Benjamin Lacombe afronta un desafío: ilustrar el clásico de Hans Christian Andersen ‘La sirenita’,  huyendo de los prototipos conocidos y haciendo un guiño al autor de su historia. La cuidada edición en tapa dura se ha realizado con el texto, en su versión completa y original, traducido del danés. ‘La Sirenita’ vive feliz en las profundidades del mar con su familia. Un día se dirige a la superficie, donde ve a un joven príncipe del que se enamora. A partir de entonces, su única obsesión es convertirse en humana para unirse a él. Decide beber una poción mágica que le proporciona una bruja, y que le dota de un par de piernas pero a cambio pierde el habla. La joven sirena sólo conseguirá sobrevivir si el joven príncipe se enamora de ella… Edelvives edita este trabajo, uno de los cuentos de hadas más conocidos del escritor danés. Fue publicado por primera vez en Copenhague, en 1837. Escrito originalmente como un ballet, el cuento ha sido adaptado en varias ocasiones: desde un musical, a una película de anime japonés o la conocida película animada de Walt Disney.

Esta edición incluye un prólogo, además de algunas cartas reales escritas por Andersen y un epílogo donde se explica la teoría de una posible interpretación del cuento de ‘La Sirenita’. La historia podría querer reflejar el amor platónico e imposible que el escritor sintió por su amigo Eduard Collin, que nunca fue correspondido. Esta teoría suscita un repaso a la crítica literaria y a su falta atención hacia todo aquello que tiene que ver con la homosexualidad reflejada en la historia de la literatura.

¿Cómo es tu relación personal con este clásico y sus diferentes representaciones? Benjamin Lacombe: “Mi relación personal con este clásico es un poco especial, sobre todo con todos los clásicos que he decidido ilustrar en esta colección. Lo que solicito a los ilustradores y a mí mismo cuando nos adentramos en estos proyectos es preguntarles qué clásico te ha llamado la atención o te ha conmovido de pequeño, porque tenemos que establecer una relación especial entre el clásico que vamos a ilustrar y uno mismo. Y ‘La sirenita’ obviamente sigue la reglas al cien por cien, porque es un clásico que de niño me ha conmovido profundamente y un clásico que… yo no entendía muy bien esa relación tan fuerte que tenía yo con la historia de la sirenita. Pero años después he acabado entendiendo lo que realmente en el momento de leer el libro me llamaba muchísimo la atención. Ese dolor vital, es un personaje que no se siente a gusto en ninguno de los mundos donde vive, que por un lado es un ser marino, pero por otro lado quiere convertirse en un ser humano. Entonces no pertenece a ninguno de los mundos y sufre enormemente como consecuencia de no pertenecer a ninguno de los dos mundos, y es algo que realmente me ha llamado muchísimo la atención”.

Bejamin Lacombe

¿Qué te ha sorprendido más al sumergirte en el universo de este personaje y esta historia? “A ver, lo que más me ha sorprendido al adentrarme en este universo es que, bueno, en primer lugar hemos tenido que investigar mucho y documentarme mucho. Pero yo tenía un presentimiento, sabía que ‘La sirenita’ no era simplemente la historia de una sirena que se enamora de un ser humano y los Gender Studies de Harvard, en una de las conferencias, hablan precisamente de la metáfora que aparece en esta narrativa, es decir, un ser humano que se mutila, que pierde su voz en aras a convertirse en mujer, y es precisamente esa metáfora de la metamorfosis de la transformación, algo que he querido ahondar más en detalle -nos cuenta Benjamin Lacombe-. Y lo que hice al principio fue solicitar una nueva traducción para ir y adentrarme en el origen del texto. Y a Jean-Baptiste Coursand le he pedido…, porque él habla en numerosas ocasiones, Andersen habla de unas cartas de amor con Eduard Collin, y yo se lo pedí a Jean-Baptiste porque quería leer esas cartas que, por cierto, jamás se han publicado ni en francés, ni en inglés ni en español, y son hasta 14.000 cartas que escribe Hans Christian Andersen. Y entre ellas hay casi 300 que le dedica a Eduard Collin”. 

Bejamin Lacombe

“Hemos seleccionado ocho de esas 300, donde encontramos algunos fragmentos que hablan directamente de la sirenita y es esa metáfora, es decir, a mí lo que más me ha llamado la atención es encontrar ese sentido inédito que decide no publicar Hans Christian Andersen, que por cierto tacha, y resalta en una ocasión que lo más importante es aquellos extractos que se se han tachado, y ese es el sentido verdadero de la sirenita. En esas partes tachadas donde se revela una profundidad enorme sobre Hans Christian Andersen, que revelan verdaderamente el sentido, la sustancia de su obra -continúa Benjamin Lacombe-. Y él en un momento dado dice: “cuando la sirenita muera y por fin se convierta en un alma, solo entonces podrá ser amada por cómo es y quién es ella. Verdaderamente encontrará el amor de su príncipe recíproco”. Y que alguien diga eso en 1836, bueno se publica en el 37, pero se escribe 1836. El que esto se escriba en 1836 es increíble. En una época en la que ni siquiera el término homosexual existía, y donde la transexualidad, el transgénero era inconcebible. Es decir, algo que me ha parecido verdaderamente impresionante, que nos hace entender muchas cosas de la obra de Hans Christian Andersen”. 

“También lo hemos visto en el patito feo, ese patito que nace en una familia a la que no pertenece y realmente al que no se entiende. También otro personaje que le sucede lo mismo es la reina de las nieves, es una temática muy habitual y es una de las claves verdaderas de la obra de Hans Christian Andersen”.

Bejamin Lacombe

Háblanos un poco de tu trabajo de investigación o documentación para abordar este proyecto. Nos ha llamado la atención el material que encontramos en el libro después del primer fin, las cartas y el resto de las páginas finales. “Sí, aporta un elemento nuevo para mí -asegura Benjamin Lacombe-. Esto es revelador en esta historia”. 

Sobre las ilustraciones, ¿qué hay de nuevo o diferente respecto a otros trabajos? ¿Técnica? “En esta edición en concreto algo que nos llama muchísimo la atención son los colores, es decir, hemos decidido utilizar una paleta de color muy llamativa, un azul profundo e intenso que contrarresta con ese rosa, un rosa fluorescente verdaderamente, que yo jamás habría podido concebir antaño. Haber dibujado en esos colores tan llamativos, y eso es algo que he hecho muy a posta, es decir, por dos motivos fundamentalmente. En primer lugar me gustaría revelar la potencia del fondo marino, es decir, colores que sólo podemos ver cuando estamos sumergidos en el agua. Por ejemplo sacamos un coral del fondo marino que es fluorescente, y lo sacamos a la tierra y pierde ese colorido, es decir, esa luz de los océanos revelada por ese azul, tan oscuro que revela la inmensidad, y se contrarresta con el rosa”.

“Quería dar esa sensación de contraste en la sensación de inmensidad que sentimos en el fondo marino, y en segundo lugar, el libro y las historias hablan del género, de la identidad de género. Lo que hecho es utilizar el azul tan típicamente masculino y el rosa que se asigna al género femenino. El personaje de la sirenita, que bascula entre ambos, es una especie de fluidez indefinida. En el libro por ese cambio que quiere anhelar, y la cola es violeta porque mezcla el azul y el rosa, y además el morado es el color transgénero, y también es rosa sobrenatural y real, porque es esa la afirmación verdadera de la identidad femenina que busca el personaje”.

“He utilizado una nueva técnica inédita con todas las cartas, y lo que he intentado es ilustrar esas cartas de una forma surrealista, es decir, como si fuera verdadera poesía. Para ello he creado imágenes a lápiz, utilizándolo sobre un fondo ya preparado totalmente rosa fluorescente. Es un formato totalmente diferente de ilustrar”, afirma Benjamin Lacombe