¿Quién dice que los zombis no son reales? Solo tienes que mirar con atención y viajar un poco. Hay avispas, hongos, plantas y gusanos parasitarios especializados en apoderarse de los cuerpos y las mentes de ranas, arañas, hormigas, peces, ratones… mediante métodos muy refinados. En esta veintena de casos de posesión sabrás de hongos que devoran cigarras, gusanos que hacen que los grillos se ahoguen, hongos que empalan hormigas, gusanos que invaden los ojos de los caracoles para que se los coman los pájaros… Verdaderas historias de terror. Así nos presenta la editorial Thule este álbum ilustrado, ‘Los devoradores de mentes’, un trabajo de David Blanco Laserna y Celsius Pictor. Con éste último charlamos un poco más sobre su trabajo en este libro.
¿Cómo nace este proyecto? Celsius Pictor: “Nace a raíz de una propuesta en mayo de 2018 de José Díaz el editor de Thule. En abril nos habíamos conocido en Bolonia y después de ver mi portfolio me pasó un texto que había escrito David Blanco para la editorial y que creía que podía encajar con mi estilo, porque contaba varias historias sobre las interacciones en la naturaleza pero con una atmósfera un poco terrorífica. Me puse a trabajar con los textos y fui dándole vueltas hasta que sin esperarlo fue la propia naturaleza quién dio muestra de su fuerza con la pandemia mundial y esta zoonosis que estamos sufriendo. En este contexto el contenido del libro ha cobrado aún más relevancia de la que tenía”.
¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Pues van a encontrar ciencia, humor, terror y fantasía, pero sobre todo creo que van a poder entender un poco mejor cómo funciona la naturaleza y el medio que nos rodea y cómo de interconectado está todo. Es un libro sobre zombis que existen de verdad, con un punto macabro pero sin ser para nada angustioso. Varios adultxs y niñxs que lo han leído me han dicho que les ha parecido fascinante y precioso”.
¿Cómo fue el trabajo con David? “Pues la verdad es que fueron trabajos independientes. Por supuesto hablé con él al principio de todo, me comentó la génesis y cual había sido su intención al escribir los textos y me orientó a la hora de buscar información -nos cuenta Celsius Pictor-. David ha escrito mucho para todo tipo de públicos y me dijo que había intentado darle un tono de humor ligero a las historias que ya de por si daban mucho miedo y me dio libertad total para trabajar. Intenté respetar al máximo su forma de contar pero buscando mi propio camino y según me ha transmitido creo que tanto él como el editor están muy contentos con mi enfoque y mi trabajo”.
De todas las cosas que se cuentan en el libro, ¿qué te llamó más la atención o te sorprendió más? “En realidad todas las historias me parecieron increíbles. Por mis orígenes en una aldea gallega y mi trabajo ilustrando animales entiendo un poco a la naturaleza y sé que a veces puede parecer cruel o que tiene un sentido del humor retorcido. En general para los seres vivos lo principal es la supervivencia pero nunca me habría imaginado cómo de retorcidos pueden llegar a ser algunos procedimientos que han evolucionado con los siglos, cómo una especie puede vivir a costa de otra y a su vez una tercera vivir a costa de esas dos generando encima mecanismos de defensa, como las toxinas, que convierten a animales en zombies o a machos en hembras. La naturaleza es terrible y maravillosa”.
¿Cómo fue el trabajo de documentación/investigación para ilustrar este libro? “La suerte de nuestra época es que en internet está todo si sabes cómo buscar. Hay cientos de fotos, vídeos y artículos científicos tanto en National Geographic como en Nature o páginas relacionadas, así que mucha información la saqué de ahí porque es un hecho que se está investigando y es muy sorprendente -asegura Celsius Pictor-. Algunos animales viven en zonas remotas o por ejemplo, en el caso de las avispas son de una especie y una familia muy concretas, así que tuve que buscar exactamente cuál era cada una. De algunos seres podemos tener referentes pero yo nunca había visto una planta como la Cuscuta pentagona “la planta vampiro” o una artemia, que es un crustáceo diminuto, así que aunque luego me permití muchas licencias para interpretar las historias y los propios animales, la base de investigación y realidad es bastante grande, tengo más de 100 fotos”.
¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? “Lo más característico que tienen es que en todos los casos intentan contar una historia a través de detalles o escenas. Es un libro naturalista y científico y no podía hacer ilustraciones demasiado surrealistas o fantasiosas porque se habría perdido esa esencia del texto, pero sí que es un libro sobre la naturaleza más del siglo XXI, para un público que tiene o no ha perdido la capacidad de sorprenderse y descubrir cosas maravillosas. Así que con una base en la realidad intenté construir un mundo vivo de color y detalles que te meten en la historia y al mismo tiempo te invitan a dejar volar la imaginación. Todo el tiempo mientras ilustraba me imaginaba un programa de animación con esos animales y colores contando historias reales y yo mismo estaba emocionado”.
¿Qué hay de diferente respecto a otros trabajos? “La diferencia principal y más obvia es el color, pero también una evolución propia. Mi estilo intenta rescatar el trabajo con tinta y grabado previo al siglo XX y hago mucho collage con grabados antiguos, pero si te fijas en mis trabajos anteriores el color está muy controlado y nunca se satura, porque la combinación de colores saturados y línea negra mancha muchísimo la imagen, se empasta y pierde detalle. En este libro, una vez hechas todas las ilustraciones en blanco y negro las enseñé a mis amigos Manuel Marsol y Maguma con quienes fui a Bolonia y me retaron a desatar el color en el libro -relata Celsius Pictor-. Cuando hice la prueba me di cuenta que gracias a esto podía conseguir una atmósfera venenosa, matizar detalles que podrían resultar un poco desagradables y generar ese ambiente de surrealismo sin perder el ancla con la realidad”.
¿Con qué técnicas trabajaste? “Siempre trabajo a partir de imágenes y grabados muy antiguos, porque me gusta mucho la calidad y el amor por el detalle de la época pre-digital, sin prisas y con delicadeza. Tengo una base de datos enorme de grabados escaneados y libros antiguos de dónde voy sacando piezas diminutas y ensamblándolas en digital o en analógico como un relojero. Este proceso me puede llevar días con solo una ilustración. Pero para este libro no era suficiente porque a veces esas ilustraciones antiguas son demasiado rígidas y les falta sentimiento, además de que en esta ocasión debía tener una referencia real, así que tuve que dibujar yo mismo encima muchos detalles como babas, telarañas o elementos más orgánicos viendo referencias de ilustraciones como algunas hechas para libros de Lovecraft.La ilustración de la hormiga zombi que fue la primera que terminé tiene decenas de capas de línea digital y trocitos de grabados y me llevó más de una semana solo la línea. Por último añadí algunas capas de texturas para darle más viveza a los colores y esto hizo que animales como el pez payaso tengan un brillo que parece que realmente estás viendo brillar sus escamas y a su vez otros animales tienen como una capa de óxido que se adapta genial a mi lenguaje y hace crecer esa atmósfera orgánica”.
Háblanos un poco del proceso de elaboración de este libro. “El proceso fue difícil al principio porque me costó mucho encontrar el tono adecuado al texto. David escribió las historias con un tono sencillo, de divulgación y con sentido del humor pero las historias reales son crueles y horrorosas y no acababa de entender que el editor quisiera hacer un libro de terror para niños. Cuando entendí la idea los primeros bocetos eran en mi estilo habitual con animales antromórficos o en composiciones de animales mecánicos con un cierto grado de humor como hago siempre -continúa Celsius Pictor-.”
“La historia de las garzas y las ranas es un buen ejemplo pero la combinación de texto e imagen no funcionaba porque se cargaba el equilibrio entre ambos y salía un libro caricaturesco, no de terror. Empecé a montar la ilustración de la hormiga zombi con un poco de miedo y expectación a ver qué me salía pero lo que salió era terrorífico y muy fascinante así que seguí por ahí. Ese trabajo tan detallado con base en un animal real multiplicó exponencialmente el trabajo y el esfuerzo que dediqué al libro pero el resultado es mucho más espectacular de lo que pensaba al principio. Y además esto es algo que me ayuda mucho a trabajar, ver que cada ilustración es más brillante que la anterior me ayuda a hacer la siguiente, a implicarme en el detalle. Y finalmente a la hora de añadir el color probé con colores reales, cangrejos rojos o árboles marrones, pero eso convertía otra vez las ilustraciones en algo soso y triste y les quitaba brillo, así que opté por aligerar el negro de la línea y utilizar el color aleatoriamente con texturas. Creo que esta decisión equilibró las imágenes con el tono del texto de manera que ambas partes cuentan la misma historia por caminos diferentes”.
¿Qué dirías que has aprendido con este proyecto? “Pues muchísimas cosas -asegura Celsius Pictor-. Por un lado he ampliado todo lo que sabía del complejo medio en el que vivimos, de las relaciones tan extremas que se establecen entre los seres vivos y que la vida siempre se abre paso pese a quien pese. Por otro lado a nivel técnico he aprendido a integrar mucho más mi propio trabajo internamente, a introducir elementos de mi propia mano manteniendo el estilo de los grabados antiguos sin que se note la diferencia y a crear una ilusión de realidad con mis ilustraciones que torna en otra cosa a poco que empieces a bucear en los detalles entre texturas y colores. Ahí es donde empieza a aparecer la fantasía que es algo que me apasiona desde pequeño, ser capaz de descubrir nuevas capas para que cada vez que ojees el libro te parezca nuevo y que nunca se agote el texto ni las historias”.
¿En qué estás trabajando ahora? “Ahora mismo estoy trabajando en el lanzamiento de una baraja de naipes en la que llevo trabajando unos años y que finalmente vamos a lanzar por crowdfunding en un par de meses. Y también estoy implicado en algo relacionado con el mundo de la perfumería que de momento es secreto. No tengo proyectos editoriales de encargo a la vista aunque hay una oferta de Francia que aún no es firme. Llevo algún tiempo pensando en hacer un libro de laberintos y es posible que de aquí a Navidad me embarque en auto-editarlo y por último en los ratos libres voy poco a poco preparando una futura exposición”.