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David de las Heras ilustra ‘A sangre y fuego’
La edición de ‘A sangre y fuego’ que publica Lunwerg e ilustra David de las Heras recoge una serie de relatos que son considerados por muchos como una obra maestra de la literatura española sobre la Guerra Civil. Escritos por Chaves Nogales entre 1936 y 1937, los textos fueron publicados inicialmente en varias revistas internacionales y retratan distintos sucesos de la guerra que el propio autor vivió o pudo corroborar. Según se explica en el prólogo, cada uno de los episodios que se narran en el libro se basa en hechos reales y en personajes con una existencia y personalidad auténticas. Algo que convierte esta obra en un testimonio extraordinario sobre el acontecimiento más relevante de la historia reciente de nuestro país.
La empatía y la solidaridad que Chaves Nogales sentía hacia aquellos que sufrieron los horrores de la guerra le permitieron mantener una distancia crítica y una lucidez asombrosa a la hora de observar los acontecimientos bélicos. Gracias a su capacidad para comprender las distintas facetas y perspectivas del conflicto, logró crear un clásico de una gran intensidad emocional, que transmite la complejidad y la tragedia de la Guerra Civil con un estilo ágil y vibrante. Sobre su trabajo en este libro hemos charlado con David de las Heras. También aprovechamos esta entrevista para preguntarle por su labor con las portadas de algunas novelas, entre ellas, el último título de Isabel Allende.

¿Cómo te proponen este proyecto? ¿Cómo surge un poco todo? “El proyecto de ilustrar ‘A sangre y fuego’ de Manuel Chaves Nogales viene un poco por el trabajo con Antonio Machado y sus ‘Campos de Castilla’. La editorial es la misma, Lunwerg, que está recuperando clásicos de la literatura española. Querían que, supongo que por mi estilo, por cómo enfoco yo la ilustración y estos temas, que ilustrase este libro. No había leído el libro anteriormente, y cuando lo leí, me gustó muchísimo. Estoy encantado de poder ilustrarlo”.
¿Cómo ha sido un poco ese proceso previo de documentación e investigación para abordar un texto como este? “De alguna manera, la guerra civil española es un tema que siempre me ha apasionado. Forma parte de nuestra historia y es un momento un poco crucial, donde hay un conflicto. Y un conflicto más allá del gobierno, de la política, bastante social. Y también a nivel visual es una época que me interesa -nos cuenta David de las Heras-. Soy muy fan de Frank Cappa y de sus fotografías de la guerra civil española. También tengo libros sobre él y donde se refleja la documentación que hizo. Me sirvió también, a nivel visual, para definir un poco el libro”.
“También la estética del cartelismo de aquella época, este cartelismo socialista, también el cartelismo fascista, me parece que tenía una escuela muy importante y visualmente me llamaba mucho la atención. Más allá de lo que promocionen o de la propaganda”.


Al final las ilustraciones van un poco también en la línea del trabajo que vienes haciendo, ¿no? “Sí, bueno. Cuando ilustras un libro que no es contemporáneo, te tienes que nutrir de gente que fue contemporánea en ese momento. Entonces, en Campos de Castilla había una estética muy marcada, muy cercana a artistas como Goya… No sé, un poco ese paisajismo holandés. Y, por ejemplo, para la estética de esta época, sí que me nutrí de ese tipo de propaganda o del cartelismo. También de las fotografías de Frank Cappa y otros fotógrafos de la época”, asegura David de las Heras.
Si hablamos de técnica, no has cambiado, ¿no? Imagino que sigues trabajando más o menos lo mismo. “Sí que es verdad que técnicamente sigo trabajando con pintura al óleo, pero sí que con Campos de Castilla, introduzco una manera de ilustrar un poco diferente a lo que llevaba haciendo, que era incluir un tipo de narración más cercana al cómic o a la secuencia visual. Y aquí esto lo recupero también en este libro. Hay algunas situaciones que son un poco más clásicas, por así decirlo, y otras donde ya voy ahondando cada vez más en una representación más cercana al cómic”.

En este libro al final lo que tú haces es representar determinadas escenas, son al final un poco las que ilustras. ¿Cómo fue también un poco esa selección? Esa elección de: estas son las que quiero hacer para acompañar al texto. “Sí, son once cuentos que me ayudan a no tener que seguir una línea narrativa como muy continuista -afirma David de las Heras-. Podía un poco romper las imágenes que me llevaban a describir justamente lo que contaba en ese cuento concretamente. En este caso me interesé más por las escenas que más me interesaban o que me parecían visualmente más atractivas en cada historia y que contasen algo esencial del texto, pero que no fuese un spoiler o que desvelase algo que perjudicara al ritmo de lectura”.


¿Hay alguna de esas escenas que a ti te gusta especialmente o con la que te sientes más satisfecho? “Sí, hay una ilustración que es del cuento ‘Y a lo lejos una lucecita’. Hay una escena en la que los republicanos están persiguiendo a unos espías que están dentro de Madrid. Se encuentran con que la novia de un militar nacionalista, que forma parte de esos espías, es descubierta y la llevan a un lugar tranquilo para ejecutarla. Me interesaba no la ejecución de la chica en sí misma, sino el hecho de cómo describía Chaves Nogales esa ejecución. Decía que llevaba un camisón blanco y en el momento del disparo ese camisón imitaba el sacrificio de una polilla blanca. A nivel de ilustración esta lectura te lleva a algo muy visual y muy atractivo. Entonces no quise desaprovechar la oportunidad de ilustrar esa parte”.

Te quería preguntar también por otro proyecto. Me ha encantado ver que la portada del último libro de Isabel Allende es tuya. “Llevo como dos años en una nube porque han estado llegando proyectos de gran envergadura haciendo cubiertas de los libros más vendidos. ‘En agosto nos vemos’, de Gabriel García Márquez, ahora con Isabel Allende… Son autores que son clásicos de la literatura universal o que van a llegar a serlo. Y no entiendo muy bien por qué, pero me siento muy afortunado de que me lleguen estos trabajos”, confiesa David de las Heras.
“Llegó a partir de la editorial. Esto también fue como extraño, porque yo sé que soy reconocido en el mundo editorial en el mercado español, pero me llegó el encargo de la editorial norteamericana, que era la que publicaba originalmente el relato del último libro de Isabel Allende. Y no sé muy bien por qué me ha llegado desde allí. Sí que forma parte también de Penguin Random House y yo, cuando vi: ‘Isabel Allende’, fue como vale, pues sí, claro. Al fin y al cabo hacer la portada de un libro suyo o la portada original de una de sus novelas para un profesional de la ilustración es un mérito. A nivel creativo, pues la verdad es que al ser una autora tan reconocida no tuve una libertad muy grande. Presenté varios bocetos, pero fue bastante direccionado. Y hubo cambios obviamente. Al final entran muchos factores dentro de este tipo de cubiertas. Pero al final me quedé contento con el resultado. Yo creo que Isabel Allende también, no lo sé. No he hablado con ella personalmente, pero sí que muestra mucho la cubierta”.

En el trabajo que ha quedado al final reflejas un poco ese personaje del libro. Pero claro, lo representas de una manera también muy singular. “Una de las opciones que planteé al principio vino porque veía la importancia del personaje principal, de ella. Sí que presenté un retrato como mucho más en primer plano. Una actitud como mucho más valiente. Porque era un retrato que miraba al lector y demás. Pero se vio un poco agresivo. Entonces me pidieron que fuese como un plano mucho más lejano, plano americano, y que lo introdujera dentro del mar. Sí que hay aspectos que me hubiera gustado marcar más en la cubierta. Pero hay veces que, al ser autores tan grandes, hay muchas cosas que hay que tener en cuenta y que no puedes ser muy radical, por así decirlo. Hay que ser un poco más conservador”.

A la hora de hacer una portada de una novela, ¿te pasan la novela para que la leas o te dan algunas pautas para trabajar sobre eso? Por curiosidad del proceso… “Pues la verdad es que a mí me encantaría… Normalmente te pasan un briefing, pero es un briefing creado por alguien que ha leído el libro que tiene una opinión, que es un lector subjetivo. Objetivo, porque es su trabajo también. Pero, claro, igual descubres cosas como lector que te interesan más o que te pueden ayudar a crear una imagen mucho más personal. La cosa es que no tengo mucho tiempo para ello. Entonces hago un poco como una especie de selección -asegura David de las Heras-. Por ejemplo, ahora voy a ilustrar todos los libros, todas las cubiertas de Gabriel García Márquez. Cada vez que se reedite será con una cubierta mía. Y no sé cuántos años durará. Supongo que varias ediciones, espero. Creo que es un encargo tan importante que sí que me estoy leyendo todos sus libros. Además, poder haber leído los libros que tiene publicados, me parece como algo que es necesario y que me va a enriquecer en muchos aspectos. Y en este caso sí que me los voy a leer. Hay veces que, por ejemplo, con Haruki Murakami me llega el encargo antes de que se traduzca del japonés. Entonces ahí es imposible. Ahí sí que me pasan un briefing y hay como una puesta en común entre el director de arte, el editor y mi trabajo en persona para definir una imagen concreta” .
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Carmen Segovia y los ‘Cuentos oscuros’ de Shirley Jackson
Shirley Jackson, autora de obras maestras como La maldición de Hill House y Siempre hemos vivido en el castillo, firmó también numerosos relatos; no solo «La lotería» (1948), cuya célebre aparición en The New Yorker causó tanto revuelo y que, durante décadas, fue la única obra verdaderamente conocida de una autora por lo demás relegada, durante largo tiempo, a los rincones del «género» (llámese horror gótico o terror). Autora cuyo genio literario por fin aflora con la fuerza que merece ante lectores de todo tipo.
‘Cuentos oscuros‘ es una selección, coeditada entre Libros del Zorro Rojo y la editorial Minúscula e ilustrada por Carmen Segovia que reúne once cuentos que revelan una mirada penetrante sobre la oscuridad que permea la vida cotidiana, combinada con un talento peculiar para valerse de narradores poco fiables y crear personajes tan retorcidos como aparentemente ordinarios y hasta respetables. Sobre este proyecto hablamos en las siguientes líneas con Carmen.

Lo primero, cuéntanos cómo nace este proyecto. «Para mí este libro es un proyecto muy deseado que viene de lejos. En el verano de 2018, en una conversación con las editoras de Libros del Zorro Rojo, me preguntaron a qué autor de narrativa me gustaría ilustrar, y enseguida les respondí que a Shirley Jackson. Ahí quedó la idea sobre la mesa, nada más. Tenía clara la respuesta, porque ya llevaba tiempo con esa pequeña obsesión, la de ilustrar a esta autora».
«Había descubierto a Shirley a través de otras autoras. En 2014 estaba viviendo en México. Allí había descubierto otras maneras de entender el espacio entre lo real y lo fantástico, y cómo lo representaban artistas como Leonora Carrington, Remedios Varo.. pero a raíz de un duelo buscaba literatura que explorara lo inexplicable, y así fue como me topé con la antología de cuentos “Pájaros en la boca” de Samantha Schweblin editado por Almadía. Este libro me voló la cabeza y empecé a tirar del hilo. Así fue como descubrí a Shirley Jackson, una amiga me recomendó “Siempre hemos vivido en el castillo” y ya no pude parar de leerla. Quería ilustrarla para meterme de lleno en sus historias», confiesa Carmen Segovia.

«En el 2015, cuando se iba a cumplir el centenario del nacimiento de Shirley Jackson, junto con una agente literaria, estuvimos moviendo un proyecto de su cuento “La bruja”, uno de mis favoritos, pero no prosperó. Después intenté ilustrar sus cubiertas, pero tampoco se materializó nada. Paralelamente a los proyectos con editoriales, que no había manera que salieran, su referencia me iba acompañando de una manera u otra en proyectos personales de aquella época como en los fanzines “Hiedra Venenosa” o “Haunted House”, un experimento escénico con una amiga música».
«Pero no fue hasta hace tres años que Libros del Zorro Rojo me pregunta si todavía seguía interesada en ilustrar a Shirley Jackson. La respuesta fue un sí, claro. Y el proyecto se convirtió en el libro que tenemos entre manos “Cuentos Oscuros”, publicado finalmente en 2024 en coedición con Minúscula y traducido por Maia Figueroa Evans».


¿Qué encontrarán los lectores en las páginas de este libro? «Yo creo que encontrarán el universo de una de las mejores escritoras de relatos, más allá del género con el que se la quiera etiquetar. Esta edición reúne once relatos, y cada relato contiene una ilustración a doble página, que propongo como un momento de pausa en la lectura, para poder entrar en la historia desde otro lugar. Encontrarán personajes que deambulan entre la ingenuidad y la crueldad, casas que son refugio y cárcel, escenas domésticas donde se abren grietas a lo insólito. Personajes, en su mayoría femeninos, con problemas de adaptación a una casa, a un marido, a una familia, a un pueblo, a una sociedad opresora. Historias inquietantes contadas con maestría, humor, humor negro, sutileza e inteligencia, o sea, pura diversión», afirma Carmen Segovia.
¿Que te parecieron estos cuentos de Shirley Jackson la primera vez que los leíste? «Yo los disfruté muchísimo, como la misma autora dijo “I delight in what I fear”. Creo que es una selección interesante, todos los relatos son diferentes entre sí, una buena muestra de las distintas aproximaciones al terror que tiene esta autora -nos cuenta Carmen Segovia-. Algunos ya los conocía y otros no. “Los del verano” ya estaban entre mis favoritos, pero otros no, como “Louisa, por favor, vuelve a casa” o “El desconocido”, que me dejaron KO. Los cuentos de Shirley tienen ese poder increíble de acompañarte durante mucho tiempo una vez leídos, muestran contradicciones morales sin ser moralista, propone más preguntas que respuestas».


¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? «Aunque, en su mayoría, los cuentos están ambientados en un contexto muy concreto, el de las grandes mansiones decadentes, pequeñas poblaciones y suburbios estaudounidenses de posguerra (1940-1960), mi intención no era hacer un retrato realista del mundo de Shirley Jackson, sino intentar captar la esencia de sus temas y dejarme llevar por mi propia interpretación, crear imágenes que dialogaran con los relatos desde una visión de síntesis más que mostrar escenas en particular», afirma Carmen Segovia.

«Ilustrar una antología de cuentos es diferente a ilustrar una única historia en un álbum ilustrado. Los personajes, los escenarios, son diferentes, pero los temas o el tono de la autora son recurrentes, así que hay que buscar ideas visuales que también atraviesen y cohesionen todos los cuentos y que al mismo tiempo muestren lo particular de cada historia. Después de muchas vueltas, encontré los elementos recurrentes que iba a usar: las casas, los reflejos, las flores y el contraste entre colores brillantes y oscuros. Estos elementos pretenden ser la representación visual de los temas, para mí, importantes de los cuentos de Shirley: la ambivalencia entre el bien y el mal, la crueldad cotidiana, la opresión doméstica y social, la locura…».
¿Con qué técnicas trabajaste? «Los bocetos y estudios previos a lápiz, las ilustraciones finales están realizadas con acrílico y luego intervenidas mínimamente en digital».

Danos algunas pinceladas sobre el proceso de realización de este libro. «El proceso fue todo un reto, precisamente porque me gustaba mucho y quería hacer algo que me pudiera interesar como lectora, o que le interesara a alguien que no conociese a Shirley Jackson. Aproveché para empaparme bien de la autora, biografías, películas… y de otras autoras/pintoras que me resonaban en el mismo universo, como Gertrude Abercrombie. En una libreta del proyecto iba tomando notas, bocetos… También tomo fotos y voy montando un archivo que me sirve de referencia. Ahí fui llegando a las conclusiones que os explicaba antes y ya me lancé a los bocetos más definitivos», continúa Carmen Segovia.

«Tenía claro que quería que todas las ilustraciones fueran a página doble, que no se mezclaran visualmente con el texto, para abrir un paréntesis entre las dos experiencias. Así que todas las ilustraciones tienen el mismo formato. Mi editora Diana Hernández me iba acompañando en los diferentes pasos. Luego pasé a la fase de pintura. Era verano y una parte de este proceso me tocó en la casa familiar de Galicia. Para concentrarme y no verme tentada por las tentaciones vacacionales me encerraba a trabajar en la buhardilla o fallado, como se dice allí. Un escenario muy de novela gótica. Acabaron las fiestas y la mayoría de veraneantes empezaron a irse menos nosotros. Cuando bajaba del fallado, bromeaba con risa nerviosa al observar que todo empezaba a parecerse sospechosamente a los cuentos de Shirley».
¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? «Sigo con mis encargos de ilustración y clases. En cuanto a libros, desde hace un tiempo estoy más metida en la poesía, veremos si sale algo en forma de libro».
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Berta Páramo nos hace viajar en el tiempo en ‘Momias egipcias’
Descubre cómo los egipcios lograban transformar un cuerpo en inmortal. Las momias no son solo cuerpos envueltos en vendas. Se forman cuando el ambiente impide la descomposición natural, conservándolos durante siglos. Los antiguos egipcios perfeccionaron la técnica de la momificación con rituales complejos para garantizar la vida eterna. En las páginas de “Momias egipcias” aprenderás cómo se preparaban para el viaje hacia el más allá. Un trabajo de Berta Páramo que coeditan Zahorí Books y la editorial del CSIC, y que cuenta con la supervisión científica del egiptólogo José Manuel Galán.

Lo primero, cuéntanos cómo nace este proyecto.“Momias egipcias” es el tercer número que hago con CSIC y Zahorí Books en coedición para la colección Mentes curiosas-Curiosas mentes y tras “Oler” y “Bichos”. La editorial del CSIC tiene varias colecciones de adultos y tenían pendiente la idea de llevar la ciencia a los más pequeños. Así se pusieron en contacto con Zahorí Books, editorial especialista en libros informativos con la que yo ya había trabajado con“Robotland”, y surgió mi nombre para comenzar. La idea además era presentar a un investigador del CSIC con cada número que es el experto que revisa mi trabajo científicamente, lo que es un lujo. Como en el CSIC investigan de todo barajamos muchos temas. Egipto me ha atraído siempre, he estado allí por turismo y trabajando como arquitecta en una excavación arqueológica, así que encantada. Además, las momias tienen algo especial y muy particular en mi familia. Entre mis primos no nos mandamos caramelos o felicitaciones al uso en los cumpleaños, nos mandamos momias. ¡Somos así! (risas)”.
¿Qué encontrarán los lectores en las páginas de este libro? “Encontrarán un pedacito del Egipto Antiguo, el origen de la momificación, de cómo se convirtieron en maestros momificadores, por qué momificaban a sus muertos y cómo lo hacían paso a paso y alguna otra curiosidad”, afirma Berta Páramo.

Como ya nos decías, no es el primer libro informativo en el que trabajas… “Por el momento todos mis libros son informativos, de alguna manera parece que me estoy especializando, aunque no descarto la ficción. El primero fue ‘Cambio climático’ (Litera Libros) para el que hice las ilustraciones con textos de Yayo Herrero y María González. El resto los ilustro y escribo: ‘Fluidoteca’ (Litera Libros) sobre los fluidos corporales que se llevó Mención Especial en la categoría de Opera Prima en los Bologna Ragazzi Awards 2022 ; ‘Robotland’ (Zahorí Books) sobre la historia de los robots; ‘Manual de supervivencia para piojos’ (Litera libros) sobre los piojos de la cabeza, un libro que me está dando muchas alegrías entre ellas el prestigioso premio Jugendliteraturpreis en la categoría de no ficción que recibí el mes pasado en la Feria de Fráncfort; ‘Oler’ (Zahorí Books y CSIC) sobre el olfato; y ‘Bichos’ (Zahorí Books y CSIC)”.
“Siempre cuento que me gusta investigar, me gusta dibujar, me gustan los libros…¡así que hago todo lo que me gusta! No está nada mal. He descubierto que con mis libros hago lo que hacía de pequeña para estudiar: buscar mi propia manera de entender las cosas. Si yo lo entiendo así pienso que otros también pueden hacerlo”, confiesa Berta Páramo.
¿Cómo fue el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de documentación, de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “Siempre comienzo mis libros investigando qué hay en el mercado sobre el mismo tema. Imagínate, de Egipto hay muchísimo. La idea es no hacer más de lo mismo. Este es un libro exclusivo sobre momias egipcias, así que es una parte muy concreta de la historia de Egipto en la que podía centrarme. José Manuel Galán, el egiptólogo que luego revisó mis textos me sugirió algunos libros con los que comenzar y luego llegaron más”.

“También busco documentales. Una vez que tengo una idea amplia del tema decido qué es lo que quiero contar y cómo. ¿Dibujos? Sí, para pensar, componer…pero como método de trabajo… En este caso no los recopilé, no suelo hacerlo”.
¿Cuál ha sido tu mayor descubrimiento tras ese proceso o qué te ha sorprendido más? “Quizá la industria que se montó en torno a la momificación. Los antiguos egipcios pensaban que el ser humano estaba formado por un cuerpo físico y unas entidades espirituales. Al morir el cuerpo esa unión se rompía. Para poder vivir en el Más Allá tenían que recomponerla. El cuerpo físico era el soporte y por eso había que conservarlo, había que momificarlo. Eso sí, existían distintos tipos de momificación según lo que pudieras pagar… así que con dinero tu supervivencia en el Más Allá era más fácil”, nos cuenta Berta Páramo.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Diría que no soy una ilustradora típica con un estilo reconocible. Seguro que se ve la misma mano en todos mis libros, pero cada proyecto, cada libro, me pide algo distinto. En este caso las ilustraciones tienen mucho que ver con el arte egipcio y la paleta de colores también. Pero, por ejemplo, la parte en la que explico los pasos de la momificación es una vista cenital. No lo he visto nunca así explicado y supongo que tiene mucho que ver con mi formación como arquitecta. Me he dado cuenta de que hay muchos “planos” en mis libros”.
“Además, siempre me gusta meter historias paralelas, cosas que a veces no son muy evidentes en una primera lectura o bien para algunos lectores, aunque los más pequeños suelen verlo. En este caso, en los pasos de la momificación hay un gato que acompaña todo el proceso y cuando ya está acabada la momia que la llevan en procesión a la tumba, aparece el gato momificado también. Resulta que también momificaban animales por diversas razones y una de ellas era llevarse a sus mascotas para seguir teniéndolas en la vida en el Más Allá”, continúa Berta Páramo.

“También introduzco elementos que muy pocos verán pero que me hacen gracia. Aquí, en los textos que lee el sacerdote lector en el ritual de la momificación escribo en jeroglíficos “¡que la fuerza os acompañe!”, que vi traducido en la cuenta de la egiptóloga Marina Escolano-Poveda por el día de Star Wars y que me parece muy propio para decir a alguien que se va a la vida de ultratumba”.
¿Con qué técnicas trabajaste? “Suelo hacer bocetos a mano y trabajar en digital. Como he dicho, no soy muy cuidadosa con los bocetos y además me he mudado, de modo que de este libro no os puedo mostrar nada del proceso”.

Danos algunas pinceladas sobre el proceso de realización de este libro. Bueno, creo que ya lo he ido desgranando un poco: primero investigo, leo, leo y leo hasta que me hago una idea del tema. Luego paro para pensar qué quiero contar y cómo, y me pongo manos a la obra. En este caso la extensión del libro está definida por la colección, así que planteo un alzado del libro completo. Escribo e ilustro al mismo tiempo porque necesito ver la página compuesta. Luego hablo con los editores y discutimos temas. La diseñadora Joana Casals maqueta. Una vez hechas correcciones editoriales se lo envían al investigador, en este caso José Manuel Galán, egiptólogo, que lo revisa. Incorporamos, si hay, correcciones y ¡a imprenta!”, asegura Berta Páramo.
¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Sí, estoy trabajando en un libro sobre el Más Allá con Zahorí Books.Me he embarcado en un proyecto titánico pero que me está gustando muchísimo y creo que será un libro que refleje mucho cómo soy como autora”.
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Marco Chamorro nos presenta a ‘Cara de Hollín’
Cuenta la leyenda que las aguas del río Skeena y del océano Pacífico –en la parte noroccidental de Canadá– han visto crecer a los hombres más fuertes del mundo. En ellas se han entrenado cientos de hombres del pueblo tsimshian, aunque ningún otro como ‘Cara de Hollín’, el sobrino más joven de Jefe Acantilado de Piedra. Un joven en el que nadie tenía puesta ningún tipo de esperanza ni expectativa. Pero entonces, ¿qué pasó con Cara de Hollín?, te preguntarás. Eso es algo que sólo las chispas del fuego te pueden explicar. Este libro que edita A buen paso cuenta un mito que es al mismo tiempo la historia de un héroe reacio, un mito que tiene que ver con las cenizas del hogar, con el mensaje de los pájaros, con la fuerza del mar, con las tres pruebas de los cuentos de siempre. En fin, un mito que tiene que ver con cada uno de nosotros. Un libro de Arianna Squilloni y Marco Chamorro. Con ésta último charlamos en las siguientes líneas sobre su trabajo en este libro.

¿Lo primero cuéntanos cómo nace este proyecto? “Desde hace algunos años venía conversando con Arianna sobre mis ganas de trabajar con A buen paso. Le envié un proyecto, pero no terminaba de encajar en el catálogo de la editorial. Tiempo después, Arianna me propuso ilustrar ‘Cara de Hollín’, y así comenzó la aventura”.
¿Qué encontrarán los lectores en las páginas de este libro? “Cara de Hollín es una leyenda del pueblo tsimshian que cuenta la historia de un niño perezoso al que lo que más le gusta es quedarse en casa, junto al fuego, durmiendo todo el día con su piel de ciervo. Como ocurre en muchos mitos o cuentos populares, el protagonista atraviesa una transformación -nos cuenta Marco Chamorro-. Cara de Hollín no es la excepción, a lo largo de la historia deberá enfrentar distintas pruebas que lo harán cambiar, hasta convertirse en la persona más fuerte del mundo. Cargará sobre su espalda todo el peso del universo y lo hará con gusto, incluso con una sonrisa”.

¿Qué te pareció el texto de Arianna la primera vez que te lo envió? “El texto me gustó mucho. Entré fácilmente en la historia y me dejé llevar por los personajes, por las situaciones y las pruebas que enfrentan a lo largo del libro. La construcción de Cara de Hollín me encantó, es tan niño, tan humano, con sus claros y oscuros, que le dan credibilidad al personaje”.
¿Cómo fue el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de documentación, de pruebas, quizá de dibujos en algún cuaderno… “Esta es una de las etapas que más disfruto al ilustrar un libro -confiesa Marco Chamorro-. Es ese momento en que todo es posible, en que se puede experimentar con distintas técnicas, sabiendo que con cada una ganas ciertas cosas y pierdes otras. Pero justamente en esa búsqueda el libro empieza a hablarte, y los diferentes elementos van encontrando su lugar”.

“La documentación la hice primero en internet, y después fui profundizando en la biblioteca, buscando materiales más específicos. Tuve la suerte de encontrar un catálogo de una exposición realizada en 2018 en el Museo de Bellas Artes de Rennes, dedicada a la artesanía, vestimenta, juegos y danzas de varios pueblos indígenas de Canadá, entre ellos el pueblo tsimshian. Ese material fue un hallazgo y me ayudó muchísimo”.
“El primer dibujo que hice fue a grafito, y durante un buen tiempo Arianna y yo pensamos que ese sería el estilo del libro: en blanco y negro, con un tono más “realista”. Pero mientras intentaba dibujar a Cara de Hollín, tratando de descubrir cómo dibujar su ternura, sus miedos, su fuerza, fui conversando con Arianna y decidimos cambiar de técnica. En resumen, creo que una vez que logré dibujar a Cara de Hollín y ambos quedamos contentos con el resultado, el resto del libro fluyó de una manera mucho más fácil y natural”, asegura Marco Chamorro.


¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Creo que algo que me gusta mucho de estas ilustraciones es la presencia del trazo, tienen fuerza. Por otro lado siento que los dibujos te meten de lleno en la historia, te acompañan y eso me encanta. La técnica que utilicé me permitió jugar con distintos registros: en las partes donde la historia se mueve en lo real, la usé de una forma; y cuando aparece ese lado más mágico o místico, la llevé hacia otro lugar, buscando nuevas texturas y sensaciones. Esa posibilidad de cambio dentro de la misma técnica fue algo muy enriquecedor para mi y es algo que no lo había explorado en otros libros”.
¿Con qué técnicas trabajaste? “Trabajé con linograbado, usando dos placas de color para cada imagen. Es una técnica que vengo explorando desde hace algunos años y me gusta mucho el resultado que da, tiene algo artesanal, la huella de la tinta, no se puede controlar todo al milímetro o yo no lo logro… y justamente eso es lo que más me atrae”, afirma Marco Chamorro.




Háblanos del uso del color en este proyecto. Es muy característico. “Escogí el color negro por el hollín, por la ceniza y el naranja por el fuego. El fuego es muy importante para Cara de Hollín y para todo el pueblo tsimshian, la vida en las casas gira en torno a ese pequeño fuego donde se calientan, cocinan y se reúnen. El blanco del papel, en cambio, me ayuda a que la imagen respire, no se vuelva demasiado pesada y para su composición”.
Danos algunas pinceladas sobre el proceso de realización de este libro. “He tenido la suerte de ilustrar algunos libros, y con el tiempo me doy cuenta de que lo que más disfruto como artista es el proceso, todo el trabajo, la reflexión y las decisiones que hay detrás de cada dibujo. En este proyecto, los mensajes y las conversaciones con Arianna fueron fundamentales. Estaban la Arianna amiga, la Arianna autora y la Arianna editora, con sus preguntas necesarias, que me abrían varias puertas y posibilidades para orientar el rumbo de los dibujos, sin imponerme nunca nada. Esa parte fue muy importante para mí”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Sí, estoy ilustrando un libro, Lorombo, del poeta guatemalteco Julio Serrano. Lo publicará Amanuense el año que viene”.
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