Entrevistas
Anna-Lina Mattar y ‘Almíbar’: «Habla sobre la soledad, sobre la vida y la muerte…»

Una mañana, al hacer limpieza en la cocina, aparece una lata de melocotones en almíbar. Así una nieta, obsesionada por la limpieza y la higiene, obsesionada por escapar de cualquier posible accidente y enfermedad, se pone a pensar en el glotón de su abuelo. A día de hoy el hombre, enfermo de diabetes y hidrocefalia, está atrapado en una residencia. Su nieta, en cambio, se siente atrapada en La Dimensión, un universo paralelo, creado por su mente y que apaga toda su vitalidad.
Esta historia, cruda y honesta al mismo tiempo -nos cuenta la editorial A Buen Paso-, está contada a través de las palabras de Anna Mas Blasco e ilustrada a tres tintas por Anna-Lina Mattar, que en sus imágenes sabe crear contrapuntos precisos a determinados instantes y dar vida a la atmósfera que envuelve la acción. En 2018, ha ganado el IX Concurso Internacional de Álbum Ilustrado de la Biblioteca Insular de Gran Canaria.
¿Cómo nace este proyecto? Anna-Lina Mattar: «A mi no me gusta trabajar sola. Y la manera más fácil de no trabajar sola, siendo ilustradora, es colaborar con un escritor. Mi amiga Anna Mas hacía tiempo que estaba estudiando escritura y yo había leído alguna cosa suya y me gustaba su naturalidad o crudeza a la hora de explicar las cosas. Así que le propuse presentarnos al Concurso Internacional de Álbum Ilustrado de la Biblioteca Insular de Gran Canaria. Y así fué».

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? «Almíbar es un libro poco usual. Está a medio camino entre un álbum ilustrado y una novela gráfica, tiene un formato que normalmente se asocia a libros infantiles pero no lo es. Habla sobre la soledad, sobre la vida y la muerte, sobre las consecuencias de nuestros actos,…».
¿Qué te pareció la historia de Anna Mas la primera vez que la leíste? «He de decir que la idea o el tema lo desarrollamos las dos juntas -nos cuenta Anna-Lina Mattar-. Estuvimos mucho tiempo pensando en qué queríamos explicar y cómo. Pero la verdad es que me sorprendió, porque no era para nada lo que me esperaba. Se había convertido en otra cosa totalmente diferente. Y al principio me costó ilustrar este texto, porque es muy intimista y casi no hay acción».

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este proyecto? «En este proyecto he trabajado en digital y a tres tintas. Mi trabajo, en líneas generales, no es especialmente colorido, pero tratándose de un álbum pensé que tenía que ponerle color. Y la verdad es que me gusta el contraste entre el texto, triste e íntimo, y los tres colores, casi primarios y brillantes. Todo el libro tiene una gradación de más claro al principio, cuando hablamos de la vida de la nieta, a más oscuro al final, cuando hablamos del abuelo. Pero a la vez, los colores son siempre los mismos de manera que se unen las vidas de los dos personajes y sus miedos, el miedo a vivir y el miedo a morir, que al fin y al cabo, son lo mismo».
¿Con qué técnicas trabajaste? «Digital, con photoshop y tableta gráfica».

Háblanos un poco del proceso de elaboración de este libro. «Primero hablamos con Anna Mas de qué queríamos contar y cómo. Y luego cada una hizo su parte, ella el texto primero, y yo las ilustraciones después. Hubo algo de feedback e intromisión en la parte de la otra. Imprimimos una maqueta, la mandamos al concurso, lo ganamos, y luego vino el curro de verdad -nos relata Anna-Lina Mattar-. Anna Mas tuvo que cambiar muchísimas cosas del texto. Mis imágenes estaban pensadas en CMYK, y tuve que separar las tres tintas (jajaja, alegría). Pero el resultado final lo vale».

Nos gustaría que nos hablaras de dos cosas que nos han llamado bastante la atención, por un lado la encuadernación del libro, y por otro la disposición y el modo de reflejar el texto en las páginas del libro. «Sólo voy a decir una cosa: ¡Isidro Ferrer es un genio! La maqueta que nosotras mandamos al concurso tenía poco que ver con el resultado final. Toda la estética del libro tenía que ser algo diferente, tener algún rasgo que lo diferencie de los demás, porque lo que hay dentro tampoco es una cosa muy habitual: un álbum ilustrado para adultos».
¿Qué dirías que has aprendido con este proyecto? «Creo que más que el hacer el libro, porque eso ya lo había hecho antes, he aprendido qué es la promoción; hablar en público, contestar entrevistas. Hablar de mi trabajo en general».

¿En qué estás trabajando ahora? ¿Algún proyecto nuevo? «Tengo algunos proyectos en mi lista divertimentos por acabar:
- Un cómic sobre el proceso de reinserción de las FARC, junto a la antropóloga Gala Rocabert.
- Una serie de fanzines sobre recuerdos de segunda mano, llámale un proyecto de memoria histórica, en el que hablo con amigos sobre sus abuelos y qué cosas les gustaba contar. Con Martí Vallés, historiador, y Mireia Cucala, documentalista audiovisual.
- Un proyecto sobre curiosidades urbanísticas de Barcelona, con mi hermano y arquitecto, Carlo Ben Mattar.
- Un cómic, con Anna Mas, la escritora de Álmibar, sobre haber nacido en un pueblo, vivir durante mucho tiempo en la gran ciudad, y tener que volver. Bueno, va de más cosas, el aburrimiento, la autoexigencia, el miedo a estar sólo,…
- Y no olvidemos Espai Brut, un taller de grabado y ilustración que llevo desde hace dos años con mis compañeras, Ina Hristova, Rat Mas y Kenia Rodríguez.
«Pero trabajar, trabajar, lo que se entiende por trabajar, con sueldo, cotización a la Seguridad Social, y todo eso, trabajo de auxiliar de bibliotecas en Barcelona».
Para conocer más sobre el trabajo de Anna-Lina puedes consultar su web.
Cómic
Natalia Velarde y los entresijos de ‘Encías quemadas’

Una criatura extraña llega un día a la ciudad. Tiene aspecto mitad de chica y mitad de animal. La apodan Piel de Perro y tras ella aparecen muchos monstruos más. Se va todo al carajo. ¡Es el fin de la humanidad! Ahora Piel de Perro huye hacia el desierto. Junto al gruñón de Cielito, su misión es encontrar al Autor y que reescriba para este cuento un final mejor. Mas en la sombra acecha el mal: lupercas, pesadillas, conejos y un juicio final… ¡Ay, si fracasan! ¿De esta historia qué será? De ellos depende que sea otro nuestro cantar. Así nos presenta Reservoir Books ‘Encías quemadas’, una novela gráfica que “es una suerte de Mago de Oz repleto de triptamina para la generación Z”, asegura la editorial. Un trabajo de Natalia Velarde. Con ella la editorial organizó un encuentro virtual para poder hablar de su trabajo en este cómic. Las siguientes líneas contienen algunas de las reflexiones y respuestas de Natalia a su labor en este proyecto.

¿Cómo fue la gestación de este trabajo? “Este proyecto surgió cuando me presenté a la beca Injuve. Realmente no tenía muy claro qué era lo que quería hacer. Tengo mucha experiencia haciendo historias cortas para mis fanzines y mis otras publicaciones, pero nunca había hecho el planteamiento para un proyecto mucho más largo. Lo que hice fue coger varias cosas que sabía que me iban a ser de utilidad más adelante, que sabía que con eso iba a poder trabajar. Primero un proyecto que tenía desde los 16 años. Tenía los personajes, tenía más o menos qué era lo que pasaba, pero no tenía ni idea de qué era lo que estaba contando. Siempre le he tenido mucho cariño a esa historia, entonces me quedé con todas las cosas que en ese momento me gustaban de ese proyecto, las cosas que me obsesionaban en ese momento, y que, de hecho, al final, son las cosas que todavía me obsesionan. Que si medio personas, perro, la poesía, las fábulas, mitología, todas esas cosas las metí dentro de esta historia…”, asegura Natalia Velarde.
“Y viendo uno de mis cuadernos, la fábula en sí de piel de perro es una canción que yo había escrito en mi cuaderno cuando todavía no sabía qué hacer del todo con ‘Encías quemadas’. Alguien me preguntó una vez que por qué les llamaba cantos a los actos, canto 1, canto 2, canto 3 y es justamente porque todo viene de una cancioncita que era de piel de perro, que era un personaje. Bueno, era un ser que por su culpa el mundo estaba como estaba. A partir de esa canción, más esta historia de cuando tenía 16 años, y lo de la beca Injuve, pues al final fui juntando cosas. Pero, sobre todo, lo que yo quería era experimentar en ese proyecto. Ver cómo fusionaba el diario gráfico, que era lo que hasta ahora había trabajado en mis fanzines; el diario de autoexploración, en donde metes sueños o cosas que te han pasado, y quería ver cómo mezclaba eso con la ambición de hacer una historia de narrativa larga”.

Hablando de dar ideas para facilitar la entrada a esta obra, Natalia Velarde contaba que ella es una autora un poco egoísta, en el sentido de que “no tengo nada que perder. Quiero ser feliz trabajando. Y luego me he encontrado con la sorpresa de que había gente a la que le gustaba eso. Siempre he asumido que uno no podía vivir del cómic como tal, o muy pocas personas podían hacerlo. Y no tenía nada que ver con si eres buena o mala, sino que tiene mucho que ver con una cuestión de suerte. Las cosas en nuestro país no son muy fáciles, yo he hecho fanzines, pero he hecho fanzines desde el amor por los fanzines. Somos muy conscientes de que lo que hacemos es algo raro, que es algo difícil. Hablando con otros autores a los que admiro mucho como Munuera, por ejemplo, que tuve la oportunidad de hablar con él en Angulema, y que me diera feedback a mi trabajo, y justamente me dijo algo parecido a lo que se plantea aquí de que es una obra atrevida, arriesgada… Me gustaría ser capaz de ser menos egoísta, y pensar más en el lector, y aún así creo que, esta vez, lo he hecho bastante. Mis fanzines son un poco más críticos todavía, y justamente he intentado hacer esa fusión y llevármelo a un sitio que más personas puedan entender. Es una cosa que quiero seguir haciendo, que es encontrar la abstracción y la narración, al mismo tiempo poder seguir haciendo poesía, al mismo tiempo que todo el mundo pueda llegar a disfrutarlo. Ese es mi reto personal. Pero claro, al final la cabra tira parar el monte, y yo cuando dibujo me dejo llevar mucho. A nivel gráfico quería seguir explorando”, confiesa Natalia Velarde.

Sobre las influencias que ha tenido para llegar a su estilo único, Natalia Velarde contaba que tiene ”muchísimas influencias”. “He leído desde que tengo memoria. Yo empecé queriendo ser mangaka. Durante mucho tiempo solamente leía manga y todo lo demás era basura. ¿Qué pasa? Que después estaba en el instituto, en la biblioteca, y sólo tenían una cajita con cómics. Me aburría y me fui a ver qué tenían en la caja de cómics. Me encontré con la cara de un gato negro, ‘Blacksad’, y bueno, fue abrirlo e hizo que se me volara la cabeza. Me hice súper fan de Juanjo Guarnido, quería ser como Juanjo Guarnido a saco. Después conocí a Milo Manara, después conocí a Sergio Toppi. En ese momento quería solamente hacer cómics europeos y de repente el manga era basura. Después leí ‘Watchmen’ y también empecé a encontrar cosas en el americano que me encantaban”.
“En fin, son muchísimos autores. Lo que tienen todos estos artistas además es que son narradores increíbles, y cada uno tiene sus propias técnicas. Después volví al manga con Jiro Taniguchi, por ejemplo. En plan más estilísticamente hablando, a día de hoy se me vienen a la cabeza nombres como Yoshitaka Amano, estudio Hanna-Barbera, Juanjo Guarnido,… Estudié Bellas Artes en la Rey Juan Carlos y allí descubrí a Klimt, descubrí a Francis Bacon, Toulouse-Lautrec…

Al final del libro, se planteaba en la charla, uno de los motivos que te llevaron a esta historia era la demostración y expresión de una pérdida, la pérdida de un animal, y nos haces partícipes de esta pérdida con tu trabajo… “Fueron tres años de trabajo -nos cuenta Natalia Velarde-. Yo me centro en qué es lo que siento. Me propuse pensar en qué era lo que más miedo en el mundo me daba. En ese momento todavía Tapón no había muerto, y de hecho es un tema al que he acudido recurrentemente en mis fanzines, al miedo de que eso pasara. Pero nunca pensé qué pasaría después. Decidí que ese era un tema que quería tocar. Tapón ya estaba con muchos ataques y muchos dolores en el cuerpo y mi pareja me plantea que tenemos que hablar de qué vamos a hacer. Y yo no quería ni escucharlo. No teníamos una casa donde estar, estábamos con un tema de inestabilidad económica muy grande, con mucha impotencia de no saber cómo enfrentarme aesto sin que fuese una pesadilla. Me fui a mi habitación a llorar, y en ese momento supe de qué quería que fuese el libro realmente. Era un lugar donde guardarlo, un lugar donde él estuviera, utilizar el libro como si fuera un lugar donde volver a verle realmente, y por eso es que en el libro, al final, pues él está allí. Sentía que estaba siendo honesta y y era una necesidad para mí. Duele, y al mismo tiempo está bien que duela”.
Hablando de los estilos que encontramos en este cómic, Natalia Velarde habla de dos estilos. “Bueno, a lo mejor hay un tercero, que es un poco más pictórico -afirma-. Pero sí que es verdad que había decidido marcar dos estilos muy distintos, para representar esa fusión entre diario gráfico y narración fantástica. La parte de los diarios, que son sueños que he tenido de verdad, o cosas que me han pasado de verdad, la parte más autobiográfica, está hecha a carboncillo, de una manera un poquito más desdibujada. Y quería que tuviese mucho contraste con la parte que llevaría la línea narrativa, que sería la que es más cartoon, que tiene un estilo más tipo Hanna-Barbera, más animada”.

“En general en mis fanzines siempre intento que haya como un equilibrio, que no sea todo demasiado abigarrado, todo muy bien dibujado, porque me parece que a veces quita un poco de frescura. Tampoco que sea muy simple. Al final lleno las páginas de un montón de cosas. Intenté también separar los fondos, los fondos están hechos todos con collage, con fotografías encontradas de internet, muy mezcladas, hasta que ya no se apareciera cómo eran antes. Y los cielos sí que son todos cielos de Villa del Prado, del pueblo en el que vivo”.
“Quería más o menos algo un poco más serio, más lírico, para la parte de los sueños, y por eso decidí este estilo un poquito más vaporoso, un poquito más oscuro, con esos amarillos que, a lo mejor, al ser pesadillas, están más evocados al peligro, a la sensación de intranquilidad; y luego está la parte que es más cartoon de la narración. Ahí la verdad es que me lo paso muy bien”.
Sobre la integración de la tipografía en el dibujo, que llega a ser parte del dibujo, Natalia Velarde cuenta que esperaba que, en algún momento, su editor, Jaume, le iba a decir que lo quitara todo, y que había que hacer una tipografía. “Pero la verdad es que no llegó nunca a ese momento. Integro tipografía con dibujos para no sufrir cuando llega el momento en que tengo que poner qué es lo que dicen los personajes, porque ese momento siempre llega y te quita espacio, entonces digamos que ya lo integro dentro de la parte de la composición”.
Cómic
Lelio Bonaccorso y la vida de Peppino Impastato

La historia de un hombre capaz de desafiar a la mafia, empezando por la que tenía en casa. Una novela gráfica basada en la biografía de un icono de la lucha contra la mafia y de la libertad de expresión, acompañada varios textos críticos que analizan su figura y una entrevista al hermano. Liana Editorial nos presenta así ‘Peppino Impastato. La sátira contra la mafia’, un trabajo de Marco Rizzo y Lelio Bonaccorso. Con éste últimos hemos charlado un poquito más sobre este cómic.

¿Cómo nació este proyecto? “El proyecto nació en 2009 y viene de una persona que siempre ha contado en mi vida, la de Marco Rizzo, el guionista. Este es nuestro primer trabajo juntos, seguido de muchos otros”.
¿Qué encontremos en sus páginas? “La obra narra la vida de Peppino y sus compañeros, los momentos más importantes de su mundo. Con una serie de flashbacks, partimos de su infancia y finalmente llegamos a nuestros días, los del juicio. En definitiva, el hilo conductor siempre es la radio”, nos cuenta Lelio Bonaccorso.

¿Cómo era tu relación con esta historia y cómo ha evolucionado o cambiado al trabajar este libro? “Trabajar en este volumen fue sumamente emocionante, no fácil. La figura de Peppino Impastato es, sin duda, responsabilidad de muchas generaciones de jóvenes sicilianos y él siente el peso de esta responsabilidad en esta narración”.
¿Cómo fue ese trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, experimentación, quizás incluso planificación en un cuaderno… “La fase de investigación del material es muy importante -continúa Lelio Bonaccorso-. Marco y yo conocimos al hermano de Peppino, Giovanni, y visitamos su casa, ahora convertida en museo. Visitamos los lugares donde Radio Aut transmitía y recopiló tanta información en su libro. Textos, imágenes y vídeos…. Esta parte de la investigación es fundamental, especialmente en un trabajo de periodismo gráfico. Finalmente, el último paso es empezar a diseñar la página del libro”.

¿Qué dirías que distingue a tus ilustraciones para este cómic? ¿Qué hay de nuevo o diferente en comparación con otras obras? “Algo que caracteriza este trabajo es la parte emocional. Puse toda la pasión y la valentía que Peppino Impastato nos ha transmitido y sigue transmitiendo”.
Cuéntanos algo más sobre el trabajo desarrollado para este libro. “Este libro no es solo una obra, sino una importante iniciativa de difusión cultural, tanto que lleva 15 años en circulación y cuenta con un cómic muy leído en las escuelas. Varias generaciones de estudiantes italianos lo han leído y han aprendido de Peppino y sus compañeros. Marco y yo hemos conocido a decenas de miles de jóvenes y hemos contado esta historia. Estamos muy orgullosos del trabajo realizado. Obviamente, esperamos que ese trabajo dé sus frutos, pero es responsabilidad de los lectores decidir”, asegura Lelio Bonaccorso.

¿En qué estás trabajando ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Actualmente, esta obra está muy activa en el mercado francés y en sus diversos proyectos. Recientemente se han publicado varios volúmenes y pronto se publicará en España un cómic sobre la historia del fútbol. Colaboro constantemente con Marvel y Disney, y tengo varios proyectos con Feltrinelli, mi editorial italiana. También colaboro con varios estudios sicilianos, con proyectos de desarrollo social y cultural en mi hermosa ciudad, Messina”.
Cómic
José Luis Munuera y ‘Su olor después de la lluvia’

Tras ver un anuncio en el periódico, Cédric decide adoptar a Ubac, un perro boyero. Desde este momento, se crea un vínculo único entre ambos, que durará trece años y cambiará para siempre la mirada de Cédric sobre el mundo. De repente, solo importa el presente. La vida se convierte en paseos llenos de olores y sabores nuevos, juegos, miradas cómplices o simplemente compañía silenciosa. Una presencia que se hará imprescindible y cuyo recuerdo permanecerá grabado en la memoria como un olor amado, incluso después de la lluvia. José Luis Munuera adapta la obra de Cédric Sapin-Defour, una poderosa historia de amor incondicional, que llegó a ser el libro de no ficción más vendido en Francia en 2023, con más de 400.000 lectores.

Así nos presenta la editorial Astiberri ‘Su olor después de la lluvia’, el último trabajo de José Luis Munuera. Con él quedamos para charlar un poco de este cómic aprovechando una sesión de firmas en Granada, en Subterránea Cómics. En las siguientes líneas podéis leer el resultado de esa entrevista, mientras él dedicaba cómics con un dibujo de Ubac, el perro boyero protagonista de la historia. Y podréis leer no solo la conversación con el dibujante, sino también la intervención de alguna lectora. Al final igual más que una entrevista es una conversación, y no solo entre dos personas.
Había hablado con mi editor en Lombard y él me preguntó si me apetecía hacer algo diferente, algo más relajado, más contemplativo. Entonces me propuso leerme esta novela. Me envió ‘Su olor después de la lluvia’. No se había traducido todavía al castellano, y me encantó. Me encantó la novela porque me parecía que era un relato totalmente emocional, sin filtro intelectual de ningún tipo, sin excusas, era pura emoción. Así que me dije: “vamos a intentar hacerlo”. Entonces, la editorial inició el proceso de búsqueda de derechos y yo por fin me reuní con el autor de forma virtual. Y conectamos muy, muy bien”.

“Yo tenía mucho miedo, porque es una historia muy personal, él la cuenta en primera persona, es su peripecia personal, su aventura, su vida con su perro durante trece años, y cómo el contacto con el perro le cambia, le modifica su visión de las cosas, y cómo le afecta a título personal -continúa José Luis Munuera-. Y tenía mucho miedo porque, claro, me iba a meter yo allí, como un elefante en una cacharrería, a trastocarle a este hombre sus intimidades, inventarme personajes nuevos, situaciones, en definitiva, hacer una ficción a partir de su historia real. Y tenía miedo de que el autor fuera muy protector con sus propias vivencias”.
“Pero nada más lejos de esto. Encontré un tipo absolutamente adorable, abierto, receptivo, que entendió desde el principioesas “traiciones” que podía yo realizar respecto al relato, y que me animó desde el primer momento. Así que ha sido una experiencia fabulosa”, asegura José Luis Munuera.
No es lo habitual, ¿no? Ese contacto con el autor del texto… En realidad no te puedo decir bien, porque es la primera vez que adapto a un autor vivo, y no había tenido la experiencia de tratar con el autor. Pero me imagino que te puedes encontrar todo tipo de personalidades, desde los que son súper protectores con su trabajo, a los que pasan olímpicamente y dicen: “haz lo que te dé la gana”, a los que quieren participar más directamente. Con Cédric, ya te digo, fue cojonudo. Él estuvo allí, en el proceso, me mandó todas las fotos que necesitaba de su casa, de su vida. Fue estupendo”.

Ya has comentado un poco que al final son sus vivencias personales , las de Cédric, pero ¿qué se van a encontrar los lectores cuando empiecen a pasar las páginas de este cómic? “En Francia ahora mismo lo que está triunfando, lo que lo está petando editorialmente es una serie de novelas que se llama ‘La femme de ménage’, que son como una especie de novelas románticas, thriller, violento, medio erótico a veces. Pues ‘Su olor después de la lluvia’ está en el otro extremo del espectro narrativo”, nos cuenta José Luis Munuera.
“Esto es un ‘feel good’, una historia humana, de la experiencia vital, sin ningún tipo de epopeya dramática, la historia de un hombre y cómo construye, digamos, su familia de elección, cómo encuentra a su pareja, cómo vive con su ‘perrete’. Una cosa realmente muy ‘low-key’ en términos de aventura, pero espero que muy fuerte en términos de emoción”.
Ya hemos comentado que tú no tienes perro, entonces, ¿ha sido quizás más difícil a lo mejor conectar con la historia por eso? “No, porque la historia tiene un componente muy universal, digamos que habla del amor en términos generales. En este caso es con un perro, pero puede ser con tu hijo o puede ser con cualquier otro ser vivo. Y fue lo que me llamó también mucho la atención de la novela, cómo había conseguido, a mí como lector, emocionarme tanto sin que tuviera yo la experiencia directa de convivir con un perro en mi vida adulta, si lo tuve cuando era un crío. Y ese misterio, ese preguntarte por qué me ha afectado a mí, es una de las claves del lanzarme a intentar reconstruir el relato”, confiesa José Luis Munuera.

Y en todo ese proceso, una vez que ya hablas con él, que también estudias un poco la historia, ¿qué ha sido quizás lo más difícil? “Bueno, había varias cosas que eran complicadas. Una de ellas fue la representación del propio perro, Ubac. Yo soy un dibujante con tendencia al ‘cartoon’, más bien de escuela ‘disneyniana’. Y aquí el perro tenía que estar al mismo nivel que el humano en términos de credibilidad”.
En este momento en el que hablamos de Ubac, el perro protagonista de la historia, un un perro boyero, José Luis saluda a una de las lectoras que se ha acercado a la firma, Cris. Ella tenía un perro boyero del que se tuvo que despedir recientemente. “Sabía que estabas haciendo el libro y me lo encontré en Francia, y cuando salió, me dije, esto es para mí”, comenta esta lectora. ¿Y lo pasas muy mal con la lectura? Le pregunta Munuera. “Sí, hasta el punto de que empecé y dije, ahí se va a quedar…”, confiesa Cris. “Bueno, leí la primera parte”. “Pues ahora te toca la parte dura”, le advierte José Luis. “Y que te lo encontraras en Francia es normal, porque es como la canción del verano. Está por todos lados”.

En este momento también está a nuestro lado Joaquín López Cruces. Su nuevo trabajo, su nuevo cómic junto a Enrique Bonet está en el horno y saldrá a finales de agosto, ‘El otro mundo’. Comentamos la necesidad de juntarnos los tres para charlar de este proyecto pensando en ese lanzamiento… antes de volver a la conversación con José Luis Munuera.
Estábamos hablando del personaje del perro, de Ubac… “Sí, te decía que tengo una afiliación clara y que además reconozco sin pudor, disneyniana, y lo último que quería era hacer una versión de los 101 Dálmatas. Quería hacer algo que fuera más creíble. Entonces, el hecho de dibujar al ‘perrete’ en un registro que sea reconocible, pero que al mismo tiempo mantuviese la cualidad expresiva, que a mí me interesa mucho, de mi dibujo, era un pequeño ‘tour de force’ que me ha tenido bien entretenido. Porque la idea era que quien conoce esta raza de perros, lo reconociera”.
“Y así es. Es súper expresivo. Son unos animales increíbles”, participa de nuevo Cris. “Increíbles estos animales -comenta José Luis Munuera-. De verdad, una maravilla. Son un tipo de perro pastor que está seleccionado desde hace cientos de años para transportar carros con leche por los Alpes y demás. Y son muy familiares, muy domésticos. La verdad es que esun perro muy chulo. Un boyero”.

“Yo creo que puede tener un efecto catártico. De hecho, me he encontrado con muchas lectoras, sobre todo como tú (se dirige a Cris), que habían tenido, no necesariamente un boyero, pero sí un perro y que lo habían perdido recientemente. Es muy difícil cuando estás con alguien, y como si de repente se autorizaran a expresar todo lo que llevan dentro y no habíapodido contar. Porque tenemos como una especie de prejuicio cultural a la hora de hablar de que se te ha muerto un perro… Algunas de estas lectoras me decían que le había hecho mucho bien el libro”.

Volvemos a hablar con Joaquín que tiene entre manos varios proyectos, de los que hablaremos en el futuro seguro. Y reconectamos con la conversación con José Luis Munuera para preguntarle por la técnica utilizada en este cómic. “La técnica es un poco la misma que estoy utilizando en las adaptaciones de clásicos anglosajones, ‘Peter Pan’, ‘Cuento de Navidad’… El dibujo lo hago primero en un iPad. Eso lo imprimo. Sobre esa impresión empiezo a guarrear con acuarela, meter texturas, el modelado, el volumen, luces, sombras, etc. Con el objetivo de que sea lo más guarro posible. Lo hago sobre un papel random, un folio random que me obliga a ser muy rápido y muy eficiente y tomar decisiones así muy rápidas. Y luego eso me lo paso a Photoshop y hago un trabajo de postproducción allí, que es casi retoque fotográfico, en el que voy trabajando en la profundidad de campo y tal. Al final acabo con un fichero en escala de grises en el que están todas las texturas, todo el tratamiento de la luz. Y eso se lo paso a mi colorista que en Photoshop también aplica capas de color”.
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