Abuela y nieto van a pasar un día juntos. Desde que sale el sol hasta que anochece, cocinarán, montarán en bici, disfrutarán de los placeres del campo y hasta tendrán tiempo para hacer alguna trastada. ”Doy gracias por lo mucho que tengo”. Así comienza este libro que es tan sencillo como hermoso y sorprendente. Y con todas estas palabras nos presenta la editorial Degomagom ‘Lo mucho que tengo’, un precioso libro de Maite Gurrutxaga y Mikel Gurrutxaga. Con Maite hemos charlado un poquito más sobre este trabajo.
¿Cómo nace este proyecto? Maite Gurrutxaga: “Mikel me regaló este cuento en 2020, un momento en el que estaba moviéndome de espacio, encontrando un poco mi lugar. Me gustó mucho el texto, y sabía que quería trabajar en él, pero siempre me gusta dejar espacio entre la lectura y el ponerme a dibujar para poder dejar que las cosas se posen y fermenten. Dejé ese tiempo para que la idea madurara, encontrara el hilo, los personajes y los paisajes… y el año pasado, después de dos años de recibir el texto, lo ilustré. A ese proceso de maduración a menudo no puedo darle tanto tiempo, pero en este caso al poder hacerlo así, cuando me puse a trabajar las ilustraciones, estas salieron en poco tiempo y ya trabajadas en algún punto. Una vez lo teníamos, Mikel tradujo el texto del euskera al castellano, para poder enviarlo al I Premio Miguel Calatayud Villa de Aspe, y el proyecto ganó el premio. Siempre nos sorprende que algo hecho en casa, desarrollado con el café de después de la comida familiar, llegue a estos lugares”.
¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Cuenta el día de un niño y su abuela, que preparan la comida y se van a hacer un picnic al campo. La narración, o más bien nuestra forma de leer, generalmente nos llevará a leer las imágenes de cierta manera, pero al final el lector se llevará una pequeña sorpresa, ¡o eso es lo que buscamos! Siempre he pensado que si un libro te puede hacer sonreír, ese libro está bien. Me encantaría que sucediera así con este”.
¿Cómo ha sido trabajar con tu hermano en este libro? “Mikel y yo siempre estamos hablando de posibles proyectos, cuentos, textos, ideas -nos cuenta Maite Gurrutxaga-. Anteriormente trabajamos en algún álbum juntos, como por ejemplo ‘Leo, sabanako errege’, que es un álbum ilustrado que habla de un gato que se cree muy león y por lo tanto el rey de su casa, hasta que un bebé entra en escena, y esto lo trastoca todo. Le tengo mucho cariño a ese libro. Trabajamos con mucho tiempo, revisando el cuento a menudo, intentando solucionar problemas. Lo que más buscamos es que texto e imagen se complementen bien, y que uno deje espacio al otro. Hablamos mucho en el proceso, y a menudo desarrollamos las dos cosas a la vez. Si la imagen pide que el texto cuente menos, se acorta la frase, o si el texto debe decir algo y que la imagen deje ese espacio, también dejamos que así sea. Por lo menos es lo que intentamos siempre, e incidimos en ello. La verdad es que ser hermanos facilita todas estas conversaciones previas y del proceso del libro”.
¿Qué diríais que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “No lo sé, he buscado utilizar los recursos y la posibilidad de juego que tanto me interesan del álbum ilustrado, mi ejercicio se ha enfocado sobre todo en eso, en hacer una narración interesante y que jugara con el texto, pero eso es algo que intento que siempre suceda -asegura Maite Gurrutxaga-. Quizá es curioso el tamaño del libro, porque es algo que nos sucede a Mikel y a mí cuando trabajamos en algo, y es que como hacemos las cosas en casa y en pequeñito, luego nos salen libros pequeños en tamaño y formato”.
¿Con qué técnicas trabajaste? “Témperas. Me gustan las técnicas manuales, porque me manejo mejor con ellas, pero sobre todo porque disfruto mucho más utilizándolas. Antes utilizaba las acuarelas, pero poco a poco empecé buscando más opacidad y colores más vivos, y finalmente llegué a las témperas de nuevo. Es una técnica a veces un poco compleja, porque reacciona al agua aunque está seca, y por ello se siente siempre viva, pero eso me gusta mucho, aunque este hecho conlleve ciertas dificultades”.
Háblanos un poco del uso del color en este libro. El amarillo se nos queda en la memoria… “Quería que tuviese unos colores vivos. Intento que los colores que utilizo en cada libro sean narrativos, que acompañen lo mejor posible a aquello que se esté contanto y ayuden a desarrollar el clima. Sentía que necesitaba unos colores vibrantes, de un día de verano que invite a salir al campo, y a observar”, afirma Maite Gurrutxaga.
¿Qué ha supuesto el Premio de Álbum Ilustrado Miguel Calatayud? “Trabajar en casa, algo solitariamente, a menudo me crea dudas de si lo que estoy haciendo lo estoy haciendo bien, o si me estoy desviando de los posibles lectores, si estoy haciendo algo que les pueda interesar… Ganar estos premios te dan un empujón, sobre todo para seguir trabajando, y para ver que tu trabajo ha gustado y han querido premiarlo. Hace mucha ilusión, y dan fuerzas para seguir trabajando. Y también está el dinero para poder seguir haciéndolo, es importante, necesitamos profesionalizarnos, trabajar como profesionales. El premio también ha significado la publicación del libro por la editorial Degomagom, con los que hemos trabajado en el proceso del libro. Ha sido un placer trabajar con Lorena y Octavio, y han cuidado mucho la edición, cosa que también nos alegra”.
¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Ahora estoy trabajando en un libro sobre Bandidos para Mosquito Books que estoy disfrutando mucho haciendo, y que saldrá el año que viene. También tengo proyectos de álbum en los que quiero trabajar, siempre tengo proyectos así rondando en la cabeza”.