El abuelo Manolo era un pintor de brocha gorda y, saltando de andamio en andamio, pintaba paredes y volaba. En cambio, no había persona más pegada al suelo que la abuela Carmen, quien en casa, mientras se mecía, pelaba vainas de guisantes que echaba en un cuenco. Así empieza ‘Una historia verdadera’, una historia de amor, contada en el puro espíritu del realismo mágico. Una historia en la que, como en la vida, cada persona recorre su camino particular, sin sospechar el alcance de sus acciones, sin poder medir en qué momento su historia vital se cruzará con la de otro.
Así nos presenta la editorial A buen paso esta historia de Juan Arjona que ilustra Rocío Araya con evocadoras imágenes cargadas de fuerza simbólica, en las que la libertad de los pinceles y del collage se llena de vida propia.
¿Cómo nació esta historia? Juan Arjona: “En Úbeda, en el entorno del festival “En Úbeda se cuenta”. En un espacio del festival muy íntimo y cómodo, donde los narradores invitados nos atrevíamos a experimentar. Fue la primera historia que como narrador oral improvisé ante un público sin preparación previa. Y surgió ahí”.
¿Cómo llegó a tus manos esta historia? Rocío Araya: “Me llegó por mail a través de Arianna Squilloni, editora de A Buen Paso”.
¿Qué querías transmitir con ella? Juan: “En esa época lo que más me interesaba era la estructura, no le prestaba atención a los temas. Me daba igual si contar una historia de amor o de miedo, lo interesante para mi era cómo contarla. En este caso quería enmascarar hasta el final al héroe verdadero de la historia, ese era mi propósito”.
¿Qué te pareció la primera vez que la leíste? Rocío: “Me pareció fresca, original y ¡hermosa!”
¿Qué se va a encontrar la gente que abra las páginas de este libro? Juan: “A simple vista una historia de amor verdadera. Pero quien se siente a desmenuzar la poética tanto del texto como de las ilustraciones de Rocío Araya, encontrará mecanismos de magia acerca del amor y las relaciones humanas”.
¿Qué hay de personal en este libro? Juan: “Elegí a mis abuelos reales e imágenes de ellos que aún tenía torcidas en la memoria, ya que apenas los conocí. Así de personal”.
¿Cómo fue el proceso de elaboración de las ilustraciones? Rocío: “El proceso fue como siempre bastante caótico. Hice muchos dibujos, hasta que encontré cómo quería que fuera el abuelo Manolo y cómo iba a volar. También encontré cómo sería la abuela Carmen y sus nietos de los que no habla el texto pero que quise, formaran parte de la historia. Después también volví a hacer muchos dibujos para encontrar la secuencia de imágenes y cuando ya estaba todo acabado lo dejé aparcado todo el verano. En septiembre volví de vacaciones y decidí cambiar la mitad del libro porque no estaba del todo contenta y soñaba con las ilustraciones que se modificaban… Arianna me ayudó mucho en todo el proceso”.
¿Qué ha sido lo más difícil en este proyecto? Rocío: “El final de la historia. No quiero contarlo pero sucede algo increíble con los guisantes. Al principio no sabíamos en cuantas páginas iba a suceder. Empezó en una imagen, después fueron cinco y al final se quedó en dos. Fue realmente difícil encontrar esas imágenes. Cuando doy muchas vueltas sobre lo mismo al final dejo de ver el lado sencillo y fresco y me salen unas cosas muy raras…Entonces tengo que dejar reposar algunos días e intentar retomar más tarde, como si fuera la primera vez. No sé cuántos guisantes habré dibujado para esta libro….”
¿Y lo más satisfactorio? Rocío: “Lo más satisfactorio fue interpretar la historia, darle mi propio sentido, hacerla mía. Sabía que para Juan era una historia verdadera y conseguí que para mí también lo fuera. Creo que hay tanta verdad en las imágenes como en el texto”.
¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? Rocío: “La expresividad, tanto en los personajes como en los colores y las composiciones. Son ilustraciones para mirar despacio.”
¿Cómo ha sido trabajar con Rocío? Juan: “Rocío Araya es una artista sobrenatural. No me da ningún pudor elogiarla, ya que quien haya trabajado con ella me dará la razón. Es pura creatividad, le gusta experimentar y no tiene miedo a expresarse tal como lo siente, sin prejuicios. Y confía en la inspiración, que es un valor que echo en falta a veces”.
Habéis trabajado de manera conjunta en un taller en torno a este proyecto, ¿cómo ha sido la experiencia hasta el momento? Rocío: “Fue muy intenso hacer un taller trabajando con la biografía de los participantes. Pienso que es una herramienta con mucho potencial pues finalmente ¿de qué otra cosa podemos hablar si no es de nosotros mismos? Me encantó compartir esta experiencia con Juan y aprender junto a él y el resto del grupo”.
Juan: “Pues en apariencia parecemos opuestos, pero gracias a ese gusto por experimentar continuamente, nos compaginamos mejor de lo que creíamos. Ha sido un placer desarrollar el taller “De lo real a lo mágico”, y los resultados con los participantes, han sido bastante productivos. Estamos muy contentos con el resultado”.