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Entrevistas

‘La colección del abuelo’ y de Bruna Valls

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Lobezno acaba de llegar a casa, se sienta en el sillón favorito del abuelo y, por primera vez, repara en un viejo álbum de fotos. Lo toma en sus manos y lo abre lentamente. ¿Cómo es que el abuelo ha viajado tanto? ¿Cómo es que ha vivido en tantos sitios? Y, sobre todo, ¿por qué jamás ha conocido a ninguno de sus amigos? El abuelo está dispuesto a contarle toda la verdad… Así nos presenta la editorial Edelvives este álbum ilustrado. ‘La colección del abuelo‘ es un trabajo de Javier García Sobrino y Bruna Valls. Con ésta última charlamos sobre su trabajo de ilustración en el libro.

¿Cómo nace este proyecto? Bruna Valls: «El proyecto surgió de una forma un poco curiosa. Javier me contactó en 2016 cuando me seleccionaron para la exposición de ilustradores de la Feria de Bolonia (Bologna Children’s Book Fair). Había visto mis ilustraciones, le habían gustado mucho y me propuso vernos. Nos conocimos durante la Feria y me dijo que le habían cautivado mis personajes animalizados y quería escribir una historia sobre ellos. La serie que se expuso en la Feria se titulaba “Vacaciones de verano” y estaba inspirada en unas fotografías familiares de álbumes antiguos de mi abuela, pero las cabezas de mis familiares las sustituí por cabezas de los animales que a mi parecer los representan». 

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? «Encontraran un personaje que les resultará en parte familiar y en parte estremecedor. Una historia humana y animal a la vez, quizás más animal que humana. Con una tensión creciente que te atrapa hasta el último momento y no te deja indiferente. No es un cuento para niños, aunque los más pequeños pueden disfrutar de las ilustraciones, el texto está cargado de ironía y es un tanto macabro».

¿Qué te pareció la historia de Javier la primera vez que la leíste? «Me fascinó -asegura Bruna Valls-. Javier escribió la historia partiendo de mis imágenes, lo cuál no es un proceso muy común. Como ilustradora normalmente te llegan textos, que procuras hacerte tuyos, pero que no siempre encajan con tu estilo. Su texto estaba hecho a mi medida, pero sin estar encorsetado ni verse impostado. Consiguió crear una situación en la que todo era lógico y mis personajes fluían con naturalidad. Y además tenía sentido del humor, suspense, ternura y era realmente original. Me gustó especialmente porque me descolocó y creo que es genial cuando una historia no va donde crees que te llevará».

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este proyecto? Háblanos de esa manera que tienes de dibujar a los personajes, mezclando cuerpos humanos con cabezas de animales. «En este caso: todo, ya que fueron las que lo inspiraron. Diría que contribuyen de una forma muy cohesionada a crear esta atmósfera de dualidad entre la normalidad y la extrañeza -nos cuenta Bruna Valls-. La mezcla de cuerpo humano con rostro animal provoca cierta inquietud, te pone en estado de alarma como espectador. Especialmente porque en el mundo infantil estamos acostumbrados a ver personajes que son animales humanizados (con ropa, que andan, con actitudes humanas), pero no un humano animalizado, un híbrido».

«Estas ilustraciones surgen del interés que me causan las fotografías antiguas. Cuándo empecé a representar a mi familia no quería mostrarlos a ellos sino apelar a un imaginario colectivo. La serenidad de estas imágenes, los ambientes cálidos y familiares (aún en blanco y negro), la candidez, la simplicidad, la calma, lo azaroso de la imagen única e irrepetible, tan lejano a la actual multiplicidad de fotos casi idénticas de un mismo momento. Todo esto me atrajo pero quería desvincularlo de una identidad concreta y aquí aparecieron los animales que permiten un doble objetivo: por un lado, universalizar las imágenes y, por otro, dar un contrapunto con esta nostalgia y generar disonancias con los valores familiares tradicionales que dichas fotografía llevan implícitos». 

«Que un personaje sea un u otro animal responde a varias razones -continúa Bruna Valls-. Influye, si la conozco, el carácter de esta persona. Es muy común asociar personalidades a los animales, muchas culturas han ahondado en este tema y encontramos numerosos ejemplos en fábulas o en el refranero popular. Así pues si una persona es astuta tendrá cabeza de zorro, si es fiel, de perro, si es parlanchina, de loro, etc. El aspecto físico, evidentemente, es otro factor importante en la elección, así como la composición, a veces pongo una jirafa simplemente porque el espacio lo pide».

«Posteriormente, en una serie titulada Frames probé el experimento con personajes ampliamente conocidos, actores y actrices de películas famosas. En este caso interviene un nuevo diálogo con el espectador: coincidir o no con el animal escogido».

¿Con qué técnicas trabajaste? «Inicialmente el proyecto que presentamos al concurso era en acuarela y punta fina (como las ilustraciones de fotografías familiares que hacía). Pero durante el proceso los editores vieron las pinturas de la serie Frames, hechas en acrílico y oleo, con colores mucho más vivos y un aspecto más potente y les pareció un estilo más adecuado -relata Bruna Valls-. Finalmente combiné todas estas técnicas sirviéndome de ellas para diferenciar las distintas capas de la historia (acrílico y oleo con colores vivos para la historia principal y con tonos sepia para los recuerdos, acuarela para las fotografías antiguas)».

Háblanos un poco del proceso de elaboración de este libro. «Cuando Javier me envió el texto de “La colección del abuelo”, me gustó muchísimo. En un primer momento nos planteamos realizar una maqueta para poder mostrar el proyecto a diferentes editoriales. A medida que pasaba el tiempo iban llegando nuevos encargos con fechas de entrega que siempre acababan pasando por delante. Finalmente decidimos presentarnos al concurso de álbum ilustrado de Edelvives, de este modo tendría una fecha límite para trabajar y concentrarme en la Colección del abuelo. El planteamiento no era ganar sino tener una excusa para arrancar. ¡Y salió bien!»

¿Qué supuso el premio de Edelvives? «Ganar el premio supuso, por un lado, poder desarrollar el proyecto exprimiendo al máximo sus posibilidades y, por otro lado, enriquecer la obra con una visión más plural y coordinada ya que Javier, Llanos (la editora de Edelvives) y yo, nos reuníamos semanalmente por videoconferencia para discutir todos los detalles del álbum y estábamos en contacto constante. Trabajar de la mano de la editorial nos aportó su experiencia y sabiduría sobretodo respecto al ritmo y cohesión del proyecto y conjuntamente hicimos una labor de revisión y crítica del storyboard que hizo madurar la obra».

¿Qué dirías que has aprendido con este proyecto? «He adquirido una mirada más amplia, más de conjunto, en el planteamiento y desarrollo de una obra. El hecho de trabajar en equipo me ha gustado especialmente, ya que normalmente como ilustradora mi trabajo es bastante solitario. La cooperación contribuyó a que el resultado fuera mucho más dinámico, lógico y rico, e hizo mucho más interesante y divertido el proceso».

¿En qué estás trabajando ahora? ¿Algún proyecto nuevo? «Recientemente he realizado un cartel para un festival que, dadas las circunstancias actuales, no sé si se llegará a realizar. También, tenemos un proyecto entre manos con un escritor y como está un poco parado nos estamos planteando presentarlo a un concurso, ¡a ver si le damos un empujón!»

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Álbum Ilustrado

Kike Ibáñez y su trabajo en ‘El diablo sobre ruedas’

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Kike Ibáñez

Lucía Fernanda es una niña lista e intrépida que ama con locura su bicicleta. ¿Tiene algún problema? Lucía Fernanda no sabe lo que es la paciencia, sobre todo si el tráfico de la ciudad le impide llegar a tiempo a la fiesta de carnaval. Y si además una furgoneta cargada de mercancía peligrosamente radioactiva está a punto de chocar con ella y su madre… No veas el pandemonio que es capaz de desatar. Kike Ibáñez en ‘El diablo sobre ruedas’ celebra la lucidez del pensamiento infantil dando vida a un personaje provisto de una personalidad irresistible que le ha llevado a ganar el premio del Concurso Internacional de la Biblioteca Insular de Gran Canaria. Un álbum ilustrado editado por A buen paso sobre el que hablamos con su autor.

Kike Ibáñez

¿Dónde está el origen de este libro? “El diablo sobre ruedas nace de un enfado. A mí me gusta moverme en bicicleta, me desplazo diariamente al estudio en bici, es una media hora de trayecto y la mitad es por carril bici. Un día iba yo tan tranquilo por el carril cuando de repente aparece un coche circulando por el carril bici hacia mí. Yo me quedé sorprendido, no porque hubiera un coche invadiendo el carril sino porque es un carril segregado, es decir, está aislado de la carretera y es difícil meterse en él si eres un coche -nos cuenta Kike Ibáñez-. Bien, pues yo me bajo de la bici y salgo del carril para que el coche pueda pasar y el conductor, un tipo muy calvo, muy gordo y con un enorme puro al llegar a mi altura me dice un insulto que no puedo reproducir, pero imagínate el insulto más asqueroso que hayas oído, yo me quedo más sorprendido aún, el tipo encuentra un hueco, da la vuelta y se incorpora a la carretera, y al volver a pasar a mi altura me vuelve a decir el insulto más repugnante que hayas podido imaginar. Yo aluciné y de la alucinación pasé al enfado, y del cabreo empecé a imaginar diferentes maneras de venganza. Cuando llegué al estudio empecé a dibujar El diablo sobre ruedas”.

Kike Ibáñez

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Los lectores se encontrarán una historia que está pensada para divertir, hice este libro para los niños, no sé qué les parecerá a los padres que la madre muera al principio y ese no sea el tema del libro, pero estoy seguro que a los niños les encantará porque aunque parece un disparate, en realidad todo tiene sentido”.

¿Qué nos dices del humor como herramienta de denuncia social? “La denuncia social es necesaria pero también es aburrida. Si cuentas lo mismo pero con gracia probablemente te escuchen más -asegura Kike Ibáñez-. Y no solo me refiero al humor, el arte como medio de comunicación y de entretenimiento llega más lejos que cualquier queja en una reunión familiar, en una cola de supermercado o en un atasco”.

Kike Ibáñez

¿Qué hay de Kike en la protagonista de esta historia? “La historia nace de mi experiencia personal y de cómo digiero esa vivencia, pero también el estilo gráfico bebe de mi mirada más limpia, es decir, de aquellas cosas que me gustaban cuando era niño, y muchos de esos referentes se pueden encontrar literalmente en las ilustraciones del libro: Superman, Pipi Calzaslargas, Mortadelo y Filemón, Bola de dragón, Wally…”.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Estoy en mi momento profesional más sólido, siempre he variado el estilo en función del proyecto porque me parecía coherente, pero ahora he dado con una manera de dibujar con la que me siento muy identificado, las imágenes del diablo son lo más Kike que he hecho hasta ahora, inspirado por esa mirada infantil y sobre todo por una mirada a mi yo más profundo. Puede que mirar dentro de uno mismo parezca dramático, pero en realidad es bastante divertido”, confiesa Kike Ibáñez.

Kike Ibáñez

¿Con qué técnicas trabajaste? “Todas las imágenes las hice sobre una cuadrícula, construyendo a partir de formas geométricas muy básicas, con un software de dibujo vectorial que no controlo demasiado, por que pensé que esa limitación podría dar un resultado interesante, al final trabajar así fue un infierno, ideal para esta historia”.

Kike Ibáñez

Cuéntanos un poco más sobre el proceso de elaboración de este libro. “Algo que me parece interesante de este proyecto es que primero fueron las imágenes, hice tres dibujos que no sabía si se convertirían en unas pinturas, unas láminas o una historia; ni siquiera sabía si esa historia sería un cómic o el álbum que al final salió -afirma Kike Ibáñez-. Y fue un álbum porque me quise presentar al Concurso de Álbum Ilustrado de la Biblioteca Insular de Gran Canaria, y entre todos los proyectos que tenía, generar una historia sobre ese diablo me parecía que era lo que mejor encajaba con A Buen Paso que es quién edita el libro si ganas el premio. La historia que envié al concurso era un delirio, en algunas fases un sin sentido, pero gustó mucho al jurado y con la ayuda de Arianna (A Buen Paso) mantuvimos el delirio pero creamos un libro”.

Kike Ibáñez
Kike Ibáñez

¿En qué estás trabajando ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Estoy trabajando en varios proyectos muy diferentes: una serie de cuadros, un libro para niños muy pequeños, un ABC book, un libro informativo y unas ilustraciones para un juego de cartas”.

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Álbum Ilustrado

Luciano Lozano nos invita a seguir ‘La línea amarilla’

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Luciano Lozano

Mientras pasea, una niña descubre una línea amarilla y decide seguir su rastro. Sin saberlo, está a punto de recibir un regalo único que la acompañará para siempre. Con estas palabras la editorial Tres Tigres Tristes nos presenta ‘La línea amarilla’, un álbum ilustrado de Fernanda de Oliveira y Luciano Lozano. Con éste último hemos charlado un poco más sobre este libro.

Luciano Lozano

¿Dónde está el origen de este proyecto? “Parte de un texto de Fernanda. Habíamos trabajado en otro proyecto con Véronique Kirchhoff para Brasil y me lo enseñó. Se lo enviamos a Tres tigres tristes y les gustó y nos propuso editarlo”.

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Un viaje de conocimiento y aprendizaje con un texto corto y profundo como un haiku”, afirma Luciano Lozano.

Luciano Lozano

¿Qué te pareció la historia de Fernanda la primera vez que la leíste? “Me encantó. Me pareció muy profunda. El texto que explicaba lo que pasaba en la historia era mucho más largo que el texto que aparece escrito. Me encantan estos proyectos, que dejan mucho peso a la imagen, y el texto está reducido al mínimo. Se parecen mucho a los proyectos que hago como autor”.

¿Cómo ha sido el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “Ha sido un proceso diferente al de otras veces. Más orgánico. Como el texto explicativo era tan largo, lo hice directamente casi sin bocetos para ver cómo funcionaban las imágenes -continúa Luciano Lozano-. A Tres Tigres Tristes les envié el libro hecho sin bocetos. Luego limamos algunas cosas, sobre todo la portada, y una vez que teníamos la narrativa en imágenes y se entendía bien, rehice los personajes, pero el resto se mantuvo más o menos como lo hice al principio”.

Luciano Lozano

Esta línea amarilla, ¿es una especie de camino de baldosas amarillas? “Bueno, es algo más cotidiano. Es como la típica frase de Cavafis que dice que lo más importante no es la meta sino el camino. Es poner el foco en el camino personal de cada uno. Aunque es verdad que la imaginación también tiene un papel importante. Ahora que lo pienso, el tema sería conocerse a uno mismo a través del otro, que la verdad, es un tema muy profundo para un libro infantil. Aunque el libro es divertido, no es un ladrillo. Tiene muchas lecturas”.

Luciano Lozano

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Tiene un aire retro, que es muy mío. Es un poco atemporal, aunque está muy despojado de elementos superfluos. Es un poco más gráfico porque he jugado con la línea para que no fuera una línea fina homogénea de principio a fin, sino que se deformara, que se acercara y se alejara -confiesa Luciano Lozano-. Al principio lo visualicé todo en blanco y negro y con colores neutros para que la línea amarilla resaltara, pero luego fui añadiendo colores, aunque tampoco muchos. Creo que estoy en una etapa personal más colorista”.

Luciano Lozano

¿Con qué técnicas trabajaste? “Este libro es 100% digital. Últimamente todos los libros los hago así. Aunque elijo pinceles que tengan afinidad con mi trazo y que sean irregulares para que tengan un aire más artesanal. Me gusta usar lo digital como una herramienta y no como un fin”.

Luciano Lozano

Cuéntanos un poco más sobre el trabajo de elaboración de este libro. “Ha sido un proceso muy fluido. Los editores veían muy claro el formato, que me encantó -asegura Luciano Lozano-. Y hablando con ellos por Skype se nos ocurrió la trama para la cubierta y las guardas. Fernanda ha sido muy flexible, y tanto ella como los editores y yo hemos aportado nuestra visión. Ha sido un trabajo en equipo muy enriquecedor. Me encanta trabajar así. Creo que es como mejor salen las cosas. Aunque para eso tienes que tener afinidad con la gente con la que trabajas y confiar en su criterio. Si eso coincide, el libro sale solo. Al final, los libros son como los hijos, cada uno tiene su propia personalidad. No hay dos libros iguales”.

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Álbum Ilustrado

Elena Val y la espera de ‘El hijo del astronauta’

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Elena Val

El hijo del astronauta’ hace tiempo que no ve a su papá: está en una misión espacial. «Cuando papá regrese, habrá una gran fiesta. La gente orbitará a su alrededor para decir: “¡Bienvenido a casa! ¡Bienvenido a casa!”. Solo yo diré casa de verdad». Con estas palabras la editorial Ekaré nos presenta este álbum ilustrado, un trabajo de Elena Val, con la que hemos charlado sobre este proyecto.

¿Cómo nace este proyecto? “Nace de pequeñas ideas que van germinando, se van sumando, solapando, empujando, ¡también boicoteando! Hasta que, por suerte, todo encaja. Una de ellas sería el trasfondo de la figura del héroe -nos cuenta Elena Val-. Me refiero a lo que hay detrás de ese momento de valentía en el que el héroe (ficticio o real) lleva a cabo su cometido, el acto heroico en sí, en el que es capaz de sacrificarse por los demás. Y como que suele tratarse de unos “demás” genéricos, me pregunté por cómo viven esa heroicidad sus seres queridos, que inevitablemente quedan relegados por debajo del rango de prioridades y responsabilidades del héroe”.

Elena Val

“Eso por un lado. Otras ideas surgen de todo un background personal. Un chup-chup de fondo que se fue cocinando entre tantos amigos y conocidos hijos de padres ausentes de mi generación y que a su vez crecimos alucinando con las noticias sobre alunizajes y la fantasía de los viajes interestelares. Y así un buen día, pum, apareció el astronauta como un heroico profesional y como la figura paterna más alejada del planeta. Y a partir de ahí, un boceto de un sofá flotando en la nada y un niño sentado junto a un traje vacío”.

Elena Val

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Puede haber diferentes interpretaciones, pero en cualquier caso los lectores compartirán la espera larga, entretenida y paciente de un niño que imagina, planea, proyecta, se hace preguntas y sueña despierto, pendiente del regreso de su papá -asegura Elena Val-. El niño vive en esa especie de paréntesis temporal continuo sin ser muy consciente de la soledad que siente, y tampoco de lo bien acompañado que está”.

Elena Val
Elena Val

En ‘Nubes en la cabeza‘ ya abordabas un tema de calado como la demencia. ¿Qué importancia tiene para ti el álbum ilustrado para abordar cualquier tema posible? “Si vemos los libros ilustrados como pequeñas ventanas por las que se asoma el mundo (bajo unas reglas determinadas), me parece lógico que contengan toda una gran variedad de temas propios del pensamiento humano con sus infinitos modos de enfocarlos. Pueden mostrar situaciones más o menos reconocibles o también sorprendentes, muy extrañas o completamente ajenas. Como formato es genial porque, entre otras cosas, la relectura tiene el súper poder de convertir lo extraño en reconocible. Aunque “reconocer” no tiene porqué significar “entender”. 

“A mí, en particular, me parece interesante que la puerta de la interpretación quede entreabierta. De hecho, me gusta mucho pensar en la lectura del álbum ilustrado como un viaje a través del tiempo y el espacio, en el que simplemente nos dejamos seducir por la forma y el contenido tanto de la imagen como del texto. Pienso que hay mucho potencial en todo ese juego, tanto para los lectores como para los autores”, afirma Elena Val.

Elena Val

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Para este libro usé una gama cromática un poco distinta con predominio de colores primarios tradicionales (sobre todo el azul). Además de ser una paleta sencilla típica de los juegos infantiles, son tonos que me recuerdan a los colores corporativos de la carrera espacial (los símbolos, los logos, las banderas, las naves, también el cielo y el sistema solar). Combinados con grises y negros generan un contraste que me encaja con el tono del argumento, con las luces y las sombras del espacio y de alguna manera también con el contraste de conceptos opuestos que se pueden encontrar entre líneas como por ejemplo el héroe y el padre ausente, lo cotidiano y lo excepcional, la fama y la familia, la admiración y la confusión, el pensamiento y la realidad, la celebración y el silencio… También es verdad que en este álbum en concreto, el color destaca en todas las páginas como mancha plana y simplifica bastante las formas si se compara con otras ilustraciones en las que empleo más lápiz o tinta y juego más con gradientes y volúmenes. Pero aunque el resultado pueda parecer algo distinto a trabajos anteriores, siempre me ha gustado alternar las dos cosas”.

Elena Val

¿Con qué técnicas trabajaste? “Gouache y algo de lápiz. Un par de ilustraciones tienen algún ajuste de color o algún retoque de fondo digital. El rojo es acrílico mate”, relata Elena Val.

Cuéntanos un poco más sobre el trabajo de elaboración de este libro. “Igual que en “Nubes en la cabeza”, después de la primera imagen (la del sofá), fueron surgiendo otras ideas encadenadas, sobretodo visuales, que describían el día a día y el contraste social en la vida de un niño con un padre astronauta. Ahí ya tenía claro de qué iba a hablar y también el tono que quería utilizar. Encontrar un orden y un propósito para unir todos los puntos me resultó más difícil».

Elena Val
Elena Val

«Recuerdo investigar mucho sobre la vida en el espacio y encontrarme dándoles vueltas a pensamientos en principio inútiles como “Y en el espacio ¿se sentirá agorafobia o claustrofobia?” En esa fase mis proyectos suelen ser muy caóticos, pero preguntas como ésta son las que después me sirvieron para decidir explicar la historia a través del diálogo interior del protagonista. Me encantó trabajar en equipo con Cecilia Silva-Díaz e Irene Sabino de Ekaré que me hicieron tomar consciencia de mi forma de narrar y me ayudaron a ajustar y pulir el texto. Guardaré muy buen recuerdo del proceso de este libro”.

Elena Val

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Ahora mismo acabo de entregar unas páginas para una revista infantil. Es fantástico investigar y aprender mientras se ilustra. En breve empiezo con un trabajo colaborativo de no ficción. Pero aún está todo muy verde. Por cierto, un color difícil de encontrar este libro”.

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