¿Cómo nació este proyecto? Ewa Beniak-Haremska: “Este libro, que es una especie de misión, nació en una situación familiar específica donde apareció el problema de la enfermedad. La enfermedad de Alzheimer afecta a muchas familias. Este problema también afectó a Anna y a su madre. Anna decidió escribir sobre el cambio en sus relaciones. Lo hizo desde la perspectiva de un niño. El objetivo era familiarizar al lector con la enfermedad del Alzheimer, para ayudar a las familias a encontrarse con el problema. Los niños no comprenden el comportamiento cambiante de los adultos que padecen esta enfermedad. Un libro de este tipo que habla directamente sobre la enfermedad no es una empresa fácil, pero gracias a la determinación de la autora y su verdad, se publicó. Después de mi primera conversación con el editor supe que sería un viaje sentimental, un cuaderno lleno de notas y recuerdos. Me imaginé esto como un hilo con las cuentas enhebradas una a una. Un hilo que se convierte en el puente del amor”.
¿Qué encontramos dentro de este libro? “El libro trata principalmente sobre la importancia y los fundamentos de la familia. Está destinado a la familia. El libro consta de cartas de un niño, pero forman una especie de álbum familiar. Contiene retratos de miembros de la familia y presenta experiencias y problemas que comparten.
Ambas capas, texto e ilustraciones, hacen que la historia se sienta muy cercana a nosotros. De alguna manera natural nos sentimos conectados con los personajes y percibimos imágenes de la vida real. El libro contiene recuerdos con los que la mayoría de nosotros estamos familiarizados. Creo que muchos lectores se encuentran en esta historia como Anielka, como mamá, papá, hermana, abuelo de Aniela … Anna Sakowicz describió cómo la enfermedad de Alzheimer afecta a nuestros seres queridos y les da un vuelco en la vida -continúa Ewa Beniak-Haremska-. La familia experimenta un sentimiento de impotencia mientras observa día a día el deterioro de la vida de su ser querido. La autora describe el inevitable avance de la enfermedad desde el punto de vista de una niña que intenta comprender lo que sucede a su alrededor. Gracias a las observaciones e ideas de Aniela, el lector aprende a comunicarse de manera más eficaz con un familiar más cercano que padece la enfermedad. Es un gran valor”.
¿Qué te pareció la historia de Anna la primera vez que la leíste? “Esta es una historia conmovedora. Pensé que Anna era valiente. Descubrí que este libro es una voz importante, una especie de receta para las familias que luchan con ese problema. Esta publicación es notable y única. Los libros para niños sobre enfermedades se publican muy raramente. Entonces, desde el principio, me sentí responsable de la creación del personaje. Cuando leí los primeros párrafos, supe que mi heroína no puede ser un personaje de un cuento de hadas. Sabía que tenía que ser una persona real, de carne y hueso. Con su personalidad y emociones. Con su amor y sus aversiones. Entonces, estaba equilibrando entre el realismo y la magia que tenía que estar presente aquí. La magia del hilo que conectaba no solo a la abuela y la nieta, sino a todos los personajes”.
¿Es útil el humor para abordar estos problemas? “El humor, la sonrisa es una cura para todo y debe acompañarnos en todos los ámbitos -afirma Ewa Beniak-Haremska-. Especialmente durante los momentos difíciles de la enfermedad. El humor ilumina la realidad y vale la pena usarlo incluso en historias tan tristes”.
Cuéntanos algo sobre las ilustraciones. ¿Qué encontraremos diferente respecto a otros proyectos? “Cada libro que ilustro es una especie de casa de autor donde soy un invitado. Intento traducir lo que siento y entiendo a un lenguaje visual. Intento encajar en el estado de ánimo, en la dinámica. Saco a relucir lo que es visible y lo que no. A menudo agrego algo de mí misma mientras leo y dibujo. A veces utilizo mis propias experiencias si solo se ajustan al contenido. En este libro, me he centrado no solo en la apariencia de los personajes y su mundo, sino también en el sufrimiento que los acompaña. Traté de marcar este sufrimiento sutilmente para no oscurecer el mensaje principal que proviene del contenido. Del amor”.
Cuéntenos algo sobre las técnicas utilizadas en este libro. “Básicamente, el dibujo simple clásico fue la primera opción y me quedé con él. Solo usé un lápiz, el medio de expresión más simple. En las páginas del cuaderno, enfatiza el carácter y las emociones contenidas en el texto -asegura Ewa Beniak-Haremska-. De hecho, eso era lo que más me importaba. El contenido no necesitaba muchas decoraciones, necesitaba resaltar de manera sencilla lo más importante: el cariño y la conexión”.
¿Qué dirías que has aprendido mientras trabajabas en este libro? “Al ilustrar libros, conozco la sensibilidad y el alma del escritor. Cada vez que mi trabajo amplía mi experiencia. Esto no siempre es obvio y bastante difícil de definir. Anna Sakowicz ha incluido muchas experiencias personales en su historia. Aquellas estaban entrelazadas con lo que he experimentado en mi propia vida. Entonces la historia se ha vuelto más familiar. Pude compartir mis ideas no solo en la esfera visual, sino también en el texto. Como tenía una historia similar en mi familia, sabía lo difícil que era aceptar la noticia de que nuestro ser querido iría al hospital donde pronto moriría. Junto con el autor y el editor, acordamos que no hablaríamos de un hospital desagradable. Diríamos que hay otras personas en la nueva casa, que son como ella y que esperan su llegada. Este es el mejor final, creo”.
¿En qué estás trabajando ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “El ilustrador no tiene tregua, trabaja todo el tiempo. Justo después de terminar un libro, se ilustrará otro. Tengo la impresión de que estoy constantemente en el viaje y cambio de tren en tren. Pero es fascinante. A menudo entro en una dimensión artística completamente diferente, lo que me hace muy feliz. Me alegra descubrir nuevos rincones del alma, nuevos estados de ánimo y dinámicas, retos que consisten en encontrar una convención y una composición. El arte de la ilustración depende del contenido. No todos los textos necesitan una decoración lujosa y los ilustradores necesitamos sentirlo: lo que encaja y lo que no -nos cuenta Ewa Beniak-Haremska-. Actualmente estoy trabajando en una historia clásica: “El viento en el sauce”. Siempre quise ilustrar algo muy famoso. Este es un gran desafío, porque tengo que lidiar con las imágenes que se han arraigado en la mente del lector. Los clásicos requieren un enfoque tradicional del dibujo, y debes ceñirte a él. Pero también debe romper la convención actual de representar escenas para que el libro sea notado. Estoy tratando de hacer esto”.