Los dictadores son esas personas a las que les gusta decir todo el rato «yo, yo, yo». Los dictadores lo deciden todo y lo supervisan todo, y son quienes ordenan al Sol salir y a la Luna marchar cuando empieza el día. A los dictadores no se les puede besar. Los dictadores andan siempre muy ocupados, especialmente consigo mismos. Este es un álbum revolucionario sobre un dictador muy pequeñito y una divertida historia de un amor no correspondido. Así nos presenta la editorial Takatuka este libro, ‘El dictador‘, con ilustraciones de Linda Bondestam. Con ella charlamos un poco más acerca de este trabajo.

Linda Bondestam

¿Cómo nació este proyecto? Linda Bondestam: “El proyecto nació una noche en Helsinki cuando Ulf y yo nos conocimos en una fiesta en casa de un escritor. Empezamos a hablar, y Ulf sugirió que deberíamos hacer algo juntos, yo estaba emocionada ya que realmente admiraba su trabajo. Ambos habíamos viajado mucho por Rusia y acordamos que debía ser una historia inspirada en todo lo que habíamos visto allí. Unos meses más tarde recibí el guión en mi correo e inmediatamente me enamoré de él. Queríamos que fuera bastante salvaje y rebelde, así que Ulf y yo acordamos que debería dibujarlo en un estilo romántico soviético y dejar que el Dictador vistiera como un dictador realmente horrible con uniforme y bigote”.

¿Qué encontramos dentro de este libro? “Es la historia de un niño muy mimado, los padres quieren hacer todo para complacerlo. No conoce límites y trata de gobernar donde quiera que vaya. Al final, se da cuenta de que no siempre es bueno ser un dictador, pero lo hace con un toque divertido para que no sea demasiado moralista”.

Linda Bondestam

¿Qué pensaste sobre la historia de Ulf en tu primera lectura? “Realmente lo disfruté, pero terminamos publicándolo solo en una pequeña editorial que fue lo suficientemente valiente. El grande lo encontró demasiado provocativo. Es divertido pensar ahora que ha sido traducido a casi quince idiomas”, afirma Linda Bondestam.

Cuéntanos algo sobre las ilustraciones. “Están hechos con collage y muchos materiales que he encontrado durante los viajes a Rusia. Solía ​​ir allí durante muchos años para hacer talleres en orfanatos y escuelas. En las ilustraciones del libro se pueden ver algunos papeles de caramelos y billetes de autobús, etc. También me he inspirado mucho en el diseño de carteles soviéticos”.

Cuéntanos algo sobre la técnica utilizada en este libro. “Dibujo todo a mano y corto papeles y los escaneo, para completar los dibujos necesito usar un programa de computadora llamado Illustrator. En mi computadora combino todos los bits, un poco como un rompecabezas”, nos cuenta Linda Bondestam.

¿Cómo fue el proceso de elaboración de este libro? “Han pasado muchos años desde que lo hice, pero recuerdo que Ulf siempre fue un gran apoyo. Cuando me topé con un problema y no sabía qué hacer, siempre tenía una respuesta brillante. Era extremadamente divertido, humilde y sabio”.

¿Qué opinas del libro ilustrado como herramienta para abordar cualquier tema? “¡Me encanta! Creo que es una herramienta muy potente para abordar también temas difíciles, puedes hacer que las personas reflexionen y presenten ideas por sí mismos de una manera muy sutil. Los libros de cuentos son geniales en este sentido -continúa Linda Bondestam-, pasan muchas cosas en la mente del lector, también entre las páginas. También me gusta trabajar con jóvenes que aún no han formado su visión del mundo”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Actualmente estoy en un festival del libro en Toronto hablando sobre un libro sobre el cambio climático que he escrito e ilustrado, ‘Mi vida en el fondo’, la historia de un ajolote solitario. Antes de irme de casa acababa de terminar un libro para niños muy pequeños llamado ‘Good morning Space’. ¡No puedo esperar a verlo!”