El bosque es nuestra casa’ nos abre la puerta a conocer los bosques, su funcionamiento y sus ciclos naturales con un enfoque científico y ecológico. Pero también a entender nuestra relación pasada con ellos y la importancia que tienen en nuestro día a día -nos cuenta la editorial, A buen paso-. Este libro es, ahora más que nunca, necesario para entender que necesitamos tener un futuro junto a los bosques y qué podemos hacer para que nos sigan cuidando y dando tanto sin ponerlos en peligro. En este libro –escrito e ilustrado por dos ingenieras de montes–, cada detalle, cada hoja, cada árbol dibujado tiene una función específica. Las autoras (Sara Fernández y Sonia Roig) indican algunas, pero otras no son nada más que pistas para que el lector atento emprenda su propia labor de investigación y descubrimiento. Nosotros hemos hablado un poquito más con Sara sobre su trabajo en este libro.

Sara Fernández

¿Cómo nace este proyecto?  Sara Fernández: “El germen de ‘El bosque es nuestra casa’ nace hace diez años. A raíz de los talleres de ciencia y bosques que de vez en cuando hacía en colegios me di cuenta de cómo las niñas y niños, incluso muy pequeños, son capaces de deducir cosas muy complicadas si se les plantean las preguntas adecuadas, de lo orgullosos que se sienten cuando lo consiguen por sí mismos, de cómo se fijan en los detalles y los conectan con aspectos generales y con su día a día… Les interesaba muchísimo lo que les contaba sobre los bosques. Y algunas de las cosas que íbamos viendo eran también un descubrimiento para los profesores. Recuerdo perfectamente la cara de uno de ellos: «¿En serio los árboles tropicales no tienen anillos?». 

“Cuando tras varios años trabajando como ingeniera de montes decidí “reformarme” como ilustradora y escritora sabía que en algún momento haría coincidir mis dos pasiones: los libros y los bosques. Pero claro, ya había muchos libros muy buenos sobre bosques. Así que le di bastantes vueltas para ver qué podía ofrecer yo de diferente y que valiera la pena. Finalmente a principios de 2019 pensé que quizás (sólo quizás) había encontrado cómo se podría enfocar, lo comenté con Sonia Roig, una amiga que es profesora en la UPM, le planteamos el proyecto a Milrazones y nos pusimos al lío. Este libro nos ha exigido muchísimo esfuerzo y, seguramente por eso, también mucho reposo durante las primeras fases, así que por el camino se metieron otros libros que nacieron antes, aunque el trabajo de El bosque es nuestra casa seguía adelante. Durante el confinamiento este bosque fue, literalmente, mi refugio y a partir de ese momento empezó un intenso trabajo de 9 meses. Cuando ya lo teníamos todo muy armado, Milrazones buscó la colaboración de A buen paso, y allí fue donde, tras otros 9 meses de embarazo más, ha visto la luz este libro”. 

Sara Fernández

¿Qué se encontrarán los lectores en sus páginas? “El bosque es nuestra casa es un libro en el que hay muchísima información sobre los bosques y los árboles, su ecología, su funcionamiento, su variedad, etc. Pero también sobre nuestra relación con ellos -nos cuenta Sara Fernández-. Hablamos del pasado, del presente, de nuestro impacto, de cómo los cuidamos, de incendios forestales… Sin embargo, y esto es una de las cosas que más nos ha costado, hemos intentado que esa información se entendiera sin darla demasiado masticada. Queríamos que nuestros lectores se pusieran “en modo científico” a observar, leer indicios (los paisajes y la madera también se leen y nos cuentan muchísimas cosas), conectar información que está dispersa en diferentes páginas o no es evidente y deducir por sí mismos a partir de preguntas que hacemos pero no respondemos directamente. Buscar ese equilibrio entre lo que contamos, lo que callamos y que se nos entendiera ha sido muy complicado”.

¿Cómo fue el trabajo de documentación / investigación para este libro? “En realidad para este libro hemos tenido que hacer un trabajo de “desdocumentación”. Creo que es generalizado que cuando sabes de un tema, todo te parece interesantísimo e importantísimo, y te cuesta mucho decidir de qué prescindir. Sonia y yo tenemos bastante experiencia como ingenieras de montes, en aspectos muy diversos, además. Ella lleva muchísimos años investigando en ganadería extensiva, ecosistemas de pastos, dehesas, cambio climático… y también es profesora de repoblaciones en la UPM. Yo he trabajado en etnobotánica (una rama muy bonita que mezcla botánica y antropología), en desarrollo rural, en gestión forestal sostenible, evaluando proyectos de impacto ambiental desde la administración, como técnico de apoyo en incendios, en un centro de investigación de agua y también dando talleres sobre bosques en colegios -afirma Sara Fernández-. Y claro, hay un montón de temas, de curiosidades, de anécdotas de las que queríamos hablar. El problema es que no todo puede caber en un libro informativo. Y, además, entorpece. Y, además, sería un auténtico ladrillo. Así que elegir qué contábamos y cómo lo hacíamos fue, definitivamente, lo que más nos costó”. 

“Aun así, es verdad que también hemos tenido que pegarle un repaso considerable a algunas materias que teníamos más olvidadas (y ha sido un gusto volver a ellas) y buscar información de temas de los que no sabíamos tanto. Para ello hemos pedido ayuda a amigos que son grandes expertos en algunos temas y ha sido un lujo poder consultar el trabajo de grandes investigadores y divulgadores que de forma tan generosa comparten sus conocimientos”.

¿Cómo fue el trabajo con Sonia Roig? “Sonia y yo somos amigas desde hace mucho tiempo y trabajar con ella ha sido muy cómodo. Además, El bosque es nuestra casa tiene una fuerte componente vocacional, el bosque es muy importante en nuestras vidas y creo que sin ese sentimiento no hubiéramos podido hacer este libro en la forma en que lo hemos hecho. Lo primero que hicimos fue elaborar una lista (infinita) de aspectos relacionados con los bosques que queríamos tratar (por supuesto, “todos importantísimos e imprescindibles”) y a partir de ahí, todo lo demás. O sea, rendirnos a la evidencia. O sea, que no cabe. ¿Y si lo apretamos un poquito? Tampoco. Vamos, que ni siquiera sentándonos las dos juntas a la vez encima éramos capaces de cerrar esa maleta. Y a partir de ahí empezó el trabajo de decidir con qué nos quedábamos y con qué no, qué iba en texto y qué con imágenes, cómo organizábamos toda la información, cómo conseguir que cada capítulo fuera independiente pero que a la vez estuviera conectado con los demás (igual que todo está conectado en un bosque)”. 

“El trabajo de edición ha sido fundamental, y este libro es como es gracias también a nuestros editores Jesús Ortiz y Arianna Squilloni y al diseñador Miquel Puig que han tenido una paciencia infinita con nosotras”, asegura Sara Fernández.

¿Dónde está ese bosque que es tu casa? “Yo tengo la suerte de vivir a escasos metros de un bosque. Así que el bosque está muy presente en mi día a día. Pero realmente esto nos sucede a todos, aunque vivamos en una ciudad. Todos tenemos un bosque que nos cuida. Si podemos beber agua es porque hay un bosque que está protegiendo la cuenca del río en su parte más alta. Si podemos tener alimentos es porque hay bosques en la montaña o alrededor de los cultivos que protegen ese suelo fértil. Si podemos vivir en casas es porque los bosques nos han proporcionado la madera para hacer los encofrados de la cimentación y de las estructuras, y nuestros muebles. Incluso si podemos ir al W.C. teniendo la seguridad de que al terminar nos envolverá “una sensación de suavidad” como dice el anuncio (por cierto, el confinamiento nos dejó claro que el papel higiénico es un bien preciadísimo en nuestra sociedad) es porque los bosques también nos lo proporcionan. Aparte, claro está, de que podamos ir a pasear y disfrutar en ellos y de un montón de cosas más que aparecen en nuestro libro”. 

“Los bosques son ecosistemas maravillosos, conocer cómo funcionan, las relaciones ecológicas que tienen lugar, todo lo que sucede en un bosque al margen de nosotros es impresionante. Pero nuestra realidad es que nosotros no podemos vivir al margen de ellos. Llevamos viviendo gracias a los bosques desde hace miles de años, nuestra existencia tal y como la concebimos no sería posible sin los bosques. Como recogemos en El bosque es nuestra casa, todos somos “bosquedependientes” -afirma Sara Fernández-. Por eso es tan importante gestionarlos de forma sostenible, intentar por todos los medios prevenir los grandes incendios que son una de las mayores amenazas a las que nos enfrentamos. Realmente, a una “escala de naturaleza”, los bosques no nos necesitan. Mañana podrían desaparecer miles de hectáreas por un incendio bestial y, sin embargo, al cabo de unos 200 ó 1.000 años volver a ser un bosque. Pero nosotros no nos lo podemos permitir, nuestra supervivencia como especie depende de que sigan ahí en el corto plazo. Por eso hay que seguir cuidando de los bosques para que ellos nos puedan seguir cuidando”.

Sara Fernández

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este proyecto? ¿Qué hay de diferente respecto a otros libros? “Las ilustraciones de este libro tienen una gran carga de información científico-técnica, creo que esa es la diferencia fundamental con otros proyectos que he hecho anteriormente -continúa Sara Fernández-. En El bosque es nuestra casa, no hay nada que esté dibujado que no sea “cierto”, no hay nada puesto al azar (¡y hay muchísimas cosas!, ¿eh?) y, aunque yo utilice un estilo algo naïf, todos los elementos, animales, plantas, hongos (en total aparecen más de 180 especies), tienen el aspecto que les corresponde en la realidad. Y además, “están donde tienen que estar y comen lo que tienen que comer”: por ejemplo, si hay níscalos es porque hay un pino cerca, el ruiseñor que aparece está posado en una zarza y, sí, los erizos también comen víboras. En algunos casos me he servido de un estilo más realista para imitar las láminas de los libros de botánica. Sin embargo, para facilitar los conceptos más abstractos, como la fotosíntesis o los procesos físico-químicos en la erosión de las rocas sí he utilizado metáforas o comparaciones visuales y ahí sí que me he tomado licencias… por ejemplo, no es real una gota de agua vaya por la vida con un pico, una probeta o una retroexcavadora”. 

¿Con qué técnicas trabajaste? “Todas las ilustraciones están hechas a mano y para ello utilicé rotuladores de alcohol para hacer las masas de color y luego lápices de colores para definir, matizar, aportar texturas y detalles. También hay detalles que imitan a ilustración científica en lo que utilicé lápices de grafito”. 

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Un gran divulgador al que admiro mucho me ha propuesto una colaboración preciosa. También tengo ganas de sacar del cajón un par de proyectos y comprobar si ya han reposado lo suficiente como para poder volver a ellos. Además, nos están demandando muchas actividades con El bosque es nuestra casa, así que ahora mismo Sonia y yo estamos diseñando nuevos talleres temáticos, para poder ofrecérselos a colegios, bibliotecas, etc”.