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Entrevistas

Concha Pasamar ilustra los poemas de ‘Fleco de nube’

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Obra poética repleta de musicalidad que ensalza la belleza de las cosas pequeñas e invita al disfrute de los sentidos. Así describe Kalandraka ‘Fleco de nube’, el poemario de Fabiana Margolis ganador del Premio de Poesía para Niñas y Niños Ciudad de Orihuela que ilustra Concha Pasamar. Con ella charlamos sobre este precioso libro, y esto es lo que nos cuenta.

Concha Pasamar

“Recuerdo que, al darse a conocer la obra ganadora del Premio de Poesía Ciudad de Orihuela, pensé que sería un libro que me iba a gustar. La noticia, de finales de octubre de 2022, contenía esta apreciación: “Fleco de nube es un poemario que ensalza la belleza de las cosas pequeñas desde una mirada infantil. Repleto de musicalidad y lirismo, sus imágenes invitan al disfrute de los sentidos y a una observación serena de la naturaleza”. Una descripción así era muy acorde con mis intereses y con los temas que yo misma había abordado, por ejemplo, en Tiempo de otoño (bookolia)”. 

“En noviembre Kalandraka se puso en contacto conmigo para proponerme ilustrar este poemario, pensando que podría encajar conmigo -continúa Concha Pasamar-. Recuerdo también que junto a la ilusión del encargo me acechó el temor de no poder acometerlo por el estrecho plazo. Pero tras haber hablado con Manuela Rodríguez y haber leído el texto, me pareció que las vacaciones de Navidad me proporcionarían un tiempo de concentración en este proyecto cuya lectura me había encantado”.

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Creo que no puedo añadir mucho más a la respuesta anterior, porque, efectivamente, el libro es un canto lírico y ligero a la belleza y el misterio de aquello que nos rodea a lo largo del año. He intentado acompañar los textos también de una manera sutil, sin buscar representar las imágenes que suscitan los poemas, para interferir mínimamente en su lectura”.

Concha Pasamar

¿Qué te parecieron los poemas de Fabiana la primera vez que los leíste? “Como decía, sentí que conectaban con mi manera de mirar el mundo, no solo ahora, sino especialmente con mi mirada infantil sobre la naturaleza, que creo que sigue viva en mí -nos cuenta Concha Pasamar-. Son poemas que hablan en primera persona de ese encuentro con lo cotidiano: el árbol “que vive cerca de la escuela”, el ciempiés, la nube, el viento, la arena, la lagartija… El tiempo presente que se emplea acerca al lector al momento de la experiencia: habla de la confluencia que sucede a cada momento entre el sujeto y el mundo, con palabras sencillas, en plena consonancia con el contenido”.

¿Con cuál te quedas? “No sabría decirlo: son todos bellos y encierran en su mayoría, además del momento de la contemplación, el mundo paralelo que se suscita en la imaginación del o la protagonista: creo que esa capacidad de vivir al mismo tiempo la realidad y lo recreado es muy propia de la infancia o, al menos, yo reconozco a la niña que fui en ese desdoble simultáneo”. 

Concha Pasamar

Igual ya te lo he preguntado en alguna ocasión pero, ¿cómo es ilustrar este tipo de textos con respecto a un álbum ilustrado? “Como siempre que ilustro textos de otras personas, intento hacerlos míos, prestar atención a lo que despiertan particularmente en mí -afirma Concha Pasamar-. Sin embargo, hay diferencias, desde luego: aunque hay una búsqueda de elementos que otorguen unidad formal a las imágenes, suele darse una mayor libertad en la poesía en la medida en que, salvo que haya un hilo narrativo, con frecuencia se puede prescindir de mantener unos personajes. En este caso se podría haber dado esa unidad, puesto que hay un recorrido a través de todo el año, pero preferí, puesto que el poemario lo hacía posible, dibujar distintos protagonistas de esos pequeños momentos, para transformar ese “yo” de cada poema en un “nosotros”. Por otro lado, hay distintos modos de abordar la ilustración de poesía: se pueden representar literalmente una o más figuras retóricas, se puede ofrecer una imagen que amplíe o restrinja lo que el poema propone o sugiere, se puede tirar de un hilo personal que evoque el texto y realizar una ilustración “en paralelo”… Nunca hay una manera única ni mejor”.

¿Qué diríais que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “En este caso, como decía, elegí no interferir en las imágenes a las que los poemas apuntan y preferí dejar que las palabras surtieran su propio efecto en los lectores: por ejemplo, si la niña subida al ombú se siente capitana o astronauta -experimenta la emoción de la aventura que proporciona la altura, la envergadura el árbol-, me pareció oportuno respetar que cada imagen concreta se dibujase a su modo en la mente de cada lector: pirata, capitana con tricornio o con gorra, actual o libresca… La concreción, si la hay, depende de cada experiencia vital, de nuestros referentes personales”, asegura Concha Pasamar.

“¿Cómo ilustrar, entonces? Tomé la decisión de ser “literal” en el sentido de representar cada encuentro: el personaje con lo observado o vivido, y elegí expresar la maravilla o lo extraordinario de ese encuentro mediante la mancha de color. Realmente, no sé qué hay de diferente con respecto de otros trabajos: tal vez exista una diferencia de grado, en el sentido de que me he permitido -me han permitido también- un grado máximo de espontaneidad: en la mancha, en el dibujo, en el color… Una vez acordada que esa sería la línea, mi sensación ha sido de ligereza máxima, como cuando me permito dibujar en el cuaderno sin ninguna presión. Y creo que es una ligereza acorde con el contenido del libro”.

Concha Pasamar

¿Con qué técnicas trabajaste? “Bueno, yo suelo decir que, aparte del estarcido, tengo tres técnicas básicas: zaszás (técnica húmeda suelta), racarraca (lápiz o técnica seca, normalmente también suelto, porque tengo un trazo natural quebrado) y racazás (una mezcla de las anteriores). Yo diría que aquí hay sobre todo racazás, pero voy a intentar concretar, jeje”.

“Hice fondos de acrílico blanco y utilicé tinta para dibujar; sobre el dibujo uso pincel con agua para crear sombras y volumen. El acrílico de la base crea un efecto algo diferente, porque se diluye también un poco. Por otro lado, en las manchas de color empleé acuarela y pinturas secas (lápiz de color, pastel o tiza) y monté luego ambas capas con Photoshop. El resto del color lo añadí digitalmente, en principio, pensando en probar y pintar después manualmente, pero al final se decidió en el proceso de edición pulir un poco las pruebas y mantener así también parte de la espontaneidad que transmite el dibujo”.

Háblanos un poco del proceso de elaboración de este libro. “Bueno, aunque finalmente me decidiera por una manera de hacer que siento muy mía, la responsabilidad del encargo -un premio Orihuela no es cualquier cosa- me había llevado previamente a probar otros materiales y otras técnicas, pero no terminaban de satisfacerme, así que, tras varios intentos, decidí hacer caso a la sugerencia de Manuela, porque en la editorial les habían gustado unas ilustraciones que mostraba en mi web en las que, sobre otro tipo de papel, había usado algo parecido -ya he dicho que aguar los dibujos a tinta es algo que hago a menudo, por ejemplo, en cuadernos de viaje, o dibujo de músicos en vivo-. Lo cierto es que, frente a esta manera de hacer tan mía, encontré las pruebas previas forzadas, menos ligeras, y ligereza es lo que el texto me sugería. Creo que en Kalandraka también lo habían visto así, sabiamente, y tras contrastarlo con Manuela y con Fabiana Margolis, la autora, me sentí muy cómoda en el desarrollo del libro, que disfruté mucho”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Afortunadamente, siempre tengo proyectos en marcha en distintas fases, algunos solamente en la cabeza, en embrión. Acabo de entregar a Bookolia las ilustraciones de un libro propio, que en realidad ya había escrito hacía un par de años: surgió de un ejercicio de uno de los cursos de Marián Lario que terminó derivando en un álbum. Lo he podido dibujar tras la entrega de Fleco de nube y lo he disfrutado mucho. Tengo también comenzada hace tiempo una versión de un clásico. Por otra parte, parece que habrá una nueva ocasión de colaborar con Kalandraka, con quien ha sido un placer trabajar en este libro. Otros proyectos o propuestas irán, si el tiempo me lo permite, encontrando sus momentos poco a poco…”.

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Álbum Ilustrado

Elena Val y la espera de ‘El hijo del astronauta’

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Elena Val

El hijo del astronauta’ hace tiempo que no ve a su papá: está en una misión espacial. «Cuando papá regrese, habrá una gran fiesta. La gente orbitará a su alrededor para decir: “¡Bienvenido a casa! ¡Bienvenido a casa!”. Solo yo diré casa de verdad». Con estas palabras la editorial Ekaré nos presenta este álbum ilustrado, un trabajo de Elena Val, con la que hemos charlado sobre este proyecto.

¿Cómo nace este proyecto? “Nace de pequeñas ideas que van germinando, se van sumando, solapando, empujando, ¡también boicoteando! Hasta que, por suerte, todo encaja. Una de ellas sería el trasfondo de la figura del héroe -nos cuenta Elena Val-. Me refiero a lo que hay detrás de ese momento de valentía en el que el héroe (ficticio o real) lleva a cabo su cometido, el acto heroico en sí, en el que es capaz de sacrificarse por los demás. Y como que suele tratarse de unos “demás” genéricos, me pregunté por cómo viven esa heroicidad sus seres queridos, que inevitablemente quedan relegados por debajo del rango de prioridades y responsabilidades del héroe”.

Elena Val

“Eso por un lado. Otras ideas surgen de todo un background personal. Un chup-chup de fondo que se fue cocinando entre tantos amigos y conocidos hijos de padres ausentes de mi generación y que a su vez crecimos alucinando con las noticias sobre alunizajes y la fantasía de los viajes interestelares. Y así un buen día, pum, apareció el astronauta como un heroico profesional y como la figura paterna más alejada del planeta. Y a partir de ahí, un boceto de un sofá flotando en la nada y un niño sentado junto a un traje vacío”.

Elena Val

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Puede haber diferentes interpretaciones, pero en cualquier caso los lectores compartirán la espera larga, entretenida y paciente de un niño que imagina, planea, proyecta, se hace preguntas y sueña despierto, pendiente del regreso de su papá -asegura Elena Val-. El niño vive en esa especie de paréntesis temporal continuo sin ser muy consciente de la soledad que siente, y tampoco de lo bien acompañado que está”.

Elena Val
Elena Val

En ‘Nubes en la cabeza‘ ya abordabas un tema de calado como la demencia. ¿Qué importancia tiene para ti el álbum ilustrado para abordar cualquier tema posible? “Si vemos los libros ilustrados como pequeñas ventanas por las que se asoma el mundo (bajo unas reglas determinadas), me parece lógico que contengan toda una gran variedad de temas propios del pensamiento humano con sus infinitos modos de enfocarlos. Pueden mostrar situaciones más o menos reconocibles o también sorprendentes, muy extrañas o completamente ajenas. Como formato es genial porque, entre otras cosas, la relectura tiene el súper poder de convertir lo extraño en reconocible. Aunque “reconocer” no tiene porqué significar “entender”. 

“A mí, en particular, me parece interesante que la puerta de la interpretación quede entreabierta. De hecho, me gusta mucho pensar en la lectura del álbum ilustrado como un viaje a través del tiempo y el espacio, en el que simplemente nos dejamos seducir por la forma y el contenido tanto de la imagen como del texto. Pienso que hay mucho potencial en todo ese juego, tanto para los lectores como para los autores”, afirma Elena Val.

Elena Val

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Para este libro usé una gama cromática un poco distinta con predominio de colores primarios tradicionales (sobre todo el azul). Además de ser una paleta sencilla típica de los juegos infantiles, son tonos que me recuerdan a los colores corporativos de la carrera espacial (los símbolos, los logos, las banderas, las naves, también el cielo y el sistema solar). Combinados con grises y negros generan un contraste que me encaja con el tono del argumento, con las luces y las sombras del espacio y de alguna manera también con el contraste de conceptos opuestos que se pueden encontrar entre líneas como por ejemplo el héroe y el padre ausente, lo cotidiano y lo excepcional, la fama y la familia, la admiración y la confusión, el pensamiento y la realidad, la celebración y el silencio… También es verdad que en este álbum en concreto, el color destaca en todas las páginas como mancha plana y simplifica bastante las formas si se compara con otras ilustraciones en las que empleo más lápiz o tinta y juego más con gradientes y volúmenes. Pero aunque el resultado pueda parecer algo distinto a trabajos anteriores, siempre me ha gustado alternar las dos cosas”.

Elena Val

¿Con qué técnicas trabajaste? “Gouache y algo de lápiz. Un par de ilustraciones tienen algún ajuste de color o algún retoque de fondo digital. El rojo es acrílico mate”, relata Elena Val.

Cuéntanos un poco más sobre el trabajo de elaboración de este libro. “Igual que en “Nubes en la cabeza”, después de la primera imagen (la del sofá), fueron surgiendo otras ideas encadenadas, sobretodo visuales, que describían el día a día y el contraste social en la vida de un niño con un padre astronauta. Ahí ya tenía claro de qué iba a hablar y también el tono que quería utilizar. Encontrar un orden y un propósito para unir todos los puntos me resultó más difícil».

Elena Val
Elena Val

«Recuerdo investigar mucho sobre la vida en el espacio y encontrarme dándoles vueltas a pensamientos en principio inútiles como “Y en el espacio ¿se sentirá agorafobia o claustrofobia?” En esa fase mis proyectos suelen ser muy caóticos, pero preguntas como ésta son las que después me sirvieron para decidir explicar la historia a través del diálogo interior del protagonista. Me encantó trabajar en equipo con Cecilia Silva-Díaz e Irene Sabino de Ekaré que me hicieron tomar consciencia de mi forma de narrar y me ayudaron a ajustar y pulir el texto. Guardaré muy buen recuerdo del proceso de este libro”.

Elena Val

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Ahora mismo acabo de entregar unas páginas para una revista infantil. Es fantástico investigar y aprender mientras se ilustra. En breve empiezo con un trabajo colaborativo de no ficción. Pero aún está todo muy verde. Por cierto, un color difícil de encontrar este libro”.

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Cómic

Verónica Álvarez nos cuenta su trabajo en ‘Las Hericornias’

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Verónica Álvarez

Cada cien años, el reino de Lemuria envía a su heredera al templo de la diosa Aurora para pedirle protección y formular un deseo. Celeste ni siquiera tenía que haber sido la heredera, pero la débil salud de su hermana impide que ella tome el mando y, ahora, el futuro del reino está sobre sus hombros. ¡Y encima tiene que ir sola hasta el templo! Sabe que el viaje será largo y que estará sembrado de obstáculos, puede que hasta peligros… Aunque, por suerte, podrá contar con las armas de Lemuria y con su unicornia, Sadalbari. Cuando su camino se cruce con el de otras cuatro Hericornias, herederas unicornias de otros reinos, Celeste se dará cuenta de que su glorioso destino no tiene nada de único… Pero, también, de que no tiene que cumplirlo sola.

Con estas palabras la editorial Astronave presentaba la primera entrega de ‘Las Hericornias’, un trabajo de Kid Toussaint y Verónica Álvarez. Con ésta última hemos charlado sobre su trabajo en estos cómics.

Verónica Álvarez

¿Cómo nace este proyecto? ¿Cómo cobraron vida sus personajes? “El proyecto nació en Le Lombard, cuando le ofrecieron a Kid Toussaint hacer una historia sobre unicornios guerreros. Él creó el concepto de las ‘Hericornias‘ basándose en las historias de magical girls y creando y un universo lleno de magia y aventura. Kid y yo nos conocimos unos años antes en Angôuleme y durante ese tiempo había trabajado en la peli de ‘Mi pequeño Pony’, así que cuando surgió esta proyecto teníamos la excusa perfecta para trabajar juntos”, nos cuenta Verónica Álvarez.

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Una historia llena de aventuras llenas de fantasía y humor, un grupo de chicas muy fuertes pero muy distintas entre sí que tendrán que aprender a trabajar juntas en equipo, y sobretodo, ¡un montón de unicornios con poderes únicos!”

Verónica Álvarez

¿Cómo es el trabajo con Kid Toussaint? “Una vez tiene el guión completo de cada libro nos reunimos para resolver dudas y hablar de cómo nos imaginamos ciertos personajes, escenarios, situaciones, estilo… Le mando mi propuesta de story y una vez que vemos que la lectura y el ritmo funcionan me pongo a trabajar en el acabado final en digital. La verdad es que da gusto trabajar con él, y me ha ayudado mucho a la hora de entender cómo se trabaja en el mundo del cómic”, asegura Verónica Álvarez.

¿Cuántos libros de Las Hericornias podemos encontrar en el mercado? “En el mercado franco/belga sale el tercer libro de la serie el 25 de abril, y en España tenemos de momento de la mano de Astronave el 1 y el 2 y próximamente el tercero”.

Verónica Álvarez
Verónica Álvarez

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para estos libros? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Mi estilo es una mezcla de Disney, con algo de manga, con algo de videojuego, con algo de lo que aprendí mientras trabajaba en animación… Un popurrí de todo lo que me gusta y todo lo que visto y leído y jugado durante mi infancia, que creo que pega con la historia y conecta con el público a quien va dirigida -continúa Verónica Álvarez-. En mi caso que he trabajado en más sectores, la diferencia principal con el cómic es el nivel de creatividad que puedes aportar, desde la creación de los personajes, el universo, la narrativa, el color… tienes el control de todo, y eso hace que sea algo muy personal y especial con lo que estoy disfrutando un montón”.

Verónica Álvarez

Verónica Álvarez

¿Con qué técnicas trabajas? “Quitando el story a mano en una libreta, lo demás es digital. Organizo las páginas en clipstudio, pero para el acabado final uso photoshop”.

Danos algunas pinceladas sobre el proceso de elaboración de estos libros. “Una vez me he leído todo el guión, me pongo a trabajar en el story. Ahí básicamente me hago un resumen de una frase de lo que se quiere transmitir en esa página, e intento diseñar toda la página para que la narrativa ayude todo lo posible para transmitir esa idea, dejando más espacio a las viñetas dónde quiero que el lector permanezca más tiempo o en las que quiero destacar más porque sucede algo importante -relata Verónica Álvarez-. Dentro de cada viñeta siempre tengo en cuenta dónde irán colocados los bocadillos y con el espacio que me queda intento elegir el plano que me ayude a situar la acción o a ver más las reacciones de los personajes, o el detalle de aquello que quiera destacar… siempre teniendo en mente el concepto que quiero transmitir en la página”.

Verónica Álvarez

“Después paso a limpio la línea y finalmente con el color, intento trabajar por escenas y que cada escena tenga una paleta de color con la que se pueda identificar rápido lo que está pasando y que además en cada viñeta ayude a poner el foco de atención en las cosas que me interesa resaltar en la página para que la idea llegue clara al lector. Al final es usar cada paso y cada herramienta de las que disponemos como un refuerzo para transmitir ese concepto inicial”.

Verónica Álvarez

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Estoy trabajando en ‘ Las Hericornias’ 4, en ‘A bailar’ 4 (de María Menéndez-Ponte para editorial SM) y próximamente empezaré un proyecto nuevo junto a Giovanni Di Gregorio. Tengo entretenimiento para rato”.

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Álbum Ilustrado

Daniel Piqueras Fisk nos sitúa ‘A vuelo de pájaro’

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Daniel Piqueras Fisk

¡La naturaleza es tan alucinante! No soy lo que se dice un valiente, pero, aún sin saber de dónde, nació de mí un instinto protector desconocido hasta entonces. Embárcate con nosotros en un viaje por el mundo, que nos llevará por cielos, valles, mares y montañas. A la búsqueda de la bandada perdida. Con estas palabras la editorial Tramuntana nos presenta ‘A vuelo de pájaro’, un trabajo de Daniel Piqueras Fisk, con el que charlamos un poco más sobre este libro.

Daniel Piqueras Fisk

¿Dónde está el origen de este proyecto? “En la observación y el pensamiento libre, como siempre. Los que contamos historias estamos siempre con una alerta puesta. Observamos la realidad, sensibles a cualquier estímulo que despierte una idea. Siempre andamos buscando, aunque no seamos conscientes de ello. Es un modo de ver el mundo, a veces un poco incómodo”. 

“A Vuelo de Pájaro no fue una excepción -continúa Daniel Piqueras Fisk-. Miraba una enorme bandada de estorninos, danzando de modo imposible, cuando me surgió una pregunta: ¿nunca se chocan?, ¿no hay ningún accidente? Seguro que sí y, si no fuera así, ¿qué pasaría si alguno de estos pajarillos chocara con otro y perdiera a su bandada? Y a partir de ahí empieza a crecer una historia, por delante y por detrás. La aventura no para de rumiar en mi cabeza hasta que la llevo al papel y empiezo a ver sus posibilidades. Algunas historias se quedan en esta primera fase, otras se materializan en un libro terminado”. 

Daniel Piqueras Fisk

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Un viaje, un reto y mucha emoción. Dibujo lleno de movimiento con un final incierto”. 

¿Cómo ha sido el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “Tampoco he investigado mucho, es más un impulso -asegura Daniel Piqueras Fisk-. La lógica y la coherencia de todos los elementos de la historia es lo más importante… lo demás, te lo puedes inventar”. 

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? “Siguen la línea de álbumes anteriores. Dibujo limpio, trazo ágil y utilización de color de manera muy selectiva”. 

Daniel Piqueras Fisk

El uso del color me parece que vuelve a tener un papel destacado. “Utilizo poco el color porque tiene mucha importancia. Lo reservo para elementos que quiero resaltar o cuando el dibujo lo pide. Es parte de un estilo que he desarrollado durante estos años”, afirma Daniel Piqueras Fisk

Y viendo el título, la perspectiva seguro que también. “Me gustan las historias donde pueda trasmitir emoción a mis lector@s”. 

¿Con qué técnicas trabajaste? “Intento ser lo más fiel posible al trazo directo, al rotulador sobre el papel. Intento utilizar lo menos posible las técnicas digitales, reservadas para la inclusión del color. El trazo de un lápiz o un rotulador sobre el papel es una sensación única. Dibujar con un lápiz digital, en mi caso, nunca podrá sustituir el placer del trazo directo, su sonido, olor y vibración”. 

Daniel Piqueras Fisk

Cuéntanos un poco más sobre el trabajo de elaboración de este libro. “No soy dibujante de gran producción, no saco más de dos libros al año. Podría hacerlo pero, seguramente, tendría que sacrificar algo de calidad. En cada libro me implico y necesito estar contento con el resultado final -confiesa Daniel Piqueras Fisk-. Me siento muy afortunado por seguir publicando y el nivel de exigencia que me impongo creo que es lo que me mantiene ahí. Le doy muchas vueltas a la historia, al texto, los protagonistas crecen conmigo durante el proceso y no doy por terminado un trabajo hasta que no estoy realmente convencido de haber hecho algo bueno”.

Daniel Piqueras Fisk

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Estoy terminado una novela gráfica. Es un salto que llevo tiempo queriendo dar. El paso del álbum a la novela gráfica es importante. Es mucho trabajo, hablamos de una obra de 250 páginas y 2 ó 3 años de desarrollo. Hay que prepararse, entrenar la paciencia y ejercitar la moral y el ánimo. Siempre hay que estar preparado para que sea un fracaso. No todo acaba cuando se termina de dibujar una historia, hay que buscar una editorial valiente que te lo publique… y eso nunca es fácil. Es la parte menos agradecida de este sector pero necesaria”.

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