Cazafantasmas por obligación, casas encantadas repletas de gatos, almas atrapadas con deseos de conocer mundo, timadores del más allá… En ‘El hombre bajo el farol y otros cuentos con fantasmas que no dan miedo’, Gustavo Roldán reformula los clichés en torno a los relatos clásicos de espectros y fantasmas, bucea en sus lugares comunes y nos expone una galería de personajes inolvidables «más vivos que mucha gente viva» y, sin lugar a dudas, mucho más lúcidos. Carmen Segovia ilustra estos cuentos, y con ella charlamos sobre su trabajo en este libro.

¿Cómo nace este proyecto? Carmen Segovia: “Los editores de Avenauta me escriben para proponerme ilustrar unos relatos de Gustavo Roldán, será el primer libo de su nueva colección Narrativas. A Gustavo le conozco desde hace muchos años, fuimos compañeros de taller en Barcelona allá por el 2006, un lugar increíble donde aprendí mucho y me reí aún más. Así que dije que sí porque me hacía ilusión ilustrar algo suyo. 

¿Qué se encontrarán los lectores en sus páginas? “Encontrarán cuatro relatos breves sobre fantasmas con un toque de humor, el título ya da pistas. Cada relato va acompañado de dos ilustraciones”.

¿Qué te parecieron las historias de Gustavo?  “Las historias de fantasmas me gustan porque hablan de la muerte desde una perspectiva fantástica y ese es un lugar que me interesa -nos cuenta Carmen Segovia-. Las historias de fantasmas son en su mayoría tenebrosas e intensas pero también hay una tradición de parodia y humor,  Gustavo va más por ahí.  Sus fantasmas son protagonistas, no son meros desencadenantes narrativos, tienen mucha personalidad, pero ninguno de ellos guarda rencor ni quiere vengarse de los vivos. Son fantasmas majos”.

¿Cuál te gustó más y por qué? “La señora”, por su protagonista, es encantadora. Si tuviera que vivir en una casa encantada me gustaría que la fantasma fuera ella”. 

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este proyecto? ¿Qué hay de diferente respecto a otros libros? “Son ilustraciones realizadas a tinta, con un color plano de fondo y una silueta blanca que representa la presencia del fantasma y hace de hilo conductor entre todas las historias -asegura Carmen Segovia-. Es distinto ilustrar una antología de cuentos que una única historia en formato álbum, por ejemplo. En una antología intento que cada ilustración recoja la esencia de su relato y al mismo que esté conectada con el resto de ilustraciones a través de algún recurso gráfico”.

“A diferencia de los álbumes, que en general no tienen mucho texto y éste no tiene por qué ser negro sobre blanco, en el caso de los relatos, hay páginas y páginas de texto sin ilustraciones y páginas dobles que combinan una de texto y otra ilustrada -continúa Carmen Segovia-.  Para mí el texto también forma parte de la “mancha” gráfica, por decirlo de alguna manera, así que intento buscar una conexión entre esa mancha en blanco y negro y la ilustración jugando con el contraste del dibujo a tinta. Es como si la línea de tinta fueran otro tipo de palabras. En los álbumes, sin embargo, muchas veces busco un efecto atmosférico, proponer un universo en el que puedas meterte y transitar por él, para eso me funciona mejor la pintura y sus matices. Pero de todos modos, no tengo reglas escritas a fuego, me gusta que cada libro me lleve a un sitio distinto y también depende de condiciones pragmáticas”.

¿Con qué técnicas trabajaste? “Hay una primera fase de bocetos muy rápidos donde indico la composición y el color, mezcla de lápiz y color digital. El arte final es un dibujo a tinta china con plumilla y el color es digital”. 

¿Qué importancia le das al humor en tu trabajo? “Para mí el humor es muy importante pero no es la principal característica de mi trabajo. En cualquir caso nunca es un humor a voces. En las obras más personales creo que sí se pueden ver guiños en segundo plano, entre humor negro y blanco, si eso es posible”. 

¿Cómo fue el proceso de elaboración de este libro? “Leí los cuentos. Aproveché para volver a ver pelis de fantasmas y buscar localizaciones que me inspiraran (en esta parte del proceso estaba en Galicia). Tomé notas y aboceté en una libreta. Acabé de componer los bocetos a tamaño página, decidí la propuesta técnica que os expliqué antes y lo compartí con los editores. Comentamos un par de cosas y de ahí pasé a definir un poco más los bocetos para dibujar el original a tinta. Una vez escaneados los dibujos definitivos, los acabé de componer bien a tamaño página y trabajé el color digitalmente”, afirma Carmen Segovia

“Para la portada hice varias pruebas de color, siempre jugando con la figura del fantasma de sábana clásico, me parecía que podía resumir bien en forma y contenido las historias de Gustavo. Preparé unas guardas que al final quedaron descartadas y una vez listos todos los archivos se los mandé a la editorial. Ellos acabaron de maquetar y diseñar la tipografía de portada. El libro salió de imprenta justo cuando se decretó el estado de alarma, así que tardará un poquito más de lo esperado en poder llegar a las librerías”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “En estas semanas de confinamiento tan extrañas, manejo el tiempo como buenamente puedo entre el trabajo de ilustradora y el de cuidados de mi hija pequeña y la intendencia doméstica.  En ese precario equilibro voy adelantando en las ilustraciones para un álbum ilustrado que vengo trabajando desde hace tiempo, en este caso son ilustraciones en acrílico y tengo el lujo de poder hacerlas sin presión de tiempo. También tengo abiertos dos proyectos más de libros cortos, de momento estoy en el proceso de leer, documentación y notas. Esto lo voy combinando con encargos de ilustraciones de prensa. Y cuando surge el momento y la inspiración voy sumando notas y bocetos a otros proyectos personales”.