Obra de referencia de la poesía catalana para niñas y niños. Humor, juegos, adivinanzas, canciones… Todo el mundo creativo del gran poeta Miquel Desclot, con ilustraciones de Christian Inaraja. Así presenta Kalandraka ‘¡A que si!’, un libro sobre el que hemos charlado con su ilustrador, y esto es lo que nos ha contado.
¿Cómo nace este proyecto? Christian Inaraja: “Miquel Desclot escribió un poemario cuando nació su primer hijo Eloi (1995), que se publicó en su día, y años después, la editorial Kalandraka adquirió los derechos para publicarlo de nuevo, ya que el libro se había convertido en un clásico de la LIJ catalana. La editorial me propuso a mí ilustrarlo y el libro salió publicado en catalán (2019). En Kalandraka, dos años después, quisieron publicarlo también en castellano. La traducción de poesía no es fácil, y no todos los poemas eran traducibles sin que perdieran su sentido, así que tuvieron que juntar algunos poemas del libro “Oi, Eloi” y otros de otros poemarios de Desclot. El resultado no es exactamente el mismo libro, ni los mismos poemas, ni se titula igual, ni tiene las mismas ilustraciones… “A que sí!” es un libro nuevo y diferente, pero hermano gemelo de “Oi, Eloi?”.
¿Qué se encontrarán los lectores en sus páginas? “Miquel Desclot construye poemas a partir del juego. Juega con las palabras, juega con el ritmo, juega con la sonoridad… y yo he hecho lo mismo: jugar con los dibujos. Es un libro alegre, una fiesta entre las palabras y las imágenes. El libro es un pequeño sorbo de jugo de naranja a media mañana”.
¿Qué te parecieron los textos de Miquel la primera vez que los leíste? “Conocía a Desclot sobre todo por sus traducciones, y tenía en casa el cancionero de Petrarca, traducido al catalán por él mismo, que leía y lo guardaba como una joya de mi biblioteca -nos cuenta Christian Inaraja-. Así que cuando Kalandraka me propuso ilustrar “Oi, Eloi” me pareció un maravilloso regalo. Imagina pues, cuando la editorial me propuso ilustrar un segundo libro de Desclot… Creo que Miquel entiende la poesía (al menos la de ¡A que sí!) como un “divertimento” donde las palabras se juntan de manera harmónica para pasarlo bien. Y se nota que él lo pasa bien haciendo bailar a las frases y juntándolas para que formen un pequeño poema sobre la nada y el todo. Cuando lees los poemas del libro te das cuenta de que dentro de la sencillez aparente, tienen muchas interpretaciones posibles, y todas funcionan, porque son textos libres. Este es un libro que puedes leer en el orden que quieras, y tantas veces como quieras, que siempre tendrás una nueva lectura”.
¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este proyecto? ¿Qué hay de diferente respecto a otros libros? “Ya que Desclot había jugado con las palabras, yo quise hacer lo mismo con las imágenes. Así que cogí rotuladores y lápices acuarelables y empecé a pintar, de manera automática, encima de las páginas que tenía impresas con los textos. Empecé con la primera página y terminé con la última, todo en un mismo día. Posteriormente edité y corregí algunas ilustraciones de manera digital, pero en general, todas las ilustraciones son fruto de un día de expansión y juego con rotuladores y lápices de madera”.
¿Con qué técnicas trabajaste? “No hace muchos años que he descubierto los rotuladores como herramienta de expresión gráfica y me encantan, ya que son utensilios muy primarios, que no admiten demasiados matices, pero que se expresan de manera directa, con sus virtudes y sus defectos -afirma Christian Hinaraja-. También me pasa con los lápices de colores, que son lo que primero utilizan los niños para dibujar y que me aportan esa frescura que busco habitualmente en mis dibujos. Son dos materiales sinceros y sin pretensiones. Así que con rotuladores y lápices acuarelables realicé todas las ilustraciones”.
¿Cómo fue el proceso de elaboración de este libro? “Todo el libro está hecho en un solo día, de manera directa, un poco como escribían los poetas o pintores cuando creaban bajo el efecto de las drogas, dejando fluir el azar y dibujando sin pensar demasiado. Todo de manera automática, sin corregir nada, sin tirar atrás. Después, está claro, viene el proceso de reflexión y calma, donde selecciono, encuandro y retoco algunas cosas, pero la esencia de todo está en esta primera aproximación al texto de manera ingenua y sin ninguna otra pretensión”.
¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Cada vez más intento alejarme del método, de la perfección y de la reflexión, para aproximarme a la ilustración y al arte como un juego. Se me hace imprescindible disfrutar con mi trabajo, y entenderlo desde la mirada de un niño es la manera que tengo para divertirme. Así que ahora mismo estoy en ello, dibujando automáticamente; coches, casas, personajes paisajes. Y tal como escribe Miquel Desclot en un bonito texto para una exposición mía, me gusta convertir la ilustración en una especie de OULIPO (Ouvroir de littérature potencielle), creando retos dadaístas como dibujar sin mirar o pintar con la nariz, todo para ser un poco más feliz”.