Entrevistas
Jugamos al escondite con Verónica Fabregat

Un libro sin palabras. Un juego conocido. Siete amigos en el bosque. Mil rincones para explorar. Mientras tanto, anochece. Un niño no aparece. Una pequeña aventura con final feliz. Así nos presenta Akiara Books este álbum ilustrado, ‘Jugamos al escondite’, un trabajo de Verónica Fabregat.
¿Cómo surge este proyecto? Verónica Fabregat: “Surge de una conversación con Inês Castel-Branco, editora de Akiara books. Ella había visto mis ilustraciones y, según me comentó tiempo después, vio en ellas lo mucho que me inspiraba la naturaleza. En esa conversación me sugiere hacer un libro sin palabras con ésta como temática central. Ahí comenzamos a divagar, a lanzar ideas mientras veíamos algunas de mis imágenes y poco a poco surgió la idea que después se convertiría en este libro”.

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? ‘Jugamos al escondite’ es un libro sobre un grupo de amigos jugando en la naturaleza. Es un alegato al juego libre, no supervisado, y en un entorno natural. En sus páginas, a la vez que los personajes juegan y se van descubriendo unos a otros, se descubren también paisajes diferentes, animales escondidos entre los arbustos, en la maleza, entre las rocas… El juego de esconderse y encontrar está presente a muchos más niveles que sólo en el argumento principal”.
Como ya has comentado, este es un libro sin palabras. ¿Crees que es más fácil o más difícil que un álbum ilustrado con texto? ¿O simplemente es diferente? “Inês me planteó su deseo de tener un libro sin palabras para los más pequeños, lleno de detalles para mirar, entretenerse y jugar. De hecho, el libro inaugura una colección que se llama Akimira -nos cuenta Verónica Fabregat-. Cuando trabajo con un texto siempre hay alguna parte en la que me atasco porque me cuesta representar alguna idea o frase, incluso si el texto es mío. En este caso, sin embargo, la historia ha fluido mucho más, no se tiene que adaptar a ninguna idea escrita”.


“Por el contrario, también entraña dificultad. La narración de la historia depende exclusivamente de las ilustraciones, ninguna palabra nos va a ayudar a entender, a ubicar, a resaltar algo… Esto me planteó a veces la clásica pregunta “¿se entenderá lo que está pasando?”. La palabra es muy poderosa, para ver qué sucede en una imagen tenemos que mirar con mucha más atención que la que ponemos al leer una frase”.
¿Qué diríais que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Me siento cómoda con los lápices de colores y los utilizo habitualmente. A veces los combino con lápiz, carbón o con el gouache que utilizo para cubrir fondos amplios. En este caso, sin embargo, todo está dibujado exclusivamente con los lápices de color. Otra diferencia con ilustraciones anteriores es la gran cantidad de escenarios, o fondos con detalle. En general me gusta mucho el blanco, los personajes aislados en escenarios sencillos… Sin embargo aquí necesitaba representar la exuberancia de la naturaleza y todo está lleno de ramas, árboles, piedras…”, afirma Verónica Fabregat.
¿Con qué técnicas trabajaste? “Lápices de colores exclusivamente, sin apenas lápiz de grafito”.


Cuéntanos algo del proceso de elaboración del libro. “En general fue un proceso bastante fluido, en el que tiene mucha importancia la parte de los bocetos y el story para ver que funciona la historia. Me sorprende ver cómo algunas imágenes finales son prácticamente iguales que los pequeños garabatos iniciales del primer story board. La primera ilustración que hice fue la que presenta a todos los personajes, después de estudiarlos bien por separado. Y también te cuento que me atasqué bastante en las ilustraciones nocturnas, me costó mucho ponerme, las dejé para el final y resultó ser un estrés porque se acercaba la entrega y yo seguía sin saber cómo abordarlas”.

¿Qué hay de tu experiencia jugando a este juego en el libro? “En el libro he vuelto a jugar escondiendo personajes y decidiendo dónde y cómo se encuentran. Al terminarlo, me he dado cuenta de que, además, los animales que he querido incluir, están de alguna manera jugando al mismo juego. Y cuando escucho experiencias de lectura de niños y niñas, veo que ellos también juegan al escondite cuando lo leen, convirtiendo a este libro en un libro-juego”, asegura Verónica Fabregat.
¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Ahora mismo estoy con unos pequeños libros ilustrados para primeros lectores, que publicará una editorial australiana. Y también pensando en el cartel ilustrado del festival de narración oral CONTA’M, que tendrá lugar en el Maestrat en Octubre”.
Álbum Ilustrado
Neus Caamaño nos dice que somos ‘Casi iguales’

‘Casi iguales’. Humanos, elefantes, koalas, hormigas… A simple vista no nos parecemos en nada, ¿verdad? Sin embargo, nuestra forma de habitar el mundo nos une mucho más de lo que puedas imaginar. En este libro Neus Caamaño explora acciones, gestos y situaciones en las que seres humanos y animales nos movemos de manera similar. Una mirada a los primeros pasos de cuatro bebés en el mundo. Una melodía marcada por los cuatro colores que dan forma a las ilustraciones y por una secuencia de palabras repletas de sonoridad y acordes que no podrás evitar cantar. Un libro editado por A buen paso sobre el que hablamos con su autora, Neus Caamaño.
¿Dónde está el origen de este proyecto? “Después de mucho tiempo trabajando por encargo, me apetecía volver a la sensación tan particular que te da un proyecto personal. No es que vea una gran diferencia entre una cosa y la otra en cuanto al proceso, pero el origen de un proyecto personal, es decir, de algo que nadie te ha pedido, sí tiene un misterio particular por el hecho de partir completamente de cero, de encontrar un hilo del que tirar y ver qué pasa. Es ese típico nervio de la hoja en blanco que, por muy conocido que sea, nunca se acaba de domesticar”.

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Casi iguales es un libro para prelectores que compara, a través del formato de la doble página, situaciones del mundo animal y del mundo humano. Estas comparaciones, que se basan en la idea de similitud, se pueden apreciar tanto a nivel formal como conceptual y se complementan con un pequeño texto rimado que añade una capa narrativa a la colección de ilustraciones que pueden leerse, también, de forma independiente al texto”, afirma Neus Caamaño.
¿Cómo ha sido el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “A partir de la primera idea de comparación que me vino a la cabeza empecé a hacer esbozos minúsculos de relaciones tanto formales como conceptuales entre animales y humanos. En un momento dado, se me ocurrió que un hilo conductor para esa colección de dibujos que estaba creando podría ser el uso de la palabra entendida a modo de vocabulario. Por ejemplo, la palabra Refugio para un ratón debajo de una seta y una niña debajo de un paraguas. O la palabra Alumbrar para un pez linterna y un niño en una cueva con un frontal. Y así fui ampliando la colección hasta tener una buena cantidad de relaciones. A partir de ahí, fue ir descartando y encontrando maneras de ordenar que dieran un sentido u otro a la correlación de imágenes”.

¿Cómo es ilustrar para primeros lectores? “Desde mi punto de vista, es una experiencia muy interesante: por un lado, hay que buscar la sencillez y la depuración visual, por otro lado, está el reto de encontrar una idea lo suficientemente clara para la comprensión del público prelector pero que al mismo tiempo contenga la cantidad justa de complejidad, de juego. Es algo muy concreto. Hay que dar en el clavo y eso, muchas veces, no es fácil. Hay algo allí que me recuerda al concepto de cómo se construye un haiku”, nos cuenta Neus Caamaño.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Como estábamos diciendo, creo que lo que caracteriza las ilustraciones de este libro, en relación a otros trabajos, es la depuración. Había trabajado antes para público prelector, también con A buen paso (con ‘Hola, mañana’ y con ‘Hola, mi luna’, ambos con texto de Mar Benegas) y fue un proceso en sí mismo el hecho de encontrar el lenguaje pertinente, de adaptar mi forma de trabajar habitual al mundo de los primeros lectores”.
“En el caso de ‘Casi iguales’, como es muy cercano a los clásicos libros de vocabulario, ha venido muy rodada la necesidad de concreción -continúa –Neus Caamaño-. Creo que esta necesidad me ha facilitado el proceso de dar con un lenguaje visual bien sintético y conciso”.

¿Con qué técnicas trabajaste? “Como casi siempre, trabajo con una mezcla de técnicas analógicas y digitales. En este caso, las figuras están hechas con tampones de goma eva y con impresiones con placa de gelatina, usando siempre tinta negra de grabado al agua. El montaje y composición de las formas lo hago en digital, igual que el tratamiento de color y algunos pequeños detalles de línea”.


Imagino que el uso del color en estos libros es muy importante… “Desde el principio veía muy claro que el color debía ayudar a subrayar la sencillez, pero aunque trabajé con una paleta muy restringida, no fue hasta pasado un tiempo que también me quedó claro que los colores se tenían que limitar a 4: uno por personaje, de manera que se potencia la depuración visual al mismo tiempo que el color se convierte en una herramienta para definir los personajes y en una ayuda para identificarlos durante el transcurso de la lectura. ¡No fue nada fácil dar con los 4 colores! Pero ahora, al ver el libro, esas tintas pantone son una de las cosas que más me gustan”, asegura Neus Caamaño.

Cuéntanos un poco más sobre el trabajo de elaboración de este libro. “Como con tantos otros trabajos, de éste puedo decir que no ha sido un proceso fácil. En este caso, el trabajo de elaboración ha sido un recorrido en el que Arianna Squilloni, la editora de A buen paso, ha tenido mucho que ver. Para empezar, aunque la idea salió del concepto de vocabulario, hubo un momento de mi proceso en solitario en el que viré hacia la opción de libro mudo, es decir, de prescindir del texto. Pero al empezar a trabajar con Arianna, me convenció de volver a la opción con texto y, de hecho, fue ella la que propuso introducir la rima. Así, estructuramos el texto en pequeñas estrofas de 3 versos de una sola palabra (remitiendo a la idea de vocabulario) con un cuarto verso final que cerrara con una frase, de manera que lo que acabamos teniendo es algo así como un poema de 4 estrofas que cuenta una pequeña historia a los bebés y lo hace a través de la rima, es decir, a través de una sonoridad rítmica”.

“Y siguiendo con el texto, también me resulta curioso pensar que, aunque soy catalana y el catalán es mi lengua materna, la principal y la que uso a diario, el texto de este libro lo escribí en castellano (y aquí sería interesante investigar el porqué. Imagino que el hecho de vivir en Sevilla puede haber influido bastante). Entonces, cuando estuvo cerrado el texto, Arianna me propuso traducirlo al catalán, propuesta que rechacé enseguida, pero Arianna insistió, me dijo que simplemente lo probara y, mira, finalmente puedo decir que la traducción me gusta mucho y que estoy muy contenta de haberla hecho yo misma. O sea que aprovecho este sitio para agradecerle a Arianna tantos buenos consejos e ideas y tan buen acompañamiento en el proceso de creación”, afirma Neus Caamaño.
¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Ahora estoy trabajando en un libro de cuentos tradicionales catalanes que me tiene muy ilusionada. Es un imaginario que adoro y que me conecta con mi infancia de una forma muy emocional, desde las entrañas. Es el universo que me formó como lectora y decir eso es casi como decir que es el universo que me formó como ilustradora”.
Álbum Ilustrado
Edu Flores se sale del guión con ‘Tres Tigres Tiquismiquis’

Los tres tristes tigres son convocados por megafonía para interpretar su famoso trabalenguas, pero, cansados de repetirlo una y otra vez, convencen al narrador para que invente una historia diferente. ¿Sabrá hacerlo bien? Así nos presenta Apila Ediciones ‘Tres Tigres Tiquismiquis’, un álbum ilustrado de Edu Flores, con el que charlamos un poco más sobre este divertido libro.

¿Dónde está el origen de este proyecto? “El origen del proyecto está en un ejercicio que realicé junto a mis alumnos, que consistía en desarrollar un personaje que era asignado al azar. A mí me tocó un tigre y a partir de aquí comencé a pensar en un cuento en el que fuera protagonista. Recordé el trabalenguas de los tres tristes tigres y poco a poco se fue armando la historia en mi cabeza”.
¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Un cuento divertido, entretenido, en el que lo más importante es disfrutar de la lectura y del juego que se plantea a través de la relación entre los personajes, el narrador y el propio lector. También una muestra de que se pueden cambiar las cosas aunque estén consolidadas por la tradición o la costumbre”, afirma Edu Flores.

¿Cómo es tu relación con los trabalenguas? “Son divertidos, están presentes en nuestra infancia, en nuestro conocimiento del lenguaje y la pronunciación. Nos ayudan a memorizar y suponen una especie de reto o juego. Me pareció una buena idea cuestionar este trabalenguas poniéndome en las garras de los tigres”.
Háblanos de esa relación de los tres personajes con ese director de casting. “Para el que no conozca la historia tengo que contar que los protagonistas son los tres tristes tigres. Estos están muy cansados y aburridos del trabalenguas de siempre. No entienden qué pintan ellos en un trigal, ni tampoco que su existencia se limite a un trabalenguas -continúa Edu Flores-. Ellos quieren ser protagonistas de una historia de verdad, de un cuento más largo. Por eso le piden al narrador que sea más original y que se invente una historia a su medida ¡y en una selva! El narrador accede a ello, el pobre. No sabe lo que le viene encima. Los tires tigres son algo… tiquismiquis”.

El humor siempre presente. Me reí mucho con una frase del tercer tigre: «Mi territorio es la literatura infantil. Vivo del cuento. Es genial». ¡Qué bonitas las palabras y todos sus sentidos! “Sí, disfrutar, reírse y pasar un buen rato son los objetivos de este cuento. Cada tigre tiene su propia personalidad (atención spoiler: NO SON TRISTES) y la expresan relacionándose con el narrador de la historia y con los lectores. Buscaba generar un enredo en el cual la narratividad fuera interrumpida constantemente por los tres tigres derribando “la cuarta pared” para facilitar la participación activa de los niños y niñas con los personajes. Bueno, igual es todo un poco complicado explicado así, pero para mí lo más importante de este álbum ha sido buscar la complicidad de los lectores a través del humor y transmitir la idea de que las cosas no tienen que ir siempre por el mismo camino sino que también se pueden cambiar. Tal y como quieren los tigres”, asegura Edu Flores.

¿Cómo ha sido el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “En este álbum he sido bastante más ordenado que en trabajos anteriores. Lo confieso. He utilizado cuadernos para el desarrollo, primero de los personajes y después de cada una de las dobles páginas que componen el libro. Para esta labor previa al arte final he usado lápices de color y rotuladores. Me lo he pasado muy bien. Ha sido un proceso muy enriquecedor y dinámico en el que he podido experimentar tanto en lo gráfico como en lo literario, dejando espacio a las ocurrencias y a los cambios de última hora”.


¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Creo que la mayor diferencia es la claridad gráfica de las ilustraciones -nos cuenta Edu Flores-. El álbum con el que más se pueden relacionar es “Como el perro y el gato”. Es evidente que las técnicas usadas, de las que hablaremos a continuación, tienen mucho que ver en ello. En otros trabajos en los que utilicé la técnica del collage precisaba un estilo controlado: primero los fondos, luego las formas y todo siguiendo un orden predeterminado. Y eso repercutía en un resultado gráfico algo más rígido. En este álbum he buscado una mayor simplicidad en las composiciones y una mayor eficacia en el sentido narrativo del libro. En lo referente al color me he guiado por una paleta de colores pastel, con muchos naranjas y verdes unificados por el fondo blanco del papel”.
¿Con qué técnicas trabajaste? “Para el arte final también he usado técnicas de ilustración tradicionales. Y ha sido algo consciente. Quería reivindicar el trabajo manual, algo que va a contracorriente, precisamente en un momento en el que estamos un poco desconcertados por la llegada de la inteligencia artificial a nuestras vidas. Todavía no tengo una opinión formada al respecto y no quiero entrar en polémicas de sobre su uso, solo quería ilustrar disfrutando del vértigo del dibujo sin ‘control-zeta’. He usado una técnica mixta combinando rotuladores, lápices de color, acuarelas y acrílicos. Buscaba que al final de todo este proceso hubiera unos originales que poder exponer. Al final sí que he hecho retoques con Photoshop limpiando las imágenes, corrigiendo algún error que otro”.

Cuéntanos un poco más sobre el trabajo de elaboración de este libro. “Una vez que tenía clara la historia en mi cabeza la escribí dividiendo el texto en dobles páginas -afirma Edu Flores-. Luego hice el desarrollo de personajes y el storyboard en pequeño formato en un cuaderno. La siguiente fase consistió en desarrollar los bocetos del cuaderno al mismo tamaño que iba a tener el libro. Esto me permitió dibujar con mayor detalle a los personajes para favorecer la fluidez de los diálogos y el sentido narrativo de la historia. Por último, vino la fase del arte final. Probé con diferentes técnicas hasta que me decidí pos usar las mismas que había empleado en la fase de bocetos sumando la acuarela y el acrílico. Opté por no colorear los fondos y usar el color blanco del papel para que todo tuviera un sentido homogéneo”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Me lo he pasado tan bien y he disfrutado tanto ilustrando este libro que ya estoy inmerso en un nuevo proyecto en el que estoy utilizando el mismo proceso. También tiene que ver con el humor, aunque desde otro punto de vista. No puedo contar más. Lo siento, soy un poco tiquismiquis”.
Álbum Ilustrado
Nuria Gallardo cose y teje ‘El camino del río’

Acompaña al río en su fascinante viaje desde las altas montañas hasta el inmenso mar. Un camino repleto de valles frondosos, peces traviesos y ranas cantarinas. ‘El camino del río’ es un libro álbum realizado íntegramente con punto de cruz y collage textil por Nuria Gallardo. Editado por Tres Tigres Tristes, hablamos de este libro con su autora.

¿Cómo nace este proyecto? “Pues nace de una ilustración. Me puse a dibujar varios animales, cuando no tengo inspiración me pongo a dibujar. Y la nutria, que es uno de los personajes del cuento, es la primera que apareció. Vi esa nutria desde arriba, en el agua, y ahí ya me imaginé el río. Y el río me llevó a su historia. Así que, nace de ese personaje?.

¿Qué van a encontrar los lectores en ese camino del río? “Pues ese camino parte de la montaña y les va a llevar por diferentes encuentros, personajes, obstáculos, curvas imposibles, y acaba llegando donde todos sabemos que acaba el río, que es en el mar, pero durante el camino pasan cosas”, afirma Nuria Gallardo.
¿Qué es lo que querías transmitir con este proyecto? “Es un proyecto en el que tampoco tengo un fin de transmitir, pero creo que sí que van surgiendo cosas durante ese camino. Yo empecé también un camino personal, digamos, y ese caminar creo que siempre te trae cosas. Entonces lo llevé, digamos, al río. Y sí que puedes hacer como un paralelismo, digamos, a la vida, al propio camino de la vida”.

Si hablamos de las ilustraciones, ¿qué dirías tú que tienen de característico tus ilustraciones para este proyecto? “Yo ilustro con telas, hago collage textil. Entonces, en este proyecto además incorporé el bordado, el punto de cruz, que es así como algo que no había utilizado nunca. Creo que le da otro carácter, la tela, ese material, que es el de bordar, el de tejer, el de contar cosas con lo que es el textil -continúa Nuria Gallardo-. Viene muy de atrás, ¿no? Y creo que yo lo llevo en la sangre un poco desde chiquitita, que aprendí con mi abuela a coser, a tejer, y siempre me ha gustado mucho utilizarlo para contar historias”.
Tanto por la historia como por esas técnicas que has utilizado, ¿cómo ha sido ese proceso de elaboración? “Llevó años, desde que nació esa primera nutria en un boceto, llevo tres años. Además, yo primero me imagino las imágenes, y luego me ocupo del texto. Al final soy ilustradora antes que escritora. Entonces, de ahí nacieron un montón de personajes, dibujé primero el río, seguido de todo ese circuito que va haciendo, y de ahí ya el río como que me fue llevando a la historia del texto”.


“Entonces, bueno, el proceso ha sido muy largo, porque luego han ido surgiendo cosas. El camino del río no solo pasa por el día, pasa el atardecer, pasa la noche. Entonces, todo ese transcurrir llevó mucho tiempo”, asegura Nuria Gallardo.
Y luego el formato también es singular… “Sí, eso es. El formato textil, además, que luego son ilustraciones muy grandes, y luego el libro tiene un formato muy bonito, que es en vertical, se abre en vertical, para ver ese río que va fluyendo hacia abajo. Esa era un poco la idea, el transcurrir de ese río y el acompañarlo”.

¿Algún proyecto nuevo? ¿En qué estás trabajando ahora? “Tengo proyectos, estamos moviéndolos, todavía no hay nada, digamos, firmado ni claro, pero sí que tengo proyectos como ilustradora, con otras autoras. Centrada ahora en este que acaba de salir y promocionándolo y que se dé a conocer”.
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