Emily Dickinson está considerada una de las mejores poetas de la literatura universal. En esta cuidada edición en cartoné, Lorenzo Oliván —profesor, poeta, traductor y experto en su obra— ha seleccionado y traducido 88 poemas que permiten conocer el verso profundo de la poeta imprescindible y siempre actual. Una invitación a la lectura, en edición bilingüe, y maravillosamente ilustrada por Natalia Ranera, Premio de Ilustración Edelvives 2021. Con ella hablamos sobre su trabajo en ‘Una ardiente bruma. Antología de poemas de Emily Dickinson‘, editado por Edelvives.
¿Cómo nace este proyecto? Natalia Ranera: “Este proyecto nace a raíz de recibir el Premio de ilustración internacional de Edelvives en el 2021. Cuando me propusieron hacer el libro de Emily, yo tenía alguna experiencia ilustrando poesía, yo misma he escrito algunos poemas y los he autopublicado por lo que no me encontré con algo extraño a la hora de abordar el proyecto. Por otra parte, cuando me dijeron si me interesaba ilustrar a Dickinson, no me lo pensé dos veces, para mí es una autora muy importante, que me ha acompañado en grandes y pequeños momentos de mi vida. Creo que en Edelvives hay magos y magas y que acertaron de lleno con la elección”.
¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Encontrarán un diálogo entre la voz de la poeta y las imágenes que he ido construyendo a lo largo del proceso de creación del libro. Imágenes cargadas de fuerza simbólica, que se alejan de la ilustración literal para intentar dotar de significado a la propia creación poética, abriendo pequeñas puertas y ventanas a su espacio, su mundo interior, su intimidad”.
¿Cómo era tu imagen de Emily y cómo a cambiado tras este trabajo? “Cambiar mucho, no ha cambiado, a lo mejor yo tenía una cierta noción de fragilidad cuando empecé el proyecto, la cual creo que era equivocada, y a medida que avancé llegué a la conclusión de que debió de ser una mujer de una fortaleza espiritual y de carácter extraordinaria, que no está reñida con esa delicadeza de pensamiento”, asegura Natalia Ranera.
Ya nos has comentado que no es la primera vez que ilustras poesía. ¿Cómo es la experiencia? “Tengo cierta experiencia, sobre todo ilustrando poemas propios, por lo que había una conexión muy especial con Emily, yo la consideraba ya una maestra en cierto modo, por lo que fue muy cercana toda la creación, la he sentido muy cerca siempre”.
¿Con qué poema te quedas de los recogidos en este libro? “Aquí hallo un problema, y es que me es muy difícil elegir tan sólo uno de sus poemas, ni tan si quiera dos o tres, pero hoy me decido por el poema 288, magníficamente traducido por Lorenzo Oliván:
SOY nadie. ¿Y tú quién eres? ¿Eres nadie también?
Entonces somos dos.
Cállatelo. Lo anunciarían. ¿Sabes?
Qué aburrido ser aguien.
Qué público, cual rana,
decir tu nombre todo el santo junio a un pantano admirado.
¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Pues, en mi trabajo, suelo pretender alejarme del realismo puro -nos cuenta Natalia Ranera-. Intento generar imágenes compuestas de figuras más realistas con composiciones y elementos más gométricos y sintéticos para que la lectura de estas imágenes se aleje un poco de lo convencional y atrapen de algún modo al lector. Vivimos buceando en un mundo lleno de imágenes constantes a través de las pantallas y es difícil decirle al ojo ¡Quieto ahí! ¡Para! ¡Mira! Parece que se nos ha olvidado un poco mirar, porque todo resulta aburrido, y cuando alguien consigue hacerte parar lo considero algo especial y eso es lo que yo persigo en mis ilustraciones”.
“Si tengo que hablar de algo nuevo o diferente respecto a este libro, creo que ha sido la forma de representar los espacios, los espacios como protagonistas, espejos que son puertas a mundos secretos o portales de tiempo y memoria, una casa que se abre al interior, jugar con el espacio ha sido todo un descubrimiento”.
¿Con qué tecnicas trabajaste? “Todas las imágenes finales están hechas digitalmente, con Photoshop y pintando con la tableta gráfica. Pero los bocetos y todo el proceso de construcción siempre lo hago a mano y en blanco y negro, no sé por qué pero el color me distrae, a lo mejor hago algún apunte si es importante o lo tengo muy clara la idea de color, pero normalmente es blanco y negro, me encanta el dibujo puro a carboncillo”, afirma Natalia Ranera.
Háblanos un poco del proceso de investigación. “Pues traté de empaparme de ella, hasta acabé soñando con ella (risas). Lo primero que hice fue releer su obra, los libros que ya tenía de ella, también leí varios análisis y datos biográficos suyos, pero lo que más me ayudó fue una conferencia de Laura Freixas para la fundación Juan March, que se encuentra en YouTube y se llama “Emily Dickinson: Una genia con actividad propia” que me pareció maravillosa. Y la película “Historia de una pasión” de Terence Davies, creo que refleja muy bien ese diálogo con la luz y los símbolos y me inspiró mucho también”.
¿Qué supone ganar el Premio? “Pues yo estaba en un momento de duelo muy doloroso, además me sentía algo desorientada en cuanto a mi trabajo creativo, estaba haciendo trabajos de diseño y había dejado lo que más me gusta en el mundo, dibujar e ilustrar, porque no tenía la suficiente confianza en mí, sentía que no valía mucho lo que hacía, pero yo quería, y aposté por mí por primera vez y decidí presentarme, y cuando me comunicaron que había ganado el premio, pues lloré y mi pareja lloró conmigo, porque me habían pasado cosas muy malas y esto suponía que algo había hecho bien, me di cuenta de que lo que yo hacía tenía un valor. Fue un gran regalo, y siempre estaré agradecida por ello”, asegura Natalia Ranera.
¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Hay un par de proyectos propios que me resultan muy interesantes y que creo que a la gente le pueden resultar muy atractivos, tanto en el mundo adulto como el mundo infantil y estoy viendo cómo desarrollarlos y sacarlos a la luz, pero prefiero ir paso a paso y no contar mucho más por el momento”.