Martín tiene una imaginación desbordante que a veces le juega malas pasadas. Se imagina que ocurrirán cosas catastróficas y, de lo mucho que se preocupa, tirita como un flan. ¿Y si explotan todos los globos en la fiesta? ¿Y si se pierde en la excursión con su clase? Pero entonces su madre decide darle la vuelta a sus miedos… ¿Y si lo mejor está por llegar? Así nos presenta la editorial Flamboyant este álbum ilustrado, ‘¿Y si me come una ballena?’, un trabajo de Susanna Isern y Rocío Bonilla, del que hemos charlado con ésta última. Con Rocío hemos compartido unos minutos y estas son algunas de las cosas que nos ha contado.
¿Cómo surge este nuevo libro? Rocío Bonilla: “Todo parte del texto de Susanna. Yo desde hace unos años publico dos libros al año. En el primer semestre publico un libro mío como autora, en el que hago yo el texto y las imágenes, con Brumera-Algar, que es mi editorial madre. Y en el segundo semestre publico un libro como ilustradora. Y desde hace unos años empecé a trabajar con Flamboyant, y la primera entrevista que tuve con la editora de Flamboyant me dijo: “¿con quién quieres trabajar?” Dije: “Con Susanna Isern”. Entonces la llamó, mandó unos textos, y de esos textos surgió, por ejemplo, ‘El gran libro de los Superpoderes’ y ‘Esto no es una selva’. Y entonces yo creo que fue como amor mutuo, ya no a dos, sino a tres con la editora, y desde hace como tres años, los únicos textos que ilustro son los de Susanna”.
“Yo trabajo con Susanna, porque a mí con Susanna me ocurre una cosa que es muy raro que te ocurra como ilustradora. Y es que yo la primera vez que leo su texto, me viene el libro a la cabeza. Y esto que parece normal, es muy raro, encontrar un texto que te inspire de esa forma. Me encantan las ideas que tiene, me encanta esa cabeza prodigiosa que tiene, y la forma tan inteligente que tiene de conducir y de verbalizar esas ideas tan intensas y tan profundas. Porque al final los temas son muy potentes. Pero hacerlo en una fachada de historia divertida para que los niños se lo pasen bien un rato. Sin embargo, ahí detrás tienes un montón de cosas sobre las que pensar, de las que ver… Entonces para mí esa es un poco la magia que tiene Susanna”.
“Y es un criterio que yo comparto, porque yo intento hacer eso también cuando estoy con mis libros -continúa Rocío Bonilla-. No intento moralizar a nadie, decir a nadie lo que tiene que hacer, ni hablar de lo que es importante y lo que no. Simplemente explicar una historia divertida, entretenida, con mucho humor, para poder hablar de algún tema que para mí es importante”.
¿Cómo es ese trabajo con Susanna a la hora de trabajar el libro? “A nivel de producción del libro, la verdad que es una maravilla trabajar con ella. Es una autora muy generosa. Es de esas personas que te lanza el texto y te dice haz lo que quieras con él. Mueve lo que quieras, cambia lo que quieras… Eso está muy bien, porque yo hago un primer volcado de imágenes que me sugiere, se lo vuelvo a pasar a ella, a ella le sugiere cosas nuevas, y así vamos haciendo crecer juntas el libro. Entonces para mí hay una gran diferencia entre ilustrar el texto de alguien, o hacer un libro a cuatro manos. Que para mí esto revierte absolutamente en el resultado final. Y eso es lo que ocurre cuando trabajamos con Susanna”.
¿Qué se van a encontrar los lectores en sus páginas? “Es una historia súper divertida, llena de fantasía sobre todo, yo creo -confiesa Rocío Bonilla-. En el momento en el que leí el texto pensé, es un texto que es un regalazo para cualquier ilustrador, porque cada página es un mundo, un universo, una historia, no tiene nada que ver con el anterior. Coger un texto así y decir, que se te puede ir la olla con cualquier ilustración, dibujar lo que tú quieras, lo que te apetece en ese momento, con los colores que quieras, y entonces lo que van a encontrar, cuando abran el libro, en primer lugar es eso, ¿no? A nivel plástico, es una bomba de plasticidad, de color, de fantasía… Pero luego encontrarán una historia muy divertida, muy disparatada, es de esas historias que va in crescendo, que la locura cada vez es mayor, y lo que encontrarán en segundo término, detrás, es un tema muy interesante a tratar, a reflexionar, y a pensar sobre él, no solo a nivel infantil, sino a nivel de adulto, el miedo a hacer, esa retención a hacer cosas por miedo a que pase algo”.
“El otro día escuchaba a una psicóloga que decía que alrededor del 90% de nuestros pensamientos que anticipamos, son cosas que nunca nos van a pasar en la vida -cuenta Rocío Bonilla-. Es decir, estamos anticipando el 90% de nuestros pensamientos de futuro que nunca van a pasar, pero que ya nos están impactando a nivel emocional, y nos están provocando una serie de emociones y, habitualmente, no buenas. Entonces me parece un tema súper interesante, cómo hablar de este miedo. Y cómo su madre, la madre de Martín, que es el protagonista, le da la vuelta, porque parece que está evitando que le pasen cosas buenas al final, o malas, pero es que de las malas también aprendemos”.
¿Qué importancia tiene el humor en este trabajo y en el resto de tu producción? “Yo creo que es básico el humor. En mi bagaje lector, desde muy pequeña, siempre ha tenido un gran peso el cómic. Cómic de todo tipo, desde Conan el bárbaro, Asterix o Candy Candy. De lo más pimpi a lo más salvaje. Pero también Mortadelo y Filemón, Súper López, entonces a mí el cómic y la animación… Yo cuando estoy impartiendo algún curso, lo primero que le digo a mis alumnos es que se vean el Correcaminos. El Coyote es el mayor maestro que hay de la expresividad en el mundo. Moviendo una ceja. Es que te lo dice todo simplemente moviendo una ceja. Yo vengo de ahí. Entonces este mundo de la expresividad, y el humor que acompaña a todos estos medios, es lo que me ha nutrido a mí como autora. Y luego hay una observación -asegura Rocío Bonilla-, que es que con humor yo creo que puedes hablar de todo. Entonces yo creo que el humor es una gran puerta de comunicación con el mundo infantil, con todo el mundo. Pero en el caso del álbum ilustrado, creo que es una puerta tremenda de comunicación con los niños”.
Cuéntanos algo sobre las ilustraciones para este libro. “Este libro la ilustración la he trabajado de la misma forma que hago siempre. Papel, lápiz, acuarela, y luego el lápiz de color por encima. Sí que es verdad que en esta ilustración, como yo tenía tanta libertad para poder trabajar en los marcos espaciales y temporales que fueran, sí que me lo he planteado un poquito como el libro “La montaña de libros más alta del mundo”, que es un libro en el que sí tiene mucha importancia la narración, pero también la plasticidad de la ilustración”.
“Entonces he querido jugar muchísimo con los colores, mucho con las luces, con las sombras, y sobre todo plantearme retos. Lo fue la ilustración de los piratas, porque para mí trabajar las oscuridades con acuarela, técnicamente es súper complicado. Entonces este libro para mí, a nivel técnico, ha supuesto un gran reto. Me he planteado ir más allá a nivel cromático y a nivel de luz”.
“Y luego, pues qué te voy a contar, yo tengo mis tics, como cualquier otro ilustrador, y bueno a mí me gusta mucho trabajar con la intertextualidad, vemos a Pinocho, vemos mis referencias como siempre a Star Wars…”.
“Al final los ilustradores dejamos en cada libro un trocito nuestro. Un trocito de lo que somos, de nuestro bagaje, y de nuestro momento personal en el momento en el que lo estamos ilustrando”, afirma Rocío Bonilla.
¿Lo próximo que veremos de Rocío? “Ahora lo que estoy preparando es mi nuevo álbum que saldrá en febrero o marzo, y es una nueva historia de Minimoni, pero en un formato distinto, vertical, bastante grande, y en eso estamos trabajando. El tema no te lo voy a decir. Es un nuevo Minimoni muy divertido”, concluye Rocío Bonilla.