Álbum Ilustrado
Irene Bofill y su trabajo en ‘¡Ana, dónde vas!’
 
																								
												
												
											Ana es una niña con un oído muy fino. Los ruidos le molestan tanto que se pone a correr sin parar cuando oye las bocinas de los coches, gritos en una película de cine… Y sus padres ¡tienen que perseguirla! Pero, ¡Ana, dónde vas! Y es que Ana sabe muy bien dónde quiere estar de verdad, el lugar del mundo en el que mejor se siente. ¿Cuál será el refugio de Ana? Con estas palabras La Estrella Azul, la editorial de Autismo Ávila, nos presenta este álbum ilustrado de David Gómez (padre de un niño con autismo y es autor de varios álbumes infantiles) e Irene Bofill. Con ella hemos charlado un poquito más sobre su trabajo en este libro.
¿Dónde está el origen de este proyecto? “Entré a formar parte de este proyecto cuando Autismo Ávila y su editorial La Estrella Azul me propusieron ilustrar un cuento escrito por David Gómez sobre Ana, una entrañable niña con autismo. El objetivo de esta y demás publicaciones de su editorial es dar a conocer y acercar el TEA (trastorno del espectro autista) a los lectores y lectoras de todas las edades”.

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Se encontrarán con la historia de Ana, una niña con hipersensibilidad auditiva debido a su TEA. En el cuento se nos muestra cómo Ana sufre mucho viviendo en la ciudad con sus padres por la cantidad y variedad de ruidos a su alrededor que no puede soportar y le hacen salir huyendo siempre. Esta hipersensibilidad se convierte en un don cuando Ana va a casa de su abuela en la montaña, allí conecta con todos los sonidos de la naturaleza y se funde con ellos, se siente en paz”, nos cuenta Irene Bofill.
¿Qué te pareció el texto de David la primera vez que lo leíste? “Me enamoré de Ana, la comprendí perfectamente. La verdad es que conecté muy bien con su personaje porque me sentí muy reflejada. Justo empecé el proyecto en el momento en que acababa de dejar todo para iniciar un viaje en furgoneta por las isla canarias, de alguna manera también huía de ese ruido de la ciudad buscando refugio en la naturaleza. Fue una sincronía muy bonita”.

¿Cómo ha sido el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “Lo que más me gustó de la fase de investigación fue adentrarme en el mundo de las personas con TEA, aprender sobre el tema y poder comprenderles un poquito más -continúa Irene Bofill-. Aprendí que tienen dificultades a la hora de procesar los estímulos sensoriales, los sentidos del movimiento y la propiocepción, con diferentes grados de hiper o hiposensibilidad y esta es la razón por la que rechazan o evitan determinados estímulos. Su percepción es muy diferente a la estándar y esto me pareció fascinante… Tanto David como Gerardo y Cristina de Autismo Ávila me proporcionaron mucho material valioso para hacer el estudio del personaje de Ana y el tono del cuento”.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Algo característico en este libro fue captar y representar con imagen la sensación que causaban en Ana esos sonidos tan intensos. Intenté transmitir lo que ella sentía con cada uno de los estímulos auditivos, cómo se transformaba su realidad a través de los sonidos que entraban en su campo de percepción”.
¿Con qué técnicas trabajaste? “Técnica digital, trabajé todo en el iPad con Procreate”, afirma Irene Bofill.

Cuéntanos un poco más sobre el trabajo de elaboración de este libro. “En la creación tanto de las ilustraciones como de los personajes fue de gran ayuda todos los comentarios de David y del resto del equipo, que me ayudaron a ajustar cada detalle para que se comprendiera mejor el mensaje que se quería transmitir”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “En este viaje que inicié por las islas canarias acabé grabando un disco muy vinculado a la naturaleza y ahora estoy terminando unas ilustraciones que acompañarán a cada uno de los cantos. Como Ana, yo también encontré refugio en la Naturaleza”.
Álbum Ilustrado
Joaquín Camp nos presenta a ‘Juan Rex’
 
														Pobre Juan Rex. La suya es una ilustre familia de profesionales del miedo, pero no se lo pasa muy bien cuando le llega el turno de asustar a la gente. Sus verdaderos intereses tienen que ver con el espectáculo, pero uno que se aleja de la tradición familiar. Por eso mismo, Juan Rex tiene miedo de defraudar a sus padres, así que con la ayuda de una nueva amiga y de los vecinos del barrio, intentará hacerles creer que, como todo su linaje antes que él, desde Juan Kamón y Juandertal hasta hoy, solo hay un oficio posible. Pero casi siempre es mejor la sinceridad. En este gigantesco libro que edita Libros del Zorro Rojo, en el que un héroe gigantesco ocupa el lugar de honor, Joaquín Camp juega con algunos códigos de esas películas en las que unas criaturas enormes tienen la molesta costumbre de pisotear metrópolis, y con ello y una buena dosis de ternura y humor consigue crear una oda a la diferencia; un libro repleto de alegría, libertad y poesía, sobre el que hablamos en las siguientes líneas con Joaquín.

Lo primero, cuéntanos cómo nace este proyecto y este personaje. “Me gusta mucho coger personajes que ya tengan ciertas características y resignificar esos rasgos. Tengo un libro llamado “Oscar” en donde aparece Poseidón, el dios de los mares peleándose por un oso de peluche, ese contraste de un personaje tan elegante y fuerte peleándose por algo tan ridículo como un peluche me encanta -nos cuenta Joaquín Camp-.En el caso de Juan Rex sucede algo parecido. Lo primero que hice fue pensar en qué ocurriría si un monstruo que debería estar atormentando a una ciudad y sus habitantes tuviese problemas para lograrlo. Luego suelo comenzar a construir la historia con preguntas en base a esa premisa ¿Como podría resolver este problema? ¿Que pensarían sus padres? Si no es bueno en esto de asustar ¿en que podría ser talentoso? Una vez que ya tengo estas preguntas resueltas la historia comienza a tomar forma”.
¿Qué encontrarán los lectores en las páginas de este libro? “Encontraran mi historia más Freudiana. Un dinosaurio que piensa que por tradición debería dedicarse a una cosa para la que realmente no es muy bueno y el conflicto que esto desencadena con sus padres. Es un viaje del héroe en el que Juan Rex se ve absorbido por la ciudad y sus experiencias, una ciudad que termina siendo transformadora para él”.

Háblanos del formato del libro, que también contribuye a la historia… “El formato del libro es un detalle de la edición que me interesa. Es una capa más de comunicación -continúa Joaquín Camp-. Por ejemplo, si el libro es pequeño, me está hablando de algo que se puede sujetar fácilmente con las manos, me habla también de cierta calidez y ternura que producen los objetos de cierto tamaño. Los formatos se pueden dar también por la morfologia que tienen los personajes, por ejemplo en el caso de “El ladrón de sombrero” de Jon Klassen, donde el libro se adapta al largo del pez gigante. En relación a “Juan Rex” el formato está dado por el personaje, mi editor canadiense pensó que sería una buena idea que como Juan es esta especie de “Godzilla” gigante, el libro también lo sea”.
“Este libro tiene el récord de tamaño por ahora (28.5cm X 38.5cm). Siempre bromeamos con mi editor porque el primer libro que me publicaron medía 18x18cm, un formato bastante pequeño, y ahora estamos con esta monstruosidad de tamaño. Quizás el próximo libro debería medir medio metro o algo así”, bromea Joaquín Camp.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? ¿Con qué técnicas trabajaste? “En principio lo más obvio, son las ilustraciones más grandes que hice. Esto quiere decir que al tener más espacio las posibilidades de detalle son mucho mayores, y si encima todo se desarrolla en una ciudad, ni te cuento. Por otro lado trabajo mucho con la línea, cosa que no suelo hacer en otros libros en donde siempre uso colores plenos y la línea para algunos pequeños detalles”.
“Dibujé con tinta china y plumín, herramientas con las que nunca trabajé. Quería tratar de tener una línea más inexacta y a la vez más expresiva, algo que a mi entender le iba bien al personaje. Luego puse color con Procreate (que tampoco lo había usado mucho). Lo del Procreate es curioso, porque te permite dibujar donde quieras, y eso obviamente cambia la experiencia y tu modo de dibujar. De todas maneras no creo que vuelva a trabajar mucho con la tablet porque me da dolor la cabeza. Además no soy muy partidario de la posibilidad de ctrl+z que te da lo digital, a veces cambiar tanto las cosas hace que se pierda cierto error que hace ver todo más humano. Así que se podría decir que es una técnica híbrida entre lo manual y lo digital”, confiesa Joaquín Camp.

Danos algunas pinceladas sobre el proceso de realización de este libro. “Muchas veces me preguntan si empiezo por el texto o por la imagen. Los procesos en mis libros van variando, a veces un dibujo puede sugerirme una historia, otras veces es una palabra y otras veces es una idea que sale de cualquier parte y en cualquier momento. Nada de lo que hago es matemático y todo puede variar en cualquier momento. En el caso de “Juan Rex” es un poco lo que cuento arriba, construir sobre la base de un personaje que ya tiene sus características literarias y transformarlo a mi manera. Algo que quizás sí mantengo a lo largo de todos los libros son las preguntas, me hago muchas preguntas que me terminan llevando al centro de la historia. Otra cosa que me gusta mucho a nivel proceso es jugar estructuralmente con el storyboard, suelo cambiar el orden de cómo cuento la historia, quizás algo que va en el medio lo pongo al principio o quizás meto algún elemento en la historia que cambia el resto de manera vertiginosa. Es como si el story fuese un pedazo de arcilla que puedo moldear y cambiar a gusto hasta que me quedo totalmente satisfecho”, asegura Joaquín Camp.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Ahora mismo estoy trabajando en dos libros, me gusta trabajar en varios proyectos a la vez porque si me canso o me estanco en uno, puedo pasar al otro. A veces hasta vuelvo más fresco al primero que abandoné. Pero volviendo a la pregunta, estoy trabajando en un libro de no ficción que habla sobre un animal que me tiene bastante intrigado, un animal que tiene sus particularidades y misterios, pero tampoco puedo develar mucho. Por otro lado estoy trabajando en un libro de ficción muy importante para mí, porque reúne cosas de muchos autores que me gustan, es un poco un homenaje a todos ellos y a la vez es la primera vez que exploro la idea de la fantasía. Si bien mis libros tienen mucho de imaginativa, siempre están anclados en la realidad y en cosas que existen. En este nuevo libro me invento personajes propios y eso me tiene muy entusiasmado”.
Álbum Ilustrado
Giulia Landonio y ‘El hombre que perdió la cabeza’
 
														La mañana en que el señor F. se da cuenta de que ha perdido la cabeza, todo su mundo comienza a desintegrarse. Un escenario onírico irrumpe en la vida de un hombre atrapado en la rutina. Lo absurdo ofrece la única vía para encontrar sentido. Una historia que desconcierta y deja paso a profundas reflexiones. Así nos presenta Diego Pun Ediciones este álbum ilustrado. ‘El hombre que perdió la cabeza’ es un trabajo de Fanuel Hanán Díaz y Giulia Landonio. Con ésta última charlamos un poquito más sobre este libro.
Primero, cuéntanos cómo nació este proyecto. “Muy sencillo: la primavera pasada, Cayetano, editor de la editorial DiegoPun, con quien colaboré dos años antes en el álbum ilustrado «El Otro», escrito por Toño Malpica, me contactó para ilustrar un nuevo libro, y tras leer el texto de Fanuel, acepté”.

¿Qué encontrarán los lectores en las páginas de este libro? “Encontrarán atmósferas surrealistas, paisajes oníricos, colores vibrantes y muchos animales, todo ello aderezado con un toque de sarcasmo que, lo admito, a veces roza la tragedia. Me refiero en particular a la serie de ilustraciones en las que vemos, primero, al protagonista trabajando arduamente, empeñado en hacer aviones de papel; luego, huyendo del patio donde sus compañeros «paseaban», perseguido por las sombras de los aviones, y finalmente, engullido por una multitud que camina indiferente bajo un cielo barrido por aviones militares”, nos cuenta Giulia Landonio.

¿Qué te pareció la historia de Fanuel la primera vez que la leíste? “Me impactó el contenido escueto, seco y casi silencioso del texto, del que inmediatamente vislumbré las numerosas interpretaciones gráficas”.
¿Cuál fue el trabajo previo al libro? Me refiero a esta fase de investigación, documentación y experimentación, o dedibujar en un cuaderno… “Al principio, dibujé al personaje principal (que inicialmente era grande) en diversas situaciones en un cuaderno. Mientras tanto, vi algunas películas cuyo hilo conductor era la lucha entre el afán interno del individuo por la libertad y la presión social para ajustarse a ciertas normas de comportamiento -continúa Giulia Landonio-. Entre los títulos de las películas se incluyen: «Bartleby» (1970) de Anthony Friedman, «Bartleby» (1976) de Maurice Ronet, «El hombre elefante» (1980) de David Lynch, «La vida agra» (1964) de Carlo Lizzani, basada en la novela homónima de Luciano Bianciardi, «El desierto de los tártaros» (1976) de Valerio Zurlini, basada en la novela homónima de Dino Buzzati, y «Una giornata particolare» (1977) de Ettore Scola”.



¿Qué dirías que caracteriza tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otras obras? “El mayor reto que me planteé al crear este libro, en comparación con trabajos anteriores, fue sin duda el uso de una paleta de colores más amplia y vibrante (normalmente suelo usar menos) (anteriormente, había trabajado con tonos pastel). También intenté, basándome mucho en las películas que había visto, crear ilustraciones con tomas más cinematográficas para transmitir una mayor sensación de desorientación y alienación. La técnica (acuarela) también era nueva, ya que hasta entonces siempre había usado acrílicos, óleos muy líquidos o lápices”.

¿Entonces qué técnicas usaste? “Como mencioné antes, usé acuarela. Como fanática del trazo, no pude resistirme a añadir marcas gráficas con grafito y lápices de colores. Finalmente, para corregir cualquier imprecisión, usé pasteles secos”, afirma Giulia Landonio.


Cuéntanos algo más sobre el proceso de creación de este libro. “Como mencioné antes, la primera fase se centró en crear dibujos del personaje principal en diversas situaciones. Después de ver las películas mencionadas, procedí a crear unos tres o cuatro storyboards. Una vez que el autor y la editorial aprobaron el storyboard final, pasé a crear las ilustraciones. Primero, dibujé la imagen a lápiz en una hoja de papel fina, que luego calqué sobre papel de acuarela con una mesa de luz. Todas las láminas de acuarela se remojaron en un recipiente durante unos 30 minutos, luego se fijaron a tablas de madera con cinta adhesiva especial y se dejaron secar durante unas 12 horas. El primer paso para colorear las láminas consistió en humedecer el papel y aplicar un color muy acuoso (la técnica «húmedo sobre húmedo»). Para crear algunos fondos (aquellos que representan el elemento agua o el cielo estrellado), apliqué granos de sal al papel húmedo. Luego pasé a aplicar otras tres o cuatro capas de acuarela, a las que añadí algo de color a lápiz y/o pastel seco”, asegura Giulia Landonio.


¿En qué estás trabajando ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Desde mayo hasta mediados de octubre, trabajé como pastoraen una granja cerca del pueblo donde vivo. Hasta principios de septiembre, las largas jornadas de pastoreo se veían interrumpidas (además de mi trabajo como pastora) por la lectura, el dibujo del natural y las siestas. Durante el último mes y medio, debido al nacimiento de los corderos en la dehesa, tuve que dejar de lado estas actividades que tanto disfruto (¡incluidas las siestas en la naturaleza!), pero ahora me siento con energía para retomar nuevos proyectos. Entre mis ambiciones está crear una serie de grabados que combinen varias técnicas de grabado (aguafuerte, aguatinta, mezzotinta, fondo blando, colografía) en torno al tema de los “paisajes paradójicos”, es decir, paisajes en los que coexisten elementos de naturaleza opuesta”.
Álbum Ilustrado
David Pintor ilustra el salto de ‘Joe Rudo Paracaidista’
 
														¿Qué harías si, en contra de toda lógica, tu paracaídas empezara a subir en lugar de bajar? A esto mismo se enfrenta Joe Rudo, el paracaidista más experimentado del mundo, hijo y nieto de paracaidistas. Acostumbrado a tenerlo todo bajo control tras más de un millón de saltos, jamás imaginó una aventura como esta. En este álbum ilustrado, Joe se verá en una situación límite que pondrá a prueba todo su ingenio. Atrapado en un ascenso imparable, deberá tomar decisiones rápidas y creativas para volver a tierra. ‘Joe Rudo Paracaidista’ es una historia llena de humor que te atrapará desde la primera página. ¿Conseguirá Joe solucionar este increíble lío aéreo? Así presenta la editorial Iglú este libro de Octavio Ferrero y David Pintor. Con éste último charlamos en las siguientes líneas un poco más sobre este proyecto.
Lo primero, cuéntanos cómo nace este proyecto. “Octavio Ferrero me pasó el texto para que le echara un vistazo y la verdad es que me pareció que yo le podía dar el frenesí y el humor que el texto necesitaba. Creo que vi en esa historia un aire de libro diferente que me atrajo y que me decidió a ilustrarlo”.

¿Qué encontrarán los lectores en las páginas de este libro? “Diversión, humor, movimiento, locura, frenesí…”, asegura David Pintor.
¿Qué te pareció el texto de Octavio la primera vez que lo leíste? “Me pareció una auténtica locura frenética y divertida. Un bombón para un ilustrador como yo de trazo también frenético”.
¿Cómo fue el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “El libro cuenta la historia de una caída en paracaídas, en la que, sorprendentemente, resulta que pasan muchas cosas”, nos cuenta David Pintor.


Háblanos del formato del libro… “Bueno, eso fue algo que se me ocurrió cuando leí el texto. Un libro que básicamente describe un descenso en paracaídas pedía un formato muy vertical. He de decir que desde la editorial me dieron carta blanca a la hora de diseñar el libro y eso es algo muy de agradecer. Una vez adoptada la idea de la verticalidad, intenté jugar y llevarla a más aspectos del libro como la tipografía o la propia maquetación del texto… La idea era intentar divertirse y hacer un libro diferente”.
¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? “El libro es puro movimiento y mi estilo se adapta muy bien a ese dinamismo. Si conseguí transmitir lo frenético de la acción a través de mi trazo, me doy por satisfecho”, confiesa David Pintor.

¿Con qué técnicas trabajaste? “Como hago desde hace unos años, los dibujos están hechos a mano con pluma y el color es digital”.
En nuestra última entrevista hablamos de tu libro de caricaturas, ¿es esta un poco una caricatura de la figura del paracaidista? “No. Este libro no tiene nada que ver con la caricatura, pero sí con estilo más propio del humor gráfico”, afirma David Pintor.
¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Acabo de terminar un libro que es una colaboración con una ONG y que saldrá a finales de este año. Una preciosa fábula ecologista en la que los protagonistas son un anciano, una urraca y un viejo árbol”.
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