se incluyen: «Bartleby» (1970) de Anthony Friedman, «Bartleby» (1976) de Maurice Ronet, «El hombre elefante» (1980) de David Lynch, «La vida agra» (1964) de Carlo Lizzani, basada en la novela homónima de Luciano Bianciardi, «El desierto de los tártaros» (1976) de Valerio Zurlini, basada en la novela homónima de Dino Buzzati, y «Una giornata particolare» (1977) de Ettore Scola”.

Giulia Landonio

Giulia Landonio

Giulia Landonio

¿Qué dirías que caracteriza tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otras obras? “El mayor reto que me planteé al crear este libro, en comparación con trabajos anteriores, fue sin duda el uso de una paleta de colores más amplia y vibrante (normalmente suelo usar menos) (anteriormente, había trabajado con tonos pastel). También intenté, basándome mucho en las películas que había visto, crear ilustraciones con tomas más cinematográficas para transmitir una mayor sensación de desorientación y alienación. La técnica (acuarela) también era nueva, ya que hasta entonces siempre había usado acrílicos, óleos muy líquidos o lápices”.

Giulia Landonio

¿Entonces qué técnicas usaste? “Como mencioné antes, usé acuarela. Como fanática del trazo, no pude resistirme a añadir marcas gráficas con grafito y lápices de colores. Finalmente, para corregir cualquier imprecisión, usé pasteles secos”, afirma Giulia Landonio.

Giulia Landonio

Giulia Landonio

Cuéntanos algo más sobre el proceso de creación de este libro. “Como mencioné antes, la primera fase se centró en crear dibujos del personaje principal en diversas situaciones. Después de ver las películas mencionadas, procedí a crear unos tres o cuatro storyboards. Una vez que el autor y la editorial aprobaron el storyboard final, pasé a crear las ilustraciones. Primero, dibujé la imagen a lápiz en una hoja de papel fina, que luego calqué sobre papel de acuarela con una mesa de luz. Todas las láminas de acuarela se remojaron en un recipiente durante unos 30 minutos, luego se fijaron a tablas de madera con cinta adhesiva especial y se dejaron secar durante unas 12 horas. El primer paso para colorear las láminas consistió en humedecer el papel y aplicar un color muy acuoso (la técnica «húmedo sobre húmedo»). Para crear algunos fondos (aquellos que representan el elemento agua o el cielo estrellado), apliqué granos de sal al papel húmedo. Luego pasé a aplicar otras tres o cuatro capas de acuarela, a las que añadí algo de color a lápiz y/o pastel seco”, asegura Giulia Landonio.

Giulia Landonio

Giulia Landonio

¿En qué estás trabajando ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Desde mayo hasta mediados de octubre, trabajé como pastoraen una granja cerca del pueblo donde vivo. Hasta principios de septiembre, las largas jornadas de pastoreo se veían interrumpidas (además de mi trabajo como pastora) por la lectura, el dibujo del natural y las siestas. Durante el último mes y medio, debido al nacimiento de los corderos en la dehesa, tuve que dejar de lado estas actividades que tanto disfruto (¡incluidas las siestas en la naturaleza!), pero ahora me siento con energía para retomar nuevos proyectos. Entre mis ambiciones está crear una serie de grabados que combinen varias técnicas de grabado (aguafuerte, aguatinta, mezzotinta, fondo blando, colografía) en torno al tema de los “paisajes paradójicos”, es decir, paisajes en los que coexisten elementos de naturaleza opuesta”.

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