Granada es la ciudad donde ha crecido, donde ha estudiado, donde ha vivido… Como nos cuenta Gema, tiene “ese duende y aire andaluz que hasta que no echas de menos no sabes hasta qué punto necesitas. La magia se respira en su ambiente, en sus estudiantes, en sus gentes de aquí y de allí, esa mezcla cultural, ese “no se qué” que la hace tan especial…”.
En Granada, Gema Madera ha aprendido “a pintar, a jugar, a amar…”, nos cuenta, y “siempre será una parte muy especial de mi corazón y de mi alma. Así que se me llenan de alegría los pulmones, la garganta, y toda la boca cuando digo: nos vemos pronto, ¡mi Granada!” .
Así de contundente es la descripción que Gema hace de su relación con la ciudad de la Alhambra. Como muchos otros, comenzó a dibujar desde pequeña, y ahora intenta hacerse un hueco en el mundo de la ilustración con sus dibujos marcados, dice, por la sencillez.
“Mis ilustraciones son, básicamente, muy coloridas. Me gusta hacer las cosas sencillas, y básicas. Tampoco muy recargadas. Yo soy diseñadora gráfica y me gusta más la sencillez. Entonces me gusta simplificar las cosas mucho”.
Trabajando con el ordenador es como Gema se siente más cómoda, aunque también toca otras técnicas.
“Trabajo con el vectorizado por ordenador básicamente. También hago cosas al óleo, con témperas, pero sobre todo el ordenador. Aunque haga a mano, siempre luego lo paso al ordenador, retocas, mezclas, …”.
“El artista siempre ha sido pobre” es lo que Gema nos comenta cuando le preguntamos su opinión sobre la situación actual de la industria de la ilustración. Reconoce que hay que moverse mucho. Ahora su camino va de la mano de un proyecto digital, una página web en la que muestra su trabajo y ofrece su “oficio” de ilustradora y diseñadora.
“La crisis se ha notado en todos los sectores. La cosa está chunga y, bueno, el artista siempre ha sido pobre y, hoy en día, tampoco esto es diferente”.
No es la primera ilustradora a la que le planteo la “lucha” entre la ilustración y la palabra, pero sí es la primera que se moja y mucho, dándole una importancia casi total a la imagen.
“Si te lo digo en porcentaje, la imagen se llevaría un 70 o un 80%. La palabra, el resto”.
Ahora reside en Pamplona, y en su descripción de Granada se le nota que la echa de menos. Aprovechamos una de sus escapadas para hacer esta entrevista que realizamos finalmente en un lugar cerrado aunque la primera intención fue hacerla en una plaza del centro de la capital granadina. El problema es que cuando nos asomamos a esa plaza, un hombre intentaba cantar flamenco dando porrazos a una guitarra española. Al final sus palabras quedaron entre cuatro paredes, pero también las encerré en mi grabadora y, ahora, salen para que las escuche todo aquel que quiera.