Entrevistas
Nívola Uyá nos invita a disfrutar del ‘Silencio’
El silencio me visita a la orilla del río. Luego se esconde. ¿Y si estuviera en las ondas del agua fresca? ¿O en las altas montañas? ¿O en el interior de los árboles? ¿Y si pudiera ir a buscarlo? Un río, la mirada de una niña y el mundo natural sabio en silencios nos invitan a escuchar lo que no se oye. Las ilustraciones con recortes de papel y luz de caramelo, crean una sugerente aventura entre el sueño y la realidad. Un álbum ilustrado sin palabras realmente inspirador y evocador, donde el juego y un sinfín de narraciones son posibles. Un viaje en silencio por diferentes paisajes del mundo natural donde todo es posible. Abre este libro y déjate inspirar por narraciones interminables y aventuras inspiradoras.
Así nos presenta la editorial Cuento de Luz este libro, ‘Silencio’, un maravilloso trabajo de Nívola Uyá, con la que charlamos en las siguientes líneas en torno a este proyecto.
¿Cómo surge este proyecto? Nívola Uyá: “Hacía tiempo que les echaba el ojo a los libros sin palabras. Libros en los que se pueden adentrar por igual adultos, niños y niñas de cualquier idioma o cultura, libros perennes, que perduran, que nos pueden ofrecer lecturas diferentes en cada momento. Me atrapó la idea de que el silencio es un lenguaje universal, presente en la comunicación, en las artes plásticas, audiovisuales, en la música, en la naturaleza…”.
“Así me entró el gusanillo y empecé a empaparme de lecturas, La Historia del Silencio de Alain Corbin, con el que descubrí a Max Picard, un gran hallazgo para mí, luego Pablo D’ors con su Biografía del Silencio o La Magia del Silencio de la budista Kankyo Tannier, sus charlas TED, pelis, piezas musicales, y empecé a encontrar silencio en todas partes, mis paseos en el campo también se impregnaron… Todo esto -continúa Nívola Uyá– me llevó a explorar y profundizar en el silencio. Y cuando decidí llevarlo al terreno del álbum ilustrado, tuve claro que era una oportunidad para incluir el propio silencio de una manera radical. Y así me sumergí en el álbum silente”.
¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Una invitación a viajar por un río profundo, un reencuentro con el silencio en el que nosotras somos las protagonistas. En este viaje hay una gran relación entre el Silencio y su conexión con la naturaleza, podríamos decir que el Silencio está ahí como recurso natural, igual que el agua clara o el aire fresco. El propio libro físico es muy sensorial, al pasar sus páginas de papel de piedra, las ilustraciones nos invitan a visitar ese espacio necesario de calma y atención, que nos protege del exceso de información y de la vorágine de estímulos en la que vivimos. Nos acercan al lugar interior del que surge la palabra, la creación y la imaginación”.
“Encontrarán mucha fantasía, es un libro soñador, para explorar los caminos del silencio: la contemplación, la atención, la creación, el interior, la unicidad con la natura…. Y lo que cada lectora/a quiera hallar”, nos cuenta Nívola Uyá.
El título igual nos da alguna pista pero, ¿por que un libro sin palabras? Para hablar del silencio me parecía interesante prescindir de la palabra escrita. Siempre me ha fascinado como una “misma ilustración evoca sensaciones y conceptos dispares en las personas. Lo bonito es que el lector/a vuelca su universo en la lectura, y Silencio nos estimula a crear un relato propio tantas veces como lo queramos “leer”. Me parece muy oportuno acercar espacios y momentos de silencio a la infancia y de rebote a todos aquellos adultos que quieran sumarse”.
¿Es la primera vez que te aventuras en un proyecto así? Entiendo que sí. “Si, sí, y repetiría, el proceso creativo es muy rico, y la ventaja es que al final la responsabilidad de la narración la compartes con lectoras y lectores, y esto genera mucha complicidad. En esta aventura Ana Eulate, editora de Cuento de Luz, depositó una confianza increíble en el proyecto. Compartimos muchas horas intercambiando reflexiones, citas y libros sobre el Silencio, y aún continuamos. Es como una ventanita abierta”, confiesa Nívola Uyá.
¿Qué diríais que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto otros trabajos? “La atmósfera que se respira, la lírica, eso creo que es lo característico, son ilustraciones que apelan a las sensaciones, sentimientos y pensamientos subjetivos. Fundación Cuatro Gatos comentó que las imágenes resultaban hipnóticas, también Miquel Rayó escritor, naturalista y crítico de LIJ hace mención a una atmósfera balsámica”.
“Y si me preguntas por algo nuevo y diferente te diría que la luz, trabajé con ella físicamente, iluminé la caja de luz con diferentes focos que también iba moviendo. Para hablar de Silencio quería incorporar la Luz como un personaje más, también la profundidad, la perspectiva, todos estos eran ingredientes de la narración. Tenían que estar ahí. De esta necesidad, surge la idea de trabajar con la caja de luz”.
¿Con qué técnicas trabajaste entonces? “Ya me había avanzado a la pregunta, jaja. Es una técnica experimental, completamente artesanal con ilustraciones pintadas a mano y recortadas. Trabajé en tres dimensiones, creando las diferentes escenas del libro con esas ilustraciones recortadas, superponiendo capas, como si fuera un teatrillo. También trabajé los fondos, los escenarios y la iluminación. Las escenas las montaba en una caja de luz construida artesanalmente, donde las iba fotografiando. Cuando terminaba una escena, retiraba todo el material y montaba la siguiente escena. Al final del recorrido, hay unos 400 elementos pintados y recortados y más de 3.000 fotografías para las 40 páginas del libro”, nos cuenta Nívola Uyá.
“Para las ilustraciones utilicé acrílicos, acuarela líquida, alcohol, también me apoyé en una gran diversidad de papeles, que han tenido un rol importantísimo, desde el papel de acuarela a papeles sintéticos, papel piedra, translúcidos o papeles de seda. La verdad que ha sido un gran reto, es poner el coco a pensar todo el día hasta dar con la clave de lo que buscas; reflejos del agua, luz de caramelo, personajes que vuelan, raíces bajo el agua…”.
Cuéntanos algo del proceso de elaboración del libro. “La idea inicial que tenía en mente no se materializó durante las primeras semanas de trabajo, ni atisbo. Es duro ver pasar una semana y dos y sentir que no tienes ni una ilustración, ni estás cerca. Invertía en el proceso con una tenacidad que ahora me sorprende. Esperaba de una manera íntima que, si esas imágenes o esa atmósfera existían en mi mente, habría una forma de llevarlas al papel”.
“El proyecto fue seleccionado con una ayuda a la Creación del Institut d’Estudis Baleàrics, lo que me permitió investigar sobre la técnica de una manera más relajada y sin el agobio de cómo se pagarían las facturas, los autónomos y todo lo que implica el trabajo por cuenta propia, y ya no te cuento si quieres invertir en tu propio I+D+I en el mundo de la microcreación”.
¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Estoy trabajando con Arte y Naturaleza, otro camino precioso de experimentación. Investigando con técnicas, materiales y herramientas para crear inspiradas en la naturaleza y con materiales naturales -afirma Nívola Uyá-. Junto con Marc Ayats, con quien hicimos juntos Un Baño de Bosque, hemos realizado un ciclo de talleres de Arte y Naturaleza inspirados en las cuatro estaciones, llevando el espacio físico del taller al bosque, con diferentes propuestas artísticas para ser realizadas según cada estación. Por ejemplo, el invierno es el fuego, el carbón y la lana o el negro en la naturaleza, y a partir de aquí hemos desarrolla una cuidada selección de propuestas y actividades”.
“Y personalmente, estoy maridando estas técnicas con la ilustración, de momento desarrollando un proyecto de álbum sobre la historia de un luthier. Ojalá algún día llegue a nuestras manos, porque es una historia preciosa, y podamos charlar sobre él. ¡¡Y quería acabar con un gracias!! Este año celebro 10 años en la ilustración, y aún recuerdo, cuando empezaba, que te fijaste en un videoclip con recortes de papel que estaba preparando para un grupo irlandés (exacto, he vuelto a los recortes), gracias por acompañarnos estos años, dando luz a tantos procesos, a ilustradoras/es, libros… este blog es una ventana magnífica”.
Álbum Ilustrado
Verónica Fabregat y ‘La sabiduría de los pueblos indígenas’
Los pueblos indígenas son los pueblos originarios. Hoy, muchos de ellos siguen vivos, en una gran diversidad de ecosistemas. Son las sociedades más arraigadas y duraderas. Pero, en muchos lugares, se enfrentan a graves amenazas. En sus territorios se conserva la mayor biodiversidad del mundo. Son maestros de la sostenibilidad. Hablan lenguas complejas, y preservan una gran riqueza de tradiciones y conocimientos. Su sabiduría ancestral abarca todas las dimensiones de la existencia, tanto las visibles como las invisibles, y es una gran fuente de inspiración para nuestras sociedades en crisis. Así nos presenta Akiara Books ‘La sabiduría de los pueblos indígenas’, un álbum ilustrado de Josep María Mallarach y Verónica Fabregat. Con ésta última charlamos un poco más sobre este libro.
¿Cómo nace este proyecto? Verónica Fabregat: “Inês Castel-Branco, editora de Akiara me propuso colaborar en este proyecto, enviándome los textos de Josep Maria Mallarach, biólogo, geólogo y un profundo conocedor de las comunidades indígenas. Con su pasión habitual, Inês me explicó el tipo de libro que tenían en mente, y me gustó mucho la perspectiva que querían ofrecer sobre el tema, así que dije que sí de inmediato”.
¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Aunque diferente, es un libro de conocimientos, así que encontrarán una descripción poética de cómo son estas comunidades, las características generales que todas comparten, así como ejemplos concretos de muchas de ellas. Este libro puede ser un buen punto de partida para la reflexión, ya que estos pueblos viven hoy en día, en el mismo siglo XXI que nosotros, pero con unos valores muy diferentes a los nuestros”.
¿Cómo fue el proceso de investigación y documentación para este libro? “El proceso de investigación fue muy largo y muy exhaustivo, ya que tenía que “aterrizar” en las ilustraciones todo aquello que no se decía en los textos: cómo son estas comunidades, cómo es el entorno natural en el que viven (y que es tan importante para ellas), sus ropajes, sus casas, sus rasgos…todo -nos cuenta Verónica Fabregat-. Para ello, estuve leyendo mucho sobre los modos de vida de cada uno de los pueblos (13 pueblos diferentes), recopilando mucha información en el cuaderno de bocetos, y dibujando mucho. Fue un proceso largo pero muy bonito. El cuaderno de bocetos contiene muchísima información, todo lo que aprendí de estas comunidades, lo guardo como un tesoro”.
Tras ese proceso, ¿qué es lo que más te ha sorprendido o cuál ha sido tu mayor descubrimiento? “Una cosa que me ha sorprendido es saber que los pueblos indígenas se rigen por los mismos principios esenciales, como si estuvieran conectados a una única “fuente” de sabiduría y valores. Otro descubrimiento ha sido saber que hoy en día son millones de personas, y que en sus hábitats albergan la mayor diversidad natural del planeta”.
¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Las ilustraciones tienen un registro menos infantil, ya que este libro se recomienda para niñas y niños más mayores que mis libros anteriores -continúa Verónica Fabregat-. Hay muchísima naturaleza, ya que los pueblos que se nombran se muestran en su mayoría en el hábitat natural en el que viven, y eso hace el libro muy variado, ya que hay páginas de selva, desierto, océano, etc… He disfrutado mucho haciendo estas ilustraciones”.
¿Con qué técnicas trabajaste? “Lápices de colores, únicamente”.
Háblanos un poco del proceso de realización de este libro. “Después del proceso de investigación de cada pueblo en el cuaderno de bocetos, yo proponía las ilustraciones en un boceto más o menos definido. En ese momento siempre nos reuníamos con Inês y Josep Maria, ya que su profunda visión sobre el tema podía corroborar o modificar aquello que yo había planteado. Cuando teníamos clara la propuesta, yo ya iniciaba las ilustraciones finales de cada uno de los pueblos. Como curiosidad, os cuento que empecé por aquellas comunidades con la que yo también había tenido contacto por mis viajes: el pueblo Quechua y los Sami. Me resultaba más sencillo porque había estado en esos lugares, y conocía cómo era esa naturaleza o algunas costumbres”, asegura Verónica Fabregat.
¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Estoy empezando un nuevo álbum ilustrado para una editorial con la que aún no había trabajado. Estoy en una fase muy inicial pero muy divertida, el estudio de los personajes”.
Álbum Ilustrado
Sergio García y Lola Moral en un ‘Cruce de caminos’
Nos encontramos en un cruce de caminos, y nos adentramos en el Valle Dorado. Lo hacemos de la mano de Sergio García y Lola Moral. Allí conocemos a sus habitantes: un niño que quería un perro y al que le regalaron un gato; un perro que no se sabe comunicar; una niña fantasma atrapada en el mundo y un presidente que no es como los demás, porque en realidad es un cazamonstruos. La casa de cada uno de estos personajes es un libro, y los cuatro libros habitan en una caja, un cofre que contiene estos cuatro álbumes ilustrados que edita Astronave y que ha escrito Lewis Trondheim.
“Sus mentes, que habían coincidido en épocas anteriores, vuelven a reunirse y cuando ellos se juntan siempre sale algo interesante y bueno”, nos cuenta Lola Moral refiriéndose a Lewis y a Sergio. “Siguiendo la estrategia que Sergio siempre adopta para contar historias, entrelazarlas, historias dentro de historias, pues surgió “Cruce de Caminos en el Valle Dorado”, que es este libro tan bonito”.
“Siempre que trabajamos con Lewis Trondheim, la verdad que nuestra intención es hacer algo experimental, y nace después de una reunión que tuvimos en Toronto, que es donde se parió esto. Se trata de una caja, básicamente, que es lo que va a encontrar el lector, que contiene cuatro libritos, y que en realidad son como cuatro visiones del mismo mundo. De hecho, la gracia está en que la portada de los cuatro libros coinciden y conforman otra portada, la portada del propio libro”, comenta Sergio García. “Para diferenciar cada una de las historias, cada una de ellas está tratada con una técnica distinta, tanto a nivel de dibujo como a nivel de color, sobre todo el color. Hay una que está hecha con un color tradicional, otra con bicromía, otra está tratada con tramas de puntos, tramas industriales, y otra con aguadas, básicamente. Y bueno, son, como digo, cuatro historias que están protagonizadas por cuatro personajes, pero que en realidad conforman un mismo universo y a su vez cada uno de los cuatro libros tiene un estilo y una temática diferente y un ritmo narrativo diferente”.
“Es una cosa así como muy poliédrica, pero muy sencilla de leer. Siempre que Lewis hace un guión, son guiones muy sencillos, muy divertidos, hilarantes, irónicos, cínicos y geniales”, sentencia Sergio.
“En realidad es un cofre, es como un tesoro que se mete dentro de un cofrecito y son cuatro historias, cuatro historias que son independientes, que se entrelazan y están contadas de una forma muy divertida y con un humor muy inteligente, dirigido a niños muy listos, a padres muy entregados”, asegura Lola Moral. “Digamos que es un producto muy especial, que se reúne dentro de un formato muy especial, con cuatro tipos de color diferentes, con cuatro estilos gráficos diferentes para cada historia, y aunque tú puedas coger un libro y leerlo de forma independiente, si los unes, hay una historia que recorre los cuatro libros y lo hace súper divertido y entretenido”.
“Un presidente distinto a los demás”, “Una vida perruna”, “La niña fantasma” y “El niño que no quería un gato” son los cuatro títulos que encontramos dentro de “Cruce de caminos en el Valle Dorado”. Para Sergio “son puntos de vista muy distintos. Una de las cosas que son como tabú es tratar el tema de la muerte, por ejemplo. Es como que no se puede matar a nadie en un cómic de niños y menos a la protagonista. Bueno, pues muere, la protagonista muere y de hecho forma parte de una de las historias, el fantasma de la protagonista. Entonces, son ese tipo de rupturas que tanto le gusta hacer a Lewis, porque la verdad es que el concepto narrativo es de él, naturalmente, como no podría ser de otra manera, es eso lo que realmente impacta”.
“O, por ejemplo, el librito del presidente a mí me gusta especialmente. Es como encontrarte de golpe un homenaje al cine de serie B. Creo que había una película por ahí que se llamaba “Abraham Lincoln: cazador de vampiros” o algo así, pues es algo parecido a eso. Aquí hay un presidente de Francia que enseguida te das cuenta que está dotado de una serie de poderes, y va matando bichos por doquier. Son cosas que chocan muchísimo cuando lo lees, pero luego tiene todo como una gran coherencia narrativa -asegura Sergio-. Yo creo que esa es la fuerza del libro. Queríamos que cada uno tuviera una identidad propia, que lo identificara con el personaje al que representa, con el niño, con el perro, con la niña fantasma, con el presidente, que son muy particulares, y de esa forma que se distinguieran de forma independiente, pero que al mismo tiempo tuvieran un nexo de unión entre ellos”.
“Uno de los libros se inspira en las tiras de The New Yorker, en blanco y negro; otro con tramas, otro con color color tradicional… y creo que entre todos ellos forman un conjunto maravilloso, porque expresan lo que quieren, mandan un mensaje sobre cada personaje y al mismo tiempo forman un conjunto espléndido”, afirma Sergio. “Está todo hecho con el Procreate. Lo que pasa es que el dibujo va oscilando un poquito como concepción gráfica. Por ejemplo, el capítulo de la niña fantasma, conceptualmente responde, eso se me ocurrió a mí, a los chistes de The New Yorker, que tienen esa especie de imagen en blanco y negro, que es muy icónica, con un pequeño texto en la parte inferior. A nivel de narración, todo el libro tiene ese concepto. Entonces, es el libro como más espiritual de los cuatro y se prestaba mucho a trabajar con ese tipo de estética. Por ejemplo, la historia del perro está hecha toda con tramas industriales y eso le da un aspecto como muy dinámico, muy vivo. Quedó como muy fresca y muy espontánea, es probablemente la que más me gusta de las cuatro. Es que todas me gustan, cada una tiene su punto y la del Presidente es que es muy divertida. La verdad es que me lo pasé pipa destrozando monstruos, y no importaba que hubiera sangre, porque esa parte es bicromática y ahí se trabaja con una falsa bicromía, en cierto modo, o tricromía, y la gracia que tiene es que, claro, la sangre igual es naranja, es azul y entonces es muy divertido, tiene un punto muy simpático”.
Cómic
Antonia Santolaya nos hospeda en el ‘Hotel Florida’
Situado en la madrileña plaza de Callao, el Florida se convirtió desde su fundación en 1924 en emblema de la modernidad y en atalaya privilegiada de una nueva época. Su imponente fachada fue testigo de la dictadura de Primo de Rivera, de la Segunda República, de la Guerra Civil y del franquismo. Derribado en 1964 y reemplazado por unos grandes almacenes, dejó una huella imborrable en el corazón de Madrid y en el de los huéspedes y empleados que lo ocuparon.
El periodista Carlos García Santa Cecilia y la dibujante Antonia Santolaya conmemoran en viñetas de pulso documental el centenario de esa pequeña colmena humana que fue el hotel Florida, auténtica encrucijada de destinos en la capital de España, en este cómic editado por Norma Editorial.
¿Cómo nace este proyecto? Antonia Santolaya: “El proyecto vino a mí de la mano de Carlos García Santa Cecilia. Carlos es periodista, editor y organizador de las jornadas del Hotel Florida. Felipe Hernández Cava le sugirió mi nombre para llevar a cabo el proyecto. Carlos me expuso la idea y compartió conmigo toda la información con la que contaba. Tuvimos varias reuniones previas y en una de ellas acordamos el personaje que sería el hilo conductor de la trama. A partir de ahí, busqué en internet imágenes de la época y de los personajes para poder trasladarme al momento, a las distintas experiencias y enriquecer los detalles”.
¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Los lectores, al igual que yo misma, podrán descubrir un edificio que con tan sólo 40 años de existencia fue espejo del final de una época e inicio de otra”.
Danos algunas pinceladas sobre el trabajo de investigación y documentación para este libro. “Como te he comentado con anterioridad, Carlos lleva años trabajando e investigando en el tema -continúa Antonia Santolaya-. Creo que ya han realizado 9 jornadas del Hotel Florida con el apoyo del Ámbito Cultural de El Corte Inglés. La colaboración de estos se debe a que el edificio de El Corte Inglés está en el espacio donde estaba situado el Hotel Florida”.
¿Cuál dirías que ha sido el mayor descubrimiento tras ese trabajo? “Desde un inicio, y teniendo en cuenta que yo desconocía la existencia del hotel, todo ha resultado ser un descubrimiento. Me sorprendió mucho el abundante número de reporteras de guerra de otros países que se aventuraron a ser los ojos y la voz de las víctimas para el mundo. Me sorprendió cómo yo misma conocía la fotografía de Robert Capa sin saber que era el seudónimo de Gerda Taro y Endre Friedmann. Así mismo, es el inicio del trabajo como reportera de Martha Gelhorn. El libro está lleno de anécdotas”.
¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Cada trabajo me sugiere una necesidad y un enfoque. Para este trabajo utilicé grafito y Photoshop -nos cuenta Antonia Santolaya-. Elegí limitar el uso del color entre luz y sombra que no respetara los límites de las formas en el dibujo. Hay momentos en los que cambio de registro para, por ejemplo, intensificar la voz infantil que describe la escena. Si necesito que el protagonismo sea lo que siente un personaje, puedo resaltar la desproporción entre las cosas poniendo la forma al servicio de la expresión. Creo que hay similitudes con el trabajo que hice para “Todos o ninguno” con La Camocha, Ponent Mon, o con la historieta que creé sobre el covid en “Efectos secundarios”, editada por Astiberri.
¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Este año pasado publiqué con el CDN la revista Dramática nº 7 sobre la historia del Centro Dramático desde las anécdotas de sus trabajadores. En 2025 se publicará un cuento infantil en Iglú Editorial. Participo en un proyecto de dibujo Washington-Madrid con el Museo ABC y la Embajada de España en Washington. Además, hay un proyecto nuevo con Felipe Hernández Cava en curso y otro proyecto que tengo congelado por falta de tiempo para abordarlo, pero del que ya tengo unos capítulos terminados”.
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