Álbum Ilustrado
Andrea Serio nos adentra en la selva con Mowgli

La edición de ‘El libro de la selva. Tres historias de Mowgli’ recoge las tres primeras historias de ‘El libro de la selva’, del gran escritor Rudyard Kipling. ¡Son las que mejor conocen los niños y niñas de ayer y de hoy! Están ilustradas para la ocasión por Andrea Serio, conocido como el «Edward Hopper del cómic». Y el título pertenece a la colección Clásicos Ilustrados, que dirige Benjamin Lacombe. Así nos presenta la editorial Edelvives este libro, este relato de Rudyard Kipling que se centra en la historia del niño salvaje y aborda cuestiones filosóficas y sueños de supervivencia en el entorno natural. Con Andrea hemos charlado un poquito más sobre este proyecto.

¿Cómo nace este proyecto? Andrea Serio: “Este libro surge de una invitación que recibí hace unos dos años del célebre y talentoso ilustrador Benjamin Lacombe, que edita la Colección de clásicos ilustrados para la editorial francesa Albin Michel. Me pidieron que trabajara en un título de mi elección en el panorama de los grandes clásicos infantiles e, inicialmente, había optado por ‘El gato con botas’ en la versión codificada por Charles Perrault. Sin embargo, después de hablar con Benjamin, nos dimos cuenta de que el texto sería demasiado corto; por lo tanto, recurrí a historias más largas, de las cuales, después de una serie de largas reflexiones, elegí mi favorita, ‘El libro de la selva’ de Rudyard Kipling».

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Creo y espero que los lectores se topen con una trama bella, apasionante, llena de giros y siempre de actualidad, con sus momentos de reflexión sobre la relación entre los seres vivos y su entorno. Quienes, como muchos de nosotros, tenían en mente principalmente la historia contada en la hermosa adaptación animada de Disney, encontrarán que el texto original de Kipling es considerablemente más sombrío y dramático, ciertamente menos adecuado para un público de niños muy pequeños; la exaltación de valores como el respeto, la igualdad, la amistad…, está de hecho flanqueada por muchos momentos oscuros y aterradores (normalmente, son precisamente esas escenas las que más atraen a los lectores, a pesar del miedo que despiertan en ellas)”.
“Finalmente, quienes se sumerjan en este libro conocerán a una protagonista crucial, hermosa y majestuosa a la vez que salvaje y misteriosa: la Selva, con todos sus colores, sombras, ruidos y estados de ánimo”.

¿Cómo era tu relación con este clásico y cómo ha cambiado tras este proyecto? “Mi amor por esta historia nació en el cine, cuando era muy joven, gracias a la mencionada película animada de Disney -continúa Andrea Serio-; asimilé esa inventiva, esos ambientes y personajes para toda la vida. Mientras trabajaba en este proyecto, tuve la oportunidad de profundizar en el texto original, que revela a Kipling como un naturalista experimentado, profundamente enamorado de la India auténtica, salvaje y casi brutal, aquella que está indisolublemente ligada a la ley de la supervivencia, pero capaz de ser espléndido y armonioso incluso en su dureza: un equilibrio que sólo la imprevisibilidad de la presencia humana puede romper y romper. ¡Cuán actual sigue siendo este concepto, lamentablemente!”
¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajo? “Refiriéndose a la visión casi documental de Kipling, quería devolver esa verdad y esa precisión dibujando animales y entornos más realistas que los habituales. Es más, al ser la primera vez que me enfrentaba a un gran Clásico de la literatura infantil, instintivamente visualicé los libros ilustrados de mi infancia, que en general tenían un enfoque estético muy clásico -casi académico-; quería intentar reproducir, fusionándolo con mi gusto personal, esa atmósfera que hoy llamaríamos «anticuada», asegura Andrea Serio.

¿Con qué técnicas trabajaste? “He utilizado la técnica que llevo muchos años estudiando y experimentando, y que ahora hace reconocible mi obra, la del lápiz de color. En mis ilustraciones no hay intervenciones digitales (excluyendo la creación y cambio de tamaño de archivos para enviar al editor, en postproducción); es un proceso tradicional, todo hecho a mano, una técnica demasiado lenta en comparación con el tiempo que requiere el mercado”.
“Para entrar en más detalle -nos cuenta Andrea Serio-, para aquellos interesados en más información técnica, se trata de ilustraciones realizadas en su mayoría en formato A3 (42cmx29,7cm), sobre cartulina lisa de color blanco; el lápiz de color es la herramienta predominante, a veces reforzado con ceras”.
Háblanos un poco del proceso de realización de este libro. “El proceso de realización de este libro no se ha desligado de lo que suelo seguir. Una vez que leo y releo el texto, noto las primeras imágenes que el texto ha suscitado en mi mente. Después de eso, empiezo a pensar en las escenas que conectan esos primeros momentos. Cuando tuve el panorama general, lo dejé reposar unos días y luego, si pensaba que tenía mejores intuiciones, iba a modificar los primeros borradores. En este punto, reorganizados los bocetos y presentados en forma de storyboards a la editorial, tras la aprobación final puedo pasar a la parte más física y concreta del trabajo: la realización de los dibujos finales en color”.



¿Es más difícil enfrentarse a un clásico que tantas veces ha sido representado gráficamente? “De hecho, en comparación con otros grandes clásicos, «El libro de la selva» no cuenta con muchas traducciones ilustradas, especialmente las recientes -afirma Andrea Serio-. Destacan las primeras ediciones, cuyos dibujos en blanco y negro fueron realizados por el padre de Rudyard Kipling. He investigado lo más posible, como siempre, y como siempre traté de no dejarme influenciar demasiado por lo que había visto; lo que realmente me condicionó un poco, aunque sin quererlo, fue la ahora tan citada caricatura de Disney”.
“Esta pequeña anécdota lo demuestra: inicialmente, siguiendo fielmente lo escrito en la historia original, había representado a Mowgli desnudo; luego, sin embargo, para no complicarme demasiado la vida con sus movimientos, decidí vestirlo con unos pantalones cortos rudimentarios. Luego razoné conmigo mismo que, para resaltar mejor entre los verdes y azules de la vegetación, el único color posible para tales cortos era el rojo… Mi razonamiento no había considerado conscientemente la película animada pero, al final, el resultado es que el rojo es el color real de la falda de Mowgli en la película”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Ahora mismo estoy trabajando en varios proyectos al mismo tiempo, algunos para grandes clientes, otros son pequeños encargos, pero todos realmente encantadores y desafiantes. Al mismo tiempo, estoy empezando a escribir el guión de mi próximo cómic, que me gusta mucho y que debería ver la luz dentro de dos años”.
Álbum Ilustrado
Elena Val y la espera de ‘El hijo del astronauta’

‘El hijo del astronauta’ hace tiempo que no ve a su papá: está en una misión espacial. «Cuando papá regrese, habrá una gran fiesta. La gente orbitará a su alrededor para decir: “¡Bienvenido a casa! ¡Bienvenido a casa!”. Solo yo diré casa de verdad». Con estas palabras la editorial Ekaré nos presenta este álbum ilustrado, un trabajo de Elena Val, con la que hemos charlado sobre este proyecto.
¿Cómo nace este proyecto? “Nace de pequeñas ideas que van germinando, se van sumando, solapando, empujando, ¡también boicoteando! Hasta que, por suerte, todo encaja. Una de ellas sería el trasfondo de la figura del héroe -nos cuenta Elena Val-. Me refiero a lo que hay detrás de ese momento de valentía en el que el héroe (ficticio o real) lleva a cabo su cometido, el acto heroico en sí, en el que es capaz de sacrificarse por los demás. Y como que suele tratarse de unos “demás” genéricos, me pregunté por cómo viven esa heroicidad sus seres queridos, que inevitablemente quedan relegados por debajo del rango de prioridades y responsabilidades del héroe”.

“Eso por un lado. Otras ideas surgen de todo un background personal. Un chup-chup de fondo que se fue cocinando entre tantos amigos y conocidos hijos de padres ausentes de mi generación y que a su vez crecimos alucinando con las noticias sobre alunizajes y la fantasía de los viajes interestelares. Y así un buen día, pum, apareció el astronauta como un heroico profesional y como la figura paterna más alejada del planeta. Y a partir de ahí, un boceto de un sofá flotando en la nada y un niño sentado junto a un traje vacío”.

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Puede haber diferentes interpretaciones, pero en cualquier caso los lectores compartirán la espera larga, entretenida y paciente de un niño que imagina, planea, proyecta, se hace preguntas y sueña despierto, pendiente del regreso de su papá -asegura Elena Val-. El niño vive en esa especie de paréntesis temporal continuo sin ser muy consciente de la soledad que siente, y tampoco de lo bien acompañado que está”.


En ‘Nubes en la cabeza‘ ya abordabas un tema de calado como la demencia. ¿Qué importancia tiene para ti el álbum ilustrado para abordar cualquier tema posible? “Si vemos los libros ilustrados como pequeñas ventanas por las que se asoma el mundo (bajo unas reglas determinadas), me parece lógico que contengan toda una gran variedad de temas propios del pensamiento humano con sus infinitos modos de enfocarlos. Pueden mostrar situaciones más o menos reconocibles o también sorprendentes, muy extrañas o completamente ajenas. Como formato es genial porque, entre otras cosas, la relectura tiene el súper poder de convertir lo extraño en reconocible. Aunque “reconocer” no tiene porqué significar “entender”.
“A mí, en particular, me parece interesante que la puerta de la interpretación quede entreabierta. De hecho, me gusta mucho pensar en la lectura del álbum ilustrado como un viaje a través del tiempo y el espacio, en el que simplemente nos dejamos seducir por la forma y el contenido tanto de la imagen como del texto. Pienso que hay mucho potencial en todo ese juego, tanto para los lectores como para los autores”, afirma Elena Val.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Para este libro usé una gama cromática un poco distinta con predominio de colores primarios tradicionales (sobre todo el azul). Además de ser una paleta sencilla típica de los juegos infantiles, son tonos que me recuerdan a los colores corporativos de la carrera espacial (los símbolos, los logos, las banderas, las naves, también el cielo y el sistema solar). Combinados con grises y negros generan un contraste que me encaja con el tono del argumento, con las luces y las sombras del espacio y de alguna manera también con el contraste de conceptos opuestos que se pueden encontrar entre líneas como por ejemplo el héroe y el padre ausente, lo cotidiano y lo excepcional, la fama y la familia, la admiración y la confusión, el pensamiento y la realidad, la celebración y el silencio… También es verdad que en este álbum en concreto, el color destaca en todas las páginas como mancha plana y simplifica bastante las formas si se compara con otras ilustraciones en las que empleo más lápiz o tinta y juego más con gradientes y volúmenes. Pero aunque el resultado pueda parecer algo distinto a trabajos anteriores, siempre me ha gustado alternar las dos cosas”.

¿Con qué técnicas trabajaste? “Gouache y algo de lápiz. Un par de ilustraciones tienen algún ajuste de color o algún retoque de fondo digital. El rojo es acrílico mate”, relata Elena Val.
Cuéntanos un poco más sobre el trabajo de elaboración de este libro. “Igual que en “Nubes en la cabeza”, después de la primera imagen (la del sofá), fueron surgiendo otras ideas encadenadas, sobretodo visuales, que describían el día a día y el contraste social en la vida de un niño con un padre astronauta. Ahí ya tenía claro de qué iba a hablar y también el tono que quería utilizar. Encontrar un orden y un propósito para unir todos los puntos me resultó más difícil».


«Recuerdo investigar mucho sobre la vida en el espacio y encontrarme dándoles vueltas a pensamientos en principio inútiles como “Y en el espacio ¿se sentirá agorafobia o claustrofobia?” En esa fase mis proyectos suelen ser muy caóticos, pero preguntas como ésta son las que después me sirvieron para decidir explicar la historia a través del diálogo interior del protagonista. Me encantó trabajar en equipo con Cecilia Silva-Díaz e Irene Sabino de Ekaré que me hicieron tomar consciencia de mi forma de narrar y me ayudaron a ajustar y pulir el texto. Guardaré muy buen recuerdo del proceso de este libro”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Ahora mismo acabo de entregar unas páginas para una revista infantil. Es fantástico investigar y aprender mientras se ilustra. En breve empiezo con un trabajo colaborativo de no ficción. Pero aún está todo muy verde. Por cierto, un color difícil de encontrar este libro”.
Álbum Ilustrado
Julie Legrand y su viaje interior en ‘Bajo Tierra’

‘Bajo Tierra’ es un relato ilustrado que explora la novela gráfica de manera experimental, acercándose al formato de álbum oscilando entre un inventario y una narración. La trama es sencilla: un recorrido, un paseo, un viaje hacia el interior de la montaña y de nosotros mismos. Así nos presenta La Granja Editorial este libro, un trabajo de Julie Legrand, con la que charlamos un poquito más alrededor de este proyecto.

¿Dónde está el origen de este proyecto? “Este proyecto nació tras dos experiencias de exploración subterránea: una excursión de espeleología con un amigo de mi padre y la visita de la cueva del Castillo en Cantabria, en la que por primera vez en mi vida vi pinturas rupestres -nos cuenta Julie Legrand-. Ambas experiencias me fascinaron. Desarrollé un interés por las cuevas, visitando alguna siempre que me iba de viaje. Siento una fuerte atracción hacia ellas, una fascinación por la belleza que esconden, una sensación de envoltura al ubicarme en el vientre de la montaña”.

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Un recorrido, un paseo, un viaje hacia el interior de la montaña narrado a través de un relato ilustrado que oscila entre el inventario y la narración. ‘Bajo Tierra’ explora la novela gráfica de forma experimental, acercándose al formato de álbum. La trama se construye a partir de una enumeración de elementos y sensaciones, proponiendo un diálogo entre el interior de una cueva y su exploración, y las emociones que despierta ese descenso. Así, se convierte en un viaje tanto hacia las profundidades de la tierra como hacia el interior de nosotros mismos”.
¿Cómo ha sido el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “El trabajo previo al libro fue reunir tanto imágenes como recuerdos de las cuevas que visité, como postales o libros de fotografías comprados en rastros o prestados por amigas. De manera general, mi proceso creativo no implica esbozar, pero para ‘Bajo Tierra’ tuve que presentar un storyboard a Lucía y Álvaro (La Granja), así que llené un cuaderno de viñetas dibujadas a lápiz, y fue una experiencia divertida”, asegura Julie Legrand.

¿Cómo ha sido llevar una experiencia al papel? “Para mí, este libro es tanto una especie de homenaje al mundo subterráneo como una aventura; por eso tiene también este aspecto contemplativo, silencioso y solitario. No hice más que traspasar mi visión fascinada, mi curiosidad, mi atracción y mis temores al papel. Al final, fue muy natural para mí llevar esa experiencia al formato de un libro, porque es lo que suelo hacer en mi obra de manera general. Mi trabajo trata de tomar conciencia de lo íntimo, de lo cotidiano, y siempre tiene un aspecto autobiográfico”.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “El reto de este libro fue trasladar la espontaneidad propia de mis fanzines a un formato más logrado y denso. La temporalidad fue un factor enorme en este proceso: trabajando en un libro durante varios meses, tuve la tentación de volver atrás, de retocar cosas, de empezar de nuevo ciertas páginas, mientras que la inmediatez del fanzine no lo permite -continúa Julie Legrand-. Creo que visualmente se siente eso en el libro, esa oscilación entre la precisión de una obra terminada (además, que soy muy perfeccionista) y el intento de dejarse llevar en el marco de un proyecto estructurado y a largo plazo”.
¿Con qué técnicas trabajaste? “Trabajé con rotulador. La totalidad del libro está compuesta por dibujo a línea, contrastado con planos de color. La particularidad de algunos de estos planos —y especialmente del personaje principal— es que están realizados mediante el uso de plantillas recortadas en papel. Trabajé mucho con la noción de positivo y negativo, con siluetas que remiten a juegos de luces”.

Háblanos también de la tipografía. Parece escrito a mano… “Soy ilustradora, pero también diseñadora gráfica, por lo tanto, la tipografía ocupa un lugar muy importante en mi trabajo. Suelo crear mis tipografías a mano, ya que me encanta dibujar letras. En ‘Bajo Tierra’ hay dos tipografías distintas: una para los elementos de la cueva y de la exploración, y otra para los sentimientos del personaje”, afirma Julie Legrand.
Cuéntanos un poco más sobre el trabajo de elaboración de este libro. “Para mí, ‘Bajo Tierra’ es un proyecto totalmente inédito que me permitió abordar mi proceso de trabajo desde una temporalidad muy distinta a la que estoy acostumbrada. Suelo producir obra de manera muy espontánea, ya que trabajo en formato de fanzines. Esta vez estuve varios meses enfocada en un mismo proyecto, y fue una experiencia muy interesante. Trabajar junto a una editorial, con Lucía y Álvaro, que confiaron en este proyecto y quisieron llevarlo adelante, fue algo nuevo para mí y muy enriquecedor, tanto a nivel personal como profesional”.


¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Actualmente estoy trabajando en varios proyectos de fanzines y libros autoeditados o en colaboración, pero mi prioridad absoluta en estas próximas semanas es una exposición en Barcelona, en la galería Te Quiero Mucho, en abril, que estará centrada en Bajo Tierra, con algunos de mis dibujos originales para mostrar al público. También planeo estampar unas láminas en serigrafía en mi taller, en Sète, para llevar algunas imágenes de Bajo Tierra al mundo de la estampa, que es una parte muy central de mi trabajo”.
Álbum Ilustrado
Daniel Piqueras Fisk nos sitúa ‘A vuelo de pájaro’

¡La naturaleza es tan alucinante! No soy lo que se dice un valiente, pero, aún sin saber de dónde, nació de mí un instinto protector desconocido hasta entonces. Embárcate con nosotros en un viaje por el mundo, que nos llevará por cielos, valles, mares y montañas. A la búsqueda de la bandada perdida. Con estas palabras la editorial Tramuntana nos presenta ‘A vuelo de pájaro’, un trabajo de Daniel Piqueras Fisk, con el que charlamos un poco más sobre este libro.

¿Dónde está el origen de este proyecto? “En la observación y el pensamiento libre, como siempre. Los que contamos historias estamos siempre con una alerta puesta. Observamos la realidad, sensibles a cualquier estímulo que despierte una idea. Siempre andamos buscando, aunque no seamos conscientes de ello. Es un modo de ver el mundo, a veces un poco incómodo”.
“A Vuelo de Pájaro no fue una excepción -continúa Daniel Piqueras Fisk-. Miraba una enorme bandada de estorninos, danzando de modo imposible, cuando me surgió una pregunta: ¿nunca se chocan?, ¿no hay ningún accidente? Seguro que sí y, si no fuera así, ¿qué pasaría si alguno de estos pajarillos chocara con otro y perdiera a su bandada? Y a partir de ahí empieza a crecer una historia, por delante y por detrás. La aventura no para de rumiar en mi cabeza hasta que la llevo al papel y empiezo a ver sus posibilidades. Algunas historias se quedan en esta primera fase, otras se materializan en un libro terminado”.

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Un viaje, un reto y mucha emoción. Dibujo lleno de movimiento con un final incierto”.
¿Cómo ha sido el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “Tampoco he investigado mucho, es más un impulso -asegura Daniel Piqueras Fisk-. La lógica y la coherencia de todos los elementos de la historia es lo más importante… lo demás, te lo puedes inventar”.
¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? “Siguen la línea de álbumes anteriores. Dibujo limpio, trazo ágil y utilización de color de manera muy selectiva”.

El uso del color me parece que vuelve a tener un papel destacado. “Utilizo poco el color porque tiene mucha importancia. Lo reservo para elementos que quiero resaltar o cuando el dibujo lo pide. Es parte de un estilo que he desarrollado durante estos años”, afirma Daniel Piqueras Fisk.
Y viendo el título, la perspectiva seguro que también. “Me gustan las historias donde pueda trasmitir emoción a mis lector@s”.
¿Con qué técnicas trabajaste? “Intento ser lo más fiel posible al trazo directo, al rotulador sobre el papel. Intento utilizar lo menos posible las técnicas digitales, reservadas para la inclusión del color. El trazo de un lápiz o un rotulador sobre el papel es una sensación única. Dibujar con un lápiz digital, en mi caso, nunca podrá sustituir el placer del trazo directo, su sonido, olor y vibración”.

Cuéntanos un poco más sobre el trabajo de elaboración de este libro. “No soy dibujante de gran producción, no saco más de dos libros al año. Podría hacerlo pero, seguramente, tendría que sacrificar algo de calidad. En cada libro me implico y necesito estar contento con el resultado final -confiesa Daniel Piqueras Fisk-. Me siento muy afortunado por seguir publicando y el nivel de exigencia que me impongo creo que es lo que me mantiene ahí. Le doy muchas vueltas a la historia, al texto, los protagonistas crecen conmigo durante el proceso y no doy por terminado un trabajo hasta que no estoy realmente convencido de haber hecho algo bueno”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Estoy terminado una novela gráfica. Es un salto que llevo tiempo queriendo dar. El paso del álbum a la novela gráfica es importante. Es mucho trabajo, hablamos de una obra de 250 páginas y 2 ó 3 años de desarrollo. Hay que prepararse, entrenar la paciencia y ejercitar la moral y el ánimo. Siempre hay que estar preparado para que sea un fracaso. No todo acaba cuando se termina de dibujar una historia, hay que buscar una editorial valiente que te lo publique… y eso nunca es fácil. Es la parte menos agradecida de este sector pero necesaria”.
-
Cómic1 mes ago
Iván Pineros retrata el Alzheimer en ‘Cuida de Ángela’
-
Álbum Ilustrado3 semanas ago
Nanen García-Contreras y el poder de ‘La promesa de Lena’
-
Álbum Ilustrado1 semana ago
Anna Font descubre lo que hay ‘Dentro del león’
-
Álbum Ilustrado1 mes ago
Dani Torrent y ‘Un dia, dues setmanes, tres mesos….’
-
Arte Urbano1 semana ago
Núria Alemany: ilustradora de palabras, poeta de la imagen
-
Álbum Ilustrado4 semanas ago
Rocío Araya y su trabajo en ‘Bajo el asfalto, la flor’
-
Álbum Ilustrado2 semanas ago
Araiz Mesanza y la historia de ‘El nogal’
-
Álbum Ilustrado1 mes ago
Dan Yaccarino nos guía en ‘La ciudad bajo la ciudad’